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  Un conejo sin orejas  (Keinohrhasen)
  Dirigida por Til Schweiger
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"En el 2006, tenía un rodaje en Los Ángeles", dice Til Schweiger. "Mi coautora, Anika Decker, también estaba ahí y escribía las escenas de las que habíamos hablado mientras yo actuaba frente a la cámara. Por las noches nos reuníamos y seguíamos con la trama de Un conejo sin orejas. Dormimos poco aquellas semanas. Iba todo sobre ruedas, pocas veces he visto algo así. Así que no paraba de decirle que siguiéramos, porque iba de maravilla. Terminamos a las cinco semanas. Toda una suerte en comparación con Barfuß, que tardamos cinco años en acabar".

"Normalmente son mujeres las que escriben las comedias románticas", continúa Schweiger. "En mi opinión, la calidad de Un conejo sin orejas radica en que los autores sean un hombre y una mujer, por eso es una película para un público tanto masculino como femenino, porque tanto Annika como yo hemos incluido nuestras experiencias. La mayoría de las cosas nos han pasado y otras cosas nos las han contado, por eso la comicidad es tan auténtica. Un conejo sin orejas es en realidad la primera comedia romántica alemana de verdad, pero no es una película de mujeres. Aunque a las mujeres les guste más, a los hombres también les entusiasma".

"La calidad de una película se basa en su argumento. El final de una comedia romántica es predecible, ya que nadie quiere ver una comedia de amor en la que la pareja no termine junta". Schweiger añade, "Lo especial es la trama. ¿Qué ocurre en el camino hacia ese final? Los ingredientes son clásicos: algunos para el corazón y otros para reírse".

"Los diálogos son muy, muy reales y a la vez para mondarse de risa", comenta Armin Rohde.

"Til y Anika se han basado en la realidad, te sientes como si estuvieras escuchando unos diálogos de verdad"., dice el productor Tom Zickler. "Se corresponde con el espíritu de la época; la historia no parece una actuación. La forma en la que hablan Ludo (Til Schweiger) y Anna (Nora Tschirner), en la que se comportan... es muy real, se basa en la vida real. Pero a la vez es muy descarada en lo que respecta al sexo y las relaciones en general. Las situaciones que se describen en el guión se parecen a situaciones reales que y Til y Anika han reciclado muy bien. No es nada fácil integrar una anécdota con la que te partes de risa en una historia sin perder su sentido".

"La conversación sobre sexo que aparece en el guión ha tenido mucho éxito. Después del casting, sobre todo los actores masculinos confesaban que habían aprendido con la lectura, siguiendo el lema 'siempre se agradece, aprender algo de una película'". Schweiger comenta: "la película incita al público a replantearse su actitud ante las relaciones y el sexo".

El productor Tom Zickler dice: "se trata de valores humanos que se terminan poniéndose a prueba en los avatares de la vida. El periodista de prensa rosa se ha acostumbrado a su mundo, pero de repente se encuentra en una situación totalmente desconocida".

Esta situación surge cuando una juez le condena a 300 horas de trabajo social en una guardería. "Til Schweiger es padre, una fase en la vida en la que uno se replantea qué es lo realmente importante", dice Zickler. "Uno establece las prioridades".

Por lo tanto, las guarderías no son una novedad para Schweiger, pero la guardería el recurso dramatúrgico perfecto para arrancar a Ludo de su día a día y confrontarlo con una nueva tarea.

"Ludo es un cazador de historias (supuestamente) buenas", dice Schweiger. "No tiene en cuenta los sentimientos de los demás. Ha tenido relaciones, pero no le fueron bien y por eso no tiene interés en una relación seria. Quiere ser libre".

