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  Nunca me abandones  (Never let me go)
  Dirigida por Mark Romanek
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Dirigida por Mark Romanek sobre un guión de Alex Garland basado en la novela de Kazuo Ishiguro. El reparto de la película se completa con Isobel Meikle-Small, Ella Purnell, Charlie Rowe, Charlotte Rampling, Sally Hawkins, Nathalie Richard, Andrea Riseborough y Domhnall Gleeson. Los productores son Andrew Macdonald y Allon Reich por parte de DNA Films; de la producción ejecutiva se encargan Alex Garland, Kazuo Ishiguro y Tessa Ross; Richard Hewitt es el coproductor y Joanne Smith la productora adjunta.

El equipo creativo está formado por el director de fotografía Adam Kimmel, ASC (LARS Y UNA CHICA DE VERDAD), el diseñador de producción Mark Digby (SLUMDOG MILLIONAIRE. ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO?), el montador Barney Pilling (AN EDUCATION), la compositora Rachel Portman (EMMA), los supervisores musicales Randall Poster (FANTASTIC MR. FOX) y George Drakoulias (MARGOT Y LA BODA), y los diseñadores de vestuario Rachael Fleming (TRAINSPOTTING) y Steven Noble (LA PLAYA).

¿Tenemos el control de nuestro destino?. ¿Vivimos para nosotros o para otros?. ¿Qué nos hace humanos?. Estas preguntas, inquietantes y atrayentes, se encuentran en el núcleo de NEVER LET ME GO, la adaptación cinematográfica de la internacionalmente aclamada obra maestra de Kazuo Ishiguro, que arranca en el engañosamente sencillo escenario de un aislado internado inglés aunque crece hasta transformarse en un relato amplio y profundamente emotivo sobre el amor y la traición, la esperanza y el sacrificio, la mortalidad y el destino.

Cuando fue publicada por primera vez en 2005, la tensa e imborrablemente evocadora novela de Ishiguro fue alabada por muchos críticos como una de las mejores de la década. El relato constituía, en un nivel, un retrato sorprendente e intrigante de un mundo en el que la humanidad ha aprendido a clonarse a sí misma; y, en otro nivel, un íntimo y enrevesado triángulo amoroso entre tres amigos de la infancia.

Un libro de tan duradero impacto e influencia parecía sin duda estar destinado para la pantalla. Tal proeza se hizo realidad a través de la asociación de la mente literaria del guionista y novelista británico Alex Garland y el arte visual del ascendente director cinematográfico norteamericano Mark Romanek. Ambos abordaron NEVER LET ME GO tal y como Ishiguro la había enfocado, como un relato que no gira tanto en torno a la ciencia ficción sino, en vez de ello, alrededor de la fragilidad humana.

Romanek afirma que "muchas películas de ciencia ficción tratan del intento de huir de algún gobierno opresor o algo parecido, pero en nuestra película ocurre lo contrario. Estos personajes no huyen porque desde que nacieron les enseñaron a abrigar un sentimiento de orgullo y un sentido del deber acerca del lugar que ocupan en esta sociedad alternativa, por terrible que pueda resultar. No huyen, además y en parte, porque no hay ningún otro lugar al que ir. La película trata de la urgencia de fundirnos en un abrazo con la gente a la que amamos porque el tiempo es tan fugaz. Con NEVER LET ME GO, yo quería realizar una película descaradamente hermosa y privada de toda ironía. Nuestra esperanza era arrastrar al público al interior del mundo creado por Ishiguro. Para mí tenía especial importancia que la película fuera romántica, además de una experiencia estéticamente placentera, porque la verdad que esta película examina es agridulce".


Acerca de la novela y la adaptación
Kazuo Ishiguro lleva mucho tiempo fascinado por los temas, entrelazados, del amor, la pérdida, la dignidad, el deber, el sacrificio, la memoria y la creación de la persona que mostramos al mundo -y el mundo, a su vez, ha quedado fascinado por el arte de la narración de Ishiguro-. El autor ha sido en cuatro ocasiones candidato al premio Man Booker, algo verdaderamente excepcional; ha sido declarado uno de los "50 novelistas británicos más grandes de todos los tiempos" por el Times de Londres, y ha cosechado numerosos premios literarios y un sinfín de elogios en una carrera que todavía se encuentra en un indudable apogeo.

Sus novelas incluyen Los restos del día, ganadora del Premio Booker -acerca del sosegado desmoronamiento del perfecto mayordomo inglés en la Inglaterra de la postguerra-, que fue posteriormente adaptada en la fastuosa película de Merchant-Ivory LO QUE QUEDA DEL DÍA, ganadora del Premio de la Academia® e interpretada por Anthony Hopkins y Emma Thompson, así como Pálida luz en las colinas, Un artista del mundo flotante, Los inconsolables y Cuando fuimos huérfanos.

Pero la sexta y más reciente novela de Ishiguro, Nunca me abandones (en la que se basa NEVER LET ME GO), llevó su estudio de la persona humana a un terreno completamente nuevo. Sorprendiendo a sus incondicionales y a sus detractores, creó una especie de fábula literaria de ciencia ficción ambientada en un mundo de vida alternativa en la Inglaterra de los años noventa, cuando un proceso científico prepara a los jóvenes de un remoto internado para un destino desgarradoramente inesperado en el momento en que alcancen la mayoría de edad. Narrada por la aparentemente normal Kathy, la novela descubre, gota a gota, escena a escena, toda la importancia de los propios orígenes del personaje y la verdad que oculta el destino, que se acerca a velocidad excesiva, y a la que ella y sus amigos tendrán que enfrentarse con desesperación, pero también con un sentido del deber que acaba por imponerse y con una creciente devoción recíproca.

