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  New York, I love you  Dirigida por Fatih Akin, Yvan Attal, Allen Hughes, Shunji Iwai, Wen Jiang, Shekhar Kapur, Joshua Marston
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Dando vida al gran número de inolvidables personajes neoyorquinos que aparecen en el film está un reparto repleto de estrellas, donde hallamos a Bradley Cooper, Justin Bartha, Andy Garcia, Hayden Christensen, Rachel Bilson, Natalie Portman, Irrfan Khan, Emilie Ohana, Orlando Bloom, Christina Ricci, Maggie Q, Ethan Hawke, Anton Yelchin, James Caan, Olivia Thirlby, Blake Lively, Drea de Matteo, Julie Christie, John Hurt, Shia LaBeouf, Ugur Yucel, Taylor Geare, Carlos Acosta, Jacinda Barrett, Shu Qi, Burt Young, Chris Cooper, Robin Wright Penn, Eva Ammuri, Eli Wallach y Cloris Leachman.

Siguiendo los pasos de la aplaudida Paris, je t'aime (Paris, je t'aime, 2006), este proyecto es el segundo episodio de la serie Cities of Love, una serie de filmes colectivos concebidos por Emmanuel Benbihy, quien ha producido la presente película junto a Marina Grasic [Crash (Crash, 2004)].


Enamorados de un Nueva York enamorado
"¿Sabes lo que siempre me ha gustado de Nueva York?. . . esos pequeños momentos en la acera en los que piensas sobre tu vida mientras fumas... puedes ver los edificios, sentir el aire, mirar a la gente, y a veces te cruzas con alguien a quien te parece que puedes habrarle". -- Yvan Attal. Segmento de New York, I Love You

En la ciudad que nunca duerme, nadie deja de soñar en el amor. Esos sueños se hacen realidad en New York, I Love You, una colaboración narrativa hecha realidad gracias a algunos de los más apasionantes artistas de la pantalla grande y a un reparto repleto de estrellas, quienes unidos han generado una mirada caleidoscópica sobre las relaciones humanas espontáneas, sorprendentes y hasta excitantes que gobiernan el latido de la ciudad. Lo sexy, lo divertido y extraño, lo evocador e inquietante, y los encuentros reveladores irrumpen a través del paisaje de Manhattan, desde Tribeca, pasando por Central Park, hasta Harlem, forjando una gran historia de amor entrelazada tan variada y cohesionada como el mismo tejido de Nueva York.

Siguiendo los pasos de su predecesora, Paris, je t’aime, tan reconocida por la crítica, New York, I Love You es la segunda entrega de una serie de películas que el productor Emmanuel Benbihy denomina Cities of Love, las cuales llevarán al público a través de viajes de gran alcance a las ciudades más admiradas y culturalmente más influyentes del globo por medio del incontestable poder de las emociones indelebles y honestas. Las siguientes ciudades, ahora en fase de desarrollo, serán Río y Shanghai para 2010, y Jerusalén y Bombay en 2011. Si las grandes ciudades devienen el recipiente de la sociedad para las historias que no se han contado, Benbihy se ha propuesto, como el coleccionista de mariposas, acumular esos bellos cuentos hechos de instantes impregnados de deseo, contacto, y esperanza, para explorar las cosas que nos unen a todos, sin importar nuestro origen, nacionalidad o forma de ver la vida.

"Mi idea consistió siempre en la realización de una serie de películas que ilustraran la idea universal del amor por todo el mundo" --comenta Benbihy--. "Comencé por París porque yo soy de allí, pero siempre intenté hacer algo similar con todas las ciudades míticas, de las que por supuesto Nueva York tenía que formar parte. Nueva York es una ciudad con el potencial de hacer que todo aquél que la mire comience a soñar. La primera vez que fui a Nueva York tenía siete años, en la década de los setenta, y desde entonces he tenido mi particular idilio romántico con la ciudad".

Con New York, I Love You, Benbihy aplica su concepto de película correalizada por numerosos directores no sólo a los icónicos vecindarios de Manhattan, desde el Upper West Side al Soho, sino también un paso más allá, a través de nuevos límites, para adentrarse en lo que el bautiza como "realización colectiva". Mientras la película contiene historias de diferentes realizadores cuyos orígenes y miradas creativas son del todo distintos, el objetivo estaba en entretejerlas en una singular narrativa entrelazada que oficiara como oda al contacto humano fundamental, no únicamente en substancia sino también en estructura.

"Esta película no es en absoluto una antología" --afirma Benbihy categóricamente--. "La ambición de este formato no consiste en enhebrar un puñado de cortos uno tras otro, sino más bien en crear una experiencia cinematográfica singular que sencillamente resulta que la han hecho posible una serie de realizadores distintos. Queríamos que los personajes no se limitaran a vivir dentro de sus respectivas historias, sino que se toparan con las otras, cruzaran senderos, y erigieran una comunidad, de tal manera que a partir de esa diversidad emanara un sentido unitario. Este film presenta parecido con otras cintas realizadas por un único realizador: Crash (Crash, 2004); Magnolia (Magnolia, 1999); Babel (Babel, 2006); o Vidas cruzadas (Short Cuts, 1993), películas cuyo argumento ha generado en el público una reacción muy fuerte; la diferencia está en que nosotros hemos recurrido a una variedad de directores".

Benbihy hace hincapié en que tanto él como el resto de artistas que han participado en sus filmes todavía se hallan en los primerísimos estadios de una exploración que ahonda en el máximo potencial que puede albergar en el futuro la realización colectiva. "Se trata de un concepto ambicioso para el que en realidad no hay precedente, y que todavía presenta gran número de obstáculos y desafíos" --admite el productor--, "sin embargo es algo que se hizo muy emocionante para los realizadores a quienes recurrimos y está deviniendo una realidad".

Inicialmente, la idea despertó la imaginación de la productora Marina Grasic, quien lleva siendo de hace mucho todo un puntal en el mundo del cine independiente, ejerciendo como productora ejecutiva de la oscarizada Crash, quizá la más celebrada entre las películas con varias historias entrelazadas, por cuya estructura Benbihy sentía la mayor curiosidad. Cuando ambos se encontraron en el Festival de cine de Cannes, se asociaron rápidamente.

"Cuando conocí a Emmanuel, me emocioné al enterarme de que estaba planeando realizar un film sobre Nueva York en la línea de Paris, je t’aime" --recuerda Grasic--. "A su vez, creo que se interesó por mí porque había estado involucrada en cintas que se sitúan en la vanguardia por lo que se refiere a estructura y formato. Se trataba de un encuentro que el azar hizo afortunado".

Pero tras intentar arrancar el proyecto desde Los Ángeles, se le aconsejó enfervorizadamente a Benbihy que incrementara la intensidad de su enfoque al estilo de Nueva York. "Anthony Minghella me llamó y me dijo ‘Estoy en Nueva York, ¿dónde estás?’ Si quieres hacer una película en Nueva York, tendrías que estar aquí; y si quieres trabajar conmigo, deberíamos encontrarnos". Así que recogió todo lo suyo y se trasladó a Nueva York al día siguiente para estar en pleno meollo de la cuestión, lo cual era cuanto necesitaba para inspirarse y hacer que todo se moviera rápidamente. "Le debo mucho a Anthony" --admite Benbihy.

Asimismo, empezó a buscar la combinación química adecuada de realizadores emergentes. "No deseba recurrir a los neoyorquinos de siempre, de Spike Lee a Martin Scorsese, pasando por Woody Allen, pues todos conocemos ya su modo tan íntimo de ver y entender Nueva York. En lugar de eso, buscaba directores que percibieran la ciudad de maneras aún no vistas" --explica.

