¿Cómo explicar lo inexplicable? El 26 de octubre de 1965, una chica de 16 años llamada Silvia Likens fue encontrada en una casa de las afueras de Indianápolis, Indiana. Habían abusado de ella en un mugriento sótano. Los responsables del maltrato fueron un grupo de adolescentes liderado por una mujer llamada Gertrude Baniszewski, a quien los padres de Sylvia le habían confiado cuidar a la muchacha. Entre los vejadores de Sylvia figuraban algunos de los numerosos hijos de Gertrude, así como otros niños que vivían cerca. Muchos adultos sabían lo que estaba sucediendo, pero nadie hizo nada para ayudar a Sylvia. Cuando se hicieron públicos los escalofriantes hechos de tal vicioso crimen, el país enteró quedó horrorizado. ¿Cómo pudo producirse semejante barbaridad en un bloque de pisos tan normal de las afueras de una ciudad tan normal del Medio Oeste?
El director y coguionista Tommy O'Haver (HECHIZADA [ELLA ENCHANTED], BILLY'S HOLLYWOOD SCREEN KISS) se confiesa atrapado por la historia de Gertrude Baniszewski y Sylvia Likens desde que era un adolescente que crecía en Indianápolis. AN AMERICAN CRIME es su intento de explorar una cuestión que hace 20 años que le baila por la cabeza: ¿Qué puede llevar a un ser humano a realizar tales atrocidades? No existe la respuesta. Aunque está basada en las transcripciones directas del juicio, AN AMERICAN CRIME no pretende ser una mera enumeración de los hechos. O'Haver intenta imaginarse las circunstancias de Gertrude con el objetivo de suscitar el debate sobre el abuso. De hecho, la verdadera cuestión que expone AN AMERICAN CRIME podría ser: ¿podría algo así suceder en la actualidad?
AN AMERICAN CRIME se sustenta en las interpretaciones de dos actrices. La doblemente oscarizada Catherine Keener (CAPOTE, AMIGOS CON DINERO) encarna a Gertrude con una honestidad asombrosa, de forma plenamente convincente, punzante y aterradora. A la vez que nos arrastra al retorcido mundo de Gertrude, Keener retrata a la triste y desesperada mujer que coexiste con el "monstruo" patológico. Ellen Page (HARD CANDY) ejecuta el papel de Sylvia con tal compromiso que cada instante de sufrimiento de Sylvia destroza el corazón.
O'Haver ha imbuido AN AMERICAN CRIME de un estado de ánimo tan meditativo como alarmante.
Acerca de la producción
El guionista/director Tommy O'Haver, conocido por sus comedias ligeras, podría parecer una apuesta poco apropiada para un proyecto como AN AMERICAN CRIME, pero estuvo entusiasmado con la historia de Gertrude Banizewski desde que era un adolescente, en Indianápolis, Indiana. "En 1985, terminé de leer 'El señor de las moscas', al mismo tiempo que Gertrude obtuvo la libertad condicional", dice O'Haver. "En aquel tiempo, este libro tuvo un gran impacto en mí. Cuando leí en el periódico el artículo acerca del caso Likens, las conexiones entre ambos casos fueron obvias. Pensé, '¡Dios mío! La gente corriente puede llegar a ese punto si se la pone en determinada situación'. Y el hecho de que pasara cerca de mi casa tuvo un impacto todavía mayor en mí. Esta historia me perseguía y verdaderamente quería saber por qué había sucedido".
O'Hara intentó hacer una película acerca del caso Baniszewski tan pronto como se mudó a Los Ángeles, en 1991; pero era consciente de que era difícil que le dieran un proyecto de este tipo a un director novel. Cuando su carrera como cineasta despegó en el festival Sundance de 1998, gracias a su comedia romántica BILLY'S HOLLYWOOD SCREEN KISS, intentó de nuevo llevar a cabo aquel soñado proyecto. Mientras tanto, hizo dos comedias: ASÍ ES EL AMOR y ELLA ENCHANTED. "Estoy orgulloso de las películas que he hecho", dice O'Haver, "pero me deprimía ver que sólo recibía guiones de comedias juveniles o películas como GARFIELD 2. Ése no era el camino que quería tomar". O'Haver decidió ponerse a escribir el guión. "De hecho, había empezado a trabajar en él antes, y tenía escritas 30 páginas", dice O'Haver, "pero para mí era tan difícil escribir que le pedí ayuda a Irene Turner, una amiga de la USC. Ella es una fanática de las historias reales de crímenes, y pensé que una voz femenina le iría muy bien al guión". Previamente, O'Haver había hecho un viaje a Indianápolis para echar un vistazo al lugar de los hechos y a los documentos del caso en los juzgados, y volvió allí con Turner a principios de 2005. Los dos pasaron un par de días revisando las 3.000 páginas de declaraciones, copiando el material más interesante. Volvieron a Los Ángeles con varias libretas de anotaciones (y con todos los archivos en microfichas), y se pusieron a trabajar. "Nuestra meta era interpretar esas declaraciones y crear una historia que explicara cómo pudo ocurrir algo así. No había ninguna explicación en los archivos, así que tuvimos que inventar una. Aunque nadie sabrá nunca llegó a suceder todo aquello, espero que nos hayamos acercado a la verdad con lo que inventamos", dice O'Haver. Aunque muchos de los implicados están aún vivos, O'Haver decidió no hablar con ellos. "Básicamente, estábamos realizando una ficción a partir de los archivos del caso; demasiadas opiniones y diferentes versiones de la historia hubieran podido alejarnos de la visión que nos daban esos archivos".
