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  En pata de guerra  (Furry vengeance)
  Dirigida por Roger Kumble
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En pata de guerra cuenta con la participación de Brendan Fraser (La momia (The Mummy), Viaje al centro de la tierra), Brooke Shields ("Mujeres de Manhattan", La pequeña), Matt Prokop (High School Musical 3: Fin de curso), Skyler Samuels (El padrastro), Ken Jeong (Resacón en Las Vegas, Lío embarazoso), Angela Kinsey ("The Office"), Samantha Bee ("The Daily Show with Jon Stewart") y Wallace Shawn (La princesa prometida) en un salvaje enfrentamiento entre el poder del hombre y el poder de la naturaleza. La película está dirigida por Roger Kumble (La cosa más dulce, College Road Trip) y producida por Robert Simonds (El súper canguro; Míos, tuyos y nuestros) y Keith Goldberg (17 otra vez, El número 23). Ira Shuman (El super canguro, Noche en el museo) y Brendan Fraser ejercen de productores ejecutivos. El guión ha sido escrito por Michael Carnes y Josh Gilbert (Cuestión de pelotas (Mr. Woodcock)). Peter Lyons Collister (Alvin y las ardillas, Sr. Deeds) es el director de fotografía. Lawrence Jordan (El súper canguro, El capitán Zoom y los pequeños grandes héroes) se encarga del montaje. El diseño de producción corre a cargo de Stephen Lineweaver (Mal ejemplo, Patinazo a la gloria). El vestuario está diseñado por Alexandra Welker (Alvin y las ardillas 2, Recién graduada). David Goldberg sirve de supervisor de efectos visuales. Bobbi Colorado se encarga de la coordinación de animales y Ken Beggs (Año Uno) es el adiestrador jefe de animales.

El germen de En pata de guerra surgió a raíz de una racha de incendios descontrolados en el sur de California en 2004. Los guionistas Michael Carnes y Josh Gilbert empezaron a preguntarse qué pasaría si las criaturas cuyos hábitats habían quedado asolados decidieran buscar venganza contra los humanos que habían causado semejantes estragos en sus vidas. A medida que la pareja esbozaba el argumento, empezó a evolucionar para convertirse en una divertidísima comedia de venganza sobre un promotor inmobiliario que se mete con el bosque que no debe. "La historia de los animales que iban a por un humano que se había portado mal con ellos siempre estuvo ahí", comenta Carnes. "La idea de que la Madre Naturaleza se volviera contra la gente tenía muchas posibilidades cómicas".

Al productor Keith Goldberg, que ya había trabajado con la pareja de guionistas en su primer guión, Cuestión de pelotas (Mr. Woodcock), le encantó el mensaje ecologista central de la película. "Lo compramos sobre la marcha", afirma. "La idea de unos animales que atacan a un promotor inmobiliario por arrebatarles sus hogares nos pareció sensacional para una película. Hemos visto temas similares en películas de terror, pero es la primera vez que la había visto en una comedia familiar. Parecía una historia muy emocionante para contar".

En las fértiles imaginaciones de los guionistas, En pata de guerra se convirtió en la historia de Dan Sanders, enviado por su jefe para arrasar todo un bosque y hacer sitio para una lujosa urbanización con centro comercial. "Pero descubre que los animales no están muy dispuestos a renunciar a su hogar", explica el productor Goldberg. "Dan se da cuenta bastante pronto de que se puede estar metiendo en una zona gris y, en última instancia, tendrá que pagar el pato de manera muy cómica y divertida".

El productor Bob Simonds fichó a Roger Kumble, director de comedias de éxito como College Road Trip y La cosa más dulce, para tomar las riendas del proyecto. "Era un gran guión y el tipo de proyecto que estaba buscando", asegura Kumble. "Me gusta la realidad exagerada y el humor grueso, y, a fin de cuentas, estoy haciendo una película para mí. Desde que tengo hijos, me atrae el género del cine familiar, así como el material algo más arriesgado en el que trabajaba anteriormente en mi carrera. En muchos aspectos, esta historia combina ambos aspectos".

El resultado es una clásica comedia bufa con un tono ecologista. "Suelo describir el filme a la gente que no ha leído el guión como si fuera una película al estilo de los dibujos animados de Looney Tunes, pero de acción real", explica el productor ejecutivo Ira Shuman. "Aunque sin personajes de los Looney Tunes, y con un mensaje ecologista. Es una comedia familiar con algunos momentos realmente disparatados, sobre todo cuando los animales empiezan a vengarse de los humanos que intentan arrasar el hogar en el que llevan viviendo desde hace generaciones".

El actor Brendan Fraser no tardó en incorporarse al proyecto tanto como estrella como productor ejecutivo de En pata de guerra. Fraser se metió de lleno en el proceso de producción y colaboró estrechamente con Kumble para concretar la historia. "Tuve el privilegio de que me encomendaran la labor de productor ejecutivo", comenta. "Me permitió disfrutar de una gran sensación de colaboración con todos los implicados en el proceso de realizar la película, desde la preproducción hasta la posproducción".

