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  La víctima perfecta  (The resident)
  Dirigida por Antti J. Jokinen
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Una joven doctora, encarnada por la ganadora de dos Premios de la Academia, Hillary Swank, se instala en un cómodo apartamento de la gran ciudad. Pronto descubre que no está sola en su lujoso apartamento y que es víctima de un obseso que la asedia…


Sinopsis larga
LA VÍCTIMA PERFECTA, de Hammer Films, es un ‘thriller’ psicológico protagonizado por la actriz ganadora del Oscar® en dos ocasiones Hilary Swank, Jeffrey Dean Morgan, Lee Pace y el legendario Christopher Lee, en su primera producción de Hammer en más de 30 años.

LA VÍCTIMA PERFECTA es un historia original escrita por el director de la película, Antti J. Jokinen, junto a Robert Orr (‘Underworld: La rebelión de los licántropos’), la fotografía corre a cargo del ganador del Oscar® Guillermo Navarro (‘El laberinto del fauno’) y el diseño de vestuario de Ann Roth, otra reciente ganadora del Oscar® por su trabajo en ‘El paciente inglés’. LA VÍCTIMA PERFECTA cuenta con una banda sonora compuesta por John Ottman (‘Valkiria’, ‘Sospechosos habituales’).

Simon Oakes produce la película para Hammer Films, con Guy East, Cary Brokaw y Tobin Armbrust. Por parte de Exclusive Films, Nigel Sinclair y Alex Brunner ejercen de productores ejecutivos, junto a Tom Lassally, de 3 Arts Entertainment, Renny Harlin y Hilary Swank. Vicki Dee Rock y Jillian Longnecker hacen las veces de coproductores.

La historia de LA VÍCTIMA PERFECTA se inspira en el hecho de que, cada año, hay un buen número de mujeres solteras que se mudan a un apartamento por primera vez. No tienen ni la más remota idea de quién vivía en ese apartamento antes de que entraran ellas a vivir en él, ni conocen a sus caseros y tampoco se molestan en cambiar las cerraduras. Esta es la historia de una de esas mujeres...

Hilary Swank interpreta a la Dra. Juliet Devereau, una joven cirujana de urgencias que acaba de quedarse soltera. Tras separarse de su marido, se siente vulnerable, pero se esfuerza por presentar una fachada de seguridad y confianza. Armándose de valor, su primera tarea entre sus turnos de trabajo en el hospital es encontrar un nuevo apartamento al que poder mudarse con su limitado presupuesto. Cuando su agente inmobiliario local de Brooklyn le muestra una serie de posibilidades minúsculas y nada satisfactorias, Juliet queda abatida y convencida de que no podrá encontrar jamás nada remotamente agradable.

Después de otro día de búsqueda infructuosa de apartamento, Juliet se detiene ante un enorme edificio antiguo, con la puerta principal ligeramente entreabierta y, en el suelo, un letrero escrito a mano ‘SE ALQUILA APARTAMENTO EN LA 6ª PLANTA’. Al subir las imponentes escaleras de caracol del apartamento, Juliet se encuentra con Max (Jeffrey Dean Morgan), un atractivo hombre que está puliendo los suelos de madera clásicos.

El apartamento es todo lo que Juliet habría podido soñar, techos altos, muchas habitaciones y una vista de morirse. Max la informa del precio del alquiler, que entra sin problemas dentro de su presupuesto, y sobre la marcha se queda el apartamento encantada, sin acabar de creerse su increíble golpe de suerte.

Max es un tipo apuesto, aunque algo tímido, que parece el casero perfecto, y ayuda a Juliet a trasladar sus escasas posesiones al apartamento. Juliet, en su nueva condición de soltera, se siente atraída por Max y, para agradecerle toda su ayuda, lo invita a una agradable cena para dos en su nuevo apartamento.

Durante su cena, parece que empieza a tomar forma una relación entre Juliet y Max, lo que lleva a un momento de intimidad. Sin embargo, a Juliet le entran dudas y piensa que quizá una relación de ese tipo con su casero, con la ruptura de su matrimonio todavía tan reciente, no es lo más adecuado, así que se echa atrás, dejando a Max desilusionado y confuso.

El abuelo de Max, August (Christopher Lee), vive en la misma planta de Juliet y observa las frecuentes interacciones entre Max y su nueva inquilina. August es un anciano de salud delicada y necesita continua atención médica, que Max se ha acostumbrado a prestarle de manera más que aceptable. August desaprueba la conducta de su vulnerable nieto y no duda en hacerle saber su opinión sobre la relación que está surgiendo con Juliet, lo que frustra aún más a Max.

A lo largo de las semanas, una serie de misteriosos incidentes asustan a Juliet y la llevan a la sumamente improbable conclusión de que no está sola en su apartamento. Parece haber extrañas sombras, ruidos que no es capaz de identificar, pero descarta esas ideas y llega a la conclusión de que se trata de algo normal al empezar a vivir en un sitio nuevo, más aún al hacerlo sola. Sin que ella lo sepa, sin embargo, descubrimos toda una maraña de pasadizos secretos tras las paredes de su apartamento, creados por su casero, que no solo permiten a Max espiar a Juliet, sino también acceder a su apartamento siempre que quiera. La creciente obsesión de Max por Juliet lo vuelve, por tanto, peligrosamente incontrolado y cada vez más impulsivo en su deseo de no perderse un detalle de lo que ella hace.

Juliet está cada vez más convencida de que no todo es como debería ser y, cuando los sucesos sin explicación aparente empiezan a convertirse en algo habitual, decide contratar a un técnico para que instale cámaras de seguridad por todo el apartamento, aunque no acaba de estar muy segura de qué podrán captar.

Entretanto, dado que todavía alberga sentimientos bastante fuertes por su ex marido, Jack (Lee Pace), Juliet lo invita a su apartamento; durante la cena reavivan su relación con una noche de pasión, que vuelve loco de celos a Max, mientras observa cómo se desarrollan los acontecimientos desde su escondite, a través de una mirilla en la pared.

Días después, Juliet invita nuevamente a su ex marido a su casa y Jack, tan atento como siempre, llega pronto al apartamento para prepararle la comida. Sabemos que Max está dentro y solo. Jack encuentra en la cocina una puerta entreabierta con la que no está familiarizado y, al abrirla, se topa con Max, que lo persigue por el laberinto de pasadizos secretos. Max asesina brutalmente a Jack y se sume rápidamente en un estado mental peligrosamente psicótico.

Cuando Juliet empieza a sospechar que Jack ha pasado por el apartamento y está ahora desaparecido, decide echar un vistazo a las grabaciones de sus cámaras ocultas en busca de alguna pista, y descubre lo que ha hecho Max. Al darse la vuelta, se encuentra cara a cara con Max, que llevaba desde que llegó ella escondido en secreto en su apartamento. Ahora, Juliet deberá librar una desesperada lucha por salvar su vida, en una casa convertida de repente en su prisión, en un final apasionantemente intenso y dramático, al clásico estilo de Hammer.