Andrew Barrow escribió sobre Nunca me abandones en The Independent que "el autor simplemente se sirve de un marco de ciencia ficción para arrojar luz sobre la ordinaria vida humana, sobre el alma humana, sobre la sexualidad humana, el amor, la creatividad y la inocencia de la infancia". Y Jonathan Yardley, en The Washington Post, dijo que "es, casi literalmente, una novela sobre la humanidad: lo que la constituye, lo que ella significa y la forma como es honrada o denegada".

La novela llegó a ser candidata al Premio Booker de 2005, al Premio Arthur C. Clarke y al Premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros; consiguió ser incluida en un número incontable de listas del Mejor Libro del Año; y la revista Time la declaró la mejor novela de la década, eligiéndola como una de las cien mejores novelas modernas jamás escritas.

La inspiración inicial le vino a Ishiguro no de los anales de la ciencia, sino más bien de un deseo de moldear a un grupo de personajes cuyas vidas enteras tuvieran que ser comprimidas en un espacio de tiempo descorazonadoramente breve. Esta idea más amplia fue lo que, al cabo, le llevó a crear el biotecnológicamente avanzado mundo de novela, con sus "donantes" y sus "cuidadores", quienes, por la misma naturaleza de sus breves y sacrificadas vidas, plantean preguntas fundamentales acerca de nuestras propias vidas como "originales".

"Aceptar esta situación más bien artificial me pareció una forma nueva de contemplar nuestra propia mortalidad", explica Ishiguro. "Yo no estaba tan interesado en el tema de la clonación como en la pregunta de ¿qué cosas adquieren importancia cuando éste es el telón de fondo de la propia vida? ¿Qué es lo que realmente importa? De modo que el relato trata tanto de la amistad, el amor y lo que uno hace en el tiempo que se le concede, como de cualquier cosa".

Dio comienzo a la novela con unos Kathy, Tommy y Ruth muy jóvenes y virtualmente a oscuras de su espeluznante situación -saben cosas pero las desconocen; les han dicho algo, pero en realidad no les han contado nada- hasta que ellos, como el lector, se dan cuenta, por completo y de forma desoladora, de cuál va a ser su misión en la vida. "La intriga del libro coincide con la forma como, en mi opinión, a medida que vamos haciéndonos mayores, realmente descubrimos la realidad de la condición humana", comenta Ishiguro. "Adquirimos consciencia de la verdad de nuestras vidas con curiosidad y a regañadientes. Lo que distingue a los principales personajes del relato es que desde una edad temprana comienzan a hacer preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Por qué suceden estas cosas? ¿Por qué han sido las cosas dispuestas de esta forma? Estas preguntas son, en parte, lo que establece el vínculo especial existente entre ellos".

Aunque los niños hacen preguntas y se rebelan a su propia y limitada manera a medida que van creciendo, nunca intentan destrozar el sistema ni escapar por completo a su destino -que, según les dicen una y otra vez, es algo muy especial, algo verdaderamente fundamental para el mundo- ni a un futuro en el que no tienen opción. La brutal y desesperante verdad de su destino se convierte en una realidad a la que ellos mismos acaban resignándose, incluso cuando tratan de ser felices en medio de todo, tal y como la mayoría de nosotros hacemos en nuestras propias vidas.

"Los niños son cuidadosamente preparados para lo que va a llegar. Les cuentan malas noticias en pequeñas dosis pero de una forma muy sistemática, de modo que no los alteren mucho", explica. "Digamos que lo absorben con toda naturalidad, pero en realidad no lo sienten. Me parece que de alguna forma la infancia es así para la mayoría de nosotros. Todos somos niños encerrados en una burbuja".

Cuando la burbuja estalla, Kathy, Tommy y Ruth se quedan tambaleantes y, sin embargo, continúan aferrándose a esas pocas cosas esenciales que, por su propia decisión, son verdaderamente importantes, a saber, sus sentimientos recíprocos, fraguados en Hailsham antes de que supieran quiénes eran ellos en realidad. La aceptación de su deber, por repleto que esté de angustia y congoja, pasa a ser parte de su mayoría de edad.

El manuscrito acabado de Nunca me abandones no tardó en llegar a las manos del guionista Alex Garland, amigo de Ishiguro. Garland es un destacado novelista británico (The Beach, The Coma), autor de guiones de películas de gran éxito de crítica como 28 DÍAS DESPUÉS y SUNSHINE, situadas ambas en vanguardia del género de ciencia ficción. Cuando leyó Nunca me abandones, Garland no pudo dejar de atreverse a imaginarla en la pantalla.

"El libro, los personajes y los temas me llegaron tan inmediatamente que casi llamé a Ishiguro a mitad de la lectura para pedirle los derechos cinematográficos. Tuve que contenerme hasta llegar al final del libro", recuerda Garland.

Poco después, Ishiguro, que ya estaba siendo agresivamente perseguido por numerosos realizadores, accedió a otorgar su confianza a Garland. "Siento una gran admiración por Alex como guionista y como novelista y pensé que era sin duda la persona idónea para el proyecto", explica el autor.

A partir de ese punto, Ishiguro pasó a formar parte esencial del proceso. Le dio a Garland total libertad creativa pero Garland opinaba que la aportación del autor era indispensable. "Ishiguro estaba muy involucrado leyendo borradores del guión en cada etapa y pasándome notas", explica Garland. "Nos ayudó a decidir dónde podíamos comprimir y podar el relato, y qué era aquello de lo que no podíamos prescindir en absoluto. Aun cuando él no participaba directamente, siempre sentí poderosamente su presencia al estar yo tan concentrado en crear una adaptación tan fiel como me fuera posible. Mi trabajo, a mi modo de ver, era el siguiente: tomar las ideas de Ishiguro y convertirlas en cinematográficas".

