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  Los falsificadores  (Die fälscher)
  Dirigida por Stefan Ruzowitzky
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Sección Oficial Festival Internacional de Cine de Valladolid 2007.


Verdades y mentiras

La Operación Bernhard en el cine y en la vida real
Un barracón con una mesa de ping-pong, operetas y revistas de cabaret como música de fondo – los detalles son demasiado grotescos para haber salido de la mente de un guionista. Se trata de escenas reales del taller de los falsificadores del campo de concentración de Sachsenhausen.

Los falsificadores relata la historia de este taller y de la "Operación Bernhard" que dio lugar al mismo. La operación comenzó en 1942 siguiendo un plan secreto diseñado por los Nazis bajo la dirección del entonces inspector de falsificaciones Bernhard Krüger. El objetivo de la operación era producir libras esterlinas y dólares estadounidenses falsos para debilitar las economías de esos países enemigos. También se creía que los Nazis querían llevar a cabo importantes transacciones financieras con este dinero, como la compra de material de guerra, pero esto es algo discutido por los historiadores.

Los Nazis sacaron a los trabajadores para su proyecto de los campos de concentración. Prisioneros expertos – impresores profesionales, artistas gráficos, tipógrafos, todos ellos judíos, buenos ciudadanos y honrados trabajadores – fueron trasladados a Sachsenhausen para poner en práctica este plan. Aislados del mundo exterior, los prisioneros de los Bloques 18 y 19 del campo de Sachsenhausen se vieron obligados a trabajar como falsificadores para esta operación Nazi de alto secreto.

La producción de dinero falso era la principal actividad de la "Jaula de Oro", tal y como los internos denominaban su división, aunque también se creaban pasaportes y documentos de identificación para el servicio secreto. En total, en Sachsenhausen se produjeron 134 millones de libras esterlinas, el triple de la cuantía de las reservas de divisas existentes en Gran Bretaña. Entre 1942 y 1945 hubo 140 prisioneros dedicados a producir billetes de 5, 10, 20 y 50 libras. El dinero falso de la "Operación Bernhard" era tan perfecto que apenas podía distinguirse del original.

Separados de los prisioneros "normales", los internos de los Bloques 18 y 19 disfrutaban de unas condiciones de vida mucho mejores que las del resto de los prisioneros de Sachsenhausen e incluso de todos los demás campos de concentración. Disponían de suficiente comida y se les proporcionó una cama para cada uno, el Kommandant les trajo una mesa de ping-pong y organizaba fiestas de vez en cuando para levantarles la moral. Aunque no tenían que llevar ropa de prisioneros, sabían que las prendas que usaban eran de prisioneros que habían sido asesinados en las cámaras de gas. Y la amenaza de la muerte siempre estaba presente si su trabajo no estaba a la altura o era objeto de sabotaje. La mayoría de los internos sospechaba que el mero conocimiento de esta operación de alto secreto ya era su sentencia de muerte, y que cuando la operación culminara con éxito serían en cualquier caso eliminados.

Por eso, realizaban las falsificaciones con el miedo constante a morir, tramaban una y otra vez nuevas estrategias para retrasar la producción y obtener el mayor número de piezas defectuosas posible para ganar tiempo – aún a sabiendas de que no podían sabotear el proceso de forma indefinida sin poner en peligro sus propias vidas.

Tan pronto como los prisioneros consiguieron producir billetes perfectos de libras esterlinas, recibieron la orden de falsificar dólares estadounidenses. Para reforzar el "grupo de los dólares", Krüger incorporó a un nuevo prisionero al taller en 1944, Salomon Smolianoff, conocido como "Sally," un artista judío ruso, el falsificador más famoso de arte y dinero de su época. En él está inspirado el protagonista de Los falsificadores, Salomon Sorowitsch. Como Sorowitsch, Smolianoff también aterrizó en prisión antes de estallar la guerra por dejar que una bella mujer le retuviera una noche más en Berlín. E igual que es el Kommandant del campo, Friedrich Herzog, quien arresta a Sorowitsch, en la vida real fue Bernhard Krüger quien puso al "auténtico Sorowitsch" entre rejas. Smolianoff fue enviado al campo de concentración de Mauthausen en 1939, poniéndose al servicio de los oficiales de las S.S. como retratista y artista. En 1944 fue trasladado al taller de falsificación de Sachsenhausen, donde llegó "con algo de barriga", como recuerda Adolf Burger.

Pero el año acabó sin que Smolianoff hubiera creado un solo dólar que se pudiera utilizar. El grupo consiguió retrasar el difícil proceso de impresión durante varios meses. Smolianoff no participó en las acciones de sabotaje de los demás miembros del grupo; el experto falsificador trabajó duro y demostró sus habilidades. Pero sus compañeros querían retrasar la producción el mayor tiempo posible y estropeaban una y otra vez de forma deliberada la gelatina necesaria para la impresión. Sin embargo, era imposible continuar haciéndolo indefinidamente y, al final, consiguieron producir los primeros billetes de dólar perfectos. Los falsificadores, no obstante, habían logrado también su objetivo: los Aliados estaban de camino, y los alemanes ya no pudieron producir grandes cantidades de dólares falsos.

