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  X-Men: Días del futuro pasado  (X-Men: Days of future past)
  Dirigida por Bryan Singer
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El director Bryan Singer reinventó el género del cómic tal y como habíamos llegado a conocerlo. Con el estreno de la exitosísima "X-Men" en el verano de 2000, Singer estableció nada menos que una nueva estética creadora en su adaptación a la gran pantalla de los admirados relatos y personajes del cómic. Esa película fue seguida en 2003 por "X-Men 2", también dirigida por Singer y que tuvo una acogida incluso mejor.

En "X-Men: Días del futuro pasado", Singer vuelve a ocupar la silla del director para ampliar su concepto del universo X-Men. "Es un relato excepcional y provocador impulsado por personajes espléndidamente concebidos. El productor, Hutch Parker, cree que lo que hace que las películas de X-Men dirigidas por Bryan sean tan absorbentes es el amor, la atención y el respeto de Bryan por estos personajes".

La involucración de Singer en la franquicia desde la misma infancia de ésta ha generado lazos estrechos entre los equipos artístico y técnico que vuelven a encontrarse. En la nueva película coinciden de nuevo la productora Lauren Shuler Donner, que ha participado en todas las películas de X-Men; el guionista y productor Simon Kinberg, que intervino en la producción de "X-Men: Primera generación"; el galardonado director de fotografía Newton Thomas Sigel, ASC, que ha trabajado en siete proyectos con Singer; el diseñador de producción ganador del Oscar® John Myhre, creador del mundo original de X-Men; y el compositor y montador John Ottman.

Singer también se reencuentra con el reparto de las películas originales de X-Men, así como con el joven elenco de "Primera Generación", cuyo guión escribió y de la que fue productor. De la trilogía original, el cartel de "X-Men: Días del futuro pasado" cuenta por Hugh Jackman, Patrick Stewart, Ian McKellen y Halle Berry; y de la "Primera Generación", intervienen Jennifer Lawrence, James McAvoy, Michael Fassbender y Nicholas Hoult. "Fue emocionante contar con estos actores en los repartos respectivos, tanto en los de las películas originales de X-Men como también en la 'Primera Generación'", observa Singer, "y en ese momento, varios de ellos tenían poca o ninguna experiencia en películas de estas dimensiones. Hugh tenía antecedentes en el teatro musical. Jennifer sólo había realizado pequeñas películas independientes, como 'Winter's Bone'. Con el paso de los años, sus carreras han evolucionado, han ganado ímpetu y obtenido un enorme reconocimiento. La reunión de la familia original y la nueva ha sido emotiva para todos nosotros".

Shuler Donner tiene la sensación de que los temas, espléndidos y provocadores, de los argumentos de X-Men atrajeron a Singer a ese universo. "Bryan es muy serio en todo lo referente a X-Men. Siempre ha comprendido que los temas subyacentes en los relatos imponían un tratamiento realista. Los personajes son imperfectos en una medida que permite a los espectadores identificarse con ellos. Por ejemplo, Mística quiere sentirse orgullosa de quién es, y Bestia está acomplejado por su condición de mutante y, en consecuencia, la oculta. Si los personajes están anclados en la realidad, creeremos que puedan volar, o curar o que tengan poderes extraordinarios. Todos los demás elementos de un acontecimiento cinematográfico están presentes –acción, comedia, efectos visuales– pero el conflicto y la lucha humanos son los que los mantienen unidos. Bryan es capaz de encontrar profundidad y significado en estos relatos de historieta porque siempre busca en su interior para hallar el patetismo de los personajes y la ética del mundo en el que viven". "El motivo más importante por el que yo quería regresar a X-Men", confirma Singer, "no es sólo el colosal reparto y el ámbito del argumento, sino también la forma como menciona cosas que estaban sin experimentar en las películas de X-Men hasta el momento; como el viaje por el tiempo, que durante muchos años ha brillado en los libros de cómics. Creo que con cada película es necesario hacer algo nuevo, y puedo garantizar que hay mucho material nuevo en 'Días del futuro pasado'".


Del guión a la pantalla
Mientras producía en 2011 "X-Men: Primera generación", Simon Kinberg comenzó a dar forma al concepto de la línea argumental del siguiente largometraje de X-Men con el realizador Matthew Vaughn. Se inclinaban sin cesar hacia un relato que juntara a dos generaciones de X-Men.

Se inspiraron en el cómic original de "Días del futuro pasado" escrito por Chris Claremont, quien tiene un cameo en la película. "Creo que tiene toda la lógica hacer que el pasado esté ambientado a principios de los 70, cuando el mundo sufría un cambio y una agitación enormes", afirma la leyenda del cómic. "Sin duda tenía lógica cronológica después de 'Primera Generación', que estaba ambientada en los 60".

Para Claremont, el elemento más importante de la técnica narrativa es coger a los lectores por sorpresa. Tiene la sensación de que "Días del futuro pasado" es una fantástica historia que llevar a la pantalla. "Se trata de uno de los relatos más emblemáticos del conjunto de historietas", afirmó Claremont. "Eso, unido al concepto de Bryan Singer y a un reparto de una impresionante diversidad y profundidad, ofrece un resultado espectacular".

El viaje a través del tiempo es un componente clave tanto del cómic como de la nueva película, aunque Singer afirma que "X-Men: Días del futuro pasado" tiene sobre el particular un punto de vista nada convencional. "La diferencia estriba en que no enviamos físicamente a nadie a una época anterior", explica. "En vez de ello, enviamos la conciencia de un personaje a su propio yo cuando era más joven. Durante el periodo en el que Logan está en el pasado, éste y el futuro pueden coexistir. Así puedo tener acciones paralelas que se desarrollen en ambos periodos".

