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  La deuda  (The debt)
  Dirigida por John Madden
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Dirigida por John Madden, protagonizada por Helen Mirren, Sam Worthington, Jessica Chastain, Jesper Christensen y Marton Csokas, con Ciáran Hinds y Tom Wilkinson. Casting, Michelle Guish. Estilista y diseño de maquillaje, Daniel Phillips. Diseño de vestuario, Natalie Ward. Música, Thomas Newman. Montaje, Alexander Berner. Diseño de producción, Jim Clay. Fotografía, Ben Davis, BSC. Productor ejecutivo, Tarquin Pack. Coproductora, Mairi Bett. Productores, Matthew Vaughn, Kris Thykier, Eduardo Rossoff, Eitan Evan. Basada en la película Ha-hov, escrita por Assaf Bernstein & Ido Rosenblum. Guión, Matthew Vaughn & Jane Goldman y Peter Straughan. Dirección, John Madden. Una película de Focus Features.

La película israelí Ha-hov (La deuda), dirigida por Assaf Bernstein y producida por Eitan Evan, se estrenó en 2007 y fue nominada a cuatro premios de la Academia de Cine Israelí. El productor cree que la película se vendió bien en el mercado internacional porque era "un thriller acerca de unos agentes del Mossad. El Mossad es una institución, sus espías están entre los mejores del mundo, y la película comunicaba una sensación de autenticidad".

El productor Eduardo Rossoff se dio cuenta inmediatamente de que era la película perfecta para un remake en inglés, por su doble trama basada en secretos del pasado. Habló de Ha-hov al productor Kris Thykier.

La idea intrigó a este último: "La historia era espectacular, la interpretación brillante, y me pareció que podíamos convertirla en algo más complejo. Tenía potencial para ser un thriller inteligente, relevante, que atrayese a un público internacional".

Matthew Vaughn, el socio de Kris Thykier, estuvo de acuerdo con él después de ver la película. Mientras Eitan Evan y Kris Thykier sellaban los últimos detalles del acuerdo, Matthew Vaughn empezó a adaptar la historia con su coguionista Jane Goldman.

Seis meses después, los productores presentaron el guión al director John Madden. Le pareció "una historia muy visceral, donde había mucho en juego, tanto emocional como moralmente, con unas caracterizaciones muy estudiadas". Y añade: "Es imposible no sentirse atraído por el material a medida que la historia se complica. Me hipnotizó".

"No había visto la película original cuando leí el guión", sigue diciendo. "Sentí la necesidad de visionarla, y me alegro de haberlo hecho. Pero no he vuelto a verla".

Kris Thykier dice: "Nos alegramos mucho de que John se sintiera atraído por el proyecto, y empezamos a prepararlo inmediatamente. Es un hombre polifacético, se entregó totalmente al proyecto, estaba decidido a que saliera adelante".

John Madden empezó a revisar el guión con Peter Straughan. "El desarrollo narrativo no es habitual; el público nunca sabe exactamente qué está pasando. Queríamos realzar este aspecto del guión", explica.

"El guión que escribieron Assaf Bernstein e Ido Rosenblum para la película original ofrecía una estructura muy sólida", sigue diciendo. "Matthew y Jane se habían encargado de desarrollar la historia y llevarla por derroteros interesantes. Peter y yo nos pusimos manos a la obra y descubrimos nuevos caminos. El énfasis temático de la película empezó a cambiar de rumbo".

El productor israelí Eitan Evan está de acuerdo: "La nueva versión indaga más en el pasado, restando importancia al presente. Contiene más acción, también estudia la psicología de los personajes israelíes".

El productor Kris Thykier dice: "Era un guión inteligente, con personajes muy construidos, y me pareció que teníamos entre manos un thriller al estilo de los años setenta, como Los tres días del Cóndor o Marathon Man".

Con un thriller muy arraigado en los personajes, John Madden sabía que "el reparto era crucial para LA DEUDA. Los personajes debían estar cerca del público. Somos testigos de la decisión que toman, vemos las ondas de esta decisión recorrer toda una vida, comprobamos sus profundos efectos".