Por ricas y matizadas que fueran esas ideas, Garland se encontró con un trabajo hecho a su medida. Como en la novela, Garland dividió el argumento en tres partes. En la primera, ambientada en Hailsham, conocemos a Kathy, Tommy y Ruth, que parecen escolares británicos normales aunque con extrañas diferencias. Aparentemente no tienen padres, les está prohibido abandonar el recinto de su colegio, no saben nada de la forma como funciona la sociedad y, tal y como su profesora, la señorita Lucy, acaba revelándoles, están siendo preparados para una vida de sacrificio en favor de otros. En la segunda parte, Kathy, Ruth y Tommy acaban los estudios e ingresan en un lugar llamado Las Casitas, donde, por primer vez, alcanzar a ver el mundo exterior y obtienen algunas pistas sobre cuál es realmente su origen.

En el tercer y último segmento de la película -titulado "Cumplimiento"- Kathy, Ruth y Tommy aceptan todos ellos, de distintas formas, los errores del pasado, sus más profundas esperanzas y su destino final.

"El territorio cambia de un lugar que puede parecer mágico, pasando por otro que es una especie de purgatorio de espera, hasta llegar a un sitio de pesadilla en el que el principal consuelo es amarse mutuamente", observa Garland.

Al cabo, afirma Garland, "me parece que el elemento esencial es darse cuenta de que Ishiguro estaba escribiendo acerca de las vidas de todos nosotros".

Garland se mantuvo muy fiel al diálogo de la novela y, más aún, buscó formas de recoger en la pantalla la sensibilidad del inconfundible estilo narrativo de Ishiguro, que crea su suspense basándose en lo que no se dice y en revelaciones comunicadas gota a gota, nunca todas en forma de torrente.

"Ishiguro hace constantemente sentir a sus lectores que están a punto de recibir una información importante y luego no acaba de facilitársela", reflexiona Garland. "De modo que siempre se ven arrastrados por un sentido subyacente de misterio y de estar pisando terreno inestable".

Al igual que Ishiguro, Garland consideraba el aspecto de la clonación que contiene la historia como accesorio a las cuestiones de mayor calado que su revelación saca a escena. "Me intrigaba que el relato tuviera lugar con un telón de fondo discretamente enmarcado en la ciencia ficción", concluye, "pero de lo que realmente trata es de la vida, la muerte y el amor".

Poco después de haber logrado la aprobación de Ishiguro, Garland llevó el libro en su formato de prueba a los productores Andrew Macdonald y Allon Reich, de la destacada productora británica DNA Films, quienes anteriormente habían producido LA PLAYA, adaptación cinematográfica de su novela The Beach, así como sus guiones originales 28 DÍAS DESPUÉS y SUNSHINE, todo ello bajo la dirección de Danny Boyle.

Macdonald y Reich quedaron inmediatamente enganchados. "El argumento de NEVER LET ME GO es increíblemente conmovedor", afirma Macdonald. "Es muy diferente de cualquier cosa en la que haya participado anteriormente. En el fondo, ésta es una trágica historia de amor. Con todo, no tenemos ni idea de lo que va a sucederles a los personajes y, al averiguarlo, su destino no deja nunca de perseguirnos".

Reich añade que "el mundo que Ishiguro crea en sus libros tiene algo muy específico y francamente extraordinario. El control de la narración y el de la voz en NEVER LET ME GO es sencillamente pasmoso. Cuando Alex se dirigió a nosotros diciendo que tenía una idea auténtica de cómo adaptarlo, nos dio la razón perfecta para participar".

Ese presentimiento tuvo su compensación. "Después, Alex nos trajo una adaptación hermosamente sencilla", prosigue Reich. "Comprimir un libro como éste en un guión de cien páginas manteniéndose fiel al espíritu del original resulta increíblemente difícil, pero él lo consiguió".


Visualizando el mundo de Never let me go: Mark Romanek se incorpora al proyecto
En ese momento, los productores se enfrentaban a otro reto: encontrar a un director que pudiera aportar poesía y elegancia visual al fantasmagórico, melancólico y, sin embargo, frecuentemente encantador mundo que Ishiguro había creado en sus páginas. Emprendieron la búsqueda de un talento original que poseyera una visión sin igual pero que también pudiera captar toda la sutileza y la profundidad del proyecto. Entonces, sin haberlo esperado ni pretendido, se puso en contacto con ellos el director de cine norteamericano Mark Romanek, un incondicional de Ishiguro que ya había caído rendido de admiración ante la novela.

Romanek cogió a los productores por sorpresa. Había surgido de los mundos creativos de los vídeos musicales y de la publicidad, logrando después su primer éxito importante con el aclamado largometraje RETRATOS DE UNA OBSESIÓN, en el que dotaba de un creciente sentido del misterio al sobrio thriller protagonizado por Robin Williams en el papel de un obsesivo encargado de una tienda de revelado de fotos. Ya rebosaba de ideas sobre la forma como enfocar NEVER LET ME GO.

"Mark es un realizador de fantástico talento que aporta a toda su obra un sólido estilo visual y un sentimiento de pasión. No podía ser más lógico que fuera él quien dirigiera esta película", apostilla Andrew Macdonald.

Ishiguro se mostró de acuerdo con la elección. "Mark es capaz de crear lo que, superficialmente, podrían parecer imágenes normales, pero bajo esa apariencia, están llenas de estremecimiento y posibilidades", dice el autor sobre Romanek. "Está cerca del tipo de sentimiento que yo trato de lograr como novelista, en el sentido de que lo que parece ordinario no lo es y nunca falta una sensación de desasosiego que se abra camino".

Romanek afirma haberse sentido atraído por la novela de Ishiguro precisamente porque sabía que nunca podría pretender que fuera una película de apariencia normal. El director sabía que tendría que idear formas de crear un mundo en la pantalla que, sin ser el nuestro, resultara no obstante conmovedoramente familiar; tenebroso y enigmático aunque matizado de alegría humana sin manipular; desolado pero lleno de una belleza que le diera vida, y el reto no podía estimularle más.

"Mi reacción ante el relato, que me pareció tan audaz y hermoso, fue fuerte y extraña. No podía dejar de pensar en ella y comencé a soñar con llevarla al cine", asegura Romanek.

