Cinemanía > Películas > Exodus: Dioses y reyes > Comentario
Destacado: En cines comerciales 'Anora' Palma de Oro en Cannes
  Exodus: Dioses y reyes  (Exodus: Gods and kings)
  Dirigida por Ridley Scott
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

Del aclamado director Ridley Scott (Gladiator, Prometheus) llega EXODUS: DIOSES Y REYES, una aventura épica que narra la historia de un hombre cuyo coraje desafió a un imperio. Mediante los efectos visuales y el 3D más vanguardistas, Scott da nueva vida a la historia del desafiante líder Moisés (Christian Bale) y su rebelión contra el faraón Ramsés (Joel Edgerton), liberando a 600.000 esclavos en una épica huida de Egipto tras un terrorífico ciclo de mortíferas plagas.

Scott observa que "la vida de Moisés es una de las aventuras y exploraciones de carácter espiritual más grandes de todos los tiempos". Desde la batalla que da inicio a la película, en la que 15.000 soldados egipcios atacan un campamento hitita, pasando por las imponentes estructuras y una aterradora serie de plagas, hasta la separación de las aguas del Mar Rojo, Scott aporta su visión distintiva a uno de nuestros relatos más importantes y más apreciados.

"Me gusta todo lo que sea extraordinario", prosigue. "Yo sabía lo que hacer con Gladiator: cómo lograr que viviera, respirara y sintiera como lo hacían las personas de la época. Con EXODUS: DIOSES Y REYES, quería, de manera análoga, dar vida a la cultura egipcia y al Éxodo de una forma que nunca antes había sido posible".

EXODUS: DIOSES Y REYES fue rodada en los Estudios Pinewood, de Londres, y en exteriores de España; en Almería, al sur de la península, y en la canaria isla de Fuerteventura.


Los actores
El reparto de EXODUS: DIOSES Y REYES se compone de numerosos ganadores de premios y proviene de una amplia lista de países. Tal y como lo explica Ridley Scott, "Egipto era –al igual que lo es ahora– una confluencia de culturas por ser una encrucijada entre África, Oriente Próximo y Europa. Elegimos a actores de diferentes orígenes étnicos para reflejar tal diversidad de culturas: de iraníes a españoles pasando por árabes. Muchas son las diferentes teorías sobre la etnicidad del pueblo egipcio y mantuvimos muchas discusiones sobre la mejor forma de representar la cultura. Al dar vida a una historia cuyas raíces se hunden en muchas religiones y que es importante para personas del mundo entero, también procuramos elegir a actores que pudieran, mediante sus intensas interpretaciones, hacerle justicia a un relato universal".

Christian Bale da vida a Moisés; Joel Edgerton encarna a Ramsés y John Turturro se encarga del papel de Seti; Ben Kingsley del de Nun, y Aaron Paul interpreta a Josué.

Christian Bale es un actor con el que hacía mucho que Scott trataba de colaborar. "Christian tiene una enorme presencia física en la pantalla", comenta. Antes de rodar EXODUS: DIOSES Y REYES, Bale había protagonizado la producción de Scott Free Out of the Furnace, en la que encarnaba a un obrero siderúrgico. Para Scott, ese papel presagiaba, de cierta forma, la transformación del actor en el profeta y libertador hebreo. "Moisés tiene mucho más de obrero siderúrgico que de faraón: es un hombre modesto con sentido común".

Scott describe la interpretación de Bale como "un trabajo interno. Se mete directamente en el personaje y tenemos ante nosotros a un apasionado caudillo. Disfruté trabajando con Christian tanto como he disfrutado con cualquiera; no había día en que no me sorprendiera. Yo esperaba mucho y obtuve más".

El personaje tenía, sin duda, mucho que estudiar. "Moisés es una figura emblemática que, al mismo tiempo, tiene que ser interpretada como una persona real", dice Scott. "Él es el núcleo heroico y emotivo de la película".

Bale se hizo cargo del papel por varias razones. Así lo explica: "Creo que la historia del Éxodo no es sólo la piedra angular de muchos de los textos sagrados del mundo, sino que, además, es una de las narraciones más profundas de la historia humana. Descubrí que Moisés fue un héroe complejo y que lo fue a regañadientes. Mediante su fe se convirtió en un adalid de la libertad que no se detendría ante nada para llevar adelante la voluntad de Dios. Dicho esto, también era un hombre de contradicciones: fiel pero discutidor; indeciso a la vez que enérgico; un guerrero aunque también un libertador; y era tan apasionado como estoico".

