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  El escritor  (The ghost writer)
  Dirigida por Roman Polanski
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Introducción
El Escritor (The Ghost Writer) es el primer 'thriller' contemporáneo del ganador del Oscar Roman Polanski en más de 20 años. Cuenta la historia de un antiguo primer ministro británico, Adam Lang (Pierce Brosnan), que está pasando el invierno en una isla de la costa este norteamericana, mientras escribe sus memorias. Cuando su ayudante de muchos años aparece ahogado, envían a un escritor (Ewan McGregor) para ayudarle a terminar el libro. Este escritor en la sombra anónimo no tardará en verse enredado en una intriga política y sexual que implica a la mujer de Lang, Ruth (Olivia Williams), así como a la asistente personal de éste, Amelia Bly (interpretada por Kim Cattrall). Sobre Lang pesa la amenaza de un juicio por crímenes de guerra y un misterioso secreto de su pasado que corre el peligro de comprometer las relaciones internacionales. Eli Wallach, Jim Belushi, Timothy Hutton, Robert Pugh y el ganador del Globo de oro Tom Wilkinson coprotagonizan la cinta.

El Escritor (The Ghost Writer) se basa en la novela El poder en la sombra, escrita por el autor de gran éxito de ventas Robert Harris, que obtuvo el International Thriller Writers' Award (Premio Internacional de los Escritores de 'Thrillers') a la mejor novela de 2008. Harris colaboró con Polanski en la adaptación del libro a la gran pantalla.

El Escritor (The Ghost Writer) es una coproducción franco-germano-británica entre RP Films (Francia) 11, Babelsberg Film (Alemania) y Runteam III (Reino Unido).


Historia de la producción
El Escritor (The Ghost Writer) es un 'thriller' contemporáneo del novelista y periodista británico de gran éxito de ventas Robert Harris. A principios de 2007 mientras trabajaba con Roman Polanski en una adaptación de su novela Pompeya, Harris, antiguo redactor político, empezó a escribir la novela. Harris estuvo trabajando en ambos proyectos en paralelo y cree, por consiguiente, que la novela se vio imbuida de la influencia de Polanski. Cuando, por distintos motivos, la película que estaba preparando sobre Pompeya no salió adelante, Harris le envió a Polanski una copia de su novela terminada, antes de su publicación. Polanski respondió diciendo: "Hagamos esto en su lugar, es como Chandler". Harris explica: "Tenía intención de dirigir un 'thriller' y le había interesado originalmente mi primera novela 'Patria. 1964, ¿Se acerca el fin del Tercer Reich?', pero descubrió que ya se había rodado. Así que en un curioso giro del destino, en el que cree firmemente, acabamos haciendo algo completamente distinto. Nos pasamos entonces otros cuantos meses muy agradables trabajando en este guión en su lugar".

Harris encontró en Polanski un colaborador perfecto. "Se muestra respetuoso con el material original, siempre decía: 'la novela es el guión'. Así que, desde el punto de vista de un escritor, es el director ideal. Nuestro método consistía en elaborar un borrador, que yo escribía según las escenas y la estructura del libro y entonces lo revisábamos implacablemente, desechando, puliendo, mejorando. Uno de los curiosos efectos de trabajar con él es sentir que estás volviendo a escribir la novela, pero haciéndolo bien esta vez. Hay cosas en el guión cinematográfico de El Escritor (The Ghost Writer) que son mejores que en la novela. Nos esforzamos mucho en mejorarlo. Por ejemplo, creo que la película sale infinitamente reforzada por el hecho de quedarse en esos escenarios de árboles y costa y playas y puertos medio abandonados y en ruinas. Funciona mucho mejor".

Harris descubrió que Polanski y él compartían una visión similar de la narrativa, que hizo su colaboración mucho más agradable. "Al igual que no me interesa mucho escribir prosa brillante por el simple hecho de escribirla, no creo que le interese producir un plano concreto o un elemento dramático concreto de película por el simple hecho de lucirse. Siempre es cuestión de la historia, los personajes y la lógica. Fue un gran placer trabajar en el guión".

