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  Más allá de la duda  (Beyond a reasonable doubt)
  Dirigida por Peter Hyams
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Algo tendrá el cine negro para que los realizadores recurran una y otra vez a la espléndida factura cinematográfica de aquellos filmes rodados en Hollywood durante los años de la posguerra. Esos films evocadores y emblemáticos lidiaban con las principales temáticas que ha representado siempre el séptimo arte: la naturaleza corrupta de la codicia y la ambición; el descubrimiento de verdades dolorosas; el poder del amor y de la pasión para cegar e iluminarnos, tanto a nosotros mismos como al mundo, llevadas siempre a la pantalla con una imagen elegante y una narrativa dinámica. Como conjunto, estos filmes siguen siendo uno de los ejes del cine estadounidense, o incluso de todo el mundo.

Con Más allá de la duda, el aclamado director Peter Hyams ha logrado una misión prácticamente imposible: trasladar la inconfundible y genuina sensibilidad del cine negro a nuestra época, manteniendo intactos todos sus sellos característicos: los personajes heridos y perturbadores; la ingenuidad narrativa; el sentido del humor cínico y fatalista. El filme se centra en C.J. Nichols (Jesse Metcalfe), un periodista en crisis laboral que sospecha que el popular y exitoso fiscal del distrito Mark Hunter (Michael Douglas) ha encadenado 17 victorias judiciales sucesivas, y cimentando con ello su creciente reputación política, colocando pruebas de ADN en las escenas de los crímenes. Decidido a desenmascarar al corrupto fiscal, C.J. concibe un plan audaz: crea varias pruebas circunstanciales que indican que él es el responsable de un asesinato cometido en la zona para luego revelar el engaño cuando Hunter recurra a sus pruebas "sorpresa" de ADN para ganar el juicio, demostrando así la corruptela del fiscal. Pero Hunter demuestra ser un adversario más inteligente y peligroso de lo que había anticipado C.J., y el joven periodista deberá recurrir al amor y a la confianza de Ella Crystal (Amber Tamblyn), una joven abogada que trabaja en la oficina de Hunter, para que salve su carrera y su vida. Como en toda buena película de cine negro, el giro final cambiará la visión que tienen los espectadores de la justicia, la ambición y la confianza. Más allá de la duda combina inteligencia y sensibilidad actual con el romance y el peligro que se asocia al cine más clásico del Hollywood de antaño.

Hyams ha logrado equilibrar el talento de una estrella como Michael Douglas con el de jóvenes promesas como Jesse Metcalfe y Amber Tamblyn, añadiendo, además, una atmósfera peculiar gracias a los inimitables paisajes de Shreveport, Louisiana, logrando componer un thriller inteligente, una historia provocativa e inconfundiblemente actual, que sigue la estela trazada por Fritz Lang, Billy Wilder y John Huston.

Pero Más allá de la duda no sólo se ha visto influida por la estética de Lang, quien sentó las bases visuales del cine negro, sino que la película de Hyams es directamente un remake del largometraje original de Lang de 1956 (su última película estadounidense) que fue interpretada por Dana Andrews y Joan Fontaine, con guión de Douglas Morrow. La historia sobre cómo el clásico drama de Lang acabó siendo una historia interpretada por Michael Douglas, en Shreveport, Louisiana en el siglo XXI es muy curiosa... y ha tardado dieciocho años en ver la luz. Todo empezó con otra película... también un remake de otro film noir. (La trama puede parece un poco laberíntica, pero, al fin y al cabo, estamos hablando de cine negro)

En desarrollo: Lo viejo vuelve a ser nuevo
"Hace casi veinte años", recuerda Peter Hyams, "rodé un filme llamado TESTIGO ACCIDENTAL, basado en una antigua película de la RKO". Gracias a aquella película, interpretada por Gene Hackman, Anne Archer y el difunto J.T. Walsh, Hyams –anteriormente conocido por dirigir largos de ciencia ficción como CAPRICORNIO UNO, ATMÓSFERA CERO y 2010: ODISEA DOS– probó por primera vez los placeres de trabajar con la sensibilidad del cine negro. Tras trabajar en dicha película, recuerda que "Había establecido una relación con Ted Hartley y RKO. Ted me dijo, 'Si encuentras otro guión, tráemelo; me encantaría hacer otra película contigo'. Eché un vistazo a su biblioteca y encontré una vieja copia de Más allá de la duda –fue allá por el año 1990– y pensé, 'Ésta podría una historial interesante'". Hyams, que antes trabajaba como periodista, se sintió identificado con la historia de un reportero obsesionado con acabar con un fiscal de distrito tan ambicioso como él. Pero hubiera sido demasiado fácil que Hyams hubiera podido hacer la película en cuanto la encontró.

"Me presentaron un guión que no me gustó nada", prosigue Hyams. "Era la historia de unos abogados, no se parecía nada a la película que yo quería hacer. Lo rechacé y Ted me llamó para decirme que iban a hablar con otro director, y me preguntó qué me parecía. Le dije que no me importaba y me desligué formalmente de la película. Pero cada tres o cuatro años me encontraba apuntando ideas para el proyecto... y así estuve durante años... porque veía que no la estrenaban en el cine".

