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  La cena de los idiotas  (Dinner for Schmucks)
  Dirigida por Jay Roach
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Del director de "Los padres de ella" y "Los padres de él" (que juntas hicieron una recaudación de 725 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo), JAY ROACH, llega el nuevo emparejamiento cinematográfico de Steve Carell y Paul Rudd en una comedia inspirada por un original cuento del genio francés de la comedia FRANCIS VEBER ("La jaula de las locas"): "La cena de los idiotas".

Junto a Carell, Rudd, Greenwood y Szostak en los enredos de "La cena de los idiotas" están: JEMAINE CLEMENT (miembro de la pareja de cómicos con un gran éxito en la serie de HBO "The Flight of the Conchords") como el célebre artista Kieran Vollard, el mejor cliente de Julie, y que también resulta que se siente muy atraído por Julie, el cómico y ventrílocuo JEFF DUNHAM ("The Jeff Dunham Show"), como otro de los invitados a la fiesta (junto con su lasciva esposa, Diane) que le hace sudar tinta a Barry, y RON LIVINGSTON (de la serie de HBO "Sexo en Nueva York") como Caldwell, tiburón de las finanzas que va persiguiendo a Tim en Fender Financial.

Paramount Pictures, DreamWorks Pictures y Spyglass Entertainment Presentan Una Producción Parkes + MacDonald / Everyman Pictures de Una Película de JAY ROACH: STEVE CARELL y PAUL RUDD en "La cena de los idiotas," protagonizada por JEMAINE CLEMENT, JEFF DUNHAM, BRUCE GREENWOOD y RON LIVINGSTONE. La música es de THEODORE SHAPIRO. La diseñadora del vestuario es MARY VOGT. Está montada por ALAN BAUMBARTEN, A.C.E. y JON POLL. El director artístico es MICHAEL CORENBLITH. El director de fotografía es JIM DENAULT, A.S.C. Los productores ejecutivos son FRANCIS VEBER, SACHA BARON COHEN, AMY SAYRES, JON POLL, ROGER BIRNBAUM y GARY BARBER. Está producida por WALTER F. PARKES, LAURIE McDONALD y JAY ROACH. Está inspirada en la película "Le Dîner de Cons" de FRANCIS VEBER, con un guión de DAVID GUION y MICHAEL HANDELMAN. "La cena de los idiotas" está dirigida por JAY ROACH.

"La cena de los idiotas" ha sido calificada para mayores de 13 años por la Asociación Cinematográfica de EEUU por secuencias de contenido crudo y sexual, algunos desnudos parciales y su lenguaje.

El realizador francés Francis Veber ha sido siempre un agudo observador del comportamiento humano, centrando su mirada en las cómicas debilidades de la gente corriente que, por alguna razón (des)afortunada, se encuentran en medio de alguna situación absurda: alguien que finge ser quien no es, o enfrentarse a un momento decisivo en su vida mientras en su camino se cruza alguien extraordinario. En su lista de comedias agridulces, patrimonio nacional francés, se encuentran títulos como "Le jouet", "La jaula de las locas", "La cabra", "Los fugitivos", "El Jaguar" y "Le placard". Es tenido en tal estima que el gobierno francés le ha concedido su máximo honor, el de Oficial de la Legión de Honor.

Su película de 1998 "Le Dîner de Cons" ("La cena de los idiotas"), basada en su obra de teatro homónima, consiguió de nuevo un gran éxito entre su entregado público y recibió seis nominaciones a los premios César de 1999, entre ellas dos para Veber (mejor director y mejor guión), y terminó ganando tres estatuillas (entre ellas una al guión de Veber). Su trama única vuelve del revés las expectativas a medida que los torpes actos del 'idiota' van obligando al personaje central a replantearse su vida, convirtiéndose al final en una versión mejor de sí mismo.

Entre los primeros fans suyos en EEUU estaban los oscarizados y exitosos realizadores Walter Parkes y Laurie MacDonald ("Gladiator", "La señal," "Sweeney Todd, el barbero diabólico de Fleet Street"), quienes se interesaron inmediatamente por la posibilidad de adaptar la película para el público norteamericano. Los productores reaccionaron ante la dualidad de la película, y observan: "Sabíamos que queríamos producir una película basándonos únicamente en el concepto, pues aunque es un tema potencialmente muy cruel, es una película muy bonita, y realmente tiene un gran corazón".