La apasionante novela que se convirtió en el guión tuvo como gran influencia al maestro del arte del suspense. "Soy un enorme admirador de los 'thrillers' de Alfred Hitchcock", afirma Harris. "La forma en que un tipo corriente se ve sumido en un mundo completamente extraño, y aún así cada paso de lo que sucede es completamente lógico. Y, sin embargo, cada vez se va haciendo más descabellado. Me gusta ese género y Hitchcock era el maestro del mismo. Y desde luego he intentado incluir algo de eso en El Escritor (The Ghost Writer). Se trata de un tipo ordinario y anónimo, El Escritor, que casualmente acepta un trabajo que lo sumerge en un mundo completamente extraordinario. Y nosotros nos metemos en ese mundo con él. Lo que me atrae, y creo que también a Roman, del género del 'thriller' es que goza de un gran dinamismo y energía narrativa".

En el momento de la publicación del libro, muchos comentaristas vieron la novela como un comentario apenas disimulado sobre su antiguo amigo y antiguo primer ministro Tony Blair. Harris explica el origen de la idea. "El Escritor (The Ghost Writer) es una idea que tuve hace muchos años. Seguramente haga 15 años, mucho antes de que Tony Blair fuera primer ministro. Me interesaba mucho el punto de partida de un antiguo líder mundial y alguien que tiene que escribirle sus memorias. Desde el primer momento, imaginé una especie de interés romántico entre ese escritor en la sombra y la mujer de ese antiguo líder. Los veía viviendo en algún lugar aislado, pero nunca lograba dar con el punto correcto. Nunca acababa de ver quién era ese líder mundial o dónde vivía. Y año tras año, retomaba esa idea para volver a abandonarla. Al final, pasó más de una década. Y, por fin, en 2006 oí una entrevista en la radio con alguien que quería que procesaran a Tony por crímenes de guerra, que decía que el único modo que tenía de evitarlo sería irse a vivir a Norteamérica, en el exilio, porque no lo podrían extraditar desde allí. Casi me quedé helado en mi asiento, porque de repente pensé que podría servirme como personaje central. Un personaje basado en alguien en esa situación. Y sobre la marcha se me ocurrió el lugar, en el exilio, en los Estados Unidos, como Solzhenitsyn en los 70. Entonces fue cuando la idea realmente cristalizó para mí".

Aunque hay evidentes similitudes entre Tony y Cherie Blair y los personajes de los Lang de la película, Harris recalca la universalidad de los temas. "Lo que más me interesa es escribir sobre el poder y todas mis novelas, en cierto modo, examinan el poder. Me interesa en especial el fenómeno del líder que pierde su poder, ya sea Richard Nixon o Margaret Thatcher. ¿Cómo se readapta? ¿Qué lleva a una persona a la cumbre y qué supone entonces perder ese poder? Cuando me puse a escribir, la imagen de Tony Blair quedó descartada y creé, espero, esa figura política universal".

Como periodista político, que durante un tiempo estuvo cercano a Tony Blair, justo antes y después de convertirse en primer ministro, Harris se hallaba en la singular posición de tener un asiento de primera fila en pleno centro de la política británica. "Obtuve mucha información privilegiada. Tuve un acceso del que ningún otro periodista gozó en su momento, mucho menos un novelista. Pude recabar información sobre cómo reacciona la gente bajo presión, cómo se vive en la burbuja de seguridad, la relación con el poder, la excitación y la adrenalina que conllevan. Y me dio la confianza para imaginar cómo se comportaría alguien en esa situación".

Como explica el productor Robert Benmussa, que lleva trabajando con el director desde 1992, con Lunas de hiel: "En todas las películas de Polanski hay siempre muchas capas, y uno de los temas principales recurrentes de todas ellas es la lucha por sacar a la luz la verdad subyacente, por mostrar la realidad oculta tras las apariencias. Tiene en mucha estima la justicia. Pero nunca sin ironía".

