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  Toda la culpa es de mi madre  (Quelque chose à te dire)
  Dirigida por Cécile Telerman
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Segunda película como directora de Cécile Telerman, tras ¿Por qué las mujeres siempre queremos más?.


Entrevista con Cécile Telerman

P: Toda la culpa es de mi madre es su segunda película como directora después de ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? ¿Cómo nació la historia?

R: Tenía ganas de escribir una película acerca de la familia y de los conflictos familiares. Se me ocurrió cuando acabé el guión de ¿Por qué las mujeres siempre queremos más?, durante ese periodo estresante en que se busca financiación. Se esperan respuestas, no hay mucho que hacer, sobra tiempo para pensar. Quería escribir una historia de familia, pero sobre todo de transmisiones, es decir, ¿qué recuperamos de nuestros padres? ¿Cómo condiciona nuestra existencia esa herencia? ¿Cómo se escoge entre los valores que nos legan?

P: ¿Había pensado en coescribir con Jérôme Soubeyrand?

R: Colaboramos con éxito en mi primera película, ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? Entonces había buscado un colaborador que aceptase entrar en mi mundo y no tocar lo que yo consideraba importante. Jérôme Soubeyrand aceptó esa posición aunque no fuera fácil. Trabajamos muy bien juntos. Era natural volver a colaborar.


P: ¿Cuáles fueron las bases de la escritura?

R: Jérôme y yo queríamos escribir una historia fuerte, sin preocuparnos por las enormes coincidencias, por si tenía algo de cuento de hadas y no era totalmente creíble. A menudo, en el cine, nos empeñamos en ser más realistas que la vida misma. Para mí, esta historia tiene algo de fábula. No dudo que eso moleste a unos cuantos. El espectador puede aceptar el principio de la fábula, el melodramatismo, el romanticismo del sufrimiento y de los obstáculos, o puede reaccionar de forma racional y decir: "No puede ser". Pero es una decisión que tomamos conscientemente y que defendemos.


P: Sus personajes son fuertes, muy diferentes, a pesar de pertenecer a la misma familia. Pero todos tienen algo en común, sufren.

R: Sufren porque no se atreven a ser como son realmente y a vivir como quieren en lo más profundo de su ser. La vida de Mady está condicionada por creer en un amor ideal con un hombre que murió y al que no ha olvidado. Comunica su sufrimiento a sus hijos, deja claro que no es feliz. De hecho, dice que "la verdadera felicidad es muy aburrida cuando no se carece de nada". Una frase nada exaltadora.


P: ¿Puede decirse que Mady, la madre, ha adoptado un papel que no es el suyo?

R: Es la ambivalencia personificada. Vive con unos recuerdos que la hacen sufrir, pero a la vez está en una realidad muy confortable. No es solo una mala madre. Quiere a sus hijos, aunque haga lo contrario de lo que dice y diga lo contrario de lo que hace. Una actitud poco tranquilizadora para sus hijos.


P: ¿Y sus tres hijos?

R: Cada uno de los hijos ha hecho suya una parte del sufrimiento y del secreto.
A Antoine no le sale bien nada porque no consigue hacerse con el modelo paterno. Está aterrorizado por la relación con su padre. Sabe que no cumple con las expectativas de su padre, pero no puede remediarlo. Se hunde en su incapacidad sin entender por qué. Alice es pintora y decide vivir la vida que su madre no tuvo. El conflicto entre las dos empuja a la hija hacia una forma de autodestrucción. Annabelle, la enfermera, mantiene el equilibrio entre una relación con un hombre casado y las predicciones del tarot.


P: ¿Se refiere al peso de los secretos familiares?

R: Sí. Los secretos familiares son especiales porque los tenemos delante de los ojos, pero no queremos verlos. Es paradójico porque lo que no vemos en casa es obvio en casa de los demás. Cuando alguien habla de la familia, basta con tirar un poco del hilo para que salga la verdad. El inconsciente registra cosas que sabemos, pero de las que no queremos ser conscientes.


P: ¿Puede decirse que cada personaje es doble?

R: Desde luego. Lo que quieren ser y lo que son realmente. Está la apariencia y lo que son. Alice será la que reviente el absceso a través de un combate violento con su madre. Me parece que cuando hay un secreto, cuando se bloquea el perdón, el amor no puede circular. Es un suicidio. Por otra parte, a menudo se guarda el secreto por miedo a destruir a la familia. Por ejemplo, en familias con casos de incesto, si la madre denuncia al padre, este irá a la cárcel y la familia se enfrentará a la vergüenza social.