En resumen, añade el actor, "Moisés es uno de los personajes más fascinantes que jamás haya estudiado". Para tal fin, Bale leyó los textos sagrados, incluidos la Torá y partes del Corán, así como el elogiado libro Moses: A Life, de Jonathan Kirsch. También vio dos películas cuyos enfoques de la historia y la religión son muy diferentes al de EXODUS: DIOSES Y REYES. "Para tener una perspectiva humorística antes de enfrentarme a esta épica película, vi las comedias La loca historia del mundo [dirigida por Mel Brooks] y el clásico de Monty Python, La vida de Brian".

La relación central de EXODUS: DIOSES Y REYES es la que existe entre Moisés y Ramsés, que se criaron como hermanos. Ramsés se convierte en faraón y Moisés en su consejero de máxima confianza y su segundo en el mando. Pero cuando Ramsés se entera de que Moisés es en realidad un hebreo, destierra a su "hermano" al desierto, lanzándole a una muerte casi segura.

"Ramsés personifica cómo el poder absoluto corrompe absolutamente", dice Joel Edgerton, que interpreta el papel. "Ramsés comienza a creer que él es en verdad un dios, lo que da lugar a una maravillosa dinámica entre Moisés y él".

Ramsés es el principal antihéroe de la historia, pero Scott y Edgerton quisieron dotar al personaje de matices y complejidades que sobrepasaran las de un malo de repertorio. "Ramsés mantiene un sólida relación fraternal con Moisés, por lo que se ve sumido en una enorme contradicción cuando se desvela que Moisés es un hebreo. También ama a su esposa Nefertari, y a su hijo pequeño, lo que le confiere importantes tonos emotivos", afirma el director.

Scott y Edgerton se encontraron por primera vez años atrás, cuando el primero estaba elaborando el reparto de su epopeya de las Cruzadas, El reino de los cielos. Entonces el actor fue considerado demasiado joven para el papel, pero Scott no dejó de seguir la carrera de Edgerton; en especial, su trabajo en el aclamado drama independiente Animal Kingdom. "Joel tiene estilo, es atlético, inquietante, intelectual y también muy afectuoso. Se trasladó elegantemente a sí mismo al interior del porte de un antiguo egipcio, reconociendo la época aunque sin dar la sensación de ser ‘de época’. Ramsés es un mal elemento cuyo carácter tiene partes emotivas buenas, por lo que uno no está seguro de si odiarle o no. Joel es también muy físico, así que también nos ofrece una auténtica sensación de acción y furia cuando es necesario".

Bale elogia el "enorme compromiso" de Edgerton "con el papel. Tuve la sensación de que él había llevado a cabo una de las partes más difíciles de la película. Joel capta toda la arrogancia de alguien cuyo poder es ilimitado, y toda la inseguridad de alguien que trata desesperadamente de mantener esa situación".

Edgerton se entusiasmó con el papel; en especial, con sus complejidades. "El malo más fascinante es alguien que, en su propia película, sería el héroe", explica. "Siempre he creído que si uno puede comprender al malo, puede aclamar al héroe todavía más. Yo quería hallar el equilibrio entre mi trabajo de malo de la película y alguien que, a la vez, no carece de humanidad. En medio de todas las épicas escenas de guerra, el gran conflicto es la batalla de voluntades entre Ramsés y Moisés".

Edgerton reconoce que Ramsés tiene un enorme ego, como cabe esperar de alguien que ha sido criado para creer que él es un dios vivo. "Ni es razonable ni tiene empatía", dice el actor. "Ramsés es un tirano y un dictador, pero eso formaba parte de las creencias de su época".

Ramsés comienza a construir su propia ciudad, Pi-Ramsés, y la adorna con efigies suyas tal y como dictaba la costumbre de la época. Una enorme escultura de la cabeza de Ramsés –construida para la producción tomando al propio Edgerton como modelo– vigila los campos donde los esclavos trabajan. La estatua, de una altura de quince metros, se convirtió en algo parecido a un monumento local mientras duró el rodaje.