Estas premisas eran de suma importancia para el papel protagonista de Rachel Singer. Los cineastas necesitaban una actriz madura para dar vida a Rachel en 1997. Debía ser capaz de comunicar la incertidumbre que la persigue y enfrentarse a los retos físicos requeridos por la película. Kris Thykier dice: "¿Quién podía encarnar a una mujer así? Solo Helen Mirren. Pensamos en ella desde el primer momento".

John Madden, que había trabajado con la actriz en el famoso telefilm "Principal sospechoso", dice: "Fue una experiencia fantástica. Helen está en la cúspide de la interpretación y le gustan los papeles difíciles. No tiene miedo a nada. Respondió inmediatamente al reto".

"En este papel debía enfrentarse a las heridas y al efecto corrosivo de unos acontecimientos enterrados hace treinta años", añade el realizador. "La tensión y el dolor de una decisión tomada hace mucho tiempo es palpable; la herida de lo que ocurrió entonces le dejó una profunda cicatriz. Todo lo anterior debía hacerse patente a través del ritmo y la emoción del thriller".

Helen Mirren dice: "No solo me apetecía volver a trabajar con John, la historia era muy buena y me gustó la idea de que una decisión tomada hace mucho lleva a una consecuencia y que, tarde o temprano, hay que enfrentarse a ella".

"Rachel ha aprendido a vivir con lo que pasó, pero acaba comprendiendo que no siempre se puede transigir", explica la actriz. "No es una persona que hable mucho, ni siquiera a su hija, que ha escrito un libro acerca de ella y de sus compañeros. Rachel ha enterrado sus verdaderas emociones y lleva muchos años existiendo en un nivel superficial, sin enfrentarse a sus verdaderos sentimientos. Descubre que ahora debe hacer eso y mucho más".

Y para ese "mucho más", Helen Mirren tuvo que aprender movimientos básicos de "krav maga", el famoso arte marcial usado por las fuerzas israelíes.

Sin embargo, Helen Mirren hace hincapié en que "hace varios años que Rachel se ha retirado y quería que este detalle fuera realista. Hace mucho que no ha usado el 'krav maga' y cuando debe defenderse de nuevo, no lo hace muy bien".

Quedaba encontrar a la joven encarnación del personaje y John Madden decidió "no obsesionarse buscando a una actriz que se pareciera a Helen. Pero encontramos a la actriz perfecta, las dos son muy afines".

La estrella en ciernes Jessica Chastain fue recomendada al realizador por "un agente en el que confío, que ni siquiera la representaba". La actriz hacía poco que había rodado El árbol de la vida, del director Terrence Malick, que se deshizo en elogios hacia ella cuando habló con John Madden. "No había quien le parara", dice el director.

"Leí el guión y no pensé que era un thriller", comenta Jessica Chastain. "Más bien era un drama, una historia de amor. Me pareció muy buena y me dije a mí misma que debía trabajar en la película".

"Siempre me documento mucho", sigue diciendo. "Llegué preparada a la primera entrevista con John Madden. Por ejemplo, sabía que Helen Mirren y yo medíamos lo mismo".

A los cineastas les impresionó su comprensión del personaje. "Es una actriz magnética", dice el realizador. "Obliga al espectador a involucrarse emocionalmente. Escoge sin dudarlo, sus emociones son muy claras".

Y añade: "Helen también es así. Puede expresar el más mínimo cambio de humor. Ese tipo de transparencia en un actor no es habitual, es un don. El testigo de Rachel pasa sin esfuerzo de la una a la otra".

Las dos "Rachel" empezaron a hablar de su papel compartido mucho antes del rodaje. Leyeron escenas en voz alta y trabajaron juntas para encontrar puntos comunes entre ambas.

Jessica Chastain recuerda: "Helen y yo nos reunimos en Londres con la directora de diálogos Joan Washington para trabajar la entonación de Rachel. También hablamos de los gestos del personaje".

Helen Mirren añade: "Trabajamos con John, los departamentos de vestuario, maquillaje y estilismo. Jessica y yo llegamos a un consenso en cuanto a cómo queríamos que fuera esa persona. En 1997 es una mujer discreta, refinada y reservada. Pero Rachel de joven es muy diferente…"

"Helen me preguntó si había pensado en cómo podía ser la familia de Rachel", dice Jessica Chastain. "Hablamos de la trayectoria de Rachel. Eso está en el guión, pero así supimos que ambas íbamos en la misma dirección".