El Escritor (The Ghost Writer) está ambientada principalmente en Norteamérica, en un pueblo costero en temporada baja de una isla de la costa este de los Estados Unidos. El marco y el clima se eligieron por motivos muy concretos. "Siempre me gusta incluir el clima en mis libros", señala Harris. "Supongo que es porque soy inglés y somos famosos por estar obsesionados con el clima. Y me resultaba muy importante conseguir toda esa sensación de un exiliado en un pueblecito costero aislado en invierno. Un lugar que todos los demás han abandonado".

Ciertamente, uno de los temas clave de la película es el aislamiento. "El primer ministro vive en un entorno aislado", explica Harris. "Está en una isla, aislado del mundo. Está separado del mundo por seguridad. Y eso es algo que no creo que haya recibido realmente la cantidad de atención que debería. En plena 2ª Guerra Mundial, Winston Churchill solía pasear desde el 10 de Downing Street (residencia del primer ministro británico) al Parlamento acompañado de un único inspector de policía. Y Churchill iba saludando a los transeúntes. ¡Y eso durante la mayor guerra de la historia, en la que 40.000 civiles británicos murieron a consecuencia de los bombardeos! Como antiguo primer ministro, Blair cuenta, creo, con 24 guardaespaldas armados a tiempo completo. Jamás se le permitirá conducir un coche, nunca viaja en vuelos comerciales, o muy rara vez. Desde luego no pasa por salas de espera públicas. No tiene que pasar por todos esos controles de seguridad de los aeropuertos y demás. Me tiene absolutamente fascinado cómo nuestros líderes se han convertido en una clase totalmente aparte del resto de nosotros. Eso no había pasado nunca anteriormente. Incluso en la Edad Media, un rey solía conducir a sus hombres a la batalla. Ahora nuestros líderes viven tras cristal antibalas. Eso condiciona cómo se comportan y distorsiona las relaciones. Y viven inevitablemente en un mundo irreal, en el que se vuelven muy dependientes de su equipo de seguridad y de su personal, que se convierten en su único vínculo con el mundo real".

Por supuesto, la verdad central de El Escritor (The Ghost Writer) sale a la luz de una forma que recuerda a una de las películas más escalofriantes de Polanski, que, como ésta y otras cuantas más de su filmografía (Tess, Lunas de hiel, La novena puerta, El pianista, Oliver Twist), está basada en una novela. En La semilla del diablo, la identidad del vecino malvado se desvela en un anagrama de un libro. Aquí, la gran revelación tiene que ver con un acertijo incluido en el manuscrito. Aunque parezca descabellado, el concepto tiene una base real. "Tengo un par de amigos que han escrito libros que luego no han firmado. Uno me sugirió que mostrara el proceso de escribir de este tipo de escritores. También comentaron que a menudo se les ocurría incluir mensajes ocultos en el texto, del mismo modo que alguien que trabajaba en una gran catedral de la Edad Media no podía resistirse a grabar sus iniciales o dejar un mensaje oculto en lo más alto, entre las gárgolas".

"La idea de ocultar un secreto en forma de código en el texto de un libro me resultó interesante", prosigue Harris. "El manuscrito es absolutamente esencial a lo largo del libro y de la película. Su importancia va en aumento hasta casi convertirse en un personaje más por derecho propio. Es lo último que vemos al empezar los títulos de crédito".

