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  El mundo según Barney  (Barney's Version)
  Dirigida por Richard J. Lewis
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Produce la película Robert Lantos, que ha tardado más de una década en conseguir llevar a la gran pantalla la novela de Mordecai Richler. Dirige Richard J. Lewis a partir de un guión de Michael Konyves. Coproducida por Lyse Lafontaine, Domenico Procacci y Ari Lantos, BARNEY'S VERSION es una producción Serendipity Point Films en asociación con Fandango, de Roma, y Lyla Films, de Montreal. La producción ejecutiva corre a cargo de Mark Musselman.

Desde el fallecimiento de Mordecai Richler en 2001 a la edad de 70 años, su obra, que comprende diez novelas, nueve colecciones de ensayos, tres cuentos infantiles y dos libros de viajes, una colección de historias cortas y más de media docena de guiones cinematográficos (entre los que cabe destacar uno nominado al Oscar), sigue siendo uno de los legados literarios más significativos de Canadá. BARNEY'S VERSION, la adaptación para la gran pantalla de la última y posiblemente mejor novela del autor, además de ser una auténtica celebración de dicho legado, es uno de los pocos casos en que una adaptación cinematográfica hace justicia al original. Protagonizada por Paul Giamatti, nominado por la Academia, en el papel de Barney Panofsky, a todas luces un hombre cualquiera que acaba teniendo una vida extraordinaria, y por el oscarizado Dustin Hoffman como su padre Izzy, el reparto coral también incluye a Rosamund Pike, Minnie Driver, nominada por la Academia, Rachelle Lefevre, Scott Speedman, Bruce Greenwood, Mark Addy, Jake Hoffman y la recién llegada Anna Hopkins. La película está producida por Robert Lantos, que ha tardado diez años en cumplir su deseo de llevar la novela a la pantalla, y dirigida por Richard J. Lewis a partir de un guión de Michael Konyves. Los coproductores son Lyse Lafontaine, Domenico Procacci y Ari Lantos. Es una producción Serendipity Point Films en asociación con Fandango, de Roma, y Lyla Films, de Montreal. La producción ejecutiva corre a cargo de Mark Musselman.

Publicada en 1997, la novela fue proclamada inmediatamente como la mejor obra del autor. Los Angeles Times la llamó "el mayor logro de Richler" y Time Magazine la describió como "exuberante", "escrita maravillosamente" y "escrita con astucia para conseguir el mayor suspense y muchas carcajadas". Barney Panofsky fue llamado "el mejor héroe de Richler hasta la fecha". Con casi 400 páginas, el libro es una cándida confesión del mismo Barney realizada al aproximarse a los 70 años, como Richler cuando la escribió, y con el presentimiento de una muerte cercana. Barney tiene que contar su vida o, mejor dicho, darnos su versión, porque su peor enemigo acaba de publicar un libro en el que aparecen todas las desilusiones, los escándalos y los secretos del pasado de Barney; los diversos y, a veces, oscuros tratos empresariales; los tres matrimonios que han llegado a su fin y, ese es el mayor problema, la misteriosa desaparición aún sin resolver de Boggie, su mejor amigo, un posible asesinato del que Barney es el principal sospechoso. Dado que la memoria de Barney se ha hecho algo borrosa con la edad y como tiene la fea manía de emborracharse como una cuba en los momentos clave de su vida (en al menos una de sus bodas y en la antes mencionada muerte de Boogie), Barney decide embarcarse en una apología épica, no sólo porque necesita explicar su vida a los demás, sino también a sí mismo.

"La auténtica historia de mi malgastada vida", según Barney, es una versión sin tapujos revelada por alguien profundamente consciente de sí mismo en cuanto a sus peculiaridades, deslices y fallos personales. Pero las personas familiarizadas con los protagonistas de Richler, no sólo de sus novelas sino también de las adaptaciones cinematográficas, como The Apprenticeship of Duddy Kravitz y Vidas turbulentas, saben que hasta un personaje con defectos merece ser explorado en profundidad en una novela o en una película. Descrito como "falstafiano" por The New York Times, Barney Panofsky tiene mucho en común con el obsceno antihéroe y bufón de Shakespeare. Ambos son conocidos por su excesivo consumo de alcohol; ambos son personajes que nos hacen reír y de los que nos reímos; ambos son en primer lugar figuras cómicas que hacen prueba de una profundidad inesperada. Pero, y esto quizá sea lo más importante, a ambos se les perdona sin dificultad porque son abiertos y sinceros a la hora de reconocer sus defectos. Son hombres que montan líos, que se meten en líos, y aceptan las consecuencias de sus acciones.

