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  Amores locos  Dirigida por Beda Docampo Feijóo
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Breve biografía del director
Beda Docampo Feijóo ha escrito cerca de cincuenta guiones, entre ellos el de CAMILA que fue un notable éxito de taquilla y estuvo nominada al Oscar a la mejor película extranjera.

Ha ganado con el guión de EL ÚLTIMO TREN el premio al mejor guión en el Festival de Cine de Montreal. Esta película ganó también el Premio Goya de la Academia española a la mejor película extranjera.

EL MARIDO PERFECTO, película que ha escrito y dirigido, y que protagonizaron Tim Roth y Peter Firth, ha ganado el premio de la asociación de críticos argentinos de cine al mejor guión y ha sido candidata por la misma asociación a la mejor dirección.

Recientemente ha dirigido QUIÉREME, que protagonizaron Darío Grandinetti y Ariadna Gil junto a Juan Echanove, Carlos Hipólito y Jorge Marrale.


Notas del director
Escribí AMORES LOCOS con entusiasmo. Tenía ganas de contar una historia sobre cómo sostenemos las ganas de vivir. Pensé, entonces, en la curiosidad. Así surgió el personaje de Eduard Fernández, una especie de detective de la mente, obsesionado en descubrir cuáles son los mecanismos que producen las grandes pasiones amorosas.

Volví a las cosas con las que sostenemos las ganas de vivir, en cómo nos afanamos en acortar la distancia entre nuestros deseos y la realidad. Y pensé en la imaginación. De esta manera apareció la cuidadora de una sala del Museo del Prado que interpreta Irene Visedo. Una joven que construye, en su cabeza, una conexión pasional entre los personajes de una pintura de hace cuatro siglos y que, además, se convence de que ella y el psiquiatra son los que están en la pintura y que vienen amándose a través de los siglos.

Ya tenía los personajes centrales. Antagónicos, al menos en sus deseos conscientes. Un psiquiatra que quiere curar a una mujer de lo que cree que es un delirio y una joven que quiere que el psiquiatra recuerde lo que sucedía cuando eran un profesor y una alumna unidos por un piano. Las visiones de la joven permitirían ir y venir del siglo XVII a la actualidad.

Los demás personajes surgieron como variaciones del mismo tema. El amigo neurocirujano (Carlos Hipólito), la hermana cantante (Marta Beláustegui), la ex-mujer abogada (Cuca Escribano), una abuela jugadora (Marisa Paredes); todos se mueven, igual que los protagonistas, detrás de lo que les falta.

Los personajes no parecen darse cuenta de que el amor perfecto sólo existe para uno; ven lo que quieren, no lo que hay. Sin embargo persisten en algo que pueda otorgarle un sentido a sus vidas.

Historias de vendas en los ojos que caen de manera parcial. Historias, en suma, de pérdidas y ganancias.




Notas del director artístico
El planteamiento artístico tanto de los decorados como del vestuario de esta película se basa fundamentalmente en una polarización del color y de las emociones que éste transmite. Así consideré dos mundos diferenciados: uno era el más pasional y cálido que correspondía a los personajes de Julia, su abuela Ana e incluso en alguna medida, a Alfonso; Y otro el más racional y frío que acompañan a Enrique, Irene y un poco entre medias de estos dos polos, a Susana.

Paradójicamente, siempre consideré más cálido en tonalidades las imágenes de los interiores flamencos en contraposición a una luz algo más fría del otoño madrileño.

Desde el principio vimos claramente que el conjunto de la película tenía que tener un aspecto formal clásico, clásico en el sentido estilístico de la palabra, es decir, un ambiente culto y con gusto, mostrando un Madrid elegante e incluso “parisino”, lo que nos llevó a ubicar el grueso de las localizaciones en el área comprendida entre el Retiro, Prado y los Jerónimos.

El mundo onírico de Julia (las imágenes flamencas del siglo XVII), representa el triunfo de la pasión frente a la razón. En este decorado priman los colores cálidos, maderas, terracotas, sienas, ocres... su habitación continúa con esta idea. Y ya en la zona de salón de estar y despacho entramos en el ambiente de Ana, donde predominan verdes en contraste con ocres y marrones; un ambiente clásico, donde abundan los muebles y objetos de anticuario y un estilo “modernista”. La intención de este decorado es crear una atmósfera que esté sutilmente en la frontera de lo opresivo, cerrado, aunque nunca agobiante, pero sí que lleve a Julia a sus ensoñaciones con el cuadro.

Susana es lo contrario, espacios amplios, luminosos, que nos dé la impresión de que al llegar aquí uno pueda respirar, aunque su personaje tenga una cierta frustración. Siempre consideré a Susana un elemento clave para la evolución tanto de su hermano Enrique como de Alfonso; frente a lo cargado de Ana, el desahogo de Susana. Aquí se utilizaron los azules y verdes con un gran predominio del gris, maderas decapadas y crema.

Finalmente Alfonso, personaje peculiar, cuyos tonos se emparejan ligeramente con la paleta de color de Julia, busca desesperadamente el amor, al igual que Julia. Aquí predominan los tonos crema, marfiles, dorados y ocres.

En conjunto, toda la película está enmarcada en una paleta de colores muy precisa, ya sean los decorados realizados en plató y en interiores intervenidos, como las localizaciones naturales y exteriores elegidos. Se ha buscado una realidad dirigida, clásica, estilizada y elegante, que nos ayudase a enmarcar una historia de amor que nada entre la realidad y la fantasía.