Sigourney Weaver es Tuya, la madre de Ramsés y primera esposa del faraón Seti. Protagonista de la película fundamental del director, Alien, el octavo pasajero, Weaver trabajó posteriormente en la epopeya histórica de Scott 1492, la conquista del paraíso. Sobre volver a trabajar con Scott dice que "da la sensación de que no ha pasado el tiempo en absoluto. Sigo viendo a este hombre genial al mando de la operación de llevar a la pantalla lo que él ha imaginado".

De su papel, Weaver comenta que "ha sido duro para Tuya ver a Moisés convertido en el favorito del faraón Seti". Y prosigue: "Ridley habla de ella como de una pantera y, aunque Tuya podría ser considerada malvada, para mí es una muy buena madre. Tuya sabe cuánto apoyo necesita Ramsés, aunque éste nunca lo reconocerá. Ramsés quiere a Moisés y se esfuerza por comportarse de forma justa con él, pero a Tuya y a su hijo les pone nerviosos la cercanía entre Moisés y el faraón Seti. El público puede ver a Tuya como un tanto mala pero no lo es. Ella protege a su hijo".

La entereza y la fuerza de voluntad de Tuya reflejan el poder de las mujeres egipcias de la época. "Estaban realmente consagradas al poder y a la belleza", afirma la diseñadora de vestuario Janty Yates. "Ridley quería que Tuya fuera del todo deslumbrante. Los vestidos de Tuya subrayan la sólida ambición que alberga respecto de su hijo, y que nosotros reflejamos en sus tocados y en sus mejores joyas".

John Turturro da vida al esposo de Tuya, Seti, señor de Egipto, padre de Ramsés e imagen paterna de su sobrino Moisés. "Seti ha ostentado el poder durante demasiado tiempo y eso le supone una carga", afirma el aclamado actor. "Tiene con Moisés una relación más estrecha que con su propio hijo, Ramsés, y hubiera preferido que Moisés le sucediera como faraón, pero Seti sabe que esto no puede ocurrir".

Ben Kingsley es Nun, un sabio hebreo y jefe espiritual de los esclavos. Según Scott "Nun desenmascara a Moisés con la verdad y pone en marcha la cadena de acontecimientos que le conducen al exilio".

Scott se siente afortunado por haber elegido a Kingsley, que hace varios años había encarnado a Moisés en una miniserie de televisión. "Ben es un camaleón, listo y experto. Tiene un núcleo de hierro fundido que era perfecto para el personaje".

El papel de Aaron Paul en la serie Breaking Bad –verdadero hito de la televisión– le valió una legión de admiradores así como un Premio Primetime Emmy®. Cuando la emisión dio fin después de seis temporadas, le ofrecieron interpretar a Josué, un esclavo hebreo que ayuda a Moisés a sacar a su pueblo de Egipto.

Scott, que es un admirador de Breaking Bad, conoció a Paul cuando el actor voló de Los Ángeles a Londres para 24 horas de pruebas de peluquería y maquillaje, antes de regresar esa misma noche para asistir a la entrega de los Premios Emmy. "Ridley tiene una inmensa energía y cree en lo que cuenta en todas sus películas", asegura Paul. "Eso es lo que le convierte en un director tan impactante; uno le escucha hablar y esos mundos cobran realidad, ya sea el de Alien, el octavo pasajero, Blade Runner o EXODUS: DIOSES Y REYES".

La primera vez que vemos a Josué, es un joven esclavo que está siendo castigado en el brutal ambiente de las fábricas egipcias de ladrillos. Años más tarde, Josué figura entre los primeros que se incorpora a la partida que forma Moisés cuando regresa para tratar de liberar a los esclavos. "Josué ha sido tratado durante años con enorme violencia y severidad; ése es su lugar en la jerarquía de la sociedad egipcia, por lo que está dispuesto a unirse a Moisés y luchar por la libertad". Carentes de verdaderas armas, la banda de combatientes de Moisés recurre al arco y las flechas para el ataque. Paul recibió lecciones de equitación y tiro con arco como preparación para el rodaje.

"Aaron aporta frescura al papel de Josué", observa Scott, "y se introdujo perfectamente en el personaje y en la época".


