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Destacado: En cines comerciales 'Anora' Palma de Oro en Cannes
  Brüno  Dirigida por Larry Charles
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En el año 2006, el ganador de dos premios BAFTA, el artista SACHA BARON COHEN llevó a la gran pantalla al periodista kazajo Borat Sagdiyev en Borat (Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan). En esa película, Baron Cohen, el director Larry Charles y su equipo, exponían las vergonzosas hipocresías de la cultura occidental con un estilo de cine de guerrilla que dio como resultado una comedia que arrasó entre el público y la crítica de todo el mundo. El filme le supuso a Baron Cohen un Globo de Oro® a la mejor interpretación de comedia y una nominación al Oscar® al mejor guión adaptado. Los realizadores permitieron al público reírse y avergonzarse frente a ridículos prejuicios y gracias a ello produjeron un éxito sin precedentes que recaudó más de 260 millones de dólares en la taquilla mundial y sentó nuevas bases para la provocación y el riesgo que eso supone.

El creador, estrella, guionista y productor de Borat y de la serie de televisión Da Ali G Show ha concebido Brüno, uno de los personajes de Baron Cohen en su premiada serie.

Uniéndose nuevamente a Baron Cohen y a Charles, están sus colaboradores de siempre, los productores Jay Roach (Borat, Los padres de él [Meet the Fockers]), Dan Mazer (el programa de televisión Da Ali G Show, Borat) y Monica Levinson (Zoolander [Un descerebrado de moda], Borat), así como el productor ejecutivo y coguionista, Anthony Hines (Da Ali G Show, Borat).

El equipo de detrás de las cámaras incluye a los directores de fotografía Anthony Hardwick (Borat, y la serie de televisión Trust Me) y Wolfgang Held (American Teen, y la serie de televisión Carrier); los directores artísticos Denise Hudson (Accepted, y la próxima de estreno, The Perfect Game) y David Saenz de Maturana (el programa de televisión Curb Your Enthusiasm, Borat); los montadores James Thomas (Borat, y la serie de televisión The Flight of the Conchords) y Scott M. Davids (Borat, The Flight of the Conchords); el diseñador de vestuario Jason Alper (Da Ali G Show, Borat). La música de la película está compuesta por Erran Baron Cohen (Da Ali G Show, Borat) y el supervisor musical es Richard Henderson (Borat, Religulous).

Sacha Baron Cohen, Anthony Hines, Dan Mazer y Jeff Schaffer (El gato [Dr. Seuss’ The Cat in the Hat], Eurotrip) escribieron el guión sobre un argumento de Sacha Baron Cohen, Peter Baynham (Borat, Arthur Christmas de próximo estreno), Hines y Mazer.


Conseguirlo nuevamente: Rodando la comedia extrema
Siguiendo a la gran proyección y atención que provocó Borat, el viaje fílmico por el mundo del especialista en moda más famoso de Austria (y presentador de Funkyzeit Mit Brüno) comenzó por parte de los realizadores con una simple pregunta, "¿Podemos volver a lograrlo?"

Esto era posible… si lograban mantener a su estrella y fuerza creativa fuera de la cárcel y con vida hasta el final del rodaje.

Si algo aprendieron el director Larry Charles y los productores Sacha Baron Cohen, Dan Mazer, Jay Roach y Monica Levinson de su tiempo en Borat, fue a vivir con un axioma: "Conoce y obedece la ley y siempre ten un plan de escape". Estaban seguros de que si Baron Cohen era puesto entre rejas o herido, la producción se tendría que interrumpir y se atrasarían varias semanas. Esta máxima se llevó a rajatabla en todos los aspectos de la producción y pudieron ajustarse al plan.

Siempre, salvo en una ocasión.

Si bien la mayoría de los rodajes de cine tienen un estricto plan de rodaje al que atenerse y el equipo artístico y técnico saben lo que se espera de ellos, el equipo de BRÜNO no disfrutó de semejante lujo. Todas las tardes antes del día de producción, el grupo tenía que determinar que se rodaría al día siguiente. Establecían una línea de acción, llegaban a la escena y la rodaban a toda velocidad. Luego se trasladaban a otra localización donde otra vez excedían los límites pero sin llegar a quebrar la ley.