"Brendan fue un gran socio", asegura Kumble. "Mientras elaborábamos el guión, aportó muchas ideas. Bob Simonds y yo consultamos con él a cada paso, desde el equipo técnico al reparto, y siempre se le ocurrían buenas ideas. Leyó el guión y dijo: ‘Wilson: Toby Huss’. No se me había ocurrido y conozco a Toby desde siempre. Aporta mucho al proyecto. Es un gran colaborador. Todo lo que le importaba era la película, no su imagen en ella".

Fraser, que es también todo un veterano de la comedia, alaba a Kumble por su habilidad para hacer reír a los espectadores. "Roger Kumble es un matemático de la comedia", afirma. "Es un almanaque ambulante de conocimientos cuando se trata de ‘dame algo divertido’. Sabe diseccionar un chiste a la perfección. El guión inicial era más bien una película de miedo con mucho humor negro, y Roger se aseguró de que no perdiéramos de vista contar chistes. Tuvimos que lanzarnos de cabeza y sin miedo. Y, en mi caso, tener muchas bolsas de hielo preparadas. Es una película que está claramente pensada para verla muchas veces".

Para darse a sí mismo y a sus actores libertad para experimentar, Kumble decidió rodar la película por medio de la cámara digital RED. "La cámara RED es un potente procesador informático que resulta que es una cámara que emula la calidad de la película fotográfica", explica Fraser. "Puedes tener tomas continuas mucho más largas de las que se puede con la película fotográfica. Eso significaba que Roger no paraba de dirigir, no tenía que decir ‘corten’. Se ponía a interpretar cada papel de la película a la vez que la dirigía. Hacía calor. Nos atacaban abejas asesinas y mosquitos. Nos sentíamos todos por los suelos, pero Roger estaba en su elemento. Es el director más lleno de energía con el que he trabajado nunca".

Desde un primer momento, Fraser creyó que la combinación de humor grueso y conciencia ecológica de la película resultaría atractiva para un público muy amplio. "En ningún momento tratamos al público de manera condescendiente", asegura. "Pero entretenemos a todos. Tratamos de incluir a todos. Los padres no se pasarán la película mirando el reloj mientras los niños se divierten. La película se ríe de sí misma. Rompe la cuarta pared, por decirlo así. Y no deja pasar ni un chiste. Hay muchos trompazos y criaturas peludas del bosque con todo tipo de funciones fisiológicas, y tras todo eso también hay un bonito mensaje ecologista. Pero no de tal modo que parece estar sermoneando, haciendo que te sientas como si tuvieras que comerte tus verduras".

Conseguir ese punto de equilibrio fue el mayor desafío de la película, según el director. "Hacer una película que resulte interesante a los adultos que llevan a sus hijos tanto como a los propios hijos es la mayor prueba a superar de cualquier director que aborde una película familiar", admite Kumble. "No es un proceso nada sencillo. No quiero que los niños se diviertan mientras los padres se mueren de aburrimiento. Los padres también pueden pasarlo bien mientras sus hijos disfrutan con algo más que un simple entretenimiento. Como padre de tres niños pequeños, siempre pienso: ‘Ah, bien, y además pueden aprender algo’".

En última instancia, sin embargo, Kumble dice que lo que espera con la película es bastante sencillo: "Espero que la gente la encuentre la película más divertida de la historia. Esa fue mi intención desde un primer momento".


Crear un equipo para la comedia
Gracias a su experiencia en la dirección de comedias corales, Roger Kumble ha desarrollado una forma de trabajar que considera infalible para el proceso. "Sinceramente, lo único que puedes hacer es prepararlo todo muy bien y rodearte de gente estupenda".

Con esa idea muy presente, los realizadores reunieron a un reparto principal que incluye actores veteranos, recién llegados entusiastas y unos cuantos intérpretes que se hallan en un punto más o menos intermedio. "Lo único que teníamos bien claro era que queríamos a excelentes cómicos para estos papeles", señala Fraser. "Llenamos el reparto de todo tipo de individuos de talento, sobre todo intérpretes con mucha experiencia en improvisación".

La imagen de tipo bueno y afable que transmite Fraser dota a su personaje de cierta ventaja con los espectadores cuando entran inicialmente en contacto con él. "Dan empieza siendo un poco cretino", comenta Kumble. "Pero si es demasiado cretino, vamos a acabar odiándolo. Queríamos a alguien que llegara acompañado de una buena dosis de simpatía hacia él por parte del público y Brendan encajaba perfectamente. Es posiblemente el mejor del mundo en comedia física y es tan agradable que se le perdona casi cualquier cosa. Me ha encantado siempre, desde El hombre de California. Siempre vi a Dan Sanders como una persona normal a la que han presionado demasiado. Y creo que no hay nadie mejor que Brendan. Es una película perfecta para él".

"Dan tiene muy buenas intenciones", explica Fraser de su personaje. "Solo quiere tener contento a su jefe, que dirige Industrias Lyman, una gran megacorporación anónima dueña de prácticamente todo. Pero no le sale nada bien. Industrias Lyman tiene un gran plan para arrasar un bosque y construir una nueva urbanización. Los adorables animales del bosque se rebelan y buscan venganza. Y Dan tiene una diana pintada en la frente".