A finales de 2005 terminaron el guión y, sorprendentemente, consiguieron producir la película muy rápidamente. El guión fue enviado a Christine Vachon, Katie Roumel y Jocelyn Hayes-Simpson, de Killer Films, que inmediatamente se convirtieron en productoras del proyecto. O'Haver quería que el papel de Gertrude lo interpretara Catherine Keener, que poco antes había caracterizado a Harper Lee en TRUMAN CAPOTE. "Sabía que había participado en dramas, pero siempre pensé en ella más bien como una actriz de comedia", dice O'Haver, "Sin embargo, quedé muy impresionado con su interpretación de Harper Lee. Era el tipo de contención que sabía que sería necesaria para el papel de Gertrude". "Leí el guión de una tirada, y me mantuvo desvelada toda la noche", dice Keener. "Pero pensé, 'soy madre, no puedo hacer este papel'. Sólo esperaba que llegara la mañana siguiente para poder olvidarme del asunto". Sin embargo, días después, Keener cambió de opinión. "El papel fue cautivándome. Empecé a pensar que la historia era digna de un buen debate. Finalmente, el personaje me convenció y pensé que tenía que interpretarlo porque soy una madre".
Keener accedió a encontrase con O'Haver en Venice Beach. "Recuerdo haberle dicho: 'realmente no quiero hacer esto'", dice Keener. "Y él contestó, 'yo tampoco'. Pensé que era muy honesto. ¿Por qué querría nadie hacer una película así? Él también tenía sus dudas. Pensé que era muy apropiado que él también se sintiera así". Paseando por la playa, los dos hablaron sobre como O'Haver veía al personaje de Gertrude en la película. "No quería que Gertrude fuera simplemente mala", dice O'Haver. "Quería explicar como un ser humano puede llegar a este punto, como puede tocar fondo y cometer algo tan atroz". Keener estuvo de acuerdo en que era una historia que valía la pena contar, y se comprometió con el proyecto aun creyendo que no estaría disponible para trabajar en él durante el siguiente año. O'Haver le aseguró que, de todas formas, a él iba a llevarle mucho tiempo conseguir el dinero para la película, y que irían pasito a pasito.
Unas semanas después, Henry Winterstern, de First Look Studios, se ofreció a producir la película. "Catherine me dijo, '¡pensé que habías dicho que iríamos pasito a pasito!'", recuerda O'Haver. Para el personaje de Sylvia, First Look Studios propuso a la actriz Ellen Page, de 19 años. "Vi a Ellen en HARD CANDY y pensé que era una actriz espléndida", dice O'Haver. Page aceptó el papel en seguida. Keener encontró un hueco en su agenda y la película se puso en marcha. "Catherine y yo estábamos muertos de miedo. Pensábamos, ¿podremos llevar esto a cabo?", dice O'Haver. "Todo ocurrió tan rápidamente que no tuvimos tiempo de preguntarnos demasiado qué estábamos haciendo", dice Keener. "¡Había que ponerse manos a la obra!". "Yo también estaba preocupada", dice Page. "Esta es una de las historias más escalofriantes de las que haya oído hablar en mi vida, si no la peor de ellas. Sentí la responsabilidad de ser tan honesta como pudiera con mi papel". "En muchos sentidos, Ellen fue la más valiente y fuerte de todos nosotros", dice O'Haver. "Era la que se mostraba menos temerosa por lo que estábamos haciendo". Tres meses después estaban rodando la película.
O'Haver piensa que los celos fueron la principal razón por la que Gertrude le hizo algo tan horrible a Sylvia. "Gertrude está cargando con todos esos niños, sin dinero, y se siente muy sola", dice O'Haver. "Es como un animal enjaulado. Como no puede controlar su propia vida, quiere controlar la de esos niños. Su casa es su dominio. Esa chica, joven, guapa y dulce, le recuerda constantemente todas las cosas que ella nunca tendrá, y siente eso como una amenaza. Puedes notar que empieza a odiarla cuando la ve con Andy (James Franco) y cuando la ve hablar con Ricky Hobbs".
