Ted Bundy era una sobrecogedora combinación entre "el guapo chico de al lado" y una perversión degenerada. A la vez que innegablemente guapo, encantador, inteligente y lleno de carisma, Bundy tenía un lado oscuro atormentado y motivado por retorcidas fantasías y una sexualidad necrófila. Un joven que obtuvo los favores de muchas mujeres, Bundy llevó sus fantasías a extremos cuando dejaba a sus novias para perseguir, amenazar y quitar la vida a más de un centenar de mujeres que nada sospechaban.

Ted Bundy entreteje esas contradicciones formando una singular historia de horror. Narrada desde el punto de vista de Bundy, la película de Matthew Bright capta el desazonador y enrevesado mundo de uno de los más infames asesinos en serie. Hay que ver y seguir cómo progresa Bundy: desde que se masturba espiando mujeres hasta convertirse en uno de los más listos y psicopáticos asesinos de la historia. Hay que compartir la perspectiva de Bundy desde detrás del traje y la pajarita cuando sigue sadísticamente a mujeres que no sólo se tendrán que hacer las muertas sino que él las llevará mucho más allá. Se siente la excitación de los puntos álgidos de esta película de humor negro, riendo frente a frases tan sorprendentes como las palabras de Bundy: "Más que nada quiero ser normal" o "El sexo sólo es sucio cuando se hace bien". Hay que prepararse para estar ahí con Bundy para saber qué significa exactamente "sucio".

Nos quedaremos en el filo de la navaja a medida que vayamos rebobinando mentalmente la película, porque promete perseguirnos durante mucho tiempo después de haber visto sus escenas. Pensábamos que sabíamos dónde acababa la película antes de empezar a verla, pero Matthew Bright da mucho más de lo que se espera inicialmente. ¿Después de ver la película, estaremos seguros de que si alguien nos pregunta "Quién es Ted Bundy", no le veremos entre la muchedumbre?