El narrador de El Escritor (The Ghost Writer), interpretado por Ewan McGregor, supuso otro gran desafío para el guionista y el director, un escritor sin nombre en el eje de la trama, que se mantiene fundamentalmente como testigo esquivo de los principales acontecimientos, pero logra, no obstante, resolver el enigma central de la historia. "Roman sugirió que debíamos contar buena parte de la historia, al igual que Wilder en El crepúsculo de los dioses, mediante una voz en off", explica Harris. "Pero el problema, según descubrimos, es que la historia se desarrollaba perfectamente valiéndonos simplemente de acción y diálogos, y la voz en off no aportaba nada. De hecho, ralentizaba el ritmo. Así pues, en el segundo borrador del guión, descartamos ese recurso. No obstante, no queríamos perder el trasfondo oscuro de la historia que se genera cuando el público se da cuenta justo al final de que El Escritor es básicamente un fantasma. Era un problema que todavía no habíamos resuelto cuando la película empezó a rodarse; creo que nos pasamos más tiempo dándole vueltas a ese punto que a ningún otro. Y entonces a Roman se le ocurrió ese extraordinario final, que sospecho que podría muy bien convertirse en uno de los aspectos más memorables de la película, pero estuvo casi improvisado. Al igual que Chinatown necesitaba un final oscuro, este filme también pedía a gritos un final duro".

Con el guión ya pulido, los realizadores pasaron a centrar su atención en la selección del reparto. El mayor reto era el personaje del narrador, que permanece sin nombre.

"Me influyó la famosa novela Rebeca, de Daphne Du Maurier, en la que nunca conocemos el nombre del narrador, y la idea de un escritor anónimo encaja a la perfección con ello", explica Harris sobre la inspiración del recurso central de la novela. "Mete al espectador en un mundo y se lo describe. No es más que un tipo corriente, que da la casualidad de tener un trabajo que le permite conocer a gente extraordinaria".

La sensación de una perspectiva narrativa es fundamental en buena parte de la obra de Polanski. Como aclara el productor Robert Benmussa: "La obra de Polanski siempre tiene muchas lecturas, pero siempre hay constantes. Todas sus películas se ven desde el punto de vista de un personaje. Aquí, seguimos a El Escritor desde el primer al último fotograma, todo se ve desde su punto de vista y el espectador avanza con él. Es algo característico de las películas de Polanski".

Ewan McGregor fue elegido para interpretar a El Escritor. Al no haber ninguna descripción ni detalles personales del personaje en el guión, era cosa del actor, con ayuda de su director y guionista, encontrar cómo meterse en su personaje, encontrar una forma de descubrir sus rasgos y manías, desarrollar su forma de comportarse y sus características.

"Fue muy valiente por parte de Ewan asumir un papel así", afirma Harris. "Tenía que darle completamente cuerpo él mismo. El nombre de Ewan me rondaba por la cabeza desde muy pronto, como alguien que podía ser una persona corriente, pero también tener cierto glamour que fuera creíble. Y también tenía que resultar simpático".

El productor Timothy Burrill agrega: "Ewan aporta un carisma al papel que hace que sientas simpatía por el personaje, a causa fundamentalmente de cómo lo interpreta Ewan. Tiene un encanto y un sentido del humor que aporta una levedad muy importante a la película".

Ewan McGregror estaba encantado ante la perspectiva de trabajar con Polanski. "Esperaba que trabajar con Roman fuera una experiencia estimulante, es lo que de verdad quería. Siempre tiene comentarios muy interesantes para los actores sobre su interpretación, observaciones totalmente inesperadas que hacen que las cosas cobren viva, es maravilloso. Pone una cantidad increíble de detalles en la interpretación y en lo que ves y en cómo te mueves y en el aspecto del decorado y en lo que hay a la vista. Es todo ese detalle lo que lo hace sorprendentemente real, en mi opinión. Como preparación para esta película, he visto casi toda su filmografía y eso fue lo que me sorprendió y me entusiasmó".

El elemento político del guión también atrajo a McGregor, así como la necesidad de examinar a nuestros líderes. "Los políticos toman decisiones monumentales de vida o muerte por nosotros, luego se retiran y se meten en un mundo de discursos y conferencias muy lucrativo, sin que se les haga responsable por las decisiones que tomaran o las mentiras que contaran y salen tranquilamente de rositas. Me pone furioso, y creo que esta película es muy oportuna".