Para un hombre que se ha labrado una carrera como director, guionista y director de fotografía, Hyams se vio obligado a demostrar que también tenía la paciencia de un productor; así, Más allá de la duda marca la vuelta del director como productor desde que filmó 2010: ODISEA DOS hace veinticuatro años. "Hace dos o tres años, llamé a Ted para ver qué pasaba con el guión y me dijo que seguía disponible", recuerda. Viéndolo como una segunda oportunidad, Hyams no se lo pensó dos veces. "Estaba loco por hacer una película que no estuviera plagada de efectos especiales, llevaba demasiado tiempo haciendo superproducciones... Quería hacer un thriller, quería que fuera una clásica película de cine negro, pero quería que la interpretaran actores jóvenes. No quería que fueran todos actores maduros". Para ello, reestructuró radicalmente la historia original de Douglas Morrow y la actualizó incluyendo ideas como las pruebas de ADN y el estado actual del periodismo de investigación, y amplió el papel del protagonista C.J. Nichols, interpretado finalmente por Jesse Metcalfe. El resultado final era un producto que transmitía directamente las preocupaciones del mundo moderno. "La película que quería rodar", dice Hyams, "interpretada por actores jóvenes sobre el mundo del periodismo, me parecía tremendamente relevante. Es una historia sobre la avaricia. Es una historia sobre la codicia. Es una historia sobre la falta de honestidad que aparece en los lugares que se basan en la honestidad como eje principal. Simplemente me pareció el tipo de historia que llegaría a los jóvenes de hoy en día, porque trata sobre ellos, sobre gente que cree saber mucho más de lo que realmente sabe".

Pero hacer despegar este proyecto de cine negro fue "bastante más difícil de lo que parecía"
, apunta Hyams. "Cuando se hace una película independiente, el casting se convierte en la prioridad principal". El productor Moshe Diamant se decantó por la estrategia del reparto de estrellas, gracias al cual Hyams podría rodar la película que quisiera. Hyams recuerda que Diamant le dijo, "Creo que podremos logarlo si conseguimos contar con un buen actor maduro. Si conseguimos fichar a un actor reconocido para dar vida al fiscal de distrito, podrás contar con el reparto que quieras". Gracias a la relación de los realizadores con Michael Douglas, el film consiguió un actor de prestigio que se posicionó como el eje alrededor del cual se unió el resto del reparto.

"Michael Douglas dijo que quería trabajar en el film", apunta Hyams, y se le dibuja una sonrisa aún a día de hoy, como si le hubieran dado la noticia ayer. "En cuanto supimos que contábamos con Michael, las cosas empezaron a rodar solas".

Cuando le preguntaron qué le había atraído del proyecto, el doblemente oscarizado actor Michael Douglas (TRAFFIC, JÓVENES PRODIGIOSOS, ATRACCIÓN FATAL, WALL STREET) menciona "una combinación de elementos... todas relacionadas con el guión. También porque quería repetir con Peter Hyams, el director, con quien tuve el placer de trabajar en una película hace un par de años llamada LOS JUECES DE LA LEY. Con Moshe Diamant, el productor, y con Signature Films he tenido una larga relación durante muchos años". Además, confiesa que le atrajo el hecho de que, a pesar del poco tiempo que Martin Hunter aparece en pantalla, su personaje desempeñe un papel crucial para el desarrollo del filme. "Ahora mis prioridades han cambiado", admite Douglas. "Tengo una nueva familia y una esposa joven, así que me encanta poder participar en películas que requieran que lo dé todo, para mantenerme al pie del cañón, pero a las que no tenga que dedicar una gran parte de mi tiempo", dice sonriendo.

La productora Limor Diamant coincide al decir que "todo empezó a encajar en cuanto supimos que Michael Douglas había cogido el papel". "No se me ocurre un intérprete mejor. Michael Douglas es perfecto para interpretar a Martin Hunter". Tras cerrar el acuerdo con el actor, la producción tenía mucha más capacidad para trabajar con quien quisiera, gracias a la financiación independiente. "Hubiéramos tenido que tomar decisiones muy diferentes si éste fuera un proyecto financiado por un gran estudio", explica Diamant. "No podríamos haber contado con Joel David Moore, que es un actor joven de grandísimo talento, para interpretar al compañero del protagonista. No creo que nos hubieran dejar tener a Jesse [Metcalfe] como actor principal porque es una joven promesa, pero no es todo lo famoso que quisiera un estudio que suelen preferir a actores ya muy establecidos. No hubiera sido la misma película".

Elegir a Jesse Metcalfe (TODOS CONTRA ÉL, MUJERES DESESPERADAS) para dar vida a C.J., el ambicioso y decidido reportero que persigue obsesivamente a Martin Hunter, ya ha afectado el destino de la película y el curso de la carrera del talentoso joven intérprete. "Este proyecto y este papel son, sin duda, un gran paso para mí", explica. "Siempre interpreto adolescentes incluso ahora que ya he pasado la barrera de los veinte, y eso es a veces bastante extraño". Por tanto, le encantó la oportunidad de ampliar su registro y exigirse más a sí mismo con su primer papel protagonista adulto. "Es fácil dar vida a personajes más jóvenes", añade, "porque viven cosas que uno ya ha vivido, sus experiencias son más sencillas, no tienen tanta carga emocional. C.J. me ha permitido utilizar muchas de mis experiencias personales para el papel, y eso ha sido muy satisfactorio como actor... Ha sido casi terapéutico porque siento que estoy haciendo lo que debo, me ha permitido vivir una experiencia más honesta a través del personaje".

