Cinemanía > Películas > Home > Comentario
Destacado: Un grupo de inadaptados busca su destino en 'Mufasa: El Rey León'
  Home  Dirigida por Yann Arthus-Bertrand
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

Un evento a la altura del reto
Más que una película pensada para el cine, HOME será un acontecimiento mundial: por primera vez en la historia, este largometraje se exhibirá al mismo tiempo en más de 50 países.

Precisamente, se ha elegido la fecha simbólica del 5 de junio de 2009, Día Mundial del Medio Ambiente, para esta difusión simultánea - y gratuita en la mayoría de los casos – en todo tipo de soporte: cine, televisión, DVD e Internet. El objetivo de Yann Arthus-Bertrand, director, de Luc Besson, distribuidor, y de François-Henri Pinault, Presidente del Grupo PPR, sponsor oficial de la película, consiste en llegar al mayor número de público posible y convencernos de que todos tenemos una responsabilidad para con el planeta.

Esta difusión inédita irá acompañada de un cierto número de eventos, ambién extraordinarios, como la proyección digital y gratuita que se hará en el Campo de Marte de París a las 22 horas, la difusión de la película en TV en horario prime time o la disponibilidad de la película en Internet desde la mañana del 5 de Junio.


Carta de intenciones de Denis Carot (Productor – Elzévir Films)
"Podemos mejorar las imágenes del mundo y, de este modo, podemos mejorar el mundo" - Wim Wenders

Esta cita de Wim Wenders quizá no se haya aplicado nunca mejor a una película que en el caso de Home.

Home, que se inscribe en la línea de la película de Al Gore, Una Verdad Incómoda, es evidentemente una película militante que, desde el primer momento, se autoadjudica la misión de remover conciencias, darnos a conocer los movimientos tectónicos que se están produciendo e incitarnos a comprometernos para actuar. Aunque es cierto que, actualmente, está creciendo de manera progresiva en nuestras sociedades un movimiento de concienciación sobre los problemas ecológicos, las acciones para hacerle frente son aún demasiado lentas y demasiado tímidas, constatación que constituye en cierto sentido el credo de la película: "es demasiado tarde para ser pesimistas".

Pero Home no es sólo un documental comprometido. Es un magnífico objeto cinematográfico. Cada plano nos corta el aliento y nos muestra la Tierra, nuestra Tierra, como nunca la habíamos visto. Cada imagen parece decirnos: "mirad qué hermosa es la Tierra, mirad cómo la estamos destruyendo pero, sobre todo, mirad todas estas maravillas que aún nos quedan por proteger".

Cuando empecé a trabajar con Yann en este proyecto, estaba convencido de que la decisión de realizar una película vista desde el cielo en su totalidad, sin entrevistas, sin archivos... era la idea correcta, sin que consiguiera realmente explicarme por qué. Una conversación me aclaró la cuestión:

"Visto desde el cielo, son necesarias menos explicaciones". Esa es la clave. La percepción que tienes es más inmediata, intuitiva, emocional. En eso se distingue Home de todas las demás películas sobre el medio ambiente – todas ellas, sin embargo, tan necesarias en este período crucial para la humanidad. Home apunta directamente a la sensibilidad de todos nosotros: concienciar, en primer lugar, mediante la emoción, para cambiar nuestra manera de mirar el mundo…

Quizá sea también ese "menos explicaciones" el que le permite a la película mantener su ambición de origen, a saber, abarcar, en apenas 2 horas, las grandes cuestiones ecológicas a las que nos enfrentamos, y mostrar cómo todo interactúa en nuestro planeta. Conviene señalar que la apuesta no estaba tan clara desde el principio, puesto que el rodaje se realizó sin guión…

Esto por lo que respecta al contenido. Pero la singularidad del proyecto también reside en su modo de difusión. Yann es un hombre generoso y su deseo más ardiente, desde el principio, era compartir la película con el mundo entero. Que la viera el mayor número posible de espectadores, en todos los continentes y, partiendo de ahí... ¡que fuera gratis!