Que también quedó encantado con la adaptación de Garland. "Era una síntesis verdaderamente hábil e inteligente de las complejas ideas y la emoción del libro", comenta. "Igual que había hecho al final del libro, lloré al acabar el guión. Alex escribe con un estilo muy minimalista. Este guión era muy escueto y directo, y eso resultaba emocionante porque daba la sensación de sólo estar esperando a un realizador que le diera cuerpo".

El proceso transformó en realidad los sueños iniciales que Romanek tenía sobre la película. El director afirma, en conclusión, que "lo que me entusiasma es que la película no tiene una sola escena que yo no haya visto antes. La naturaleza del relato interpreta cada interrelación humana, sin que importe cuán aparentemente familiar resulte, como algo extraño, lleno de tensión y patetismo. El aspecto de ciencia ficción del relato, las cuestiones de ética y moralidad, son cosas que serán discutidas, pero, para mí, el centro siempre estuvo en que ésta es, primero y principal, una historia de amor enormemente intensificada por una terrible verdad y por la imaginativa idea de una vida humana artificialmente condensada".


Kathy, Tommy y Ruth: Tres personajes en busca de sus orígenes
Darle cuerpo a NEVER LET ME GO supuso en primer lugar encontrar actores que pudieran dar vida a los tres principales e inusitados personajes. Aunque habían sido concebidos para un desenlace aparentemente inhumano, los personajes tenían que dar la impresión de ser personas conmovedoramente reales que se vieran metidas en medio de un tórrido triángulo amoroso al pasar de la inocencia de la infancia al sobrecogedor conocimiento del destino que les aguarda como adultos.

"Lo más importante era hallar actores que tuvieran una profunda afinidad con los personajes y con el libro", dice Romanek. "Para hacerlo, sometimos a pruebas a muchos de los actores jóvenes de más talento de Inglaterra". El relato está narrado por Kathy, que se describe a sí misma como una "Cuidadora", una misteriosa vocación cuya naturaleza va quedando clara a medida que el argumento va desarrollándose. Para interpretarla, los realizadores eligieron a una de las jóvenes estrellas más prometedoras que actualmente pueden hallarse en Gran Bretaña y en los EE. UU., Carey Mulligan, que atrajo la atención del mundo con su increíblemente naturalista actuación en el papel de una prometedora adolescente que se ve envuelta en una aventura amorosa con un estafador de mucha más edad en AN EDUCATION, logrando en 2009 una candidatura al Oscar® a la mejor actriz.

"Espero que en la narración logremos transmitir realmente la calidez de estos personajes y sus sentimientos recíprocos", explica la actriz. "Tenemos a Kathy, que resulta ser tan dura después de todo lo que ha visto y a lo que se ha enfrentado; luego, a Tommy, que en cierto sentido es el único de los tres personajes principales que tiene una respuesta razonable para el horror de la situación en que se ven todos; y, por último, a Ruth, que es tan humana y tan delicada que no puedo evitar simpatizar con ella".

"Carey es la actriz perfecta para un relato de Ishiguro", afirma el director Mark Romanek. "Es una de esas artistas que sufren de alergia natural al cliché. Actúa de forma aparentemente minimalista, pero la profundidad que irradia es intensa. Tiene una relación con la cámara, una comprensión de cuán poco necesita hacer para transmitir mucho. A decir verdad, al principio me sentí intimidado por la singularidad de su talento y, de cierta forma, me esforcé por encontrar maneras de ayudarla. Lo que yo podía ofrecerle era organizar un lugar seguro para trabajar; y crear estéticamente el ambiente, con la ayuda de la fotografía y el diseño de la producción, que le permitiera sentir de verdad la atmósfera de este mundo. El estilo de interpretación de Carey comenzó a informar efectivamente la estructura de la película, pues encajaba muy armoniosamente con mis ideas del estilo de Ishiguro. Y ella me ayudó a afinar la gramática visual que yo estaba tratando de crear como analogía de la prosa de Ishiguro".

Mulligan ya había leído la novela cuando celebró una reunión con los realizadores, impresionándoles con la debilidad personal que sentía por la obra y con la compasión que le inspiraba Kathy. Mulligan afirma que "al leerla por primera vez, tuve la sensación de que Kathy podría dar la impresión de ser un personaje casi pasivo porque, de los tres amigos, ella es la que se enfrenta con su situación de la forma más moderada y entierra todos sus sentimientos. Pero con Kathy, todo ocurre bajo la superficie, que, en mi opinión, es lo que la hace ser interesante a más no poder".

No menos atrayente para Mulligan era el tono de la película, que es de los que definen todo un género. "Me encanta que exteriormente no tenga nada en absoluto de ciencia ficción, aunque uno comienza lentamente a darse cuenta de que se encuentra en un mundo alternativo, que es realmente el telón de fondo de una historia de amor entre dos personas que, en realidad, nunca pueden estar juntas por ser quienes son", afirma.

El idilio entre Kathy y Tommy, sometido a la presión del tiempo y casi frustrado, resultó especialmente conmovedor para Mulligan. "Tuvimos auténtico cuidado con la forma como contamos la historia de Kathy y Tommy", explica. "Queríamos crear la sensación de que hubiera una sólida relación entre todos ellos, de modo que cuando vuelven a encontrase cumplidos los veinte años, es como si hubieran hallado por fin la verdadera felicidad... sólo que entonces se les ha acabado el tiempo. Es trágico y hermoso y a mí me encantó especialmente trabajar con Andrew Garfield, que encarna a Tommy. Es un brillante actor que nunca hace dos veces la misma cosa".

