Igor es una comedia para toda la familia que cuenta con las voces de John Cusack, Steve Buscemi, John Cleese, Jennifer Coolidge, Arsenio Hall, Sean Hayes, Eddie Izzard, Jay Leno, James Lipton, Molly Shannon y Christian Slater en su versión original y con la de Santiago Segura en castellano.
Dirigida por Tony Leondis, a partir de un guión de Chris McKenna y producida por John D. Eraklis y Max Howard. Jean-Luc De Fanti ejerce de productor ejecutivo y John McKenna de jefe de producción. Música de Patrick Doyle.
Acerca de la producción
Igor es una historia de esperanza, sobre cómo las personas que menos esperas pueden cambiar el mundo. Para el guionista Chris McKenna, todo comenzó con una sencilla idea. Como aficionado de toda la vida al cine de terror, decidió jugar con el concepto de las películas de científicos locos, con FRANKENSTEIN como máximo exponente, y darle la vuelta a ese mundo, convertir al ayudante de laboratorio jorobado que apenas sabe hablar en un genio, al genio malvado en un farsante, al monstruo malvado en una chica inocente y cariñosa, al cerebro en un bote en idiota, etc. "No dejaba de darle vueltas a esa idea de un mundo oscuro y tormentoso estilo Transilvania y quería explorar ese entorno", explica McKenna. "Entonces me encontré preguntándome por Igor, que no falta nunca en las películas de científicos locos, ¿quién es y de dónde ha salido? ¿Cuál es su historia?".
El director Tony Leondis se sintió inmediatamente atraído por el enfoque ligeramente retorcido de McKenna sobre un concepto tan clásico y despertó sus ideas de crear una película con un aspecto totalmente único. Al ser también aficionado de toda la vida al cine de terror, además del cine negro y del expresionismo alemán, Leondis visualizaba un mundo de romanticismo gótico, escalofriante pero accesible, y poblado por personajes y hechos que recuerdan a las clásicas novelas góticas: la aldea maldita, el siervo oprimido convertido en héroe, la chica inocente, todo realizado con un potente estilo visual y envuelto en una alegoría actual con generosas dosis de humor.
"Desde el primer momento en que leí el guión de Chris, me encantó todo lo que vi", afirma Leondis. "Tenemos el mismo sentido del humor, extravagante y sarcástico, y me fascinó la idea de explorar este mundo y sus personajes y aportarle una perspectiva y un look únicos".
Para llevar al público a ese mundo y permitirles conectar de verdad con la historia y sus personajes, Leondis quería dotarlos de una visión completamente distinta de los científicos locos y sus malvados inventos, así como incorporar unas cuantas referencias y paralelismos sutiles con la situación actual. "Mi objetivo era tomar elementos familiares de las películas de monstruos y darles un giro sorprendente y divertido para evocar los recuerdos que la gente tiene de esas clásicas películas. Algo lo suficientemente familiar con lo que pudieran conectar, pero al mismo tiempo novedoso e inesperado para que resultara una experiencia divertida, que quizá sirva también para hacerles pensar un poco".
Para lograrlo, Leondis y McKenna trabajaron sin descanso para seguir desarrollando el mundo de Malaria y sus personajes. "Creo que a medida que lo desarrollábamos iba mejorando y cobrando fuerza", explica McKenna. "Tony y yo encajamos muy bien y veíamos muchas cosas del mismo modo, así que formamos un equipo creativo increíble. El resultado final es un reflejo del talento de todos los que participaron en el proyecto".
En muchos aspectos, parecía una historia sencilla de contar: en un mundo de científicos malvados e Igors jorobados, un Igor quiere ser científico. Pero, como McKenna no tardaría en descubrir, crear el mundo era seguramente la tarea más complicada.
Además de plantear el concepto engañosamente simple de los Igors, también era necesario explicar la historia de cómo esta tierra llegó a ser como era, así como presentar a una serie de personajes muy concretos. "Probamos distintas formas de presentar toda esa información de la manera más entretenida posible", explica McKenna. "Fue una experiencia de colaboración completa entre el director, los productores y los actores, que aportaron una auténtica mina de talento asombroso a sus personajes, con la que lograron que cada uno cobrara vida propia".
