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  La trampa del mal  (Devil)
  Dirigida por John Erick Dowdle
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La trampa del mal es la primera entrega de The Night Chronicles (Las crónicas de la noche), una serie de historias de terror concebidas por M. NIGHT SHYAMALAN (El sexto sentido, Señales), que lleva a la gran pantalla con la ayuda de prometedores cineastas. M. Night Shyamalan, a través de talentosos guionistas y realizadores, ha encontrado la forma de asustarnos a todos.

La trampa del mal está dirigida por JOHN ERICK DOWDLE (Cuarente-na/Quarantine, The Poughkeepsie Tapes) a partir de un guión de BRIAN NELSON (Hard Candy, 30 días de oscuridad) y de una historia de M. Night Shyamalan.

Encabeza el reparto del thriller el actor CHRIS MESSINA (Julie y Julia, Vicky Cristina Barcelona), LOGAN MARSHALL-GREEN (Los amos de Brooklyn, Across the Universe), GEOFFREY AREND (500 días juntos, la serie "Trust Me"), BOJANA NOVAKOVIC (Arrástrame al infierno, Al límite), JENNY O’HARA (Mystic River, Los impostores), BOKEEM WOODBINE (El último centinela, Three Bullets) y JACOB VARGAS (Death Race: la carrera de la muerte, Jarhead/El infierno espera).

Los productores son M. NIGHT SHYAMALAN y SAM MERCER (Señales, El protegido), y la producción ejecutiva corre a cargo de DREW DOWDLE (Cuarentena/Quarantine, The Poughkeepsie Tape) y TRISH HOFMANN (Las ruinas, El nuevo mundo).

El equipo técnico incluye al director de fotografía TAK FUJIMOTO (El sexto sentido, El silencio de los corderos), el diseñador de producción MARTIN WHIST (Monstruoso, Ases calientes/Smokin’ Aces), el montador ELLIOT GREENBERG (Cuarentena/Quarantine, Hermandad de sangre), la diseñadora de vestuario ERIN BENACH (Half Nelson, Sugar) y el compositor FERNANDO VELÁZQUEZ (El orfanato, Eskalofrío).


Capítulo uno: El principio de "The Night Chronicles/Las crónicas de la noche"
"Todos creemos un poco en él. Incluso hombres como tú que lo niegan" - Ramírez

Con el paso de los años, el exitoso cineasta M. Night Shyamalan ha escrito muchas ideas para historias que imaginaba convertidas en películas. Y según iba llenando páginas de cuadernos, sabía que nunca podría transformar todos los tratamientos en guiones y dirigirlos él mismo. "A pesar de saber que no dirigiría todas esas películas, invertí mucho cariño en cada una", dice. "Al final decidí escoger algunas y hacer una serie de películas para directores y actores prometedores".

Shyamalan se unió a su productor habitual, Sam Mercer, de la empresa Media Rights Capital (MRC), para producir The Night Chronicles/Las crónicas de la noche, una serie de películas basada en sus ideas. La trampa del mal sería la primera. Shyamalan sigue diciendo: "La trampa del mal es la típica película que da miedo de verdad. Era la historia que tenía más presente cuando decidimos crear The Night Chronicles/Las crónicas de la noche".

Al preguntarle qué le empujó a ofrecer ideas suyas para que otros artistas les dieran vida, M. Night Shyamalan ríe abiertamente: "Podría tomarse como un gesto benéfico, pero no lo es para nada. Necesito sentirme inspirado, motivado, unido al público, y me gusta trabajar con jóvenes conectados a las pulsaciones actuales. Es genial ser parte de algo vivo, arriesgarme, y notar que me lanzan retos; todo eso me entusiasma".

La idea de M. Night Shyamalan para la película era ver qué pasaría si el diablo manipulase y atrapase a un grupo de personas en el mismo sitio y las castigase de forma sistemática por lo que han hecho mal en su vida. El cineasta quería explorar el demonio que todos llevamos dentro y de qué forma pone a prueba a las personas antes de mostrarse.

La cabina de un ascensor le pareció un buen decorado para juntar a los cinco malditos, y lo explica así: "Normalmente, en un ascensor nadie mira a nadie. Las puertas se abren y la gente sale. Pero si uno se queda atrapado en un espacio tan reducido, no queda más remedio que mirar a los demás y preguntarse ‘¿Con quién estoy?’ Y en el momento en que pasa algo desagradable, todas las caras se vuelven amenazantes".