Una vez que se metieron en el proyecto, había que buscar un director apropiado, y al final tuvieron la suerte de encontrarse con Jay Roach, responsable de la dirección de un montón de comedias que fueron taquillazos mundiales (entre ellas la serie de Austin Powers y las dos películas de "Los padres de él" y "Los padres de ella"). En palabras de Parkes: "Jay es como un científico de la comedia, un gran perfeccionista, y muy erudito". Afortunadamente, Jay compartía un manager con Francis Veber y, después de haber visto y encantarle la película original, estaba deseando dar vida a una historia similar.

Atraído por la sencillez de su premisa, Roach aceptó inmediatamente la oportunidad de dirigir "La cena de los idiotas", y dice: "Yo sabía que no iba a poder superar lo que había hecho Francis, pues esa película era casi perfecta, así que para mí se trataba más bien de tomar el mismo concepto y hacer una interpretación diferente, contando una versión ligeramente distinta de la misma historia".

La película comenzó a tomar cuerpo, y Jay llamó a los escritores David Guion y Michael Handelman para que siguieran adaptando el guión y dieran vida a su idea. La pareja había escrito el guión de "Used guys" (actualmente en fase de desarrollo, con Roach como director) y consideran a Roach "un director graciosísimo, que también resulta ser un narrador muy sensible". Guion y Handelman colaboraron para dar vida a una versión actualizada de "La cena de los idiotas", esforzándose por conservar intacta la esencia de la original, según Handelman: "Era una película muy graciosa, pero en realidad trata acerca de encontrarle la humanidad a figuras que son risibles".

En primer lugar, se decidió que la versión norteamericana seguiría siendo una comedia de personajes, pero que también incluiría una cena como la del título, algo que en realidad no se veía en la versión francesa. El público norteamericano también conocería a los tontos (o idiotas) y llegaría a comprender y apreciar a la gente que hay tras los motes burlones. Roach afirma: "La película original termina con la promesa de lo que podría pasar si todos esos tipos se reunieran, y me pareció que sería gracioso meterles juntos en el mismo comedor y llevarlo un poco más lejos. Me gusta la idea de reunir a los compañeros de la empresa, entusiasmados con la idea de invitar a los tontos y divertirse con ellos".

El resto de la historia guarda muchas semejanzas con la obra original, pero toma un rumbo ligeramente diferente: En "Le diner", el arribista empresarial trabaja como editor literario, pero fue transformado en un analista financiero. El personaje 'extraordinario' construye maquetas de edificios con palillos, y fue transformado en un aficionado a la taxidermia al que le gusta utilizar ratones para componer escenas. Jay Roach admite: "Aunque no hemos sido enteramente fieles al original, me pareció que podría hacerla en una forma que tomase prestado algo de la premisa original, pero cuyas particularidades fueran muy diferentes y, creo yo, graciosas de una manera diferente".


¿Quién se apunta a cenar?
A continuación, los realizadores se pusieron a buscar actores cómicos capaces de afrontar los momentos de comedia más corporal o amplia y de crear a la vez personajes entrañables. Aunque en uno u otro momento se pensó en muchos actores para el "idiota", Steve Carell parecía la opción perfecta. Carell, protagonista de una serie de películas de gran éxito y eje central de la célebre serie de HBO "The office", está a tope en cuanto a dotes cómicas, y posee una capacidad casi sobrehumana para aportarle simpatía y honestidad a cualquier personaje que interprete, independientemente de lo bufo que éste sea. El actor le insufla a Barry una seriedad infantil, y Carell explica: "Veo a Barry como una mezcla entre Gandhi y Los Tres Chiflados, no tiene nada de agresividad ni de maldad en su persona, pero cada vez que toma alguna decisión, sus acciones siempre parecen tener una reacción negativa".

La productora MacDonald observa: "Barry quiere ayudar de todas las formas posibles, pero termina por desenredar todos los aspectos de la vida de Tim. Es dulce, gracioso e irritante a la vez, y Steve está fantástico en el papel".