A la hora de elegir a un actor para el personaje de Adam Lang, Polanski tenía mucho interés en evitar toda comparación con cualquier antiguo primer ministro británico. "Roman quería que el aspecto físico de los personajes fuera distinto del que cabría imaginar", comenta el productor Robert Benmussa. "Eso era muy importante. La idea era contar con personajes con carisma propio, para que, al ver la película, se tenga una especie de asociación subliminal con los sucesos que se han producido".

Eso iba a suponer un desafío, cuando se publicó la novela, comentaristas tanto británicos como extranjeros la interpretaron de inmediato como un ataque poco disimulado contra Tony Blair. Polanski sabía a quién quería para el papel: Pierce Brosnan. El director no tenía ningún otro nombre en mente.

Robert Harris se mostró encantado con la elección de Polanski. "Lang es una amalgama de todos los políticos sobre los que he leído y que me han interesado", explica el escritor. "Tiene encanto, comprendes perfectamente por qué votarías por él. Y Pierce tiene un gran encanto y confianza en sí mismo. Lang no es Blair, pero tiene algunos de esos gestos tipo actor que tiene Blair. Quería insinuar también cómo las carreras políticas son tragedias, porque duran unos cuantos años y después tu vida no vuelve a ser la misma".

Pierce Brosnan había leído la novela y la encontró apasionante. Le atrajo la complejidad de la historia y de los personajes. "Es un 'thriller' político, pero no del todo. Tiene un cierto sabor shakesperiano, es una tragedia jacobea. Un hombre que se ve atrapado por las circunstancias de su propia vida y su propio ego. Dudaba entre pensar que Adam Lang era un completo capullo a creer que era sincero y quería realmente lo mejor para su país. Todos estos personajes ocultan mucho. Esa casa austera y lóbrega es realmente un nido de víboras. Está muy bien escrito".

Brosnan nunca se había imaginado en el papel de ex primer ministro. "Nunca me había visto como primer ministro británico, antiguo o no, pero me lo he pasado muy bien interpretándolo y es estupendo ver trabajar a Roman. Es encantador y es muy específico, y ver a un director con su visor eligiendo el encuadre, es sensacional. El visor que utiliza parece remontarse a los tiempos de El cuchillo en el agua. He sido fan de su trabajo desde hace muchos años, es un magnífico narrador cinematográfico".

El papel de Amelia Bly fue el segundo personaje en contar con un actor seleccionado para interpretarlo. De nuevo, Polanski no tenía más que un nombre en mente para la protectora ayudante de Adam Lang, cuya lealtad a su jefe va más allá de la llamada del deber: Kim Cattrall.

"En todo gabinete político suele haber una figura muy poderosa", comenta Harris. "Y con frecuencia, con presidentes y primeros ministros, es una mujer. Es una especie de supersecretaria o ayudante personal que se convierte, por así decirlo, en una esposa del trabajo. Eso me interesaba mucho, porque provoca toda clase de tensiones y posibilidades. Es inevitable que haya una curiosa relación entre el jefe y esta profesional que le dice que es maravilloso o comprueba que no lleve la corbata torcida. También hay una cierta tensión entre alguien que hace de esposa del trabajo y la esposa de verdad, lo que resulta interesante. Y, al hacerla atractiva e imponente, eso hace que El Escritor, que es bastante apasionado, también se sienta atraído por ella. Así que enseguida tienes un estupendo escenario a cuatro bandas de tensiones y posibilidades entre esas cuatro personas. Al principio es bastante discreto, pero poco a poco se va evidenciando. Fue cuando estaba escribiendo la propia novela cuando empecé a imaginar que Lang y Amelia tuvieran una aventura. Me parecía inevitable: a medida que Lang pierde poder, busca otro tipo de consuelo. Amelia me resulta un personaje muy interesante. Suele haber además algo muy triste sobre estas esposas del trabajo. O no tienen vida privada o tienen un matrimonio que es más aburrido que su relación profesional con su jefe. Es otra manifestación de cómo el poder distorsiona las vidas y las relaciones humanas. Y esa figura es una de las beneficiarias, pero también una de las víctimas del magnetismo del poder".