"Conscientemente, opté por jóvenes y recientes profesionales de todo el mundo, directores que fueran innovadores en su modo de mirar, que forzaran los límites de lo cinematográfico, que pudieran ver Nueva York no como solía ser sino como realmente es hoy, justo en este preciso instante. En algunos casos, esta película significaba una primera tentativa de rodar en Nueva York por parte de ciertos directores. Para otros, era la ocasión de revisitar la ciudad desde una perspectiva distinta. El grupo resultante presentaba una gran diversidad, una colección de hombres y mujeres con estilos y modos de entender las relaciones bien distintos, sin embargo, lo que todos tenían en común era la posesión de una mirada original con que percibir el amor, la vida y Nueva York".

Benbihy se sentía gratificado por el hecho de que los realizadores a los que recurrió le respondieran con entusiasmo apasionado. Nos comenta: "Creo que se vieron atraídos por la sensación de libertad, algo muy escaso actualmente en el mundo de la realización cinematográfica, por el hecho de intentar algo nuevo a muy distintos niveles, por trabajar con actores con quienes siempre habían soñado trabajar, por estar involucrados en una producción que estaba absolutamente abierta a sus deseos y fantasías personales y, por encima de todo, por ofrecer al público experiencias que probablemente no había tenido anteriormente".


De cómo 11 directores rodaron una película en 8 semanas
Con miras a activar el proceso intensamente creativo, por no mencionar la narrativa tremendamente dinámica, en la realización de New York, I Love You, a cada uno de los once realizadores se le proveyó inicialmente de un puñado de normas sencillas pero inquebrantables para sus guiones; entre ellas, las siguientes:

- Cada historia tenía que identificarse visualmente con uno o más barrios de Nueva York.

- Cada historia debía contener algún tipo de encuentro amoroso definido en líneas generales.

- No habría fundidos en negro al final o al inicio de cada segmento.

Pronto se vio Benbihy desarrollando simultáneamente once historias increíblemente complejas. Aunque cada segmento iba a durar unos ocho minutos, cada uno de ellos contenía gran cantidad de revelaciones e ideas imponentes que merecían dedicarles largas conversaciones y debates con sus apasionados creadores.

Una vez que los guiones se acabaron, hubo un nuevo paquete de normas de rodaje que atender:

- Cada realizador, junto con el director de fotografía y reparto de su elección, rodaría únicamente durante dos días y dos noches.

- A continuación, ese realizador se dirigiría a las instalaciones de montaje junto con el montador de su elección durante siete días, mientras un nuevo director y su reparto comenzarían a rodar.

- Los diseñadores de producción y vestuario y todo el equipo técnico de base permanecerían en la producción a lo largo de todas las agotadoras aunque excitantes ocho semanas de rodaje.

"Rodábamos sin parar desde el primer día, sin respiro, yendo directamente de un director a otro" –explica Benbihy--. "La organización necesaria para la consecución de todo eso devino extremadamente desafiante y muy concreta. Lo que ocurría es que no existía una estructura en la realización cinematográfica para la consecución de un film con más de dos directores, de tal modo que tuvo su propio proceso. Esto implicaba que había de existir una comunicación realmente excepcional entre todos para esta nueva forma de producción".

A la vez, el modo de abordar la producción estaba siempre abierto a los accidentes creativos y al fruto de la colaboración. Grasic comenta: "Fuimos muy afortunados al trabajar desde un edificio del West Village donde pudimos disponer de la oficina de producción en una planta y la sala de montaje en otra. De tal modo que teníamos a un director dispuesto para rodar mientras que otro montaba, todo lo cual ayudaba a generar un entorno verdaderamente creativo e inspirador. Teníamos a todos esos artistas haciéndose visitas mutuas e interactuando de un modo que no hacía sino contribuir más a la cohesión y al sentido de comunidad que queríamos en esta cinta. Aquello casi se parecía a un taller de cine".

En determinado momento, por ejemplo, el director germanoturco Fatih Akin estaba trabajando al lado de su largamente admirado director norteamericano, Allen Hughes. "Se hacía realmente emocionante incluso acercarse a pedirle algo de leche para el café" --ríe Akin.

Mientras tanto, el equipo también estaba rodando las secuencias de transición que debían unir las historias individuales del film, por medio de la historia de una operadora de cámara de vídeo neoyorquina que va de barrio en barrio (encarnada por la actriz fracoamericana Emilie Ohana [Vatel (Vatel, 2000)]) en lo que es una experiencia singular. Esas transiciones las ha dirigido Randy Balsmeyer, más conocido por sus colaboraciones con profesionales como Spike Lee, los hermanos Coen, David Cronenberg y Robert Altman, creando inolvidables secuencias de títulos.

"Las transiciones devinieron un modo interesante de atraer al público y de retarles con nueva información sobre los personajes que han conocido así como también para presentarles un grupo que denominamos ‘personajes de la comunidad’" --precisa Benbihy--. "Una de las ideas maravillosas que Randy Balsmeyer nos aportó fue esa del uso de una operadora de video, una artista cuyo trabajo une a la gente en torno a ella, con miras a unir nuestras historias".

La producción en las desenfrenadas y vigorosas calles de Nueva York siempre resulta un desafío estimulante, pero con New York, I Love You, ese reto se vio intensificado en varias magnitudes a medida que los directores colectivamente atravesaban centímetro a centímetro la ciudad, rodando en exteriores e interiores, en las esquinas de las calles, en bares y apartamentos, entrando en contacto con cada obstáculo y situación concebible, mientras trataban de completar sus respectivos segmentos en las 48 horas concedidas.

Afortunadamente, de principio a fin, la ciudad de Nueva York en sí misma permaneció tras el proyecto. Grasic remarca: "Había la convicción plena de que esta película era una carta de amor a la ciudad y la infraestructura de la City fue muy generosa con su apoyo. Eso significó mucho para nosotros porque esta producción no fue nada si no presentó verdaderos problemas de logística. Sólo el transporte ¡ya era alucinante! Teníamos a directores y actores entrando y saliendo del país en avión constantemente, y había problemas con inmigración, y problemas con los hoteles, y lo sorprendente era que, por desalentador que todo aquéllo fuera, todo resultó tan bien como quizá hubiéramos podido esperar. Nueva York fue absolutamente acogedor y, por supuesto, siempre inspirador".

Por mucho que se hubiera estudiado la estrategia de esta espectacular producción, Benbihy y Grasic eran conscientes de que con tantos factores creativos en juego y al mismo tiempo tendrían que evolucionar encajando la impredecible naturaleza de la empresa.

Benbihy resume: "Cuando haces una película como ésta, las cosas están evolucionando y cambiando constantemente, y la clave reside en estar siempre a punto para la ocasión de abrir la puerta que lleva a algo más. Finalmente, el film acabado es el resultado de un equilibrio entre los muchos elementos en juego: la mezcla de lo divertido y lo optimista con lo novedoso y poético. Se trata de un viaje a Nueva York diferente de lo que el público está acostumbrado a ver, pero lleno de entusiasmo por el amor y las toneladas de aire fresco".


Jiang Wen en Chinatown
Un carterista (Hayden Christensen –saga de La guerra de las galaxias (Star Wars); Jumper (Jumper, 2008)—) da con la imagen de una bella joven (Rachel Bilson –Jumper (Jumper, 2008); O.C. (The O.C., 2003-2007)--) en una cartera que ha robado, y pronto se ve en una batalla contra el actual su actual novio (el nominado al Oscar, Andy García –Los intocables de Eliot Ness (The Untouchables, 1987); Ocean’s Thirteen (Ocean’s Thirteen, 2007)--) en pos del corazón de la muchacha, entre otras cosas.