La relación de Kathy con su íntima amiga está mucho más cargada de complicaciones, ya que la traición juvenil de Ruth casi aniquila la breve y única ocasión que Kathy tendrá jamás de enamorarse. Del papel de Ruth se encarga Keira Knightley, una de las primeras actrices más solicitadas de Inglaterra y que se ha labrado un pedigrí especialmente literario. Fue candidata al Oscar y al Globo de Oro® por su interpretación de Elizabeth Bennett en la adaptación que Joe Wright hizo de la novela de Jane Austen ORGULLO Y PREJUICIO, mereciendo otra candidatura al Globo de Oro por su destacado papel en la adaptación realizada por Wright del clásico contemporáneo de Ian McEwan, EXPIACIÓN. MÁS ALLÁ DE LA PASIÓN. También es conocida en todo el mundo por su repetido papel de la aventurera Elizabeth Swann en la serie de enorme éxito en taquilla, PIRATAS DEL CARIBE.

Los realizadores se entusiasmaron al verla en una interpretación inhabitual. "Ruth es vivaz y manipuladora y aunque ella y Kathy son amigas íntimas, ella es, hasta cierto punto, la mala de la película, por lo que resulta fantástico verla interpretar a un tipo de persona completamente diferente", dice Andrew Macdonald.

Knightley admite que le costó lo suyo meterse dentro del equívoco corazón de Ruth. "La primera vez que leí el guión juzgué a Ruth con gran dureza. Ella trata de destruir la felicidad de dos personas, y yo tenía que tratar de averiguar por qué alguien hace esas cosas", explica. "Pero eso es lo que hace que mi trabajo sea tan interesante. Al final, llegué a ver las acciones de Ruth como resultado de haber crecido sin padres y de no haber tenido jamás realmente el amor que necesitaba. Así que cuando ve que sus dos amigos del alma se enamoran, su inmediata respuesta son unos celos profundos. Al cabo, descubrí una enorme simpatía por Ruth. Lo que hace no tiene excusa y, sin embargo, yo entiendo sus motivos y me da lástima".

Otro atractivo para Knightley era la ocasión de volver a trabajar con Carey Mulligan, con quien había entablado amistad cuando Mulligan interpretó a su hermana en ORGULLO Y PREJUICIO. "Carey es una actriz fenomenal y me encantó reunirme de nuevo con ella", afirma Knightley. "Le da a Kathy una fuerza que resulta intrigante. Es un papel dificilísimo y me sentí fascinada simplemente viéndola crear el personaje".

La amistad que en la vida real une a las dos caracterizó aún más sus actuaciones. "Es mucho más fácil emprender cosas difíciles cuando uno conoce bien a alguien", comenta Mulligan. "Había algo completamente instintivo en nuestra relación en la pantalla, y lo que Keira hace en la etapa de "Cumplimiento" de la película es lo que consigue que todo ello resulte tan desgarrador".

Romanek añade que "Carey y Keira, amigas en la vida real, aportaron una tangible sensación de cercanía a sus respectivas interpretaciones. No creo que dos actrices que hubieran sido dos desconocidas, por buenas que fuesen, pidieran haberlo reproducido de la misma forma".

De completar el triángulo que comienza en el internado de Hailsham y alcanza un punto crítico años después, se encarga Tommy, el sensible muchacho dado a arrebatos emocionales, y el único de los tres que se atreve, aunque sea por un momento, a imaginar romper con aquello para lo que los alumnos de Hailsham están siendo entrenados para llevar a cabo en el mundo real. Para darle vida, los realizadores corrieron el riesgo de contratar a un joven actor que estaba justamente empezando a destacar. Andrew Garfield volvió locos a los críticos con su papel de joven ex presidiario que cometió un terrible crimen cuando era un niño en el drama británico, aclamado por la crítica, BOY A. En fecha muy reciente ha conseguido el papel del nuevo Spiderman.

"Andrew fue una de las primeras personas que realizó una prueba para el papel de Tommy y tan pronto como lo vimos, saltó a la vista que era él", recuerda Allon Reich.

Romanek está de acuerdo: "Al instante me convertí en un gran admirador de Andrew cuando le vi en LEONES POR CORDEROS y en BOY A. Aborda las cosas de una forma sensible y original, lo que supone que siempre sorprende y merece la pena verlo".

Para Garfield, que había leído la novela y había quedado cautivado por ella, fue un gran honor interpretar a Tommy. "Para mí era una enorme responsabilidad tratar de encarnar al Tommy que Ishiguro ha creado", confiesa.

"Tommy es descrito por uno de sus tutores como poseedor de un gran corazón, aunque propenso a montar en cólera, y creo que eso lo resume muy bien", explica Garfield. "Es alguien muy intuitivo e instintivo, y todo le afecta profundamente a través de cada poro de su cuerpo. Quizá, al principio, no sepa conscientemente lo que está ocurriendo; pero de forma inconsciente, lo que ocurre hace revivir toda clase de emociones que se le escapan. Disfruté realmente interpretando el papel porque se trata de esa rara persona que entiende el mundo a través de los sentimientos más que mediante cualquier clase de análisis".

Garfield también fue conquistado por la historia de amor entre Tommy y Kathy. "Es como si fueran dos imanes que siempre se atraen mutuamente pero que, de alguna forma, se mantienen separados", comenta. "Es algo exquisito y, para ellos, algo que cambia el mundo, pero que también los obsesiona por la sensación de que han perdido tanto tiempo y tan precioso".

"Trabajar con Carey y Keira fue una alegría", añade Garfield. "Fue como ir al parque a jugar cada día, una experiencia muy natural y muy hermosa. Todos queríamos lo mismo -tratar el relato, el sentimiento y los personajes con respeto- y en ello, confiamos los unos en los otros".

Para Romanek, el trío formado por Mulligan, Knightley y Garfield llegó a ser superior a la ya importante suma de sus partes. "Me dejaban continuamente atónito con la emotiva inteligencia que aportaron a sus papeles; y, sin embargo, siempre enfocaban su trabajo con un sentido de diversión y liviandad. Cada uno trabaja a su manera -Andrew lo hace de una forma muy inmediata y sorprendente; me parece que Keira es muy cerebral y Carey es una increíble alquimista- pero, juntos, lo dan todo para hacer que esta historia sea tan fascinante y coherente como sea posible. No se limitan a recitar su papel. Estos actores crean obras de arte, lo que resulta pasmoso teniendo en cuenta su edad".