"Hay incluso una teoría de física cuántica que describe ese fenómeno", continúa. "Se llama 'superposición' y asegura que si todavía no hemos observado el resultado de un acontecimiento, entonces dicho acontecimiento no ha sucedido verdaderamente. Cuando el observador de nuestro relato, Lobezno, regresa del pasado, la superposición se desmorona, lo que significa que todo lo que él haya cambiado en el pasado echará raíces en el futuro".

Mientras Singer estaba examinando la lógica y la física de los viajes a través del tiempo, Kinberg estudiaba la literatura y las películas de dichos viajes a la vez que trabajaba en el guión. "Lo que 'Días del futuro pasado' tiene de singular son las intersecciones e interacciones entre el pasado y el futuro", dice Kinberg mostrando su acuerdo. "Uno de los retos del proyecto era no sólo mantener intacta la lógica sino conservar ininterrumpido el sentimiento de emoción. La continuidad entre un personaje joven y una versión de más edad del mismo personaje creó un nuevo conjunto de criterios. Mantener lógico lo emocional, no sólo lo racional, era un reto tan grande como la física y la psicología de los viajes por el tiempo".

Kinberg aceptó encantado la oportunidad de trabajar con Singer en una película que combinaba el reparto de la trilogía cinematográfica original con el equipo de "X-Men: Primera generación". "Estas películas giran en torno a un desplazado y al hallazgo de una familia de sustitución cuando la tuya propia no te acepta, y todo eso halla eco en Bryan", asegura Kinberg.

Kinberg afirma que uno de los mayores éxitos de Singer desde la primera película de "X-Men" fue la elección de auténticos actores dramáticos. "Bryan no se limitó a contratar a estrellas del género o de acción; en vez de ello, escogió a sólidos actores dramáticos que tuvieran antecedentes teatrales, incluidos Ian McKellen, Patrick Stewart y Hugh Jackman. Lo mismo puede afirmarse de la siguiente generación: Jennifer Lawrence, James McAvoy, Michael Fassbender y Nicholas Hoult. No estoy seguro de que jamás se haya reunido a un reparto que sea tan impresionante en cuanto a amplitud, experiencia y elogios".


Los X-Men: Pasado y futuro
Hugh Jackman es el vínculo que une los días del futuro y el pasado. Jackman ha interpretado el personaje de Lobezno en siete ocasiones a lo largo de 14 años, algo que él describe como un "regalo excepcional y extraordinario". Es el personaje que ha definido su carrera pero que nunca lo ha limitado como actor. Jackman conoce a Lobezno mejor que nadie, y describe el regreso de Logan al universo de X-Men como un "renacimiento".

"Logan se ve a sí mismo, por primera vez en mucho tiempo, como parte del equipo de los X-Men", prosigue Jackman. "Ha aceptado que la ira es su mejor arma. Ahora es un guerrero en paz consigo mismo. Siendo el único mutante con capacidad de curarse a sí mismo, Logan se ofrece voluntario para retroceder en el tiempo a fin de evitar el Apocalipsis de los mutantes al que se enfrentan los X-Men del futuro".

Las aptitudes de mutación de Lobezno lo convierten en el único miembro de los X-Men capaz de realizar el viaje. Singer nos explica que "retroceder tanto en el tiempo destrozaría la mente de cualquier otro. Sólo hay una persona que tiene la capacidad regenerativa de sobrevivir a la experiencia, y ése es Lobezno. Como no envejece, cuando la mente de Lobezno vuelve a su yo más joven, Hugh pudo interpretar ambas versiones del personaje. Eso fue una gran oportunidad para mí y para Hugh".

Durante toda la historia del grupo, Charles Xavier ha tratado de inculcarle a Logan la filosofía de los X-Men, además de tenderle una mano y calmar su ira. Sin embargo, en "Días del futuro pasado", los personajes invierten sus papeles. Logan es ahora quien trata de convencer a un joven Charles de que tenga fe.

"Hay una especie de interesante poesía que tiene lugar entre ellos", observa Singer. "En la primera película de 'X-Men', Xavier ayuda a Logan a hallar su lugar en el mundo entre los X-Men. En 'Días del futuro pasado', Lobezno debe retroceder en el tiempo y ayudar a Xavier a recomponer las piezas de su vida, que está hecha añicos, y salvar el futuro".

Puede que sea la misión más difícil de Lobezno, porque, tal y como él dice en la película, "la paciencia no es mi fuerte".

Jackman se alegró de reengancharse aun cuando había finalizado "Lobezno" sólo unos meses antes de salir rumbo a Montreal para rodar "X-Men: Días del futuro pasado". Ello supuso que en vez de tener que ponerse en forma, sólo tuvo que mantenerse en forma. Y no es que ese régimen sea sencillo. El programa de ejercicios del actor duraba entre 45 y 90 minutos cada mañana antes de su sesión de peluquería y maquillaje. Su dieta era también muy estricta, compuesta principalmente de pollo a la parrilla y verdura al vapor. Comía cada dos horas, a menudo entre escenas o ensayos. Antes de rodar una escena específica realizaba durante 15 minutos una "mentalización" extrema y acababa el día con otros 45 minutos en el gimnasio.