La credibilidad fue crucial para lograr la comedia extrema de Borat, y el equipo, en esta oportunidad fue un poco más allá y tuvieron encuentros más frecuentes y serios con la policía que anteriormente. Pero la cosa no terminó ahí. El equipo recibió llamadas del FBI advirtiéndoles de amenazas de muerte, de golpizas, mafias rabiosas y armas cargadas en todas y cada una de las etapas del camino.

La experiencia en Borat enseñó al equipo técnico y artístico a que todos tenían que estar en el mismo barco (y trabajar con la mayor discreción) para asegurarse de que el estilo de rodaje-guerrilla funcionara. Desde el momento en que Baron Cohen fue detenido por la policía de Milán después de rodar una aparición que interrumpió un evento de la diseñadora Agatha Ruiz De La Prada, para luego ser interrogado, desnudado y registrado por los oficiales, lo cierto es que no hubo un solo momento de aburrimiento en este itinerante rodaje.

Una vez que los escenarios iniciales (por ejemplo: Brüno siendo expulsado de un gran evento de moda; flirtear con avergonzados sujetos; y entrevistar a celebridades en referencia a sus esfuerzos humanitarios) fueron acordados entre Baron Cohen y sus compañeros guionistas, comenzó la investigación para hallar los mejores locales para visitar y la gente con la que se quería contar. Los resultados obtenidos en película sería lo que determinaría los siguientes pasos.

Después de más de 19 semanas no consecutivas a lo largo de todo un año de "bien aceitado y completamente desorganizado engranaje", se obtuvo el material necesario. Gracias a la escala reducida a la que se atuvieron, a ser furtivos y al apoyo del talento y la confidencialidad de un grupo de personas, fueron capaces de capturar lo que jamás se ha visto en la pantalla.

Viajando en cinco vehículos (tres furgonetas, una furgoneta de escape y una caravana que servía tanto para producción como para vestuario), el equipo técnico y artístico recorrió Estados Unidos, Europa y el Oriente Medio. Mantuvieron un agotador plan de rodaje al tiempo que atravesaron en Estados Unidos, Los Ángeles, Nueva York y Washington DC hasta Kansas, Texas, Alabama y Arkansas; Londres, Berlín, París y Milán en Europa; y Jordania e Israel en el Oriente Medio.

Lo que sigue a continuación es un ejemplo de sus extravagantes anécdotas.


Desnúdame y regístrame: El alto precio de la moda
Cuando Baron Cohen y sus compañeros de guión imaginaron que Brüno cubriera como reportero la semana de la moda europea, donde conocería su derrota final; exploraron varios eventos a los que podía asistir durante el lapso de tiempo en el que estaba programado el rodaje. Los realizadores no querían apostar todo a una localización por lo que se desplazaron a Nueva York, París y Milán y se acreditaron para diversos eventos en las respectivas semanas de la moda de cada ciudad.

El equipo llegó a la Semana de la Moda de Milán a fines de septiembre de 2008. Imaginaron un gag en el que Baron Cohen como Brüno vestiría un traje hecho por completo de velcro, saldría del coche y se abriría paso hacia la pasarela; el director Charles y el equipo de cámara lo registrarían todo en película. Los primeros intentos de entrar a los desfiles fueron fallidos porque la gente de seguridad reconoció y prohibió la entrada a todos los personajes claves de la producción. Los oficiales llamaron a la policía y entregaron al equipo de Brüno acusándolos de robar ropa.

Brüno había sido proscrito de la Semana de la Moda de Milán. La Cámara de la Moda Italiana lanzó un comunicado de prensa a todos los diseñadores advirtiendo la posibilidad de que Baron Cohen tratara de irrumpir en sus eventos; la cámara vetó el acceso de Brüno y de su compañía de producción a todas las fiestas y desfiles. Con la imagen de Baron Cohen en todas las emisoras de televisión y en Internet, este se convirtió en el hombre más buscado. Por su parte, la policía milanesa había declarado que sería arrestado en cuanto apareciera. Todos intentaban aplastar al fabuloso presentador con desesperada saña. A pesar de que todo indicaba que no obtendrían resultado si se presentaban en algún desfile, el equipo no estaba dispuesto a tirar la toalla. ¿La solución? Baron Cohen insistió en que todos cambiaran su apariencia y que crearan un equipo completamente nuevo. El director Charles se afeitó la barba y se cambió el pelo; el productor Mazer, igualmente se cortó el pelo así como otros miembros del equipo de cámara
milanés. Todos aquellos que aparecían en el último acto cambiaron de vestuario.