El profundo respeto que sentía por Barney Panofsky alimentó el deseo de Robert Lantos de llevar la novela de Mordecai Richler a la gran pantalla. "Leí La versión de Barney por primera vez cuando Mordecai me mandó el manuscrito", recuerda el productor, que ya había colaborado con el autor al producir la adaptación de la intensamente autobiográfica Joshua Then and Now, de la que el propio Richler escribió el guión, Vidas turbulentas. "El personaje de Barney me dice mucho", añade Robert Lantos. "Es la historia de una vida plena vivida por un hombre con defectos y faltas, pero con el corazón donde debe estar". Sin embargo, subraya que "no todo el mundo se da cuenta de eso acerca de Barney antes de llegar al final", refiriéndose a la tendencia del personaje a ser su propio enemigo, y a esconder su calidez y generosidad bajo un exterior rudo. "Me atrae especialmente la persona subestimada por todos, incomprendida por todos". En cuanto al libro en general, dice: "No podía olvidarla ni dejar de pensar en la novela. Es la obra de uno de mis autores favoritos. Lo mejor que escribió".

Haciendo hincapié en el hecho de que la novela, como Barney (y Richler), enmascara su corazón debajo de la irreverencia e incorrección política, Lantos dice: "En una época en que el mundo occidental, sobre todo la parte donde vivo, se ha unido sin rechistar a la dictadura de lo políticamente correcto, me pareció una necesidad hacer una película sobre un magnífico libro obsceno y lleno de irreverencias". Conocido por sus sátiras y por su tendencia a la provocación, Mordecai Richler era además un columnista controvertido que consiguió molestar a más de uno con sus fuertes opiniones políticas, religiosas y sociales. La coproductora Lyse Lafontaine (que también es de Montreal, como Richler y Lantos) dice: "Consiguió, en un momento de su vida, que le odiaran las tres comunidades más importantes de Montreal, que en esa época eran los canadienses franceses, los WASP (blancos anglosajones protestantes) y los judíos. Tenía opiniones muy ingeniosas acerca de la sociedad y era muy generoso repartiendo críticas, muy democrático".

No cabe duda de que Barney Panofsky, otro cáustico cascarrabias, siempre dispuesto a ofender a amigos y enemigos (y no digamos a ex mujeres e hijos), fue creado a imagen y semejanza de Mordecai Richler. Como él, y un gran número de los protagonistas del autor, Barney viene de la zona de Miles End, en Montreal, un barrio de clase media trabajadora mayormente judía, en una ciudad, provincia y nación que no lo es para nada. Con la rémora de ser un ciudadano de segunda, Barney intenta desesperadamente "ser alguien" y se lanza a una serie de aventuras empresariales: importación/exportación, captación de fondos y, finalmente, producción televisiva, para alcanzar el éxito. Pero por mucho que consiga, Barney siempre se siente indigno y desea ser lo que no es. A pesar de no tener talento, excepto para ganar dinero, el negocio de importación-exportación le lleva a Roma, donde vive "la vida bohemia", se codea con (y financia a) un sinfín de artistas, entre los que está su mejor amigo Boggie (Scott Speedman), escritor al estilo de Byron, donjuán, toxicómano, al que Barney adora y envidia, y donde conoce a Clara (Rachelle Lefevre), una pelirroja de espíritu libre que se convierte en la primera Sra. Panofsky.

A pesar de acostarse con todos sus amigos y de humillarle sin cesar, Clara, pintora y "shiksa" (mujer no judía), al menos eso cree Barney, representa subir por el escalafón social. La unión no tarda en alcanzar un fin brusco y trágico, pero Barney sigue trepando por el escalafón al casarse con la segunda "Sra. P." (Minnie Driver), una princesa judía de Montreal con una enorme fortuna, cuyos contactos familiares le ayudarán en los negocios. Volverá a casarse por tercera vez con Miriam (Rosamund Pike), a la que conoce durante su segunda boda. Miriam, el amor de su vida, es guapa, inteligente, paciente; en otras palabras, lo tiene todo. El matrimonio dura décadas y tienen dos hijos, pero Barney acabará estropeándolo tarde o temprano por la simple y única razón de que nunca cree haberse merecido a Miriam.

