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  La mujer rubia  (La mujer sin cabeza)
  Dirigida por Lucrecia Martel
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Película dirigida y escrita por Lucrecia Martel (La Ciénaga, La niña santa).

Con un presupuesto de 1,7 euros, se rueda íntegramente en Salta (Argentina) durante 8 semanas.

Tras "La niña santa", esta es la segunda vez que El Deseo coproduce a Lucrecia Martel.

Coproducida por Argentina, España, Francia e Italia y está protagonizada por María Onetto, Claudia Cantero, Inés Efrón, César Bordón, Guillermo Arengo, Daniel Genoud y María Vaner.


Notas de la directora Lucrecia Martel
Lo mejor de viajar por tierra es no dormir y escuchar:
-Pocas veces tengo pesadillas, pero cuando las tengo, el argumento, en líneas generales, es que mate a alguien. En mis pesadillas soy una asesina, y me despierto llorando porque ya no creo en Dios, que podría ser el único que me reconforte con su piedad. El único que yo respete. Entonces me seco las lagrimas y siento que soy buena, que todo ha sido un sueño y que jamás mataría a alguien.

Una vez soñé que mataba con un palo a un hombre. Me deshacía del cuerpo pero no podía deshacerme de la cabeza. Estaba apurada tenía que ir a trabajar, entonces metí la cabeza del hombre en un anaquel de la cocina. Cuando volviera del trabajo me ocuparía de eso. Al regresar a la noche había una nota de mi padre sobre la mesa, era esa época en que mi padre venía por asuntos de trabajo a la ciudad y se volvía en el avión de la noche. La nota decía: "Te arreglé el estante de la cocina. Un beso. Papi".

Efectivamente el anaquel de la cocina tenía ahora un falso fondo, detrás y bien tapada estaba la cabeza del hombre muerto. Me desperté llorando, qué familia tan buena tenía, qué incondicional era su amor, qué ganas de llamar a todos mis hermanos por teléfono, a mis padres, qué ganas de visitarlos. Tendrías que conocerlos.

Ayer volví a soñar. Salía de visitar a mi abuela y al buscar las llaves del auto en la cartera me encuentro con una mano negra. De piel oscura. Me doy cuenta que he matado a una mujer negra. Las llaves que hay en mi cartera no son las del auto son las llaves de un departamento hacia donde estoy yendo, sé que ahí esta el cuerpo. Me desperté llorando a gritos.

-De quién era la mano?
-Supongo que de la mucama, pobre.
-y nunca lloras por la gente que has matado?
-Es que apenas los conozco.

Esta película se ha construido en el vapor de esta conversación.