El actor tuvo que aguantar todo tipo de maltratos a diario. "A veces hacer esta película se parecía más a uno de esos ‘reality shows’ de ‘Supervivientes’", recuerda. "Era: ‘Vale, Brendan, hoy te vamos a poner un arnés, colgar boca abajo y los de efectos especiales te van a echar encima cuatrocientos litros de pringue mientras estás en un retrete portátil’. O: ‘vamos a darte un manguerazo y luego tendrás que correr una manzana en calzoncillos. Y necesitamos que lleves este conjunto rosa’".

"De principio a fin, las bromas no paran un momento a lo largo de toda la película", prosigue. "En caso de duda, nos estrellamos contra algo y los batacazos siempre van bien para arrancar unas risas. Las payasadas han funcionado toda la vida".

Su disposición a aguantar todo lo que le echaran le granjeó el cariño de todos sus compañeros. "Brendan sacaba a diario su lado más payaso para trabajar", comenta Shuman. "Se lo pasó bomba. Siempre buscaba el lado más cómico. Le ha aportado mucha fisicalidad a la película. Estábamos rodando una escena seria y, de repente, se tropezaba o caía o añadía algo. Había una escena en la que había una caída arriesgada desde el tejado de la casa. Supusimos que sujetarían al especialista a unos cables y lo haría, pero prepararon a Brendan, lo subieron por el aire y se quedó colgando muy cómodamente".

Para el papel de la mujer de Dan, Tammy, una profesora más cómoda dirigiendo excursiones culturales por la ciudad que abriéndose paso por la naturaleza, los realizadores eligieron a Brooke Shields, una veterana del cine, los escenarios de Broadway ("Cabaret," "Chicago") y la televisión ("De repente, Susan", "Mujeres de Manhattan"). Kumble se hizo fan de la actriz tras verla en un capítulo de "Friends" hace más de diez años. "Se le da muy bien la comedia física", afirma el director. "Afianzó la película con momentos muy divertidos. Y como Brooke y Brendan ya se conocían, congeniaron rápidamente y resultaron perfectamente creíbles como marido y mujer".

Su coprotagonista estaba encantado con el entusiasmo con que Shields estaba dispuesta a burlarse de su imagen glamorosa. "Tiene un excelente sentido del humor seco", asegura Fraser. "Y le encanta ridiculizar la típica imagen de ‘Brooke Shields’. Brooke sabe que nunca hay que forzar el humor, pero está abierta a todo. No tenía ningún problema en cacarear como una gallina o en que le golpearan en la cara con un conejo hecho de carne picada".

La capacidad de Shields de buscar las risas transformó un personaje que podría haber sido el típico de "esposa y madre", en una interpretación hilarante. "Cuando Roger se puso en contacto inicialmente conmigo, dijo que se iba a añadir mucho al personaje de Tammy", recuerda. "Cuanto más me contaba, más entusiasmada me quedaba. Aunque me encanta la comedia, me habría contentado con estar con este grupo y encargarme del papel serio, porque Tammy es el sostén de la historia. Pero no hubo ni una sola escena en la que Roger no encontrara un momento maravillosamente divertido para mí. Y, he de admitir, me colé un poco a la fuerza en algunas escenas en las que no estaba incluida inicialmente".

La actriz afirma que Kumble resultó una inspiración como director. "Quedé impresionada por su atención al detalle y lo abierto que estaba a sugerencias", comenta Shields. "Tiene muy claro lo que quiere, pero no deja que eso coarte nunca lo que pueda suceder de forma espontánea. Eso me hizo sentir segura, pero también sabía que nunca aceptaría nada menos que lo mejor de mí, que es lo que me resulta más importante".

Lo que hace especial la película, comenta, es que el humor es accesible tanto para adultos como para niños. "Cuando leo el guión de una película y creo que a mis hijos les va a encantar, me entusiasmo mucho más. Mis hijos querrán ver ésta varias veces, pero la mayor sorpresa será el público tan amplio al que atraerá. Los padres también disfrutarán con ella".

"Me siento muy orgullosa de esta película y del trabajo que me pidieron hacer", afirma Shields. "Este papel me ha supuesto un constante estímulo. La comedia puede resultar agotadora, porque siempre andas en la cuerda floja. Si te pasas un segundo, pierde gracia, si te adelantas un segundo, estropeas el chiste".

Matt Prokop (High School Musical 3) interpreta a Tyler, el hijo de 15 años de Dan y Tammy, que siente fobia por la naturaleza. Kumble ya estaba muy familiarizado con su trabajo. "Tengo hijos", explica el director. "High School Musical está todo el día puesto en mi casa, así que sabía que tenía muy buen sentido del ritmo y me resultaba creíble en ese papel".

Prokop enumera las múltiples razones por las que quería hacer esta película. "En primer lugar, soy un gran fan de Roger Kumble", afirma. "Sólo amigos y Crueles intenciones son dos de mis películas preferidas. No me decepcionó. Era capaz de rodar una escena de 20 maneras distintas para asegurarse de tener exactamente lo que buscaba".

Trabajar con los coprotagonistas animales era otro elemento interesante para el joven de 19 años. "Estuvimos unas tres semanas durante el rodaje pasando el tiempo con cachorros de mapaches y mofetas", recuerda. "Nunca imaginé que podría llegar a tenerlos tan cerca. Esa parte fue la bomba".

