Protagonizada por George Clooney, Vera Farmiga y Anna Kendrick. La película está dirigida por Jason Reitman. Guión de Jason Reitman y Sheldon Turner. Basada en la novela de Walter Kirn. Los productores son Ivan Reitman, Jason Reitman, Daniel Dubiecki y Jeffrey Clifford. Los productores ejecutivos son Tom Pollock, Joe Medjuck, Ted Griffin y Michael Beugg. El director de fotografía es Eric Steelberg. El director artístico es Steve Saklad. El montaje es de Dana Glauberman, A.C.E. La música es de Rolfe Kent. Los supervisores musicales son Randall Poster y Rick Clark. Esta película aún no ha sido calificada.
Despegue
En sus dos primeros largometrajes, Jason Reitman demostró tener un marcado talento para tomar antihéroes provocativos (un miembro de los grupos de presión pro-tabaco en Gracias por fumar y una adolescente embarazada en la oscarizada Juno) y contar historias profundamente humanas, graciosas y atractivas en las que esos peliagudos personajes sobrepasan las expectativas. Y continúa en esa onda con la oportuna historia de Ryan Bingham, quien aparentemente tiene un trabajo bastante desagradable: despedir a la gente cuando las empresas reducen su plantilla.
Y sin embargo, la historia de Ryan trata también acerca de un hombre que es instantánea y patéticamente reconocible: un hombre encantador y decente que ha asumido con entusiasmo nuestro mundo de velocidad, tecnología, confort, ambición individual y ventajas materiales; un hombre con una vida fácil y agradable, un hombre que lo tiene todo y aún así siente que le falta algo vital. Su historia suscita algunas cuestiones intrigantes: en una época de viajes por todo el mundo y conversaciones a través de máquinas, ¿cómo se consigue tener los vínculos auténticos y duraderos que antaño sustentaron a la sociedad norteamericana? ¿Y qué pasa cuando los evitamos?
Todas esas cuestiones están en el núcleo del guión de Up in theAir, el cual, tras un primer borrador a cargo de Sheldon Turner, fue llevado por Reitman en una nueva dirección, explorando la forma en que la historia de Ryan Bingham refleja cómo vivimos actualmente, en una encrucijada momentánea de avances tecnológicos e innovaciones en las comunicaciones.
"Yo la veía como la historia de un tipo que tiene que enfrentarse al hecho de que, incluso aunque crea que su vida está plena, ha estado ignorando algo muy importante, que es la responsabilidad de formar parte de algo más grande", dice Reitman. "A Ryan Bingham le asustan tanto las responsabilidades de formar parte de una comunidad, que no se ha dado cuenta del valor que eso tiene".
Continúa el director: "Creo que es algo que nuestra sociedad está empezando ahora a experimentar. Todos utilizamos nuestros móviles y el Twitter y los mensajes, y parece como si estuviéramos más conectados que nunca, mientras que, en realidad, la gente ya no se mira mucho a los ojos, y tenemos menos relaciones de verdad. La vida de Ryan en los aeropuertos es una metáfora de eso. Uno puede ir a cualquier aeropuerto del mundo y saber al instante dónde se encuentra todo: tienen los mismos restaurantes, las mismas tiendas, los mismos periódicos. Nos sentimos cómodos en todas partes, y sin embargo ningún lugar parece nuestro hogar. Estamos tan globalizados que hemos perdido ese sentido de comunidad local".
La inspiración de Reitman para Up in the Air comenzó con la novela de Walter Kirn, que Reitman utilizó como trampolín para un guión que evolucionó hacia su propio viaje. "El libro me hablaba en muchos niveles", dice Reitman. "Me encanta el lenguaje de Walter y lo utilicé mucho. Pero, a medida que iba escribiendo, mi propia vida cambió. Conocí a mi esposa, nos casamos y tuvimos un niño. Y durante ese proceso, Ryan Bingham también comenzó a madurar y a aspirar a algo más en la vida. El guión creció y se centró en lo imperativos que son los vínculos en nuestra vida cotidiana".
Kirn recuerda que el argumento de su novela surgió originalmente de un encuentro fortuito. Estaba viajando a Los Ángeles cuando le preguntó de dónde era al hombre que estaba sentado a su lado. "Me dijo: Oh, soy de aquí mismo, de este mismo asiento, de hecho. Cuando le pregunté qué quería decir con eso, me dijo que antes tenía un apartamento pero, como pasaba 300 días al año viajando, lo cambió por un guardamuebles e hizo de los hoteles de larga estancia su hogar. Cuando le seguí preguntando, me dijo: ¿Sabes una cosa? Hay muchos más como yo por ahí. Mientras hablaba con él, me di cuenta de que se había adaptado a un escenario mundial compuesto completamente de aeropuertos, hoteles, cadenas de restaurantes, tiendas de regalos y secciones de grandes almacenes. Pero también me di cuenta de lo solo que se debía sentir".
Así nació el personaje central de Kirn, Ryan Bingham, que se las ha apañado para llegar a los cuarenta y tantos años sin formar ningún vínculo personal auténtico aparte de sus programas de viaje de élite, y que se pasa el tiempo "dejando ir a la gente" de una manera bastante literal.
"Le adjudiqué a Ryan el trabajo de eliminar los empleos de otras personas", explica Kirn. "Es como un masajista que llega y te da un masaje en los hombros a la vez que te va empujando en tu silla de la oficina hacia el ascensor. Despedir empleados se ha convertido en un arte y en una situación legalmente peligrosa, y Ryan se ha convertido en un maestro en eso".
Bingham surgió como un giro inteligentemente actual del clásico agente comercial norteamericano, vendiendo sueños a los que quedan destrozados por la repentina e impersonal pérdida de sus carreras, mientras recorre todo EEUU. Eso intrigó a Reitman. "En lugar de ir de puerta en puerta, Ryan va de despacho en despacho", dice el escritor y director. "Y sin embargo, hay algo muy emotivo en la idea de un hombre que, en su madurez, no tiene una dirección permanente".
