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  Bunraku  Dirigida por Guy Moshe
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Comunicado del director
BUNRAKU toma su nombre de un espectáculo de marionetas japonés de unos 400 años de antigüedad, en el que varios titiriteros vestidos completamente de negro, se suben al escenario quedando visibles para el público y manejan marionetas de casi dos metros. Sobre el escenario también se encuentran el shamisen (un músico) y el narrador, que habla por cada una de las marionetas y añade importantes comentarios normalmente enmarcando el mensaje de la historia en un contexto que conecte con el mundo real en el que está el espectador. Además, el narrador también ofrece información sobre los personajes arquetípicos que existen en el ámbito de la historia de un género determinado.

Conocí por primera vez el teatro Bunraku en 1998 e inmediatamente quedé fascinado con la idea de emular esta técnica teatral ancestral en un medio cinematográfico; sin usar las técnicas de los titiriteros pero utilizando la idea metafórica de que el público vea al titiritero mientras contempla una historia para toda la familia. Unos años más tarde, mientras pensaba en una nueva forma de contar la clásica historia del forastero que llega a una cuidad, nació BUNRAKU.

La película cuenta una historia de héroes: un extraño con un objetivo personal, se encuentra inmerso en una lucha por la justicia. Un liberador de una comunidad a la que no pertenece y a la que puede que no llegue a pertenecer. Pero a pesar de ello, está dispuesto a ayudar contra todo pronóstico y contra su propio juicio. Esta es la clave de la historia, celebra el poder de la compasión.

Con BUNRAKU, aspiro a contar esa misma historia pero de una manera diferente. Quería hacer una declaración sobre los enfrentamientos en la sociedad e incluso, tal vez, los enfrentamientos de la raza humana. Y mientras el argumento gira en torno a míticos personajes familiares, el mundo en el que viven recibe un tratamiento único cinematográfico que nos hace ver que todo es espectáculo. El diseño de los decorados y la naturaleza expresionista de este universo es tan radical, que bajo ningún concepto parece nuestra realidad. Por el contrario, sirve como una representación artística de nuestro propio universo. Como un espejo de carnaval, nos recuerda que el cuento en cuestión tiene mucha más relevancia para nuestro propio mundo que el que se proyecta ante nosotros.

Una de mis metas era conseguir que los que trabajaban en la película excedieran los límites en sus respectivos departamentos siempre y cuando permaneciéramos fieles al universo que habíamos creado al comienzo del proceso. Pasamos todo un año investigando y creando una web con más de 5.000 imágenes que reflejaran el universo que íbamos a crear. A continuación, procedimos a trazar líneas entre diversas inspiraciones conectadas de una manera abstracta. A partir de ahí, se utilizaron storyboards, arte conceptual y las técnicas de previsualización en 3D para diseñar elaborados movimientos de cámara que ayudaron a elaborar el diseño de nuestros decorados

Quedó claro desde el comienzo que seríamos ambiciosos en cuanto a nuestras aspiraciones, pero la única forma de conseguir nuestra meta era ser fieles a nuestra visión y arriesgar. Cuando intentas hacer cosas nuevas, tienes las mismas posibilidades de conseguir la magia que de fracasar por completo.

Trabajar con los actores fue crucial para el éxito de mi enfoque. Quería que los actores se comportasen con convicción, ajenos al mundo en el que estaban. Esto es difícil cuando estás rodado de decorados de colores y pantallas verdes mientras vas disfrazado, pero sentía que si actuaban de una forma muy realista, el público sería capaz de creer en el mundo que habíamos creado.

BUNRAKU es una película muy especial para mí, principalmente porque hacer esta película ha sido un sueño que he tenido desde hace mucho tiempo. Ahora que la fantasía se ha convertido en realidad, me doy cuenta de lo importante que es tener sueños. La experiencia de hacer esta película y colaborar con tantos artistas ha sido lo que había deseado desde que quise ser director de cine. Para mí, esta es la mejor recompensa de hacer cine.

BUNRAKU aspira a ofrecer una experiencia mágica, como las que vivimos en el cine cuando éramos pequeños. Como tal, toma prestada muchas técnicas y experiencias que los niños son más propensos a aceptar en su totalidad. Pero como dice el personaje que interpreta Woody Harrelson en una de las escenas, BUNRAKU no es para niños, "es para gente con imaginación". Espero que os guste.