Completaron el efecto con pañuelos de alta costura y gafas de moda y se convirtieron en un equipo totalmente nuevo de profesionales de la moda para poder mezclarse entre los demás. Esta sería la última oportunidad del equipo de obtener la escena del velcro que los guionistas habían planificado cuidadosamente. ¿Qué se interponía entre ellos y el gran acto? Numerosos policías extras y mayor cantidad de miembros de seguridad con el objetivo de buscar a Brüno.

La oportunidad se presentó 30 minutos antes de que comenzara el show de la diseñadora de moda Agatha Ruiz De La Prada, y el hombre que había creado a Brüno supo lo que tenía que hacer. El equipo le proporcionó la acreditación oportuna y pudo entrar… no como el presentador de Funkyzeit Mit Brüno, sino disfrazado como un fotógrafo italiano con un traje fabuloso.

Acompañado por su estilista y su maquillador y el guionista Hines, Baron Cohen encontró un lugar escondido entre bastidores donde se pudo transformar en Brüno. Baron tuvo que contener su rápida respiración porque a pocos centímetros pasaban las modelos y los efectivos de seguridad. El artista sabía que si era descubierto sería la última oportunidad del equipo de capturar esta crítica escena. Pocos minutos después de que el desfile comenzara, vio su oportunidad. Salió rápidamente de su escondite entre bambalinas y pasó raudo frente a las desconcertadas modelos mientras que los guardias de seguridad se abalanzaban contra él.

Los productores se sintieron eufóricos cuando Baron Cohen (como Brüno en un traje de velcro cubierto de ropa) cayó sobre la pasarela. La multitud se enfureció mientras las cámaras seguían rodando. Justo en el momento en que el equipo había rodado lo necesario, seguridad cortó la luz y Baron Cohen fue sacado a rastras del escenario. La policía lo esposó y lo arrastraron hasta la cárcel, al tiempo que los miembros del equipo lo siguieron hasta allí. A pesar de que Baron Cohen reconoció que había cometido un error inocente (simplemente se había puesto un traje de velcro y había entrado) lo desnudaron y registraron y fue interrogado por siete oficiales de policía.

Impertérrito, el equipo continuó con su siguiente aventura. No habían pasado ni un par de días cuando Baron Cohen preguntó lo siguiente: "¿Podemos ir a la semana de la moda de París la semana próxima?" La respuesta de los productores fue: "Bien… ¡vamos a París!" Rodaron durante dos días en octubre y aterrizaron en las mejores butacas de los muy deseados desfiles de la línea de Stella McCartney y de Jean-Charles de Castelbajac. Brüno ataviado con otro escandaloso traje no dejaba de hacer comentarios mientras las cámaras rodaban.

Esta no sería la última oportunidad en la que los muy respetados, entre ellos, profesionales de la moda verían a Brüno.

A pesar de que la secuencia no fue utilizada en el montaje final de la película, la producción rodó una escena en una discoteca de Berlín donde Brüno se despedía del mundo de la moda. En medio de una fiesta rave que duraba toda la noche, Brüno irrumpió en la cabina del DJ, apagó la música y dio un discurso de diez minutos a los apabullados clientes.

Según el demente de la moda, el público fue receptor del "discurso más inspirador desde el ‘Tengo un sueño’ que pronunciara Martin Luther King". No hay necesidad de aclarar que los hiperquinéticos discotequeros no se tomaron muy bien el corte de la música y empezaron a mofarse del extraño hombre que les había dado el indeseado discurso. Botellas y copas fueron derramadas sobre Brüno. Al tiempo que los musculosos hombres de seguridad de la discoteca arrojaron a Baron Cohen del club y los clientes borrachos se abalanzaron sobre el hombre que había interrumpido su fiesta. Durante la revuelta, uno de los asaltantes hirió al artista en el cuello mientras que otros despedazaban su ropa.

Brüno estaba oficialmente fuera.


Encontrando a Lutz
Cuando los guionistas estaban dando forma a la aventura de Brüno, se dieron cuenta de que necesitaba a un socio en el crimen para el presentador en su viaje por el mundo. Para elegir a quien interpretara al segundo asistente de Brüno, el inicialmente sumiso (y enamorado sin remedio de su jefe) Lutz, la producción buscó exhaustivamente; se hicieron pruebas de casting en Estados Unidos, Alemania y Londres, entre muchos otros sitios. Lutz tenía que ser el "hetero" perfecto para Brüno, quien lo apoyara en sus absurdas ideas como birlarle un bebé a una tribu africana y tratar de convertirse en heterosexual. Y todo esto en nombre del amor.