Cuando, en nuestra primera reunión – con mi socia Marie Masmonteil – Yann nos comunicó su ambición, pensé que la apuesta era sencillamente imposible. Su referencia era la exposición.

La Tierra Vista desde el Cielo que, todavía hoy, ocho años después de su inauguración, sigue circulando gratuitamente por todo el mundo y, de este modo, ha sido visitada por más de 100 millones de personas. ¡Pero el coste de producción de una película no tiene comparación posible con el de una exposición de fotos! Para más INRI, el cine sólo puede existir gracias a los ingresos que genera… ¿Cómo integrar la gratuidad en este contexto, si no es apelando a generosos donantes, lo que implica necesariamente tiempo, mucho tiempo? Pero el hombre es tan impaciente como cabezota, y el combate para salvar el planeta es urgente, absolutamente prioritario… El hombre es convincente e inspira confianza. Por ese motivo me lancé a la aventura sin saber muy bien a dónde nos dirigíamos, pero sinceramente convertido a la buena causa y dispuesto a todo para que la película llegara a buen puerto, aunque sabía que todo podía detenerse con la misma velocidad a la que había empezado.

Fue la implicación, increíblemente espontánea, de Luc Besson, la que aportó credibilidad y viabilidad al proyecto. Era indispensable que un estudio de cine de envergadura internacional se implicara desde el principio en esta aventura. Fue la implicación de François-Henri Pinault y de todas las empresas del grupo PPR la que permitió concretar el objetivo impensable de gratuidad casi total, y a escala mundial. Gracias al entusiasmo y a la determinación de Yann Arthus-Bertrand se pudieron aunar estas energías y talentos y conseguir este increíble reto, por el bien común de todos, al servicio únicamente de nuestro planeta, de los que lo habitan. Sin duda seguirá siendo poco frente a la inmensidad de la tarea que espera a las generaciones futuras, pero estoy sinceramente convencido de que nuestro deber es actuar, cada uno de nosotros a su propia escala. "Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo", decía Arquímedes. Hoy, mi deseo es sólo uno: que Home pueda servir de punto de apoyo a millones de individuos, en todos los continentes...


Entrevista a Yann Arthus-Bertrand (Coguionista y Director)

P: ¿Cuándo se impuso la idea de un largometraje?

R: Cuando traje a Al Gore a la Asamblea Nacional para que presentara su película Una Verdad Incómoda, entendí hasta qué punto el cine podía ser una gigantesca caja de resonancia, más que un programa de televisión. Vi hasta qué punto los espectadores estaban emocionados, a veces hasta veía las lágrimas y pensé que un largometraje era una manera excelente de llegar a la gente. Además, me parecía una evolución natural tras la fotografía y los programas para televisión. Me había dado cuenta de que, al fotografiar la Tierra, hablaba del hombre, y es la misma lógica que encontramos en el cine.


P: Se trata de su primer largometraje para cine, y también es un proyecto de amplitud poco común: desde la producción al montaje, pasando por el rodaje, ¿ha encontrado muchas dificultades?

R: Armand Amar, amigo y compositor, me presentó a Denis Carot, el productor de Va, Vis et Deviens. Dijo que sí enseguida, al igual que Luc Besson. ¡Lo difícil empezó luego! Cuando te dan tanto dinero para hacer una película tan inédita como Home – rodada en su totalidad desde un helicóptero y en alta definición – la responsabilidad es enorme, y el estrés permanente. Lo gestioné todo por instinto, como siempre, es decir, aprendiendo a pie de obra: enseguida nos dimos cuenta de que el equipo de rodaje tenía que reducirse, en el helicóptero, a un piloto, un operador y un ingeniero de imagen. Luego hubo que resolver las exigencias técnicas ligadas a la nueva cámara que utilizábamos y a las condiciones de rodaje, distintas en cada uno de los países que sobrevolábamos. Además, hice la película sin guión, con una sola página de intenciones. Sabía lo que quería contar, pero realmente, la narración se fue construyendo a medida que avanzaba el rodaje, en particular la idea central de la energía: en primer lugar, la energía producida por los brazos del hombre y, luego, la revolución de lo que llamamos las "bolsas de sol", el petróleo. Al fin y al cabo es una auténtica película de fotógrafo, acostumbrado a pocas exigencias.