Kirn se entusiasmó cuando supo que Reitman quería dirigir la película. "Gracias por fumar era tan poco convencional en su actitud que hizo que inmediatamente confiara en él como en una especie de cómplice", dice Kirn. "Y cuando recibí el guión, pensé que Jason le había añadido una cuarta dimensión para la gran pantalla. Me sentí muy agradecido por el hecho de que estaba muy bien realizado, y por una persona con unas aptitudes de las que yo sencillamente carezco".
Reitman no sólo se limitó a trasladar el libro a la gran pantalla. Tomó el personaje principal de Kirn y le rodeó de una serie de dramáticas circunstancias, y elaboró dos personajes que destrozan la elaborada burbuja de individualidad de Ryan Bingham: Natalie (Anna Kendrick), una experta en eficiencia de veintitantos años muy laboriosa aunque algo ingenua a la que él se ve obligado a tomar a su cargo aunque ella ponga en peligro su estilo de vida, y Alex (Vera Farmiga), la mujer que parece ser su alma gemela viajera, y que provoca en él por primera vez el deseo de tener algo más que un vínculo fugaz con otro ser humano.
"Ryan vive una experiencia interesante a lo largo de la película, asumiendo curiosamente un papel paternal con Natalie, que va siempre pisándole los talones, y sopesando la idea de convertirse en el marido de Alex", observa Reitman.
El guión adquirió un nuevo nivel de relevancia mientras Reitman lo escribía, porque no fue solamente su vida la que cambió sustancialmente, sino que la situación económica del país dio un giro dramático. Para cuando el guión estaba casi terminado, el país estaba en medio de una severa y peligrosa recesión, lo que impulsó a Reitman a explorar más profundamente el tema de la pérdida del empleo que subyacía en la historia.
Al hacerlo, el escritor y director se sintió inspirado para asumir un riesgo poco corriente. En lugar de hacer un guión de la película a partir del collage de despedidos y las confesiones de los nuevos contratados, decidió que saldría a captar las reacciones reales, directas y sin guión de norteamericanos normales que acabasen de pasar por la experiencia intensamente emotiva de perder su empleo en una economía tambaleante. Eso resultó ser un proceso esclarecedor y conmovedor, enlazando la mezcla de drama y humor de la película con una realidad que da que pensar.
Reitman recuerda: "Queríamos que las escenas de los despidos fueran honestas y sinceras. Así que pensamos: ¿Por qué no mostrar la realidad? Fuimos a Detroit y a St. Louis, dos de las ciudades más castigadas por toda la destrucción de puestos de trabajo del año pasado, y pusimos anuncios en la sección de empleo de los periódicos diciendo que estábamos haciendo una película sobre la pérdida del empleo y que buscábamos a gente que quisiera hablar de ello. Recibimos tantas respuestas, que fue desgarrador".
El escritor/director continúa: "La gente llegaba y les pedíamos que nos contaran lo que dijeron el día que fueron despedidos, o lo que les hubiera gustado decir. Lo que resultó asombroso para mí, que soy alguien que trabaja constantemente con actores para obtener realismo, fue la forma en que esas personas, que supongo se sentirían incómodas ante una cámara, resultaban tan honestas y auténticas. Ahora es una de mis partes favoritas de la película".
Finalmente, Reitman añade: "Todos los días leemos historias de reducciones de plantilla pero por lo general se trata sólo de una cifra, así que es fácil olvidar quién es esa gente. De lo que me siento más orgulloso es de que la película le ponga caras de verdad a esas cifras".
A los productores de la película el guión final les pareció inclasificable ya que tenía toques de comedia original y de emoción visceral. Dice el productor ejecutivo Tom Pollock: "Es una película seria que resulta sumamente divertida. Esa es una de las razones por la que me gustó tanto: es una película que va más allá de los géneros. Es perfecta para Jason porque su trabajo nunca es clasificable. Sus dos primeras películas fueron absolutamente únicas, y ésta también lo es".
También se les unió como productor el socio de Pollock en Montecito Picture Company, un hombre que seguramente conoce a Jason Reitman mejor que nadie, su padre Ivan Reitman (Ghostbusters), un director célebre por derecho propio. "Hablando tanto como productor como padre, era uno de los mejores guiones que había leído en mi vida", dice. "Partiendo de la idea de Walter Kirn acerca de un hombre al que le encanta volar y cuyo trabajo es despedir gente, se creó una historia completamente nueva que es muy apropiada para lo que está pasando ahora mismo. Lo que resulta interesante de Jason es que es capaz de contar historias verdaderamente serias y cargadas de emoción, pero con un giro cómico extraordinario. Up in the air tiene una clase de humor fresco que nos ayuda a ver cosas que suceden a diario a nuestro alrededor y consigue crear un límite alrededor de ellas. Ha hecho una película que surge realmente a partes iguales de su cerebro y de su corazón".
La sinergia creativa entre los dos Reitmans se convirtió en otro de los elementos extraordinarios de la producción. Pollock explica: "Jason ha encontrado el modo de ser él mismo sin vivir de ninguna manera a la sombra de su padre. Los dos hacen un tipo de películas muy diferentes, pero tiene una maravillosa relación de trabajo llena de respeto y orgullo mutuos".
Junto a los dos Reitmans como productores están dos socios de Jason desde hace mucho tiempo: Daniel Dubiecki, que produjo tanto Juno como Gracias por fumar, y Jeffrey Clifford, encargado de la producción de The Montecito Picture Company.
Clifford afirma que lo que le impactó del guión fue "la forma en la que Jason demuestra tener un agudo sentido del modo en el que la gente actúa de verdad en el mundo, sus peculiaridades, sus gestos, su lenguaje y su forma muy concreta de pensar. Lo que le hace tan interesante es que es capaz de utilizar todas esas cosas para contar historias que tratan mayormente de algo en concreto, pero que también conectan fácilmente con mucha gente".