Durante las pruebas, el productor Dan Mazer recordó a un actor de uno de sus filmes favoritos, una comedia sueca del guionista y director Lukas Moodysson, titulada Juntos (Tillsammans). Le había impresionado la actuación de Gustaf Hammarsten e insistió al equipo en llamarlo para que hiciera una prueba para el papel. Cuando el actor leyó su parte en la prueba, supieron que habían encontrado a su Lutz.

Junto con la estrella del filme, Hammarsten se arriesgó en numerosas ocasiones a lo largo del rodaje y fue un personaje imperturbable del grupo. Desde ser maniatado a Baron Cohen en una habitación de hotel hasta intercambiar golpes en una pelea en jaulas en Arkansas, el actor fue increíblemente versátil y valiente. Y tal como Baron Cohen, Hammarsten estudió alemán en el colegio y sabía lo suficiente como para seguir una conversación con Brüno en ese idioma.


Saltos desde el tejado y tobillos rotos: La fama duele
En la búsqueda de súper famosos de Brüno, encontró algunos sujetos curiosos para sus entrevistas. De todas maneras, nadie es más fascinante que aquellos que tienen el mayor desparpajo ante los medios: las celebridades. Desde Paula Abdul y La Toya Jackson a Brittny Gastineau y Ron Paul, Baron Cohen se las arregló para que cantantes, estrellas de los realities y políticos dijeran a cámara cosas que jamás nadie imaginaría.

Uno de los experimentos sociales más sorprendentes fue el uso de "La silla de mexicanos". El equipo puso en escena un irreverente gag en el que Brüno se da cuenta de que no tiene sillas donde sentar a sus entrevistados. ¿Qué se podía utilizar como sillas y bancos? Jardineros latinos, desde luego. Por supuesto, no pensaron que nadie se iba a sentar en realidad sobre los hombres (los cuales eran todos dobles y actores) a menos que se los presionara seriamente. Pero resultó asombrosamente fácil obtener la conformidad de las estrellas. Todas las celebridades se sentaron sin titubeos.

La juez de American Idol, Paula Abdul y la hermana del tristemente célebre Jackson, La Toya Jackson estuvieron de acuerdo en ser entrevistadas por Herr Brüno y sentarse sobre el "servicio". Ambas se apuntaron y se apoltronaron sobre las espaldas de los supuestos trabajadores. ¿Difícil de entender? El director Charles tiene una explicación; él cree que es parte de la naturaleza humana el querer alimentar nuestros egos y perdonarnos las "pequeñas" transgresiones que hacemos en el proceso.

De su trabajo en filmes como Borat y Religulous, Charles se ha dado cuenta, en dos palabras, de que la gente quiere ser entrevistada. Los artistas del momento, creen que es parte de su trabajo promocionar sus proyectos y ni ellos ni su equipo de publicistas son demasiado quisquillosos acerca de los detalles.

Para la gente corriente se aplica la regla de "todo el mundo quiere su segundo de fama". Con muchos sujetos, si pones una cámara y un micrófono frente a ellos, dirán cualquier cosa que estén pensando por la posibilidad de quince minutos de atención.

Al mismo tiempo que Abdul, Jackson y Gastineau fueron entrevistados en Los Ángeles, el equipo estaba en Washington DC esperando, para intentar pillar las palabras de un determinado político. En ese momento se presentaba a las elecciones para optar a ser presidente de Estados Unidos. Ron Paul fue entrevistado para el filme.

Fue un plan elaborado y arriesgado para el equipo de BRÜNO obtener esta entrevista. Tuvieron que lidiar con la policía del Capitolio y los Servicios Secretos, por no mencionar el ejército de gente que trabajaba con Paul. En cuanto la entrevista finalizó (y Paul abandonó indignado el set), se llevaron a Baron Cohen a toda prisa en una falsa patrulla de policía a coger un avión a Nueva York.

La ardua tarea de rodar BRÜNO, finalmente pasó su factura. El artista pilló una fuerte gripe y tuvo que guardar reposo y no se le permitió volar. La producción tuvo que interrumpirse durante dos días. A pesar de no estar completamente recuperado, con ayuda, pudo rodar la parte de la "silla mexicana", luego voló a Kansas para la secuencia en la que maniatado junto a Gustaf Hammarsten se abre paso a través del hotel y del centro comercial.