Barney, un perfecto autocrítico, bautiza a su exitosa productora televisiva "Producciones totalmente innecesarias". Es tan duro consigo mismo como lo es con los demás personajes a los que describe y ridiculiza mientras cuenta la historia. Aunque le gustaría hacernos creer que su vida no ha sido gran cosa – según él, es menos leal y afectuoso que Miriam, no tiene el talento de Boggie, ni el dramatismo de Clara, no es tan vibrante como su padre Izzy, y es mucho menos atractivo que Blair, el segundo marido de Miriam –, en las dos horas de duración de la película nos damos cuenta de que se equivoca, que sólo es su versión. En vez de eso descubrimos que Barney es un auténtico "mensch" (hombre íntegro y honorable), aunque trate de ocultarlo. Es un maravilloso conversador, con una perspicacia más afilada y más humana que cualquiera de los autoproclamados artistas a los que tanto admira. Aunque no lo reconoce nunca, es capaz de ser sumamente bondadoso, generoso y compasivo. Y a pesar de que todo parece indicar lo contrario, en su testaruda conquista de Miriam y en su absoluta devoción por ella, demuestra ser un romántico empedernido. Como dice el director Richard J. Lewis: "Barney acaba cayendo en las garras del monstruo, y ese monstruo es él mismo. Creo que todos tenemos un monstruo dentro. Es el monstruo que espera, agazapado, deseoso de sabotear nuestra felicidad". Es verdad que no siempre se puede confiar en la versión de Barney, y menos cuando se trata del mismo Barney.

La historia transcurre en dos continentes y durante cuatro décadas, por lo que BARNEY'S VERSION no fue un proyecto fácil de adaptar. Desde el principio, Robert Lantos y Mordecai Richler previeron las dificultades. "En la novela, Barney recuerda y narra su propia historia, lo que no tiene un gran interés visual. Prefiero evitar la narración en mis películas", explica el productor. "Mordecai escribió una primera y segunda versión para la pantalla, y las dificultades de adaptación se hicieron patentes". Tristemente, el autor enfermó y falleció en 2001. "El reto era tremendo", recuerda Lantos. "Empecé a buscar a un guionista que hiciera justicia a la brillante voz de Mordecai. Me presentaban una versión tras otra, pero ninguna tenía lo que quería. Me gustaba demasiado la novela para hacer una película sin tener un guión que me gustara tanto o más". Robert Lantos produjo una docena de películas mientras BARNEY'S VERSION seguía en fase de desarrollo. "Para mí siempre fue un proyecto muy especial, y por ser tan especial, me tomé el tiempo necesario", añade el productor.

El realizador Richard J. Lewis, que ya había trabajado con Robert Lantos en la película Whale Music, también se sentía obsesionado por contar la historia de Barney. "Leí el libro en 1998", recuerda, "nada más publicarse, y me conquistó inmediatamente". No sólo empezó a presionar a Robert Lantos para que le dejara dirigir la película, también empezó a escribir un guión a la medida de BARNEY'S VERSION por la noche, mientras dirigía la serie "CSI: Las Vegas" durante el día. "En cierto modo, Richard abrió el proceso", explica Robert Lantos. El guión tampoco era lo que buscaba el productor, pero le impresionó la tenacidad y la pasión de Lewis por el proyecto. "Barney habría desplegado el mismo tipo de ingenio para demostrar su profundo deseo", dice. La comprensión y cariño de Richard J. Lewis por los personajes acabaron por convencer a Robert Lantos de que debía dirigir la película: "Conoce íntimamente a los personajes, los comprende tan bien como yo".

Hace unos tres años, un amigo del productor conoció a un joven guionista, Michael Konyves, que le pareció el hombre ideal para escribir BARNEY'S VERSION, y se lo recomendó al productor. Hablando de la reunión, el guionista recuerda: "Estuve cinco minutos en una sala con Robert para venderle mi idea". El productor le escuchó y pidió que escribiera unos comentarios sobre una versión anterior. "Tardé un mes", dice Michael Konyves, "pero escribí un tratamiento completo. Creo que esperaba recibir unas cuantas notas, no un tratamiento con una nueva y radical estructura de la enorme novela". Robert Lantos no sabía que el guionista, al igual que Richard J. Lewis y él mismo, estaba obsesionado con la novela. "Es parte de la ciudad. No se puede ser de Montreal, haber crecido en el barrio que él describe, sin conocer a Mordecai Richler".