Añade Dubiecki: "Jason le aporta gracia y estilo a cosas difíciles de las que la gente quiere hablar. Up in the air es una realización sofisticada que tiene un aire ligero pero que va profundizando más y más a medida que avanza la historia".
Altitud de vuelo
Al igual que en sus dos películas anteriores, Jason Reitman sabía que Up in the air iba a depender de la esencia de su peliagudo personaje central, un hombre que tenía que ser encantador, agudo y reconocible y que al mismo tiempo ocultase sin reconocerlo un sentimiento de vacío detrás de su aire arrogante y su supuesta alegría de viajar "sin equipaje".
Así que, ya desde el principio, la historia se escribió con el oscarizado George Clooney en mente. "Si se va a hacer una película sobre un tipo que se gana la vida despidiendo a gente y que quiere vivir solo, más vale que sea un actor condenadamente encantador. Y realmente no hay nadie mejor para eso que George Clooney", explica Reitman. "El papel estaba hecho a su medida, y probablemente uno de los momentos más emocionantes de mi vida fue cuando terminó de leerlo y me dijo: Jason, esto es estupendo".
Clooney ha desempeñado una amplia gama de papeles, desde el tranquilo convicto Ulises en la excéntrica comedia-musical de los hermanos Coen O Brother hasta el experto en atracos Danny Ocean en la película de Steven Soderbergh Oceans Eleven y sus secuelas, pasando por su interpretación, nominada al Óscar, de un "arreglador" que trabaja para una gran empresa en Michael Clayton, el thriller de Tony Gilroy.
Reitman dice que Clooney le aportó una gran variedad de matices a Ryan Bingham, interpretándole con una humanidad que hace que el personaje sea lúgubremente divertido sin caer en la farsa. "En un abrir y cerrar de ojos, Clloney puede saltar a cualquier clase de escena, ya sea emotiva o de comedia", dice. "George y yo tenemos una sensibilidad cómica muy parecida. Ambos pensamos que a la comedia hay que acercarse con honestidad, y que no hay que intentar hacer que algo sea gracioso. El texto tiene que ser gracioso, pero la interpretación tiene que ser honesta".
Clooney le aportó también un ambiente de emoción a toda la producción. "Es genial contar con un tipo así en un plató", concluye Reitman. "Mucha gente lo dice, y uno supone que es pura publicidad, pero no es así. Es auténticamente bueno, y hace que la gente se sienta cómoda. Eso fue de un enorme valor".
Añade Ivan Reitman: "George tiene un maravilloso encanto y un humor ligero, así que puede tomar a este hombre, que se encuentra en unas situaciones realmente serias, y encontrar el tono justo para interpretarlo. Consigue ser una carismática estrella cinematográfica llevando al mismo tiempo más peso en una película del que haya llevado jamás. Creo que es una combinación que emocionará mucho al público cuando la vea".
A mucha gente le impresionó la química entre el texto y la interpretación de Clooney. "Jason es capaz de escribir unos diálogos agudos e incisivos, y que sin embargo tienen alma de verdad, y así es exactamente George", resume Jeffrey Clifford.
Con Clooney fichado para el papel principal, Reitman se concentró en las dos extraordinarias mujeres que hacen que Ryan se plantee su futuro como perenne agente autónomo. Para el vital papel de Alex, cuya soltura en los programas de viaje de élite seduce a Ryan pero quien también dispara un deseo de compartir cosas de verdad, recurrió a la premiada actriz Vera Farmiga, famosa por su papel en la película de Martin Scorsese Infiltrados.
"El papel de Alex es bastante peliagudo", comenta Reitman. "Es la mujer que conquista el corazón de George Clooney y es también un personaje femenino único en el cine. Vera encajó perfectamente, con un encanto, una belleza y, hablando en plata, unos huevos que uno se enamora de ella mientras ella habla del estado de la cuenta del kilometraje. Lo que me encanta de estos personajes, y de cómo los interpretaron los actores incluida Vera, es que no se les juzga. Simplemente, son gente de verdad."
Farmiga se sintió atraída tanto por el argumento como por poder trabajar con Reitman. "El texto de este guión era sumamente agudo, y los personajes muy brillantemente definidos e ingeniosos", dice la actriz. "Creo que las heroínas de las películas de Jason Reitman son más rápidas, más agudas, más inteligentes y más excéntricas que la mayoría de los personajes femeninos de otras películas. Y eso es lo que me atrajo de Alex. La película tiene también mucha intensidad y una enorme relevancia social".
También le pareció sencillamente divertida. "Jason conoce la comedia, lo lleva en los genes", dice. "Tuve que confiar en él porque me aterroriza la ironía, pero tiene en verdad una gran percepción de cómo funciona el humor".
Por supuesto, no era nada reticente a la idea de tener un tórrido romance con George Clooney pero, además de eso, Farmiga admite que se sintió realmente conmovida por el rumbo que toma su relación. "Ryan piensa que ha encontrado a su pareja en Alex, una mujer de la que no tiene que preocuparse, que no le pedirá a la relación más de lo que ya tienen. Ella encaja muy bien en su filosofía de no comprometerse, sólo que es él quien acaba comprometiéndose".
En cuanto a trabajar con Clooney, lo resume así: "George era justo el compañero que necesitaba, porque nunca me había sentido tan insegura como me sentí al aceptar este papel. Había dado a luz a mi primer hijo dos semanas antes de mi prueba de vestuario. Necesitaba mucho un aliado, y él estuvo sencillamente maravilloso. Lo más atractivo de él es su ingenio. Se mete en este papel, el de un tipo irónico, inteligente, atractivo y desenvuelto, y lo hace con gracia. Y al mismo tiempo, es un consumado caballero, sumamente amable y cariñoso. Y hubo muchas risas en el plató".