Anna también ha tenido relaciones que han fracasado, pero ella sí quiere una relación seria. Al contrario que Ludo, ella no ha abandonado ese sueño. Desde la infancia detesta a Ludo, quien ya era por aquel entonces un insensible, y no ha conseguido ganarse su simpatía aún por culpa de su periodismo corrosivo. Por eso se alegra cuando lo condenan a trabajar en la guardería, y además bajo su dirección. Pero su animadversión no perdura. Cuando se conocen mejor, se dan cuenta que la distancia que los separa no es tan grande como pensaban.

Til Schweiger y su coautora concibieron el papel del periodista ambulante Ludo como un papel cómico para Schweiger, pero también tuvieron claro desde el principio quién iba a interpretar el papel de Anna: Nora Tschirner.

"El personaje está hecho para Anna y la interpretación de Nora es arrebatadora. Me fijé en Anna por primera vez en Kebab-Connection de Anno Saul y me pareció sobresaliente. Luego, en el rodaje de El barón rojo en Praga, Matthias Schweighöfer y yo vimos Soloalbum, en la que ambos participaban, y volvió a parecerme fantástica. Ahora, en Un conejo sin orejas, se supera a sí misma, en parte quizá por su bonito papel, pero sobre todo por su maravillosa interpretación. Al leer el guión se podría pensar que es el papel de la típica mojigata, pero no era lo que tenían pensado los autores. Nora consigue, a pesar de esa ropa holgada nada favorecedora, estar guapa y sexy. Como actriz, Nora no es nada vanidosa y tiene una capacidad para la comedia poco habitual. Y por eso es, para mí, la actriz con más fuerza y más completa de su generación en Alemania".

En lo que respecta al guión, dice Schweiger: "cuando escribo un guión, escribo el papel del protagonista para mí. Pero en este caso estaba claro que Nora Tschirner iba a ser Anna, porque los dos teníamos pensado desde hacía tiempo rodar una comedia romántica. Escribir el papel de un personaje para un actor en concreto facilita las cosas. En KnockinŽ on heaven’s door no escribí el papel conscientemente para mí y cuando rodamos me di cuenta que algunos diálogos no fluían. Ahora, tras algunos años, ya no ocurren esas cosas: en los ensayos nos dimos cuenta de que el lenguaje estaba hecho para Nora y para mí. Y al rodar, los diálogos fluían".

Mientras que los papeles de Til Schweiger y Nora Tschirner estaban claros desde el principio, el papel de Matthias Schweighöfer como fotógrado mano derecha de Ludo Moritz tuvo que disputárselo con unos cuantos jóvenes actores. La elección era clara: Schweiger y Schweighöfer hacen una pareja perfecta.

"Soy amigo de Matthias, pero no se me ocurrió para el papel de Moritz", recuerda Schweiger. "A veces los árboles no te dejan ver el bosque. En el casting comprobamos si alguno de los mejores actores alemanes de las nuevas generaciones encajaban en mi idea de Moritz. Cuando llegó Matthias, lo contratamos en tres minutos. Tiene un potencial como actor enorme, es muy gracioso, es perfecto para la comedia y actúa desde el instinto. El mayor problema fue su larga melena, que sólo se dejó cortar protestando mucho, aunque ya se ha acostumbrado. Sólo podía decirle: “deja de llorar, ¡si te pareces a Steve McQueen de joven!“ Matthias es un compañero muy agradable, apenas tiene 25 años pero ya es muy maduro. Dará mucho que hablar".

La recién llegada Alwara Höfels interpreta el papel de la mejor amiga y compañera de trabajo de Anna, Miriam. Ya en el casting demostró que había química entre ellas, como observa Zickler: "Su amistad en la película era muy creíble. Trabajamos con una agencia de casting que nos presentó a actores desconocidos además de a los conocidos, y así encontramos a Alwara. Para un productor es mucho más bonito descubrir nuevas estrellas que acudir a los números de los actores conocidos. Y con Alwara no nos hemos equivocado. Su naturalidad es grandiosa".

"Recibí el guión para la escena la noche antes del casting y pensé: "no me da tiempo a memorizarlo, tendré que improvisar", dice Alwara Höfels. Eso hice y salió bien".