P: Háblenos de los actores, ¿escribió el guión pensando en ellos?

R: El reparto se realizó en varias etapas. Un reparto siempre es complicado, pero aún más en una película coral con relaciones familiares. El parentesco debe ser creíble. Por otra parte, los personajes deben tener una identidad y puntos de vista diferentes. Si todos se parecen y piensan lo mismo, todo se anula, no hay trama.

Enseguida pensé en Mathilde Seigner, una actriz notable con la que me llevé muy bien en ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? Sabía, y no me equivoqué, que oscilaría a la perfección entre la mujer rebelde y violenta, y la mujer romántica y frágil.

En cuanto al papel de Antoine, solo podía ser Pascal Elbé. Ha sabido matizar el personaje a pesar de perderse en su dolor hasta el punto de hacernos reír sin llegar al ridículo.

Para Annabelle, me sedujo Sophie Cattani en Selon Charlie, de Nicole Garcia. Es una actriz atípica, muy expresiva.

Olivier Marchal es Jacques. No le conocía mucho, pero me había parecido magnífico en la adaptación de una historia de Maupassant. Está espléndido en el papel de hombre roto y perdido en la soledad del sentimiento amoroso. Comunica ternura, amor.

Para Henry, el padre, Patrick Chesnais me ha dejado boquiabierta con su interpretación tremendamente sutil.

Charlotte Rampling ha sido todo un descubrimiento y la perfecta Mady. Es una mujer fuera de lo común.

Estoy muy orgullosa de mis actores. Me siento muy feliz y conmovida por lo que me han dado. Han aportado todo lo que esperaba a la película.


P: ¿Cómo ha sido su relación con los actores?

R: Lo paso realmente bien trabajando con actores. Oír a un actor interpretar los diálogos que he escrito tal como imaginaba me produce una enorme felicidad. Y si estamos en la misma onda en cuanto a la historia, ¿qué más se puede pedir?


P: Es guionista, realizadora y coproductora de la película. ¿Cómo fue el rodaje?

R: Volví a compartir la aventura con el productor Yann Gilbert. Gracias a él y a la confianza recíproca que nos une desde hace años, tengo la suerte de poder escoger al equipo técnico y a los actores. Parece que las colaboraciones de este tipo son cada vez menos frecuentes, pero es lo mejor. Volvería a empezar mañana.


P: La película empieza con un "Ave María". ¿Defiende la idea de la madona?

R: No sé si es algo que se defiende. De niña, mis padres me llevaron a muchos museos. Recuerdo que en Italia, me sorprendió la tristeza de esas "madonnas con bambino" y el rostro de viejecito del "bambino". Me pareció gracioso empezar por un símbolo de la maternidad y la feminidad (ni madre ni mujer) para hablar del deseo de las mujeres en general, y sobre todo del deseo de maternidad. Y volviendo a la película, me creo que el mayor deseo de una mujer enamorada es tener un hijo del hombre al que ama.

P: ¿Es una búsqueda de libertad?

R: Claro. ¿Somos seres libres o nos quedamos encadenados al esquema familiar? ¿Hasta qué punto nos paraliza el esquema familiar? Al ser una película sobre la búsqueda de la libertad, también lo es sobre la identidad. Escojamos nuestras coacciones, no vivamos las de los demás.


P: ¿Qué es la libertad?

R: Hacer frente a lo que uno elige y escoger los propios límites. Para mí, la libertad no es algo infinito sin límite alguno, no tiene nada que ver con la anarquía. Como Mady en la película, me parece que los jóvenes actuales carecen de límites, y eso les angustia para entender y construir su libertad. Puede sonar raro, pero creo que en los países libres, la libertad se aprende.


Entrevista con Charlotte Rampling

P: ¿Qué pensó cuando leyó el guión?

R: Tenía mucho potencial. Es difícil imaginar cómo una historia escrita puede convertirse en película. Pero el guión de Cécile contenía bastantes elementos para ilustrar la historia y los personajes. Estos últimos son atractivos, sorprendentes, originales…


P: ¿Cómo definiría a Mady, la mujer a la que interpreta?

R: Es una mujer perseguida por una historia de amor muy fuerte que vivió de joven. Una experiencia que marcó su vida de tal forma que le ha impedido seguir avanzando, evolucionando. Mady tiene un secreto que no quiere contar a nadie, por lo que tiene relaciones extrañas y conflictivas con sus hijos.


P: Mady lo vive todo en apariencia.