Justo cuando Ryan Bingham conoce a Alex, aparece otra mujer en su vida: la joven Natalie Keener, experta en recortar gastos, quien llega a la empresa de Ryan con el único objetivo de poner en peligro la libertad de su acelerado estilo de vida. Para recortar el presupuesto, a Natalie se le ocurre reunir a Ryan y sus socios mientras viajan y hacerles trabajar mediante video conferencias, algo que amenaza con alterar y complicar la vida de Ryan y con deshumanizar aún más el proceso de los despidos. Pero cuando Ryan lleva a Natalie de viaje para que vea cómo funciona la cosa, ella se da cuenta de lo profundamente inquietante y difícil que puede llegar a ser el acto de despedir a alguien, y resulta ser más doloroso de lo que puede soportar.
Interpretando a Natalie está Anna Kendrick, quien se convirtió en la segunda nominada a un premio Tony más joven de la historia al ser nominada a mejor actriz de reparto en un musical por su papel de Dinah en el reestreno en Broadway de "Alta sociedad". Desde entonces, ha interpretado una gran variedad de papeles cinematográficos, desde su debut en Rocket Science hasta su participación en la serie de películas de Crepúsculo.
"El secreto está en que realmente escribí el papel de Natalie para Anna Kendrick," confiesa Reitman. "La había visto en Rocket Science, y pensé que era sencillamente increíble, diferente a todas las actrices de su edad. Y cuando vino a hacer la prueba para Up in the Air, lo demostró. Tiene una voz absolutamente única que la diferencia de su generación".
Continúa Reitman: "Estoy muy orgulloso del personaje de Natalie, creo que es diferente a la mayoría de los personajes femeninos jóvenes. Normalmente, cuando hay un personaje femenino de unos veintitantos años, suele ser una especie de protagonista romántica. Pero Natalie es una joven nada romántica, con la mente puesta en el trabajo y de ideas fijas, y que me recuerda a varias mujeres a las que adoro, incluida mi esposa".
Kendrick se quedó igualmente prendada de Natalie. "La primera vez que hablé del papel con Jason, me dijo que estaba basado en varias mujeres que él conocía y que se sentían frustradas porque era siempre las más inteligentes del lugar donde estuvieran. Natalie es inteligente pero también tensa, se siente incómoda en su propia piel y es socialmente desmañada. Bien, yo no creo ser la persona más inteligente del lugar, pero sí que me identifiqué con el aspecto controlado y monstruoso del asunto, y soy ciertamente una persona desmañada", dice riendo.
Kendrick se sintió también intrigada por la forma en la que Natalie intenta encontrar en su interior a una persona capaz de despedir a un empleado detrás de otro con eficiente precisión y ecuanimidad. "Natalie es un personaje raro, pero ella no cree que sea rara, y ciertamente no sabe que es rara", explica. "Le gusta mucho tener el control, y ha sido arrojada a un lugar donde no lo tiene. Esta es probablemente la primera vez que se siente perdida, y comienza a darse cuenta de que en realidad no puede hacer ese trabajo".
Durante las escenas de los despidos, la realidad de la historia causó un gran impacto en la actriz. Según cuenta, "Estaba haciendo una de las escenas de despidos cuando la mujer que estaba sentada a mi lado me dijo que había perdido de verdad su trabajo. Fue incómodo y no supe qué decirle. Me impresionó muchísimo saber que eso era una realidad para mucha gente".
Pese a lo mucho que le gustase el personaje, la ironía de que Kendrick consiguiera el papel en esta película en concreto es que a ella los aeropuertos le resultan personalmente un infierno. "Los odio y no me gusta nada volar. Me hizo mucha gracia el que fuéramos a rodar sin parar en aeropuertos. Para mí, eso es la quintaesencia de perder el control personal".
También le preocupaba el hecho de trabajar junto a George Clooney, pero se le pasó pronto. "Estaba aterrorizada, ilusionada y nerviosa", dice, "no ya porque fuera George Clooney, aunque eso es de por sí intimidante. Pero es que también estaba ilusionada con el papel y deseaba intensamente hacerlo bien. Entonces le conocí y entendí por qué todo el mundo había estado intentando calmarme diciéndome: Te vas a sentir bien. Es un tipo estupendo".
Jason Bateman, quien anteriormente había interpretado al inseguro padre adoptivo del niño nonato en Juno, vuelve a reunirse con Reitman en el papel de Craig Gregory, el jefe de Ryan Bingham. "Cuando leí el guión, supe que iba a ser estupendo interpretar a un personaje como Craig Gregory", dice Bateman. "Es el típico comercial de empresa con tirantes, la clase de tipo que detesto. Es muy indicativo de cómo es el hecho de que, en todas las partes de sus diálogos, Jason utilizó su nombre y apellido, mientras que en la mayoría de los guiones solo se ve el nombre. Es el arquetipo de persona para la cual a nadie le gustaría trabajar, una especie de Darth Vader desalmado".
A Reitman le ilusionaba contar con Bateman para que hiciera algo bastante diferente en este papel. "Jason ha interpretado a muchos personajes cobistas y pelotilleros, pero apareció con un enfoque nuevo para Craig Gregory", dice.
A su vez, Bateman observa que él, al igual que el resto del reparto, se sintió inspirado a explorar el personaje desde el prisma de la fusión drama-comedia de Reitman. "La comedia de Jason está llena de drama y viceversa, porque le interesa le gente de verdad con problemas de verdad", resume Bateman. Su humor es de una clase histérica pero conmovedora. No hay mucha gente que sepa hacer eso, pero Jason es ciertamente uno de ellos".
Abróchense los cinturones
El viaje de Ryan Bingham comienza realmente a torcerse cuando le invitan a la boda de su hermana en Wisconsin, obligándole a enfrentarse con la familia a la que ha ignorado olímpicamente en su vida de adulto y estimulando en él un inesperado deseo de algo más profundo.
Jason Reitman considera que el encuentro de Ryan con su familia es crucial tanto para la parte cómica como para la parte dramática de la película. "Uno de los elementos del libro de Walter Kirn que siempre me encantó era la idea de que Ryan tenía que ir a la boda su hermana. Personalmente detesto las bodas, así que realmente simpaticé con Ryan por no querer ir, pero, al mismo tiempo, pensé que era la oportunidad perfecta para que Ryan demostrase que había cambiado, que quería algo más, y que estaba listo para relacionarse".
