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Destacado: Un grupo de inadaptados busca su destino en 'Mufasa: El Rey León'
  7 minutos  Dirigida por Daniela Féjerman
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Daniela Fejerman (directora y coguionista)
Licenciada en Psicología, comenzó su actividad profesional en el mundo del teatro y obtuvo varios premios como joven autora.

Se inició como guionista en televisión, medio para el que ha escrito numerosas series (Todos los hombres sois iguales, Famosos y Familia y, más recientemente, El Pantano, entre otras muchas).

Su primer guión para el cine fue Sé quién eres, dirigido en el 2000 por Patricia Ferreira.

En 1997 y 1999 codirigió dos cortometrajes con Inés París (A mí quién me manda meterme en esto y Vamos a dejarlo). Debutó en la dirección de largometrajes, junto a París, con A mi madre le gustan las mujeres (2002). Esta película fue candidata a tres premios Goya y se ha estrenado en numerosos países de Europa y Latinoamérica.

En 2005 se estrenó su segundo largometraje como directora, Semen, una historia de amor, también codirigido con Inés París.

Recientemente, ha dirigido uno de los episodios de la serie El síndrome de Ulises, emitida en Antena 3.

7 MINUTOS es su primera película dirigida en solitario.

filmografía
como directora
2009 - 7 MINUTOS
2004 - Semen, una historia de amor (largometraje escrito y codirigido con Inés París)
2001 - A mi madre le gustan las mujeres (largometraje escrito y codirigido con Inés París)
1999 - Vamos a dejarlo (cortometraje codirigido con Inés París)
1997 - A mí quién me manda meterme en esto (cortometraje codirigido con Inés París)

como guionista
2009 - La montaña rusa, dirigida por Emilio Martínez-Lázaro (en preproducción)
2000 - Sé quién eres, dirigida por Patricia Ferreira
- La mirada violeta, dirigida por Nacho Pérez de la Paz y Jesús Ruiz Martínez (idea original)
1997 - Los hijos del viento, dirigida por José Miguel Juárez
1996 - La fabulosa historia de Diego Marín, dirigida por Fidel Cordero


Notas de la directora
¿Bastan 7 minutos para encontrar al amor de tu vida? Esta historia nace cuando el productor Gerardo Herrero nos cuenta, a Ángeles González-Sinde y a mí, la historia de una amiga suya que había acudido a una sesión de "citas rápidas" para encontrar pareja.

Nos pareció un punto de partida estupendo para hablar de las dificultades que encuentran en el mundo moderno las personas que están solas y quieren dejar de estarlo. Un mundo en el que ya no hay contextos "naturales" que favorezcan el encuentro: no existen la "plaza del pueblo", ni las fiestas, ni los bailes… En su lugar, el mercado busca su hueco, ofreciendo la posibilidad de encontrar el amor en el menor tiempo posible. Pero aunque pueda parecer que las "citas rápidas" aplican la lógica del mercado a las relaciones personales, las gentes concretas que acuden a estas citas se la juegan de verdad cada vez, poniendo toda la carne en el asador, y buscan lo que todos buscamos: querer y que nos quieran.

Enseguida nos dimos cuenta de que la mejor manera de hablar de un asunto tan serio era hacerlo en tono de comedia. Una comedia necesariamente coral, y que tenía que encontrar su punto fuerte en los personajes. Teníamos que retratar situaciones vitales muy diversas y, sobre todo, crear personajes que fueran a la vez peculiares y muy creíbles: como cualquiera de nosotros.

A partir de este momento, todo fue sumar. Emilio Martínez-Lázaro me ayudó a ultimar el guión. Conté con un equipo técnico (Fede Cambero en la dirección artística, Cristina Rodríguez en el vestuario, Alfonso Parra en la fotografía…) volcado en la creación de una comedia luminosa, urbana, contemporánea, que pretendíamos clásica en su factura pero actual en su contenido. Tuvimos la suerte de rodar parte de la película en los platós de la Ciudad de la Luz, y eso nos facilitó a todos la tarea.

Pero nada de esto sería suficiente sin unos actores que dieran carne y vida a nuestros personajes. He tenido la suerte de contar con un reparto excepcional, y de tener el tiempo necesario para ensayar con ellos, y os aseguro que ha sido una experiencia fascinante.