Hyams se convenció de que la joven estrella era el intérprete idóneo cuando vio la pasión que mostraba por el papel. "Moshe me habló de Jesse pero yo no le conocía. No había visto MUJERES DESESPERADAS. Sabía que era muy guapo, que era una rompecorazones, pero cuando entró en mi despacho, me encontré con una persona muy seria que me dijo, 'Olvídate de mi aspecto. Haría cualquier cosa por estar en esta película. Me voy a dejar la piel. Haré lo que me pidas. Hacer esta película es lo que más me interesa del mundo'". Hyams supo que Metcalfe tenía el carisma necesario para este papel. "Me pareció que era la persona que necesitaba este filme porque entre otras cosas, combina una especie de dulzura con un aspecto más ácido, y el papel requiere de ambos elementos", comenta el director.

En el plató, Metcalfe impresionó tanto al director como a su legendario compañero de reparto. "Jesse es genial. De hecho estoy un poco celoso", comenta Douglas, con una sonrisa. "Es un tío muy guapo. Da muy bien en pantalla... es una estrella. Tiene mucha intensidad; trabaja muy duro y disfruta mucho del toma y daca interpretativo. Estoy seguro de que va a dar mucho que hablar".

A la hora de escoger a la protagonista, Ella Crystal, una mujer complicada que duda entre el respeto por su jefe, Mark Hunter (Douglas), y el amor por el entusiasta periodista C.J. (Metcalfe), Hyams pensó inmediatamente en una de las más talentosas jóvenes intérpretes del momento, Amber Tamblyn (THE RING (LA SEÑAL), EL GRITO 2, JOAN OF ARCADIA). "Estaba decidido a que Amber cogiera este papel", dice Hyams, "porque es la protagonista femenina y tiene un romance con C.J., así que tenía que ser una chica muy guapa. No obstante, también tenía que ser muy inteligente, y Amber es una mujer muy, muy lista, además de muy independiente y feminista".

Al igual que su compañero de reparto, Tamblyn también impresionó a Michael Douglas. "Es buena", afirma antes de corregirse. "Mejor dicho, es muy buena. El otro día estaba viendo la escena del juicio donde la cámara se centra en la reacción de Amber –que ve cómo se desarrolla la escena en segundo plano– y me quedé alucinado con lo buena que es, al ver cómo reaccionaba ante algo que no estaba ocurriendo delante de ella... Cuando eres buena, eres buena".

En cuanto al reparto, Hyams recurrió a un par de actores conocidos por su faceta cómica. El papel del detective Nickerson, el policía de Shreveport, un hombre hastiado del mundo que vigila de mala gana a C.J. y a Mark Hunter, ha sido interpretado por Orlando Jones. Conocido por sus interpretaciones cómicas en MAD TV y en comedias de culto como TRABAJO BASURA y SOUR GRAPES. Para el papel de Nickerson, Jones tuvo que sumergirse en territorio dramático, un ámbito que ya había trabajado en su interpretación en la película de Charles Stone, por la que recibió muy buenas críticas. De hecho, esa interpretación fue lo que convenció a Hyams de que el versátil actor era lo que estaba buscando para Más allá de la duda. "Tanto Limor como yo conocíamos y adorábamos a Orlando", comenda Hyams. "Me encantó en DRUMLINE. Conocíamos muy bien su trabajo. Es un tipo que me gusta mucho. Siempre me ha caído muy bien".

Jones confiesa que fue un alivio poder aceptar el trabajo, dado que por un momento parecía que no le cuadrarían los plazos de su apretada agenda. "La verdad es que estaba rodando otra película en Florida cuando me llegó esta oferta", recuerda. "Temí que no pudiera hacer este largo y me dio mucha rabia porque me apetecía muchísimo trabajar en este proyecto". Pero entonces consiguió hacer un hueco en su agenda y Jones se unió al equipo de Hyams, a quien define como "extraordinario... Quiero mucho a ese tío. Es increíble tanto como director de fotografía, como director y como productor. Este guión que ha escrito tiene una cadencia muy específica; es un texto muy claro. Uno siempre cree que lo tiene todo bajo control, pero nunca lo sabe a ciencia cierta hasta que no está en el plató y el director le dice 'vale, ya está'. Ha sido maravilloso trabajar en esta película, con este guión y con este director. Estoy encantado".

El resto del reparto se muestra contentísimo y muy agradecido de haber trabajado con Jones, quien acudía al rodaje incluso los días que no tenía que hacerlo, simplemente para disfrutar de las interpretaciones de sus compañeros. "Ha trabajado muy duro y ha contribuido mucha inteligencia al papel y a la película en general", comenta el director, algo en lo que coinciden todos sus compañeros, menos uno.

"Orlando es más gracioso que yo", dice de mala gana Joel David Moore, que interpreta a Finley, el compañero periodista de C.J., un tipo turbio y listillo. "Eso no me gusta nada. Pero nada de nada", añade jactándose cómicamente. "Siempre estoy intentado sacarle ventaja, pero no me gusta esa sensación porque no quiero que nadie sea más gracioso que yo".

Moore (CUESTIÓN DE PELOTAS, CARIÑO ESTOY HECHO UN PERRO, EL ARTE DE ESTRANGULAR) fue el último de los actores principales en unirse al rodaje. Hyams comenta que le hubiera gustado ser el responsable de fichar a Moore, pero fue cosa de Limor Diamant. "Vino y me propuso que trabajáramos con Joel David Moore. Recuerdo claramente haberle dicho, '¿Quién demonios es Joel David Moore?'", prosigue Hyams, "Pero ella siguió dándome la tabarra. Nos mandaron un vídeo, un DVD de Joel y nos convenció a los dos; nos pareció genial. Fue una de esas veces en las que de repente todo cuadra y resulta que estaba disponible justo cuando necesitábamos a alguien con urgencia".