El director disfrutó mucho haciendo el casting para los Binghams. "Necesitaba personajes que fueran graciosos pero muy honestos y extrañamente conmovedores. Y lo conseguí sobre todo con Melanie Lynskey, que interpreta a la hermana de Ryan. Aporta mucha honestidad, humor, tristeza y dulzura. Cuando Ryan le pregunta: ¿Necesitas que te acompañe a andar por el pasillo?, antes incluso de que ella le diga que no, uno puede verlo en sus ojos. Me rompe el corazón cada vez que lo veo. Y Danny McBride es alguien con quien estaba deseando trabajar desde que le vi en Chicas de verdad. Es tan gracioso que a la gente se le olvida lo bueno que es actuando sin más. Así que fue emocionante ofrecerle un papel en el que su trabajo no iba a ser gracioso".
McBride, actor y escritor, que recientemente protagonizó su propia serie cómica en HBO, "Eastbound and Down", se sintió inmediatamente identificado con el material. "Me encantó el tono del guión. Era muy maduro. Jason tiene un tono y un estilo geniales", dice. "Tanto Gracias por fumar como Juno son muy divertidas y tienen también un corazón increíble en su núcleo, y esa es la clase de comedia a la que aspiro".
También le gustó el giro sorpresivo que da su felizmente comprometido personaje. "Jim es el típico treintañero de pueblo que siempre tuvo claro que la vida consiste en casarse, comprar una casa y formar una familia. Entonces, la mañana de su boda, se queda flipado", explica McBride. "Se convierte en un momento crucial no solo para él sino para Ryan, porque resulta que le dan miedo las mismas cosas que a Jim. Al intentar imaginar qué decirle a Jim, Ryan ve otro aspecto de su propia vida".
Lynskey, oriunda de Nueva Zelanda y famosa por su papel en la serie de televisión "Dos hombres y medio", y cuyas películas más recientes incluyen Un lugar donde quedarse, de Sam Mendes, y The informant!, de Steven Soderbergh, tampoco pudo resistirse a los personajes de la película. "Deseaba mucho, mucho estar en esta película", recuerda, "y el director de casting me dijo: Que Jason no se entere de que tienes acento de Nueva Zelanda. Si dices algo, dilo con acento norteamericano. Por desgracia, no soy muy buena en eso cuando estoy hablando como yo misma. Así que acabé por estar completamente callada a menos que estuviera haciendo alguna escena. Si me pedía que hiciera alguna escena adicional, yo sólo asentía con la cabeza. Sin embargo, al final funcionó".
Al proceder de una familia numerosa, Lynskey dice que pudo identificarse con el hecho de que Ryan apenas conociese a Julie, su hermana. "Eso fue lo que me atrajo de verdad, porque era un retrato muy sincero de cómo son en realidad las familias", explica. "Respondí de verdad a lo embarazoso que resulta el hecho de que, aunque seas pariente de alguien, haya una sensación de gran distancia".
Ya desde el principio, Reitman decidió que la forma en la que quería rodar la boda de Julie y Jim y el banquete era hacerlo como si la pareja le hubiera contratado en la zona para documentar el feliz día. Toda la escena, incluido el banquete, no se rodó en película sino en video. Hubo un ensayo la noche antes con el reparto vistiendo sus ropas de calle y un pastor y organizador de bodas auténtico que aconsejaban a Jason la manera de proceder como si fuera real.
El resultado fue surrealista para Lynskey. "Danny estuvo muy gracioso y el día fue muy estrambótico. De repente nos miramos y nos dijimos: Caramba, parece como si nos estuviéramos casando de verdad. Probablemente seguiremos sintiendo ese extraño vínculo el resto de nuestras vidas. Ya me había casado anteriormente en películas, y también en la vida real, pero era la primera vez para Danny, así que fue bastante gracioso".
McBride sintió también el ambiente de celebración. "Fue todo perfecto", dice riendo. "Pensé en llamar a mi novia para ver si quería venir corriendo a Saint Louis para que pudiéramos improvisar nuestra propia boda. Seguro que le hubiera valido el traje de Melanie. Habría sido estupendo".
Servicio de cabina
Up in the Air es una película que viaja, al igual que su protagonista, de ciudad en ciudad, de despacho en despacho, de aeropuerto en aeropuerto, sin aterrizar nunca del todo, acelerando siempre hacia un destino incierto. Jason Reitman dice que, en lo tocante a la estética de la película, su diseño resultó ser un tremendo reto. "Creo que a mucha gente le gusta pensar que una película con un diseño de producción difícil es una que esté ambientada en la Inglaterra del siglo XVII. Pero, en términos realistas, una persona corriente no podría distinguirlo si hubiera una variación de cien años. Una película como esta, por el contrario, tiene que ser completamente exacta", comenta. "Uno la ve e inmediatamente sabe si se lo cree o no. ¿De verdad ése es tu pueblo natal, es ésa tu ciudad? ¿Es ése el aspecto que tiene realmente tu oficina?"
Continúa Reitman: "Rodamos en cinco ciudades pero estábamos retratando a veinte. Y Steve Saklad, nuestro director artístico, fue un genio al construir a veces cinco ciudades en un mismo edificio. Pasábamos de un piso a otro, de una escena a otra, y cruzábamos literalmente el continente. Al mismo tiempo, yo quería sentir los cambios de verdad cada vez que Ryan aterrizaba en un nuevo lugar. En un momento dado estás en Miami, en el agua, y al momento siguiente estás en Detroit en medio de una tormenta de nieve. Quería sentir esos climas, quería verlos al respirar el aire, así que todo tenía que cambiar de una ciudad a otra: cambian la iluminación, el diseño de producción y el vestuario".