Ese gran talento se concretó en un reparto de actores increíbles que se convirtieron en las voces de los personajes de Igor. En primer lugar, como el ono pero espeluznante Igor, tenemos a John Cusack. Le acompañan Steve Buscemi como el algo taciturno Scamper, John Cleese como el Dr. Glickentsein, Jennifer Coolidge como la seductora Jaclyn, Arsenio Hall como Carl Cristall, Sean Hayes como el irrefrenable Cerebro, Eddie Izzard como el Dr. Schadenfreude, Jay Leno como el rey Malbert, James Lipton como sí mismo, Molly Shannon como Eva y Christian Slater como el Igor del Dr. Schadenfreude.
Para el productor Max Howard, el reparto era un sueño hecho realidad. "Cada uno de ellos aportó algo extra a sus papeles que los hizo realmente especiales y llevó toda la película a un nivel superior", afirma Howard. "Ya fuera Eddie Izzard, que ideó totalmente por sí mismo el acento de Schadenfreude, como Sean Hayes, que tomó sus divertidos diálogos y les dio un toque que los hizo todavía más graciosos, no dejábamos de sorprendernos por cómo cada actor hacía suyo su personaje y a la vez lograban mejorar en gran medida la interacción general del reparto y la narración de la historia".
El director Tony Leondis siempre tuvo en mente a Molly Shannon para el papel fundamental de Eva. "Desde la primera vez que leí el guión, me imaginé a Molly en el papel. Eva representa la esperanza en esta historia, pero es una esperanza que se presenta con un exterior un tanto increíble y Molly captaba perfectamente la candidez del personaje sin renunciar a su inteligencia innata o su inesperado ingenio".
Para McKenna, contar con John Cusack para poner la voz a Igor, el personaje por el que empezó todo y el improbable héroe de la película, fue una auténtica genialidad de casting. "A Igor le hacía mucha falta un cierto tono algo hastiado pero a la vez esperanzado y John logró clavarlo", explica McKenna. "Nadie hace mejor ese tono serio y sufrido para después darle la vuelta y aportarle una exasperación cómica al personaje que es absolutamente genial".
La música siempre tiene un papel muy importante para establecer el clima de cualquier película e Igor no es ninguna excepción. Con su original mezcla de estilos y personajes un tanto extravagante, al director Leondis le parecía que la música también debía contar con una inusual combinación de estilos que no solo reforzara la atmósfera de la película, sino que ayudara a dar mayor profundidad a los personajes. Para lograrlo, se contrató al conocido compositor cinematográfico Patrick Doyle, entre cuyos trabajos figuran bandas sonoras para "SENTIDO Y SENSIBILIDAD", de Ang Lee, "HARRY POTTER Y EL CÁLIZ DE FUEGO", de Mike Newell, y "AS YOU LIKE IT", de Kenneth Branagh, para que compusiera la banda sonora de la película y, para darle un toque inesperado, también se decidió utilizar cinco canciones clásicas de Louis Prima. "La combinación crea un efecto inusual que aporta un elemento sorprendente a la película", explica el productor Max Howard.
Leondis agrega: "La música de Patrick inspira sentimientos como ninguna otra y siempre narra la historia de una forma sorprendente, inspirada y emocionante. Estábamos encantados de poder contar con él y la combinación de su banda sonora clásica y ligeramente extravagante con las canciones de Louis Prima da a la película un toque divertido y retorcido que está en perfecta sintonía con nuestra visión global".
John D. Eraklis, productor y fundador de Exodus Film Group, cree que el público de todas las edades se identificará plenamente con la visión final del filme. "Igor ofrece algo para todos: una clásica historia atemporal, con un aspecto visual audaz y original, excelentes personajes con personalidades claramente definidas, giros inesperados y humor que mantendrán entretenidos a los niños e ingeniosas referencias de actualidad que harán reír a los adultos".
Acerca del diseño
Igor, empezó a cobrar vida en un escenario que no podría estar más alejado de la sombría atmósfera de Malaria: el estudio Sparx Animation Studios, en París. Sparx se beneficiaba de su situación de antigua sede de Disney Animation en París para proporcionar una base incomparable de talento y la ventaja añadida de un estilo de animación que, para Leondis, resultaba fundamental para lo que estaba intentando conseguir. "Estaba convencido de que el aspecto visual de esta historia necesitaba algo muy concreto: una paleta desaturada con colores limitados, un estilo que se ha ido dejando de lado y ya no es muy común en Estados Unidos".