Jiang Wen, con frecuencia considerado el actor más famoso de China, ha escrito y dirigido este segmento. Wen quizá resulta más famoso por su papel protagonista, conocido internacionalmente, junto a Gong Li, en Sorgo rojo (Hong gao liang, 1987), de Zhang Yimou. La primera vez que resultó reconocido en su China natal fue con su papel protagonista en la serie televisiva A Native of Beijing in New York (1993). Otros largos en su haber como actor son Hibiscus Town-Fu Rong Zhen (1986); Black Snow-Ben Ming Nian (1990); La sombra del emperador (The Emperor’s Shadow-Quin Song, 1996), The Soong Sisters- Song jia huang chao (1997), y Keep Cool-Mantén la calma (Keep Cool- You hua hao hao shuo, 1997), de Yimou. Efectuó su debut como director cinematográfico con Días de sol (In the Heat of the Sun- Yangguang Canlan de Rizi, 1994), que ganó el premio al mejor actor en el Festival de cine de Venecia, además de seis Caballos de oro taiwaneses, entre ellos, el de mejor director. A continuación, dirigió Los demonios en mi puerta (Devils on the Doorstep- Guizi lai le, 2000), que se hizo con el Grand Prix en el Festival de Cannes, y recientemente ha dirigido The Sun Also Rises- Tai yang zhao chang sheng qi (2007), que se proyectó en la sección competitiva en el Festival de cine de Venecia de 2007.

Benbihy se sintió afortunado de poder contar con la participación de Jiang Wen. "Esencialmente, es el Robert DeNiro de China" --precisa--. "Es un actor importante, pero también es un director cinematográfico muy audaz. Ya había querido trabajar con él en Paris, je t’aime, pero las circunstancias no lo permitieron, no obstante insistió mucho en formar parte New York, I Love You".

A Rachel Bilson, célebre entre los espectadores televisivos por su papel como Summer Roberts en la popular O.C. (The O.C., 2003-2007), le faltó tiempo para aprovechar la oportunidad de asumir el papel de una mujer cuyo corazón casi se lo disputan como una pelota en medio de un bar de Manhattan. "Me encantó Paris, je t’aime, de tal modo que me atraía mucho la idea de hacer algo similar en Nueva York" --comenta--. "Y esta historia aborda un momento que es casi un cliché en Nueva York, cuando alguien te roba la cartera y efectúa un gran giro romántico con ello. Cuando lo leí, sentí como si el feeling de la ciudad se transmitiera a través de esta historia".

Bilson también se entusiasmó al reunirse en la gran pantalla con Hayden Christensen, con quien recientemente había sido protagonista en el thriller de acción Jumper (Jumper, 2008). "Me encanta trabajar con Hayden porque creo que tiene mucho talento y ésta ha sido una curiosa manera de tener esas posibilidad de nuevo". --comenta la actriz.

No obstante, por encima de todo Bilson se sintió atraída por el hecho de trabajar con Jiang Wen, una oportunidad del todo singular para una actriz norteamericana. "Sus ideas visuales son en verdad extraordinarias. Su mirada es imponente y es muy inteligente" --comenta--. "Siempre resulta gratificante que un director comprenda lo que es estar al otro lado de la cámara, y como actor, Jiang Wen posee esa cualidad. Trabajábamos con él por medio de un traductor, pero incluso así hubo siempre una gran sensación de comunicación. De eso era precisamente de lo que iba todo este proyecto: reunir a gente procedente de todo el mundo en una tentativa de colaboración para captar una gran ciudad".


Mira Naur en el Distrito de los diamantes
Un vendedor de diamantes indio (Irrfan Khan –Slumdog Millionaire, ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog Millionaire, 2008)--) y una chica a punto de casarse (la nominada al Oscar, Natalie Portman –Closer (Closer, 2004); Paris, je t’aime (Paris, je t’aime, 2006)--) experimentan un contacto íntimo en medio de una tensa negociación sobre diamantes. Él es un devoto jainista. Ella es una judía jasídica. Sin embargo, mientras coquetean con las creencias culturales del otro, desde los alimentos prohibidos a las cabezas afeitadas, súbitamente alcanzan un momento único de profunda y prolongada relación.

Este film, rodado en el Distrito de los diamantes del Midtown de Manhattan, lo ha dirigido Mira Nair, cuyo debut en el largo fue con Salaam Bombay! (Salaam Bombay! 1988), donde se revelaba las entrañas de Bombay de un modo jamás antes visto, granjeándose una nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, entre muchos otros galardones. Nair, quien actualmente reside en Nueva York, seguiría a la dirección con títulos como Missisipi Masala (Missisipi Masala, 1991); Cuando salí de Cuba (The Pérez Family, 1995); Kamasutra, una historia de amor (Kama Sutra: A Tale of Love, 1996), y el mediometraje televisivo The Laughing Club of India (1999). Su retrato de una complicada boda panyabí, La boda del Monzón (Monsoon Wedding, 2001), se vio reconocido con el León de Oro en el Festival de cine de Venecia, además de una nominación al Oscar de la mejor película de habla no inglesa. A continuación, dirigió el telefilm de la HBO, Ciegas de amor (Hysterical Blindness, 2002), que dio su fruto en forma de Globo de Oro para la estrella Uma Thurman. Últimamente, Nair ha dirigido dos adaptaciones substancialmente distintas: una es la del clásico de Thackeray, La feria de las vanidades (Vanity Fair, 2004); y la otra es la de la novela contemporánea de Jumpha Lahiri, The Namesake (The Namesake, 2006).

El director de fotografía Declan Quinn ha rodado la historia de Nair para New York, I Love You; recientemente fue objeto de reconocimiento por su labor visceral, cámara al hombro, en la cinta de Jonathan Demme, La boda de Rachel (Rachel Getting Married, 2008).

Acerca del segmento de Nair, Emmanuel Benbihy comenta: "La historia de Mira resulta muy provocativa y ahonda hasta el fondo de los momentos más inexplicables e impredecibles que precisamente se producen en una ciudad como Nueva York. Ha creado un bello sueño entre un vendedor de diamantes jainita y una novia jasídica que muestra que incluso con todos los códigos y normas, a esas dos personas aún les es posible hallar un lazo que va más allá de todo eso. Se trata de algo muy inusual y resonante; las imágenes de Nair se quedan residentes en ti".

Marina Grasic añade: "Desde un punto de vista creativo, esta historia se ofrecía tremendamente divertida además de posibilitar una exploración apasionante de cómo las distintas culturas entran en contacto en Nueva York. Dado que Mira vive en Nueva York, conoce la ciudad muy bien, y por ello ha podido añadir matices a los matices. La escena de boda devino particularmente divertida de rodar: todo ese tremendo boato se logró en un tiempo increíblemente corto. Natalie e Irrfan poseen mucho talento y gracia; trabajar con ellos ha sido sencillamente un placer".

Recientemente, Irrfan Khan ha trabajado con Mira Nair en The Namesaker, y no pudieron resistirse a hacerlo de nuevo. "Trabajar con ella siempre produce una descarga de adrenalina, es como estar en una montaña rusa, y esta vez no ha sido diferente" --comenta Khan--. "Me encanta tanto la historia como el narrador".

También él disfrutó su primer trabajo junto a Natalie Portman y, por medio de la interpretación de ésta, comprendió exactamente lo que su personaje experimenta en ese efímero momento de deseo compartido entre ambos. "Trabajar con Natalie ha sido una experiencia tan breve como bella, como el film en sí mismo" --observa--. "Cuando mi personaje ve por primera vez a esa novia jasídica con la cabeza rapada, lo que ve es un diamante inocente. Lo que más le cautiva es su vulnerabilidad".

Portman nunca antes había trabajado con Nair, y efectivamente repara en que nunca antes había trabajado con una directora de cine, excepción hecha de un film de estudiante. "Mira ha sido una verdadera inspiración para mi" --comenta Portman--. "Resulta muy directa, diáfana, y controladora sin sacrificar nada de su feminidad. Ha sido un gran golpe de suerte haber tenido esta oportunidad de trabajar con ella antes de mi propia experiencia como directora en el mismo film".