En 1965/66, Rachel es el miembro más joven de los tres agentes del Mossad cuya misión es capturar al criminal de guerra Vogel. El productor Kris Thykier dice: "No tiene experiencia como agente, y eso es muy relevante en el desarrollo de la historia".

La joven actriz reconoce que también carecía de experiencia: "No tengo nada que ver con una agente del Mossad. Antes de rodar LA DEUDA no sabía dar un puñetazo, nunca había estado en una pelea".

Tuvo que entrenarse con un instructor de 'krav maga' cuatro veces a la semana durante cuatro meses en Los Ángeles, antes de trasladarse a Londres para empezar a ensayar con sus compañeros de reparto. Como resultado, John Madden dice que "Jessica no necesitó doble, lo hace todo ella en la película".

"Incrementé mi musculatura y, a pesar de ser pacifista, reconozco que disfruté rodando las escenas de pelea", dice la actriz, riendo.

Uno de los compañeros de reparto de Jessica Chastain es Sam Worthington, en el papel de David, el agente idealista e inseguro que se siente inmediatamente atraído por Rachel. Mucho antes de que el actor saltara a la fama por su papel en la taquillera Avatar, John Madden le había visto en Somersault, una película independiente australiana: "Sam tiene una presencia atractiva, fuerte, masculina, con un toque vulnerable. Por eso pensé que podría hacerse con las contradicciones del personaje".

La convicción moral y la carga emocional del personaje atrajo a Sam Worthington: "David perdió a toda su familia en el Holocausto, es inseguro. Se esfuerza en ser un buen agente del Mossad, siente que lleva el peso de la nación a sus espaldas. La misión amenaza el idealismo de David y no sabe cómo enfrentarse a una situación semejante".

"John me contó la historia durante un rodaje y me convenció", sigue diciendo. "Me describió a tres personas que se encuentran a un monstruo y que vivirán obsesionadas durante décadas por un acontecimiento. No solo me pareció una idea genial para un buen thriller, también entendí que el núcleo de LA DEUDA reposa en esos tres personajes que conviven durante años con la consecuencia de su decisión".

Para encarnar a Stephan, el decidido líder de la unidad, los cineastas escogieron a Marton Csokas, a quien John Madden describe como "brillante, con un aura sexual bastante turbia. Aporta sensación de peligro y una energía neurótica a Stephan, creando una tensión dramática en el trío. Las decisiones de Stephan propulsan la historia".

El actor ve a su personaje como "un hombre fuerte, decidido a llevar al 'Cirujano de Birkenau' ante la justicia. Durante el transcurso de la historia, la situación claustrofóbica en que viven los agentes es un auténtico reto para él. Es ambicioso y apasionado. Stephan me pareció un papel muy jugoso en un thriller de mucha resonancia".

"Todos los personajes de LA DEUDA son ambiguos, ninguno es blanco y negro. Son débiles y fuertes, conocen la victoria y el fracaso", añade Marton Csokas.

John Madden estaba convencido de que el casting del trío de jóvenes agentes aportaba mucho al thriller. "Quedaba por desarrollar la química entre ellos", dice. "Para esta película, además de ensayar los diálogos, hubo que ensayar un componente físico muy especial".

Al igual que Jessica Chastain, los dos actores tuvieron que aprender "krav maga". Marton Csokas reconoce que "ni Sam ni yo llegamos a ser expertos, ni mucho menos. Pero intentamos hacernos el menor daño posible".

El coordinador de combates Julian Spencer dice: "Los movimientos de 'krav maga' son sumamente rápidos. Los ralentizamos un poco para la cámara, para que el espectador pueda seguirlos"

"Los entrenamientos en grupo fueron muy beneficiosos", dice el realizador. "Además de entrenarse en la lucha, estaban juntos, podían conocerse".

