Entorno histórico
1808.
El ejército invencible de Napoleón Bonaparte ha probado, por primera vez, el amargo sabor de la derrota en la sagrada montaña de Montserrat.
Una derrota que ha ofrecido esperanza a todos los pueblos de Europa.
Una derrota frente a un solo hombre...
La leyenda: A principios del S. XIX, el águila imperial Napoleónica había extendido sus implacables garras por toda Europa. El ejército francés, convertido en la máquina de guerra más perfecta hasta la fecha, no había conocido la derrota hasta que pisó suelo español.
El 4 de junio de 1808 una columna francesa compuesta por 3.800 hombres partió desde Barcelona. Para alcanzar su destino, debían forzar el paso del Bruc.
Soldados desertores de Barcelona, que junto con voluntarios catalanes sumaban unos 400 hombres en total, urdieron una trampa en el paso del Bruc para abatir a las tropas invasoras. Más de 300 franceses cayeron en esa emboscada, con lo que su ejército se vio obligado a retirarse.
En este contexto surge la historia del Niño del Tambor. El joven que provoca la huida de las tropas napoleónicas gracias al eco de las montañas de Montserrat, sus grandes aliadas. Para ayudar a su pueblo a combatir a los franceses, decidió tomar su tambor y se puso a tocar. Ram-ta-ta-tam. Ram-ta-ta-tam. El eco provocó la impresión de miles de tamborileros. El ejército francés, temeroso, se batió en retirada.
Esta batalla el 6 de junio de 1808 supuso el primer fracaso del ejército de Napoleón Bonaparte. Para el recuerdo queda esa derrota, que ofreció un hilo de esperanza a los oprimidos y alentó a los demás pueblos de Europa a luchar por la libertad.
Sinopsis
Cuando el ejército de Napoleón descubre que su primera derrota se debe a un chico montañés, a un carbonero que, con su redoble de tambor, sembró el pánico entre sus tropas, envía a seis mercenarios curtidos en mil batallas con una sola misión: darle caza en las montañas de Montserrat y cortar su cabeza para clavarla en la plaza del pueblo. Tras asesinar a sus seres queridos y atemorizar a todo el pueblo con sus amenazas, se lanzan en su búsqueda por las montañas de Montserrat.
Bruc deberá luchar solo por primera vez para sobrevivir y vengar a su familia. Se convierte así en un símbolo de libertad y esperanza para su país, que distingue en él a un héroe que consiguió lo que nadie había logrado jamás: derrotar al ejército invencible de Napoleón Bonaparte.