En pocos minutos, la historia atrajo a Portman por el sorprendente alcance de sus sentimientos. "Pese a que soy judía, no soy muy religiosa, de tal modo que para mí éste era todo un nuevo mundo que investigar" --explica--. "Para mi, resultaba muy intrigante cómo los judíos ortodoxos han creado su propia burbuja cultural dentro de la ciudad, y admiro ese tipo de autogestión. Pero creo que este segmento también refleja los inesperados senderos que se cruzan en esta ciudad. Por ejemplo, mi bisabuelo era un inmigrante judío procedente de Ucrania que vivía en Brooklyn cuando el cambio de siglo, y no obstante hablaba mandarín porque iba vendiendo puerta a puerta en Chinatown. Nueva York es increíble en ese sentido y esta historia capta esa especial característica en las relaciones".


Shunji Iwai en el Upper West Side
Oculto en un apartamento lúgubre de la parte alta de la ciudad, un joven músico (Orlando Bloom –la saga de Piratas del Caribe--) trabaja enfebrecidamente para ultimar la partitura para un film de animación, mientras sólo permanece en contacto con el mundo exterior por medio de llamadas telefónicas y correos electrónicos con la misteriosa e invisible ayudante del director (Christina Ricci –Monster (Monster, 2003); Speed Racer (Speed Racer, 2008)--). Cuando la ayudante le envía un mensaje diciéndole que debe leerse dos novelas de Dostoyevsky con miras a comprender su labor creativa, el músico se las tiene con esa extraña solicitud; sin embargo, cuando la ayudante aparece en el umbral de su casa para ayudarle en la lectura, todas sus distintas modalidades incorpóreas de comunicación, desde la música a los teléfonos móviles pasando por la literatura, contribuyen a un sorprendente momento en bruto aquí y ahora.

Shunji Iwai, uno de los más populares e influyentes directores del Japón, es quien ha aportado este segmento de la película, que ha coescrito junto al apreciado guionista Israel Horovitz (--Sunshine (Sunshine, 1999)--). El estilo visual de Iwai resulta tan conocido en Japón que se le conoce como "la estética Iwai". Entre sus largos, cabe citar Carta de amor (Love Letter, 1995), que se distribuyó en los Estados Unidos con el título When I Close My Eyes; Swallowtail Butterfly (1996); Historia de abril (April Story, 1998); All About Lily Chou-Chou (2001); el popular corto Hana and Alice (2004); y A Filmful Life (2006).

A Benbihy le atrajo de Iwai su perspectiva propiamente del siglo XXI. "Se trata de un joven director a quien las generaciones jóvenes adoran" --comenta--. "Es un artista completo; hace todo en sus películas, no sólo la dirección, sino también la música y el montaje, y posee un modo muy original y en cierta medida irracional de mirar el mundo".

La película también sugiere un camino hacia el amor propio del siglo XXI, por medio de la tecnología. "Observamos cómo se forja una relación por medio de todos esos media: los ordenadores, los teléfonos móviles, las imágenes animadas, los contestadores automáticos, la música, los libros" --observa Benbihy--. "En muchos aspectos, se trata de un mundo virtual, y aún así podemos percibir cómo se configura un auténtico vínculo. Me encanta que este segmento termine cuando comienza una relación pues hay mucha esperanza y expectativas en la misma".

Fiel a su ethos, Iwai ha construido de la nada la mayoría de los decorados en estudios, con particular atención en el detalle, para luego soltar a sus dos actores, Bloom y Ricci, en este mundo ligeramente irreal. "Orlando y Christina disfrutaron de un tiempo en verdad interesante porque esto era algo muy diferente" --comenta Grasic--. "De modo particular, no creo que la gente haya visto a Orlando así anteriormente, tan hundido y sucio. Pienso que realmente se ha sentido identificado con esta experiencia de un artista que vive un momento muy, pero que muy romántico. Cuando finalmente se encuentran él y Christina, se produce uno de los momentos más sorprendentes y curiosos de la película".


Yvan Attal en el Soho
Un seductor y embaucador (Ethan Hawke, dos veces nominado al Oscar --Día de entrenamiento (Training Day, 2001)--) se lía en un juego de seducción con una mujer deslumbrante (Maggie Q –Misión imposible 3 (Mission Impossible, 2006); La jungla 4.0. (Live Free or Die Hard, 2007)--) en el bordillo de fuera de un restaurante del Soho... sólo para descubrir, mientras se giran las tornas, que ella no es el tipo de mujer que pueda seducirse. Lo que el tipo considera "una situación tranquila e íntima" resulta ser un encuentro más singular de lo que él jamás hubiera imaginado.

Este cómico momento neoyorquino es uno de los dos en New York, I Love You que han surgido de la mirada del director y actor francés Yvan Attal, nacido en Israel, quien colaboró en el guión junto al joven guionista galo, Olivier Lécot. Attal comenzó la carrera como actor galardonado (y no ha dejado de actuar: recientemente como protagonista en la cinta de Steven Spielberg, Munich (Munich, 2005), y en Hora punta 3 (Rush Hour 3, 2007), de Brett Ratner) y efectuó su debut cinematográfico con Mi mujer es una actriz (Ma femme est une actrice, 2001), protagonizado por la auténtica esposa de Attal, Charlotte Gainsbourg. A ello siguió la comedia dramática Ils se marièrent et eurent beaucoup d'enfants (2004), reconocida por la crítica, que protagonizan Johnny Depp y Gainsbourg. El director de fotografía franco Benoit Debie (--El hijo del mal (Joshua, 2007); Irreversible (Irréversible, 2002)--) ha rodado ambos segmentos de Attal.

Benbihy recuerda que Attal se incorporó al proyecto rebosante de ideas. "Propuso cierta cantidad de historias distintas que contenían encuentros de gente que fuma cigarrillos en un restaurante" --comenta--. "Las dos que finalmente incorporamos devienen muy complementarias, y refuerzan la unidad de la cinta. Ambas se inician con la misma sensación sexy y picante y ambas se resuelven con algo diferente a lo que se está esperando".

Efectivamente, en el primer segmento, lo que aparenta ser la seducción de un hombre se convierte un encuentro muy particular. "Para cada una de las jóvenes que se ha visto al otro extremo de este tipo de juego, que alcanza a tener propuestas indecentes, resulta estupendo ver a Maggie Q reír la última" --comenta Grasic--. "Pero la pieza también se guarnece con muchos temas interesantes acerca de cómo coincide la gente y de lo difícil que resulta efectuar el primer movimiento. Creo que mucha gente se identificará realmente con Ethan Hawke y se divertirá con su comportamiento escandaloso en esta pieza".

Pese a estas quintaesenciales situaciones neoyorquinas que rodaba Attal, ésta era la primera ocasión en que éste filmaba en Nueva York. "Yvan es un gran colaborador" --resalta Benbihy--, "y a todos les encantaba trabajar con él. Es muy sensible para con los actores y articulaba sus piezas con las interpretaciones".

Maggie Q se interesó en esta colaboración por la oportunidad de trabajar en un entorno tan colaborativo, y por su personaje tan enérgico. "Colaborar a este nivel con toda la gente implicada en este proyecto era tan diferente como emocionante" --comenta la actriz--. "También me gustó que mi segmento fuera tan divertido. La mayoría de las veces, el amor resulta muy serio, y es simpático que podamos reír. Siempre me ha encantado que las mujeres lleven la delantera de un modo inteligente y divertido. ¿Se trata realmente de uno de esos momentos quintaesenciales de Nueva York? A menudo, las mujeres neoyorquinas alcanzan gran nivel de resistencia y rápido ingenio, de tal modo que creo que deberíamos admitir que si".

El segundo momento de Yvan Attal se inicia de un modo muy parecido al primero, con un hombre y una mujer que entrechocan en el momento en que avanzan afuera de un restaurante para fumar. En esta ocasión, es la mujer (Robin Wright Penn --, La sombra del poder (State of Play, 2009); Forrest Gump (Forrest Gump, 1994)--) quien resulta la seductora, y el hombre (el oscarizado Chris Cooper –American Beauty (American Beauty, 1999); El espía (Breach, 2007), quien se ve sorprendido por la urgencia de los avances femeninos. Sin embargo, cuando ambos regresan a sus respectivos asientos en el restaurante, se desvela el secreto que ambos comparten.