Continúa Carell: "No creo que Barry sea necesariamente un personaje tonto. Creo que simplemente es un tipo que se esfuerza demasiado, y tiene el don de meterse en situaciones embarazosas, pero es completamente sin querer y con la mejor intención. Es un personaje triste, pero es un tipo que no siente pena de sí mismo, no se regodea en la autocompasión ni espera que los otros lo hagan. Creo que hay mucha alegría en su manera de percibir la vida y a sí mismo".

Es asimismo la sensibilidad de Barry la que va más allá de la apariencia aparentemente superficial de su nuevo amigo y llega hasta la buena persona que hay en su interior. Su relación es difícil de entender, y es una extraña mezcla de tolerancia, buenos deseos, buenas intenciones, desagrado, admiración y mala suerte. Barry piensa que Tim lleva una vida emocionante: viste con elegancia, conduce un Porsche, y posee un apartamento en un edificio de lujo. A los ojos de Barry, y a pesar del incidente casi mortal que hace que se conozcan (y a la ignorancia de ese hecho por parte de Tim), están predestinados a ser grandes amigos… ¡si hasta tienen el mismo teléfono móvil!

"La cena de los idiotas" significa la tercera colaboración cinematográfica de Carell y Paul Rudd, quien obtuvo el peliagudo papel de Tim. Los dos tienen una relación fluida y sienten un genuino aprecio el uno por el otro. Rudd subraya: "Creo que Steve es un genio, ha habido muchas veces en las que estábamos haciendo alguna escena, y yo le miraba, lo que hace y lo que es capaz de ocurrírsele, y para mí es algo increíble estar tan cerca de eso, poder sentarme a observarle. Me siento un privilegiado. Además, nos divertimos mucho" (Carell replica: "Es muy divertido trabajar con Paul, es muy alegre y un gran tipo. Es todo cuanto uno espera de él: un hombre realmente gracioso, tierno, inteligente y encantador").

El papel de Tim en un poco más complejo que el de Barry, y potencialmente podría resultar un tipo manipulador, en lugar del hombre con conflictos pero lleno de buenas intenciones que querían que fuera los realizadores. Roach y la Hermandad de los Idiotas consideraban a Rudd como "un tipo por el que nunca dejas de sentir simpatía". El director comenta: "Paul siempre le aporta muchos matices a sus interpretaciones, puede interpretar cualquier cosa, desde un hombre poderoso hasta un completo idiota. Es sumamente gracioso, y tiene la capacidad de mantener enganchado al público, independientemente de lo idiota que sea el personaje que interpreta".

Ya desde el principio, Rudd estaba muy ilusionado por formar parte de la película: "Con Jay dirigiendo y el guión de David y Michael, me pareció estupendo. Es una concepción clásica, una dinámica al estilo del Gordo y el Flaco. Se atiene a la misma estructura, e interpretarlo es fabuloso".

Paul se metió de lleno en el papel de Tim, sin importarle las dificultades inherentes de interpretar un papel tan conflictivo, y a alguien que no siempre es la mejor de las personas: "Hay veces en que se pone en cuestión su moralidad. Lo quiere todo, y está dispuesto incluso a mentir, o a enfrentarse a las cosas de una manera no demasiado ortodoxa… pero creo que sus intenciones son buenas". Carell explica sucintamente: "Creo que el personaje de Tim podría ser el más difícil de interpretar de la película, porque no es un buen tipo. Es alguien que quiere progresar en los negocios, que está cayendo en la rutina con todos esos ejecutivos, y eso está mal, muy mal. Tiene mala conciencia al respecto, pero eso no le impide intentar conseguir sus objetivos, aunque, al mismo tiempo, uno se preocupa por él".

El director Jay Roach no tiene más que cumplidos para sus dos protagonistas: "Me encanta trabajar con gente capaz de tomar una química o una relación e improvisar, inventar a partir de eso. Ya se lo había visto hacerlo a estos dos antes, y parecen una pareja cómica de antaño, casi como Jack Lemmon y Walter Matthau en 'La extraña pareja'".