P: ¿Cuál es el mensaje que reside en el corazón de la película?

R: La película es todo un manifiesto. Nuestro impacto sobre la Tierra es mayor de lo que ésta puede soportar: consumimos demasiado y estamos a punto de agotar todos los recursos. Desde el cielo, se ven bien los lugares en donde la Tierra está herida: Home explica, por tanto y sencillamente, los problemas actuales, diciendo al mismo tiempo que existe una solución. El subtítulo de la película podría ser "es demasiado tarde para ser pesimistas": estamos en una encrucijada de caminos, tenemos que adoptar las decisiones importantes si queremos cambiar el mundo. Lo que decimos en la película lo sabe todo el mundo, pero nadie se lo quiere creer realmente. Home es, por tanto, una piedra más en el edificio que construyen las asociaciones ecologistas para recuperar un cierto sentido común y cambiar nuestra manera de consumir y de vivir.


P: Esto también exige una difusión extraordinaria de la película…

R: La idea de distribuir la película en un máximo de soportes y con un máximo de gratuidad apareció gracias a la intervención de Patrice de Carolis, que quería invertir en la película por France Télévisions. De hecho, me anunció que no podría emitirla hasta pasados dos años desde el estreno en salas. Me fui a ver a Luc Besson y le dije que había que distribuir Home de forma gratuita. Me contestó que era imposible, antes de dejarse seducir por la idea de una película que se estrenaría en todas partes al mismo tiempo y sería accesible a todos. Nunca se había hecho algo así, y fue posible gracias a François-Henri Pinault, Presidente Director General del grupo PPR que, enseguida, aceptó participar en nuestra película. La idea es, sobre todo para mí, que vea Home la gente que consume, los que tienen un impacto sobre la Tierra porque tendrán ganas, o eso espero, de cambiar de vida después de haber visto la película.


P: ¿Cómo nace el comentario y la música de la película?

R: El comentario era evidentemente primordial: me inspiré mucho en los trabajos de Lester Brown, el famoso analista medioambiental americano y en su Situación en el Mundo. Además, también trabajé con Isabelle Delannoy, con la que vengo colaborando desde hace mucho tiempo. En cuanto a la música, evidentemente se la confié a Armand Amar, el mejor amigo del mundo y uno de los mejores músicos franceses. Además es un especialista en voces y músicas del mundo, y quería contar con esta mezcla cultural para la película.


P: ¿Cómo trabajó el ritmo de la película?

R: Adoro la lentitud que acompaña al asombro, por eso quería hacer una película que se tomara su tiempo. Las dificultades técnicas derivadas del peso del helicóptero y de la cámara que utilizábamos nos obligaron a rodar muchas escenas al ralentí, y es lo que me gusta de esta película: es contemplativa. Además, es una película que se escucha y se medita: hay cosas difíciles de oír en la película, pero no estaba dispuesto a hacer ninguna concesión.


P: ¿Por qué el título Home?

R: Se le ocurrió a Luc Besson, le pareció algo evidente. Es un título muy simbólico porque la ecología es la ciencia de la casa…


P: Home está compensada en carbono: ¿qué implica esto?

R: Todas las emisiones de gas carbónico que genera la película se calculan y compensan con sumas de dinero que sirven para dar energía limpia a los que no la tienen. Hace diez años que compenso así la totalidad de mi trabajo.


P: ¿Qué le gustaría que la película provocara en el público?

R: Además de cambiar sus vidas, me gustaría que la gente tuviera ganas de ayudar, de compartir. Théodore Monod decía esta maravillosa frase: "lo hemos intentado todo salvo el amor". Espero que la película sea sinónimo de mucho amor.


217 días de rodaje… ¡Y de organización!
Yann Arthus-Bertrand y sus equipos han necesitado casi tres años para realizar una película que marca el punto culminante de más de treinta años de trabajo y de compromiso con el planeta.

