Desde una chabola del Pozo del Tío Raimundo, aquella barriada construida vertiginosamente en los años 50 con "casas" de barro y lata que crecían como "flores de luna" levantadas durante la noche, el "cura rojo" Padre Llanos insufló a los inmigrantes su ilusión utópica en busca de la justicia y libertad. Días y años de solidaridad, de rebeldía y de forjarse una nueva identidad soñando con la creencia de que, desde el barrio, se podía cambiar el mundo. ¿Cómo estas gentes tomaron conciencia de su situación y con su fuerza y cohesión como grupo humano emprendieron la transformación?.
Sinopsis larga
Cuando la gente ve hoy en día a los inmigrantes que vienen de fuera tiende a olvidar lo cerca que hemos tenido la pobreza. Es incapaz de recordar nuestra propia inmigración interna: la andaluza, manchega, extremeña, etc. Ya no se recuerdan aquellas imágenes de la posguerra: el frío, el hambre, el miedo. A los vecinos madrileños, del legendario barrio del Pozo del Tío Raimundo, barriada construida vertiginosamente en los años 50 y 60 con "casas" de barro y lata que crecían como "flores de luna" levantadas durante la noche a hurtadillas de la policía, no se les va a olvidar nunca. Como tampoco se les olvidará jamás a aquellos otros inmigrantes que llegaron a los barrios de La Mina, Somorrostro, Torre Baró, Campo de la Bota, Poble Nou y Hospitalet, entre otros, en Barcelona o a los de Recaldeberri y Errekalear en Bilbao o a los de Orcasitas, Palomeras, San Blas, Fuencarral, del Cerro del Tío Pío o Doña Carlota en Madrid o a los de la Coma y del Cristo en Valencia y cuyas historias podrían ser el vivo reflejo de la historia que nos ocupa.
Días de explotación y represión; días de chabolas y calles de barro; días de lucha por llevar agua y luz eléctrica a las "casas". De pavimentar las aceras y conseguir viviendas dignas. De creación de escuelas, dispensarios médicos, cooperativas y asociaciones de vecinos. Pero, sobretodo, días y años de solidaridad, de rebeldía, de forjarse una nueva identidad y soñar con la creencia de que, desde el barrio, se podía cambiar el mundo.
Los años 60 fueron los años de la utopía y de la gran aventura de la ilusión de vivir una sociedad nueva. Tiempos difíciles y más para este tipo de barrios que nacían con el estigma de estar mal vistos por las clases dirigentes. La llegada del Padre Llanos a finales de 1955 al Pozo, carente de las necesidades más elementales, transforma su existencia, empezando a liderar a todos sus vecinos, en la mayoría ex-campesinos analfabetos, en la lucha por conseguir una vida mejor. Desde la chabola, encabeza valientemente el movimiento de los curas obreros y su opción por los pobres oponiéndose a la opresión de la dictadura y desafiando las directrices de la Iglesia. El cura Llanos, abandona su vida burguesa y su pasado de cruzada, dando cobijo en su pequeña chabola iglesia a los sindicatos obreros en la clandestinidad y, entre las paredes de su creación más celebrada - el Común de los Trabajadores - se gesta la ideología de varios partidos de la izquierda revolucionaria. ¿Cómo un hombre puede cambiar de ideas y pasar de capellán ultraderechista a cura rojo debido al contacto con los hombres, el pueblo y la miseria? ¿Cómo estas gentes tomaron conciencia de su situación y con su fuerza y cohesión como grupo humano emprendieron la transformación?.