"Me encanta esta pieza porque te sorprende totalmente" -comenta Grasic-. "Hablamos de acabarla con lágrimas o bien con risas, pero se debe a un golpe de genio de Yvan Attal que se combinen ambas cosas. Yvan te deja anhelando saber más acerca de esa gente. El modo en que rueda, todo se ha equilibrado cuidadosamente y elaborado creativamente".


Brett Ratner en el Central Park
Cuando el farmacéutico del vecindario (el nominado al Oscar, James Caan –El padrino (The Godfather, 1972); Misery (Misery, 1990)--) sugiere a un adolescente entusiasta últimamente acongojado (Anton Yelchin –Charlie Bartlett (Charlie Bartlett, 2007); Star Trek (Star Trek, 2009)--) que lleve a su bella hija (Olivia Thirlby –Juno (Juno, 2007)--) al baile del instituto, el joven va a verse envuelto en una noche llena de sorpresas desenfrenadas en Central Park. Cuando se encuentran, el chico queda sorprendido por el hecho que ella está en silla de ruedas. Impertérrito, acompaña a la chica al baile, sin embargo, cuando de regreso se ven obligados a atravesar el parque, la noche se tornará mágica y romántica contribuyendo a que el sueño perfecto se haga una realidad.

Esta mirada a Nueva York impregnada de juventud surge del destacado director norteamericano, Brett Ratner, quien debutó con el atronador éxito de cine de acción, Hora punta (Rush Hour, 1998), protagonizada por Jackie Chan y Chris Tucker, y que, desde entonces, ha dirigido dos secuelas más: Hora punta 2 (Rush Hour 2, 2001) y Hora punta 3 (Rush Hour 3, 2007). Otras notorias cintas de Ratner son la tercera entrega de la serie X-Men: X-Men 3: La decisión final (X-Men: The Last Stand, 2006); El dragón rojo (The Red Dragon, 2002), con Anthony Hopkins, Edward Norton y Ralph Fiennes; y El gran golpe (After the Sunset, 2004), con Pierce Brosnan y Salma Hayek. Asimismo, produjo la muy exitosa serie televisiva Prison Break (2005-2007). Para rodar su segmento, Ratner se ha traído consigo al director de fotografía polaco Pawel Edelman (nominado al Oscar por El pianista (The Pianist, 2002)).

Fue Ratner quien primero se acercó a Emmanuel Benbihy, al haber oído hablar sobre el proyecto a su amigo Yvan Attal. A Benbihy le encantó la idea de incorporar a la empresa a un director de Hollywood inclinado hacia el cine dinámico y de acción. "Me gusta el estilo que tiene, el cual representa la tendencia del cine norteamericano actual, pero al tiempo se trata de un realizador muy agudo y con talento" --comenta Benbihy--. "También resulta simpático tener esta ráfaga de comedia norteamericana justo al lado de algunos de esos segmentos más poéticos. Es sorprendente, ligero, y muy divertido. Brett estaba entusiasmado por unirse a este proyecto, y aportó a todo el proceso una buena dosis de energía y de conocimientos cinematográficos".

A Ratner, quien había realizado cierta cantidad de cortometrajes innovadores antes de devenir uno de los más destacados directores de cine en Hollywood, le encantaba el estilo áspero, sin pulir, de New York, I Love You. "Me encantaba que hubiera normas y parámetros, que sólo pudiéramos rodar durante dos días, todo lo cual era para mí muy divertido" --comenta Ratner--. "Se trataba de una experiencia diametralmente opuesta a la realización algo tan espectacular y vasto como X-Men, donde uno ha de evolucionar sabiendo con toda exactitud lo que quiere. Aquí era libre para experimentar. Había algo liberador en ello, pero también muy desafiante a su propia manera".

Desarrolló su historia con su socio guionista de hace mucho, Jeff Nathanson (Hora punta 3 (Rush Hour 3, 2007); La terminal (The Terminal, 2004); Atrápame si puedes (Catch Me if You Can, 2002)), basándose en un cuento de indiscreción juvenil que admite es semiautobiográfico. "La historia es en parte autobiográfica y en parte leyenda urbana" --bromea Ratner--. "Pero lo que me gusta de ella es que presenta un tono distinto al del resto de los segmentos. En una película acerca del amor, se quiere hacer reír y llorar al mismo tiempo, y a mí me entusiasmaba abordar la risa. Siempre me he sentido arrastrado por las películas que captan cierto feeling de juventud, y yo quería aportar ese tipo de característica".

Marina Grasic cree que el segmento de Ratner consigue precisamente eso: "Brett introduce a los personajes jóvenes de la película y explora lo que desde entonces aprendí era una experiencia sorprendentemente común en Nueva York: los momentos de sexo y amor en Central Park. Para nosotros, una de las maravillosas sorpresas de este rodaje fue Olivia Thirlby, quien demostró un gran control de su personaje y trabajó deliciosamente con Anton Yelchin. Dieron en el clavo en cómo reflejar todas las torpezas y comicidad de la historia".

Como neoyorquina de nacimiento, Thirlby comenta su entusiasmo por formar parte de New York, I Love You. "De hecho, ya era una gran admiradora de Paris, je t’aime, de tal modo que me sentía emocionada ante la perspectiva de participar" --comenta. Una vez en el plató, las cosas empezaron a ser incluso más interesantes. Thirlby continúa--: "Brett y yo tuvimos una excelente relación laboral porque a ambos nos agrada hacer uso de la improvisación. Trabajamos al unísono tratando de lograr que nuestro segmento fuera tan dulce y divertido como fuera posible, con la esperanza de que el público quedara tan encantado como nosotros por su puerilidad".

Sorprendentemente, este segmento de New York, I Love You connotaba algunos de los problemas logísticos de mayor envergadura. Ocurrió que cuando se rodó en Central Park, la City de Nueva York prohibió expresamente que se afectara de manera alguna la vegetación y los árboles, lo que significó que la producción tuvo que traerse su propio árbol para una secuencia clave.

Thirlby comenta: "Personalmente, creo que el mayor desafío fue tener que rodar esa escena en el frío tiempo de marzo ¡llevando tan sólo un fino vestido de fiesta!"

Ratner concluye: "En ciertos aspectos, todo cuanto podía ir mal en los dos días de nuestro rodaje, ¡fue mal! Sin embargo, fue emocionante tratar de ser ambicioso con las limitaciones impuestas. En resumidas cuentas, estoy feliz con este reparto y con el modo en que se resolvieron las cosas. Me encanta que nuestra divertida historia encaje en esta ecléctica estructura narrativa".


Allen Hughes en Greenwich Village
Dos angustiados amantes (Drea De Matteo –Los Soprano (The Sopranos, 1999-2006)--, y Bradley Cooper –Resacón en Las Vegas (The Hangover, 2009); De boda en boda (Wedding Crashers, 2005)--) se precitan el uno al otro a través de Manhattan, uno en metropolitano, el otro a pie, mientras tratan de dilucidar si su encuentro amoroso fortuito ha significado algo antes de encontrarse una segunda vez. Miedos, ansiedades, excusas y defensas les acompañan en sus respectivos trayectos a través de la ciudad, hasta que todo encubrimiento se desvanece en el preciso instante en que vuelven a cruzar la mirada.

El sentimiento de trepidación urbana de este segmento es el fruto de la combinación de la maestría del prometedor guionista Xan Cassavetes y del director Allen Hughes. Éste, junto a su hermano Albert, dejaron indeleble trazo en la industria con el film en que debutaron, Menace II Society (1993), cuya première fue en el Festival de cine de Cannes y se convirtió en un fenómeno cultural de gran influencia. A ello siguió Dinero para quemar (Dead Presidents, 1995), el largo documental American Pimp (1999), y Desde el infierno (From Hill, 2001), una estilizada mirada a la historia de Jack el destripador protagonizada por Johnny Depp. El director de fotografía escocés Michael McDonough (Quid pro Quo (Quid Pro Quo, 2008)) se ha unido a los hermanos Hughes en el equipo creativo encargado de este segmento.

