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  Háblame de la lluvia  (Parlez-moi de la pluie)
  Dirigida por Agnès Jaoui
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Entrevista con Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri

P: Háblame de la lluvia es su tercera película. ¿la abordó usted de manera diferente a las dos primeras?

A.J.: Sí y no. Quizás estuve más relajada. Con la experiencia, uno comprende que nada es definitivo, que puedes volver a hacer las cosas -de manera diferente- y que cada decisión es menos importante que lo que tu creías. Y estuve rodeada por gente con la que ya he trabajado; un equipo de primera clase y en los que confiaba. Pienso que también he avanzado en el modo que consigo lo que quiero de los actores. Ellos son muy diferentes, unos son muy experimentados, y otros no tanto o nada, pero todos estábamos en la misma onda, todos hacíamos la misma película, y fue un verdadero placer.


P: A usted le gustan mucho los planos-secuencias...

A.J.: ¡Tengo un complejo con el corte, como con las matemáticas! Hago tantos planos secuencias como me es posible, porque no me gustan las películas muy editadas. Me gusta ver a todo el mundo en el mismo plano, como en el teatro. Mas que mostrar la emoción en primeros planos, prefiero hacerla surgir dentro del plano-secuencia, que no sintamos la presencia de la cámara y que al mismo tiempo siga siendo cine.
Es por eso que escogimos el Scope, que es un formato que adoro, y al que no renuncio porque para mí representa el símbolo mismo del cine.


P: Y el trabajo con su cómplice de siempre: el ingeniero del sonido Jean Pierre Duret?

A.J.: Jean Pierre Duret es un artista, que hace documentales soberbios. Tiene la misma concepción del sonido que yo: le gusta el grano, los defectos… Tenemos la misma sensibilidad de oído. Valoro mucho la sencillez de sonido, podríamos casi mezclar mis películas en mono. Son también irreemplazables Antoine Garceau, Jackie Reynal.


P: Con esta película, tengo la impresión de que ustedes amplían su registro: son, a la vez, abiertamente más divertidos y más sentimentales en su manera de abordar el amor entre los personajes

A.J.: Más divertidos, fue planificado así desde la escritura del guión. “Como una imagen” era una película más bien sombría y teníamos ganas de volver a la comedia. En cuanto al lado más sentimental, esto escapa, sin duda, a nuestro control, posiblemente porque esto nos viene de los actores.

J.P.B.:Posiblemente es por el tema que elegimos, y que nos hizo concentrarnos más en las relaciones personales entre la gente, mas que en su posición social, lo que hacen en la vida, las situaciones de poder. En "Hablame de la Lluvia", los lazos entre los personajes son esencialmente amistosos o familiares, de proximidad. Digo, cada grupo implica relaciones de poder.


P: Si le digo que el hilo conductor de la película es, para repetir las palabras de Karim, La humillación ordinaria "...

A.J.: Cada uno se siente humillado, o más exactamente víctima de una injusticia, de una discriminación: Agathe, del sexismo, Karim del racismo, Florence de no haber sido tan querida como su hermana, Michel de no tener la custodia de su hijo... Nos parecía que hoy, mucha gente se siente víctima y se encierra en este rol, porque su sufrimiento es completamente reconocible. Mientras no se les reconoce a las víctimas su status de víctima y que efectivamente hubo una falta cometida hacia ellos, no pueden avanzar... El problema, es que todo el mundo se siente más víctima que el otro.

J.P.B.: Muy rápidamente, una posición de minoría puede volverse confortable para una persona. El status de víctima puede cegarnos y hacernos huir de nuestras responsabilidades... De ahí la idea de enfocar los personajes con una tendencia a blandir su status de víctima antes de considerar la responsabilidad que ellos tienen en su intercambio con los otros. Sabiendo, que siempre tendremos más compasión por el débil, incluso si su queja es injustificada, que por el fuerte que los pone en la situación de quejarse.


P: Al final de la película, todos los personajes parecen haber avanzado en esta problemática, excepto Florence, eterna víctima, que decide sacrificar su amor por Michel con el fin de quedarse con su marido, supuestamente más débil que su amante...

A.J.: Efectivamente, Florence forma parte de estas personas -y hay muchas- que están demasiado habituadas a su papel de víctima para poder cambiarlo. Y más, cuando esta actitud ha sido adquirida en la infancia, anclada en la unidad familiar, es más difícil poder salir de allí. Florence sacrifica demasiados beneficios, al quedarse como esta mujer que verdaderamente no puede hacer lo que quiere, sino lo que el marido necesita. Le gustaría mucho ser libre; apoya el discurso feminista sobre la libertad y la independencia, pero no tiene los medios para aplicarlos realmente en su vida.

J.P.B: Hay un juego establecido entre su marido y ella: él es como un niño abandonado que no puede estar sin ella y ella está contenta de desempeñar este rol.

A.J.: El pasado de cada uno aporta también su lote de contradicciones.
Mimouna quiere divorciarse y, al mismo tiempo, no concibe que Agathe no se case. Florence quiere a toda costa ser libre pero al final, parece casi más sumisa que Mimouna. La película confronta varias generaciones de mujeres y sus contradicciones....


P: Y la decisión de poner en escena a una mujer política?

A.J.: Al principio, no era forzosamente una mujer – en un momento, Jean Pierre debía interpretar a un alcalde. ¡ Pero teníamos ganas de hablar de política, eso sí!
Yo tengo miedo que nadie quiera dedicarse a la política, los desacreditan tanto que finalmente solo un loco nos representará. Afortunadamente todavía hay políticos, si no sería el Far West. Estoy contra la idea generalizada que los políticos son todos unos estafadores....