Las plasgas y la separación de las aguas
Cuando Ramsés rechaza las súplicas de Moisés para que deje partir al pueblo del profeta, Egipto es víctima de una serie de plagas y epidemias. Los consejeros de Ramsés ofrecen explicaciones de base científica de los fenómenos, espectáculos a la vez emocionantes y horripilantes.

La primera de las diez plagas llega después de que los cocodrilos del Nilo comiencen a atacarse entre sí y a atacar a varios navegantes egipcios, en un vicioso frenesí devorador. La sangrienta y ondulante agua vuelve rojo el Nilo, provocando que una capa de peces muertos por falta de oxígeno flote sobre la superficie. Las ranas invaden por millares la ciudad de Pi-Ramsés, e incluso el palacio del faraón, en busca de comida.

Cuatrocientas ranas fueron convocadas al rodaje, junto a seis cuidadores de ranas, un perro que las controlara y una cerca antirranas de un metro de altura. En esta escena, Golshifteh Farahani, que interpreta a Nefertari, demostró su valor a lo largo de varias tomas pretendiendo estar dormida, sabiendo que una enorme bolsa llena de ranas estaba siendo vaciada sobre su cabeza, y que los batracios estaban enredándose en sus largos cabellos.

Después de que los anfibios mueran, nubes de moscas salen de sus cuerpos podridos y llenos de gusanos, y las calles de la ciudad que Ramsés ha construido en honor de sí mismo se vuelven invisibles detrás de una negra cortina de moscas. Así lo explica el supervisor de efectos visuales, Peter Chiang: "Elevamos las plagas a un nivel nuevo y distinto. Las moscas se vuelven muy peculiares y densas cuando se mueven, y [la sucesiva invasión de] las langostas resultan incluso más perturbadoras en la forma de moverse y formar enjambres".

Luego, llagas y forúnculos atacan los cuerpos de casi todos los egipcios. La noche trae unos granizos del tamaño de piedras, seguidos de una inmensa nube de langostas.

Las leyes de la naturaleza, llevadas a su extremo –y quizá con intervención divina– pueden explicar estas plagas, pero el azote final sobrepasa a la naturaleza: los primogénitos de Egipto mueren durante la noche, incluido el propio hijo del faraón. Cuando Ramsés se da cuenta de que ningún niño esclavo hebreo ha muerto, les ordena que salgan de Egipto, pero poco después se pone a la cabeza de su ejército para perseguir y matar a los hebreos que huyen.

Moisés y sus 400.000 mal equipados seguidores, cargados con los escasos artículos de ajuar que podían transportar, luchan por atravesar unas montañas llenas de malos augurios, dirigiéndose al Mar Rojo y a una zona que permite atravesarlo que Moisés ha utilizado anteriormente.

Al llegar al Mar Rojo, con el ejército egipcio pisándoles los talones, Moisés se da cuenta de que ha tomado el camino equivocado, pasando de largo de las aguas poco profundas. Enfrentándose con una enorme masa de agua por un lado, y con miles de soldados egipcios por el otro, Moisés se desespera. A la vez que Ramsés se prepara para el asalto final, Moisés advierte que la marea desciende con rapidez. Reúne a su pueblo y empiezan a atravesar a trompicones los bajíos. Cuando los hebreos completan el cruce, las tropas de Ramsés que los persiguen son envueltas por una inmensa ola.


Diseñando y construyendo un mundo
Entre los colaboradores creativos de Scott en EXODUS: DIOSES Y REYES figuran el diseñador de producción Arthur Max, dos veces candidato al Oscar, y la diseñadora de vestuarios, ganadora del Premio de la Academia®, Janty Yates, cada uno de los cuales ha trabajado anteriormente en nueve películas dirigidas por Scott; entre ellas, Gladiator y Prometheus. "La idea de construir un universo siempre resulta atractiva", dice Scott. "Lo que resulta tan atrayente de la creación de mundos en el cine es que cualquier cosa vale, siempre que sea real. En el fondo, yo soy un arquitecto, al igual que Arthur Max."

Max asegura que EXODUS: DIOSES Y REYES es la mayor producción en la que jamás haya trabajado. "Sus dimensiones son épicas porque épico era el antiguo Egipto y queríamos hacerle justicia", explica. "Naturalmente, nunca es lo bastante grande para Ridley, razón por la cual tenemos efectos visuales".