"Alwara acababa de terminar sus estudios en la escuela de interpretación y había participado en su primera obra de teatro seria, pero aún no había actuado en el cine", dice Til Schweiger. "Si estaba nerviosa en el casting, no se notó con ese acento berlinés con el que hablaba. Después admitió que no contaba en absoluto con el papel. La verdad es que algunos miembros del equipo dudaron al principio cuando me decidí por Alwara porque hubieran preferido contar con algún nombre conocido para este papel. Pero consiguió conquistar a todos y les encantó. Se podría comparar a Alwara con Cameron Díaz o Drew Barrymore: es bellísima, y muy dulce, aunque a primera vista parece muy terrenal. Los hombres la encuentran sexy, las mujeres simpática, una cualidad poco habitual que comparte con Nora Tschirner. A Alwara le auguro también un gran futuro".

"La personalidad de Miriam no se parece en nada a la mía. He tenido que inventármela por completo", dice Höfels. "¡El diálogo sobre sexo me costó muchísimo! Cunnilingus, poner una palabra así en mi boca me da muchísima vergüenza. En la escena explico una cosa con un plátano y cuando por la noche me fijé en el gigantesco plátano que habíamos utilizado me di cuenta de que habíamos hecho un gran trabajo".


Cameos: pequeños papeles, grandes intérpretes
El director Schweiger le preguntó a actores a los que conocía si les apetecía interpretar papeles invitados en un nuevo proyecto, un concepto que ya funcionó muy bien en Barfuß.

"Sólo por la amistad no van a acceder, tiene que convencerles el proyecto en cuestión", dice Schweiger. "Y eso sólo se consigue con un buen guión. Al menos a mis compañeros les gustan las películas que hago, y por eso colaboran".

Admirado veía el productor Zickler a los profesionales trabajando. "Es típico oír: "hombre, es cómico, es lo que uno espera de él", pero las cualidades que hay que sacar de cada uno no están siempre tan claras. Sigue sorprendiéndome lo que pueden hacer nuestros actores con algunas escenas que sobre el papel no son tan graciosas. En la secuencia del spa, Matthias Schweighöfer hace reír al público con un par de gestos solamente".

Jürgen Vogel (el compañero de Schweiger en Wo ist Fred?) hace una divertidísima parodia de sí mismo en Un conejo sin orejas que el director y guionista escribió expresamente para su compañero, y no se hizo de rogar: "Cuando Til me llama y tiene un buen papel para mí, siempre digo que sí. Me gustan sus interpretaciones y sus películas. Y siempre que puedo ayudar, lo hago. Y esta vez hasta puedo interpretarme a mí mismo, es fantástico. Ya sólo leyendo el guión me partía de risa".

Schweiger añade: "al contrario de su papel invitado en Barfuß, esta vez el papel Jürgen es mucho más importante: ¡vamos a hacerle un monumento! Le gustó el guión y su actuación, y a mí también me encantó. El papel lo escribí específicamente para él sin que todavía hubiera accedido.

El iracundo e impertinente redactor jefe de Ludo lo interpreta la pareja cómica de Bully Herbig Rick Kavanian, compañero también de Schweiger en (T)Raumschiff Surprise-Periode 1. Dice Tom Zickler: "en el casting, Til le pidió una vez que hiciera de tartamudo, después que ceceara y después que hablara con acento vienés. Rick es un actor impresionante, improvisó el papel del colérico austriaco y nos convenció de inmediato. Aún cuando interpreta a un tío insoportable sigue ganándose la simpatía de los demás".

Matthias Schweighöfer añade, "me quedé muy sorprendido en el rodaje cuando en el almuerzo vi que Rick Kavanian era muy educado y humilde y que se podía hablar de cosas serias con él. No es lo que esperas de un comediante".