"Y luego está el resto del reparto, por supuesto", concluye. "Estaba muy nervioso por trabajar con estas grandísimas estrellas. Lo único que quería era quitarme de en medio. Pero todos fueron muy abiertos y muy cariñosos. El mayor reto fue darme cuenta de que Brendan y Brooke me aceptaban como a un igual y no tenía que estar nervioso a cada escena. Nos convertimos en una auténtica familia. Cuando salíamos a cenar juntos, la gente nos preguntaba si era su hijo de verdad, porque teníamos una química familiar".

Con sincero cariño, Fraser comenta: "Matt es genial. Es un buen chico y un joven actor de mucho talento. No se toma demasiado en serio a sí mismo, pero se esfuerza mucho, sin resultar petulante, ni ir poniendo todo entre comillas".

Los actores más veteranos pusieron a Prokop bajo su cuidado mientras duró el rodaje. "Brendan me abrió los ojos a lo que supone el verdadero talento", asegura. "Nunca se sale de su personaje. Nunca se ríe en mitad de una toma. Es sumamente profesional y tiene un enorme talento. Y me trataba como si fuera su hijo de verdad. Me llevaba a tomar sushi y yo no como sushi. Soy de Texas, me gusta cocinar mi comida, no comerla cruda".

El joven actor se muestra igualmente entusiasmado con su madre en la gran pantalla. "La habilidad para la comedia de Brooke me sorprendió mucho, la verdad. Es una de las personas más graciosas de esta película. Y un encanto. Después de ir a visitar los exteriores por primera vez, comenté que iba a tomarme un sándwich en Boston. Me preguntó si podía acompañarme. Y yo me quedé: ‘¡Brooke Shields acaba de preguntarme si puede acompañarme a comer! ¡Claro que puedes!’. Antes de darme cuenta, me había pasado tres horas paseando por Boston con Brooke".

En En pata de guerra, Prokop comparte su primer beso en la gran pantalla con Skyler Samuels, que interpreta a Amber, una activista ecologista adolescente. "No me puso de los nervios", comenta, "pero sí que resultó muy violento. Estás teniendo un momento muy dulce y sensual y hay así como doscientas personas observándote. Se te acercan entre tomas para arreglarte el pelo y la ropa y hay que seguir besándose como si no hubiera nadie alrededor. Skyler lo hizo más fácil porque es una chica muy franca, dulce y sencilla".

Samuels, que intervino recientemente en la película El padrastro, concuerda con él. "He de admitir que fue un poco violento", reconoce. "Pero Matt y yo nos hicimos muy buenos amigos, así que no es que estuviera besando a un perfecto desconocido. Y Roger fue genial al asegurarse de que nos saliera bien".

Samuels, que ahora tiene 15 años, empezó a trabajar como actriz cuando no contaba más que 10 y empezó a hacerse un nombre en cine y televisión. "Probamos a muchas chicas para el papel de Amber, pero Skyler tenía algo especial", asegura Kumble. "Es joven y guapa, pero también tiene un inmenso talento. Supo dotar al personaje de una entidad en determinados aspectos que hace fácil entender por qué Tyler se enamora de esa chica".

Samuels comenta que tiene mucho en común con Amber, a la que describe como tenaz y llena de sorpresas. "Amber es la chica del lugar respetuosa con el medio ambiente a la que lo que más le preocupa es mantenerlo todo verde", explica. "Ambas somos muy proactivas en cuestiones medioambientales. Soy diligente con el reciclaje. Estoy aprendiendo a conducir y no quiero más que híbridos. La película ejemplifica la idea del respeto por el medio ambiente. Lo realmente único es que incorpora el mensaje en una comedia, así que estás entretenido, pero a la vez sacas algo más".

Su natural entusiasmo por su oficio impresionó a sus compañeros de trabajo, incluida Brooke Shields, que sabe bien la presión a la que viven sometidas las jóvenes actrices. "Skyler es encantadora y tiene mucho talento", afirma Shields. "Un día, me dijo: ‘me encanta mi trabajo’, a lo que le respondí: ‘Sigue así. Yo me siento igual y llevo tropecientos años haciéndolo’. Creo que es lo que hace falta para evitar convertirse en una estadística en esta industria. Estos chicos no tienen egos, lo que quieren es aprender".

Y Samuels asegura que aprendió mucho en este rodaje. "Roger Kumble tiene una imaginación como no había visto jamás. Se nota que le da muchas vueltas a las cosas. Acabábamos de rodar algo y me parecía que había quedado bien, pero entonces Roger decía: ‘Olvidaos de todo lo que acabáis de hacer. Ahora probad algo completamente distinto’. Se me tenía que ocurrir algo nuevo sobre la marcha. Cuando pude ver cómo quedó esa parte, me pareció que era de lo más interesante que habíamos hecho".

Ken Jeong, que interpreta al jefe de Dan, Neil Lyman, también es conocido entre sus compañeros como el "Dr. Ken", y con razón. Jeong obtuvo un doctorado en medicina por la Universidad de Carolina del Norte, pero dejó a un lado su carrera de medicina para buscarse la vida como actor y cómico monologuista. Ha ofrecido interpretaciones para morirse de risa en algunas de las comedias de más éxito de los últimos años, como Resacón en Las Vegas, Superfumados (Pineapple Express) y Lío embarazoso.

