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  El juego del ahorcado  Dirigida por Manuel Gómez Pereira
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Gómez Pereira y Salvador García Ruiz (Mensaka, El otro barrio,) firman el guión adaptado de la novela homónima de Imma Turbau, El juego del ahorcado nos traslada a finales de los años 80, a un momento de la vida de dos adolescentes golpeados por un acontecimiento imprevisible y brutal, que marcará sus vidas para siempre.

Clara Lago (Nominada al Goya como Actriz Revelación en 2003 por El viaje de Carol) ofrece una interpretación llena de vida. El debutante Álvaro Cervantes encara un personaje lleno de aristas.

La película cuenta también con Adriana Ugarte (La Señora-TVE) y un importante reparto de actores habituales de los escenarios catalanes como Abel Folk, Victoria Pagés, Boris Ruiz y Angels Bassas. El reparto, realizado por Luis San Narciso, se completa con el jovencísimo Víctor Valdivia (Siete mesas de billar francés).

Rodada entre Gerona, Barcelona y Dublín, y con una banda sonora compuesta por Bingen Mendizabal, incorpora temas tan emblemáticos como "Born to be wild" o "A quién le importa", junto al "Desolado" de Pastora y "Soy como dos" de Los Secretos.

Producida por Ana Amigo y Gómez Pereira (El Amigo de Lenon), con la catalana Ovideo y la irlandesa Subotica, cuenta con la participación de Televisión Española y Televisión de Catalunya.


Notas del director
La novela de Imma Turbau me produjo una sensación de inquietud, en su lectura, que fue creciendo hasta acabar con un dardo directo al corazón.

No soy partidario de las adaptaciones literarias, en general, creo que los cineastas tenemos cierta deformación en el tratamiento del tiempo y el espacio a la hora de la lectura de una novela o a la posible escritura cinematográfica de esta. Son solo teorías porque, de verdad, lo fundamental es que la historia te seduzca lo suficiente para hacerla tuya y partir casi de cero con todo el material que dejas atrás, es decir, ir rescatando poco a poco las sensaciones que la historia y sus personajes han provocado en ti, unas emociones casi primarias.

Leí El Juego del Ahorcado en un momento de descanso y este se convirtió en un viaje a una época que nos marca irremediablemente: LA ADOLESCENCIA.

Abrí ese cajón (subconsciente) y me sumergí en él con Sandra y David. Y viví con ellos el zarpazo que, en algunas ocasiones, te da la vida a una edad en la que todo lo que te pasa es determinante para tu futuro, y que lo recibes y reaccionas con los recursos propios de un adolescente que imitan el comportamiento adulto con una cierta procacidad.

La iniciación en la amistad-amor-sexo, el secreto-juramento y sus códigos de conducta. La necesidad de huir, la violencia, la melancolía de una ciudad de provincias como Gerona, con una estética muy marcada, de alguna manera opresora, desencadena en Sandra el sueño de viajar, de salir de allí, de respirar. Y el mar como elemento romántico y vampirizador para David, con los límites de la costa y el infinito. La familia, los amigos, el colegio y el tiempo, Sandra y David lo viven con una tensión que no corresponde a su entorno real.

Sandra es la razón, David el corazón. Ella es la superviviente y él es el romántico. Se aman profundamente pero la fatalidad es dueña de sus actos, desde que se conocieron siendo niños y después ya adolescentes.

En el guión transitan dos géneros que se funden en la estructura y que serán fundamentales en la estética de la película, por un lado la historia costumbrista, los barrios de Gerona, el día a día, el curso académico, la vida familiar, y por otro el modelo clásico de film noir, con todos los elementos del género. Casi podríamos definir a Sandra como “la mujer fatal” en un thriller moderno, en un thriller de unos casi niños, y es fatal porque es una mujer nueva, distinta, propietaria de sus decisiones. Y sin embargo, David es el hombre que cae en la pasión que le lleva al sacrificio, a la autodestrucción y finalmente a la muerte.




