Cuando un joven Dorian Gray (Ben Barnes), de extraordinaria belleza y gran ingenuidad, llega al Londres victoriano, se ve arrastrado a un torbellino social por el carismático Henry Wotton (Colin Firth), que inicia a Dorian en los placeres hedonistas que ofrece la ciudad. Basil Hallward (Ben Chaplin), artista de sociedad y amigo de Henry, pinta un retrato de Dorian con el que pretende captar toda la fuerza de su juvenil belleza. Cuando se presenta el cuadro, Dorian realiza una frívola afirmación: daría cualquier cosa por permanecer tal como aparece en el retrato, hasta su propia alma.
Alentado por Henry, Dorian sigue adelante con sus alocadas aventuras pero, mientras él parece seguir tan inocente y hermoso como siempre, su retrato, ahora guardado en el ático, se va volviendo más feo y horroroso con cada maldad que comete. Parece que ahora puede satisfacer cualquier deseo prohibido sin consecuencia alguna para sí mismo; pero, cuando Basil insiste en ver el retrato, Dorian se ve obligado a asesinarlo y huir del país.
25 años después, regresa y, para sorpresa de sus viejos amigos, no parece haber envejecido ni un solo día. Es, no obstante, un hombre atormentado, que lleva una vida carente de amor ni sentido. Está angustiado por su pasado y martirizado por la monstruosidad de su ático. Y es entonces cuando conoce a Emily (Rebecca Hall), inteligente, atractiva y fascinada por él. Es, sin embargo, hija de Henry, que está dispuesto a todo con tal de mantenerlos separados. Mientras se extienden rumores por Londres sobre un pacto con el Diablo, Henry decide desenmascarar al amante antinatural de su hija. ¿Tendrá Dorian una última oportunidad de lograr el amor y la redención, conseguirá salir con vida?.