Carell admite que, además de trabajar con Roach, parte del atractivo estribaba en haber sido incluido en un reparto con tantos talentos: "Algunos de los que aparecen en esta película son muy, muy graciosos, y no es que haya una persona graciosa, todos lo son. Jay le dio permiso a todo el mundo para divertirse y explorar. A nadie le dio miedo probar cosas nuevas, y desviarse por tangentes realmente interesantes". Roach lo resume diciendo simplemente: "Es mi reparto soñado: todos son unos brillantes improvisadores".

El reparto se redondeó con algunas mentes cómicas e innovadoras con unos rostros frescos (e increíblemente maleables): el neozelandés Jemaine Clement, el popular ventrílocuo Jeff Dunham, el actor canadiense Bruce Greenwood, el listo 'tipo corriente' norteamericano Ron Livingston, la atractiva actriz francesa Stephanie Szostak, y Brits Lucy Davenport, David Walliams y Lucy Punch, junto con una serie de ambiciosos y traicioneros ejecutivos, comensales idiotas y otros personajes que sólo se pueden encontrar en un universo fabricado por Jay Roach.


¿Dónde vamos a cenar?
Cuando llegó el momento de 'elegir ciudad', los realizadores podrían haber elegido cualquier gran área metropolitana de EEUU, pero Los Ángeles ofrecía una clase de estilo y oropel (desde lo grandioso hasta lo ridículo) que ninguna otra ciudad podía ofrecer.

Cuando se incorporó el director artístico Michael Corenblith, éste estaba decidido a evitar los clichés visuales que se han utilizado siempre para determinar cómo es la ciudad de Los Ángeles. Dice Corenblith: "Nuestro mayor reto estribaba en presentar Los Ángeles de una manera fresca y urbana". Roach, Corenblith y el director de fotografía Jim Denault se esforzaron por abarcar la diversidad de las joyas arquitectónicas de Los Ángeles y entrelazarlas en un esquema visual fresco, orgánico e interrelacionado que sirviera como telón de fondo a la historia cómica. Las localizaciones tendrían que pasar desde algunos de los hitos de la Edad de Oro de Hollywood a los ejemplos del modernismo más actual con una facilidad homogénea.

Las aerodinámicas oficinas de Fender Financial resultaron ajustarse perfectamente a una de las sedes del poder oficioso de la ciudad: el edificio CAA de Century City, que alberga algunas célebres agencias de talentos (al que algunas veces se llama en broma 'la Estrella de la Muerte', por sus aires futuristas al estilo de la nave de combate de 'La Guerra de las Galaxias'). La obsesión de Tim por su imagen debería reflejarse también naturalmente en su casa, ¿y dónde mejor que en la joya del art déco del Sunset Strip, el Sunset Tower Hotel?

Llevó mucho tiempo y esfuerzo sólo el encontrar las localizaciones adecuadas que serían las piezas que conformarían el universo de "La cena de los idiotas". Durante los 57 días de la eficiente agenda de rodaje, la producción se encontró frente a, dentro de o en los alrededores de: la zona del centro de la ciudad Grand Hope Park, los Edificios de Bradbury de Morono Kiang Gallery, y algunos lofts recientemente remodelados, la tienda de Westwood en Broxton Avenue, el restaurante Madison en Long Beach, el histórico Hotel Culver de Culver City, el centro de equitación de élite El Campeon Farms de Thousand Oak, así como interiores y exteriores en Canoga Park, Woodland Hills y Chatsworth.
El universo de Tim Conrad es sumamente variado a nivel visual, oscilando entre su domicilio en Sunset Boulevard y su oficina en el edificio Century City. Los realizadores eligieron la elegancia art déco de la Sunset Tower, diseñada en 1929, donde antaño residieron celebridades como Howard Hughes, John Wayne y Clark Gable. Los exteriores se rodaron todos enfrente del edificio en Sunset, pero como la agenda requería de dos semanas de rodaje en el apartamento de Tim, los interiores (entre ellos un ascensor, pasillos y habitaciones) se construyeron en uno de los estudios de Paramount. Eso le ofreció a Corenblith la oportunidad de "crear unos decorados que combinaran con el art déco del exterior. Lo traté como si fuera uno de los edificios de apartamentos de antes de la guerra del Upper West Side de Manhattan, con unos interiores remodelados de manera muy contemporánea". Ese concepto le ofreció al director artístico un amplio mapa urbano de fondo y modernas superficies que "combinaban con el estilo del perímetro original art déco del apartamento, sus ventanas y detalles".