Para los productores de New York, I Love You, la ocasión de disponer de los hermanos Hughes era una excitante vía hacia la consecución del amplio abanico estilístico que se deseaba para el film. "El trabajo de Allen es un espectáculo hecho de música, imagen, y voz en off" --comenta Benbihy--. "Los hermanos Hughes son célebres por sus rodajes urbanos, pero aquí Allen ha elegido evolucionar en una dirección inesperada con la creación de una pieza musical sofisticada en torno al comienzo del amor a partir del guión muy cinematográfico de Xan Cassavetes. Me he divertido mucho trabajando con Allen. Resulta alguien tímido y reservado, aunque al mismo tiempo es firme por lo que se refiere a sus intenciones visuales, vivo ejemplo del puño de hierro en guante de terciopelo. Y su hermano es un montador increíble, que resuelve del modo más pulido complicados cortes".

Grasic se muestra igualmente impresionada: "Los hermanos Hughes podrían afrontar sin duda alguna cualquier cosa en cualquier género" --comenta--. "Esta historia introduce muchos contrastes deliciosos, la parte baja y la parte alta de la ciudad, el metro, y las calles, y se apodera de la auténtica sensación de estar en esta ciudad de noche. Ese plano final en que los dos amantes finalmente se besan es uno de los más bellos y originales que he visto en mi vida".

Desde hace mucho, amigo de los hermanos Hughes, Bradley Cooper estuvo dispuesto a incorporarse al proyecto a partir del mismo instante en que leyó el guión de Xan Cassavetes. "En cuanto lo hube leído, pensé: ‘yo he sido este tipo’" --recuerda--. "Todos hemos experimentado esos momentos en que la ansiedad nos priva de ver lo que ocurre realmente, cuando el tiempo y el espacio diluyen nuestro vínculo con alguien hasta que nos enfrentamos con el poder de los mismos cara a cara. También me encantó el modo en que la historia emplea Nueva York como un personaje más, cómo la ciudad deviene el conflicto y la barrera entre esos dos amantes. Y sabía el modo en que se haría, sería tan interesante como nada ortodoxo, con ese ritmo trepidante de los Hughes".

A Cooper también le encantó trabajar con Drea De Matteo de esta manera tan intensa: "No nos conocimos hasta la cena que tuvimos la noche previa al inicio de rodaje. Me sentí inmediatamente afortunado porque es fantástica. Fue estupendo que congeniáramos porque el rodaje fue algo así como una carrera contrarreloj. Disponíamos sólo de dos días y de una historia que va desde el amanecer al anochecer, pero todo fue bien porque Alan tenía bien presente todo cuanto quería captar y siempre tenía ideas nuevas".


Shekhar Kapur en el Upper East Side
En lo que es uno de los cuentos de New York, I Love You más surrealistas e inquietantes, una antigua cantante de ópera (Julie Christie, ganadora del Oscar, y cuatro veces nominada al mismo galardón –Lejos de ella (Away From Her, 2006); Afterglow (Afterglow, 1997)--) se registra en su hotel favorito de Manhattan con el sólo propósito de compartir una copa de champaña con su joven botones (Shia LaBeouf –Transformers (Transformers, 2007); Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystall Skull, 2008)--) ... y súbitamente, a través del velo de una ventana con cortinas, se desatan acontecimientos que pueden ser reales, imaginarios, o un desgarrón en el tejido del tiempo.

Shekhar Kapur ha dirigido este segmento a partir de un guión del difunto Anthony Minghella, quien se proponía dirigirlo, pero falleció antes de que New York, I Love You se completara; la película está dedicada a su memoria. Khapur había iniciado su carrera en Bollywood, granjeándose el reconocimiento internacional con La reina de los bandidos (Bandit Queen, 2004). A ello siguió la cinta de época ganadora del Oscar, Elizabeth (Elizabeth, 1998), con Cate Blanchett y Joseph Fiennes, tras la cual, Las cuatro plumas (The Four Feathers, 2002), protagonizada por Wes Bentley y Kate Hudson; y Elizabeth. La edad de oro (Elizabeth: The Golden Age, 2007), con Blanchett y Clive Owen. En su calidad también de productor ejecutivo, hallamos en su haber títulos como El gurú del sexo (The Guru, 2002), y el musical a lo Bollywood de Andrew Lloyd Webber, Bombay Dreams (2004). Kapur ha trabajado en este segmento junto al director de fotografía Benoit Debie, quien también ha rodado las dos historias de Yvan Attal.

Este segmento devino uno de los más sentidos y dolorosos para todos los implicados en New York, I Love You cuando Anthony Minghella, quien desde los primeros estadios había planeado dirigir la historia que había escrito, enfermó trágicamente a mitad del proceso. Fue el propio Minghella quien eligió al director que debía sustituirle, apuntando así hacia una dirección más bien imprevista.

"Fue él quien propuso a Shekhar Kapur" --recuerda Benbihy--. "Me dijo que se habían encontrado y habían tenido una larga conversación sobre la vida y la muerte, y que no se pusieron de acuerdo en absoluto en nada, y entonces Anthony añadió que le pareció que ello le convertía en un gran candidato porque abordaría el proyecto con una mirada distinta, la cual estaba seguro sería del todo consecuente con la propia concepción de Shekhar. Anthony siempre respetaba a alguien que tuviera su propia y genuina visión de las cosas, incluso si la misma entraba en conflicto con la suya. Y tuvimos suerte de que Shekhar estuviera disponible y aceptara el reto".

Kapur destaca: "Inicialmente, dudaba en aceptar hacer esta película, pues había comenzado un retiro espiritual de seis meses en la India. Sin embargo, salí de mí mismo, primero debido a la enfermedad de mi amigo Anthony Minghella, y también porque albergaba de hacía tiempo cierto interés en dirigir cortometrajes. Los largometrajes están sujetos a la disciplina de la estructura en tres actos, al argumento y a lo definitivo, a los comienzos y a los desenlaces redondos. No entiendo la vida como un inicio o un final, sino como una serie de cuestiones, una llevando a la otra, y cada una generando un intenso anhelo de comprensión".

Kapur se enfrentaba a una historia que flirteaba con los elementos cambiantes del tiempo, la memoria, y la imaginación. "Es una historia que resulta abstracta, misteriosa, y que también está vinculada a la muerte" --destaca Benbihy--. "El viaje que supuso hacerla fue triste en muchos aspectos, pero creo que Shekhar estuvo en disposición de hacer algo que habría hecho muy feliz a Anthony y, para todos nosotros, es una parte muy especial de la película".

Para Kapur, la clave estribaba en dar con su propia manera de penetrar en esa habitación de hotel cargada de misterio que había creado Minghella. "Cuando leí el guión, le pregunté a Anthony: ‘Esencialmente, ¿qué significaba aquéllo?’ Inmediatamente me di cuenta del poder de aquella pregunta. Pues tenía que descubrir el significado de la historia durante el propio proceso de realizarla, y así crear una película que permitiera al público buscar el sentido del segmento en la propia experiencia del film. Aquí es donde reside la genialidad del guión de Anthony".

Y continúa: "Anthony dijo que la película era una historia de amor que gira en torno a la idea que deberíamos valorar la vida mucho más de lo que lo hacemos; somos muy descuidados al respecto. Y cuando desgraciadamente falleció, aquellas declaraciones cobraron una dimensión mucho mayor para mí. Con miras a realizar el segmento, me imaginé a Anthony sonriéndome por lo bajo y riendo ante mi perplejidad acerca de cómo abordar el rodaje, retándome a que diera con las soluciones instintivamente. Así es como dirigí esta película. Finalmente, cuando le mostré la cinta a Carolyn, la esposa de Anthony y socia de hacía mucho en las tareas creativas, ella me dijo: ‘Gracias, Shekhar, se trata de un colofón final perfecto a toda la obra de Anthony.’ Pero albergo la esperanza de que no sea así. Confío en que haya otros escritos de este genio que nos ha dejado tan pronto. Anhelo que haya otros películas que realizar con ellos".