Según Moore, en cuanto se enteró de que le había fichado para el film, reaccionó de la mejor manera posible. "Sí", comenta irónicamente, "en cuanto me enteré pensé, 'Vale, voy a trabajar en una película con Michael Douglas... creo que es buen momento para dejar de beber'. Así que ésta la rodé sobrio". Se ríe antes de retomar la compostura y mostrarse serio por un instante, "En realidad... si vas a trabajar con Peter Hyams y Michael Douglas, tienes que estar al 100% para poder darlo todo".

Para uno de los coprotagonistas contar con Moore posibilitó un reencuentro, dado que habían participado juntos en otro proyecto anterior. "Joel me dirigió en SPIRAL, que se estrenó el año pasado", comenta Amber Tamblyn. "Así que cuando me enteré de que trabajaría con nosotros, me emocioné. Me vinieron a la mente todas las coñas que habíamos tenido durante el rodaje, nos pasamos el rato gastándonos bromas y disparándonos con pistolas de balines. Recordé cómo nos lo pasamos. Y pensé, 'Espero que no actuemos igual aquí. He madurado. Ahora soy seria'. Así que llegamos al rodaje y en cuanto nos vimos nos pusimos a darnos collejas y comportarnos como si tuviéramos ocho años".

Por su parte, Moore ve su amistad desde otro punto de vista. "Está loquita por mí y es una pesada", comenta con muchísima seriedad. "Creo que está enamorada de mí, supongo que lo está desde que nos conocimos".


Las localizaciones: Dar con el look "Shreveport"
En el borrador original de Hyams la historia se desarrollaba en la capital del nuevo sur, Atlanta. Pero las restricciones presupuestarias, incluso teniendo en cuenta los incentivos para la producción cinematográfica concedidos por el Estado de Louisiana, obligaron a trasladar el rodaje a Shreveport, LA, y el equipo técnico decidió cambiar también la ciudad en la que discurriría la historia. Según explica Limor Diamant, "cuando decidimos rodar en Shreveport, pensamos: '¿Y por qué no Shreveport?' En realidad es un sitio perfecto para que esto ocurra". El diseñador de producción James Gelarden prosigue, "el guión se desarrollaba originalmente en Atlanta, con esa arquitectura elegante y el enorme acuario que tiene Atlanta, que en un principio iba a salir en el filme. Había estado antes en Shreveport trabajando en la película FACTORY GIRL y conocía la arquitectura. Tras mi primera entrevista con Peter le dije que no estaba seguro de que pudiera reproducir Atlanta en Shreveport y que quizá debería plantearse utilizar Shreveport como Shreveport.... En cuanto llegó, Peter se fue a dar una vuelta y empezó a pensárselo, buscó la 'esencia de Shreveport', la esencia de Louisiana, y vio las posibilidades. La verdad es que le da un toque sureño a la película.... Es un personaje más".

Por su parte, Hyams coincide en que la decisión le sirvió para conseguir sus objetivos personales para con la producción, es decir, conseguir rodarla como una producción independiente. "Quería alejarme de la manera en que había estado trabajando hasta el momento", afirma el director. "Para hacer esta película tuve que plantarme y decir, 'Vale, voy a hacer una película en la mitad de tiempo y con la mitad de dinero. Va a ser complicado y vamos a tener que rodarlo en Shreveport, Louisiana..' Pero eran cosas que quería hacer. Quería hacer una película así".

La determinación por trabajar fuera del ámbito en el que se sentía seguro le trajo enormes recompensas creativas. "Cuando llegué a Shreveport", añade, "eché un vistazo y me di cuenta de que es una ciudad interesante y con un aspecto bastante auténtico. Está atravesado por el Red River, tiene casinos. Casi no hay forma de ver Shreveport y no ver una especie de ciudad auténticamente sureña, así que parecía una tontería estar en esta ciudad tan interesante y hacer que pareciera otra totalmente diferente". Como uno de los pocos directores que hace las veces de director de fotografía, Hyams sabía exactamente cómo funcionaría la fuerza visual de la ciudad a la hora de transmitir la historia. "Las zonas ricas son muy interesantes", añade, "las zonas pobres también son muy interesantes, y luego está el río. También hay casinos en rascacielos, un centro urbano muy moderno y abarrotado rodeado por una zona muy poco moderna. No sé... Me pareció un lugar muy fotogénico".

Para el reparto y el equipo técnico Shreveport se vislumbraba como una oportunidad de oro para crear una historia y unos personajes que eran de un lugar específico sin limitar por ello la narrativa. Tal y como apunta Amber Tamblyn, "lo bueno de Shreveport es que no es tiene ningún elemento que sea inmediatamente reconocible. No hay nada que a uno le haga pensar, 'Anda, mira, la cosa esa tan famosa de Shreveport'". Pero el eclecticismo de la ciudad le dio a la película mucha amplitud a la hora de tomar decisiones creativas. Según Michael Douglas, "Le pregunté al director sobre nuestros acentos... no sabía si quería que los forzáramos o no, pero como Shreveport está cerca de la frontera con Texas y es una combinación heterogénea que engloba elementos del sur, de la zona tejana y de la América Profunda, hemos acabado con una bonita mezcla ". Según la diseñadora de vestuario Susanna Puisto, la película sí que "utilizó ese 'look Shreveport", que hemos exagerado un tanto porque no estamos trabajando en un documental, así que nos podemos permitir exagerar. Shreveport no es el sitio más fashion del mundo, pero está lleno de señoritas sureñas vestidas con sus mejores galas... Cuando trabajas a gusto, cualquier cosa puede inspirarte".