Jackman agradeció la oportunidad de reunirse con Berry, McKellen y Stewart – con quienes mantiene amistad desde que se juntaron en la primera película de X-Men–, así como con Singer, a quien Jackman concede el mérito de su irrupción en el cine de Hollywood. Trabajar con el joven reparto fue también un verdadero gusto. Durante un momento especialmente revelador, Jackman recorría el plató del Blue Hallway con Nicholas Hoult, quien dijo: "Recuerdo que tenía unos ocho años cuando vi 'X-Men'". Ese momento hizo que Jackman se diera cuenta de cuán emblemático había llegado a ser el universo X-Men.

Otro veterano de la franquicia es Ian McKellen, cuya relación profesional con Singer comenzó en "Verano de corrupción", producida y dirigida por Singer. Desde esa primera colaboración, McKellen se ha maravillado por el entusiasmo que Singer muestra por sus proyectos y por su entrega al público. McKellen también tiene un gran respeto por los espectadores. Como actor teatral de formación clásica se inspira en la energía y la emoción del público para realizar sus interpretaciones.

El actor concibe a su personaje, Magneto, como a un hombre de conciencia y de pasado trágico, cuya pena le lleva a descubrir su poder sobrehumano de atraer y controlar el metal. En opinión de McKellen, Magneto es el mutante más poderoso, al menos en lo relativo a lo que puede conseguir físicamente. Su pena y su rabia le enfrentan a la sociedad, pero en "Días del futuro pasado" forma equipo con sus rivales para garantizar la supervivencia de los mutantes. Gracias a su nuevo vestuario, McKellen dice que su personaje "parece un hombre que va en serio", aunque no había ninguna duda.

Patrick Stewart, que ha encarado a Charles Xavier/Profesor X durante más de catorce años, no se sorprendió de que su personaje regresara en "Días del futuro pasado". El éxito de la franquicia ha sido impresionante y Stewart podía ver el rumbo que iban tomando los argumentos. Y, además, "a James McAvoy le va a costar un año o dos llegar a parecerse a mí", dice, bromeando.

Stewart estaba contento de volver a trabajar con Singer, cuyo concepto ha ayudado a definir las ambiciones y el éxito de las películas. Uno de los cambios de los que Stewart ha sido testigo a lo largo de los años es el enfoque para poner en pie un proyecto de esta escala. Nunca hasta entonces había trabajado en una película en 3D ni había visto previsualizaciones animadas de sus escenas. El proceso se ha vuelto más complejo pero también más preciso, todo lo cual entusiasmaba a Stewart casi tanto como acabar pilotando el X-Jet. Además, en esta ocasión, Xavier tiene una silla de ruedas que "¡realmente revolotea!", dice maravillado.

El actor escocés James McAvoy vuelve a su papel del joven Charles, que en esta entrega ha perdido la esperanza, tiene quebrantado el espíritu y es más vulnerable de lo que jamás haya sido. Tal y como Shuler Donner lo describe, "'Días del futuro pasado' crea el marco para su evolución". Para McAvoy, este personaje siempre ha tenido "enormes reservas de empatía". Puede tenderle la mano a la gente, puede sentir su dolor y ayudarles a dominarlo; y ayudarles a ser personas más importantes y mejores".

Pero en esta etapa de su vida, Charles ha decidido echar el cierre. Se siente herido emocionalmente por la pérdida de quien fue su amiga, Raven (Mística), y ha sufrido daños físicos que lo han confinado en una silla de ruedas. McAvoy decidió que esta versión de Charles era distinta a cualquier otra encarnación del personaje. "James se toma su papel muy en serio y lo enfoca desde un punto de vista completamente humano, no desde una perspectiva sobrehumana", advierte Kinberg. "Pero el joven Charles es humano y la confusión que experimenta en esta película es real y permite identificarse con él".

Una de las escenas más conmovedoras de McAvoy, una interacción con su yo de más edad, interpretado por Patrick Stewart, tuvo lugar en el primer día de McAvoy en el plató, que era el último de Stewart. El joven actor estaba un poco nervioso. "La escena representa el punto culminante de Charles [de joven]", dice, "pero interpretarlo dando la réplica a alguien que ha encarnado a este personaje durante 14 años me inquietaba un poco". Los actores no se conocían y apenas habían tenido tiempo de ensayar. McAvoy sugirió que los dos actores deberían interpretar la escena muy de cerca, y Stewart se mostró de acuerdo en que la proximidad recíproca crearía una importante sensación de intimidad.

"James simplemente llegó y lo hizo", recuerda Singer, "y ver a dos actores increíblemente buenos de generaciones distintas actuar tan armoniosamente fue un momento inolvidable para todos".

Michael Fassbender regresa a su papel de "X-Men: Primera generación": el del joven Erik Lehnsherr/Magneto. Su personaje, explica Kinberg, "descubre en cierto modo sus ideas políticas en esta película; adquiere una perspectiva más estratégica, más parecida a la versión de Ian McKellen de un Magneto que tiene una causa política y una sensación de cómo puede él cambiar el mundo".

Como la mayoría de los actores, Fassbender agradece trabajar en un escenario real en vez de teniendo como fondo un telón verde. Quedó impresionado por lo detallado del diseño y por el oficio que el departamento artístico había puesto en la construcción de los decorados. Su preferido era la celda de la prisión del Pentágono que le sirve de hogar en las primeras escenas de la película y que ayudó al actor a definir el personaje de Erik. "La celda de la prisión me dio una idea sobre una vida anterior", dijo Fassbender, "y sobre cómo logró Erik superar los diez años de encarcelamiento; dándole vueltas se me ocurrió la idea del loto. El 'loto' es el estado de Zen de Erik, en el que pasa horas elevado en la celda, sentado con las piernas cruzadas en estado de meditación, acumulando fuerzas".