El reparto se vio tan absorbido por la intensidad del guión como el mismo Kapur. "Los actores abordaron la película con la misma reverencia con que lo hice yo" --comenta el director--. "Sentíamos que la historia era sagrada y que éramos responsables de mantener su integridad. Si bien John Hurt y Julie Christie son célebres por haber logrado interpretaciones que han sido galardonadas y que han hecho historia, Shia ha conseguido algo que nadie antes ha visto. Mi primer encuentro con Shia resultó un tanto asombroso. Estaba esperando la ocasión de que se le brindara algo así. Estaba convencido de que le ocurriría. Cuando me encontré con él, ya había practicado el modo de andar y ya estaba pensando en el acento que adoptar. Yo diría que esto es el destino".


Natalie Portman en Central Park
En una tarde soleada en la fuente de Central Park, una niña blanca (Taylor Geare) juega con su atento "niñero" negro (Carlos Acosta), pero cuando el día se acaba y el "niñero" devuelve la niña a su madre (Jacinda Barrett), éste evidencia en un arrebato de pasión que las apariencias superficiales no son siempre lo que parecen.

La famosa actriz, Natalie Portman inicia su carrera como directora con esta historia, que también ha escrito. Portman debutó como actriz cinematográfica contando doce años en la cinta de Luc Besson, El profesional. León (Léon, 1994). Tras una serie de papeles en sus años adolescentes, fue objeto de una nominación a los Globos de Oro por su interpretación en A cualquier otro lugar (Anywhere but here, 1999). Mientras estudiaba sicología en la Universidad de Harvard, fue protagonista en Star Wars: Episodio I. La amenaza fantasma (Star Wars: Episode I. The Phantom Menace, 1999) y en el resto de la trilogía a modo de precuela de Star Wars, que se rodaba durante los periodos de vacaciones estivales de la actriz. Tras licenciarse por Harvard, encarnó un pequeño papel en la versión cinematográfica que realizó Anthony Minghella de Cold Mountain (Cold Mountain, 2003), y luego protagonizó el exitoso film independiente, Algo en común (Garden State, 2004). A ello siguió Closer (Closer, 2004), por cuyo título fue objeto de sendas nominaciones a los Globos de Oro y a los Oscars. Entre los títulos recientes en el haber de la actriz, están V de vendetta (V for Vendetta, 2005); Hotel Chevalier (2007); y Las hermanas Bolena (The Other Boleyn Girl, 2008). Para este segmento, Portman ha trabajado con el director de fotografía Jean-Louis Bompoint, conocido por su larga colaboración con Michel Gondry, muy recientemente en La ciencia del sueño (La science des rêves, 2006).

Portman ya había asumido un papel en Paris, je t’aime y se avino a protagonizar el segmento de Mira Nair, sin embargo, pensando últimamente en ramificar su carrera también hacia la dirección, se sintió particularmente complacida de incorporarse al elenco de directores. "Se presentaba como una gran oportunidad para tratar de dirigir un corto en una estructura muy singular que tiene su público" --comenta--. "Actualmente, hay demasiados cortos que parecen quedar relegados a la oscuridad. Me encanta el concepto de Paris, je t’aime y de New York, I Love You porque ofrecen una vía muy abierta para que artistas muy diferentes puedan aportar sus primeras impresiones sobre una ciudad desde varias posiciones de ventaja, todo historias de amor".

Benbihy no sabía qué podia esperar de Portman como realizadora recién llegada, pero se impresionó mucho ante el guión que le presentó. "Es una guionista maravillosa" --comenta--. "Sus personajes resultan muy desarrollados y la historia es del todo dulce y emotiva".

La inspiración le sobrevino a Portman con los cambios que presenció en la ciudad durante el periodo de elecciones de 2008. "Aquél fue un año en que los neoyorquinos se vieron debatiendo extremos como raza contra género, debido a Hillary Clinton y Barack Obama y, en medio de esto, oí de un amigo una historia auténtica acerca de un hombre cuya raza se había impuesto a su género para cierto grupo de mujeres. Así que éste era el comienzo, pero también quería reflexionar algo en torno a huir de la presencia asfixiante de la ciudad por medio del arte. El juego de miradas de la niña y la danza del padre contrastan contra los edificios, que resultan tan agresivos en su rotundidad que la gente está destinada a permanecer amontonada".

Y además, Portman tuvo que afrontar algunas de las condiciones más duras del film al iniciar la producción precisamente cuando la temporada de tiempo inclemente golpeaba la ciudad. "Este segmento acontece en exteriores en su totalidad, y se tuvo que afrontar lluvia, viento y frío" --comenta Benbihy--. "Asimismo, Portman trabajaba con factores muy impredecibles: una actriz infantil, un actor no profesional (el bailarín Acosta) como protagonista… pero logró un trabajo fantástico. Creo que ha demostrado tener mucho talento innovador".

Sobre esta experiencia que se ha erigido como prueba de fuego, Portman opina: "Hubo muchos problemas; de todos los desafíos, el más importante fue el tiempo meteorológico: ¡cambió cuarenta veces en tan sólo dos días de rodaje! A mi director de fotografía, Jean-Louis, le daban ataques al corazón cada tres minutos debido a ello. Pero nuestro reparto, incluyendo a Carlos, que nunca antes había actuado profesionalmente, Jacinda, que se presentó inmediatamente, desde Australia, y Taylor, que tiene seis años, estuvo perfecto, inventivo y auténtico; contribuyeron a que la lucha con el clima fuera mucho menos aterradora".


Fatih Akin en Chinatown
La inspiración le sobreviene a un artista (el actor, guionista y director turco Ugur Yucel –Yazi Tura (2004)--) mientras espía a una delicada y reticente joven china (la estrella taiwanesa Shu Qi, --Transporte (The Transporter, 2002)--) que trabaja en un salón de té, a la que intenta convertir en su musa. En un primer momento, intenta pintarla de memoria, pero sus ojos no responden a su memoria, de tal modo que regresa para pedirle que haga de modelo para él. Impresionada pero confundida acerca del motivo por el que el artista ha reparado en ella, acaba por negarse. Pero la fortuna lo cambia todo cuando el artista cae enfermo y la joven china descubre sus últimas obras: retratos de ella en los que no aparece un elemento crucial: la expresión de sus ojos.

El director alemán Fatih Akin, nacido en Turquía, cuyos filmes han explorado amor e identidad entre culturas híbridas, es el responsable de esta pieza. Debutó en el largo con Corto y con filo (Short Sharp Shok- Kurz und schmerzlos, 1998), la historia de una banda integrada por jóvenes turcos, griegos y albaneses, que se hizo con el Leopardo de bronce en el Festival de cine de Locarno, a lo que siguió In July- Im Juli (2000); el documental We Forgot to return; y Solino (2002). Akin se abrió camino con Contra la pared (Head On- Gegen die Wand, 2004), su aplaudida historia de amor entre unos turcos que han emigrado a Alemania, título que ganó el Oso de Oro en el Festival de cine de Berlín. A esto, siguió el documental Cruzando el puente. Los sonidos de Estambul (Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul, 2005), y recientemente ha escrito y dirigido Al otro lado (The Edge of Heaven- Auf der anderen Seite , 2007), que ganó el premio al mejor guión en el Festival de cine de Cannes de 2007. Para este segmento, Akin ha trabajado con el director de fotografía norteamericano Mauricio Rubenstein (Bernard y Doris (Bernard and Doris, 2006)).