Acto seguido, los realizadores dirigieron su atención a encontrar a tres actores muy jóvenes que encarnaran a Kathy, Ruth y Tommy en su infancia, cuando por primera vez establecen lazos afectivos en Hailsham. Asignar los papeles de los equivalentes infantiles del trío resultó ser aún más peliagudo que hacerlo con los adultos; en especial, por ser ellos el centro del primer capítulo de la película, decisivo y que marca la pauta del relato.

"Una de las cosas que más me amilanaron cuando leí el guión era que la totalidad del primer acto de la película tenía que descansar sobre los hombros de chicos de doce años", confiesa Romanek. "Las exigencias que ello suponía para estos niños, y para que nosotros lográsemos acertar con el reparto, eran inmensas".

Dio comienzo una búsqueda de niños que no sólo tuvieran una madurez y una habilidad interpretativa inusitadas, sino que tuvieran un parecido singular con Carey, Andrew y Keira, tanto en el aspecto como en el comportamiento. A modo de ayuda, Romanek hizo que los actores adultos llevaran fotos suyas de cuando eran niños, las cuales eran expuestas durante las sesiones de confección del reparto.

Por fin, el ámbito de la busca se redujo a tres notables debutantes: Isobel Meikle-Small, de trece años, natural de Brighton, que recibió el papel de la joven Kathy; Ella Purnell, londinense de doce años, que interpretaría a la joven Ruth; y Charlie Rowe, de trece años, al que pudimos ver en LA BRÚJULA DORADA, que daría vida al joven Tommy. Reich asegura que "la situación no fue fácil, pero hallamos tres muchachos de excepcional talento que se hicieron cargo de los papeles. No sólo tenía cada uno de ellos la apariencia correcta, sino que además Isobel, Ella y Charlie son excelentes actores, seguros de sí mismos y nada cohibidos. Hay una excelente camaradería entre ellos".

Para establecer una relación palpable entre la infancia y la adolescencia de cada personaje, Romanek pidió a las tres parejas -Carey e Isobel, Keira y Ella, y Andrew y Charlie- que pasaran juntos todo el tiempo que pudieran antes y durante la producción. "Anduvieron juntos y llegaron realmente a conocerse", explica. "De esta forma, los actores más jóvenes comenzaron a aprender los gestos de los mayores y viceversa. Conversaron acerca de la vida y la interpretación y creo que aprendieron mucho los unos de los otros".


Los tutores: los actores secundarios
En el internado de Hailsham, Kathy, Ruth y Tommy están rodeados por tutores y profesores cuyo trabajo consiste en educarlos para sus futuras misiones, y que, sin embargo, están ellos mismos asustados y abrumados por su estremecedora tarea. Estos adultos son las únicas figuras paternas que los niños han conocido en su vida y, en contra de lo que se suponía, llegan a ejercer una enorme influencia sobre sus esperanzas y creencias.

Principal entre todos ellos es la directora del colegio, la señorita Emily, interpretada por la veterana actriz inglesa Charlotte Rampling, cuyas películas incluyen clásicos como RECUERDOS y VEREDICTO FINAL y, en fecha más reciente, SWIMMING POOL, de François Ozon. "He sido un gran admirador de Charlotte desde mi adolescencia y la idea de trabajar con ella era un sueño", asegura Romanek. "La señorita Emily es para los niños una figura de diosa, y la autoridad y el carisma de estrella de cine de Charlotte es justo lo que necesitábamos".

Rampling asegura que se sintió atraída porque le impresionó cuán estrechamente reflejaba el guión una novela que le había encantado. "Naturalmente, es imposible llevar a un guión todo lo que está en un libro, pero lo que Alex Garland había hecho era extraordinario", comenta.

La estricta observancia del status quo por parte de la señorita Emily está reñida con el espíritu libre de la nueva profesora, la señorita Lucy, a la que exaspera el silencio del colegio y decide contarles a los niños la verdad acerca de quiénes son y lo que les espera. La señorita Lucy está interpretada por Sally Hawkins, que consiguió un Globo de Oro dando vida a un tipo de profesora muy distinto en HAPPY, UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD, la oda que Mike Leigh compuso al optimismo invicto.

"Tan pronto como Sally apareció en mi radar, me pareció espectacular", dice Romanek. "Tiene una sensibilidad y una vulnerabilidad humanas que no puede ser más idóneas para la señorita Lucy. Cuando la señorita Lucy asume la responsabilidad de decir a los niños la verdad de quiénes son, Sally hace que resulte desgarrador".

Por último, de dar vida a la misteriosa mujer conocida en Hailsham simplemente como Madame, que lleva las obras de arte de los niños a una "galería" que permanece invisible, se encarga la destacada actriz francesa Nathalie Richard, cuyas películas incluyen, ESCONDIDO, de Michael Haneke; IRMA VEP, de Olivier Assayas, y LE DIVORCE, de James Ivory.

Para redondear el reparto figuran Andrea Riseborough (HAPPY, UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD) y Domhnall Gleeson (HARRY POTTER AND THE DEATHLY HALLOWS), en los papeles de Chrissie y Rodney, la joven y apasionada pareja que introduce a Kathy, Tommy y Ruth en las maneras del "mundo exterior" cuando se trasladan a Las Casitas, y les comunica un rumor que les permite un momento de creciente esperanza.


Una Inglaterra alternativa: El diseño de la película
La fuerza de la novela de Kazuo Ishiguro no sólo emana de las breves vidas de sus personajes, sino también y por igual de su ambiente. Todos los que participaron en NEVER LET ME GO -desde el director Mark Romanek al equipo creativo que trabajaba entre bastidores- querían trasladar ese ambiente a cada fotograma de la película.