El productor Sam Mercer se sintió atraído por La trampa del mal porque le pareció "una historia que no es ajena al espectador. Todos podemos entrar en un ascensor, quedarnos atrapados con cinco personas durante seis horas y pasar por una experiencia traumática".

"Una de las peores pesadillas es quedarse atrapado en algún sitio", sigue diciendo. "Si se piensa detenidamente dónde no querríamos quedarnos atrapados, sería en un ascensor entre el piso 21 y 22. Las luces se apagan, pero el hilo musical sigue. Es un caos, empieza a haber muertos, es aterrador. De eso va la película: toca nuestros peores miedos".

M. Night Shyamalan explica que su interés por crear esta serie parte de un modelo muy admirado por él: "Intento emular las historias de Agatha Christie. Quiero ofrecer al público muchas historias escritas por mí que hablan de una época de mi vida o de algo en lo que creo. The Night Chronicles/Las crónicas de la noche me han dado esta oportunidad".


El foco de la sospecha: El desarrollo de La trampa del mal
Para M. Night Shyamalan, encontrar al guionista y al director idóneos para La trampa del mal se convirtió en una auténtica educación cinematográfica. Empezó a buscar y descubrió una fuente inagotable de talento. Dice: "Tuve la oportunidad de ver unas películas de terror increíbles, aún sin estrenar, y de hablar con los cineastas para saber lo que pensaban".

Una vez establecida la serie, M. Night Shyamalan empezó a buscar al guionista capaz de escribir el guión a partir de la premisa que él había anotado en un cuaderno: cinco desconocidos se quedan atrapados en un ascensor en Filadelfia. Por desgracia para cuatro de ellos, el quinto es el mismísimo Diablo. Con una idea tan sencilla como escalofriante, era necesario encontrar un escritor con la capacidad de plasmarla y precisarla.

Fue cuando habló con Brian Nelson, el autor del guión de la provocadora Hard Candy, dirigida por David Slade, la película que ayudó a lanzar la carrera de una joven actriz llamada Ellen Page. "Me gustó mucho el guión de Hard Candy", dice M. Night Shyamalan. "Era brillante, por eso contraté a Brian Nelson. Y transformó un tratamiento de 14 páginas en un guión genial".

Una vez escrito el guión, M. Night Shyamalan y Sam Mercer, los dos productores, empezaron a buscar a un realizador. En cuanto se corrió la voz, la productora se vio inundada de peticiones.

M. Night Shyamalan recuerda cómo escogieron a los hermanos John Erick y Drew Dowdle para el proyecto: "Me mandaron una película realmente inquietante llamada The Poughkeepsie Tapes, la primera que vi en mi nueva casa. Fue una gran equivocación, porque pasé un miedo horrible. Me gustó mucho la realización y pensé que eran dos directores asombrosos. Rodaban otra película y rogué a Screen Gems que me mandaran Cuarentena/Quarantine antes de que se estrenara".

El cineasta se quedó asombrado por el nivel de terror que los hermanos eran capaces de crear. Contada desde el punto de vista de un equipo de televisión encerrado en un piso de Los Ángeles cuyos inquilinos han contraído una terrible enfermedad contagiosa, la película no tardó en formar parte de lo mejor del género de terror.

"Cuarentena/Quarantine me apasionó, y viendo esta película y la anterior, pensé que los hermanos Dowdle tenían la perspectiva idónea para La trampa del mal", explica M. Night Shyamalan. "Son unos chicos realmente simpáticos, tienen un gran sentido del humor y son inteligentes". Sonríe, antes de añadir: "Están lo bastante locos y perturbados como para rodar esta película. Cuando acabó la proyección, pensé: ‘¡Deben ser ellos!’"

Dejar la silla de director, en la que se sentó para rodar éxitos de la talla de El sexto sentido, El protegido y Señales, fue más fácil y más difícil de lo que pensaba M. Night Shyamalan. "Estoy acostumbrado a ser el único que decide, y me vino bien dejar las riendas", dice. "Fue mucho más fácil porque confiaba plenamente en los realizadores que habíamos contratado, y lo pasé bien porque aprendí mucho".

John y Drew Dowdle participaron en todo el proceso, en el casting y la filmación. John Dowdle dice, hablando de su productor: "Night es asombroso, inteligente, entusiasta y nos dejó hacer lo que quisiéramos, fue un placer. Night es ante todo realizador, y nos dio la libertad que cualquier director sueña tener. Nos permitió ser creativos, locos, nos animó a pasarlo bien. Y lo mejor de todo es que la historia era perfecta para nosotros. Al igual que nuestras películas anteriores, tenía muchos elementos realistas".

