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  ¡Disparadme!  (Fuoco su di me)
  Dirigida por Lamberto Lambertini
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Nápoles 1815, últimos meses del reinado de Joaquín Murat a quien su cuñado, Napoleón, había coronado en 1808. Los años triunfales han pasado y los napolitanos asisten al trágico epílogo de un rey que levantó pasiones gracias a su sueño, posiblemente prematuro, de una Italia unida e independiente.

Tras pasar varios años en Francia y resultar herido en la guerra, el joven Eugenio (Massimiliano Varrese) regresa a su ciudad natal, Nápoles, animado por su querido abuelo, Don Nicola (Omar Sharif), un aristócrata dedicado a escribir su “Diario napolitano”.

Durante su larga convalecencia, Eugenio redescubre unas raíces, lo que le lleva a cuestionar sus valores y a soñar con otra forma de vida más cercana a la naturaleza y al alma de las personas. La experiencia dolorosa e incontenible de un amor apasionado, Graziella (Sonali Kulkarni) es un estímulo más en el viaje de Eugenio; un viaje iniciático desde la oscuridad a la luz, y al que ni siquiera el poder destructor de la guerra podrá dar fin.


Personajes
EUGENIO (Massimiliano Varrese): A sus 20 años, regresa a Nápoles, la ciudad que se vio obligado a abandonar siendo un niño para huir de la venganza, una vez fracasada la república napolitana en 1799. Pasa un largo exilio en Francia. Al terminar sus estudios, se alista en el ejército animado por ideales napoleónicos y jacobinos. Tras una grave herida en combate y descubrir sus raíces, sufre una crisis. Una larga convalecencia le permite volverse a empapar del espíritu, el idioma, la cultura de su ciudad natal y ya no está seguro de desear una vida militar. Prefiere retrasar su decisión, refugiado en la incertidumbre, como en un sueño, encontrando en la escritura su auténtica vocación, buscando la belleza y un amor que le dé fuerzas para enfrentarse a la vida.

AYMON (Maurizio Donadoni). Con 35 años de edad, es el primo francés de Eugenio, al que acoge ocupando el lugar de su padre. Eugenio le quiere y le admira como a un hermano mayor. Atento, combativo, predispuesto a la acción, está muy preocupado por el gran cambio de ánimo de su joven primo. Cada encuentro con él desemboca en una pelea, a menudo violenta. Odia la indecisión y está convencido de que uno está obligado a tomar parte en este trascendente momento histórico y luchar sin dudar. Acusa a Eugenio de derrotista. La campaña por la independencia de Italia contra Austria e Inglaterra, animada por Murat, unirá a los primos.

NICOLA (Omar Sharif). Es el abuelo paterno de Eugenio. Vive solo en su espléndida residencia. Como muchos caballeros del Sur, de ahora y de entonces, es medio conservador y medio progresista. La ironía y el egoísmo, rasgos típicos de la vejez, le impiden caer en dogmatismos. Se mantiene ocupado con misteriosas investigaciones científicas y escribiendo un libro sobre el reinado de Murat, al que había apoyado pero que ahora, a pesar de su sincero amor por el pueblo napolitano, considera que tiene sueños de victoria poco realistas. Cree que el contraste entre los dos cuñados, Murat y Napoleón, ha perjudicado a ambos. Nicola se alegra de que su sobrino haya vuelto de Francia, y ve orgullosamente en él un reflejo de lo que fue en su juventud. Le defiende siempre frente a las quejas de Aymon. Nicola nunca ha sido capaz de enfrentarse a los problemas de la vida. Mantiene sus propias costumbres. En sus estudios y consideraciones sobre el extraordinario periodo que atraviesa Europa, se mantiene siempre al margen; es consciente de la naturaleza ilusoria del mundo, donde la Historia no es más que “un decorado en el que distintos actores interpretan siempre el mismo papel”.

GRAZIELLA (Sonali Kulkarni): Es una chica de Procida. Su belleza e intensa espiritualidad, su conducta y actitud, gestos elegantes, propios de sus orígenes del próximo oriente (en ese momento la isla había recibido expatriados griegos tras las invasiones turcas) la hacen distinta del resto de chicas con las que trabaja en la industria del coral. Graziella cuida en secreto de un ermitaño, Masseo, que vive en la parte boscosa y deshabitada de la isla. Es allí donde conoce a Eugenio, náufrago en Procida. Se enamoran, aunque al principio niegan sus sentimientos. Entonces Eugenio descubre una nueva e inesperada sensación, el amor absoluto, un mundo arcaico hecho de valores sencillos pero profundos, como la pureza y la devoción, que le llevan a comprender que en lo espiritual, como en lo artístico, las aparentes derrotas del presente son las victorias y esperanzas del futuro.