También hay un cambio visual más grande que refleja el paisaje cambiante del interior de Ryan Bingham. "Cuando empieza la película, todo es prístino. Al entrar en el aeropuerto, todo está perfecto e inmaculado, y toda la gente va bien vestida, y no se puede imaginar un lugar más idílico", dice Reitman. "Pero hacia el final de la película, a medida que la vida de Ryan va cambiando, su punto de vista sobre los aeropuertos cambia, y de repente todo es manual y caótico y un lío".
Daniel Dubiecki añade: "A medida que Ryan empieza a cambiar y alterarse sutilmente, se puede sentir en todos los elementos de la película, en los colores y las texturas. Los cambios no suceden sólo en los personajes y el diálogo. Suceden en la música, suceden en la dirección artística. Los cambios forman parte del concepto global de Jason".
Las ciudades a las que Ryan Bingham viaja para realizar su "asesoramiento en transiciones profesionales" fueron cuidadosamente escogidas para que reflejasen a aquellas que han sido víctimas en mayor medida de las reducciones de plantilla, las quiebras y los embargos en los últimos meses. Incluyen a Detroit (sede de la industria automovilística), Phoenix (un despacho de una aseguradora sanitaria), Saint Louis (una planta embotelladora) y Wichita (empresas de seguros financieros).
Cuando Reitman elaboró su equipo de producción, convocó a un grupo que había trabajado previamente con él, y que incluía al director de fotografía Eric Steelberg, al director artístico Saklad y al diseñador de vestuario Danny Glicker. También se volvió a reunir con el encargado de localizaciones John Latenser, cuyo talento para buscar tenazmente localizaciones había quedado demostrado en Gracias por fumar. "Aunque supone mucho más trabajo, me encanta el hecho de que a Jason le guste rodar en localizaciones reales", admite Latenser. "Rodar en una localización real aporta un realismo que no se puede reproducir en un decorado".
Latenser primero tuvo que reducir las localizaciones básicas. El análisis señaló a St. Louis, Missouri, como la sede central más lógica para la producción, gracias a su variada gama de arquitectura. Detroit, Omaha, Miami y Las Vegas se añadieron posteriormente. Esas cinco ciudades servirían de dobles para localizaciones que incluían a Phoenix, Wichita, Chicago, Houston y Waupaca, Wisconsin. Muchos de los barrios de Saint Louis se parecían a zonas de Chicago y Omaha, y la producción al final filmó en más de 30 localizaciones por toda la ciudad. Además, la película contiene más de 50 escenas rodadas en diversos aeropuertos y aviones. "Normalmente, cualquier productora se asustaría de rodar en un lugar ruidoso. Pero Jason decidió desde el principio que quería rodar en aeropuertos de verdad", dice Latenser.
Desde el 11-S, filmar en aeropuertos se ha vuelto cada vez más problemático. "Todo tenía que ser cuidadosamente planeado, incluyendo la logística necesaria para llevar al equipo y al personal hasta el aeropuerto", informa Latenser. "Todos los miembros del equipo técnico tenían que pasar los controles de seguridad del aeropuerto y habían pasado previamente un examen de identidad. Y no podíamos interferir con el ritmo habitual del aeropuerto".
Por fortuna, gracias a que la productora había pactado previamente una asociación con American Airlines, los trastornos fueron mínimos y muchos empleados y viajeros se sorprendieron y alegraron al encontrarse cara a cara con George Clooney, quien siempre estaba dispuesto a sonreír y saludar con la mano.
La producción comenzó en el aeropuerto Detroit Metropolitan, en donde rodaron durante tres días en la nueva terminal McNamara y en la vetusta terminal Berry, que el departamento artístico se encargó de transformar en otros aeropuertos, una de las muchas transformaciones parecidas que necesitaba la producción. Saklad recuerda: "En ese único complejo pudimos recrear cinco aeropuertos que simulan estar en el Medio Oeste".
En St. Louis, la producción ocupó el edificio vacío de seis plantas de GenAmerica, en el centro de la ciudad, que fue utilizado para el interior de las oficinas centrales de Ryan, Sun Casualty en Phoenix, la planta embotelladora de St. Louis, con el famoso Portal del Oeste de la ciudad visible desde una de las ventanas, y a Alex haciendo una llamada de teléfono desde una sala de reuniones de Atlanta. El edificio estaba junto al Ballpark Hilton, en donde se rodaron otras escenas.
Saklad marcó el tono de cada una de las oficinas de las ciudades con diferentes paletas de colores e identidades. Por ejemplo, en Phoenix predominan colores de tierra, al estilo del sudoeste americano. Para Wichita, fueron ricos burdeos y dorados. Mientras que Detroit, la Ciudad del Motor, se hizo en grises, rojos y azules fríos. "Teníamos que contar con un marco rígido para que el público sintiese el movimiento de un lugar a otro", explica el diseñador.
Había también siete habitaciones de hotel diferentes en donde transcurría la acción. A Saklad la ayudó el hecho de que se hubiera llegado previamente a un acuerdo con la cadena de hoteles Hilton, eliminando así algunas conjeturas de su trabajo. Aun así, Saklad y Reitman querían algo muy concreto. "Rechazamos los hoteles con diseño más actual y contemporáneo", observa Saklad. "Queríamos algo que pareciese más clásico e intemporal porque Ryan no es alguien con una gran imaginación visual".
Había también un componente psicológico en el aspecto de los hoteles que se integraba en el tema de la historia. "Jason estaba empeñado en que quería conseguir la sensación de que, cuando Ryan introduce la tarjeta para abrir la puerta, puede entrar en la habitación y, sin encender las luces, saber dónde está el armario, dónde están guardadas las mantas, dónde se encuentra el estante para el equipaje y la luz del cuarto de baño. Hicimos un esfuerzo concertado para tener una visión muy limitada del mundo de Ryan", explica Saklad.
En la primera parte de la película, observa Saklad, las localizaciones de la película son casi todas espacios prefabricados y manufacturados, en vez de lugares íntimos o personales. "Ryan se mueve por espacios empresariales, aeropuertos, hoteles y oficinas. Hasta su casa funciona como una habitación de hotel. Para el equipo artístico, eso era un reto realmente especial", dice.