El guionista añade que La versión de Barney es la única novela que ha leído dos veces y de la que, además, tuvo que hacer una adaptación cinematográfica. "Me interesó tanto que me preocupé por saber quién había comprado los derechos cinematográficos, y llegué a Robert Lantos. No sabía que llevaba años con el proyecto", reconoce el joven guionista. "Era un ingenuo. No sabía que se habían escrito muchas versiones. Me presenté como si fuera un proyecto nuevo. A pesar de que trabajamos durante dos años en el guión, la estructura inicial que propuse para la película es la de la película".

"Llegó Michael", recuerda Richard J. Lewis, "y escribió una nueva versión, mucho mejor que la mía". Robert Lantos dice que el guionista "descubrió una forma de condensar una novela muy larga, con muchas tramas secundarias, que va hacia delante, hacia atrás, con muchísimos personajes, e ir directamente al corazón". Michael Konyves añade: "Es difícil condensar a personajes novelescos tan vitales para el poco tiempo que permite un largometraje. No se puede perder un momento, ni un segundo". Sigue diciendo: "Leer una novela es una experiencia solitaria. Se está en casa y se puede tardar días, semanas, incluso meses, pero el espectador de una película sólo dedicará dos horas a la historia y participará en la narración de un modo muy diferente". Robert Lantos aplaude la forma en que Michael Konyves trasladó la novela escrita a la imagen, y cómo creó una narrativa visual para sustituir a la literaria. "Michael eliminó la narración", dice, "y todas herramientas literarias que usó Richler. Encontró una forma para transformar escenas que duraban 25 páginas a 30 segundos en la pantalla, lo que yo llamaría un idioma 'cinemático'". Richard J. Lewis añade que a pesar de tener que cortar mucho, los personajes de Mordecai Richler pasaron fácilmente de la página a la pantalla: "Michael recortó mucho material anecdótico, muy gracioso, pero los personajes son claramente fílmicos y están magníficamente dibujados".

El libro de Mordecai está dividido en tres partes, y cada una corresponde a una esposa. La película sigue el mismo camino, pero la primera esposa, Clara, y la segunda, la Sra. P., cuyo nombre nunca se conoce, han sido resumidas. Al contrario, otros personajes como Izzy Panofsky (interpretado por Dustin Hoffman), el padre de Barney, han sido reforzados. Varios personajes de menor importancia han sido eliminados, condensados o fusionados. Por ejemplo, el agente de policía O'Hearne (encarnado por Mark Addy), el gran enemigo de Barney, es la fusión de varios elementos de la novela. Es el agente que acusa a Barney de haber matado a Boggie y, años después, es el autor del revelador libro que obliga a Barney a contar su versión de la historia.

Michael Konyves insiste en que realizó los cambios con la intención de mantenerse fiel al corazón de la novela: "Robert siempre defendió la novela", dice. "Fue un gran amigo de Mordecai, y hacer lo correcto era muy importante para él, por eso la adaptación es muy leal. Creo sinceramente que conserva el espíritu y el carácter exactos del libro". Incluso fue "autorizado" un cambio en un decorado principal. Robert Lantos decidió sustituir París, donde Barney vive un tiempo, por Roma, porque le parecía que los viajes "liberadores" a París se habían convertido en tópicos. "Todos estamos cansados de ver a artistas y a bohemios en Saint-Germain-des-Près", dice. "Roma me pareció más interesante, pero no sólo fue por eso. Cuando empecé a trabajar en la versión cinematográfica con Mordecai, le hablé del cambio y le pareció muy bien. Me contó que, de joven, había vivido allí. Se había refugiado en Roma con su segunda mujer, Florence. Cuando ambos abandonaron a sus respectivos cónyuges, se fugaron a Roma. Es interesante saber que la novela fue un éxito total en Italia y aupó a Mordecai Richler al estrellato".