Todos los miembros de Más allá de la duda alucinaron con la legendaria hospitalidad de la región. "Era la primera vez que iba a Louisiana", dice Douglas. "En el sur son muy hospitalarios, la gente es muy amables y simpática. Las porciones de comida son generosas; por eso no pienso quedarme demasiado por aquí, ¡acabaría engordando demasiado!".

Todo el equipo coincide en que la ciudad y el estado se merecen su creciente reputación como una región que favorece al cine. "La ciudad de Shreveport ha colaborado muchísimo con nosotros", comenta Hyams, "tanto que incluso pudimos cerrar un enorme puente y llenarlo de luces de neón rojas. Nos permitieron cerrar calles y hemos podido hacer cosas que hubieran sido impensables en otros sitios". Limor Diamant coincide con él: "Nuestra experiencia en Shreveport ha sido fantástica. El equipo ha sido genial, la gente es genial, no podemos quejarnos de nada. Volvería allí mañana mismo. Están tan emocionados con el boom de la industria cinematográfica que se muestran muy abiertos a todo. Es un sitio genial en el que rodar en todos los sentidos".


Triple amenzaza: Tres talentos por el precio de uno
Junto con coetáneos como Steven Soderbergh, Peter Hyams pertenece a un raro grupo de directores que no sólo escriben sus propios guiones sino que también hacen las veces de director de fotografía. En cuanto a su particular método laboral, Hyams simplemente comenta, "Es lo que hago. No lo veo como tres partes diferentes de un proceso, sino que funciona en conjunto, como un todo. En realidad, la diferencia es que nunca me siento. Me paso todo el proceso viendo la película. La mayoría de los directores ven la película en su cabeza, y si uno es capaz de traducir lo que ve al celuloide, debería hacerlo él mismo. Si no, debería recurrir a otra persona".

James Gelarden apunta las ventajas de trabajar con este tipo de "acuerdo combinado": "Como Peter es guionista, director y director de fotografía, lo que vemos en pantalla es su historia. Así que en vez de tener que pasar por tres personas cuando necesitas algo, lo único que tienes que hacer es acercarte a él y preguntarle, 'Peter, ¿qué te parece esto?... ¿Sí o no?' Y él contesta, 'esto' o 'no, está todo mal, debería ser al revés'. El proceso de diseño siempre ha sido muy racional". Limor Diamant coincide en alabar las ventajas de trabajar con la versatilidad de Hyams. "Para Peter, la labor del director y del director de fotografía van de la mano, no es capaz de separarlas y al verle trabajar así, uno se da cuenta de que tiene mucho sentido… Hace que todo sea mucho más ágil, evita la falta de comunicación que a veces se da entre el director y el director de fotografía. Tenemos un plan de rodaje de treinta días y lo estamos cumpliendo, y eso es porque él realiza la labor del director de fotografía y del director. Para él son dos partes de un todo. Es un director muy visual, y todo lo que hace tiene sentido".

Las virtudes de los múltiples talentos del director también sorprendieron al reparto. "Es una persona que tiene muchísima visión sobre la naturaleza cinematográfica del filme, y eso dice mucho de él", apunta Amber Tamblyn, "Sabe jugar con el color, la textura y todo ese tipo de elementos. Por eso Peter es un director tan clave. Sabe exactamente lo que quiere ver en cada escena, ya lo ve todo en su cabeza. Creo que ha sido una de las mejores experiencias de rodaje que he tenido… Es muy diferente trabajar así porque el actor siente que confían en él y se atreve a lanzarse a hacer cosas que quizá no haría en un rodaje normal".

La categoría de Hyams como guionista también fue alabada por el reparto, y Douglas incluso apunta que gracias a su triple faceta ha logrado esquivar algunos de los escollos a los que se enfrentan a veces los guionistas/directores. "No creo que sea algo que haga mucha gente", apunta. "Peter transmite confianza, pero por lo general, los guionistas que también dirigen su propio material se suelen mostrar a veces un tanto cautos. Pero Peter es un verdadero profesional, te da mucha libertad y probablemente hace todo lo posible porque sabe que la gente suele mostrarse un tanto nerviosa al trabajar con guionistas/directores".


En el platóÓ: Acción y reacción
Según Joel David Moore, desde el principio todo indicaba que la producción sería un éxito. "Una de las primeras cosas que hicimos", cuenta, "fue sentarnos todos juntos para cenar. Estaban Michael, Amber, Jesse, y todo el reparto... En cuanto vimos lo bien que nos llevamos supimos que el proyecto iba a ser muy especial porque había cero tensión. Parecíamos una familia feliz desde la primera semana de trabajo". No obstante, según Moore, no fue sólo cosa de las personalidades agradables de los implicados… "El alcohol también ayudó bastante", añade.

