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  La sal de este mar  (Le sel de la mer)
  Dirigida por Annemarie Jacir
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Festival de Cannes, Sección Un Certain Regard.


Annemarie Jacir (directora)

Biofilmografía
Annemarie Jacir, directora palestina, trabaja en la producción independiente desde 1994. Ha escrito, dirigido y producido varios cortometrajes como A Post Oslo History (1998); The Satellite Shooters (2001) y Like Twenty Impossibles (2003). Asimismo, trabaja como montadora, cámara, y ha impartido cursos de cine en distintas universidades.

La sal de este mar es su primer largometraje. Tras impedírsele volver a Ramala, se ha instalado en Amán (Jordania) y prepara su próxima película: When I saw you.


Notas de la directora

El rodaje
Ha sido extremadamente difícil rodar esta película, por todas las razones inherentes a la producción cinematográfica en todas partes del mundo, más las "demás razones" de logística. La sal de este mar es una road movie que transcurre en Cisjordania, pero también en la Palestina histórica (Israel), adonde es difícil desplazarse. El equipo estaba compuesto por europeos y palestinos. Al actor principal palestino, Saleh Bakri, no le estaba permitido a ir a Ramala, porque tiene nacionalidad israelí, pero al equipo cisjordano no le estaba permitido salir de Ramala, así que Saleh Bakri tuvo que ocultarse para entrar en Ramala (estuvo en una situación irregular durante la primera parte de la película, que transcurre en Cisjordania) y cuando el ejército israelí irrumpía en el plató tuvo que esconderse (durante la segunda parte, que transcurre en Israel, él estaba en situación regular, pero nuestro equipo cisjordano no estaba autorizado a seguirnos).

Los protagonistas
Los dos personajes principales, Soraya y Emad, parecen no tener nada en común, pues han crecido en unos entornos y unos contextos absolutamente distintos (Soraya se ha criado en Brooklyn y ha soñado con volver a Palestina; Emad, nacido en los territorios palestinos, ha conocido toda su vida la ocupación y la realidad palestina, sólo desea marcharse de allí), pero ambos están marginados, no solamente desde un punto de vista internacional sino en el contexto palestino.

Para los palestinos es ilegal ir a Jerusalén, es ilegal construir una casa, ilegal hacer tantas cosas... incluso cosas muy básicas. Así que ellos deciden tomar las cosas por su cuenta, convertirse en delincuentes, y pasar ilegalmente a Israel.

La segunda parte de la película se desarrolla en Israel y durante el rodaje mucha gente me decía que no se entendía bien dónde estaban: en Cisjordania hay 600 puestos de control y tanto éstos como los muros lo que hacen es separar a los palestinos entre sí no separar a los israelíes de los palestinos. Luego, una vez en Israel, ya no hay puestos de control ni muros. Y allí se sienten libres... mientras permanecen invisibles.

El pueblo de Emad, Dawayma, ya no existe: nosotros filmamos en uno llamado Suba, que sólo está parcialmente demolido. Hay cientos de pueblos que quedaron completamente arrasados en 1948-1950. Poco a poco, he ido localizando los restos de numerosos pueblos, creo que habré encontrado unos cincuenta. Pero lo que me impresionó mucho fue que mientras estaba rodando un documental en los campos de refugiados del Líbano conocí a muchos refugiados procedentes de un pueblo llamado Saffuriya, del que hablaban sin cesar, a pesar de que llevaban varias generaciones viviendo en el campo de refugiados. Por azar, vi un cartel en inglés donde figuraba el nombre de "Zapuri" y un amigo me dijo que era el antiguo pueblo de Safuri. Me impresionó mucho descubrir toda esa tierra vacía, un pueblo vacío, cuando acababa de estar con mucha gente tan cerca, a hora y media en coche, que procedían de allí y para los que era imposible regresar.

No me pareció necesario hablar de forma precisa de la matanza de Dawayima, el pueblo de origen de Emad. Cuando conoce a Soraya y se lo dice, ella lo entiende sin necesidad de que hablen más de ello. Pero cuando están allí deciden levantar un pequeño "monumento", en un momento íntimo entre ellos y yo quería que se viera así.