El productor también habló del reparto con el escritor y pensaron en muchos actores para el papel de Barney Panofsky sin llegar a ninguna conclusión. "Barney no podía ser un protagonista convencional", explica el productor. "Necesitábamos un actor que no fuera un 'guaperas', pero que tuviera encanto, carisma e ingenio. Y que, a pesar de aparentar brusquedad – es muy importante que Barney aparente ser brusco –, comunicara un cariño interior que conquistara al espectador". Y sigue diciendo: "Barney tenía que ser estrafalario, no podía ser simplemente un hombre atractivo. Sería demasiado fácil que se enamorasen de él mujeres hermosas. Es un hombre que vive para conseguir lo que quiere, maniobrando, ajustándose, poniéndose siempre en primera línea. No ha nacido con todas las cualidades, pero es lo bastante astuto para suplantar sus carencias con inteligencia".

Cuando Robert Lantos vio a Paul Giamatti, ganador de un Globo de Oro y de un Emmy, en Entre copas, supo que había encontrado a Barney. En muchos aspectos, la memorable interpretación de Miles Raymond en la aclamada comedia fue la preparación ideal para encarnar a Barney Panofsky. Ambos personajes echan de menos a seres queridos, ambos tienen muchas opiniones y poco tacto, y ambos requieren que el actor interprete varios grados de borrachera. Pero, aún más importante, a pesar de su personalidad difícil, es imposible no perdonarles. La cualidad "amorosa" que buscaba Robert Lantos es algo que, según él "Paul tiene a montones". Y añade: "El otro actor que habría sido perfecto tiene 30 años de más para hacerlo". Ese actor es Dustin Hoffman al que propuso hacer de padre de Barney, el duro y tierno policía jubilado Izzy Panofsky.

A pesar de que Mordecai Richler no verá su último y mejor libro trasladado a la gran pantalla, su familia participó de lleno en la producción; varios miembros salen como figurantes en la escena de la boda en los jardines del Ritz. Es una escena importante en la que aparecen casi todos los personajes, y donde Barney no solo se casa con la segunda Sra. P., sino que conoce a Miriam, de la que se enamora perdidamente. Robert Lantos dice: "La familia Richler vino a menudo al rodaje y me encantó tenerlos conmigo. Creo que Mordecai habría disfrutado con esto. Al fin y al cabo, es su película, y pertenece a su familia más que a cualquiera. Me hizo muy feliz que quisieran formar parte de la película, y que la hicieran suya".

En cuanto a las numerosas correspondencias entre la obra y la vida de Mordecai Richler, el productor dice: "Hay detalles que Mordecai incluyó en la novela para tirarme pullas, por ejemplo, 'Producciones totalmente innecesarias'". Para seguir con la broma, Robert Lantos hace de sí mismo en la película. Y, reforzando aún más la conexión entre La versión de Barney y BARNEY'S VERSION, la película, muchos amigos, colegas y admiradores de Mordecai Richler aparecen brevemente, como su querido amigo el realizador Ted Kotcheff, con quien trabajó en varios proyectos, entre los que destacaremos la adaptación de Duddy Kravitz y Joshua Then and Now, como el revisor del tren donde Barney se declara a Miriam. Richard J. Lewis es un patólogo, y David Cronenberg y Atom Egoyan son los directores del culebrón "O'Malley of the North", protagonizado por Paul Gross. Y para terminar con la lista de figuras importantes del cine canadiense, Denys Arcand es el maître del restaurante favorito de Barney. Todos estos guiños son en realidad un homenaje póstumo a Mordecai Richler.

Los lazos amistosos y familiares son el núcleo de BARNEY'S VERSION. "Si hemos hecho lo que debíamos", dice Robert Lantos, "los espectadores llorarán, se reirán, llorarán y se reirán a la vez. Entonces habremos cumplido con nuestros objetivos, hacer que el público sienta toda la gama de emociones". Para terminar, el productor añade: "No hay moraleja en BARNEY'S VERSION. No es una historial moral, y tampoco trata de cómo debe vivirse la vida. Simplemente habla de la alegría de estar vivo y de la compasión. Nuestro objetivo era trasladar estos dos sentimientos a la pantalla, y Mordecai Richler nos dejó un mapa estupendo para llegar a eso. Bastaba con limitarnos a seguir el mapa".