Todas las escenas de Fender Financial fueron rodadas en el innovador Edificio CAA de Century City. El brillante exterior blanco tiene un aspecto lo bastante ominoso como para albergar al grupo de implacables ejecutivos y asistentes que trabajan para Lance Fender. La localización proporcionó el sombrío interior de seis plantas y 'celdas' sin ventanas, así como las poderosamente opulentas oficinas y salas de reunión de la séptima planta, que tienen unas vistas increíbles (junto con café capuchino y tazas de porcelana).

En una pausa en su trabajo, Tim atropella (literalmente) a Barry mientras va por una calle flanqueada por árboles en las cercanías de Westwood. Resulta que la tienda de taxidermia favorita de Barry, Taxidermia Bartlett's, está justo en mitad de Broxton Street (gracias al diseño de Corenblith) y Barry es incapaz de resistir la tentación de ir corriendo a Broxton para preservar a un ratón recientemente fallecido ("¡su piel está muy bien!"). Esas escenas significaron el comienzo de la fotografía principal, con un doble al que atropellaban en la calle, y Carell terminando la escena con un arnés, rebotando del parabrisas de Tim.

El mundo de Barry, en el extremo opuesto de la escala, es soso, monótono y una pizca triste. Vive en una "cutre granja suburbana" en un barrio indescriptible. Los muebles son viejos y/o baratos, y está claro que se pasa la mayor parte del tiempo en el garaje trabajando con sus ratones. El lugar de trabajo de Barry en el centro de proceso de datos de Hacienda no ofrece muchas más cosas, hablando en sentido estético, y ese plató se construyó de la nada en un almacén abandonado en Chatsworth, California. Lo que le faltaba al plató en interés visual se compensaba con los pequeños detalles: adustas pizarras con información sobre auditorias, folletos puestos con chinchetas sobre el tablón de anuncios y chismes de escritorio personalizaban cada cubículo, convirtiéndolo en único para el empleado imaginario que se desloma a trabajar en el deshumanizado interior.

En entorno del mujeriego artista Kieran Vollard es radicalmente diferente del de Tim y el de Barry. Su ecléctico loft del centro de la ciudad está lleno de souvenirs exóticos de sus viajes por todo el mundo (pieles de animales, armas, instrumentos tribales e ídolos de Bali), mezclados todos ellos con alguna de sus extraordinarias obras de arte.

Cuando Kieran no está grabando música, creando nuevas obras de arte, tocando los bongos o tocando a alguna mujer, gusta de relajarse en su rancho. Encontrar un lugar que personificara adecuadamente sus gustos y caprichos resultó ser una tarea bastante difícil. Al final, la producción encontró El Campeón Farms en Thousand Oaks. En esas instalaciones ecuestres de máxima calidad se entrenan caballos de élite en sus 65 espectaculares hectáreas. El mero tamaño de la localización, junto con la gama de estructuras y paisajes que ofrecía, resultó ser el sitio perfecto para que Kieran se relaje. La producción pasó tres días rodando en El Campeón, y durante ese tiempo, el guión exigió un auténtico catálogo de fauna coprotagonista: 25 cabras, una llama, una cebra, dos caballos en miniatura y una jirafa (siendo neozelandés, Jemaine Clement se había criado cerca de una o dos cabras, pero eso, en lugar de tranquilizar al actor, lo único que hacía era enfriar su entusiasmo ante la idea de trabajar con ellas: "No son muy listas, pueden oler un poco mal, y puede que se revuelvan ante cualquier orden que les des".)

