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  Valor de ley  (True grit)
  Dirigida por Joel Coen, Ethan Coen
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Valor de ley es una historia del Oeste sobre una aventura de venganza y valor de los oscarizados cineastas Jeol y Ethan Coen, adaptación de la novela de Charles Portis.

El equipo de producción está compuesto por colaboradores de muchos de los proyectos anteriores de los hermanos Coen, entre ellos el director de fotografía nominado al Óscar Roger Deakins, ASC, BSC (El hombre que nunca estuvo allí, O Brother). El montaje es de Roderick Jaynes y la música de Carter Burwell.


Acerca de la producción
"La gente no se cree que una chica pudiera partir en pleno invierno a vengar la muerte de su padre, pero así ocurrió" - VALOR DE LEY, de Charles Portis

En 1968, el periódico The Saturday Evening Post publicó una novela por entregas que fascinó a los lectores con una historia que daba al instante la impresión de ser una grandiosa e intemporal leyenda norteamericana, y les hacía desear fervientemente seguir leyendo. Era la novela de Charles Portis Valor de ley, la historia de una chica extraordinariamente tenaz que busca vengar la muerte de su padre con la ayuda de un curtido policía de frontera y de un franco ranger de Texas que se internan en territorio indio en busca del asesino. Sazonada con un humor seco, repleta de personajes obstinadamente individualistas, y enriquecida con majestuosos temas norteamericanos, la novela llegaría a tomar vida propia.

Al igual que Mattie Ross, llegaría a cruza la frontera de ese territorio en el que los acontecimientos de la vida real se convierten en grandes historias y leyendas, convirtiéndose tanto en un best-seller como en un sólido clásico literario, que ha seguido pasando durante décadas de lector en lector y de escritor en escritor. Pronto, el libro se enseñaba en los colegios, en 1969 se convirtió en una película protagonizada por John Wayne, y el título se integró en la esencia misma del idioma.

Las palabras "valor de ley" llegaron a representar la clase de coraje terco y engreído que puede hacer que una persona salga de unas circunstancias incomprensibles, un concepto esencial del carácter norteamericano. Pero la historia de Portis trataba de algo más que del valor. Narrada por la cruda y nada sentimental solterona en que se va convirtiendo Mattie Ross en el transcurso de su escapada, también sondeaba la agitación del carácter norteamericano, con sus conflictos entre el deseo de aventuras y la necesidad de un hogar, entre el deseo de enmendar las injusticias y el coste de esa retribución para el cuerpo y el alma. Los personajes de Mattie, Rooster Cogburn y LaBoeuf chocan a lo grande no sólo entre ellos y los forajidos que persiguen, sino con sus propios sentimientos, oscilando entre la independencia y la honradez.

Lo que le da a la novela su cualidad trascendental e intemporal es mayormente la voz de Mattie, única en la literatura. El célebre autor George Pelecanos afirmaba en una entrevista en 1996: "La voz de Mattie, irónica y segura de sí misma, es una de las grandes creaciones de la ficción moderna. Yo la comparo con la de Huck Finn, y no es una hipérbole.... Y lo más importante es que puede ser apreciada por lectores con edades, niveles educativos y clases sociales diferentes. Es una obra de arte igualitaria".

Portis escribió en total cinco novelas (Valor de ley fue la segunda, después de Norwood), y a lo largo de los años, los lectores han ido enamorándose de su alquímica mezcla de folclorismo cómico y atrevidos temas arquetípicos. Entre quienes llegaron a admirar la obra de Portis estaban Joel y Ethan Coen, quienes han realizado algunas de las historias cinematográficas más convincentes de nuestra época, empezando por el clásico de cine negro Sangre fácil e incluyendo Arizona baby, Muerte entre las flores, la oscarizada Fargo, El hombre que nunca estuvo allí, O Brother, la también oscarizada No es país para viejos, y Un tipo serio.

"Habíamos leído los libros de Charles Portis, pero éste nos parecía especialmente apropiado para hacer una película de él", dice Ethan sobre su decisión de adaptar Valor de ley.

Los hermanos se sintieron atraídos por la valiente decisión de Portis de colocar a una indomable muchacha en el centro de una novela repleta de brutalidad, ironía y crudeza, lo cual casaba con su sentido de lo inusual. La historia de Mattie ciertamente está llena de la cruda humanidad y el acerbo ingenio que caracterizan a menudo la visión cinematográfica de los Coen, pero al mismo tiempo, Valor de ley es una novedad para ellos, conteniendo su narrativa más descaradamente literaria, emotiva y directa.