Notas de la autora
Esta es una iniciación sentimental fuera de lo común, donde la ingenuidad se mezcla con las segundas intenciones, donde la curiosidad no se reprime, donde los personajes aman y sufren y disfrutan y toman decisiones de adultos sin tener la capacidad de discernir si lo que hacen es correcto o no, y carecen de conocimiento para vislumbrar siquiera las consecuencias de sus actos. Son serios e irresponsables, luminosos y escondidos, son valientes y temerarios, son víctimas y victimarios a la vez, y no se preguntan lo que no se saben responder.

Esta es una iniciación sentimental con billares y futbolines, con canchas de baloncesto y motos, con libros y carpetas, con guitarras y sexo a escondidas, con una trama policíaca y con sospechosos, con un terrible secreto y con unos personajes que juegan al juego del ahorcado para no decir en voz alta las palabras que no se atreven a pronunciar, las palabras del amor y de la muerte.




Notas de la Productora
Los puntos de inflexión en la vida de las personas son esenciales, porque cuando se tratan de líneas rectas, éstas se doblan, y cuando son curvas, sencillamente cambian de radio. Da igual la edad, da igual el sexo, da igual el lugar de nacimiento, siempre es así para todas las personas.

Exactamente igual que para los protagonistas de esta historia, Sandra y David, a los que la vida les dobló muy pronto los radios de las ruedas de sus motos, para Manuel Gómez Pereira y para mí, este proyecto también es un punto de inflexión en nuestras carreras profesionales porque con esta película doblamos una línea recta.

En el caso del director, no sólo empieza con la adaptación de una novela, sino que abandona la comedia, género que él ha sabido modernizar en España con gran éxito. Sus películas han provocado la risa de públicos tan distintos como el estadounidense y el francés, el argentino y el japonés. Valgan como ejemplos Boca Boca, estrenada en cincuenta y nueve países o Reinas, nuestra última película, distribuida hasta hoy en veintisiete territorios.

En mi caso, me lanzo a la producción independiente pura y dura, tras muchos años de ejercerla desde grandes compañías, en donde la toma de decisiones es un viajar muy largo lleno de agotadores recovecos y pocas aéreas de descanso.

Cuando Manolo, hace un año me contó esta historia y me invitó a participar, yo le dije que sí antes de leer la novela. Veníamos de hacer una película juntos con Warner Bros, y la experiencia nos había ratificado en el deseo de volver al taller del artesano donde cada pieza se hace a mano, luego no hay dos iguales, y cada una debe de encajar con la de al lado para completar la obra.

Y con este planteamiento, hemos ido buscando uno por uno a nuestros colaboradores. A los ya conocidos, porque no hay mejor cosa que probar nuevamente lo que nos gusta. Y a los que llegan nuevos, como Subotica, porque nos traen otros aires y horizontes más anchos.

El Juego del Ahorcado es una película cuyas fuertes y profundas pasiones necesitan palpitar en espacios igualmente fuertes y profundos, algunos poco sobados y otros aplastados por su Historia. Pero todos ellos, deben de ser visualmente rotundos para vivir con nuestros protagonistas, el grito atronador de su silencio y la inmensa soledad de tantos ruidos que llenan la adolescencia: acantilados, barrios judíos, cabos, bosques, picos nevados, calas recónditas, ciudades literarias y melancólicas.

Esta historia ocurre en los quince meses que van de septiembre de 1989 a diciembre de 1990. En ese tiempo, sin móviles y sin Internet, el mundo también tuvo importantes puntos de inflexión: cayó el muro de Berlín, Nelson Mandela quedó en libertad tras veintiocho años en prisión, la democracia volvió a Chile, Mijail Gorbachov ganó el Nóbel de la Paz, terminaba por fin la guerra fría, Saddam Hussein invadía Kuwait y George Bush le declaraba la guerra.