Drew Dowdle estaba encantado con el reto que ofrecía la historia al cambiar constantemente "el foco de la sospecha" de un ocupante a otro en el ascensor. El público nunca sabe hasta la revelación final quién es el Diablo. "No suele ocurrir que el productor te pida que seas más artístico y eleves el nivel intelectual de la película", explica. "Nos ha obligado a sacar lo mejor de nosotros en cada detalle y nos ha ofrecido el mayor nivel de producción que hemos tenido hasta ahora".

Ambos productores estaban de acuerdo en que los hermanos Dowdle debían ser conscientes de que nadie iba a decirles qué hacer en cada momento. M. Night Shyamalan dice: "Sinceramente, les considero mis iguales. Si teníamos opiniones diferentes, hablábamos. No quería imponer mis ideas. También deseaba aprender algo nuevo".

Resume su experiencia con las siguientes palabras: "Trabajar con los Dowdle ha sido una inspiración. Su visión y creatividad no han dejado de impresionarme durante el desarrollo del proyecto y el casting. Juntos buscamos un grupo de talentosos actores, las estrellas de mañana".


Un encuentro con el diablo: El reparto del thriller sobrenatural
El núcleo del reparto de La trampa del mal está compuesto por cinco personajes atrapados en un ascensor, un agente de policía muy preocupado y dos guardias de seguridad que intentan sacarlos de su cárcel unas horas después de que un suicidio haya abierto el camino al Diablo.

Los hermanos Dowdle querían encontrar a los actores perfectos. John Dowdle dice: "Buscamos por todas partes. Los cinco personajes del ascensor deben funcionar como un grupo, por lo que era importante encontrar a cinco personas muy diferentes para aportar una energía única. Somos conscientes de que los cinco actores tienen un estilo de interpretación muy diferente y una forma de entender su profesión también muy diferente".

Pero el casting no fue tarea fácil. Los papeles están muy entrelazados, y los cineastas veían a cada personaje como una pieza dentro de un conjunto. Además, preferían caras nuevas para que el público no los asociara con papeles anteriores. Vieron a centenares de actores y se quedaron con ocho.

M. Night Shyamalan resume la importancia del casting: "La trampa del mal representa la quintaesencia del reparto coral porque gira alrededor de cinco personajes que intentan descubrir cuál de los cinco es el responsable. Por lo tanto, los cinco deben tener la capacidad de hacerse con el protagonismo y a, la vez, morir en cualquier momento. Los tres personajes fuera del ascensor también deben ser profundamente convincentes. Los ocho actores escogidos están muy equilibrados en cuanto a su calidad de interpretación y su a presencia en pantalla, hasta el punto de que todos pueden ser futuras estrellas".

Los personajes atrapados en el ascensor son:

El comercial (Geoffrey Arend): Seguro de sí mismo, chulo, convencido de que es capaz de vender cualquier cosa a cualquiera, sarcástico. Por desgracia para él, tiene algunos secretos nada bonitos.

La mujer mayor (Jenny O’Hara): Cansada de desconfiar del mundo, expresa su racismo sin tapujos. Pero debajo de un caparazón de mezquindad se esconde una voluntad de hierro.

El mecánico (Logan Marshall-Green): Físicamente fuerte, acostumbrado a trabajar duro, pero empieza a estar harto. No entiende por qué el mundo siempre se la juega cuando intenta poner orden en su vida. Mientras tenga la oportunidad de redimirse, seguirá esforzándose.

La mujer joven(Bojana Novakovic): Una esposa joven y esbelta, un "trofeo". Está amargada porque su ingenio mordaz, su inteligencia y belleza no han conseguido más que un matrimonio con un director general que no la respeta. Pero no deja que nadie se meta con ella y está decidida a descubrir qué pasa.

El guardia de seguridad (Bokeem Woodbine): Delgado, pero debajo del uniforme sólo hay músculo. Divorciado, con hijos, trabaja como guardia de seguridad porque es el único lugar donde tiene autoridad.

Los tres personajes principales que intentan bajar el ascensor y liberar a sus ocupantes son:

Bowden, detective de Homicidios (Chris Messina): Seguro y responsable, es el perfecto profesional. Los demonios de su pasado y el sentirse responsable de todas las muertes que ocurren a su alrededor le llevaron a beber demasiado. Lleva seis meses sin tocar el alcohol, pero no consigue olvidar la brutal muerte de su familia.