En cuanto a Soraya, es una ciudadana estadounidense, que nunca ha vivido la realidad de la vida en Cisjordania, pero sí que ha vivido la realidad de la mayoría de los palestinos que están repartidos por todo el mundo, que sienten que les ha faltado un reconocimiento de lo que les pasó. Mucha gente piensa ingenuamente que el problema es que los israelíes y los palestinos están enemistados desde hace siglos, como si se odiaran genéticamente, pero es una forma de no afrontar el verdadero problema.

Como se ve durante la discusión con Irit, la artista israelí que vive en la casa del abuelo de Soraya, aunque Irit es hospitalaria y amable, Soraya le reclama un reconocimiento básico que no se ha producido.

Poesía y cine
Empecé como escritora y luego me di cuenta de que me interesaba la dirección. En mi trabajo hay una clara influencia de los escritores y la poesía árabe. Me parece que en La sal de este mar hay muchos elementos que se inspiran en nuestros poetas palestinos.

En general, en el mundo árabe, para un hombre, decir que es poeta es algo de lo que sentirse orgulloso, pero en Estados Unidos si un hombre dice que es poeta es como si tuviera un problema , hay una gran diferencia de apreciación desde este punto de vista.

En cuanto al cine, me interesaba pero no sabía exactamente por qué. Entonces empecé a trabajar en los platós, aceptando todos esos trabajos en los que piensas que vas a aprender algo, hasta que te das cuenta de que todo lo que haces es llevarle el café a alguien. Luego, empecé a trabajar en una agencia literaria que representaba a guionistas y leí mucho, muchos guiones, y empecé a tomarle gusto, pero al mismo tiempo me di cuenta de que Hollywood, Los Ángeles y Estados Unidos en general no eran un buen sitio para mí, no tenía la sensación de estar aprendiendo, así que ingresé en una escuela de cine en Nueva York, y ése fue mi verdadero comienzo. Allí descubrí enseguida las cosas que me interesaban: el montaje, la cámara, la escritura de guiones, descubrí que adoraba a los actores y que quería dirigir.

La elección de los actores
Yo conocía a Suheir Hammad desde hacía mucho tiempo porque es poeta y hacemos lecturas de poesía. Su historia es muy parecida a la de Soraya: familia exiliada en 1948, nacimiento en un campo de refugiados, criarse en un entorno de clase obrera emigrada a Brooklyn y una identidad profundamente arraigada en ella, junto con otras identidades. Cuando le comenté mi idea, ella se negó, me dijo que no era actriz y que no sabría cómo hacerlo. La convencí para que leyera el guión y enseguida vio que el personaje era ella y que podía hacerlo, y estuvo asombrosa en el plató.

En cuanto a Saleh Bakri, es actor de teatro y es hijo de Mohammad Bakri, una gran estrella del cine israelí, palestino, europeo, así que al principio yo no estaba muy interesada en él porque me gusta trabajar con actores no profesionales y con gente cuya vida esté muy próxima a la historia que se cuente, pero después de una audición percibí inmediatamente en él una profundidad real, una especie de tristeza y de ira contenida, que me hicieron darme cuenta de que era la persona ideal para el papel.

El título
Al principio elegí el título en árabe, que tradujimos por La sel de la mer. Es una película que habla tanto del mar, de la relación que los personajes tienen con él, de lo que el mar significa para los palestinos. Somos una sociedad mediterránea, y el mar forma parte de nosotros, pero ahora estamos lejos de él. Algunos palestinos no han visto nunca el mar... Pero para los refugiados que se exiliaron en 1948, el mar es lo único que vieron de Palestina. Hay unas memorias escritas por Chafiq Al-Hout, un palestino exiliado de Jaffa, en las que habla de ese momento de 1948, cuando estaban en los barcos y él miraba Jaffa mientras su barco se alejaba. Esta escena abre mi película.