Al igual que en Barfuß, el popular Armin Rohde (Räuber Hotzenplotz, Die Bluthochzeit) también tiene un papel invitado aquí. "Me partía de risa ya cuando Til me contó de qué iba el papel", recuerda. "Dije que sí sin leerme el guión". Y sobre su papel del payaso Bello dice: "en realidad Bello quiere ser una estrella del teatro. Al menos estar en la escena berlinesa, pero seguramente sólo interpreta pequeños papeles en teatros de provincia. En cualquier caso se gana un dinero extra trabajando de payaso. Es una persona desgraciada y no lo puede ocultar delante de los niños, lo que le da un aspecto más cómico".

"No importa lo pequeño que sea un papel, Armin siempre aporta algo especial, y Un conejo sin orejas no es una excepción", se alegra Tom Zickler.

Para el papel del taxista cascarrabias que deja en la estacada a Ludo y a Nora en un momento crítico, Schweiger consiguió al legendario Wolfgang Stumph, que dio vida al célebre inspector de policía Stubbe en la pequeña pantalla alemana.

"Admiro a Til desde hace años", dice Stumph. "Nos conocimos en una entrega de premios para la que él estaba nominado. Se acercó espontáneamente a mí, me ofreció colaborar y yo le dije que sí igual de espontáneamente. Siempre he querido hacer el papel de un malo, porque en mi papel de Stubbe y en otras películas siempre he hecho de bueno. Tal vez el taxista de Un conejo sin orejas sea el primer paso para un giro en mi carrera".

"Queríamos que en la película hubiera una petición de mano de alguna celebridad y estuvimos pensando en a quién podríamos proponérselo", dice Schweiger. "Al principio pensé en el el jugador de fútbol Lukas Podolski, pero tiene poco tiempo por los entrenamientos. Vladimir Klitschko no se estaba preparando para un nuevo combate durante el rodaje, como boxeador era un poco más independiente. Vladimir es un campeón mundial de boxeo muy atractivo y simpático y además habla muy bien alemán. Yo ya lo conocía y le propuse el papel. Tiene talento para la interpretación y lo hace muy bien, es muy natural. Delante de la cámara no puede hacerlo todo el mundo".

"¿Pero quién iba a ser mi mujer?", se preguntaba Klitschko. "Y entonces lo supe: Yvonne Catterfeld. En mi profesión se dice que el puño encaja en el ojo".

"Cuando se lo comentamos a Yvonne Catterfeld le apeteció mucho "casarse" con Vladimir"., comenta Schweiger. "No sólo tiene dotes de cantante, sino que es una actriz maravillosa".

Sobre su intervención, dice Klitschko: "La experiencia fue fantástica. ¿Si volvería a aceptar un papel? El papel de campeón mundial de los pesos pesados es en estos momentos en el que más me veo".


Niños, niños
Gran parte de la película se ambienta en la guardería en la que trabajan Anna, Miriam y ahora también Ludo. Los integrantes de la película tenían que prepararse para dos semanas de rodaje con un bullicioso grupo de mocosos con papeles más y menos importantes.

"A los niños no se les puede dirigir, por eso trabajo de otra forma con ellos", dice Til Schweiger. "Cuando les describes la escena con demasiado detalle, actúan con poca naturalidad.

Se ve a menudo en el cine alemán. Notas enseguida cómo los niños repiten lo que les ha dicho el director. En EEUU es diferente porque los actores los escogen de entre 30.000 niños. Aquí no se podría hacer algo así. Así que tengo que ser consciente de qué quiero de la escena. Tenía miedo de estas escenas, porque en este mundo se suele decir: "evita las escenas con animales y con niños", porque apenas se les puede dirigir"
.

El plan de rodaje se concibió de tal forma que siempre se pudiera preparar una escena alternativa sólo con los adultos, en caso de que el trabajo con los niños no se pudiera hacer. No podemos permitirnos dejar al equipo entero de brazos cruzados"
, dice Schweiger. "Pero sorprendentemente el rodaje con ellos fue mucho mejor de lo esperado. Al final depende del ambiente que se respire en el set. Como productor y director soy responsable de que el ambiente sea distendido. Nada de intrigas y nada de gritos".