Gertrude se encuentra en la parte final de su vida, y todo el mundo a su alrededor lleva camino de terminar con una vida triste como la suya", dice O'Haver. "Es el destino que ve para Paula, muy joven y embarazada antes de casarse. Es demasiado doloroso para que Gertrude pueda aceptarlo, así que vuelca toda su desesperada rabia en Sylvia, la persona que le recuerda cuán triste es su vida".
"Creo que Gertrude tuvo una infancia difícil", dice Keener. "Fue maltratada. Eso, combinado con lo que yo creo que fue una enfermedad mental, provocó que terminara haciendo cosas terribles. Es de esa vieja escuela del 'ojo por ojo'". El problema es que Sylva no hace nada para merecerlo. Gertrude se inventa la provocación; por eso sus actos se vuelven horribles. "Creo que el ciclo de los malos tratos es muy importante", dice O'Haver. "Tus padres te pegan, y también tú puedes terminar pegando a tus hijos".
O'Haver cree también que los problemas de Gertrude se multiplican por la medicina que está tomando. "Está cavando un foso para ella misma, cada vez más profundo", dice O'Haver. "Fuma todo el tiempo, y eso causa que no pare de toser, y toma una medicina que es básicamente un barbitúrico. Si combinas la enfermedad mental con esa medicina para la tos, tienes un cóctel explosivo".
Ellen Page se documentó ampliamente sobre Sylvia Likens. "Leí todo lo que pude encontrar", dice Page. "Encontré muchas contradicciones mientras investigaba. Alguien decía de ella que era una chica tímida, y otra persona decía que era desvergonzada y que sabía bien lo que quería. La única conclusión que saqué es que no debía caracterizarla como una mártir. Ella es, simplemente, una chica normal que se encuentra en una sitaución horrible".
Una pregunta que a menudo ha salido a la luz es por qué Sylvia no salió corriendo cuando tuvo la oportunidad. Algunos incluso sugirieron que ella era una cómplice dispuesta para el martirio. "Creo que hay gente que, como no puede comprender cómo pudo suceder algo así, saca conclusiones de ese tipo", dice Page. "No me creo que Sylvia fuera consciente de lo que le estaba pasando. Los niños que reciben malos tratos no tienen tendencia a escapar de casa. Los sufren y se sienten culpables por ellos. Por culpa de esas circunstancias, su forma de pensar cambia. Cuando son tratados como animales, su cerebro se desorienta y sienten que merecen ese dolor y esa falta de humanidad".
Uno de los elementos más inquietantes de la película es el sádico comportamiento de los niños del vecindario. "Creen que son una banda mafiosa", dice O'Haver, "Gertrude creó una situación en la que todo estaba permitido. Podían intimidar a Sylvia sin preocuparse por las repercusiones de sus actos. Con su mente retorcida, Gertrude utilizaba el castigo para que sus hijos se comportaran al mismo tiempo que les pedía, a ellos y a los otros niños, que utilizaran el castigo para dar una lección macabra a Sylvia. Esta circunstancia hizo que salieran de ellos sus peores instintos, y luego tuvieron que vivir el resto de sus vidas con el horroroso recuerdo de lo que habían hecho".
"Como pasa con otras cosas de esta historia", O'Haver continúa, "a esos chicos tampoco puedes terminar de pedirles cuentas por lo que hicieron. Creo que es por eso que esta historia me ha tenido atrapado durante tanto tiempo: hay muchas cosas en ella que me afectan profundamente, pero no puedo explicar por qué".
"Uno de los puntos fuertes de esta historia es que mucha gente estaba al corriente de lo que estaba sucediendo en esta familia, pero nadie dijo nunca nada", dice Keener. "Nadie quiso darse por enterado, o pensaron que lo que sucedía en el seno de otra familia no era asunto suyo. Este comportamiento es inaceptable cuando hay niños de por medio. Y esas cosas aún siguen pasando".
AN AMERICAN CRIME se rodó en cuatro semanas, en junio de 2006. Éstas incluyeron 14 días de grabación en un estudio que representaba el hogar de los Baniszewski. "Durante el rodaje, sabía que debía conseguir un tono contenido para la película, evitando al máximo la exageración", dice O'Haver. "Ese era nuestro mantra para la interpretación, la cámara, el diseño de la producción y para todo lo demás: contención, contención, contención. Y Catherine, con su interpretación, dio con ese tono, que nos sirvió de guía". "Como intérprete, siempre puedes ir más lejos", dice Page, "pero, con una actuación contenida, se puede hacer algo aún más atroz. Y, si fueras capaz de contar la historia real al 100%, conseguirías algo mucho más horrible que una ficción". "Nuestro relato no es ni una porción de lo que realmente ocurrió", dice Keener. "Sería demasiado duro asimilar o incluso creer la verdadera historia de Sylvia".