"Yo diría que Adam Lang tiene dos esposas en su vida: Ruth y Amelia", asegura Cattrall. "Se trata de una mujer que ha hecho carrera a base de ayudar a los políticos y siempre va un paso por delante, anticipando sus necesidades. Es lista, competente y realmente indispensable. Su apoyo a Adam Lang es incondicional y creo que siente que él hizo lo correcto".

Cattrall encontró en Polanski a un maestro en la dirección. "He visto todas sus películas y Polanski es un realizador fascinante. Es un director maravilloso, porque dirige el suspense. Lo sigues, no puedes dejar de mirar. Necesitas saber más. A veces le he oído decir, incluso en un movimiento de cámara, 'No seas tan literal. Necesitamos el suspense. Deja algo fuera'. Y eso es lo que me encanta del trabajo de Roman, resulta emocionante de ver, porque no sé dónde voy a acabar. Te va llevando poco a poco, sin prisa, hasta una trampa, y entonces tienes, como los personajes de la película, el mismo tipo de efecto culminante. Es realmente emocionante de ver".

Cattrall prosigue. "Roman conoce su trabajo mejor que nadie y también conoce tu trabajo mejor que nadie. Lo sabe todo delante y detrás de la cámara, sabe específicamente lo que necesita y cómo lo necesita. Eso supone un verdadero desafío para un actor. Puede aportar su granito de arena y arreglar un micrófono, o cortar una mesa, o decirte algo sobre tu acento o tu maquillaje. Sea lo que sea, lo ve todo. Para mí resulta emocionante seguirle el ritmo".

Con tres de sus actores principales ya seleccionados, el papel de Ruth Lang, la mujer del ex primer ministro, resultaría más complicado de elegir. Tras considerar a varias actrices que tenían la edad apropiada para el papel, Polanski se decidió por Olivia Williams.

"Creo que Ruth es el personaje más interesante de la película", afirma Harris. "Es la más inteligente, la más divertida y astuta. Me interesa una pareja con poder en la que alguien con encanto y el don de la comunicación se convierte en la cara pública de la relación, mientras la que posee el cerebro político más agudo, pero menos carisma, permanece entre bastidores. Ruth es una figura muy complicada y misteriosa. Olivia y yo cruzamos muchos correos electrónicos sobre el personaje y ella comparte sin duda con Ruth su aguda inteligencia. Así que es perfecta, y el complemento ideal para Kim Cattrall".

"Robert Harris me envió una lista de características que describían a Ruth, que empezaba por lista, dominante, vulnerable, celosa, astuta, neurótica y orgullosa de su marido, pero despectiva hacia él. Esa contradictoria lista de adjetivos lleva desde entonces dándome vueltas por la cabeza", señala Olivia Williams. "¡Ruth es como me gustaría comportarme en la vida real! Al ser tan franca y aparentemente transparente, nadie percibe la amenaza que puede llegar a ser. Hasta el punto de estar dispuesta a realizar el sacrificio supremo por sus creencias".

McGregor disfrutó viendo cómo se desarrollaban las escenas entre Williams y Cattrall. "Es maravilloso ver a Olivia y a Kim, porque los dos personajes están enamorados del mismo hombre. Y también es fascinante ver cómo lo interpretan. Está maravillosamente hecho. La malicia entre ambas mujeres está muy bien detallada, pero es a la vez muy sutil. A menudo montan esas escenas delante de Lang, delante del hombre que aman, y delante de El Escritor, al que intentan ocultárselo, pero se les escapa, aquí y allá, lo interpretan de manera muy delicada".