El Lanzamiento de la Película
Cuando le surge la idea de esta película en 2006, Yann Arthus- Bertrand contacta con el productor Denis Carot (Elzévir Films), que inmediatamente cree en el proyecto... a pesar de la increíble idea del director: ¡que la película sea gratis! Enseguida se impone, por tanto, la necesidad de salirse del esquema clásico de explotación y de encontrar un sponsor capaz de financiar la película. Segundo imperativo: asociarse a un distribuidor internacional, capaz de soportar la vocación mundial del largometraje. "Cuando se conoció el proyecto entre la gente de la profesión, recuerda Denis Carot, todos los distribuidores de por aquí nos llamaron - hecho bastante inaudito para una productora independiente como la nuestra – incluidos los representantes de la industria americana. Pero todos se bloqueaban en cuanto abordábamos la cuestión de la gratuidad de la película. Al final, fue Luc Besson, con EuropaCorp, quien creyó en el proyecto, y quien le propuso a PPR que se asociara para financiar la película". En ese momento, pudimos organizar el planning de rodaje: cuyas cifras serían, al final de la aventura, 54 países, 217 días de rodaje y 488 horas de escenas rodadas.

Aprovechando las numerosas localizaciones que ya había efectuado por necesidades de sus libros (sobre todo para el best-seller La Tierra Vista Desde el Cielo, con 3 millones de ejemplares vendidos, más de la mitad en el extranjero) y de sus programas para televisión (Visto Desde el Cielo para France 2), Yann Arthus-Bertrand se rodea de los asesores técnicos y editoriales con los que suele trabajar. Entre ellos, Isabelle Delannoy, que coescribirá el guión de la película, y Dorothée Martin, periodista y colaboradora de Visto Desde el Cielo, que se convierte en la primera ayudante de dirección del proyecto. A su lado, un director de producción (Jean de Trégomain) y un productor general (Claude Canaple), encargados de organizar el increíble planning de la película que ha tenido a tres equipos de rodaje filmando durante veintiún meses de manera simultánea en los cinco continentes.

Como resume Dorothée Martin: "puede parecer muy sencillo dar la vuelta al mundo en helicóptero, pero en realidad, cada misión, cada rodaje nos ha exigido un enorme trabajo".

Los Equipos Técnicos
Con una gran experiencia en imágenes aéreas (en particular en El Pueblo migratorio), Jean de Trégomain consideraba cada una de las misiones como "una película independiente, acompañada de una búsqueda del tesoro para encontrar el contacto adecuado in situ, el helicóptero adecuado y el piloto adecuado".

Salvo en lo tocante a localizaciones, el grueso de la organización se preparaba desde París, para entregar una hoja de ruta precisa a los equipos desplazados. Por lo que respecta al equipo técnico, estaba compuesto, en el helicóptero, por el realizador o uno de sus ayudantes, un cámara Cineflex y un ingeniero de imagen. Ya que el rodaje de imágenes aéreas implica un sinfín de exigencias técnicas, empezando por la utilización de una cámara muy específica: la Cineflex, cámara HD giroestabilizada que permite, como su propio nombre indica, regular los problemas de estabilidad y, además, eliminar las vibraciones, para obtener un resultado similar al que se logra con un movimiento de grúa. Esta cámara - originalmente desarrollada por el ejército como asistencia al tiro y, por lo tanto, con una capacidad de zoom enorme - también es sinónimo de autonomía, porque las cintas podían cambiarse a bordo del helicóptero. En total, 120 kilos de material, que no es moco de pavo, para instalar en un espacio muy reducido.

Entre los cámaras seleccionados para el rodaje de Home, Tanguy Thuaud con 12 años de experiencia en tomas aéreas y varios vuelos con Yann Arthus-Bertrand para el programa de televisión Visto Desde el Cielo. Él también insiste en la constante adaptación que han exigido estas tomas: "no siempre podíamos elegir los helicópteros, ni tampoco los pilotos, y no hay que olvidar que, en las imágenes aéreas, el 60% del resultado obtenido depende de la destreza del piloto para manejar su máquina, así como de la potencia del aparato". Sin contar los problemas de material, de meteorología o de comunicación con el director: "como Yann hacía fotos mientras que nosotros rodábamos, a veces, en las primeras misiones sobre todo, nos mostraba el resultado en su cámara para que entendiéramos el encuadre que buscaba".