R: Y a partir de la negación. Mady ha edificado un caparazón a su alrededor. No habla como es realmente. Es su forma de protegerse del pasado. Y lo hace pagar a los que la rodean, sobre todo a sus hijos, mediante una gran violencia. Mady, al no poder ser violenta consigo misma, se lo cobra a los demás, a los que tiene más cerca, a su familia.


P: Entre los personajes que rodean a Mady está su hija Alice. ¿Es su doble en cierto modo?

R: Alice es pintora y se parece en algunas cosas a Mady porque también se tortura. Pero Alice es un personaje revelador, un catalizador. Un personaje que lo zarandeará todo, que cambiará las bases.


P: ¿Cómo fue la relación con Cécile Telerman durante el rodaje?

R: Cécile es una mujer calurosa, entusiasta y alentadora. Su primera película, ¿Por qué las mujeres siempre queremos más?, fue un éxito y demostró su talento y sus cualidades. Es una mujer precisa que construye mientras trabaja, una ventaja enorme en una realizadora. Siempre está con los actores, los ama profundamente. Le gusta experimentar y nos pidió que probáramos cosas diferentes para las escenas. Intentó explotar el abanico emocional de cada actor.

Defiende la historia explicando su punto de vista. Ha construido la película en su mente, lo que sirve de apoyo a los actores. Tranquiliza y guía al actor hacia donde ella quiere llegar. No olvidemos que el realizador es quien decide.


Entrevista con Mathilde Seigner

P: Cécile Telerman le ha dado un precioso papel en su nueva película. ¿Cómo definiría a Alice?

R: Es una pintora un poco bohemia y burguesa que viene de una familia bastante estricta. Se rebela contra sí misma. En el fondo, es una mujer que vive un dilema en la construcción de su vida. Tiene una historia de amor, y el tema de la película también es una historia de amor entorpecida por un secreto de familia. Alice tiene carácter, mucho temperamento, pero le cuesta construir su vida sentimental. Está llena de contradicciones y vive una ambivalencia dolorosa. No encuentra su sitio, su camino, no tiene compañero. No se siente cómoda con su familia. El conflicto con su madre es violento y se lleva fatal con su hermano.


P: ¿Qué le gustó de Alice?

R: Lo que más me gustó fue volver a trabajar con Cécile. En ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? me dio un papel precioso. Sin embargo, el papel de Alice era un registro nuevo para mí, no estoy acostumbrada a interpretar este tipo de personajes. Está bastante alejada de como soy en la realidad. Es un personaje complejo, doble, con numerosas facetas. Ella es una bohemia, yo no lo soy para nada. Soy artista, pero no pinto, y lo de vivir en un "loft" no es lo mío. Soy mucho más estructurada. Alice no es lineal, lo es todo a la vez: simpática, pero saca de quicio; dulce y violenta; fuerte y frágil; divertida y pesada; adorable con su hermana pequeña y durísima con su hermano.


P: Alice descubre el amor con Olivier…

R: Cécile y yo pensamos en Olivier para el papel. Siempre es difícil encontrar a un compañero. Olivier es más conocido como realizador que como actor. Tiene un lado "oso" muy reconfortante para las mujeres. Quizá no tenga el físico de galán, pero su aspecto es romántico y tiene una mirada nostálgica. Cécile descubre el amor, el amor auténtico, el amor que no ha vivido nunca.


P: ¿Cómo fue el rodaje con Cécile Telerman?

R: Nos llevamos muy bien. Después de ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? teníamos ganas de repetir. Es muy natural, sabe lo que quiere. No es violenta ni histérica en el plató. Es una mujer con mucho humor, que disfruta con las tonterías de actores indisciplinados como Olivier y yo.


Entrevista con Pascal Elbé

P: Esta es su segunda película con Cécile Telerman. ¿Por qué le gusta trabajar con ella?

R: Me gusta el universo de Cécile, su generosidad y su forma de ver la vida en general. Cuando leí el guión, me gustó como sonaba. El personaje que me propuso era algo inédito para mí, requería una interpretación muy matizada. Tenía poco que ver con el hombre simpático y un poco perdido que suelo interpretar.


P: Se refiere a Antoine, el mayor de los hijos de esta complicada familia. Háblenos de esta familia.

R: Antoine es a la vez el más querido y el menos querido de la familia. Para compensar el secreto que pesa sobre la familia, se le protegió mucho. El resultado de esta protección es un personaje muy frágil que se da cuenta de que hay algo raro. Solo él tiene los ojos negros y no entiende por qué. Es la primera víctima colateral del secreto familiar.