En cabeza del equipo de diseño de Sparx se encontraba el director artístico Olivier Besson, un artista francés que se formó en Disney París y compartía la misma sensibilidad artística de Leondis: que el diseño estaba para crear un mundo mágico que permitiera narrar la historia. Besson, veterano de numerosos proyectos de animación, se convirtió en un compañero perfecto para los cineastas. "Olivier fue un sueño hecho realidad", afirma Leondis. "Entendió completamente lo que pretendía conseguir y compartía el punto de vista de que todas las decisiones sobre color y estilo tenían que servir para contar la historia de una forma creativa y fresca".
Al principio del proyecto, Besson se reunió con Leondis y le preguntó por sus artistas favoritos, qué películas le gustaban más y cuál era su estilo. "Tony tenía ideas muy concretas sobre el estilo y el aspecto visual que quería para Igor. Quería que fuera especial, pero especial por un motivo", explica Besson. "Es como seguir un rastro en el bosque, buscas las señales que han ido quedando por el camino y, cuando las sigues, llegas hasta tu película".
Cuando Besson consideró que se había hecho a la idea del estilo y la atmósfera que Leondis quería conseguir, empezó a sacar ideas e inspiración de fuentes que pensaba que serían compatibles con la visión del director, que incluían a Rembrandt por la luz, al fotógrafo Brassaï por los valores (tonos negros, blancos y grises) y a la famosa colorista de Disney Mary Blair por el color.
A medida que Besson empezó a encontrar formas originales de contar la historia, Leondis quedó encantado con los resultados. "Quería una iluminación de gran contraste para la película, así que Olivier eligió a Rembrandt como inspiración. Rembrandt usaba la luz para contar la historia en sus cuadros, iluminando aquello hacia lo que quería dirigir la atención y dejando el resto en la sombra, a menudo totalmente en negro. Es muy emotivo y encaja perfectamente con el género del cine de monstruos. Brassaï es un fotógrafo cuya obra me parece atemporal. Sus imágenes gozan de una cualidad mágica, París a principios del siglo XX, con calles llenas de humo y siluetas claramente recortadas. Una vez más, Olivier supo captar ese aire. No hay nadie mejor para el color que la artista de Disney Mary Blair. Su enfoque emotivo del color es magistral y Olivier se inspiró en él para Igor. Olivier usaría un color poco realista como el rosa para el cielo si la emoción del momento lo exigía y, de algún modo, conseguía que todavía pareciera nuestro mundo. Es un genio".
Una de las metas de Besson y Leondis era hacer que la película fuera espeluznante, pero no demasiado, querían una película "agradablemente oscura". Para ello, Besson empleó la niebla y el humo como técnica para ocultar o desvelar cosas. "Tony quería mantener el arte y la historia en cada fotograma", explica Besson. "Al utilizar la niebla y el humo, pudimos ocultar o desvelar cosas de una forma muy elegante y mantener el aspecto visual oscuro pero rico que pretendíamos". La técnica también sirvió para atenuar las imágenes 3D y mantener la atmósfera de la historia de modo que encajara con el deseo de Leondis de mantener una estética clásica de cine negro.
Besson contó con la ayuda de la diseñadora de personajes Valérie Hadida. Considerada uno de los mejores diseñadores de personajes de Europa, sus diseños son excéntricos y exagerados y, como los de Besson, siempre cuentan una historia. "Valérie realizó el diseño de todos los personajes de la película y todos y cada uno de ellos, hasta los secundario, podrían ser protagonistas de su propia película", afirma Leondis. "No hay más que fijarse en las obras modernas de Picasso, cómo jugaba con la forma y la figura del cuerpo humano, Valérie hace lo mismo en su obra. Siempre está buscando nuevas maneras de jugar con la forma, la línea y la estructura. Olivier y yo no podríamos haber hecho esta película sin ella".