Durante la secuencia de la habitación del hotel en la cual están encadenados juntos a la cama, se les informó de que la policía estaba en la entrada del hotel. Al tiempo que los ilustres policías de la ciudad de Kansas subían en el ascensor, ambos hombres escaparon hacia abajo por la escalera de emergencia. Para su sorpresa, descubrieron que la escalera se terminaba en la segunda planta. Estaban atrapados.

Había que elegir entre enfrentarse a la policía (que significaba: posible arresto y deportación de los europeos) o saltar cuatro metros y medio y ser libres. Los artistas se arriesgaron y llegaron hasta el vehículo de escape.

Baron Cohen oficialmente había sido derribado. Los antibióticos le habían provocado aftas, la crema depilatoria que utilizaba le había dado una fuerte reacción, aún así, haciendo un gran esfuerzo para recuperarse de la infección en el pecho, Brüno volvió a la acción; hasta que su álter ego se rompió un tobillo por culpa de unas botas de plataforma durante una escena en el Oriente Medio y entonces la producción tuvo que interrumpirse por otras siete semanas.


Del terrorismo a la supremacía blanca: Relacionarse con los fundamentalistas
Si bien el director Charles y los otros productores habían aprendido que no había nada que no se pudiera esperar de Sacha Baron Cohen, hubo una cosa para la que no estuvieron preparados y eran las intenciones del actor de que Brüno ayudara en las negociaciones de paz de Oriente Medio.

La política general de las entrevistas es que Baron Cohen permite que los sujetos continúen hasta obtener la respuesta más honesta posible a la escena que previamente habían creado con sus guionistas. A pesar de ello, frente a la sugerencia de que el equipo se mezclara con terroristas, la reacción de los habitualmente valientes integrantes del equipo fue: "¿Cómo vamos a hacer eso sin que nos maten a todos?" Eran conscientes de que no podían ir tranquilamente a Jordania, Israel o Cisjordania y poner en marcha esa forma de trabajo.

Al menos eso fue lo que pensaron.

Antes de embarcarse en el periplo, el equipo se entrevistó con expertos en Medio Oriente para conocer cuáles eran los límites que jamás se podían sobrepasar; y se comprometieron a ayudar a los asesores claves palestinos, jordanos e israelíes y entender los tácitos códigos de conducta. Si los siguieron o no, esa fue otra historia.

La región fue, sin lugar a dudas, la más intimidante y peligrosa en la que el equipo había rodado. Después de convencer al anterior primer ministro jordano para que participara en una entrevista en su casa de 90 minutos, Baron Cohen necesitó entrevistarse con la familia real del país para suavizar las cosas. Y si eso, junto a las conversaciones con algunos miembros del Mossad y otros políticos fundamentalistas de la región, no fue suficiente, Baron Cohen en el papel de Brüno se dirigió hacia un área de Cisjordania (zona C) que no está bajo el control de los israelíes. Si algo salía mal, no contarían con la ayuda del ejército israelí. Los realizadores realmente estaban a su suerte.

Sorprendentemente, la cabeza de la unidad de Belén de la brigada del grupo terrorista al-Aqsa Martyrs estuvo de acuerdo con encontrarse con un corresponsal. El líder de la secta conocida por sus atentados suicidas se sentó con Brüno mientras un ayudante traducía las curiosas y altamente ofensivas declaraciones del entrevistador. Mientras la entrevista era llevada a cabo, estaban rodeados por los guardaespaldas de los terroristas… que a cada minuto estaban más agitados.

Una vez que Baron Cohen y Charles llegaron a una localización secreta en Cisjordania, fueron informados de que la inteligencia palestina sabía que estaban allí y que los tenía vigilados. Sin tiempo que perder, el equipo juntó todo el material que necesitaba y rápidamente se dirigió hacia territorio protegido.

¿Qué proceso de paz estaría completo sin tener la opinión del otro bando? Uno de los experimentos más rápidos de la producción fue el cruce ostentoso de Brüno a través de la frontera judía de Israel. Dentro de esta sociedad conservadora, los hombres y las mujeres tienen prohibido mostrar la piel (incluyendo la de las piernas y los brazos), por lo que cuando Brüno salió a pasear en pantalones muy cortos y ajustados y un sombrero al estilo Little Debbie , la multitud persiguió a Baron Cohen como represalia por sus ofensas.