"Yo quería crear una experiencia visual que reflejara la mía personal de lector del libro", explica Romanek. "Yo tenía ideas muy particulares sobre cómo lograrlo. Todos estuvimos de acuerdo en que la película debería carecer de las típicas imágenes de ciencia ficción y a todos nos pareció fascinante. En vez de ello, queríamos lograr la sensación de que había algo que quedaba fuera, algo ligeramente fantástico que recorría toda la película, aunque también deseábamos transmitir la sensación de que algo muy real estaba sucediendo".

A diferencia de la mayoría de los relatos de los que forma parte el jugueteo biomédico, NEVER LET ME GO no tiene lugar en el lejano, ni siquiera en el próximo, futuro. Se desarrolla en la última parte del siglo XX y plantea que los avances médicos han cambiado las normas de la mortalidad humana en la Gran Bretaña de la postguerra. "Una de las ideas centrales es que la película está ambientada en una realidad alternativa. No es el mañana. Es el ayer", advierte el productor Allon Reich. "El resultado es una especie de intemporalidad".

Ello llevó a los realizadores a una tierra de nadie cinematográfica. "No había verdaderos puntos de referencia, lo que resultaba fascinante", explica Romanek. "La única película que venía a mi memoria como vagamente similar era FAHRENHEIT 451 [basada en la novela de Ray Bradbury], pero con todo, ésta resultaba muy distinta. Nuestra estrategia consistía en comenzar con los tres exteriores principales, cada uno de los cuales representa, aparentemente, instituciones muy conocidas: un colegio, una granja y un hospital. El secreto básico de la película era lograr que estos tres lugares que, aparentemente, son muy fáciles de identificar, parecieran más bien raros y fuera de lugar de una forma que no quedase especificada. Ésa es la fantástica tensión de la novela de Ishiguro".

Para diseñar los detalles de un mundo tan ligeramente fuera del tiempo, los realizadores contrataron a un talentoso grupo de pensadores creativos que incluye al director de fotografía Adam Kimmel, al diseñador de producción Mark Digby, a los diseñadores de vestuario Rachael Fleming y Steven Noble, y a la diseñadora de maquillaje Sian Grigg. "Ha sido uno de los mejores equipos técnicos con los que jamás haya trabajado", asegura el productor Andrew Macdonald. "La pasión por este material, el guión y el libro unió a todos".

En busca de inspiración visual, Romanek retrocedió hasta uno de los realizadores favoritos de Ishiguro, el director japonés Mikio Naruse, quien en los años cincuenta y sesenta realizó películas de "shomin-geki" (dramas de la clase trabajadora), espléndidas por su elegante narración y sus imágenes austeras. "Natuse tiene una cualidad de circunspección y sencillez, además de un profundo patetismo, que encaja con Ishiguro", dice el director. "Sus películas tienen una fascinación por la fugacidad, la provisionalidad y el valor del tiempo. No queríamos imitar su estilo, pero ver sus películas y otras obras del cine japonés de la época influyó sin duda en mi forma de concebir las cosas".

El ambiente de la película estaba tan interrelacionado con la interpretación de los actores que Romanek incluso pidió al equipo de diseño de producción que diseñara los espacios donde ensayaría el elenco. "Con gran disgusto del departamento de diseño, yo quise sumergir a los actores en este ambiente especial tan pronto como fuera posible", reflexiona el director. "Quería que comprendieran el tono de la película que yo andaba buscando".

Para modelar la apariencia de la película, Romanek colaboró con el director de fotografía Adam Kimmel, que estaba presto y dispuesto a buscar formas de mezclar lo hermoso y lo lírico con lo descarnado y lo inquietante. "De muchas maneras, el estilo de la película, su ritmo y otras opciones estéticas fueron dictadas por lo que Adam y yo veíamos con los actores", explica el director. "Lo que nos inspiraba era nuestro deseo de crear un mundo visual en el que estos actores, que tanta fortuna habíamos tenido en conseguir, pudieran presentar su trabajo en grado óptimo. Yo había trabajado con Adam anteriormente en unos pocos anuncios de televisión pero traducir a imágenes una novela de Ishiguro era una experiencia harto diferente".

"Me pareció que una de las cosas interesantes de Ishiguro, especialmente en este libro, es la forma como su sensibilidad japonesa armoniza con este escenario y esta cultura tan sumamente británicos, por lo que pasé mucho tiempo estudiando el modo como podríamos aplicar conceptos que aparecen en la estética japonesa a este mundo tan inglés, tales como las ideas de Mono No Aware [una compenetración con las cosas], de Wabi Sabi [belleza imperfecta, transitoria e incompleta], de Yugen [gracia y sutileza profundas], conceptos y temas que informan gran parte del arte y la cultura japoneses", concluye Romanek.

La elaboración de las texturas y contornos de ese mundo le correspondió al diseñador de producción Mark Digby, que había sido candidato al premio BAFTA por su trabajo de diseño en SLUMDOG MILLIONAIRE. ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO? Digby supo inmediatamente que su creatividad sería puesta a prueba de nuevas formas en este proyecto.

"El estilo literario de Ishiguro es conciso, controlado y evocador, pero no demasiado específico", observa. "Lleva al lector a lugares que uno cree conocer y a estados de ánimo que resultan familiares, pero que están en un mundo alternativo. Así mismo nos contuvimos mucho y fuimos muy estrictos sobre la forma como dispusimos y diseñamos las cosas. La idea era que lo que uno vea siempre parezca que le resulta un tanto familiar, aunque nunca haya detalles que lo aseguren".

La gama de colores fue especialmente importante. "Nos mantuvimos por completo al margen de los colores primarios", observa el diseñador. "La gama es muy apagada, incluso descolorida, lo que añade justo ese toque extra de rareza".