"Fatih es un artista genuino con una voz extrardinariamente personal y un estilo muy directo y visceral" --comenta Benbihy--. "Conocía enteramente a los personajes de su pieza, todo cuanto habían hecho a lo largo de sus vidas; ello le permitía insuflar mucha profundidad a los mismos en tan poco espacio de tiempo. Se trata de otra historia sobre dos mundos muy distintos que se encuentran, en la que hallamos mucho misterio y belleza. Creo que fue muy emocionante para Fatih trabajar con Shu Qi, quien resulta ser una enorme estrella del cine en el mundo chino, capaz de atraer unas masas que piden a gritos verla en Chinatown".

Akin había querido formar parte de Paris, je t’aime, pero las circunstancias no lo permitieron, de tal modo que se mostró eufórico cuando Benbihy le pidió incorporarse al equipo de New York, I Love You. Pese a que nunca había residido en Nueva York, sus desplazamientos por la ciudad le han dejado una impresión indeleble. "La ciudad y su energía me han causado una gran impresión" --comenta--. "No se me ocurre un motivo mejor para regresar a Nueva York que realizar una película aquí. Es la mejor razón que hay".

Al principio del desarrollo de su historia para este segmento, Akin tuvo un almuerzo con el actor turco Ugur Yucel, con quien sabía quería trabajar. Recuerda: "Le planteé la siguiente pregunta: ¿Qué podemos decir del amor que no se haya pronunciado antes? Me dijo que le agradaría narrar una historia sobre la imposibilidad del amor entre un viejo y una joven. Yo le dije que me gustaría narrar una historia acerca del amor de un artista por su arte. Así que la historia resultante fundió esas dos ideas: se trata de un hombre que agoniza cuyo arte sobrevive incluso después de que su amor no sea correspondido. Esta historia parecía encajar en Nueva York porque se trata de una ciudad de artistas".

Entonces, Akin buscó a la actriz que encarnara a la musa del artista. "Estuvimos buscando entre cierto número de nombres del cine chino. Había visto a Shu Qi en unos pocos filmes y había logrado afectarme" --confiesa--. "No es que en realidad tuviéramos un lenguaje común, sin embargo había poca necesidad de hablar porque nos entendíamos muy bien a nivel emocional y visual. Una vez que sitúas la cámara frente a ella, es Shu Qi quien te está dirigiendo. Su trabajo es muy emotivo, erótico y sensible: todo cuanto me encanta en las películas chinas". Shu Qi fue miembro del jurado en el Festival de Cannes de 2009.

También fue emotivo para Akin rodar por primera vez en las calles de Nueva York. "He oído el dicho que expresa que donde quiera que se ponga la cámara en Nueva York, tienes un plano, y ello es completamente cierto. Sin embargo, hay que ser cauto para no caer en la trampa de crear una imagen de postal" --comenta--. "En este film, me inspiraron mucho algunos de mis directores neoyorquinos favoritos, particularmente John Cassavetes".

Akin comenta que la producción en sí misma pasó en un suspiro. "El momento de despertarse para ir a trabajar en Nueva York esos pocos días era muy bello. Pero no duró lo suficiente. Antes de que me diera cuenta, el rodaje se había acabado y tuve la sensación de que tan sólo había comenzado. Espero regresar de nuevo para rodar en Nueva York".


Joshua Marston en Brighton Beach
Una anciana pareja de neoyorquinos, Abe (Eli Wallach –La gran estafa (The Hoax, 2006)--) y Mitzie (la oscarizada Cloris Leachman –La última película (The Last Picture Show, 1971)--), avanzan lenta y obstinadamente, con orgullo, por una acera de Brooklyn abajo, de punta a punta hasta el paseo marítimo: es un instante de intensa dicha, de los que sólo toda una vida de amor puede generar.

Este es el segmento de cierre de New York, I Love You. Lo ha dirigido el neoyorquino Joshua Marston, cuyo primer largometraje fue María, llena eres de gracia (Maria Full of Grace, 2004), la historia de una joven colombiana ansiosa que se convierte en ‘mula’ para transportar droga; la cinta logró atraer la atención internacional y se granjeó muchos galardones. Entre éstos, cabe citar el premio Alfred Bauer en el Festival de cine de Berlín; el del público en el Festival de cine de Sundance; el Grand Special Prize en el Festival de Deauville; y el de mejor primer guión en los premios Independent Spirit. El director de fotografía para esta pieza ha sido Andrij Parekh, cuya descendencia proviene de Ucrania e India; recientemente, Variety le nombró uno de los “Diez principales directores de cinematografía.”"

Marston se enamoró de la totalidad del concepto del film. "Al vivir en la ciudad, constantemente percibo pequeños momentos o relaciones que servirían de base para pequeños y maravillosos filmes, sin embargo no hay mucha ayuda para rodar y distribuir esas pequeñas cintas" --denuncia--. "Me encantó la oportunidad de poder narrar un cuento de Nueva York".

Marston tenía suficientes ideas como para realizar una docena de cortos por su cuenta. Explica: "El modo en que enfoqué el proyecto consistía en escribir un guión breve distinto cada día, durante unas dos semanas. Algunos se basaban en ideas que tenía flotando en mi cabeza de hacía bastante, mientras que otros eran absolutamente nuevos. Una de las cosas que me gustaban de la línea directriz de New York, I Love You era que se me pedía que pensara en términos de barrio. De tal modo que tenía historia para Jackson Heights, Williamsburg, el Upper West Side… y entonces me acordé de Brighton Beach. Cuando pienso en esta zona, me viene a la mente esa gente anciana que vemos sentada al aire libre en el paseo marítimo, viendo el mundo pasar. Así que ése fue el punto de partida para esta historia".

A Marston le divertía la idea de explorar una parte del amor a menudo ignorada en las películas orientadas hacia los jóvenes, y que sin embargo es el objetivo definitivo de todas las relaciones románticas: durar hasta el final. "Demasiado a menudo, y mayoritariamente por razones comerciales, se nos bombardea con películas sobre chicos en la veintena, personajes que no saben nada del mundo" --destaca--. "Cuanto más años suma la gente, mayor será la experiencia que tienen. Me interesa eso, y los hábitos y dinámicas que las parejas y las familias generan con el tiempo. Así que todas esas cosas, más el recuerdo de mis propios abuelos han contribuido a la creación de esta pieza".

En lo referido a trabajar con actores de mayor edad que él, Marston comenta: "Trabajar con Cloris y Eli ha sido un absoluto placer. Se habían conocido y trabajado juntos en el Actors Studio, hace cincuenta o sesenta años, dependiendo de a cuál de los dos lo preguntas, sin embargo no se habían vuelto a ver desde entonces. De tal modo que fue una especie de reencuentro".

Y sigue: "A sus 82 años, Cloris Leachman está increíblemente viva, con una energía incontenible. Se mostró completamente implicada en la creación del personaje, lo que quería decir invertir tiempo en una familia judía de Brooklyn, trabajar el acento, ocuparse del peinado… En verdad que construyó su personaje para la pantalla. Y Eli rebosaba miles de historias acerca de todos los grandes actores y directores con quienes había trabajado. En cierto momento, mientras perdíamos luz y nos las teníamos con nuestro plano maestro de obertura, Eli me llevó aparte meneando un dedo hacia mí y me dijo: ‘Permíteme que te diga cómo dirigía Elia Kazan...’ esa era la mejor parte de toda la experiencia, tener una lección de dirección cinematográfica de Elia Kazan transmitida a través de Eli Wallach. Cuando veo en pantalla a Eli y a Cloris, veo la materialización de los personajes que había imaginado cuando escribía el guión, y no hay mayor placer que éste".

Casi tan pronto como Benbihy leyó por primera vez la pieza de Marston, supo que sería la última hebra del tapiz de New York, I Love You. "Siempre supe que sería la que cerraría la película pues se trata de un segmento muy emotivo, muy humano, muy distinto a cualquier otro de la película, y aún así tan neoyorquino" --comenta el productor--. "Joshua siempre vierte una dimensión verdaderamente social en su trabajo, se siente muy cómodo trabajando con distintos backgrounds sociales y culturas. Mucho de todo esto es una historia que revela el modo en que el amor opera a cualquier edad".