Los equipos de producción y efectos visuales –creador éste último de más de 1.500 tomas de efectos visuales especiales– colaboraron en la creación de los enormes platós y escenas de acción de la película. Por ejemplo, la estatua de Ramsés tiene una altura de más de 60 metros, 9 de los cuales fueron construidos por la producción; el resto fueron totalmente creados por ordenador. "Al rodar una panorámica desde el cielo a la estatua, se ve cómo las extensiones digitales de la parte superior se unen progresivamente a la versión real levantada sobre el terreno", explica Scott. "El proceso es perfecto".

El supervisor de efectos visuales, Peter Chiang, abunda en ello: "Los efectos visuales están cimentados en la realidad. Arthur y Ridley diseñaron unos platós asombrosos y que pueden ampliarse, y que brindaron una excelente base de partida para los efectos especiales visuales. Fue excelente ver iluminación real en el plató real, lo que acabaría conformando el aspecto de nuestras imágenes creadas por ordenador".

El equipo artístico y de construcción tenía más de mil miembros que trabajaban en tres lugares distintos. Los estudios Pinewood acogieron los interiores de los suntuosos palacios y templos de la realeza egipcia, así como los austeros tugurios de los esclavos. El enorme exterior de la Gran Sala del Faraón fue filmado en el inmenso plató de exteriores, donde también se grabaron las escenas de la salida del ejército egipcio para combatir a los hititas, y más tarde, las de su regreso triunfal aunque cubiertos de sangre. El depósito del recinto del plató fue transformado en el río Nilo, que se vuelve rojo cuando los feroces cocodrilos se devoran mutuamente. Las escenas del Mar Rojo cuando se produce la gigantesca separación de las aguas en la que se ahogan centenares de soldados egipcios, fueron rodadas bajo la superficie del mismo depósito.

La producción utilizó un sistema de poleas creado en Gladiator para ordenar con rapidez enormes estatuas, columnas y partes de murallas, lo que llevó a Scott a bautizarlo como un plató de tipo LEGO.

Después de finalizar el trabajo en Pinewood, la producción se trasladó a Almería, en el sur de España, tomando una extensa llanura en Alhamilla, a la sombra de la Sierra Madre. Esta árida zona desértica fue también utilizada en varios de los westerns dirigidos por Sergio Leone y en hitos cinematográficos como Lawrence de Arabia y En busca del arca perdida.

"Trabajar en Alhamilla es como tener un inmenso plató de exteriores propio", dice Max. "En superficie es más grande que el que tiene 20th Century Fox en California". En una llanura que mide 1 por 1,5 Km., el eje central es una avenida de palmeras. Muchas de ellas ya crecían allí pero todos los árboles necesitaban cuidados y mejoras, y la producción reemplazó las que estaban enfermas. La producción también instaló un depósito de agua y construyó los exteriores de los palacios y las villas egipcios, así como una calle de hogares y comercios egipcios normales. La ciudad de Pi-Ramsés y el ghetto de esclavos que la rodea estaban unidos por la avenida de palmeras. Además, las fábricas de ladrillos que suministraban a la nueva ciudad estaban a una corta distancia.

La batalla de Kadesh, en la que Ramsés y Moisés llevaron a los egipcios a la victoria sobre los hititas, tuvo lugar cerca. La batalla real fue considerada como la mayor operación militar jamás llevada a cabo, con miles de soldados y centenares de carros de guerra combatiendo bajo un sol abrasador.

El rodaje de la escena duró cinco días, con cientos de extras, especialistas, animales y carros de guerra en el lugar de rodaje, junto a cinco cámaras y dos equipos, sin más interrupción que una enorme tormenta que inundó de agua la zona, aislando de la carretera a muchos miembros del equipo técnico, y que los medios de comunicación locales definieron como de escala "bíblica".

Pocos días más tarde, después de una puesta de sol tan espectacular que fue rodada para su inclusión en la película, se desencadenó una tormenta de arena sobre la llanura de Alhamilla, dañando escenarios y cegando al reparto, al equipo técnico y a los extras.