El rodaje fue una experiencia difícil para el reparto y el equipo de grabación. "Era literalmente como estar en un manicomio", dice O'Haver. "Mucha gente lloró en el estudio de grabación. Durante cuatro semanas, todos estuvimos envueltos por ese mundo. No creo que hubiéramos podido rodar durante más tiempo, esta experiencia fue demasiado intensa".
Se tuvo mucho cuidado en proteger a los actores más jóvenes de los aspectos más inquietantes de la historia. Sus padres estuvieron siempre presentes y una de las madres era psicóloga. "Pero los niños comprendían más o menos lo que estaba pasando", dice O'Haver. "Lo entendieron a un nivel muy básico; decían: '¡estamos siendo unos niños muy malos!, ¡somos unos matones!'. Sin embargo, no eran conscientes de la magnitud del asunto. Tenía mucho miedo de trabajar con niños, pero terminaron siendo una de las pocas cosas que nos mantuvo sanos".
"Catherine y Ellen tenían papeles muy duros, aunque en sentidos diferentes", dice O'Haver. "Cuando la cámara no estaba en marcha, Catherine afrontaba su papel comportándose de manera opuesta a Gertrude. Bromeaba constantemente y se hacía cargo de los niños. Quería dejar claro que ella no era esa otra persona". "Estar con esos chicos me hizo más digerible el rodaje", dice Keener. "Pensé que no era correcto adoptar una actitud parecida a la de Gertrude. No le iba a hacer eso a los niños. Tenía que hacerles comprender que el rodaje era simplemente un juego, duro, pero un juego. A través de ellos, conseguía alejarme un rato de mi personaje. Eso lo hizo todo más tolerable".
Por su parte, Page se mantuvo más ligada a su personaje. "Se lo cargó a la espalda", dice O'Haver. "Absorbió la mayor parte de los tormentos de Sylvia. Mientras rodábamos la escena en la que empieza a asustarse, la miré y le dije: 'Ellen, ¡te veo muy delgada!', y me di cuenta de que era debido a que no estaba comiendo con normalidad". "Es verdad, lo hacía por mi papel", dice Page. "Sylvia se estaba muriendo de hambre en el sótano, y antes de eso tampoco le daban mucho de comer en casa de los Baniszewski. Además, la verdad, cuando terminas de rodar una escena de ese tipo
tampoco te apetece mucho comer".
"Antes de empezar el rodaje, no pensé que pudiera llegar a sentir lástima por Gertrude", dice Page. "Es difícil abrirle tu corazón a alguien capaz de hacer eso. Pero creo que, como ser humano, es casi una obligación ser compasivo. Hay personas que hacen cosas terribles, pero aun así puedes ser generosa con ellas en lugar de llamarlas por nombres que te hacen sentir más a salvo, tales como malvado o demonio". Por otro lado, Page siente que hay que diferenciar entre la compasión y la absolución. "A Gertrude, se la tiene que hacer responsable de sus actos", dice Page. "Sus circunstancias pueden hacerte sentir compasión por ella, pero es una realidad que hizo cosas horribles, y eso no se le puede perdonar".
"Con esta película, le hicimos un homenaje a Sylvia. Le explicamos al mundo por lo que había tenido que pasar", dice O'Haver. "Pero pensé que la mejor manera de hacerlo sería desde una perspectiva empática hacia todos los que estuvieron involucrados en esta tragedia, y no simplemente explicando una historia del bien contra el mal"
"No saldrás del cine y dirás, 'pobre mujer
es tan buena'", dice Page, "pero quizás habrá una parte de ti que la comprenda. Como seres humanos, tenemos que ser conscientes de lo que hacemos y del dolor que causamos a los demás. Si no analizamos el dolor de la vida humana, entonces no creo que las cosas se puedan arreglar. Cosas así pasan todos los días y la gente le da la espalda al asunto".
"Si una razón mayor, digamos espiritual, fue responsable de este crimen, sólo se me ocurre que fuera para abrir los ojos de la gente sobre hechos de este tipo", dice O'Haver. "pero aún así encontraría la razón algo desconcertante porque, ¿sería justificación suficiente para lo que pasó?". "Esta cuestión me supone un conflicto interior. Todo está en la última frase que dice Sylvia: 'El reverendo Bill solía decir en cada situación, Dios siempre tiene un plan para nosotros; supongo que aún no he comprendido cuál era el que tenía reservado para mí".