Para el impresionante exterior (y un par de interiores) de la mansión de Lance Fender, los realizadores eligieron una vivienda clásica de Pasadena, construida originalmente en 1928. La casa puede que le resulte familiar a algún espectador, pues ha aparecido en otras superproducciones y, quizás la más famosa de ellas, como la Mansión Wayne, la casa de Bruce Wayne (alias Batman) en la serie de televisión de finales de los años sesenta. Se realizaron tres días de rodaje frente a la casa, así como en el camino de entrada, en la entrada principal y en el vestíbulo de la mansión.

La cena que ofrece Lance Fender es una cosa extravagante con un gran número de invitados, y en su comedor tendrían que poder acomodarse al menos 20 comensales. Desde el principio quedó claro que el comedor de la casa de Pasadera no era ni con mucho lo bastante grande como para albergar a un grupo de ese tamaño, así que la producción tuvo que localizar un lugar alternativo para la cena auténtica. Corenblith explica, "A diferencia de la película de Veber 'Le Dîner de Cons', de la cual adaptamos nuestra película, nuestro público sí que llega a asistir a la cena. Así que, ya desde el principio mismo del proceso de diseño, el comedor cobró una gran importancia, no sólo por la importante cantidad de tiempo en pantalla, sino también como escenario del título de la película". El estudio 18 de las instalaciones de Paramount se transformó en el comedor principal de Fender, dos vestíbulos y un patio rodeado de empedrado con una fuente espumante.

Durante más de tres semanas, los actores y los técnicos (en total más de 100) pasaron todo el día trabajando en la escena de la cena. La mesa del comedor se construyó a mano dividida en diferentes fragmentos para que se pudiese romper fácilmente durante el rodaje. Las sillas y la mayor parte de las telas de la habitación tenían que ser ignífugas, pues se iban a utilizar llamas de fuego en las escenas finales. Sin embargo, para las suntuosas cortinas hacía falta exactamente lo contrario, pues estaban destinadas a arder de manera controlada. Así que los jefes de varios departamentos colaboraron y se les ocurrió un plan: los cortinajes del comedor se hicieron de un tejido natural (seda francesa) y después se les cosió una tela no inflamable idéntica a la seda. Entre los dos tejidos, el equipo de efectos especiales hizo salir llamas por unos tubos indetectables, pero que hacían que la tela ardiera rápidamente. Se hicieron múltiples copias de los seis paneles, ya que tenían que arder una y otra vez.

El director artístico Michael Corenblith recuerda una dificultad especial que tuvo con ese plató: "La construcción ya casi había finalizado cuando al productor Walter Parkes se le ocurrió hacer más elegante la habitación reemplazando una serie de puertas-ventanas por un panel de vidrio antiguo 'carísimo'. Inmediatamente, a todo el mundo le gustó la idea, y mediante un esfuerzo concertado de nuestro equipo de diseño, gráfico y de construcción, diseñamos y fabricamos ese hermoso aditamento para nuestro comedor". El proceso completo llevó solamente cuatro días desde su concepción hasta su instalación, y eso que hubo que fabricar tres paneles en vez de uno para poder rodar múltiples veces. Como la ventana es víctima de la violencia durante la secuencia (a manos de Tim), el actor Paul Rudd sentía cierta presión cada vez que le pedían que hiciese el destructivo lanzamiento, pero fue capaz de acertar su objetivo todas las veces.

La suntuosa cena requería también un menú ostentoso con langostas enteras, por lo que el jefe de utilería Sean Mannion y su equipo las cocían y preparaban in situ durante las tres semanas del rodaje (al final, cerca de unas 400 langostas). ¿Langosta gratis para cenar? ¡Qué bien! ¿Langosta gratis para cenar, durante tres semanas? Bueno… según Ron Livingston: "El primer día está muy bien, pero después de 13 ó 14 días, cuando llegas a las cinco de la mañana y te sientas ante tu langosta que va a estar ahí, mirándote fijamente durante 14 horas… da un poco de mala espina".

Además de las langostas, Mannion y su equipo terminaron preparando lo que parecía ser un banquete interminable para una muchedumbre, y que incluía: 17 kilos de pan rallado, 20 kilos de judías verdes, zanahorias y puerros, cuidadosamente enlazados en racimos individuales, 60 kilos de patatas, 18 cajas (216 botellas) de sidra espumosa (y el doble de champán), 240 panecillos y 10 kilos de mantequilla. La estrella de la lista de la compra tenía que ser la botella de champán que Tim lanza contra la ventana, un gran reserva de Dom Perignon (no se sabe la cosecha).