Aparte de lo que comieran (o bebieran), aquella primera reunión de todo el equipo fue sobre ruedas y sentó las bases de cómo sería funcionarían las cosas durante el rodaje, porque cuando llegó la hora de ponerse a trabajar, el equipo y el director tenían ya una buena relación. Según Orlando Jones, "la primera vez que hablé con Peter me dijo, 'Simplemente quiero crear un entorno en el que os sintáis cómodos y podáis probar cosas diferentes'". Hyams se mantuvo fiel a su propósito. "Decir que ha mantenido su palabra se queda corto", añade Jones. "Creo que muchos directores llevan ese discurso, y de verdad creo que muchos lo dicen en serio, pero es muy difícil ponerlo en práctica porque una vez que se está en el plató entran tantos factores en juego que es complicado que un director pueda prestarte toda la atención que necesitas para sentirte cómodo con lo que haces... Pero con Peter, me sentí y me sigo sintiendo muy cómodo con lo que estoy haciendo, y desde luego que intento hacer cosas que no hubiera intentado de otra manera porque confío en que va a llevarme por el camino correcto, si me paso me lo va a decir y si no llego también. Confío plenamente en su visión para esta película, confío en la fe que tiene en este filme y en este momento. No tengo la sensación de que ha venido a crear un idea que ya tenía en su cabeza antes de llegar, siento que realmente está aquí conmigo y cuando rodamos, él lo vive tanto como yo".

A la hora de dirigir a los actores, los directores deben ser flexibles, poder adaptar su enfoque a las necesidades del reparto. Así que, mientras que Hyams sabía lo importante que era darle espacio a un actor eléctrico y acostumbrado a la interpretación como Jones para que compusiera a su personaje, otros actores se requirieron de un proceso de dirección más específico, sobre todo en los casos en los que se rodaban escenas claves del guión. Amber Tamblyn habla del reto de dotar de realismo el romance que surge repentinamente entre su personaje y el C.J. interpretado por Metcalfe: "Hablamos largo y tendido sobre ello, y siempre me parecía un poco raro, hasta que me di cuenta de que Peter tiene una manera muy específica de escribir y rodar los diálogos. Es como una obra de David Mamet, quiere que el diálogo se presente con un ritmo y una cadencia determinados, si no, no funciona. Así que cuando empezamos a ensayar, caí en que eso era lo que quería Peter. De repente vas notando cómo van interactuando los personajes, el toma y daca que tienen, cómo alimentan su inteligencia y su humor que es lo que enciende la atracción que sienten el uno por el otro".

Obviamente, la presencia de una leyenda como Michael Douglas también afecta la producción, dado que obliga al resto del reparto a sacar lo mejor de sí mismo para intentar ponerse a su nivel. Tamblyn, que comparte muchas escenas con Douglas, apunta que "crea una atmósfera genial… es muy majo, divertido y profesional y eso lo transmite al trabajo, lo cual es muy importante. Es esencial tener un buen ambiente cuando se rueda una película como ésta, con un diálogo tan cargado, que parece más bien una obra de teatro. Todo el mundo tiene que estar al 100%, y él sentó las bases para que todos siguiéramos su ejemplo".

Su compañero de reparto, Jesse Metcalfe, coincide con ella, "Michael me ha ayudado mucho en las escenas que compartíamos", comenta. "Siempre está ahí, siempre está listo para la acción, hace que parezca tan sencillo que al darle la réplica te permite meter la pata y explorar la escena, llevándola por otros caminos y jugando con las reacciones. Como él siempre da en el clavo, como sabes que él no va a fallar, te permites poder cambiar las cosas. Gracias a él ha sido muy fácil tantear y buscar los matices tanto de las escenas como de mi personaje".

A lo largo de su carrera, Hyams se ha labrado una reputación como director de escenas de especialistas y de acción, e incluso a pesar de que Más allá de la duda es uno de los filmes más cerebrales de su filmografía, la historia incluye algunas escenas de acción que le permitieron demostrar su habilidad para realizar impactantes escenas con especialistas.

"A Peter le encanta la acción", observa Moore, "le gusta muchísimo. Llevé estos zapatos para casi todas las escenas y son los zapatos más incómodos que existen sobre la faz de la tierra. Tuve que hacer muchas escenas de carreras y claro, hay que rodarlas desde diferentes ángulos… cuando llevábamos siete u ocho tomas, me quería morir. Me cedían las rodillas".

Hyams lo ve como otra parte más del día laboral, "Cualquiera que haga películas de acción tiene historias terribles que contar, les encanta comparar cicatrices, hacerse los machitos y tal. Pero lo que hay que hacer es arriesgarlo todo pero tener siempre muchísimo cuidado".

Para cuidarse del peligro inherente que conllevan las escenas de acción, Hyams utiliza un meticuloso proceso de preparación. "Cuanta más se prepara algo, más eficazmente se lleva luego a cabo", apunta. "Nunca trabajo con storyboards, solamente en las escenas que requieren de un especialista. Primero busco la ruta, luego hago la ruta, luego fotografío la ruta y luego hago un story para la ruta. Este proceso es casi como rodara la escena, me siento con el equipo y digo 'Bueno, quizá no deberíamos estar aquí, sino que sería mejor poner la cámara más abajo, o la cámara más arriba. Necesitamos un ángulo más subjetivo. Quizá el coche no debería girar aquí’. La escena se visualiza y casi se rueda en mi cabeza durante la fase del storyboard, así que cuando llegamos a rodar la escena de verdad, casi lo tenemos todo hecho".