Marta Etura se enfrenta por primera vez en su ya dilatada carrera a un personaje de comedia. El desafío la apasionaba, y lo afrontó tirándose a la piscina. Su creación de la neurótica Nerea es para mí un prodigio de sensibilidad, delicadeza y precisión. Marta es un instrumento perfectamente afinado, capaz de dar hasta el más sutil de los matices una vez que conoce la partitura de su personaje.

Luis Callejo es uno de estos actores grandes que tienen el don de la credibilidad. Todo en él resulta verosímil. Y si a esto le unimos sus extraordinarias dotes para la comedia, tenemos una combinación perfecta. ¿Quién mejor que él para hacer especial a un "tipo corriente" como Zulu?

Pilar Castro es la creatividad hecha actriz. Propone, prueba, cambia, improvisa… Algunos de los mejores momentos que tiene en la película surgieron en el curso de esas improvisaciones. Además, supo dotar a su "Sonia" de las dosis justas de frivolidad aparente y amargura de fondo, supo encontrar la vulnerabilidad que hay tras la máscara de dureza del personaje, y esto resulta esencial para que podamos entenderla.

Toni Acosta iba a hacer en un principio el personaje de Sonia. Fue ensayando con Pilar cuando decidimos hacer la prueba de invertir los roles… y ahora no me las puedo imaginar de otra manera. Toni exploró, con una valentía y una entrega totales, su registro más contenido y también el más dramático. La mezcla de fragilidad y fuerza que transmite a su personaje me resultan conmovedoras.

Antonio Garrido parecía dar fácilmente el "tipo" del personaje, un tío de barrio, guapo, un poco macarra, simpático, un poco chulo… Pero no se conformó con eso. Buscó también su lado más tierno, y sobre todo quiso dar alma a este tipo que se enamora hasta el tuétano de una chica que sabe que no está fácilmente a su alcance.

Asier Exteandia y Juanma Cifuentes, la "extraña pareja" de la historia, resultaron una adorable pareja para trabajar con ellos. Desde el primer momento me demostraron que entendían a sus personajes mejor que yo misma. Y crearon una relación tan bonita… que daba pena que no acabasen juntos. Hasta dudé si cambiar el guión…

Por si esto no fuera suficiente, tuve a la excepcional Cristina Alcázar haciendo una auténtica creación histriónica de la histriónica Anfitriona. Al gran Aitor Mazo, que sabe sacar el jugo a los personajes más diversos, haciendo de director de orquesta vanidoso y soberbio y a Pedro Casablanc defendiendo de forma impecable a un personaje de marido impresentable.

Como veis, me pongo a hablar de los actores y no paro. Y es que fue realmente estimulante trabajar con ellos, y les estoy muy agradecida.

Pero una película no se acaba cuando acaba el rodaje. En mi caso, el tiempo pasado con Fernando Pardo en la sala de montaje fue, aparte de divertido, una ocasión para buscar juntos la estructura definitiva de la narración y para hallar también su ritmo.

Roque Baños puso la guinda al pastel. Desde el principio tenía claro que 7 MINUTOS iba a tener una banda sonora de jazz. Pero cuando Roque me propuso una big band empecé a ver las posibilidades que se abrían. Posibilidades que Roque multiplica por mil, porque he de decir que nunca he trabajado junto a alguien tan prolífico, tan creativo, tan virtuoso.

Casi ningún músico compone delante del director (yo sería incapaz de escribir con testigos). Roque lo hace, te tiene a su lado todo el rato. Y una vez que decidíamos por dónde debía ir una pieza, era alucinante verle crear complejidad, partir de una línea melódica, o una estructura rítmica, e ir añadiendo instrumentos, buscando los arreglos más brillantes, probando.

Es un privilegio asistir a la construcción de una partitura de Roque. Y cuando llegó, con todas las partituras acabadas, al estudio de grabación y empezó a sonar la Big Band de Bob Sands al completo… entonces sí que vi cómo todo lo que había escuchado en el ordenador tomaba cuerpo… y alma.

Una película con alma. Es lo que espero que hayamos conseguido entre todos.