Jessica Chastain dice: "Funcionábamos como un equipo incluso cuando no rodábamos. En el coche, cuando íbamos o volvíamos del rodaje, hablábamos de las escenas, intercambiábamos ideas, hacíamos preguntas. Sam y Marton me ayudaron a ser mejor actriz porque trabajan muy duro. Pero también tienen un increíble sentido del humor, y nos reíamos mucho… cuando no rodábamos".

Curiosamente, la historia que une a David y a Stephan con Rachel parece repetirse en el casting a través de Ciarán Hinds y Tom Wilkinson, que han trabajado en varias ocasiones con Helen Mirren. "De hecho, es la sexta vez que Ciarán y Mirren ruedan juntos", dice el realizador. "Comparten una larga historia dentro y fuera de la película".

Ciarán Hinds dice: "Creo que me cruzo en el camino de Helen cada cinco años, más o menos. Siempre disfruto con el encuentro, para mí es una experiencia irresistible".

Y añade: "Me encantó la idea de compartir un rodaje con Helen y Tom, y me habían dicho que John era un director maravilloso. Estaba entusiasmado cuando me ofreció el papel. Es un gran director".

"Fue un gran ventaja haber trabajado con ambos actores antes", dice Helen Mirren.

Tom Wilkinson, que encarna a Stephan de mayor, se sintió atraído por el proyecto, no solo por volver a trabajar con Helen Mirren, a la que describe como "una persona maravillosa", sino también porque la película estaba dirigida por John Madden, para el que había protagonizado Shakespeare in Love/Shakespeare enamorado. El intérprete dice: "John es un gran director de actores, pero también sabe mucho de técnica, de cámara y de montaje. Siempre prepara mucho el guión".

"En cuanto a la historia, me interesó la pregunta de si es posible llegar a redimirse después de la duplicidad que implica ser un agente doble. Me pareció que LA DEUDA tenía paralelismos con los thrillers de Sidney Lumet y con una película en la que trabajé hace unos años, Michael Clayton. Si uno solo se mueve por interés, la moral y la ética desaparecen. Stephan y Rachel se han distanciado, pero él vuelve a manipularla, jugando con el destino, algo que puede llegar a tener consecuencias fatales".

El actor sigue diciendo: "Marton y yo hablamos por teléfono acerca de nuestro personaje compartido. Pensamos que lo mejor era que Marton decidiera cómo interpretar a Stephan. Ya que él rodaba primero, estudié las escenas y trabajé a partir de eso con John. Tuve mucho cuidado de no romper la continuidad".

Hablando de su personaje, Sam Worthington dice: "David es un hombre tranquilo, controlado, que empieza a explotar y no consigue volver a serenarse. Sabía que Ciarán se metería en el papel, incluso sin ver lo que había rodado".

"Insistí en ver varias de las escenas que había rodado Sam", dice Ciarán Hinds. "De los dos hombres del trío, David es el más tímido, el menos expansivo y el que peor se siente una vez acabada la misión. Me concentré en buscar el alma, la esencia de David, después de haber pasado treinta años plagado de dudas".

Para dar vida al "Cirujano de Birkenau", un monstruo casi inimaginable que mató o mutiló a miles de personas, John Madden buscó a un intérprete que no "rezumara maldad. Queríamos a un actor quizá poco conocido, al que no se juzgase nada más verle aparecer en pantalla. Un actor con fuerza y mucha sutileza. Además, debía hablar inglés y alemán a la perfección".

El actor danés Jesper Christensen reunía todas las condiciones requeridas para encarnar a Dieter Vogel. Acababa de interpretar a Mr. White, el antagonista de James Bond en Quantum of Solace y Casino Royale. Hablando de LA DEUDA, dice: Es un thriller de capas múltiples. Mientras leía el guión, me moría de ganas por saber lo que iba a pasar a continuación, y siempre me sorprendía".

John Madden se sintió atraído por "el rostro del actor, que parece no tener edad: puede aparentar 50 u 80 años según el momento".

"Jesper es un actor que no es considerado un malvado per se", explica el director. "Puede ser tierno y encantador. Me parecía crucial que Vogel también fuera así. Es un hombre que ha sabido vivir con sus actos, pero que pasa por toda la escala emocional durante la película".