Ramírez, un guardia de seguridad (Jacob Vargas): Un ferviente católico recién llegado de su país. Es supersticioso y el primero en darse cuenta de que hay algo demoníaco en lo que está pasando en el edificio. Intenta convencer a los demás de que las imágenes de las cámaras de seguridad no son de este mundo.

Lustig, un guardia de seguridad (MATT CRAVEN): Ex miembro de la Marina, fuerte y grande. Trabajar de guardia de seguridad en un edificio es fácil para él. Sólo quiere unos años tranquilos hasta que pueda jubilarse.

El director John Dowdle habla de los tres actores que interpretan a los personajes del ascensor: "Bokeem brilla, es único, nos pareció perfecto para encarnar al guardia. En cuanto al mecánico, todos los que hacían la prueba le interpretaban con ira y agresividad. Llegó Logan Marshall-Green y casi susurraba; nos sorprendió y supimos que era él. En cuanto al personaje de Geoffrey, queríamos un toque de humor. Y no hay más que verle en Supermaderos para saber que es divertido".

Para las dos mujeres que se quedan atrapadas con el mecánico, el comercial y el guardia de seguridad, los cineastas se inclinaron por la joven actriz australiana Bojana Novakovic, que llamó la atención en Arrástrame al infierno, y por la veterana Jenny O’Hara. "Es un placer mirar a Bojana", dice John Dowdle. "Es una actriz genial, intensa, aporta mucha emoción al papel. Su mirada lo dice todo, su presencia es portentosa aunque hable muy poco en la película. Trabajar con Jenny O’Hara fue un placer. Es una actriz maravillosa".

Escogieron a Chris Messina para el papel del detective Bowden, el policía delegado para solucionar la crisis. Gran parte de la película se ve desde su punto de vista en la oficina de seguridad, mientras contempla lo que pasa en la cabina a través de los monitores de seguridad. Bowden ve a los cinco ocupantes, pero no les oye, y a ellos les pasa lo contrario; le oyen, pero no le ven.

El prometedor actor ya ha trabajado con realizadores de la talla de Woody Allen y Nora Ephron. M. Night Shyamalan recuerda: "Chris hizo una prueba maravillosa y todos pensamos: ‘Este tío es asombroso’. Le había visto en Vicky Cristina Barcelona y en Julie y Julia. Al sentarme a su lado, pensé: ‘Es un protagonista nato’".

Los guardias de seguridad Ramírez y Lustig, interpretados por Jacob Vargas y Matt Craven, respectivamente, están en el edificio con Chris Messina. El director John Dowdle dice: "Chris, Jacob y Matt funcionaban a la perfección juntos. Estaban tan cohesionados que, en la mayoría de los casos, lo mejor que podía hacer como realizador era no entrar en la sala de seguridad. Los tres son muy diferentes, pero se metieron en la piel de su personaje".


Un espacio reducido y superficies reflectantes: El diseño de La trampa del mal
El rodaje de La trampa del mal empezó en otoño de 2009 en el plató 4 de los estudios Pinewood de Toronto. El plató era idóneo para construir decorados absolutamente fieles a los descritos en el guión. John Dowdle explica: "Hay cinco personajes encerrados en un ascensor, y una de las reglas básicas del cine es que cuanto más reducido sea el espacio, más difícil será el rodaje".

¿Una película de M. Night Shyamalan y no se rueda en Filadelfia? Eso necesita una explicación. "Toronto significa mucho para mí porque es donde se vio mi primera película. Tenía 21 años y había hecho una película muy barata en India. La presenté al Festival de Toronto y la aceptaron. Recuerdo volar a Toronto y pensar que era la mejor ciudad del mundo. Volver aquí para rodar la primera entrega de The Night Chronicles/Las crónicas de la noche es poético".

El diseño del ascensor era delicado ya que gran parte del thriller transcurre en este espacio reducido. El decorado no sólo debía ser realista, también debía ofrecer al público una zona donde proyectar sus peores miedos. Los hermanos Dowdle reconocen el mérito de Martin Whist, diseñador de producción de Monstruoso, y de su equipo a la hora de conseguir el equilibrio perfecto. También era importante dar a cada personaje una escena clave dentro del ascensor para contar la historia de La trampa del mal desde su perspectiva.

John Dowdle dice: "El ascensor era un decorado totalmente desmontable. Podíamos retirar la pared derecha o izquierda, podíamos quitar o alzar el techo. Los espejos podían moverse de forma que no nos reflejaran o reflejaran a alguien en concreto. Era lo más parecido a un gigantesco juego de construcción".

