Jordi (Albert Carbó) es un adolescente que ha perdido recientemente a su padre y que, junto con su madre (Laura Conejero), decide cambiar de ciudad para comenzar una nueva vida. Y al principio todo parece ir bien. Pero el destino le reserva una terrible sorpresa, ya que cuando Jordi traspase el umbral del nuevo instituto al que se incorpora, cruzará sin saberlo la tenebrosa frontera del mismísimo infierno.
Y quien le invita a entrar en él, con una escalofriante sonrisa en los labios, es Nacho (Joan Carles Suau), un compañero de clase, que a pesar de su edad pertenece ya a la raza de los que se alimentan únicamente del miedo y del dolor ajeno.
A Jordi le espera a él y a nosotros- un aterrador viaje, por el que pasará de las suspicacias a las sospechas, de éstas a la humillación y al descubrimiento de que la maldad existe; de la tensión al miedo y de éste, a un pánico irreprimible
que logrará que su corazón y el nuestro se desboquen en angustiosas palpitaciones. Nacho, como una encarnación del Mal, conseguirá sumergir a Jordi en una constante pesadilla, en la cual cada día que pase será superado en violencia y crueldad por el siguiente.
Una madre confundida que no logra comprender lo que ocurre; un oscuro y misterioso personaje que carga con un secreto del pasado; y una chica, Ania (Yohana Cobo), capaz de entender a Jordi porque también ella conoce los mil rostros del horror, serán los compañeros de viaje de nuestro héroe. Un viaje cuyo término será decidido por el propio Jordi, quien como cualquier ser humano tiene en la libertad una meta vital indispensable y la busca con desesperación. Hasta encontrarla.