TERENCE MCDONAGH, detective de homicidios del Departamento de policía de Nueva Orleans, evita que un preso muera ahogado durante las inmediatas consecuencias del huracán Katrina. Debido a su acción, se lastima seriamente la espalda. Resulta ascendido a teniente, y tras tratamiento por medicación para el dolor, es devuelto al servicio activo.
Un año más tarde, Terence es un adicto al Vicodin y a la cocaína; animado por la presunción de que puede hacerse cargo de cualquiera a quien necesite vigilar, resulta mejor policía que nunca. Cuando una familia de inmigrantes africanos aparece masacrada, sus jefes están suficientemente convencidos de que él es el tipo idóneo para encabezar la investigación.
Y he aquí que da con la identidad de un testigo ocular, un chico de los recados llamado DARYL quien, con el objetivo de lograr la libertad condicional para su madre encarcelada, se muestra predispuesto a testificar contra un traficante de drogas apodado BIG FATE, quien hasta ahora parece invulnerable a cualquier acusación debido a su inclinación a asesinar testigos. Y recae sobre Terence salvaguardar a Daryl, labor que se hace más difícil debido a una llamada telefónica de su chica.
Terence y FRANKIE se aman con la convicción que tendrían las dos últimas personas vivas en el globo. El hecho de que ella sea una prostituta no hace que él la adore menos, sólo hace que quiera protegerla más. Cuando ésta le comunica que un cliente le ha propinado una paliza y se niega a pagar el servicio, Terence se lleva a Daryl consigo y conduce hacia Biloxi para llevársela a casa.
Al hallar al agresor (una comadreja que se llama JUSTIN) en la habitación de Frankie, Terence le abofetea y le coge el dinero. Daryl, ahora convencido de que Terence es demasiado adicto para ser capaz de protegerle, aprovecha que éste está atento a una jugada de fútbol americano para escaparse. Terence entonces busca a Daryl. Amenaza a la abuela del chico sólo para oír que Daryl se ha ido del país.
Así las cosas, la espiral hacia abajo no hace sino acelerarse. Ahora el fiscal del distrito no tiene caso contra Big Fate, y Terence resulta llamado a capítulo por la oficina de asuntos internos del Departamento de policía. Por otro lado, se le cita en el apartamento de Frankie, donde ella está siendo intimidada por matones armados a las órdenes del padre de Justin. Le dicen a Terence que tiene que presentarse con cincuenta de los grandes y una ronda gratis de los servicios de Frankie. Terence les pide dos días y logra que los tipos se vayan.
A la desesperada, opta por ocultar en casa de su padre a una Frankie con síndrome de abstinencia y reacia, mientras alberga la esperanza de que ella y la esposa de su padre diriman sus diferencias. Con todo indicando que la carrera de Terence en el Departamento de policía apunta a su fin, éste se presenta ante Big Fate con una proposición. A cambio de ciertos pagos, le proporcionará información al traficante acerca de las operaciones de la policía antes de que éstas tengan lugar. Cuando Terence demuestra que es cierta su oferta, Big Fate pica.
Tras cobrar sus servicios con droga, Terence logra que Big Fate de una calada de su pipa de la suerte con que fuma crack, justo antes de que los tipos que trabajan para el padre de Justin, quienes han seguido a Terence, irrumpan con la intención de cobrar.
En lugar de ello, Big Fate y sus chicos los eliminan. Ahora Terence tiene la pipa de crack con el DNA de Big Fate en la misma y la ha colocado en la escena del asesinato de la familia africana.
En el complejo universo moral en que vive nuestro policía, Big Fate resulta declarado culpable, el teniente es ascendido, Frankie logra la sobriedad y se queda embarazada, y Terence todavía se las tiene con la droga sin que nadie lo sepa.