Fuerteventura, una de las Islas Canarias situadas en el Océano Atlántico frente a las costas de África, fue otra ubicación clave. Unas playas amplias, vacías y arenosas que bordean unas montañas de roca volcánica, hicieron de la isla el lugar perfecto para rodar la huida de los hebreos de Egipto por el desierto del Sinaí. "Partes de Fuerteventura tienen un aspecto casi prehistórico; siguen intactas", dice Bale. "Es uno de los lugares más deslumbrantes que jamás haya visto".

En lo alto de las montañas se encuentra la ciudad minera de Macael, de la que se ha extraído mármol desde la época de los fenicios. La cantera de mármol aparece en la película como un lugar de trabajo de los esclavos donde Moisés se encuentra por primera vez con Nun. Moisés la atraviesa de nuevo de camino a su encuentro con Ramsés para pedirle que libere a los esclavos. Viajando de noche, observa a los esclavos, a los que unos crueles capataces obligan a trabajar sin descanso a la luz de las antorchas y arrastrando enormes bloques de mármol montaña arriba.

Además de localizar y construir exteriores, Max y su equipo asumieron la ingente tarea de amueblar y decorar los espacios. "No es posible comprar nada que sea del antiguo Egipto, por lo que cada artículo y adorno tuvieron que ser diseñados y fabricados", explica. Remitiéndose a materiales expuestos en el Museo Británico y en el Museo del Cairo, Max empleó una mezcla de técnicas antiguas y tecnología moderna.

Los palacios fueron amueblados con tronos y sillas basadas en antiguos frescos. Para facilitar su traslado, la producción construyó estatuas de materiales ligeros modernos, aunque acabadas y envejecidas empleando técnicas antiguas.

El equipo de diseño consultó a expertos en los campos de los jeroglíficos, la lengua y la conducta ritual, y estudió a pintores ingleses y franceses de la época victoriana que dieron vida a escenas íntimas. "La película refleja una mezcla ecléctica de influencias, que en nuestra opinión elevará al máximo la grandeza del antiguo Egipto, junto con el sufrimiento y la privación que acompañan a la esclavitud", explica Max.

Que describe los exigentes métodos de Scott para el trabajo con los jefes del departamento de creación. "Nos sentamos en torno a una mesa y examinamos el guión página por página, empleando referencias visuales. Cuando visitamos exteriores, se lanzan al aire distintas ideas que también provienen del trabajo de otros departamentos. Ridley siempre nos sorprende yendo en una dirección que ninguno de nosotros había considerado. Los personajes y su entorno, y la forma como se interrelacionan, salen de su mente; es su idea del mundo de ellos. Ridley dibuja muy bien, así que hay que seguirle la pista a cualquier cosa que haya sacado a la luz y que a veces está en la cara posterior del guión de alguien. Si uno tiene una buena idea, él la mejora. Y encuentra la mejor posición en cualquier plató; en ocasiones, un ángulo que a nadie más se le había ocurrido. Además de ser un artista es un cámara y un excelente alumno de tecnología moderna, captando lo que sucede y cómo lo provocamos".

"Es como trabajar para un maestro del Renacimiento; nosotros somos sus alumnos, los que ponemos en práctica su idea de cómo quiere que algo aparezca en la pantalla", asegura el diseñador de producción.

Janty Yates obtuvo el Premio de la Academia al Mejor Logro en el Diseño de Vestuario con su trabajo en Gladiator, y ha colaborado con Scott en otros seis largometrajes. Concibe esta colaboración como el reto definitivo. "Ridley es pintor y es una inspiración. Hay que verlo organizando una toma; no se le escapa detalle. Es emocionante experimentarlo porque se sabe que cada fotograma va a ser especial".

La base del diseño de Yates es la investigación y, como ella misma apunta, ha tenido la suerte de contar con mucho material de consulta recogido en el arte del antiguo Egipto, en paredes y estatuas. "Para Gladiator, no había mucho disponible on line, así que hubo que emplear mucho tiempo recorriendo Roma, mirando estatuas para orientarnos".

Para Yates, el descubrimiento más emocionante durante su trabajo preparatorio fue comprobar lo adelantados que estaban los egipcios en cuestiones de moda y diseño. "La joyería, en especial, está elaborada con enorme pericia, con mucho detalle y delicadeza", afirma.