J.P.B.: A nosotros, nos gusta la política y teníamos ganas de decirlo, y eso se ve. Espero que se vea.... Agathe Villanova entra en política porque es feminista.
Ella comprende que hay una gran contradicción entre su política y quién ella es: una mujer de teoría envuelta en ese mundo. Se percibe, que ella no entiende "el interés", ni en su vocabulario - las palabras le escapan - ni en su comportamiento. Ella aprende sobre la marcha que la gente necesita gustar y ser admirada y, que esto no son solo palabras.


P: ¿Y la Elección de Jamel Debbouze para hacer de Karim?

J.P.B.: La película partió del deseo de trabajar con Jamel. Es un tío formidable a quien adoro, humana y profesionalmente. Tiene talento y es muy gracioso Verdaderamente buscábamos el medio de hacer algo con él. Hace ya casi diez años que nos conocemos.

A.J.: Trataron de escribir un guión juntos y cuando los veía a los dos, me decía: ¡ hay que rodar esto! Hay una alquimia entre ellos, como un magnetismo natural. Ellos transmiten ese placer de estar juntos, una complicidad muy fuerte tanto humana, artística y hasta cultural.


P: Su cine está basado en un sentido de diálogo que es muy propio. ¿No tenía miedo sobre el estilo de Jamel, que es también singular?

A.J.: no, porque no se le pedía interpretar a su personaje, sino un personaje de composición. Sabíamos muy bien que podría hacerlo.

J.P.B.: En la medida en que el papel fue escrito y que se tiene confianza en él como actor, nos dijimos, él dejará su estilo personal en el camerino y trabajará nuestro estilo con el mismo talento, porque él es muy inteligente. No sólo tiene talento, sino también busca el talento en los otros. Esto es que lo hace tan vivo. Él no está sólo pendiente de su actuación, él escucha, esperando que lo sorprendan.

A.J.: exactamente … A las pruebas, vinieron muchas buenas actrices pero de pronto, Florence Loiret-Caille llegó y se abrió. Era físico, veías su interés. Cuando Jamel siente el talento, sus sentidos están en alerta total, él lo absorbe, y se alegra de verlo, y de trabajarlo... Cuando los vi a los dos, no tuve la menor duda; por otra parte, la secuencia, en los ensayos, era prácticamente tan mágica como en la película.


P: Y Pascale Arbillot ?

A.J.: Yo la vi muchas veces en el teatro, particularmente en una pieza de Woody Allen, y es ahi dónde pensé "es ella". Es de una gran precisión, forma parte de estas raras actrices en Francia que son bellas y divertidas.
En cuanto a Federico Pierrot, hace ya mucho tiempo que lo veo en películas y que lo encuentro formidable. Sabíamos que nos hacía falta un tío que sea un "verdadero" tío, del que no podamos decir que es un chavalito al que Agathe atropella, como en toda caricatura de la feminista. Hacía falta también que se acordara de él porque desaparece muy rápidamente, y debíamos creer en su amor


P: Minouna es la única actriz no profesional...

A.J.: una parte de su historia inspiró al personaje de la película, no podía imaginar que fuera hecha por nadie más. Adoro a esta mujer. Vino de Argelia a los 17 años con su marido y la encontramos porque era guardiana de una casa que se alquilaba. Esta mujer es asombrosa y excepcionalmente apasionante. Al cabo de tres días, cogía de la mano a los jefes decorativos y fue querida por todo por todo el equipo.


P: ¿No tenía ninguna reticencia sobre su lanzamiento en medio de tantos profesionales?

A.J.: Al contrario, es estimulante trabajar con actores no profesionales, es como trabajar con niños. No son los mismos códigos, tienen verdad, a veces torpe, pero me gusta bastante esta mezcla, tanto como actriz y como realizadora. Hice pruebas y muchos ensayos con Mimouna, progresaba muy rápido y yo estaba muy confiada. Me emociono cada vez que le dice a mi personaje: " yo estaré contenta cuando tengas a alguien, alguien que esté allí para darte una medicina cuando no estés bien" en mi mente, la escena es crítica respecto a esta afirmación. Claro que no pienso que se deba estar forzosamente en pareja, pero Mimouna lo dice de tal modo que tienes ganas de estar de acuerdo con ella....


P: ¿Y el título de la película?

J.P.B.: ¡ como de costumbre, es porque no habia ninguno mejor!

A.J.: Es mucho peor que de costumbre. Ya que habitualmente esto tiene, a pesar de todo, un sentido! Al principio, este título venía de la canción de Brassens: " Háblame de la lluvia y de nuestro paso por los buenos tiempos. Los buenos tiempos me dan rabia y me hacen rechinar los dientes " Un tío que escribe esto ya me gusta. No se conforma.

"Países imbéciles dónde jamás llueve ", esto dice muchas cosas. El mito de California o de la Costa de Azul, y ya sabemos lo que hay detrás...

Yo atravesaba el Puente de las Artes cuando escuché por casualidad esta canción en mi iPod. Para mí, pegaba perfectamente con la escena donde Agathe, Michel y Karim están en el camión, después de haber sido sorprendidos por la tormenta. Se quedó en el montaje un tiempo pero de hecho, no funcionaba. Entonces la suprimimos, pero el título se quedó.

J.P.B.: para mí, este título hace eco a la frase de Kierkegaard citada por el marido de Florence en el estreno de la película, que dice en sustancia que la angustia es el vértigo de la libertad. Y además queríamos algo de lluvia mucho antes de este título. En fin, Agnès quería algo de lluvia

A.J.: contrariamente a Jean-Pierre, soy muy sensible al mal tiempo, me deprime.
El 50 % de la gente son químicamente sensibles a eso, y sobre este 50 %, el 80 % son mujeres... Y esto me deprime aún más.

Pero en el cine, la lluvia es hermosa.