Una importante fuente de conflicto entre el Magneto de Fassbender y el Xavier de McAvoy es Raven/Mística. La ganadora del Premio de la Academia® Jennifer Lawrence, vuelve a dar vida a la mutante que en "X-Men: Primera generación" era una prometedora alumna de Xavier, antes de adoptar la más tenebrosa cosmovisión de Magneto. Ahora, Raven ha adoptado la identidad de Mística y se ha vuelto en contra de los humanos.

"En los diez años transcurridos desde los acontecimientos relatados en 'Primera Generación', Raven ha estado sola", dice Singer. "Ya no es la muchacha que creció con Charles, ni tampoco la discípula de Erik. Ha hallado su propio camino –el de la venganza–, dando caza a los responsables de secuestrar, matar y realizar experimentos con mutantes. Al mismo tiempo, busca vengarse de Trask y eso le rompe el corazón a Charles porque él sabe que ello pondrá en movimiento un futuro muy negro que llevará a la destrucción de los mutantes. En consecuencia, se convierte en una batalla para salvar el futuro y también por el alma de Raven".

Un personaje firmemente asentado en el lado oscuro es el doctor Bolívar Trask, interpretado por Peter Dinklage. Trask es el inventor de las enormes armas robóticas, los Centinelas. Su fin es el de unir a la raza humana eliminando a sus rivales evolutivos, los mutantes. Dándole cuerpo al personaje, Singer y Kinberg crearon, asegura el director, "razones emocionalmente lógicas" para que Trask quiera dar caza y exterminar a los mutantes. Trask tenía que ser algo más que un malo vulgar y corriente que pretendiera destruir a personas sólo por ser diferentes.

"A su retorcida manera, Trask anhela la paz", puntualiza Singer. "Cree que los mutantes son tan poderosos que podrían suponer una amenaza para la humanidad; y que los mutantes son a la guerra moderna lo que la guerra moderna era para los neandertales", lo que llevó a la extinción de estos últimos. "¿Qué mejor forma, pues, para unir a la gente –razona– que enfrentándolos a un enemigo común que podría provocar la extinción de la humanidad?".

La idea de un malo de muchas facetas condujo a la elección de Dinklage. "Peter no sólo aporta la noción de ser físicamente diferente sino también una auténtica profundidad de emociones y humanidad a su trabajo", afirma Kinberg. "Con Peter, Trask se convierte en alguien con el que es posible identificarse. Es alguien por el que se preocupan efectivamente los espectadores, incluso cuando se ponen en su contra".

A su vez, el actor alaba a Singer y Kinberg por contar una historia ambientada en dos épocas que conserva su integridad y su lógica. Dinklage se siente cautivado por los personajes, por sus luchas internas, por sus defensas emotivas y psicológicas y por sus relaciones mutuas. "La relación de Charles y Erik es asombrosa", afirmó Dinklage. "Está hermosamente establecida. Viejas amistades como ésta tienen mucho de lealtad irresistible, y aquí está recogida muy, muy bien".

La actriz Halle Berry, ganadora del Premio de la Academia, ya ha interpretado el personaje de Tormenta en cuatro ocasiones. Siente un parentesco con la mutante y compara su vuelta al papel con el reencuentro con una vieja amiga. Berry concibe su papel como el de una profesora, una orientación que fue desarrollada con Singer en los "X-Men" originales.

Con todo, Berry reconoce que hay mucho más en Tormenta que libros y lápices. Tormenta es uno de los mutantes más poderosos, y resulta decisiva a la hora de tratar de proteger a los X-Men de los Centinelas. "Tormenta puede controlar el tiempo atmosférico y cuando el equipo entra en combate, ella es la primera en ser enviada a la refriega", explica.

Ellen Page, actriz candidata al Premio de la Academia, regresa al universo de X-Men como Kitty Pryde, un papel que interpretó por primera vez en "X-Men. La decisión final". En "Días del futuro pasado", las habilidades de Kitty le permiten enviar la conciencia de Lobezno al pasado para tratar de salvar a los mutantes de la aniquilación a manos de los Centinelas.

Page afirma que Kitty en un personaje femenino fuerte y de malas pulgas, y que está segura de que los incondicionales de X-Men no se sentirán defraudados con el argumento, que ella define como "épico en su amplitud". Para Page, cada día pasado en el plató, rodeada de "extraordinarios actores y espléndidos vestidos en asombrosos decorados", era toda una emoción. Admira a Singer por ser capaz de gestionar una película de monstruosas proporciones y a Kinberg por escribir un guión detallado y enredado. En cuanto al reparto, Page los considera "leyendas. Y yo voy y me siento a verlos trabajar. Fue impresionante".

Nicholas Hoult regresa a su papel de "Primera Generación" dando vida a Hank McCoy/Bestia, con un sentido más amplio de la agitación emocional de su personaje. Hank se siente incómodo dentro de su piel azul, e inseguro y avergonzado de su mutación. En los diez años transcurridos desde los acontecimientos recogidos en "Primera Generación", ha vivido en la mansión con Charles e inventado un suero que elimina su mutación y la de Charles. Charles lo utiliza para poder volver a caminar, pero uno de sus efectos secundarios es la pérdida de su portentosa capacidad mental. Además, la relación de Hank con Raven se examina más profundamente en "Días del futuro pasado", y, aunque ella puede aceptar su forma azul, Hank se da cuenta de que él sigue sintiéndose incómodo en la suya.