La muchedumbre clamaba por sangre. Un gran número de enfadados judíos ortodoxos comenzaron a rodear a Baron Cohen con la intención de castigarlo por sus acciones. El artista se vio forzado a esconderse en el negocio de un compasivo vendedor hasta que llegó la furgoneta y le permitió huir del lugar. Solo entonces se calmó la situación y se evitó el creciente riesgo de disturbios, cuando agazapado en el suelo del vehículo escapó a toda prisa.

Cuando volvieron a Estados Unidos, el equipo de producción asumió que entonces estarían a salvo. Estaban equivocados. El equipo entró en contacto con un terrorista doméstico igual de peligroso que al que habían entrevistado al otro lado del mundo. A pesar de que las secuencias no fueron utilizadas en el montaje final de BRÜNO, el equipo rodó en la casa de un partidario de la supremacía blanca. El hombre que había pasado una década en prisión por violenta propagación del odio no se tomó muy bien cuando Brüno le presentó a su entonces amante gay, Diesel. El supremacista cerró su puño y se abalanzó sobre Baron Cohen, quien fue capaz de evitar el puñetazo y salir a salvo de la casa.


Despiadados padres en escena
Otro punto de interés para el equipo fue la fascinación mundial en torno a la vida de las celebridades y los confusos mensajes que los artistas ofrecen cuando exhiben a sus familias ante el ansioso público. El equipo creativo cayó en la cuenta de que si Brüno trataba de parecer un abnegado y adorable padre, podría (al menos en su mente) dar un salto dentro de la comunidad de famosos.

Naturalmente, tendría que adoptar un niño. ¿Y qué más podría hacerlo parecer más cariñoso que ser un famoso padre que lleva a un bebé africano de una ínfima aldea a su poco ortodoxo hogar? Si Madonna y Angelina pudieron hacerlo, también podía Brüno.

De la misma forma que se luce un accesorio, Brüno acarrearía a su hijo adoptado (interpretado por unos gemelos) a todos los sitios a los que fuera… desde pruebas de casting, bodas improvisadas en California a programas de entrevistas en Texas. Por supuesto, los padres de los niños y un trabajador social se convirtieron en parte del equipo y proporcionaron el apoyo necesario a los gemelos durante todo el proceso.

Sin embargo, en ningún sitio la sorpresa fue mayor que en el aeropuerto internacional Dallas-Fort Worth. Al tiempo que el director Charles rodó la escena con las reacciones de los pasajeros, Brüno y su asistente pretendieron coger a su bebé recién llegado, de la cinta de equipaje. El personaje de alta sociedad acababa de volver de un safari en África y el niño era su más valioso y fantástico souvenir.


Aunque Brüno no era el único que quería ser una superestrella.

Pocos encuentran el camino de la fama tan tentador como algunos padres de niños aspirantes a actores. Los realizadores quisieron que Baron Cohen como Brüno examinara a los protagonistas de ese mundo, para lo que se organizaron una serie de múltiples pruebas de casting con los cuidadores de los niños "aspirantes" a actores en Sherman Oaks, California, en febrero de 2008. Se les comunicó a los entrevistados que sus niños serían considerados para una sesión de fotos con el niño del presentador. Para todos aquellos que formaban parte de la producción, fue asombroso escuchar las extrañas y peligrosas cosas a las que los padres estaban dispuestos a llegar para que sus niños se convirtieran en parte del ojo público.

Cuando fue el momento de que Brüno se pusiera frente a la cámara, Baron Cohen planteó las preguntas más exageradas posibles para saber hasta qué punto los padres de estos niños permitirían que se pusiera en peligro a sus hijos. En el momento en que el presentador finalizó con las últimas pruebas, el equipo estaba tan preocupado con las extrañas reacciones de los padres frente a los cada vez más espeluznantes escenarios que se les había planteado que quisieron asegurarse de que los padres no los pusieran en práctica. Los miembros del equipo llamaron a los dispuestos papás y mamás para advertirles de que no deberían actuar como si su niño hubiera sido elegido para el papel; porque en ese caso no serían parte de la sesión de fotos.