Jesper Christensen añade: "Es un hombre horrible y no necesitaba esforzarme para que el público le odiara más. Pero sí necesitaba sacar otras características suyas, su lado humano y la racionalización que ha erigido alrededor de su pasado".

El actor y el director trabajaron varias escenas juntos, ensayando los diálogos. "Es un intérprete audaz, que no tiene miedo, dispuesto a todo", dice John Madden. "Tampoco quiso un doble en la película. Se empeñó, como Jessica, en hacer todas las escenas. Y en el resultado final, se nota".

"Durante el rodaje, aguantó durante horas, maniatado, en el piso franco", sigue diciendo. "Incluso estaba presente en escenas en que muchos otros actores habrían dicho: 'Bueno, aquí no me necesitan'. Lo peor fue que me disloqué el hombro ayudándole a levantarse del suelo".

"Para ser sincero, preferiría no hacer yo las escenas muy físicas porque ya no me recupero tan deprisa como antes", reconoce el actor, "pero es mi técnica, siempre he trabajado así".

Jesper Christensen también se centró en el hecho de que "cuando los tres agentes están encerrados en el piso franco con Vogel, es cada vez más difícil ignorar su lado humano. Antes no era más que un monstruo, alguien que hizo cosas horrendas. De pronto, está con ellos y deben ocuparse de alimentarle y asearle. Moralmente, hay mucho en juego: ¿cómo le tratarán?"

"La naturaleza de Vogel no tarda en aparecer. Les pone a prueba, se introduce en la conciencia de cada miembro del trío", explica el actor. "Para un intérprete, es un papel maravilloso".

Las dos semanas de intensos ensayos transcurrieron en los estudios Ealing, donde el diseñador de producción Jim Clay (ganador del Premio BAFTA por Hijos de los hombres) construyó el decorado del piso franco, situado en una manzana muy deteriorada de Berlín Este. El piso sigue al pie de la letra la descripción del guión con el fin de crear un ambiente genuinamente claustrofóbico en el que Jesper Christensen convive con los otros tres actores.

El rodaje se realizó en orden cronológico, empezando con las escenas del piso franco, durante tres semanas. Eso permitió a los actores conservar la tensión acumulada durante los ensayos entre el cautivo y los captores.

Sam Worthington dice. "Tuvimos la suerte de rodar cronológicamente, un auténtico lujo en un rodaje. Todo se hizo más tangible, especialmente por el decorado".

"Me recordó al teatro", dice Marton Csokas. "Ensayamos cada día en el decorado. Luego, cuando llegó el equipo, con el decorado iluminado, se hizo aún más claustrofóbico".

"Los últimos días de rodaje me entraron ganas de destruirlo todo", reconoce Sam Worthington. "Me pasó lo mismo que a mi personaje, ya no aguantaba más".

Jessica Chastain dice: "Tenía la esperanza de que Jesper no nos cayese bien. Incluso intenté evitarle, pero fue imposible, es demasiado encantador. Pensé que sería imposible rodar con él, me caía bien".

"Pero es un gran actor", sigue diciendo, "y en cuanto entrábamos en el decorado, le odiaba. No soportaba que estuviera ahí, atado al radiador. Solo quería salir de allí. Acabé cada día absolutamente agotada".

El diseñador de producción Jim Clay dice: "El piso franco se inspira en una serie de cuadros de Francis Bacon en los que plasmó los últimos y desesperados momentos de su amante. Los había visto en la Tate Gallery poco después de que John Madden me mandara el guión. Me pareció que tenían mucho que ver con Vogel: es un prisionero atado en una habitación, se enfrenta a la verdad y al abismo de la muerte. Intentamos recrear esa atmósfera en el decorado, con las paredes oscuras y enmarcando la solitaria figura de Vogel. El director de fotografía Ben Davis lo consiguió a la perfección".

"También intentamos dar un pasado al piso, dejando entender que había vivido momentos más felices y que quizá fue ocupado por estudiantes de Bellas Artes".

"Habría sido posible mudarse al piso", se maravilla el productor Kris Thykier. "No faltaba un detalle. Jim y su departamento pusieron el listón muy alto".