El resto del reparto está integrado por uno de los mejores actores de carácter del panorama actual, el ganador del Globo de oro Tom Wilkinson, en el papel de Paul Emmett; James Belushi como el editor de El Escritor, John Maddox; Eli Wallach como el anciano; Timothy Hutton como el abogado de Lang, Sidney Kroll; Jon Bernthal como el agente Nick Ricardelli y Robert Pugh como el ex ministro de asuntos exteriores Richard Rycart.

"Como en todas las películas de Polanski, hay varios personajes que tienen papeles episódicos, pero siguen siendo muy importantes", explica Benmussa. "El personaje de Tom Wilkinson es muy importante para la película, y Roman insistió en elegir a alguien con mucho carisma, a pesar de que el papel solo fuera realmente significativo en ciertos momentos. James Belushi no es un personaje principal, pero es un personaje con una personalidad real, que tenía que ser interpretado por un actor muy carismático. A Roman le encantan los actores, sobre todo los actores ingleses. Siente una especie de pasión por los actores ingleses, lo que era perfecto para esta película, porque la mayoría de los actores son británicos".

"Una de las grandes ventajas de trabajar con Roman es que tiene una extraordinaria capacidad para atraer a gente para que trabaje con él", asegura Timothy Burrill. "Hay pocos actores que, si se les ofrece trabajar con él, lo rechazarían, porque su reputación entre los actores es extraordinaria. A la gente le gusta mucho trabajar con él. Cuando supe que habían elegido a Eli Wallach para un papel tan minúsculo, me quedé absolutamente encantado. Es una elección perfecta y mejora la película. Conseguir que un actor como Eli, con 93 años de edad, venga a Europa a interpretar una sola escena es un ejemplo de la capacidad de convocatoria de Roman".

"En el centro de esta película hay gran cantidad de excelentes papeles y hemos conseguido estupendos actores para interpretarlos. No podría estar más contento", concluye Polanski.

El rodaje se realizó a lo largo de 3 meses en exteriores de Alemania y en el Studio Babelsberg de Berlín.

Harris comenta: "Creo que el concepto del exilio y de la hostilidad constituyen elementos importantes de la historia. Al menos desde la primera vez que hablamos de hacer la película. La idea era hacer algo que fuera genérico, que no fuera específico, pero que fuera una isla, una costa, un antiguo líder. Que fuera algo universal. Creo que es una gran ventaja. En ese sentido, el hecho de que ese mundo se haya recreado en Europa dista mucho de ser una desventaja y sospecho que refuerza esa atmósfera inquietante que posee".

Ewan McGregor agrega: "Los escenarios han sido muy importantes. Hemos pasado mucho frío haciendo esta película. Ha hecho viento y frío y rodamos mucho en exteriores. Hemos rodado en playas, azotados por el viento y la lluvia, y siempre hemos intentado captar mal tiempo. Vamos, que literalmente no podemos rodar si el cielo está azul; tiene que estar gris, con lluvia, deprimente y aislado. Se ha conseguido crear una atmósfera muy claustrofóbica con esos personajes atrapados juntos en esa casa moderna y estéril en mitad de una isla, en la costa este de Estados Unidos".

Como Ewan McGregor tuvo ocasión de descubrir, ningún detalle era excesivo para el director Polanski, y algo que le llamó especialmente la atención fue un toque genial que el público nunca podría apreciar. Se crearon portadas falsas para la autobiografía de Adam Lang escrita por El Escritor y, como desvela McGregor, servían para envolver copias de un libro real. "Todos los libros que aparecen en la película son diseños inteligentes, todos parecen libros de verdad. Me dejó sorprendido. A alguien en el departamento artístico se le da muy bien diseñar portadas de libros. Pero la verdad tras las memorias de "Adam Lang, mi vida" es que el libro que hay en realidad en su interior es The Blair Years: The Alistair Campbell Diaries. Todos los libros de la película que tienen una portada de Adam Lang son en realidad The Blair Years por dentro. Es una broma del departamento artístico".