"El Dr. Ken es un tipo de lo más encantador, divertido y deferente", afirma Fraser. "Entonces cambia de repente y se convierte en una navaja afilada. Es capaz de pasar al personaje o volver a ser él mismo sin esfuerzo alguno. No tiene ese filtro que te dice ‘no puedes hacer eso’ y se lanza sin miedo a por el chiste".

Jeong agradeció el apoyo que Fraser brindó a los demás actores durante el rodaje. "Brendan se desvivió por dotarnos a cada uno de voz propia", explica Jeong. "Brooke y él no tienen por qué mostrarse tan receptivos como lo hacen con los actores de reparto, pero escuchan lo que tenemos que decir. Me encanta este reparto y el tono general viene desde lo más alto, tanto del director como de los actores principales".

En principio, Lyman estaba escrito como un villano más convencional, menos cómico. Entonces, por casualidad, Kumble vio la inolvidable interpretación de Jeong en la comedia de enorme éxito del año pasado Resacón en Las Vegas. "También reconocí a Ken por su papel en Lío embarazoso", recuerda el director. "¡Me di cuenta de que este tipo podía hacer cualquier cosa! Me puse en contacto con él y le dije que sus hijos no iban a ver nunca Resacón en Las Vegas, así que, ¿por qué no hacer una película que pudieran ver y disfrutar? Y, cuando quise darme cuenta, ya contábamos con él".

"Neil Lyman es un empresario rico", explica Jeong. "Recuerda a Mark Cuban o Richard Branson, pero más asiático y bajito. La clave para interpretar a un villano es no pensar nunca que eres el malo. Lyman no considera que esté haciendo nada malo, sólo pretende ganar dinero. ¿Cómo puede estar haciendo algo malo si tiene un cartel que dice: ‘Ponemos el respeto en "respetuoso con el medio ambiente"?’ Está sonriendo. Lleva una corbata verde. No entiende por qué iba a enfadarse nadie con él".

Kumble emparejó a Jeong con otra intérprete muy dotada para la improvisación, Angela Kinsey, más conocida como la adusta contable Angela Martin en la comedia de la cadena NBC "The Office". Kinsey interpreta a Felder, la aduladora mano derecha de Lyman. Los dos hicieron migas al instante. "Ken y Angela se conocieron en el vuelo desde Los Ángeles, donde les tocó sentarse juntos", comenta el director. "Sacaron sus guiones y se pusieron a trabajar. Para cuando fui a reunirme con ellos para ensayar, ya tenían ideada toda su relación".

Jeong asegura que su química es real. "La gente pensaba en el rodaje que éramos grandes amigos, ¡pero nos acabábamos de conocer! Es una de las personas con las que más he disfrutado trabajando. La adoro".

Felder estaba ideado originalmente como un personaje masculino. "El mérito del cambio fue de Bob Simond", asegura Kumble. "Bob dice a menudo: ‘Invirtamos los papeles, no vayamos a lo más obvio’. Así que pensamos: ‘Felder puede ser una mujer’, y eso nos abrió la puerta a todo un nuevo mundo de posibilidades. Todos somos fans de ‘The Office’, así que pensamos: ‘Veamos si esto le interesaría a Angela Kinsey’".

Kinsey decidió muy pronto que, hiciera lo que hiciera Jeong como Lyman, Felder reaccionaría como si fuera una genialidad. "De modo que, cuando él se ríe, ella es la que sigue riéndose. Él es germenófobo, así que ella le limpia las manos. Son una pareja muy extraña, pero se llevan muy bien".

Comenta que su experiencia en "The Office" la preparó bien para trabajar con alguien tan espontáneo como Jeong. "Ken improvisaba mucho", señala la actriz. "Me soltaba algo inesperado y yo salía adelante como podía. ‘The Office’ ha sido una preparación excelente porque, cuando trabajas con Steve Carell, nunca sabes con seguridad qué va a pasar. Ken es así. Ken es como una animadora que va como una moto. Pasa de cero a 60 en un abrir y cerrar de ojos".

El personaje de Kinsey también tenía una espectacular pelea de chicas con Tammy, interpretada por Brooke Shields. "Era bastante evidente que podía darme una paliza si quisiera", comenta la actriz. "En una toma, me quedé pensando: ‘Vaya, Brooke Shields me está tirando al suelo. ¿Qué está pasando aquí?’".

Los realizadores recurrieron a dos cómicos originales para sendos papeles pequeños pero fundamentales: Samantha Bee y Wallace Shawn. Bee, más conocida por su papel en el programa de televisión "The Daily Show with Jon Stewart", interpreta a la jefa de Tammy, la directora Baker. Baker le toma antipatía al instante y sin motivo alguno a su nueva empleada. "El papel me venía como anillo al dedo", opina Bee. "Aunque en realidad soy una persona muy agradable, la gente no me ve así. No sé de dónde procede esa percepción, pero parece ser que así es, y lo único que puedo hacer es intentar aprovecharlo".