A medida que el equipo iba poniendo a punto el diseño general de la película, Leondis empezó a utilizar una de sus técnicas favoritas para lograr un aspecto sorprendente e inesperado. "Me encanta crear collages de períodos históricos y motivos", explica el director. "El fotorrealismo me resulta aburrido, me parece más divertido recrear la realidad de forma que resulte sorprendente, al fin y al cabo, es animación. Soy aficionado al arte moderno y los mejores artistas modernos toman formas familiares y las recrean de nuevas maneras para lograr respuestas emocionales. Así es como veo yo la creación de películas".
Empleada en numerosas ocasiones a lo largo de la película, la técnica proporciona a Igor un aire y una atmósfera inconfundibles, que los cineastas creen que atraerá al público y los cogerá por sorpresa. Puesto que Malaria era un reino pacífico hasta que llegaron las nubes y el país empezó a producir sus malvados inventos, se utilizó un reino agrícola medieval como base para el mundo y luego se incorporaron elementos, formas y materiales de la Revolución Industrial para representar la construcción de los inventos malvados. Y para el exterior del castillo del Dr. Glickenstein, el malévolo patrón de Igor, se emplearon formas de tubos de ensayo, vasos de precipitados y el mecanismo interior de una máquina de vapor. De ese modo, el público puede ver el "castillo del científico malvado", pero de una manera nueva y sorprendente.
"Quería evitar adrede que estuvieran totalmente integrados", agrega Leondis, "quería que las formas inorgánicas no encajaran exactamente, que estuvieran metidas a la fuerza en nuestro pacífico mundo orgánico. Pero todo al servicio de la historia, naturalmente, jamás del diseño por diseño. La forma debe derivarse de la función y, en el cine, narrar la historia siempre es la función principal".
Para los personajes, Leondis prosiguió con el motivo del collage y se inspiró en la moda de alta costura. "Vivienne Westwood, a quien se acredita la creación del estilo punk, es una maestra del collage y de la mezcla de períodos históricos, tejidos y texturas en su trabajo. Fuerza y cambia las siluetas en sus diseños, y trasladé esa misma sensibilidad a Igor. Quería que el mundo fuera un collage de la Edad Media y la Inglaterra Gótica, con un toque de pop de los años 60".
Besson agrega: "Nos esforzamos por incorporar aspectos a cada diseño que permitieran al público descubrir la verdadera personalidad de cada personaje. Detalles como la elección de ropa, los diseños de los tejidos, el color del pelo y los gestos desvelan todos rasgos subyacentes y reflejan distintos aspectos de la personalidad de cada uno. Por ejemplo, el Dr. Schadenfreude es pura apariencia sin nada de sustancia, así que su aspecto es muy llamativo y cuajado de detalles que lo reflejan, mientras que Eva, que representa la esperanza en el filme, es el personaje más colorido de toda la película, que ilumina todas las escenas en las que aparece".
Parte del proceso de Leondis como cineasta consiste en plantearse continuamente preguntas, de las más obvias a las más crípticas. "Cuantas más preguntas me hago, más referencias tengo para trabajar. Me gusta tomar conceptos abstractos y convertirlos en ideas literales. Ofrecen pistas al público sobre la historia y los personajes".
En cuanto al personaje de Igor, Leondis lo veía como un prisionero en su mundo. "Lo embutí en una especie de 'camisa de fuerza' para atarle literalmente las manos, y lleva una especie de esposas en las muñecas para simbolizar que está esposado. También está cubierto de rayas que representan un traje de preso y, en la joroba, la manifestación de su opresión, hay dos parches de color naranja. El naranja en esta película representa la esperanza y, hasta que llega el monstruo, nuestro símbolo de esperanza en la película, el único naranja que vemos es el que lleva Igor. A pesar de todo, este pequeñajo tiene esperanza y no piensa permitir que nadie se la arrebate".
Para McKenna, el resultado final no podría haber sido mejor. "Tony y el equipo de Sparx han creado unos personajes y un mundo que llegan mucho más lejos de lo que yo podría haber esperado en un principio. Siempre pensé que el mayor reto con Igor iba a ser retratarlo como un jorobado sin hacerlo monstruoso. Creo que el diseño final de Igor capta maravillosamente tanto sus particulares atributos físicos como su humanidad".