Escenario: Berlín
"Hasta ahora sólo he rodado en Renania del Norte-Westfalia, y tenía ganas de rodar una película en Berlín", dice Schweiger. Hay unas localizaciones preciosas. Aunque queríamos evitar las zonas más típicas y mostrar la ciudad desde otro ángulo.

En Berlín también están las oficinas de la productora de Schweiger y Zieckler, Barefoot Films. "Por eso el rodaje lo hacíamos en territorio conocido", dice Zieckler. "La guardería la construimos en Brandemburgo, en una vieja mansión, a nuestro gusto. Había dos escenarios. Uno en el que rodábamos y el otro en el que los niños podían jugar. Los niños se sentían como en un campamento de verano. Una guardería auténtica como escenario no habría funcionado, porque no se puede cerrar a cal y canto durante dos semanas de rodaje".

Las secuencias del spa y la petición de mano de Vladimir Klitschko que Ludo echa a perder fueron rodadas en el lujoso Hotel de Rome en la Bebelplatz. "El rodaje en el Hotel de Rome fue fantástico porque podíamos hacer lo que quisiéramos. La cúpula de cristal que según el guión se rompía con el peso de Ludo ya la tenían, como si estuviera hecha para nosotros. Podíamos rodar como si se tratara de un estudio de rodaje real. Un escenario así habría sido muy caro si hubiéramos tenido que construirlo. Para un productor es fantástico que la plantilla del hotel te abra las puertas y te dé la bienvenida".

Los reporteros Ludo y Moritz informan directamente desde la alfombra roja de los Premios del Cine Alemán. El momento álgido de la película: La entrega de premios era auténtica. El equipo de Un conejo sin orejas rodó en plena entrega el 4 de mayo de 2007, en el palacio junto a la torre de radiotelevisión de Berlín.

"También en la entrega de premios fueron muy amables con nosotros", dice Tom Zickler. "Un día fantástico. ¡Todo el equipo fue a trabajar vestido de gala! Naturalmente no podíamos interrumpir el evento, así que planeamos el rodaje muy meticulosamente antes. Esta atmósfera auténtica le va que ni pintada a nuestra historia".

"No fue nada fácil conseguir la autorización para rodar durante la entrega, pero lo conseguimos", afirma Til Schweiger. "Claro que tuvimos que cumplir con unas condiciones precisas, que no eran nada fáciles de cumplir. El esfuerzo mereció la pena, porque es demasiado costoso montar una escena así para la película, porque la historia es muy realista, sólo Nora, Matthias y yo interpretamos papeles de ficción en el evento".

"En la alfombra roja de la entrega de premios me di cuenta por primera vez de lo difícil que es el trabajo de los fotógrafos. Las luchas que se dan entre ellos", comenta Matthias Schweighöfer sobre su experiencia como el fotógrafo Moritz. Hoy día veo a los periodistas con otros ojos, también me doy cuenta de lo mucho que dependen del humor del que esté el actor".


Colorido no es multicolor
Todas las películas tienen un aspecto específico, tal vez la mejor forma de describir mi "sello" como director sea que evito a toda costa los telefilmes, porque suelen utilizar planos americanos. Yo por el contrario, como ya hice con Barfuß rodé Un conejo sin orejas con planos de conjunto o primeros planos, porque en la gran pantalla son mucho más atractivos visualmente. Se diferencian de lo demás.