En cada misión, el cámara trabajaba en tándem con un ingeniero de imagen: Stéphane Azouze, uno de ellos, insiste por su parte en las increíbles prestaciones que ofrece la cámara Cineflex, que él tenía que transportar y verificar, antes de instalarla en el helicóptero y ayudar al operador. Particularidad de los rodajes: las imágenes se grababan en la cinta en calidad "bruta" para ofrecer el máximo de libertad en el etalonaje. "Te da una imagen bastante gris, plana, y poco reconfortante, obligatoriamente frustrante. Pero el ojo se acostumbra rápidamente a este resultado transitorio" (Stéphane Azouze).

Sin embargo, la mayor dificultad del rodaje en helicóptero reside en la escasa autonomía del aparato, como explica Dorothée Martin, "el motor gira, el carburante es limitado, el minuto muy caro y las posibilidades reducidas. Cuando sabes que la autonomía de un helicóptero es, de media, de 2 horas, 2 horas 30 máximo, y las localizaciones del rodaje suelen estar lejos del punto de reaprovisionamiento, tienes una media hora en el sitio elegido para rodar las imágenes que quieres. Evidentemente, esto quiere decir que hay que ser lo más preciso y eficaz posible".

Imperativos Administrativos
Más que la "pesadez" técnica, los equipos han tenido que luchar, sobre todo, contra la lentitud administrativa. Jean de Trégomain, que se ocupaba de toda la preparación antes del rodaje, explica que para cada país de rodaje, había que "comprender su cultura, su manera de trabajar y adaptarse al máximo". Según el grado de "seguridad" exigido por el país contactado, eran necesarios varios niveles de autorización; la India se situaba, sin duda alguna, entre los países más exigentes. "Tuvimos que hacer una solicitud previa simultáneamente al Ministerio de Defensa, al Ministerio de Exteriores, a la Embajada, al Ejército y a la Aviación", recuerda Dorothée Martin, "una vez superada esta primera etapa desde Francia, había que ir allí para establecer las localizaciones precisas. Teníamos que entregar la referencia GPS exacta del lugar en el que queríamos rodar. Luego, teníamos que esperar la respuesta de cada una de las instituciones…" En total, un año de preparación para 2 minutos 30 en la película, y una vigilancia permanente: "en el momento del rodaje, un oficial de seguridad nos acompañaba a bordo para verificar el plan de vuelo, los puntos GPS y los planos que rodábamos en directo; por la noche, visionaba las escenas rodadas con nosotros. Tuve que irme sin las cintas requisadas por la censura: de las 15 cintas entregadas, 2 y media fueron borradas…" Una precaución consecuencia de la especificidad del rodaje aéreo, puesto que la capacidad del zoom de la cámara Cineflex la asimila a una cámara de espionaje. Algunos países prohíben incluso rodar con esta cámara, por ejemplo, Siria.

La Escritura del Guión… ¡a mitad de camino!
Otra originalidad de este proyecto, y nada baladí: ¡el rodaje de Home se inició sin guión! Y al final, después de un año de rodaje, Isabelle Delannoy, periodista y fiel colaboradora de Yann Arthus-Bertrand, se encargó de coescribir con él la historia de la película. "Al final, me pareció algo positivo, porque las imágenes cuentan mucho por sí mismas, en particular por el ritmo", nos explica ella. Y, mirando las escenas rodadas, se fue imponiendo la lógica de la narración: "Me acuerdo del shock que me produjo una imagen que resumía la alianza del agua, del cielo y de la Tierra. Yann y yo nos dimos cuenta en ese momento de que era ese lazo indefectible entre los elementos, ese lazo del hombre con la Tierra el que nos fascinaba: esto nos llevó a remontarnos a los orígenes de la Tierra. ¡Porque el hierro de nuestros cuerpos procede de las estrellas que explotaron en la Tierra hace millones de años!".