Pero tenerle antipatía a Shields no era posible para la actriz. "Es alta y preciosa y es una delicia estar con ella", asegura Bee. "Sé que la gente espera que diga algo divertido y mordaz sobre ella, pero la verdad es que no puedo. Es la persona más agradable del mundo. Me gustaría ser su mejor amiga. De hecho, me gustaría pedir oficialmente si querría ser mi mejor amiga. A lo mejor alguien puede recomendarme".

Shawn ha aportado su talento a infinidad de películas, desde Mi cena con André a la franquicia de Toy Story, numerosos papeles como estrella invitada en series de televisión y temporadas teatrales en Nueva York y Londres, en esta ocasión interpreta al ingenuo psiquiatra que Dan acepta ir a ver a insistencia de su mujer. "No deja de hacerle a Dan esas pruebas de manchas de tinta, que le parecen todas animales furiosos", comenta Fraser. "Trabajar con un actor tan hábil como Wally, que ha pulido y afinado su oficio y buen hacer en el teatro, fue una nueva experiencia para mí. Se ciñó por completo al guión, pero le aportó detalles que no se nos habrían ocurrido jamás".


Enseñar a los animales a actuar
Desde un primer momento, la intención de los realizadores era utilizar animales de verdad para encarnar a las criaturas del bosque de En pata de Guerra. "Ha habido muchas películas de éxito de animales animados mediante infografía", señala el productor ejecutivo Ira Shuman. "Pero los animales animados no se mueven como los animales de verdad, y los dotan de conductas y gestos humanos. Hemos intentado ceñirnos a sus comportamientos normales. Hay ciertas cosas que necesitábamos para la historia, pero nos adaptamos a lo que resultaba más natural para ellos. Nuestros animales son básicamente animales de verdad".

Teniendo eso presente, los realizadores decidieron limitar los efectos infográficos todo lo posible, a sutiles retoques de las expresiones de los animales, que les permitieran expresar un registro más amplio de emociones. "Necesitaban poder sonreír, por ejemplo, y tener la clase de expresiones que los animales sencillamente no poseen", explica Kumble. "La tecnología ha mejorado lo suficiente como para hacer pequeños retoques en la cara. Lo único que nos quedaba era asegurarnos de que hicieran justo lo que necesitábamos".

Kumble, que ya tenía cierta experiencia con estrellas no humanas, sabía que necesitaría la ayuda de adiestradores de animales de primera si pretendía cumplir sus objetivos. "No se puede improvisar con animales", explica. "Hay que prepararse y asegurarse de contar con tiempo extra. Y entonces te dejas guiar por los adiestradores de los animales. Si el adiestrador dice: ‘han acabado’, ya está. El resultado final a menudo depende de felices casualidades".

Los realizadores recurrieron a la ayuda de Ken Beggs, uno de los adiestradores de animales más destacados de Hollywood. Beggs y su compañía, The Wild Bunch, han trabajado con cientos de animales en más de 60 películas durante los últimos nueve años. Pero, cuando el preparador leyó el guión, pensó que se lo habían enviado por error. "Estaba convencido de que era una película de animación", asegura. "Es un tipo de película distinto al que acostumbro a ver".

Beggs aportó a los realizadores información detallada sobre lo factible que era lo que se proponían hacer y les aconsejó ciertos cambios en el guión y el reparto. "Cambiamos conductas de un animal a otro para ajustarse a sus fisiologías", explica. "Por ejemplo, las mofetas están muy limitadas en cuanto a lo que realmente pueden hacer, así que pasamos parte de su carga a los mapaches. Añadimos algunos animales, como las nutrias y los pavos, que eran ideales para lo que pretendían hacer".

Tras preparar una lista de todos los papeles para animales, Beggs programó una serie de pruebas de selección. "Me pasé unas tres semanas entrevistando a adiestradores y sus animales, y trabajando con ellos para asegurarnos de que teníamos los adecuados para las correspondientes conductas. Al final, elegimos entre 25 y 30 animales que nos llevamos con nosotros".

Incluso con la preparación más meticulosa, sigue sin haber garantías cuando llega el momento de rodar de que los animales hagan lo que deben. "Ken reunió todo un grupo y los adiestró para que hicieran determinadas cosas", recuerda David Goldberg, supervisor de efectos visuales. "Y entonces los filmamos, una y otra y otra vez. Son todos imprevisibles. De 20 minutos de metraje de un mapache, sacábamos a lo mejor cinco o seis segundos de material aprovechable".

Aunque la mayoría de los animales utilizados eran relativamente pequeños, su tamaño no era garantía de que resultaran manejables. "Los animales pequeños pueden ser mucho más complicados que los leones, osos o tigres", explica Beggs. "Son mucho más difíciles de controlar. Las ardillas y las marmotas son presas fáciles en la naturaleza, así que, tras millones de años de evolución, su instinto natural es correr. Conseguir que un animal así se siente en mitad de una carretera a picar algo mientras te acercas con un coche es complicado".

"El problema de las mofetas o cualquier otro animal sumamente especializado es que poseen una sola característica que les basta para sobrevivir", agrega. "Los animales así tienden a no ser muy listos ni estar muy motivados, así que no es fácil conseguir su atención y adiestrarlos".