"En lo que a la luz se refiere, Un conejo sin orejas se diferencia mucho de Barfuß". La taquillera película de 2005 tenía unos colores muy saturados, porque estaba concebida como un cuento atemporal. "Un conejo sin orejas, por el contrario, es mucho más realista", dice Schweiger. "Aunque la secuencia de la guardería es una excepción. La guardería la construimos nosotros y parece un mundo de cuento. Estuve viendo algunas guarderías antes de rodar, y todas parecen tan desoladoras... No quedan bien en la gran pantalla. Por eso nos construimos una guardería de ensueño en Brandemburgo. En cualquier caso yo soy de la opinión de que una comedia no tiene por qué ser clara y multicolor por definición, como suelen hacer en Hollywood. Las comedias británicas suelen parecerse más a mi concepción del cine".


Sonidos para la atmósfera adecuada
"Para mí, la banda sonora de una película es muy importante. Al princpio del proyecto ya fui seleccionando temas que me parecían adecuados", afirma el director. "En las comedias románticas el objetivo es sencillo: la música debe ser emocional, crear una atmósfera positiva. Cuando tengo suficientes temas, me reúno con los compositores. El fabuloso Dirk Reichardt y su equipo también colaboraron en Jetzt oder nie, Barfuß y One way. Les muestro los temas y les explico lo que yo tengo pensado. En Barfuß, le dije por ejemplo: "no quiero violines, sólo quiero piano y guitarra." Esta vez decidimos : mucha guitarra, algunos violines y menos piano que en Barfuß. Y Dirk ya se pone a componer antes de revelar el primer metro de película".

"Las demás canciones de la película también las escojo yo", prosigue Schweiger. "Claro que no domino todos los estilos musicales, por eso invito a los miembros del equipo, desde el chófer hasta el maquillador, a que me propongan sus propias ideas: "traed la música que creáis que podría pegar en nuestra película." Cuando se ponen a pensar 60 personas, consigues una gran selección. Además, también les digo a algunos sellos que me envíen muestras. Finalmente termino con cientos de Cds en la sala de montaje, de ahí sí que puedes sacar cosas. Estoy muy contento con la banda sonora. Será mejor que en Barfuß"


Til Schweiger – delante y detrás de la cámara
Como director, Schwieger se preocupa por cada detalle: es el coautor del guión, productor, director, protagonista y montador. ¿Cómo se puede hacer un trabajo tan creativo abarcando tantas áreas?

"Cuando empezamos a rodar, ya habíamos terminado el guión y no tuve que ocuparme de la producción porque la película tenía financiación"., dice Schweiger. "De las labores diarias de producción durante el rodaje se hacía cargo mi socio Tom Zickler y el director creativo Mark Popp. El montaje lo hacía por la noche, en el descanso para el almuerzo y los fines de semana. Sólo me quedaba actuar y dirigir. Ya con otras películas comprobé que podía compaginar ambas cosas. Necesito más tiempo para comprobar mi propia actuación y también la interacción con los compañeros. Y este tiempo lo compenso con otras cosas. No ruedo las escenas cinco o seis veces en bloque. Cuando tengo el primer take, voy a por la siguiente escena. Si no queda bien, ruedo 13 takes, pero me ocurre pocas veces. Eso es posible si tienes un buen guión y buenos actores, las repeticiones son innecesarias. Es útil tener unos buenos cámaras, maquilladores, escenógrafos, montadores... Si lo consigues, sólo hay que tener cuidado de no ser un obstáculo para ellos, como decía Billy Wilder".

Sobre su socio de producción, Tom Zickler, dice Til Schweiger: "Es el hombre de negocios y yo soy el creativo. Somos complementarios. Somos amigos, yo confío en él. No se me ocurre un socio mejor".

Y según Tom Zickler, "Til tiene una energía increíble. Nadie en Alemania ama el cine tanto como él. Intentamos ayudarle en todo lo que podemos. Durante los últimos 15 años, su carisma y su capacidad han ido en aumento. Él decide en el set, motiva al equipo. Cuando contratamos a otro director en alguna película producida por Til y por mí, a veces es difícil porque Til es muy dominante".