Otro imperativo derivado de la naturaleza del proyecto: "No caer en el catastrofismo, que no lleva a ninguna acción. Porque el mensaje de la película puede resumirse en la siguiente paradoja: nunca hemos dependido tanto de los recursos naturales y, al mismo tiempo, nunca nos hemos separado tanto de la naturaleza. Nos confundimos dramáticamente de modelo y tenemos que cambiar de comportamiento de manera inmediata. El cambio sólo será posible si nos concienciamos todos de ello, si todos lo entendemos. Y las imágenes aéreas aportan esta concienciación, ofreciendo, al mismo tiempo, la distancia necesaria para reflexionar".

La preocupación pedagógica de Isabelle Delannoy también se observa en los comentarios en voz en off, que ha escrito junto a Toufik Fares, y que terminan con un mensaje incitativo: ahora nos toca a nosotros escribir la continuación de nuestra historia. Todos juntos.

La música, un personaje más
Están las imágenes. Está el texto. Y está la música, que acompaña, sobrevuela, despierta una emoción, nunca es redundante, no carga las tintas con su propia sensibilidad de la narración sencilla y punzante que posee la película de Yann Arthus-Bertrand.

Su experiencia, su sincretismo y su cultura universal han enriquecido el proyecto con una dimensión poética única. Armand Amar tuvo que realizar varios viajes para grabar con la orquesta sinfónica de Budapest y el Shanghai Percussion Ensemble. Ha integrado en la partitura canciones e instrumentos de varios continentes (Mongolia, Armenia, Irán, etc...).

"Para crear la música de una película tienes que plegarte a un sinfín de condiciones.", explica Armand Amar. "Todo se calcula a partir de una escena, de unas intenciones... La idea consiste en comprender lo que siente el realizador, pero desarrollando una visión personal de la película, aunque sin llegar a subrayar la narración. La partitura cuenta algo, las escenas otro algo distinto y el diálogo habla un tercer lenguaje diferente, pero todo tiene que mezclarse en una sinfonía, de manera armónica. Componer la música para una película fabricada a partir de imágenes sin guión era todo un reto para mí. La música también aportaba su movimiento a las imágenes y la emoción producida por la visión se exaltaba a través de los sonidos.

El ritmo de la película es contemplativo. Por eso me dejé llevar, aunque respetando esas exigencias. …
Había que dejar respirar a las imágenes. Son imágenes muy silenciosas. Volamos por encima de paisajes y necesitamos silencio. De la orquesta, sólo me quedé con la cuerda y los pianos. No buscaba un efecto demasiado "sinfónico". He dado prioridad, como en las músicas tradicionales, a una escritura horizontal, más que vertical.

El Montaje
Habida cuenta de la amplitud del proyecto, y también porque Yann Arthus-Bertrand no podía estar presente en todos los rodajes, todas las noches, cuando finalizaba la misión efectuada durante el día, se procedía a un primer desbastado de metraje. En cada misión, se ponía a disposición de Yann Arthus-Bertrand un best-off con el que podía ajustar los rodajes siguientes.

Esta preselección también facilitó la inmensa tarea de la montadora de la película, que, aún así, recuperó no menos de 488 horas de escenas rodadas. Yen Le Van se unía a la aventura en septiembre de 2007 y se puso manos a la obra, aunque el rodaje había empezado 5 meses atrás: descubrió las imágenes que ya se habían rodado, las clasificó y sacó una primera visión de conjunto, "optando por jugar con los contrastes, más que con los efectos".

El Resultado Final
"Es la primera vez que se rueda una película 100% en aéreo, que es la imagen de marca de Yann Arthus-Bertrand. Esta película es realmente la culminación de todo lo que ha visto desde hace 20 años y el objetivo es realmente que lo vea el mayor número de espectadores posible" (Dorothée Martin).

"La película muestra bien el genio del hombre, su capacidad para adaptarse a su entorno... o para adaptarlo a su persona. Y todo se resume a esta pregunta: '¿Qué queremos hacer con ese genio?'" (Isabelle Delannoy).