Y resulta que la motivación es tan importante para los actores animales como para sus homólogos humanos. "El zorro estaba muy motivado", comenta Beggs. "La nutria se moría por agradar. Los pavos se añadieron al guión porque están muy motivados para trabajar. Pero los mapaches son los animales más motivados".

Eso convirtió al mapache en principal candidato para convertirse en el jefazo de los comandos del bosque. "Scooby era nuestro mapache principal", recuerda Goldberg. "Teníamos un par más, pero él era el que tenía la cara más característica. Aprendimos con el tiempo lo que estaba y no estaba dispuesto a hacer. Cuando empezamos a trabajar, resultaba frustrante, porque teníamos nuestras ideas de lo que queríamos que hiciera, pero a él no le interesaba. No le interesaba más que la comida".

"Cuando empezamos a rodar al principio con él, estaba muy frenético", explica Goldberg. "A medida que fue avanzando el rodaje, encontró su ritmo como actor. Al final, conseguíamos acercarnos mucho a su cara y él miraba tranquilamente a la cámara y hacía su parte".

Scooby aprendía rápido y fue capaz de darse sus buenos paseos a dos patas, desenchufar cables eléctricos, lanzar bellotas con gran puntería y muchas otras conductas casi humanas. Pero el parecido entre la trama de la película y las andanzas entre bastidores de las estrellas animales no se le pasó por alto a Goldberg. "Los personajes llegan e intentan expulsar a los animales pero, al final, los animales ganan", explica. "Nosotros pasamos por lo mismo. Intentamos obligar a los animales a hacer ciertas cosas y los animales simplemente decían: ‘ni hablar’. Así que nos adaptamos, y creo que sacamos cosas mejores gracias a ello. Conseguimos cosas más divertidas cuando pudimos comprobar los registros interpretativos de los animales".

La mayor parte de las medidas de seguridad en el plató se establecieron pensando en el bienestar de las criaturillas. "Los animales más pequeños no van a hacer realmente daño a nadie", afirma Beggs. "Pero podían verse en la situación de hacerse daño entre ellos. Había una sola excepción a la regla: el oso".

El oso, el animal más grande y peligroso del plató, era fundamental en una escena en la que los animales le ganan la batalla a Dan a lo grande. "Estaba motivado, pero un oso es un oso", explica Beggs. "Unos días son como ositos de peluche y otros días son algo más complicados".

El mejor consejo que les dieron, asegura Shuman, fue asegurarse de que, cuando tuvieran programados rodajes nocturnos para el oso, lo usaran pronto. "Pensándolo bien", señala el productor, "no conviene despertar a un oso que duerme".

Pero el mayor problema con el oso resultó ser una cuestión de escala. "Tenía pensado un oso pardo", observa Kumble, "pero acabamos con un oso más pequeño. Brendan mide 1,92 m. El oso medía 1,80 m. Brendan le sacaba una cabeza al oso, y eso no iba a funcionar. Buscamos un oso pardo que pudiera actuar, pero el que estaba mejor adiestrado estaba lesionado del tobillo y se estaba recuperando en Oregón. Recurrimos a una técnica cinematográfica muy antigua. En lugar de buscarnos un oso más grande, hicimos todos los elementos del plató más pequeños y rodamos a Brendan por separado".

De hecho, tanto por seguridad como por comodidad, los actores humanos y animales se filmaban a menudo por separado y las tomas se mezclaban luego en posproducción. Fue una exigencia de los productores. "Trabajar con animales lleva mucho tiempo", explica Shuman. "No queríamos que nuestras estrellas se pasaran horas plantados esperando a que un animal hiciera algo. A veces cortamos entre actor y animal, otras rodamos sobre fondo verde o usamos una pantalla dividida".

En última instancia, la película se convirtió en una mezcla de animales reales integrados perfectamente con elementos infográficos. "La película cuenta con alrededor de 220-250 tomas de efectos visuales", afirma Goldberg. "Van desde pantallas divididas relativamente sencillas, que nos permiten meter a un animal con un actor juntos en una misma escena, hasta tomas de animales generados por ordenador bastante complejas. Nuestro objetivo en esta película era lograr que los personajes resultaran personajes creíbles. En los pocos casos en los que están generados por ordenador, están inspirados directamente en los animales reales, a través de referencias de vídeos, películas y fotografías".


El diseño de Rocky Springs
El escenario principal de filmación de En pata de guerra es el hogar de los Sanders, una inmensa mansión alrededor de la cual se erige la nueva urbanización de Rocky Springs. El lugar tenía que cumplir toda una serie de requisitos físicos concretos que resultaron difíciles de encontrar en un solo sitio. "La acción se desarrolla en un callejón sin salida en una zona boscosa, con una única casa", explica Shuman. "Los bosques tenían que ser más antiguos y más maduros. Es un lugar en el que los animales llevan muchas generaciones viviendo".

El diseñador de producción Stephen Lineweaver organizó una exhaustiva búsqueda de la ubicación ideal. "La historia necesitaba una casa, completamente terminada como un piso piloto, construida en una parcela de césped de un callejón sin salida en mitad de un bosque", explica el diseñador de producción Stephen Lineweaver. "Empezamos a buscar, pero no creímos que fuéramos a encontrar una casa completamente construida en un callejón sin salida en una urbanización cuyas obras se hubieran parado por completo para que pudiéramos ocuparla y rodar en ella durante unos meses. Supusimos que tendríamos que construir la fachada de la casa en un bosque y usar el interior de una casa de verdad que estuviera en otro sitio".