El ámbito de la película es enorme, y Yates y su diseñador adjunto de vestuario, Stefano de Nardis, montaron una factoría en Ouarzazate, en el desierto marroquí, en la que reunieron a cortadores, costureras, bordadoras, trabajadores del metal, zapateros y joyeros para crear los vestidos de los egipcios, el ejército, los hititas, los guardias de palacio y algunos de los actores que destacan especialmente. Cada uno de los veinte miembros principales del reparto tenía muchos trajes minuciosamente elaborados, con muchos detalles, y a menudo tenían que disponer de ocho o nueve unidades del mismo traje, por lo que Yates estableció, además, una enorme organización de tintoreros, cortadores y otros especialista en Londres.

Vestir a Moisés fue la empresa más complicada. "Tiene varios aspectos", explica Yates. "En el primero, Moisés es un joven príncipe de Egipto, amado por Seti, muy cercano a su primo Ramsés, y del que desconfía Tuya. Ridley quería que en tan vistosa corte, él fuera discreto. Es sobre todo, un soldado, así que sus tonos son sobrios; sus prendas, cuidadas, y su aspecto casi escrupuloso, con pelo corto".

En el segundo acto, recorriendo el desierto sin rumbo fijo, parece un vagabundo, y después de ser atacado por los miembros de una tribu, se pone las ropas de sus atacantes. Cuando conoce a su futura esposa, Séfora, y se establece, es un pastor del campo. Luego, cuando decide regresar a Egipto y enfrentarse a Ramsés, es un guerrillero que vive en las montañas con su partida y que acaba conduciendo a su pueblo a la libertad".

Si bien reconoce el desafío que suponía vestir a un Moisés en permanente evolución, Yates observa que sus creaciones favoritas son las piezas de la extravagante indumentaria que lleva Ramsés. "En un mar de hititas, o rodeado de soldados egipcios más bien mugrientos, la ropa y la coraza de oro de Ramsés tienen lo que llamaríamos el factor ‘despampanante’. Y Joel lo lleva muy bien. Cada vez que lo vestí, me quedé prendada de su aspecto".

En palabras de Scott, Ramsés lleva un montón de baratijas carísimas y más que llamativas. Edgerton se acostumbró rápidamente a la preferencia que su personaje muestra por el oro y se le oyó gastar bromas como: "No me quedo con eso… a no ser que sea de oro" o "que me traigan mi falda de oro, la número veintiséis".

Dice Yates que "Ramsés era un arrogante que levantó más estatuas de sí mismo que cualquier otro faraón; todo cuanto tiene refleja esa personalidad. La refleja literalmente en cuanto que todo es de oro, incluidos joyas, casco y ropas. Seti va recubierto de oro pero no es tan extravagante como su hijo, mientras que Tuya sí lo es, además de muy atractiva. Tuya espera ser reina del país cuando Ramsés ascienda al trono y se está preparando para desempeñar ese papel a la vista de todos".

Séfora, con la que Moisés se casa en una aldea lejos de Egipto, es, asegura Yates, "joven, fresca, hermosa y moderna, lo que se refleja en su vestimenta; es una mujer trabajadora que pertenece a una tribu".

Séfora, encarnada por María Valverde, es un personaje físicamente llamativo, gracias, en parte, a la jefa del departamento de maquillaje, Tina Earnshaw, ganadora de un Oscar por su trabajo en Titanic y colaboradora de Scott en Prometheus y El Consejero. Earnshaw da a Séfora un color negro carbón para sus ojos, unos tatuajes tribales para su cara y otros de henna para sus manos, sus brazos, sus pies y sus piernas. "En todo momento está simplemente bella", dice Earnshaw.

Cada vestido, pieza de atrezo, diseño, estructura y efecto visual nos habla de la escala épica de la película. Pero, tal y como observa Ridley Scott, las sensibilidades de EXODUS: DIOSES Y REYES tienen siempre los pies en la tierra. "Moisés creció como un importante noble egipcio –un príncipe de Egipto– con algunas inseguridades y dudas humanas muy reales".

Para Christian Bale, encarnar a Moisés fue una experiencia inolvidable. "Es un personaje tan sumamente cautivador para el intérprete que de muchas formas tuve la sensación de ‘¡Bueno! ¿Es que tenemos que parar?’ Hay mucho más que contar sobre él y resulta aún más fascinante que cualquier cosa que yo haya llevado a cabo".