Hoult agradeció la oportunidad de colaborar tan estrechamente con McAvoy, al que considera un actor consumado. Los dos analizaron juntos sus escenas y las ideas de McAvoy inspiraron a Hoult para ampliar su perspectiva de la relación entre los personajes. "Trabajar en 'Días del futuro pasado' ha dejado en mí una notable impresión", dijo. "Es un proyecto colosal repartido entre dos épocas y tiene docenas de personajes, cada uno con su historia personal y su curva emocional".

Mercurio es otro personaje mutante clave en las escenas de los años 70. Los jóvenes Charles, Logan y Hank lo reclutan para ayudar a Magneto a evadirse de la prisión del Pentágono. El poder de Mercurio reside en su velocidad sobrehumana, que hasta conocer a los X-Men, ha empleado para raterías y travesuras de adolescente. "Lobezno conoce a Mercurio en el futuro", dice Singer. "Pero en el pasado, es un chico cleptómano y gallito. La única forma de lograr la ayuda de Mercurio es apelar a su tendencia a montar bronca, preguntándole si le gustaría ayudar a que alguien se evadiera del Pentágono".

Singer y el director de fotografía Newton Thomas Sigel usaron cámaras Phantom de alta velocidad y tecnología foto-sónica para rodar la escena de la entrada en el Pentágono y la huida del mismo, una de las escenas técnicamente más complicadas y visualmente más llamativas. La escena fue rodada a 3.000 fotogramas por segundo y muestra a Mercurio corriendo por las paredes de la cocina del Pentágono, en paralelo al suelo. "Nunca habíamos experimentado esto en una película", asegura Singer.

La tecnología exigió el uso de enormes luces instaladas sobre el plató, cada una de una potencia de unos 40.000 vatios. "El plató estaba tan brillantemente iluminado que teníamos que llevar gafas de sol solamente para trabajar en él", añade Singer. "Los actores tenían que cerrar los ojos hasta el momento en que comenzaban a rodar".

Shawn Ashmore, como Bobby/El Hombre de Hielo, también regresa al universo de X-Men. En "Días del futuro pasado" forma equipo con Kitty, Bishop y Coloso, todos los cuales están huyendo en un futuro negro y desesperado. Ashmore dice que los personajes están curtidos por sus circunstancias. "Se hallan habitualmente en grave peligro", dice Ashmore, "y la capacidad de Kitty de viajar al pasado inmediato apenas los salva".

A Ashmore le emocionó que El Hombre de Hielo tuviera que exhibir sus poderes en una escena de acción de gran intensidad que incluía un tobogán de hielo, algo que recuerda como "el momento definitivo de un superhéroe para mí".

El actor canadiense Daniel Cudmore se sintió igualmente satisfecho de regresar al universo de X-Men. El personaje de Cudmore tiene la capacidad de transformar su piel en acero orgánico, lo que le dota de enorme fortaleza y lo vuelve casi indestructible.

El actor francés Omar Sy ("Intocable") interpreta a Bishop, uno de los nuevos mutantes incorporados al universo de X-Men. Bishop, que aparece en el futuro, es feroz e intimidador. Tiene la capacidad de absorber energía radiante y conductora, que utiliza para que funcione su arma de plasma. Bishop también es capaz de viajar a través del tiempo con la ayuda de Kitty y es un personaje clave para representar las dificultades de los mutantes en el tenebroso futuro. El pasado de Bishop es turbulento y doloroso: sobre su ojo lleva una "M" cicatrizada que le pusieron siendo prisionero en un campo para mutantes.

El personaje de Adán Canto, Mancha Solar, dispara potentes bengalas solares. Para meterse en el papel, Canto investigó la historia de Mancha Solar. Mancha Solar, dice, "es leal y apasionado, pero la trágica muerte de su amor le conduce a la ira y la rebelión".

Otro mutante nuevo en la franquicia cinematográfica es Sendero de Guerra, interpretado por Booboo Stewart. Sendero de Guerra, también conocido como James Proudstar, posee unos sentidos muy desarrollados, incluidos la supervista, el superolfato y el superoído. Sendero de Guerra es uno de los futuros mutantes que ayudan a defender a los X-Men de los Centinelas que los atacan. El refugio de los X-Men en el futuro, un monasterio, hace las veces de remanso de paz para los mutantes que quedan mientras luchan por sobrevivir. Sendero de Guerra es un maestro de armas y empuña unas armas blancas de más de 40 centímetros. Para Stewart, que lleva entrenándose en artes marciales desde que tenía tres años, el personaje le venía como un guante.

Una tercera mutante que debuta en la franquicia cinematográfica es Blink, interpretada por Fan Bingbing. Blink tiene la capacidad de teletransportarse a sí misma, a otros y a objetos de gran tamaño. Utiliza su poder para desplazar cosas; en especial, a sus enemigos o a grandes proyectiles. El equipo de efectos especiales pudo sacar sus poderes a la luz empleando alrededor de ella todas las interacciones prácticas, como hacer volar, derribar o desplazar columnas y pilares en el decorado del Monasterio, donde tuvieron lugar algunos de los efectos especiales más importantes de la película.