Encerrado y cargado: A la caza de Brüno
Cuando comenzó con la producción de Da Ali G Show, hace ya varios años, Sacha Baron Cohen creía que debía utilizar sus habilidades de improvisador para llevar a la gente por el camino que él quería y obtener sus reacciones frente a la cámara. Parece ser que estaba equivocado. Gran parte de ese acoso y antagonismo no era en absoluto necesario. Descubrió que una vez que los entrevistados tenían una cámara frente a ellos y eran provocados con situaciones incómodas, estos reaccionaban con increíble honestidad. La gente no dice ni hace cosas frente a la cámara que en realidad no quiere.

De la misma manera, el director Charles y los productores estuvieron fascinados cuando se dieron cuenta del nivel de agresión que producía en algunos sujetos al ser confrontados con la homosexualidad de Brüno. Un acto tan simple como un beso entre hombres podía sacar de quicio a cierta gente, y esas reacciones fueron captadas en cámara. En algunos momentos, llegaron a estar tan fuera de sí que quisieron agredir físicamente a Baron Cohen.

Este sin duda fue el caso en Alabama cuando viajó con cuatro cazadores. Los hombres estuvieron de acuerdo en ser acompañados por el corresponsal extranjero y su equipo mientras iban de caza, aunque bajo ninguna circunstancia dejarían sus armas. El equipo intentó que los hombres dejaran a un lado los rifles durante el rodaje, pero no fue tan fácil como suena. De hecho, en cuanto se caldeó el ambiente, las desenfundaron.

Una vez que los cazadores se dieron cuenta de que Brüno era gay y creyeron que le estaba echando los tejos a uno de ellos, cargaron sus rifles. La producción se encontró en un punto muerto, en medio de la oscuridad con hombres armados y cada vez más nerviosos con las bromas de Baron Cohen. Para el momento en que el equipo levantó campamento, los cazadores echaban chispas e instantes después sus reacciones llegaron al punto de ebullición. Durante una discusión, uno de los hombres apuntó con un arma a uno de los integrantes del equipo.

Era el momento de partir, antes de que la situación se saliera de control.


No preguntes, no cuentes: Poniendo en peligro a la Seguridad Nacional
Después de que Brüno decide que para alcanzar la fama tiene que convertirse en heterosexual, se embarca en un viaje a través del país para erradicar cualquier pista de su homosexualidad. ¿La parada lógica para lograr algo tan complicado? Los cuarteles de la Guardia Nacional del Ejército de los Estados Unidos en Anniston, Alabama, a unos 100km de Birmingham. Desafortunadamente, esa unidad de la Guardia Nacional no fue capaz de proteger su propia base de un astuto infiltrado británico.

La producción consiguió el escenario propicio cuando preguntaron a un contacto en la Guardia Nacional si el equipo de producción podía introducirse por un día en la base para grabar un programa. Explicaron que el propósito de la visita era contar al público cómo vive y trabaja un candidato a oficial en la escuela de entrenamiento. Por su parte, Baron Cohen, una vez infiltrado como recluta, se vistió con lo último de la moda militar (es decir, Dolce & Gabbana) y dejó perplejos a sus compañeros soldados con sus proezas.

No fue uno de los mejores días de la defensa nacional. Cuando la furgoneta de la producción llegó al campo de entrenamiento nadie pidió ninguna identificación. Los jóvenes reclutas no podían hablar con libertad a menos que tuvieran una orden directa de su comandante, y esta regla, extrañamente, fue lo que el equipo necesitaba para que no se desvelara el incógnito; si a los soldados de entre 20 y 22 años se les hubiera permitido hablar, los miembros superiores se hubieran enterado de lo que mucho de ellos ya sabían: que el hombre detrás de Borat estaba entre ellos.

Una vez que el equipo oyó el rumor de que los jóvenes sospechaban que Baron Cohen estaba allí, juntaron todas sus cosas y salieron de allí a toda velocidad. En el momento en que subían al artista a la furgoneta, los guardias les gritaron que se detuvieran y comenzaron a cerrar las puertas. Pero eso ocurrió diez segundos tarde, Brüno (y la cantidad precisa de material grabado de su actuación en la escuela de entrenamiento) ya estaban del otro lado de la puerta. Si el equipo se hubiera demorado un instante más en la huida, la Guardia Nacional habría confiscado las cintas y estas jamás hubieran visto la luz del día.

