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  La máquina de pintar nubes  Dirigida por Aitor Mazo, Patxo Tellería
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Durante el verano de 1974, un joven vive su particular viaje iniciático en medio de la desolación oxidada de Santutxu, un barrio industrial de Bilbao, con Franco aún vivo y los conflictos políticos y sociales a flor de piel.

Asier, un adolescente daltónico se propone hacer un retrato a la chica de la que está enamorado. Para hacer el retrato no quiere contar con la ayuda de su padre, Andrés, reputado pintor aficionado. El padre no ha tenido suerte con sus hijos: el mayor, Mateo, muy dotado para la pintura, dejó de interesarse por ella, para desesperación del padre. Mateo no quiere pintar en este Bilbao gris y herrumbroso. Mateo lo que quiere es salir de este agujero. Y el pequeño… bueno, el pequeño es daltónico. Ya intentó cuando era niño reeducar su forma de interpretar los colores, pero fue inútil: los confunde sin remedio.

Asier recurrirá a Mateo, el cual a pesar de no estar en absoluto interesado por la pintura, acepta enseñar a su hermano a cambio de dinero. A pesar del poco interés que pone, su fuerte personalidad hace que la enseñanza sea, a su pesar, viva e intensa.

Pero el bloqueo psicológico de Asier es demasiado fuerte, y Mateo no consigue romperlo. Además, a éste le toca ir a Melilla en el sorteo de quintas de la mili, y decide escapar. Para apaciguar la rabia que siente su hermano al quedarse solo, le regala un extraño artilugio: la máquina de pintar nubes, con la que le garantiza que saldrá del bloqueo.

Pero Asier sigue sin romper definitivamente. Hasta que llega a la familia la noticia de que Mateo ha muerto en accidente cuando trataba de escapar del país.

La muerte de Mateo produce en Asier el clic que necesitaba para romper su bloqueo. Andrés descubre que su hijo pequeño, con el que nunca contó, pinta como jamás podrá llegar a pintar él. Cuando descubre que fue Mateo quien le enseñó a pintar, Andrés mitigará gran parte del dolor que le causó su muerte, como si su semilla hubiese germinado en Asier.

Asier por fin ha terminado el retrato que prometió a su enamorada. Pero ya presiente que esa es una causa perdida. No le importa. Ha ganado algo mucho más importante.