Drew Dowdle explica la importancia de crear un espacio que comunicara una sensación de pánico a los espectadores: "Es crítico que la sensación claustrofóbica crezca a medida que progresa la historia, por eso queríamos un ascensor pequeño, pero realista. Las dimensiones se calcularon para acoplar a los personajes. Por ejemplo, el mecánico alza la mano y aparta el panel del techo en un momento crítico. El ascensor fue diseñado para su altura, para que alcanzara el techo. Del mismo modo, cuando el comercial está tumbado en el suelo, era importante que tocara las paredes de cada lado".

Otro detalle interesante del diseño fue construir el ascensor hacia dentro, en profundidad, en vez de a lo ancho. Así, cuanto más se apartan de la puerta los personajes, más enterrados vivos se sienten (al igual que el público). John Dowdle añade: "Créanme, uno se siente realmente mal ahí al fondo".

La película tiene pocos decorados, pero debían ser impecables, sobre todo el ascensor y la sala de control. El productor Sam Mercer dice: "Son decorados engañosos, parecen simples. El ascensor debía ser familiar y, al mismo tiempo, lo bastante sombrío como para dar miedo. Pero tampoco queríamos ‘sobrediseñarlo’ porque distraería. Luego está la perspectiva del personaje de Chris Messina desde la sala de control".

"Fue todo un reto crear esta puesta en escena, decidir dónde colocar la cámara y cuáles debían ser los planos en común", explica Sam Mercer. "Se trataba de mostrar la posibilidad de quedarse atrapado, de pasarlo realmente mal, sin tomas que parecieran muy complicadas".

Por suerte para los cineastas, los actores eran casi tan adaptables como los decorados. Antes del rodaje, los hermanos Dowdle pidieron a los actores que entraran en el ascensor para comprobar si el vestuario, el estilo de los peinados y el maquillaje escogidos por la diseñadora de vestuario Erin Benach, la estilista KAROLA DIRNBERGER y la maquilladora CHRISTINE HART encajaban a la perfección con el decorado. Drew Dowdle explica: "Queríamos estar seguros de que la cohesión fuera total. Pero, a la vez, nada debía fundirse totalmente en las paredes ni tampoco resaltar demasiado".

Para garantizar una creciente sensación de terror, cada vez que se rodaba en el ascensor, y aunque la cámara sólo enfocara a un actor, los cinco estaban dentro para que se sintiera su presencia. A pesar de la incomodidad, estaban más que dispuestos a trabajar continuamente en un espacio tan reducido, y eso se nota en su interpretación.

Incluso Chris Messina, que nunca está en el ascensor, acudía al plató cada vez que se rodaba en el ascensor. Explica el porqué: "Los que están atrapados en el ascensor pueden oírme hablar desde la sala de control, y los hermanos Dowdle pensaron, con razón, que añadiría realismo a las escenas si yo estaba allí para leer los diálogos. Así, cuando nos rodaban a nosotros, la mayoría del tiempo en la sala de control, actuábamos con las escenas rodadas previamente en el ascensor. Es muy inmediato y realista".

Drew Dowdle añade: "Cuando uno de los ocupantes muere, el espacio del suelo se reduce y la sensación de que las paredes se acercan es aún más patente. El espacio es pequeño desde el principio, pero se reduce a medida que avanza la historia".

El legendario director de fotografía Tak Fujimoto, que colabora por cuarta vez con M. Night Shyamalan, pidió a los miembros del equipo de cámara que se pusieran batas blancas de laboratorio para reflejar la luz. Era extraño verlos en el plató, pero John Dowdle dice: "Si el equipo hubiese vestido de negro, los espejos del ascensor habrían chupado la luz. Las batas blancas mejoraban la dureza de la luz, reflejándola e iluminando a los actores, sin distraerlos ni influir en la atmósfera de la escena".

Drew Dowdle describe lo que significa trabajar con un director de fotografía de la categoría de Tak Fujimoto: "Es asombroso. Es un sueño hecho realidad haber trabajado con un director de fotografía con tantas películas legendarias en su haber y que ha conseguido que esta sea mucho mejor de lo que yo mismo esperaba".

Los espectadores de La trampa del mal deben estar preparados para montarse en una montaña rusa y ver una historia absorbente acerca de cómo debemos responsabilizarnos de nuestros actos. Parte del equipo técnico prefirió no leer el final del guión hasta el último momento, aunque se cruzaran con perfectas réplicas de los cuerpos de los actores realizadas por ROBERT HALL, de Almost Human, que se ocupó de los efectos de maquillaje. No hace falta decir que la mayoría del equipo evitaba por todos los medios subir a un ascensor, por si acaso