La autenticidad del piso franco se debe al uso de materiales reales: marcos de puertas y ventanas desvencijados, parqué y baldosas usadas, procedentes en su mayoría de edificios marcados para el derribo en Budapest y adquiridos durante viajes de localización. Jim Clay dice: "John Bush, el decorador, y yo buscamos detalles de este tipo y los enviamos a Londres".

"No hubo que pintar ni retocar estos elementos. El tiempo se había encargado de darles una pátina de realidad, casi imposible de recrear incluso para el mejor equipo," añade.

Después de Londres, el rodaje se trasladó a Budapest para las escenas exteriores de Berlín Este a mediados de los años sesenta. El equipo llegó a la ciudad al final de un invierno especialmente duro y pudo aprovechar el ambiente gélido y la humedad que lo inundaba todo, así como la clara luz invernal. Pero los rodajes nocturnos pusieron a prueba la resistencia de todos, actores y técnicos.

La mayoría de los decorados naturales estaban cerca de una zona céntrica, e incluían los exteriores del piso franco, la clínica de Vogel y una recreación de parte del Muro de Berlín. Jim Clay deja claro que "no se trata del Muro de Berlín icónico que todo el mundo conoce. Es un tramo hecho a partir de bloques de cemento, construido en los sesenta, que divide el barrio en el que está el piso franco".

La "estación fantasma" donde los agentes del Mossad se reúnen para sacar a Vogel de Alemania del Este es una estación de tren en Istvantelek, no lejos de Budapest. Los guionistas acabaron de escribir la secuencia solo después de haber visitado la estación para tener presente la estructura del decorado. "Habría que hacerlo más a menudo", dice John Madden. "Me refiero a terminar de escribir la escena después de haber visto dónde se rodará. Funcionó de maravilla".

Y añade: "Aunque intentar coordinar la llegada de un tren de verdad fue una auténtica pesadilla. Pero la amplitud de la estación añadía mucho a la escena y muy poco al presupuesto".

Seis semanas después, el equipo se desplazó a Tel Aviv, convirtiéndose en una de las escasas producciones internacionales autorizadas a rodar en Israel en los últimos años. El productor israelí Eitan Evan dice: "Además de ser productor, también me encargué de coordinar los servicios de producción en Israel".

Tel Aviv en los noventa debía contrastar fuertemente con Berlín Este en los sesenta. El director de fotografía Ben Davis se esforzó en mostrar la ciudad.

"John nunca dudó de que debíamos rodar en Tel Aviv", dice Kris Thykier. "La tremenda luz y el calor de Israel expone a los personajes, no pueden esconderse. La idea de oscuridad y claridad es una parte importante de la historia".

En Israel se rodó en el panorámico hotel Dan Acadia, al lado del Mediterráneo; la presentación del libro se filmó en Herzeliya, donde también estaba la oficina de producción, y en el aeropuerto internacional Ben Gurion.

Helen Mirren dice: "Tel Aviv es una ciudad extraordinaria, donde coexisten la historia y la modernidad".

"Israel ofrece una geografía y climas muy diversos; tiene una industria cinematográfica muy desarrollada y puede hacerse cargo de un rodaje de cualquier tamaño", dice el productor Eitan Evan.

Así lo demuestra el hecho de que fue posible cerrar los cuatro carriles de una importante calle de Tel Aviv durante dos días para rodar una escena crucial con especialistas. "Tardamos seis semanas en conseguirlo, pero al final todo el mundo estaba de acuerdo, incluso los vecinos", dice el productor israelí.

Una vez terminado el rodaje en Israel, el equipo regresó a Budapest para rodar las escenas ucranianas en Lipot, un imponente e intranquilizador hospital a las afueras de Budapest.

El productor Kris Thykier dice: "LA DEUDA cuenta con un increíble reparto que da vida a una historia de gran complejidad emocional que tendrá al público en ascuas mientras espera saber qué depara el destino a los protagonistas".

John Madden añade: "En este thriller la tensión nunca deja de crecer y la sensación de pánico es palpable".

"El título de la película tiene implicaciones históricas, políticas y personales", dice, para terminar. "LA DEUDA plantea preguntas que nos hacemos a diario: '¿Qué habría hecho en esa situación?' '¿Cómo me habría comportado?' '¿Qué precio debo o deberé pagar?'"