Es un personaje que me dice mucho. Me recuerda a las personas que no han conocido a su verdadero padre o a su verdadera madre, les falta algo, el primer capítulo de su vida. Antoine avanza de lado. No consigue ir recto ni aguantar la mirada de su padre. De ahí la necesidad de enfrentarse a él para demostrarse que existe.


P: Cécile Telerman me ha dicho: "En cuanto al papel de Antoine, solo podía ser Pascal Elbé".

R: En primer lugar, se lo agradezco mucho. Pero no sé si era tan evidente. Es verdad que la colaboración con Cécile se basa en nuestra confianza mutua. Nos entendemos sin hablar. Todo es fluido y natural entre los dos, y es lo mejor.


P: ¿Cómo es Cécile Telerman durante el rodaje?

R: Es maravillosa para un actor. Es generosa y sabe de qué habla. Cécile trabaja de una forma muy precisa y siempre está al tanto de las sugerencias de los intérpretes y de los técnicos. No piensa solo en el proyecto como si fuera suyo, sino en un proyecto conjunto. Es inteligente y sabe llevar al equipo de la mano. Es capaz de suavizar las tensiones cuando surge un conflicto.


Entrevista con Patrick Chesnais

P: En la película interpreta a Henri Celliers, el padre de una familia un poco complicada.

R: Henri es un hombre que trabajó mucho y ahora está jubilado. A primera vista, parece un hombre feliz y abierto, lleno de ternura por su esposa y sus hijos. A pesar de todo lo que ocurre a su alrededor, no pierde la paciencia y no juzga a nadie. Su mayor desgracia quizá sea dar mucho y recibir poco.


P: Aparenta ser el más púdico de la familia. ¿No será que los que le rodean le utilizan?

R: Sí, Henri siempre ha estado enamorado de su mujer. Para él, es lo más importante, tanto que llega a descuidar el resto. Desde luego, le utilizan. Enfrentado a un tremendo secreto de familia, se ha visto obligado a ciertas cosas, pero mantiene la lucidez.


P: Tanto Henri como los otros personajes dan la impresión de ser dobles.

R: En mi opinión, esa es la fuerza de la película. Además de una buena historia, los personajes son complejos y matizados. Me recuerdan a algunos papeles de teatro llenos de contradicciones, como los de Chéjov, por ejemplo. No suelen abundar en el cine. Cuando existen, como aquí, enganchan al público.


P: Henri acaba por rebelarse contra su familia y sobre todo contra su mujer Mady.

R: Su rebelión también es un acto de amor. Frente a la situación se mantiene sereno. Sabe que la situación en la que vive no funciona y prefiere irse sin más. De hecho, se limita a decir "Estoy bien", y con eso lo explica todo. Me parece conmovedor.


Entrevista con Olivier Marchal

P: Interpreta a Jacques, un policía que investiga su propia vida y que busca la felicidad.

R: Jacques es un personaje enamorado y romántico, a pesar de tener unas vertientes poco delicadas. Es un hombre que ha malogrado su vida y que se aburre esté donde esté, en el trabajo, en la vida cotidiana, pero que descubre algo fuerte e inesperado al conocer a una mujer. Efectivamente, busca la felicidad. Ha llegado a una edad en la que observa con cierta distancia lo que le pasa y lo acepta, sea bueno o malo.

P: Es un hombre que actúa por amor, ¿es un personaje nuevo para usted?

R: Sí, desde luego. Últimamente he interpretado a muchos polis y a muchos delincuentes. En los escenarios, he tocado otros registros. Pero el papel de Jacques me ha permitido probar algo diferente. He intentado aportar ternura al personaje para crear una empatía, para que se entiendan sus elecciones sin juzgarle, para que se le quiera como él quiere.

P: ¿Cómo define a Cécile Telerman como directora de actores?

R: Primero diré que la primera película de Cécile me gustó mucho. Es una persona muy simple, que ama a los actores. Sabe lo que quiere y nos guía. Es una espléndida directora de actores. Infunde una gran confianza en el plató. En el fondo, es como una madre. Fue un rodaje agradable, muy familiar. Disfruté con la experiencia y me gusta mucho el resultado.

P: Habla de la película con emoción.

R: Sí, para mí fue un gran encuentro entre actores. Disfruté con unos compañeros magníficos. Trabajé con Patrick Chesnais, al que admiro. Me inspiró mucho cuando estudiaba teatro. Siempre iba a ver las obras en las que trabajaba. También estaba Charlotte Rampling… Fue un buen rodaje.