El actor australiano Josh Helman es la cuarta encarnación del personaje de Bill Stryker, que ha intervenido en "X-Men 2", "X-Men orígenes: Lobezno" y "X-Men: Primera generación", siendo interpretado cada vez por un actor diferente. Helman pensaba que tenía el listón muy alto, por más que su personaje fuera secundario. "Bill Stryker es un personaje muy complejo porque puede inspirar miedo a pesar de no tener poderes extraordinarios", dice.

Lucas Till, que participó en "X-Men: Primera generación", regresa como Alex Summers, conocido como Havok, cuyo poder de mutante consiste en disparar energía cósmica desde su cuerpo. En "Días del futuro pasado" Havok es reclutado para la unidad especial de mutantes que combate en Vietnam, donde es rescatado por Mística, con la que comparte una alegre camaradería.


Acerca de la producción
La fotografía principal de "Días del futuro pasado" comenzó el 15 de abril de 2013 en Montreal (Quebec, Canadá). La sede de la producción estuvo en Mel's Cité du Cinema (habitual y simplemente denominada "Mel's"), unos estudios de 11 hectáreas situados en la Isla de Montreal, desde donde se domina el río San Lorenzo. Compuesta de siete estudios de sonido, que totalizan 11.000 metros cuadrados, además de 13.200 de espacio de oficinas, "Días del futuro pasado" transformó y mutó cada metro cuadrado de la Cité para satisfacer sus inmensas necesidades cinematográficas.

El diseñador de producción, doble ganador del Oscar, John Myhre ("Memorias de una geisha", "Chicago"), junto con su talentoso departamento artístico dirigido por la directora supervisora artística Michele Laliberte ("El curioso caso de Benjamin Button", "El día de mañana"), y el decorador de platós ganador del Premio de la Academia Gordon Sim ("Chicago"), tenían la gigantesca tarea de supervisar el diseño, la creación y la construcción de los cuarenta decorados levantados para la película, así como el diseño de producción y la dirección artística de los treinta y seis exteriores prácticos situados en la zona metropolitana de Montreal y sus alrededores.

A Myhre, que fue diseñador de producción en la primera versión de "X-Men" a las órdenes de Singer, se le encomendó el diseño de la película de X-Men más ambiciosa hasta la fecha, que se desarrolla en dos épocas: los años 70 y un futuro no muy lejano. Myhre lo concibió como tener que diseñar dos películas manteniéndose fiel al concepto de la totalidad. Trató de representarse los cortes entre pasado y futuro y la forma como se complementarían estéticamente.

Uno de los escenarios más grandes construidos era el Monasterio del Exterior, situado en el futuro, un antiguo claustro monolítico edificado en la ladera de una montaña. Singer observa que para el sancta sanctórum interior del monasterio, donde Lobezno se encuentra estático mientras su conciencia retrocede en el tiempo, se inspiró en el modelo de una capilla de la que había visto fotos. Sus vidrieras de colores proporcionan, asegura el director, "un cualidad de un tipo etéreo, casi mágico. Yo no quería que el monasterio resultase austero; quería que tuviese una especie de santidad porque algo mágico está sucediendo allí".

Myhre y su equipo utilizaron cada milímetro de los 3.400 metros cuadrados del Estudio H de Mel's para alojar al gigantesco plató donde Hugh Jackman, Halle Berry, Patrick Stewart e Ian McKellen vuelven a encontrarse en el relato. También es el lugar donde los mutantes se enfrentan a su mayor enemigo del futuro.

Al igual que Singer, Myhre tuvo la sensación de que con un elenco tan impresionante, era de primordial importancia crear un entorno real con el que se entusiasmasen. "Bryan me dijo que, en cuanto fuese posible, deberíamos construir un plató práctico", recuerda Myhre. "Así, en el caso del Monasterio, hasta se puede oler el incienso que se quema".

"El Monasterio es una combinación de estética clásica y de estética de ciencia ficción", dice Kinberg. "Ver este antiguo monasterio, que lleva en pie miles de años, rodeado por todos los elementos de la ciencia ficción, como el nuevo X-Jet y los robots Centinelas, era una yuxtaposición perfecta".

Inspirándose en numerosas formas arquitectónicas asiáticas –chinas, japonesas, indias e indonesias entre otras–, Myhre diseñó este decorado como si la estructura completa hubiera sido tallada en una única roca por los antiguos monjes. El Monasterio tiene tres secciones: la "Gran Muralla" almenada, construida para su protección; el "Patio", compuesto de una serie de estructuras de tipo pagoda utilizadas para rezar y reunirse; y la "Columnata", un pórtico con columnas que sirve de última línea de defensa contra los ataques, además de entrada al sancta sanctórum del Monasterio.

Para Myhre, este sancta sanctórum interior es el corazón de la película. Quería que el plató tuviera un sello característico que recordara a un lugar sagrado. Trabajando con el director de fotografía Newton Thomas Sigel, el diseñador añadió diversas características a distintos elementos del plató, incluidos espejos sobre columnas giratorias y paneles de pared también giratorios. Ello permitió a Sigel disponer de ángulos de cámara singulares y jugar con ilusiones ópticas, de forma muy parecida a una atracción de feria. Sigel y Myhre tenían una estrecha línea de comunicación; las ideas de Sigel sobre iluminación y ambiente para una determinada toma tenían que coincidir con los decorados de Myhre y viceversa.