Cuando los reclutas fueron confrontados con la pregunta "¿Sabíais quién era el recluta?", ellos respondieron con un firme: "¡Sí, señor! ¡Sacha Baron Cohen, señor!"


Peligrosas peleas en jaulas: Desenmascarando la homofobia
Además de entrevistar a un líder terrorista en el Oriente Medio, una de las cosas más arriesgadas a las que se enfrentó la producción fue cuando en una pelea de jaulas Brüno se da cuenta de que el amor de su vida está en el ring, frente a él. Tal y como lo hicieron con el resto de las tomas para el filme, Charles y los productores tenían reservada otra localización para el supuesto caso de no obtener el material deseado en el primer día de rodaje. Y si era necesario, más tarde poder intercalar material y así salvar la escena. Ellos sabían que una vez que se supiera que la producción estaba en la ciudad la noticia se extendería como la pólvora; tenían que tomarle la delantera al público.

En ningún otro sitio el rodaje se tornó tan peligroso como cuando los entrevistados y otros sujetos del filme vieron cómo se desenvolvía la relación entre Brüno y su compañero de viaje, Lutz.

A principios de junio de 2008, la producción trabajó en un local en Texarkana, Arkansas, y presentó la noche de "Blue Collar Brawlin" en la que el público podía ver lucha libre y conseguir cerveza barata. Brüno, transformado después de varios duros meses en las carreteras americanas aprendiendo a ser heterosexual, se enfrentaría a cualquiera que desafiara al "macho" en el que se había convertido. Este punto de partida significaba poner los estrictos códigos morales locales al límite.

Era de vital importancia para la producción evitar cualquier ruptura de leyes y estatutos, y en todo momento se aseguraron de estar dentro de la legalidad. Por otro lado, el equipo no quería vérselas con oficiales de policía enfurecidos y realizaron todos los esfuerzos posibles para que las fuerzas del orden estuvieran de su parte. Tampoco estaba demás, saber que estaban lo suficientemente cerca de otros dos estados en el caso de que tuvieran que escapar de Texarkana.

La primera noche en el local de Southwestern Arkansas solo les enviaron policías para que actuaran como guardias de seguridad. Pero una vez que la producción informó a los oficiales de que el público podía llegar a ponerse nervioso cuando –durante el curso del evento de la noche- dos hombres se besaran, la policía les contestó que en ese caso ellos no cubrirían el evento. Sin embargo volverían si algún miembro del público llamaba quejándose o si se presentaba algún problema. Si es que volvían.

El equipo artístico y técnico estaba a su suerte.

Como productor, guionista, creador y protagonista de la comedia, Baron Cohen sabía que sería imposible para él interpretar su personaje si estaba preocupado por la seguridad de su equipo. Momentos antes del primer abrazo entre los hombres, la multitud empezó a arrojar sillas y un luchador que estaba entre el público trepó hasta la jaula y desafió a Baron Cohen a pelear. Charles, el director, no obtuvo nada del material que necesitaba, pero Baron Cohen y su equipo escaparon justo a tiempo. La policía jamás volvió al lugar.

De un día para otro, movieron toda la operación unas cuantas horas al norte, hacia Fort Smith, Arkansas. Una vez allí, el equipo de BRÜNO fue contactado por la policía local en relación a lo ocurrido en Texarkana; los oficiales eran renuentes a cubrir el evento. Como la policía era la única seguridad certificada por el centro de convenciones, la producción pensó que estaban pasando una racha de mala suerte. Afortunadamente, los productores se reunieron con el jefe de policía y algunos otros oficiales para obtener los permisos necesarios. Dejaron la reunión armados con una lista de ordenanzas que eran aún más estrictas que las leyes del estado de Arkansas.

Habían aprendido la lección, para el evento en Fort Smith, el equipo se aseguró de que no hubiera botellas de vidrio que pudieran ser utilizadas como proyectiles y unieron con cables todas las sillas para que los asistentes no pudieran lanzarlas al ring.

Segundos después del beso, el público se enfureció. Poco después uno de la multitud desató una de las sillas y la lanzó contra la cabeza de Baron Cohen. Llegados a este punto del disturbio los artistas fueron sacados de las instalaciones. Los miembros del público y otros luchadores gritaban epítetos y rodeaban al equipo y la furgoneta. Todo terminó después de varias horas rodeados cuando 40 oficiales de policía de Fort Smith ayudaron a rescatar al equipo y acallar a la airada muchedumbre.