Pero incluso algo tan técnico como el trabajo de los especialistas influye en el impacto de la escena sobre la vida de los protagonistas y sobre las decisiones que toman. "Tenemos persecuciones de coches", comenta Hyams. "No hay nadie mejor que William Friedkin o Peter Yates. Simplemente quería una persecución que fuera A) una sorpresa –el público no se lo espera así que se sorprende mucho; es una escena corta, repentina y violenta y B) quería que fuera tan subjetiva como pudiera, porque si se presenta a alguien que está en peligro objetivamente no tiene afecta tanto a los espectadores como si lo viven subjetivamente. Por tanto decidí utilizar esos ángulos de cámara porque eran emocionales y no objetivos".


La vida en rojo: Rodando con una 4K
Para Peter Hyams y compañía, uno de los aspectos más emocionantes de rodar Más allá de la duda es que el filme ha sido rodada con un nuevo instrumento tecnológico llamado "The Red Camera" o "La cámara roja", que captura las imágenes en vídeo digital "4K" y da la misma calidad de imagen y profundidad de campo que una película de 35mm. Los retos de trabajar con estas nuevas herramientas y medios definirán las nuevas corrientes de la cinematografía contemporánea, con Hyams y su reparto a la vanguardia.

"Es una tecnología naciente", confirma Hyams. "Eso conlleva todos los problemas de trabajar con una versión beta. Lo llamamos 'beta' en cuanto al rodaje y a la post-producción dado el sistema que estamos usando". Siempre a la caza de las últimas novedades cinematográficas, rodar con la Cámara Roja le permitió a Hyams traspasar sus propias barreras creativas. "Estaba loco por rodar una película en digital, pero estaba esperando a que lanzaran esta 4K, porque sacaron una versión anterior hace un año y medio que era como un todoterreno… vamos que muy manejable no era. Luego salió la Cámara Roja, que es plenamente móvil y supe que había llegado la hora de hacer una incursión en lo digital", comenta Hyams.

Utilizar tecnología punta tiene sus ventajas, como apunta Limor Diamant: "Por un lado, no hay que recargar, o bueno, se recarga con una tarjeta, así que es un proceso mucho más rápido. Por otro, no hay que reproducir las escenas porque lo que ves es lo que grabas. Es más rápido, más real, y te da mucha más flexibilidad para hacer retoques en el corte inmediato digital que cuando se rueda con celuloide".

El poder de la nueva tecnología también impresionó al reparto. "Consigue una profundidad increíble", comenta Amber Tamblyn con sorpresa, "y unas texturas de luz preciosas. El resultado final es maravilloso, lo capta todo". A Michael Douglas le impresionó la habilidad de la cámara de eliminar la necesidad de los copiones: "Abre un abanico de posibilidades", comenta. "Te permite ver lo que has rodado nada más rodarlo. El futuro ya está aquí".

Hyams está encantado con este nuevo mundo sin copiones, "La verdad es que no me gustaba tener que ver cada día lo que habíamos rodado porque los copiones siempre daban muchas sorpresa técnicas que nunca eran buenas. Los copiones siempre mostraban escenas fuera de foco o movimientos de cámara incorrectos. Ahora cuando estamos rodando, esta cámara nos permite ver la actuación y decidir si es buena o no. Con un monitor de alta calidad, incluso se puede decidir sobre el enfoque".

Dicho esto, ser de los primeros en probar una nueva tecnología conlleva una serie de frustraciones. "De repente pasan cosas y nadie sabe por qué", comenta Diamant, "porque la tecnología es muy nueva y nadie se ha enfrentado todavía a estos problemas". Según Tamblyn, la idiosincrasia de la nueva cámara se convirtió en fuente inagotable de chistes entre ella y el director. "Es difícil trabajar con esa cámara", apunta. "A menudo le digo a Peter Hyams que está muy mono cuando se enfada porque le cambia la cara, pone cara de rebote, y yo no puedo evitar que se me escape una risilla porque está monísimo, ¡de veras!".

Incluso los detalles más pequeños –aspectos que se consideran rutinarios cuando se trabaja con celuloide– se convertían en retos para un equipo tan experimentado como el de esta película. Por ejemplo, la profundidad de campo que da esta cámara hizo que la tarea de tapar los cinco tatuajes que lleva Jesse Metcalfe fuera todo un reto. "De repente", dice la directora del departamento de maquillaje Rose Librizzi-Davis "con esta cámara se veía todo, incluso utilizando los maquillajes que hemos perfeccionado para trabajar con el HD normal... No funcionaba nada. Cuando está cámara enfoca el brazo o la cara se ve todo, hasta la venita más pequeña. Se ven cosas que antes no se veían así que para cubrir cinco tatuajes nos volvimos locos…". Librizzi-Davis se ríe por no llorar, "Pedí dos horas y media el primer día y tardamos tres horas y cuarto". ¿Qué les aconseja a los miembros del reparto y al equipo técnico que trabajen con esta cámara? "Durante el proceso de casting, es importante saber qué tatuajes llevan los actores. ¡No sabíamos que Jesse tuviera cinco!", dice riéndose. "¡Muy mal, Jesse!"