"La historia ciertamente pertenece al raro género de aventuras de jóvenes", dice Joel.

"La cuenta una niña de 14 años muy segura de sí misma", añade Ethan, "lo que probablemente hace que el libro sea tan gracioso y extraño. Pero es también como Alicia en el País de las Maravillas, porque esa chica de 14 años se encuentra en un entorno que, hoy en día, resulta muy exótico".

Continúa Ethan: "Esa es otra cosa que tiene el libro, que el escenario es muy exótico, pero obviamente Portis conocía la época y el lugar. Plasmó tan vívidamente los detalles del escenario que se convierten en algo surrealista".

La novela también es decididamente un western, un género que los hermanos Coen querían abordar abiertamente por primera vez. Aunque algunos pondrían a No es país para viejos en esa categoría, para Joel y Ethan esa película era un thriller moderno. Los tonos de las dos películas difieren: "No es país para viejos estaba ambientada en Texas", explica Joel, "pero era una película contemporánea. Nadie monta a caballo excepto en el sentido de que la gente tiene que conducir para llegar al campo. Nunca pensamos que fuera realmente un western. Para nosotros era algo diferente".

El guión permaneció fiel a la estructura que Portis le dio a la novela, manteniendo a Mattie en su núcleo y cerrando su círculo como una ruda mujer mayor que busca a Rooster Cogburn en un decadente espectáculo del salvaje Oeste en Memphis. Al igual que Portis, querían darle a la voz de Mattie (tan sencilla, inmutable y sonora como una vieja balada) su máxima expresión en la pantalla, y retratar a los igualmente fascinantes Rooster Cogburn y el ranger de Texas LaBoeuf a la luz de la suposición (o la esperanza) de ella de que puede que todos estén unidos por algo enérgico y honorable en sus espíritus.

Jeff Bridges, que consiguió el papel de Cogburn, dice que fue la idea de mezclar la cadencia auténtica del libro y su tono jovial aunque conmovedor con el enfoque cinematográfico de los Coen lo que le ilusionó mucho por interpretar a un personaje irónico de una manera fresca.

"Cuando los Coen mencionaron por primera vez la idea de hacer Valor de ley, les dije: 'Vaya, ¿no se hizo ya esa película? ¿Por qué queréis hacerla otra vez?' Y ellos me dijeron: 'No queremos hacer un remake, vamos a hacer una versión del libro original de Charles Portis’. Así que leí el libro e inmediatamente me di cuenta de lo que hablaban. Parecía la historia perfecta para que los Coen hicieran de ella una película. Y, dado que nunca antes habían hecho una auténtica aventura del Oeste, iba a ser una sorpresa".

Añade Matt Damon, quien interpreta a LaBoeuf: "No había leído el libro hasta que me lo pasaron los hermanos Coen, pero es una novela norteamericana fantástica que merece ser reconocida como tal. Su adaptación era sencillamente genial. Utilizaban muchos de los diálogos originales y captaban el oído de Charles Portis para la forma en la que hablaba realmente la gente. Me dejó de una pieza. Y aún así, se siente la voz de los Coen, porque son unos artistas muy potentes".

Y concluye Barry Pepper, quien interpreta al forajido Lucky Ned, y que trabaja por primera vez con los Coen en Valor de ley: "Los diálogos de la novela son como poesía de vaqueros hecha por Shakespeare. Los hermanos Coen captaron ese ritmo, esa musicalidad concreta. Lo más destacado de su adaptación es lo concreto y verdadero que es su lenguaje. La forma en la que han reinterpretado y luego expandido visualmente lo que hizo Portis en su novela es algo bastante bello y especial".


Reparto y personajes
Impulsada tanto por la dinámica entre los personajes como por la acción, el casting de Valor de ley era crucial, y, como en muchas de las películas de los hermanos Coen, el guión atrajo a una nutrida lista de actores. Sin embargo, llevando el peso de la película iba a estar una completa principiante: Hailee Steinfeld, quien tomó la desmesurada tenacidad, paciencia y agallas de la heroína y narradora del libro, Mattie Ross, y la encarnó en una niña extraordinaria que no cambia de opinión, ni ceja en su empeño, por nadie.