Sin embargo, cuando el rodaje se traslada a Waupaca, Wisconsin, para la boda, el diseño da un giro de 180 grados. "Nos divertimos mucho montando la boda de Waupaca", dice Saklad. "Ahí tenemos color y muchos proyectos de artesanía. El departamento encargado de la decoración de platós estuvo horas diseñando y realizando los adornos de las mesas. Incluso tuvimos una tarta de bodas casera. Fue muy divertido".
Captando todos esos contrastes estaba el director de fotografía Eric Steelberg, cuya relación con Jason Reitman se remonta al instituto y que con anterioridad había rodado Juno. "Eric alternaba con mucha intención planos brillantes, bellos y sensuales con otros que tenían que ser totalmente como huesos mondos, planos documentales neutros", dice Saklad.
En sus conversaciones iniciales, Steelberg recuerda que Reitman le dijo que "quería que la película idealizase los viajes de trabajo. Me habló de este viajante a quien le encanta estar fuera, le encantan sus hoteles, le encanta montar en avión: todas esas cosas que a la mayoría de la gente no le gusta en los viajes. Jason quería que viéramos ese mundo a través de los ojos de Ryan, y quería que fuese muy sexy y atractivo. Así que mostramos los viajes como eran hace años, cuando la gente vestía sus mejores galas para montar en avión. Aunque no fuera un aeropuerto especialmente bonito ni nuevo, intentábamos encontrar el modo de volverlo romántico".
Las localizaciones reales complicaron los retos. "Es difícil rodar en aeropuertos y vestíbulos que están abiertos al público. De hecho, con excepción de uno de los interiores de los aviones, no rodamos en ningún decorado. Rodamos una escena en un reactor 757 de American Airlines dentro de un hangar, e incluso allí tuvimos restricciones", dice.
Dondequiera que estuvieran rodando, la iluminación de Steelberg seguía la progresión de Bingham como personaje. "Cuando el público se encuentra por primera vez con el personaje, la imaginería es un poco mas esmerada pero, a medida que la historia se va volviendo más real, el enfoque visual cambia. Al principio utilizamos luces fuertes y con mucho contraste. Según vamos avanzando, se vuelve más suave y cálida, al igual que Ryan. Lo más importante para nosotros era filmar e iluminar de manera que el público se sintiera realmente absorbido".
Completando el equipo artístico está el diseñador de vestuario Danny Glicker, quien fue nominado al Óscar a principios de este año por su trabajo en Milk y que había trabajado previamente con Reitman en Gracias por fumar. ""Glicker es hilarante, y también un genio", dice Reitman. "Su ojo para el vestuario no tiene parangón. No puedo imaginarme hacer una película sin él. Esta es una película en la que el personaje principal lleva puesto el mismo traje en todas las escenas, y sin embargo siempre parece original. También, a medida que Ryan va viajando, era muy importante que, sin importar con quienes se reuniese, representasen realmente a su ciudad, y Glicker lo bordó".
Glicker dice que todo comenzó por su admiración hacia el guión y el director: "Jason tiene una forma complicada de contar la historia y que es al mismo tiempo inteligente y divertida. Mete al público dentro de la historia y le desafía. Jason es también un director que lleva realmente toda la película dentro de su cabeza. Siempre tiene el control sobre lo que está obteniendo de la cámara".
Desentrañar la lógica del vestuario de Ryan Binghan fue el primer y mayor reto para Glicker. En pocas palabras, dice Glicker, Ryan Bingham se ha convertido en un maestro del arte de vivir con una sola maleta. "Quería subrayar la idea de que está tan completamente libre de cualquier atadura que viaja con una bolsa de mano por todo equipaje", dice. "Colaboré estrechamente con George Clooney y con Jason para crear un vestuario cuidadosamente reducido que cupiera en esa pequeña maleta y le sirviera a ese hombre para su viaje. Adoptamos para Ryan una sensación de diseño clásico y de estilo casi como de los años sesenta. En los años sesenta uno llevaba casi siempre un blazer y dos pares de pantalones, así que tiene dos trajes idénticos que recicla en los viajes".
La historia requería también de un cambio en la silueta tradicional del actor George Clooney. "La gente está acostumbrada a verle llevando trajes italianos", observa Glicker. "En este caso me pareció que la película estaba tan ligada a la mano de obra norteamericana que quería adoptar una estética que fuera claramente norteamericana, una clásica y escueta silueta estilo Brooks Brothers".
El vestuario minimalista del personaje de Bingham dependía mucho del detalle. "Todas las camisas que lleva puestas están diseñadas con el mismo tono exacto de gris que se fotografiará siempre maravillosamente sin importar en qué entorno se le ponga. Su abrigo está hecho del mejor casimir que se fabrica, porque reflejaba la luz de una manera muy bonita, armonizando perfectamente con cualquier fondo. Nos empleamos a fondo para conseguir que exudase tersura y profesionalidad, sin que pareciese nunca un figurín".
La atención al detalle se extendió incluso a los pies de Clooney, dice Glicker. "Ryan está obsesionado con todas las cosas veloces y eficientes, y nada es más eficiente que unos zapatos sin cordones. Sus zapatos son ideales para los aeropuertos y le hacen pasar rápidamente por el detector de metales".
Otro de los objetos más preciados de Ryan ocupa también un lugar especial en el corazón de Glicker: su equipaje compacto y altamente eficiente de Travelpro. "Tengo un maletón con ruedas del que puedo vivir varias semanas", confiesa el director. "He cronometrado el tiempo que tardo en pasar los controles de seguridad, en empacar y desempacar, así que esas escenas proceden de mi vida real".
Para Alex, el contrapunto femenino de Ryan, interpretado por Vera Farmiga, Glicker eligió una estética con un aroma de éxito parecido. "Alex es elegante, inteligente y sensual", observa. "Por suerte, Vera es una de las escasas actrices que se encuentra a gusto con su cuerpo. Es capaz de moverse y de expresar la sensualidad de los trajes de una manera muy enriquecedora. Es una actriz intrépida, y en las pruebas de vestuario, en lugar de probarse simplemente los trajes, averiguaba en qué manera influirían en su interpretación".