La decoradora de platós Susan Benjamin canalizó una coordinación de sucesos al comprar porcelana, cristalería y cubertería de plata para la cena de Fender. La mesa final ostentaba 20 cubiertos completos de porcelana (incluido uno para el buitre), 60 copas y 20 flautas de champán (con incontables dobles por si las roturas). Para que el buitre pudiera pasear sus garras por el centro de la enorme mesa (sin romper en lo posible el valioso menaje), se optó por un raíl en lugar de un mantel completo (de manera que el ave sólo perturbara la decoración colocada delante del raíl, dejando el decorado -¡casi!- intacto).

¿Y qué es un magnate de las finanzas sin la consabida colección de arte caro? Se eligieron para su utilización obras de Miró, Cezanne y Gauguin, que luego fueron reproducidas por pintores locales. La mayor obra de arte del plató es auténtica de verdad: una gran escultura del artista contemporáneo de Los Ángeles Guy Dill.


De ratones y hombres
El hobby de Barry Speck parece extraordinario y la verdad es que, bueno, lo es (y eso por decirlo de una forma suave). En realidad, la taxidermia (y más concretamente, la taxidermia antropomórfica) lleva practicándose más de un siglo, desde la época victoriana. El 'arte' consiste en tomar el cuerpo muerto de un animal, preservarlo mediante el arte de la taxidermia, y presentarlo de tal manera que parezca que tiene características humanas. Se atribuye al taxidermista Herman Ploucquet la popularización de esta clase de prácticas al crear una serie de muestras para la Gran Exposición de Londres de 1851.

Sus creaciones alcanzaron una inmensa popularidad entre la gente, y la reina Victoria las describía en sus diarios como "realmente maravillosas". Entre sus obras más notables se encuentran una escena de amor entre dos comadrejas, un duelo de lirones y unos erizos patinando sobre hielo, pero su obra más conocida es una serie de seis escenas que ilustran la fábula alemana "El zorro Reinecke", basada en la versión ilustrada del cuento de Goethe realizada por Wilhelm von Kaulbach.

Inspirado por Ploucquet, el taxidermista británico Walter Potter comenzó a crear una escena a gran escala utilizando animales disecados para reproducir "La muerte y entierro de Cock Robin", basada en la canción de cuna "Who Killed Cock Robin?" Terminada en 1861, incluía 98 especies de aves británicas. Sus otras obras destacables incluyen "Sapos atléticos" (18 sapos ingleses en un parque, jugando en columpios y balancines) y "The Lower Five or Rats' Den" (15 ratas marrones en una escena de apuestas y peleas).

Otros notables taxidermistas victorianos son Edward Hart, cuya serie de seis escenas titulada "The prize fight" decora ahora un cuarto del castillo Ward de Irlanda, y William Chalkley, famoso por su escena protagonizada por crías de conejo (en realidad, ratones) sentadas en torno a una mesa.

Quizás, al estilo de los hombres extrañamente inspirados que le precedieron, Barry decida huir de la realidad mediante el mundo de la taxidermia. Hace recreaciones de obras de arte y describe aspectos del mundo real de una forma idílica, utilizando siempre ratones muertos. Haberle dado a Barry este hobby no es arbitrario, sino que es "un homenaje a la tienda de taxidermia Deyrolle de París", revela el productor Walter Parkes. Fundada hace 179 años por el naturalista Jean-Baptiste Deyrolle, el museo pasó luego a su hijo, Achille, y luego a su nieto, Émile, en 1866. La ecléctica colección de cachivaches de taxidermia, geología y botánica, y los microscopios, daba el aspecto y la impresión de ser un museo de historia natural, con la diferencia de que todos los ejemplares que se exhibían estaban a la venta.

Para hacer realidad las creaciones de Barry, los realizadores recurrieron a Stephen, Charles y Edward Chiodo (conocidos como los Hermanos Chiodo), magos cinematográficos expertos en efectos con animales, modelos, marionetas y animación, y famosos por su trabajo en películas como "Team America: La policía del mundo" y "Elf".