La labor de encontrar una actriz para Mattie fue compleja. El personaje pertenece a la muy reducida lista de valerosos personajes femeninos de la literatura norteamericana, e incluso dentro de esa lista, ella es bastante extraordinaria. Ha sido comparada con Huck Finn (por Walker Percy, Donna Tartt y George Pelecanos, entre otros) por su marcado individualismo y por su encarnación de las cualidades norteamericanas, y sin embargo es innegable que ella no es un chico. Lista, luchadora, de lengua afilada y sincera a más no poder, Mattie es una fuerza a la que hay que tener en cuenta, y sin embargo, no cabe duda de que es una niña. Igual que Dorothy en El mago de Oz, Mattie está muy lejos de su casa, sólo que el camino de vuelta hay que trazarlo con sangre.

El reto era encontrar a una actriz que pudiera insuflarle a Mattie iguales dosis de inocencia que de insolencia, que pudiera captar tanto la ternura infantil como el coraje infatigable de su persona. Las directoras de casting Ellen Chenoweth y Rachel Tenner pasaron meses cruzando los Estados Unidos, realizando sesiones públicas de casting y viendo a miles de chicas.

Entonces, en el último momento, la encontraron. La aguja en el pajar era Hailee Steinfeld, que impresionó a los realizadores no sólo por su vívida personalidad, sino por su aparente intrepidez.

"Después de ver a gente de todas partes, irónicamente fuimos a elegir a una chica de la zona de Los Ángeles, así que qué te parece", comenta Joel. "Le dimos el papel a Hailee casi justo antes de empezar a rodar, y tuvimos suerte de encontrarla".

"Al estilo del personaje, ella es totalmente imperturbable y difícil de intimidar", dice Ethan.

Steinfeld es directa al explicar por qué se enamoró del personaje: "¿Quién no se sentiría atraído por Mattie?", se pregunta. "Es dura, ingeniosa y sólo tiene 14 años, lo cual es increíble. Tiene un objetivo, encontrar al asesino de su padre, y se dice a sí misma que no seguirá adelante con su vida hasta que lo haya hecho, y entonces va tras ello. Ése es el mayor parecido entre nosotras: que no nos detenemos ante nada para conseguir lo que queremos".

Hailee deseaba tanto el papel que en la audición final se presentó con una falda y conjunto de arpillera que le había cosido su madre con ropas del Ejército de Salvación. "Leí junto a Jeff Bridges y Barry Pepper, y me sentí realmente preparada y dispuesta. Fue una buena sensación", recuerda la actriz.

No hubo sensación de estremecimiento. "Estaba más fascinada por los Coen que intimidada por ellos", explica. "Ellos, y todos los actores, eran tan humildes que no parecían intimidantes en absoluto. Todos me trataron como a una de los suyos".

Aún así, Steinfeld seguía teniendo mucho que aprender, sobre todo en cuanto a montar a caballo y a disparar, ya que Mattie era sumamente hábil en ambas cosas para ser una chiquilla. Hailee ya sabía montar a caballo pero al estilo inglés. "Di clases para montar al estilo del Oeste", recuerda Steinfeld. "Y disparar un arma era algo completamente nuevo para mí, así que mi padre me llevó a un campo de tiro para que me familiarizase con el tema. Me vino muy bien porque aprendí mucho sobre el retroceso. Con un arma de fogueo no hay retroceso, pero a Mattie la tira para atrás, y yo tenía que saber cómo era aquello".

Para Steinfeld, una de las mayores sorpresas resultó ser las interpretaciones de sus compañeros de reparto. "Ya sabes, lees el libro y en tu mente te haces una imagen de cómo va a ser, y entonces esta gente lo hace y es completamente diferente, y en absoluto como te lo esperabas. Fue realmente asombroso experimentar eso, porque así es como quiero ser como actriz", reflexiona.

En una escena, Steinfeld tuvo que aguantar una zurra épica por parte del LaBoeuf de Matt Damon, pero incluso entonces se mostró imperturbable. "Después de cada toma, Matt me decía: 'Oh, caramba, ¿estás bien? No te he hecho daño, ¿verdad? Prométeme que me lo dirás si te lo hago'. Pero a mí me parecía divertido", admite, "y también curioso".

Y concluye: "Para mí significó mucho comprender que estaba haciendo una película con este fabuloso grupo de actores. Me sentí afortunada y agradecida por estar exactamente en donde quiero estar".