"Pero, después de mirar en cientos de urbanizaciones, nos topamos con un lugar en Topsfield, Massachusetts, que tenía una casa casi terminada", recuerda. "Tenía más de 600 metros cuadrados, lo que resultaba muy práctico para rodar, y no tenía otras casas alrededor".

Era perfecta. "No había otra cosa alrededor más que árboles", prosigue Kumble. "Parecía que habían empezado a construir en mitad de un bosque, que es exactamente lo que queríamos, pero estaba a 30 km al norte de Boston, así que podíamos alojar al reparto y al equipo cómodamente".

"Era la situación perfecta", concuerda Lineweaver. "Únicamente teníamos que terminar el interior de la casa. Al tratarse de un piso piloto, todo estaba montado como si la gente no viviera realmente allí, que es parte de la gracia, porque la familia Sanders sí que vive en esa casa. Luego levantamos un par de casas de mentira cerca que parecieran estar en construcción".

Lineweaver también tuvo que encargarse de construir los distintos ingeniosos artefactos que los animales del bosque crean para sabotear a Dan y a los demás humanos. "Los animales han inventado un artilugio que llevan usando muchos siglos para librarse de los intrusos que supongan un peligro", explica. "Diseñamos y construimos piezas con elementos del entorno natural. Una bellota rodando pone en marcha una reacción en cadena que acaba con un pedrusco de 2 metros que saca de golpe un coche de la carretera".

Lineweaver también trabajó con la diseñadora de vestuario Alexandra Welker para idear las dos gamas de colores de la película: una más urbana y fría para la familia y otra más cálida local de tonos tierra. "Es la historia de una familia de ciudad trasplantada en mitad de la naturaleza", comenta Welker. "Stephen y yo hablamos mucho sobre cómo podíamos transmitir de manera sutil el hecho de que nuestro protagonista principal y su familia no pertenecen al entorno en el que se encuentran. Dan y su familia tienden a llevar muchos conjuntos de tonos monocromáticos, colores más oscuros, tonos más fríos, azules, grises, malvas, lavandas... nada muy en tonos tierra".

Había otro problema distinto con los colores que la diseñadora de vestuario tenía que tratar de solucionar. "A veces trabajábamos sobre un fondo verde", explica. "Tenía que evitar que alguien llevara ropa verde porque todo lo de ese color desaparecería".

Pero su principal preocupación tenía que ver con la enorme cantidad de ropa que necesitaba el rodaje. "La primera vez que leí el guión, dos cosas me llamaron inmediatamente la atención desde el punto de vista del consumo", recuerda. "La caca de pájaro y el barro. No era una gran película de vestuario en el sentido de que necesitara trajes muy elaborados para un reparto muy amplio, pero hay muchas secuencias en las que el personaje de Brendan se ve sometido a todo tipo de humillaciones, en la mayoría de las cuales lo empapan con alguna sustancia asquerosa. Necesitábamos tener cada traje repetido múltiples veces para tener ropa limpia para cada toma. Teníamos que anticipar cuántas veces podía querer rodar el director una determinada broma. Por norma general, teníamos cada traje repetido seis veces si en la escena había caca y mi personal presente en el plato se guardaba todo tipo de trucos en la manga para limpiar manchas y secar las prendas".

La parte más divertida de su trabajo fue trabajar con la actriz principal del proyecto. "A Brooke Shields le sienta todo increíblemente bien", asegura Welker. "Ha sido un icono de la moda desde que era niña. Pero lo mejor de trabajar con ella es que le preocupa mucho su personaje, pero al mismo tiempo le preocupa el estilo. Así que hablamos largo y tendido sobre el personaje que interpreta. Tammy Sanders es profesora pero, al mismo tiempo, es una mujer sofisticada y elegante de Chicago. Fue un placer vestirla".


Un plató ecológico
En consonancia con los temas de preocupación por el medio ambiente expuestos en la película, la producción contrató los servicios de la organización sin ánimo de lucro Film and Entertainment Recycling Initiative (FaERI) para que se encargara de coordinar el reciclaje de los numerosos materiales utilizados y desechados a lo largo de la producción.

En palabras de su fundador, Jodi Baldwin, la misión de FaERI consiste en "establecer unas normas básicas de responsabilidad medioambiental en toda la industria del cine con el sencillo hecho de reciclar en los platos y en las oficinas de todas las producciones de cine y televisión por toda Norteamérica". FaERI ha desarrollado un proceso eficiente y económico para lograr esta meta. Cada producción tiene un encargado de reciclaje en el rodaje que se pone en contacto con organizaciones locales, organizaciones benéficas y escuelas para donar todo lo que sobre de materiales de construcción, comida, mobiliario, ropa y otros objetos que se puedan reutilizar. Más adelante, FaERI tiene previsto incorporar un programa para convertir en abono ciertos alimentos sobrantes del ‘catering’ y las comidas y, con el tiempo, acabar con la necesidad de reciclar al tomar medidas de prevención en la elección de los productos utilizados.