El Padre Amaro resume en su persona pasiones contradictorias. Desea cumplir el compromiso que la Iglesia tiene con la gente más necesitada, pero no quiere desobedecer las disposiciones de la Diócesis. También intenta preservar su relación con la joven Amelia sin que esto afecte a su carrera. Amelia es un claro ejemplo de la confusión entre amor divino y amor carnal, facilitada por la mística católica. Otro cura, el Padre Benito, acepta limosnas del narcotráfico para utilizarlas en obras de caridad y ama a la Sanjuanera, madre de Amelia. El Padre Natalio sabe que debe obediencia antes a su comunidad que a la autoridad eclesiástica y organiza una guerrilla en la sierra. La vieja Dionisia, beata y exorcista, vive su locura a través de la religión y será la confidente del Padre Amaro cuando éste se encuentre ante un terrible dilema.