Continúa Glicker: "Viste muchas blusas vaporosas de seda y trajes de Armani de estructura ligera. Incluso aunque las rayas diplomáticas de su traje sean de un tono marcado, lo lleva puesto de una manera un poco más juguetona, un poco más femenina. También tiene unos preciosos vestiditos negros, incluido el recatado traje con cuello drapeado que lleva en la secuencia de la boda. Su ropa es seductora, pero también totalmente apropiadas para el maletín de una mujer de negocios".
Vestir a la Natalie de Anna Kendrick fue para Glicker justo lo contrario que Alex. Al igual que la mayoría de los profesionales recién salidos de la universidad, tiene muy poca ropa porque no tiene mucho dinero. "Una de las cosas que hice fue ponerle siempre tres piezas. Así que, si llevaba puesto un traje, siempre llevaba chaqueta, falda y pantalones de sport. Todas sus camisas eran camisas de trabajo perfectamente almidonadas. Los trajes de tres piezas eran para ella (una joven profesional que estira su presupuesto para ropa) una manera de crear un vestuario profesional básico con el presupuesto limitado de una persona recién licenciada", dice.
Al igual que Saklad, Glicker disfrutó especialmente el cambio a una ropa más campechana para la secuencia de la boda. "La boda representa un punto muy intenso en la historia de Ryan, en el que empieza a comprender que proviene de un entorno de gente realista y práctica", observa. "Lo primero que hice fue establecer para nosotros un presupuesto como el de Julie. Buscábamos conseguir la sensación de no estar viendo a unos desconocidos en la pantalla, sino a gente a la que quizás conozcamos".
En un giro poco habitual, en una de las labores más creativas para Glicker no estaban involucrados los personajes principales, sino los extras que abarrotan las escenas en hoteles y aeropuertos y que resultaban clave para aportar el ambiente de múltiples y variadas ciudades. "Después de leer el guión, le dije a Jason que quería adoptar la noción de regionalismo", explica el diseñador de vestuario. "Así que se van a ver algunas cositas, como cuando en Arizona, al principio de la película, la gente va vestida de color turquesa. Hasta en el más pequeño fragmento, nos aseguramos de que hubiera siempre visible algún detalle o algún objeto deportivo local. No queríamos abrumar al público con esto, pero sí que vamos sembrando pequeñas semillas por todas partes para hacer que el viaje sea visualmente emocionante. Uno de mis objetivos era garantizar que, al final de la película, al público le pareciera que había viajado, al igual que Ryan Bingham, por todo EEUU, asimilándolo todo".
Aterrizaje
Cuando la producción ya iba finalizando, Jason Reitman se reunió con otra persona asociada a él desde hace mucho, y a quien considera esencial para su trabajo: Dana Glauberman, que montó tanto Juno como Gracias por fumar. Dice Reitman a propósito de su estrecha colaboración: "No consigo imaginar a alguien con quien me guste más compartir una sala de montaje que con Dana. Ella entiende cómo filmo, entiende mi lenguaje visual y es capaz de conseguir inmediatamente el estilo y el tono que busco".
Glauberman, que ejerció también como ayudante de montaje en varias de las películas de Ivan Reitman, conoce a Jason desde que éste estaba en la universidad, habiendo forjado una amistad que les ha llevado a formar un equipo sumamente creativo. Ella reconoció los toques de él en todo el nuevo guión. "Me enamoré inmediatamente del guión de Up in the Air. Había muchas cosas típicas de Jason, personajes estupendos y mucho sentimiento. Hay más drama en ésta que en ninguna de sus otras películas, y las emociones están en un nivel diferente".
La tarea del montaje, dice Glauberman, fue como armar un rompecabezas narrativo, un proceso que encuentra sumamente divertido con Reitman. "Jason y yo hemos colaborado tan estrechamente que a veces nos leemos de verdad el pensamiento y acabamos uno las frases del otro. Es una relación formidable para un director y su montador, porque nos entendemos de verdad el uno al otro y sabemos el estilo de cada uno. Hubo un montón de retos en esta película, como equilibrar todos los niveles de carácter, pero estoy sumamente orgullosa de lo que hemos conseguido".
Glauberman se sintió bastante conmovida tras repasar las horas de metraje en las que gente de verdad reacciona ante la pérdida de su trabajo. "Rodaban lágrimas por nuestras mejillas al ver aquello porque es sencillamente desgarrador", dice. "Hace que una se sienta muy afortunada no sólo por tener un trabajo, sino también una carrera que me encanta".
Reitman le dio los toques finales a Up in the Air con una banda sonora de canciones selectas. "Para mí, la banda sonora es un personaje más de la película", dice. "Empiezo a pensar en a música ya desde el principio, y mientras voy escribiendo el guión voy cargando una librería de iTunes con todas las canciones que quiero utilizar. Al final me quedé con diez canciones que corresponden realmente a la naturaleza de esta película".
La película empieza con una versión contemporánea y funky del clásico de la clase obrera norteamericana "This Land Is Your Land", de Woody Guthrie, interpretado por Sharon Jones y los Dap-Kings, poniendo a la historia en marcha. Dice Reitman: "Es una entrada encantadora y conmovedora para el viaje de esta película por los paisajes norteamericanos".
Ese viaje lo ha hecho Reitman junto a Ryan Bingham. Lo resume así: "He hecho tres películas, y en cada película empecé con una pregunta que me había hecho a mí mismo. La primera película era una pregunta acerca de mis opiniones políticas. La segunda tenía que ver con ser padre y madurar. Y ésta tiene que ver con la mayor pregunta de todas: cómo pasar la vida, si pasarla junto a la gente o si no, si escapar o si no hacerlo. Y a medida que iba haciendo esta película, confirmaba las ideas que bullían en mi interior, es decir: que la vida es mejor en compañía, incluso aunque creas que no necesitas a nadie".