El propio Hyams se enfrenta al reto con filosofía. "No soy uno de esos directores de fotografía que creen que el celuloide es sagrado", comenta. "Lo único que quiero es conseguir la imagen más impresionante que pueda... Dentro de diez años no creo que se siga utilizando el celuloide, será cosa del pasado. Cuando se llega al nivel 4K, se trabaja con las mismas prestaciones que una cámara de bobinas. No digo que sea más fácil, pero tampoco es más difícil. Tiene sus propias particularidades, pero al trabajar con celuloide también hay que ocuparse de los rasguños o de los pelos. Incluso una película con cien millones de presupuesto depende del tío con el sueldo más bajo que trabaja en la trastienda de un camión de cámara sin ventilación... Personalmente creo que la mitificación de la fotografía se desvanecerá con la fotografía digital porque los realizadores podrán sentarse delante de un monitor de alta definición, que dentro de unos años será también un monitor 4K, y podrán visionar el producto final allí mismo.

Así que la gente como yo no podrá decir, 'No, no, en los copiones quedaba genial’. Si no se ve bien aquí, no va a quedar bien nunca"
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El cine negro en digital: Saltando atrás hacia la modernidad
"Ahora están de moda los remakes", observa Joel David Moore, "esas películas que reinterpretan géneros clásicos, como los thrillers de Hitchcock. Creo que a los espectadores les gusta ver una película moderna envuelta en un aire clásico". Según Moore, Más allá de la duda encaja perfectamente en esta tradición. "Mientras que tiene un atractivo clásico, al modernizar una película como ésta, se hace muy actual, y atrae al público que consume productos MTV".

Llegar a ese público juvenil –que no tiene esa relación tan cercana con el cine clásico de Hollywood – no es tarea fácil, pero contar con un reparto de estrellas contemporáneas como Amber Tamblyn, Jesse Metcalfe y Orlando Jones es un buen punto de partida. Para Jones, la vuelta al estilo clásico de Hollywood es un antídoto a la superficialidad que a veces afecta a las películas contemporáneas. "Los filmes de hoy son muy falsos y eso no me gusta, porque creo que es mucho más natural trabajar con un aspecto un poco menos nítido", comenta. "Creo que trabajar en una película de cine negro era el camino que tenía que seguir en mi carrera, incluso aunque sólo fuera para poder utilizar mi repertorio sarcástico, hacer un humor inteligente y no absurdo. Quería huir del absurdo".

En cuanto al vestuario, el maquillaje y la interpretación, Más allá de la duda hace guiños específicos a los años cuarenta, sobre todo al glamour del viejo Hollywood de entonces que transmite Amber Tamblyn y el personaje de Ella Crystal. "El personaje de Amber es ayudante del fiscal del distrito", comenta la diseñadora de vestuario Sussana Puisto. "Ella ya tiene ese aspecto de los años cuarenta, ese aire antiguo que me inspiró para diseñar vestidos que bebieran de la influencia de los años cuarenta, pero que son también atemporales. Es como Veronica Lake o Katherine Hepburn. Para Amber es un estilo nuevo, siempre ha interpretado a jóvenes, y esta vez interpreta a una adulta, su aspecto es atemporal, no moderno".

Para Tamblyn, hija de un talentoso actor que trabajó en Hollywood durante la época dorada, fue una gozada vivir en primera persona la época gloriosa del cine. "En las viejas películas de la RKO el diálogo siempre era muy claro, así que Peter nos pidió que lleváramos eso a nuestra interpretación", comenta. "En cuanto a la iluminación, hay una escena en la que me tumbo sobre la cama en primer plano, y es un estilo muy Katherine Hepburn... Ella siempre se giraba hacia el foco. También llevo los labios muy rojos y pestañas falsas, trajes de secretaria vintage, el vestuario es alucinante, la ropa es genial. Ha sido muy divertido, me encanta trabajar con este aire moderno pero antiguo. Ha sido fascinante".

De hecho, ese reto, el reto de llevar una historia clásica a un ambiente moderno siempre ha sido la clave del proyecto, insiste Limor Diamant. "Nos parecía que nunca antes se había hecho de la manera en que lo había concebido Peter", apunta. "Tiene una visión muy específica y trabaja con mucha pasión, y eso se nos pegaba a muchos de los que estábamos trabajando en la película".

Hyams es plenamente consciente de la carga histórica a la que se ha enfrentado y se ha esforzado por crear una obra genial con el profesionalismo de un artesano, tal y como hacían los trabajadores de la época más clásica de Hollywood. "Lo único que sé hacer es escribir lo mejor que puedo, dirigir la película lo mejor que puedo, filmar la película lo mejor que puedo. No sé decir que si eso es bueno o malo, porque sigo fielmente la teoría de Groucho Marx de que no querría formar parte de un club que me admitiera como socio", dice riéndose. "Siempre pienso, '¿Cómo de bueno puede ser algo que haya hecho yo?'. No obstante, nos hemos esforzado muchísimo par hacer que esta película sea perfecta, hemos trabajado durísimo. Cuando las cosas son sencillas significa que uno no se está esforzando lo suficiente".

La pasión y la energía de Hyams se resumen en una frase de un compañero de profesión, el director Carol Reed, cuyas películas EL TERCER HOMBRE y LARGA ES LA NOCHE transmitieron el vigor y la maestría del cine negro al cine británico de los cuarenta y cincuenta. "Antes tenía en mi despacho una cita de Sir Carol Reed", recuerda Hyams, "un gran realizador que dijo, 'Rodar una película conlleva mucho trabajo y muchas preocupaciones, es todo miedo y dolor; pero no rodar una película es mucho peor'".