El casting de los hombres de la historia se completó de manera más directa. Desde el principio, los Coen sabían que querían a Jeff Bridges para el papel de Rooster Cogburn. Bridges, que acababa de ganar un Óscar por su interpretación de un cantante country en decadencia en Corazón rebelde, había trabajado anteriormente con Joel y Erthan en 1998 creando el icónico personaje The Dude en El gran Lebowski.

Describiéndose a sí mismo como "un gordo tuerto", Cogburn tiene una temible reputación que atrae a Mattie, pero al principio no aparenta ser competente. Empapado en whisky, desatento y llevando una vida limitada y degenerada viviendo en la trastienda del almacén, no parece ser el experto que esperaba Mattie al llegar en busca de su muy elogiada destreza para seguir rastros. Y sin embargo, él consigue, encantando unas veces a Mattie y desilusionándola otras, convertirse en su respetuoso, inquebrantable y sumamente leal compañero de viaje.

Bridges abordó el papel de una forma fresca, dejando completamente a un lado la interpretación de John Wayne en una clase de película muy diferente de una época cinematográfica muy distinta. En lugar de eso, le aportó al papel su larga relación de afecto con el género del western (su padre, Lloyd, protagonizó muchas así) y su amplia experiencia como jinete (monta a caballo desde pequeño y ha cabalgado corceles en muchas películas), y luego concentró todas sus energías en escarbar en las espesas capas del que quizás fuera su personaje más esquivo hasta la fecha.

"En cierto modo, Rooster Cogburn cabalga sobre la ley, tiene un pie de lado de la ley y otro pie totalmente en contra de ella", observa agudamente Bridges. "Pero Mattie busca a un hombre que tenga verdaderas agallas, y eso él ciertamente lo tiene a espuertas. Tiene esa cualidad que hace que, independientemente de lo difícil que sea la situación, él la va a resolver hasta el final".

Para Bridges, gran parte del placer de interpretar a Cogburn era poder discutir, pelear y cabalgar codo con codo junto a Hailee Steinfeld como la chica que empuja a Rooster de una manera que él nunca hubiera creído que le podían llegar a empujar. "Mattie es el papel más peliagudo de la película", afirma Bridges. "Todo el guión gira en torno a ella. Al principio estaba preocupado por Hailee porque es su primera película, pero al final del primer día de rodaje, me dije: 'Dios, la suerte que hemos tenido con ella'. Tiene una maravillosa dulzura, pero luego la recubre con la parte dura de su carácter. Lo captó tan bien que no necesitó muchos consejos".

Con Bridges ya como Rooster, el nominado al Óscar Matt Damon, que ha aparecido recientemente como un jugador de fútbol sudafricano en la película de Clint Eastwood Invictus, fue elegido en un nuevo giro como LaBoeuf, el autosuficiente ranger de Texas. Luego, los Coen se reunieron con el nominado al Óscar Josh Brolin, que tuvo un papel rompedor en No es país para viejos, para el papel de Tom Chaney, el cobarde asesino que desencadena la épica persecución de la película.

"Pensamos que Josh y Matt serían muy interesantes", dice Joel. "Muchas veces, al incluir en el reparto a estrellas como Josh y Matt, uno piensa en ellos y luego está el proceso de decidir si realmente va a funcionar o no en cuanto a su disponibilidad". Las agendas coincidieron y Damon y Brolin se enrolaron en el proyecto.

Ambos aportaban un extra además de su propensión a los personajes con carácter: una gran destreza como jinetes. "Supongo que todos éramos conscientes de que montaban a caballo, pero no fue un factor decisivo a la hora de incluirles en el reparto", dice Ethan. "Sin embargo, resultó que sí debería haberlo sido. Dios mío, hubiera sido imposible si no hubieran sido tan buenos jinetes".

Damon llevaba mucho tiempo queriendo trabajar con los Coen, pero nunca había tenido ocasión hasta que le propusieron que interpretara a LaBoeuf. El personaje atrajo inmediatamente a Damon. "Es un ranger de Texas un poco pagado de sí mismo y un pelín charlatán, un tipo al que le gusta mucho ser el centro de atención", observa. "Me recordaba un poco a Tommy Lee Jones, y también pensamos en Bill Clinton, gente que a la que en general es divertido escuchar hablando de cualquier tema. Su locuacidad se convierte en un chiste y va volviendo loco poco a poco a Rooster Cogburn, y es llevada hasta el extremo cuando casi se arranca la lengua de un mordisco, pero ni siquiera eso hace que deje de hablar" (para la última parte de la película, Damon doblaba la lengua y la sujetaba con una goma del pelo para manifestar su impedimento para hablar).