"Si Til quiere algo, no importan los obstáculos con los que se encuentra, porque los supera todos", dice Matthias Schweighöfer. "Y yo lo valoro mucho. Es un buen director. Como nota le pongo un 10".

Wolfgang Stumph añade: "Til trabaja de forma parecida a la mía. Prefiere hacerlo todo él, controlar su trabajo. Me gusta verle, porque podría aprender de él".

"Til siempre está abierto a las propuestas que le hacemos en el set, nos toma muy en serio",dice Rick Kavanian. Y Armin Rohde dice de él: "valoro a Til como compañero desde que lo conocí hace 13 años en El hombre más deseado (Der bewegte Mann)). Y ahora admiro la aportación de su trabajo como director al cine alemán. Para mí es un misterio, no sería capaz de ocuparme de tantas cosas a la vez".

Y con un gancho directo, remata Vladimir Klitschko: "Til es el mejor actor y director de Alemania. Cuando uno se divierte trabajando no notas el cansancio. Me quito el sombrero ante su energía, ante la calidad de su trabajo pese a las muchas funciones de las que se ocupa".

Sobre el rodaje, dice Tom Zickler: "Gran parte del equipo, el cámara, montador, director artístico... forma parte de la familia de nuestra productora. Por si acaso ya los contratamos en marzo de 2007, porque no queríamos prescindir de ellos. El guión estaba terminado el 7 de enero, así que había que ocuparse rápido de los preparativos. La firma del contrato no es mucho problema, lo importante es siempre poder enviar el dinero a tiempo. Por suerte, trabajamos bien con nuestro banco. Desde que terminamos el rodaje hasta que hicimos la primera proyección de prueba no pasaron ni cinco meses. Y eso es todo un récord. A Til le encantaría que todo se hiciera tan rápido, pero entonces tendríamos problemas en el futuro", dice Zickler asustado.

"Diez días después del fin del rodaje pudimos hacer una proyección de prueba, porque durante el rodaje ya habíamos montado las escenas", afirma Schweiger. "Sólo tres días después del fin del rodaje teníamos un montaje provisional, y muchas de las secuencias ya eran definitivas. Durante una semana estuvimos trabajando en la película y ya teníamos una versión provisional del filme. ¡Fue el montaje provisional más rápido de la historia!"

Y la rapidez del proceso no ha dañado en absoluto el resultado. Dice Schweiger: "el fabuloso resultado de la proyección de prueba no sólo fue el mejor de mi carrera (mejor que Knockin’ on Heaven’s Door, mejor que Barfuß), sino el mejor en la historia de la Warner Bros en Alemania. En el grupo de mujeres con más de 25 años tuvimos un 98% de aceptación, eso es casi imposible. Te sientes muy bien cuando ves que en el cine los espectadores reaccionan en las escenas que nosotros esperábamos. En estos casos aprendes mucho en los pases de prueba. Si una escena no funciona como esperabas, la quitas".

Al principio suscitó algunas críticas el extraño título de Un conejo sin orejas. "El título nos parecía difícil", admite el productor Zickler. "Pero es inconfundible, se queda en la memoria. Hay que explicarlo, y eso lleva a una discusión. En cualquier caso a los niños les encantan los conejos sin orejas".

Jürgen Vogel también lo ve así: "es un título raro, y eso es lo bueno. Es significativo, no se te olvida". Y Wolfgang Stumph reacciona igual que los potenciales espectadores: "¿Un conejo sin orejas? La gente siente curiosidad. Hay que ver la película. """

"Un conejo sin orejas es una película atrevida y ágil. En primer término está la comedia romántica, el papel para Til en el que los espectadores quieren verlo", dice Tom Zickler con convicción. "Pero puedes leer entre líneas, entre las frases divertidas y los gags, que se trata de una película sobre los sentimientos. A través de la música, del montaje, vives momentos que hacen estremecerte. Desde el punto de vista emocional, nuestra película se parece a Barfuß, pero Un conejo sin orejas es mucho más divertida".