El final de la Operación Bernhard
En Los falsificadores Sorowitsch y sus compañeros son liberados de Sachsenhausen. En la vida real, los talleres de falsificación fueron desmantelados cuando el frente oriental cayó a principios de 1945 y los rusos cruzaron el Oder en su camino hacia Berlín. Los prisioneros y su taller fueron trasladados a los Alpes y finalmente realojados en el campo de concentración de Ebensee en Salzkammergut, Austria, donde los prisioneros fueron liberados por el Ejército estadounidense. La aproximación de las fuerzas aliadas impidió que los Nazis encontraran un lugar seguro donde ocultar el dinero falso. Los hombres de las S.S. arrojaron por tanto numerosas cajas con libras esterlinas falsas al lago Toplitz en mayo de 1945.

Todas las pistas del experto falsificador Smolianoff se perdieron tras su liberación. Se dice que se desplazó hasta Montecarlo poco después del final de la guerra, y que perdió una gran cantidad de dinero en el Casino. Pronto estaría en las listas internacionales de los más buscados como falsificador, pero también se cree que falsificó documentos de emigración para judíos que intentaban ir a Palestina. Smolianoff murió en Argentina en la década de 1960. Se cree que pasó sus últimos años viviendo del "redescubrimiento" de obras de los Viejos Maestros...

Los orígenes del guión: las experiencias de Adolf Burger, testigo presencial
Adolf Burger, impresor profesional de la ciudad eslovaca de Velká Lominca (en alemán, Grosslomnitz), fue arrestado e internado, junto a su mujer, por "motivos políticos" en 1942. Su joven esposa fue asesinada en Auschwitz-Birkenau, y él, por su parte, tras un año y medio allí fue enviado al campo de concentración de Sachsenhausen con otros "expertos" para crear el taller de falsificación secreto de los Nazis.

El 5 de mayo de 1945 fue liberado por tropas estadounidenses de un sub-campo del campo de concentración de Ebensee. Regresó a Checoslovaquia, donde volvió a trabajar como impresor. Recogió sus recuerdos en "The Devil's Workshop. The Counterfeit Money Workshop of the Sachsenhausen Concentration Camp" (Hentrich & Hentrich, Berlín, 2006). Hizo suya la misión de divulgar los recuerdos de sus experiencias y de esa época en concreto. Ahora, a sus noventa y tantos años, Burger continúa viajando incansable, dando conferencias y charlas en escuelas para contar su vida a los más jóvenes y relatar lo que ocurrió realmente en esa época.

Leyendas en torno al "tesoro del lago Toplitz" – El paradero del dinero falso de la "Operación Bernhard"
Bajo el título "Geld wie Heu" (Toneladas de dinero), la revista "Stern" informó en 1959 sobre un sensacional hallazgo de billetes falsos de libras británicas en el lago Toplitz de Styria (Salzkammergut, Austria). Se descubrieron nueve cajas llenas de dinero falso, junto a archivos secretos de las S.S.. Cuando "Stern" comunicó la existencia de las cajas de dinero falso, comenzaron a surgir los rumores sobre las obras de arte robadas y las reservas secretas de oro del Tercer Reich, supuestamente arrojadas a las profundidades del lago Toplitz. Los habitantes de la zona recordaron cómo los soldados les obligaron a salir con sus embarcaciones al lago hacia el final de la guerra, y también recordaron las misteriosas cajas que fueron sumergidas en el agua... Esto pronto daría lugar a la leyenda del oro hundido, y el lago se convirtió en un punto de referencia para buscadores de tesoros procedentes de todo el mundo.

El lago Toplitz tiene una longitud aproximada de dos kilómetros y 103 metros de profundidad, y sus aguas no contienen oxígeno a partir de los 20 metros de profundidad. Cantidad de troncos de árboles que fueron arrojados al lago y que no se pudren dificultan el trabajo de los buceadores, haciéndolo muy peligroso. Sin embargo, muchos caza-tesoros han probado suerte en sus aguas. Pero en 1963, tras varios misteriosos accidentes y la muerte de un joven buceador durante una búsqueda no autorizada, las autoridades austriacas decidieron prohibir el buceo en el lago Toplitz. Para acabar con las peligrosas expediciones de buceo y el mito del oro Nazi de una vez y para siempre, el Ministerio del Interior austriaco inició una amplia búsqueda. Hasta la década de 1980, los buceadores de las fuerzas armadas austriacas y el equipo de desactivación de minas recuperaron no sólo más cajas llenas de dinero falso y planchas de impresión, sino también una cantidad considerable de material bélico de los Nazis. Debido a las bombas, cohetes, minas, explosivos y demás armas encontradas en él, el lago pasó a ser conocido como el "Vertedero del Tercer Reich".