Sigel coincide en que la sensación era la de dos películas que estuvieran rodándose consecutivamente. "Para mí fue divertido", afirma. "Yo viví los 70 y tenía una referencia para el 'pasado'. Al crear el 'futuro' carecemos de memoria cultural y de referencia a la que remitirnos. Así que mi enfoque consistió en crear un vocabulario visual para transmitir mis ideas. El pasado es más cálido, con más grano y casi turbio, mientras que el futuro es más frío, más oscuro y más descarnado".

La segunda de las dos estructuras de decorados más grandes es el Césped Exterior de la Casa Blanca (de las escenas de 1973), donde se desarrolla la batalla culminante de la película. El decorado fue construido en el "plató de exteriores" de Mel's (es decir, en un estacionamiento adicional de grava), y Myhre diseñó un decorado decididamente original. Él y sus equipos construyeron una "caja" cuadrada compuesta de 100 contenedores de carga –cinco contenedores de largo, con cinco apilados uno encima del otro en cada uno de los cuatro lados de la caja–, creando un suelo interior de 3.700 metros cuadrados, que fue cubierto de césped y ajardinado para que fuera el césped del 1.600 de la Avenida de Pensilvania. Elevándose a una altura de cuatro pisos, se utilizaron más de 9.000 metros de tela verde para pantallas para cubrir las paredes interiores, proporcionando un lienzo en el que la tecnología Simul-Cam pudiera proyectar una imagen del auténtico exterior de la Casa Blanca, mientras que las cámaras nativas de 3D estaban filmando metraje en directo del reparto.

Otros platós importantes incluyen el emblemático Cerebro y los Corredores Azules colindantes (construidos en los 2.800 metros cuadrados del Estudio Alstom de Montreal). Para estos decorados, Myhre les quitó literalmente el polvo a los viejos planos e hizo una réplica de los originales de la primera película de "X-Men". Jackman comenta que "para mí y para Halle y Patrick, recorrer estos corredores era un déjà vu, como si hubiéramos retrocedido catorce años".

La Mansión de Xavier fue construida en un estudio de Mel's. Como la película tiene lugar en el pasado y en el futuro, tanto Cerebro como la Mansión de Xavier estaban sometidos a un cambio constante, dando botes de aquí para allá entre sus ambientaciones temporales, ya que el calendario de rodaje de la película imponía qué escenas iban a rodarse en un día determinado. En anteriores películas, la Mansión fue fotografiada en diversos exteriores, pero no fue posible hallar un lugar idóneo en Montreal. Myhre reconstruyó el interior de la mansión utilizado en la "X-Men" original, que era la Casa Loma de Toronto.

Otros platós construidos incluyen el dormitorio del sótano (de 1973) donde encontramos por primera vez a Mercurio. Uno de los otros decorados es el Despacho Oval de 1973, el lugar de trabajo del entonces presidente Richard Nixon, cuya administración ocupa un lugar destacado en el argumento. La réplica de Myhre era históricamente exacta y precisamente detallada hasta en los moldes de coronas dentales decorativos.

El X-Jet, que Myhre describe como una "nave de guerra fortificada", fue uno de los decorados que supuso un mayor reto desde el punto de vista del diseño y la construcción. "El X-Jet daba la sensación de ser fiel al X-Jet original de la historieta y de las películas anteriores, y sin embargo era completamente nuevo y distinto", dice Kinberg. "El equipo quiso crear una nave de líneas elegantes y aspecto futurista sin juntas visibles, utilizando varias formas, escalas y capas".

En un momento de la producción el equipo de Myhre incluía a trescientos artesanos: carpinteros, pintores, yeseros, escultores, diseñadores de decorados y decoradores, amén de personal de atrezo, entre otros. La escala sin precedentes del proyecto era evidente en cada aspecto del rodaje.

Al crear accesorios como el casco de Cerebro, había que tener en cuenta muchos elementos una vez el diseño final fue aprobado: qué materiales se utilizarían en aras tanto de la comodidad como de la coherencia estilística; cómo quedaría en la cabeza de McAvoy; cómo atraparía o reflejaría la luz y cómo aparecería ante la cámara. El Cerebro de 1973 fue creado para reflejar un avance desde el original de "X-Men: Primera generación". El Cerebro del futuro era más sencillo, más compacto, más funcional y muy ligero.

Los realizadores diseñaron la versión antigua de la silla de ruedas de Xavier para plasmar en ella las que ya habían existido en el universo de X-Men; y para la versión del futuro, la diseñadora colaboró con Myhre para idear algo único. Teniendo en cuenta la tecnología futura, llegaron a la conclusión de que la silla ya no necesitaba ruedas sino que podría, en vez de ello, moverse usando fuerza magnética.

La diseñadora de vestuario Mingenbach ("Sospechosos habituales", "X-Men," "X-Men 2") y su equipo, se prepararon durante cinco meses antes del inicio de la fotografía principal. Además de diseñar y construir, desde cero, todos los trajes de héroes de los actores principales, incluidos los inspirados en los años 70, Mingenbach recurrió a las existencias de más de diez empresas de alquiler de vestuario de EE. UU. y Montreal, y recorrió tiendas minoristas de artículos clásicos, así como muestras de ropas clásicas de un extremo a otro del país.

Mingenbach y Singer definieron el futuro no tan lejano y tuvieron en cuenta la situación en la que entonces se encuentran los propios personajes. "Están siendo perseguidos; por tanto, prendas de líneas elegantes, limpias y brillantes estaban fuera de lugar", dijo Mingenbach. "Se hacía difícil confeccionar las complicadas prendas y entregarlas para que fueran destruidas, pero después parecían más reales, como si hubieran estado en combate".