Cada uno de los tres capítulos de la película tenía sus propios temas cromáticos. "En Hailsham, todo es oscuro y sugeridor de bosques, lleno de marrones y verdes", dice Digby. "Cuando llegamos a Las Casitas, todo es más brillante y más etéreo, usando los mismos colores pero de una forma más optimista, desenfadada y natural. En el último capítulo de la película, hay una sensación más científica o médica, con mucho azul, aguamarina y plata".

El equipo de Digby inspeccionó exteriores en todo el Reino Unido para hallar edificios que no parecieran anclados en la historia. Para el Colegio Hailsham, la producción rodó exteriores en Ham House, una mansión de estilo Estuardo del siglo XVII situada a orillas del Támesis, que tenía exactamente la cualidad bucólica adecuada, llena de jardines y bancos de piedra, para el remoto internado y que también, según se cree, es una de las casas más embrujadas de Gran Bretaña, lo que reforzaba el perturbador ambiente.

Para crear Las Casitas, el centro rural de reinserción social donde los alumnos de Hailsham viven después de acabar sus estudios y antes de incorporarse a las ocupaciones que les están predestinadas, la producción se desplazó a una granja de Hertfordshire. Otras ubicaciones clave incluyen Clevedon Pier, donde Ruth busca a su "Posible"; la ciudad turística costera de Bexhill, donde fue descubierto el exterior de la casa de Madame, dentro de la cual un esperanzador mito queda aclarado; la Playa de Holkam, en Norfolk, rebosante de ambiente, que fue utilizada para las inmensas y líricas dunas de arena en las que Kathy, Ruth y Tommy vuelven a encontrarse cerca ya del clímax del relato; y un viejo hospital que hizo las veces de fantasmagórico e inhóspito interior del Centro de Recuperación de Kingsfield.


Un aspecto intemporal: Creando el vestuario
Los mismos principios de diseño rigieron la creación de los vestidos por parte del equipo formado por Rachael Fleming, cuyas películas incluyen TRAINSPOTTING, EL DIARIO DE BRIDGET JONES y 28 DÍAS DESPUÉS, y Steven Noble, que fue diseñador adjunto de vestuario, a las órdenes de Fleming, en EL DIARIO DE BRIDGET JONES y LA PLAYA.

"Esta película suponía todo un reto en cuanto al vestuario", comenta Noble, "porque está ambientada en un universo paralelo que exigía reflejar el pasado reciente, desde los años setenta a los noventa, a la vez que pareciera completamente intemporal. No es fácil tanto funambulismo".

La pareja de diseñadores utilizó gran cantidad de ropa de segunda mano, el tipo de prendas desgastadas y vagamente excéntricas que podemos encontrar colgadas en un rincón oculto de una tienda de artículos de segunda mano para beneficencia. También pidieron a diferentes internados británicos que les enviaran uniformes viejos, con los que crearon la dispareja mezcolanza de los uniformes de Hailsham. "Los chicos no necesitan identificarse a sí mismos ni a su colegio, por lo que los uniformes son muy elementales y sencillos, sin emblemas, bandas ni insignias de ninguna clase", explica Fleming. "Cualquier sentido del estilo que tengan sólo proviene de lo poco que fugazmente han visto del mundo exterior".

Entretanto, los profesores lucen lo que Noble llama una "elegancia de aspecto rural". "Utilizamos siluetas de los años sesenta pero confeccionadas en tweed, lo que consigue que parezcan de época sin pertenecer realmente a un lugar y tiempo específicos", explica.

Más adelante, cuando los niños se hacen mayores y se trasladan a Las Casitas, su ropa sigue siendo la que recibieron como donación en el "reparto extraordinario" justo antes de que abandonaran Hailsham. "El reto a que nos enfrentábamos en Las Casitas era que el aspecto de la ropa siguiera siendo el de auténticas prendas heredadas a la vez que sirvieran para presentar en escena a tan notables actores", comenta Fleming.

Al final, el equipo creó una Inglaterra que no es exactamente como cualquier otra Inglaterra que hayamos visto en el cine. "Ésta no es una suntuosa evocación de Inglaterra", observa Romanek. "No hay objetos nuevos ni brillantes en la película. Todo está deslucido, desgastado y es heredado. Aquí es donde entró en escena la idea de Wabi Sabi. Siempre hay un sentido de que el tiempo está haciendo, tictac, tictac, tictac. Tuvimos cuidado de poner relojes de pared y de pulsera casi en cada escena, porque el argumento gira en tan gran medida en torno al paso del tiempo y el extraordinario valor del mismo. Intentamos hacerlo también con el diseño de los sonidos: no son sólo los relojes los que marcan el paso del tiempo; también lo hacen el viento y los ritmos de la naturaleza".

Cuando la película quedó terminada, los realizadores sometieron a todos sus componentes, desde el vestuario a las interpretaciones, pasando por la fotografía, a una última prueba: enseñársela a Ishiguro. Recuerda Romanek que "había un temor y una ansiedad tremendos cuanto proyectamos para él nuestro primer montaje. Todos estábamos esperándole fuera y. . . realmente pareció haberle encantado. Hizo algunos comentarios constructivos pero parecía contentísimo. Fue un alivio enorme. Emprendimos la realización de esta película por lo mucho que nos gustaba y respetábamos su novela, aunque sabíamos que la película tenía que tener su propia vida independientemente del libro. Fue muy gratificante tener la sensación de que -a su juicio- habíamos sido fieles a la novela a la vez que dejábamos que el relato fuera una experiencia singular para el público cinematográfico".

Ishiguro finaliza con estas palabras: "Espero que el público piense al principio que ésta es una película extraña y fantasmagórica que trata de personas especiales; pero a medida que avance la película, confío en que la vean como un relato acerca de todos nosotros, de modo que el sentido del reconocimiento se vaya fortaleciendo hasta que, al final, lo que Kathy, Tommy y Ruth están experimentando, sea lo que todos nosotros experimentamos en la vida".