El director Jay Roach estaba empeñado en que el hobby de Barry no le hiciera parecer siniestro. Cuenta Stephen Chiodo: "Jay quería un cierto encanto, así que sin importar lo realistas que puedan parecer los ratones, hay siempre una característica (esa pizca que uno le añade) que hace que el ratón sea un poco más bonito. La película empieza con unos primeros planos de las obras de Barry, y Jay quería que la primera impresión del público fuera: "¡Oh, qué bonito!". Los hermanos encontraron peliagudo el trabajo, creando escenarios con ratones (muertos) de aspecto realista que también resultan bonitos. Y es que además, los ratones de verdad no tienen hombro ni cuello, así que vestirlos con disfraces les da el aspecto de un peluche".

Los Chiodo encabezaban un grupo que incluía artesanos de todos los gremios para crear los 70 extraordinarios ratones y su mundo en miniatura. Se prestó mucha atención al pelaje y a las patillas, y algunos hasta llevaban barba, bigote o peluca. La diseñadora de vestuario Mary Vogt colaboró con el grupo, diseñando y manufacturando el vestuario de los ratones. Al final los ratones compusieron 16 dioramas (entre ellos La Mona Lisa, La última cena, American Gothic y Whistler's Mother, por nombrar unos pocos) seis escenas (momentos históricos o inventados), tres trípticos (escenas significativas de la vida de Barry que le enseña a Tim cuando se conocen) y, por supuesto, Ratonlandia (el cariñoso homenaje de Barry a la vida que soñaba vivir con su esposa Marta, y que es con la que comienza la película).

Todas las creaciones de Barry necesitaron para realizarse de un equipo de ocho a diez artesanos trabajando durante semanas a jornada completa, así que, ¿sería posible para una persona sola ser el único artista responsable de todo? Los Chiodo se apresuran a responder que ésa es una reflexión sutil sobre la psicología del personaje: su obra es su vida, y no lo que hace en la oficina.

Steve Carell comenta: "Creo que los dioramas son la alegría de Barry: se preocupa mucho por los propios ratones y le parece que les está dando una segunda oportunidad… incluso aunque estén muertos, a él le parece que hay una especie de renacer en esos mundos que crea". El actor se detiene, reflexiona y continúa: "Admito que puede que esté un poco loco, pero creo que también hay algo muy tierno en él. No son cosas para vender, ni sirven para hacerle ganar fama o notoriedad: son simplemente terapéuticas, para su propio disfrute. Es un hobby, ¿sabes?, pero creo que, en muchos sentidos, es un hobby saludable".


Para Jay Roach, hacer películas es también, en cierto sentido, una tarea muy saludable. Roach confiesa: "Me encantan las historias acerca de personas que intentan descubrir cómo enfrentarse a sus retos: desengaños amorosos, frustración, neurosis. Desde mi punto de vista, 'Los padres de ella' trata acerca de un tipo que lucha contra su profundo convencimiento de que es un inepto y que está poco dotado para casi todas las cosas de la vida. Para mí, "La cena de los idiotas" trata acerca de Barry enfrentándose a su soledad, a sus desengaños en la vida. Lo que realmente me enganchó de la película fue la idea de tomar eso y hacer que fuera el dinamismo caótico y contagioso que va a transformar la vida de Tim. Me atraen las historias con personajes que han descubierto la manera de vivir la vida de una forma optimista y positiva, incluso aunque esa manera le parezca rara a otra gente. Así que para mí, aunque Barry parezca ser el tipo más perdedor e inconexo posible, en realidad es el personaje más lúcido y sabio de la película".

"Así que el resumen de esto", concluye Roach, "es encontrar lo forma de ser adecuada. Aunque la mecánica de la trama gire en torno a una extraña cena a la que se invita a la gente para reírse de ella, el núcleo de la historia es la forma en la que la extraña actitud de Barry ante la vida (su optimismo casi delirante) resulta ser la fuerza vital capaz de enseñarle a Tim lo erróneo de su visión de la vida. Y eso es lo que me vuelve majara".