Mingenbach diseñó y produjo tejidos personalizados; se tomaron las medidas de cada miembro del reparto y se le vistió; y cada detalle fue elaborado a mano y amoldado a las dimensiones de los actores. Meterse en ellos no se parecía en nada a ponerse un par de pantalones vaqueros holgados. Algunos de los trajes pesaban varios kilos, o más con el añadido de armas y accesorios. Había que ayudar a cada a actor a ponerse y quitarse estas complicadas piezas de guardarropa. De las casi dos docenas de vestidos de superhéroes confeccionados para esta película –cada uno a la medida de los poderes de mutante de su personaje–, el más difícil de hacer fue el del mutante que nunca antes había llevado un traje: el Profesor X.

Antes de recurrir a otras fuentes para obtener los vestidos de época de los años 70, Mingenbach discutió sus ideas con Myhre. Los dos acordaron que sería importante hallar los patrones, las texturas y los colores representativos de la década. La paleta de colores, compuesta de colores ladrillo, naranjas y verdes, dio realmente vida al periodo en la pantalla. Mingenbach y su equipo pasaron meses reuniendo piezas en casas de alquiler de vestuario, tiendas clásicas y on line. Camiones enteros de ropa fueron enviados a Montreal desde todo EE. UU. y desde Europa.

El departamento de vestuario tuvo que montar una enorme tienda de campaña en uno de los estacionamientos próximos a los estudios para que contuviera un guardarropa del tamaño de unos grandes almacenes. Muchos de los días de rodaje el equipo tenía la tarea de vestir a 600 extras con prendas de época, actuando la tienda de campamento base. La tarea exigió una enorme organización no sólo para el departamento de vestuario, sino también para los de maquillaje, peluquería y atrezo.

"Las prendas de 'Días del futuro pasado' se centran en los poderes de cada mutante más que dar el aspecto de que éstos forman parte de un equipo de superhéroes", dice Mingenbach. "Bryan siempre ha comprendido e insistido en el hecho de que el cine es un medio totalmente distinto al cómic, por lo que el vestuario tiene que parecer real y práctico. Todo gira en torno a encontrar un equilibrio –el punto ideal– en la ropa que represente al personaje, pero intentando también dar al público algo nuevo y diferente".


Los centinelas
En el año 2000, cuando "X-Men" fue estrenada, la tecnología necesaria para hacer algunas de las cosas que los realizadores habían imaginado no estaba, sencillamente, disponible. Catorce años más tarde, conseguir efectos reales y creíbles ya no es un problema. Por ejemplo, a los Centinelas, robots de 5 metros y medio de altura destructores de mutantes, idolatrados por los incondicionales de X-Men, no se les habría hecho justicia con tecnologías más antiguas de efectos especiales visuales. En la última década ha habido muchas películas de robots, pero lo que Singer quería lograr no fue posible hasta ahora. En "Días del futuro pasado", Singer introduce dos versiones de los Centinelas: los del pasado y la versión evolucionada del futuro.

"Los Centinelas son robots que matan a los mutantes, y el programa para construirlos comenzó en los primeros años 70", explica el director. "Tienen la capacidad de dirigir su ataque al gen mutante para, luego, aislar y atacar a los mutantes. Los Centinelas del futuro son una evolución de los desarrollados en los años 70. Los Centinelas del futuro son especialmente peligrosos porque disponen de tecnología bioquímica para adaptarse a los poderes de los mutantes, adoptar su aspecto y destruirlos. Miles y miles de ellos andan a la caza".

Mientras Myhre diseñaba a los Centinelas del Futuro, el supervisor de efectos especiales Cameron Waldbauer y su equipo eran los guardianes del Centinela que vemos en las escenas ambientadas en 1973, construido por Legacy Effects en Los Ángeles. Fueron necesarias ocho semanas para fabricar el Centinela de los 70, y todas sus piezas son móviles y ajustables. Aunque hay muchos centinelas en el pasado y en el futuro, sólo uno de los de los años 70 fue fabricado por unos cuantos motivos prácticos, aparte el coste. La figura real de cinco metros y medio ayudó al director de fotografía a encuadrar el fotograma y sirvió de indicador de proporciones relativas para el equipo de efectos especiales visuales, que simplemente multiplicaría los robots en la postproducción.

"X-Men: Días del futuro pasado" es la mayor película de X-Men hasta la fecha, una convalidación del éxito de la franquicia y, lo que es más importante, el apogeo de las enormes energías creadoras de su reparto y de sus realizadores. Es un relato que llega a todos los públicos cruzando todas las fronteras.

En la convención Comic-Con del año pasado, cuando casi todo el reparto subió al escenario delante de sus admiradores, el estruendo de los aplausos fue ensordecedor. La emoción, incontenible. Singer reconoce ese tipo de emoción. "Si yo hubiera estado en Comic-Con hace 25 años y Han Solo, Luke Skywalker y la Princesa Leia hubieran cruzado el escenario, ¡a mí también me habría dado un ataque!", dice. Para Singer, los relatos de los X-Men son "mitología actual. Me siento extraordinariamente a gusto en este universo. Me encanta estar en él, examinarlo y disfrutar mucho con él". Su capacidad de expresar estos argumentos como realizador no tiene igual.

Lo que significa que para los X-Men existe la esperanza de un brillante futuro.