Mientras cada uno busca a Tom Chaney por sus propios motivos, Cogburn y LaBoeuf se van convirtiendo en unos compañeros que se pelean, polemizan y rivalizan, intentando siempre quedar por encima del otro, a pesar de la joven a su cargo. "Son como el agua y el aceite", dice Damon. "Rooster no cree que LaBoeuf valga mucho, y LaBoeuf es muy orgulloso. Intenta impresionar a Rooster y le cabrea el hecho de que Rooster obviamente no valora lo que significa ser un ranger de Texas, que para él es algo muy grande. Es una de esas relaciones curiosas, con muchas machadas cuando están frente a frente, y sin embargo uno ve realmente cómo son cuando no están intentando pavonearse".

Trabajar con Bridges hizo surgir la rivalidad de una manera original, dice Damon. "Jeff compone un protagonista norteamericano clásico porque es perfectamente imperfecto", reflexiona. "Es divertido, es dinámico y le aporta una alegría contagiosa a su trabajo".

Damon se quedó especialmente impresionado por la forma en la que Hailee Steinfeld se mantuvo a la altura del reparto. "Realiza una actuación increíble, lo cual también hay que atribuírselo a Joel y Ethan, y a lo bien que la dirigieron. Le hablaban a ella igual que le hablaban a Jeff o a mí, porque sabían que podía hacerlo", dice.

Y continúa: "Hay una dinámica realmente interesante entre Mattie, Rooster y LaBoeuf. Ella está creciendo en ese mundo tan duro y ellos son una especie de padres o hermanos mayores para con ella, intentando ambos impresionarla, demostrarla que están al mando, y sin embargo ambos resultan ser verdaderamente honestos con ella".

Bridges disfrutó especialmente viendo a Damon desenvolverse con su personaje. "Hace un ranger de Texas estupendo", comenta. "Le aporta un montón de comedia y de carácter, y cabalga soberbiamente. Su interpretación era sencillamente sensacional, y siempre que se trabaja con un actor que le aporta tanto al papel, eso hace que mejore mi actuación y la de todos los demás".

Igualmente, Barry Pepper, quien interpreta a Lucky Ned, el jefe de la banda de forajidos de Tom Chaney, dice que trabajar con Brolin fue algo extraordinario. "Resultaba impresionante ver a Josh creando su personaje, porque Tom es un matón con pinta de mono, y cuando Josh se metía en él, no quedaba ni el más mínimo resto de su ser anterior. Deseaba mostrar al personaje tal y como es, con todos sus defectos y arrugas. Eso me impresionó muchísimo".

Pepper, el actor canadiense que saltó a la fama con Salvar al soldado Ryan y que apareció recientemente en Casino Jack, se incorporó al reparto posteriormente. "Barry no era alguien que tuviéramos en mente cuando nos dispusimos a realizar el casting del resto de los personajes, pero estuvo maravilloso, y su aspecto en conjunto encajó de una forma excelente", dice Joel. "Está realmente interesante en el papel".

Pepper explica su personaje como "el jefe de una banda de truhanes y forajidos, ladrones de trenes y bandidos. Ya se ha cruzado con Rooster anteriormente, y recibió un tiro en la cara, así que, bueno, tiene un aspecto muy impresionante. Pero siempre ha conseguido escapar, y así es como consiguió su apodo".

Aún así, Lucky Ned tiene matices que van más allá de la vileza. "No es un asesino a sangre fría", observa Pepper. "Es más bien un lobo con piel de cordero. Creo que llega realmente a admirar a Mattie y está secretamente impresionado por ella porque es muy valiente y se enfrenta con él. Está hecho de una pasta diferente a la de Tom Chaney, y ésa es la razón de que al final se separen, y de por qué le devuelve a Mattie a Rooster Cogburn. A su manera, quizás Ned demuestre tener algo de valor de ley".

Para lucir los dientes rotos y las mandíbulas partidas de Lucky Ned, Pepper se ponía una prótesis facial creada por el experto en maquillaje Christien Tinsley. "Moldeó una pieza protésica asombrosa, con una perilla y un mostacho como los del general Custer. Cuando salía por las mañanas de mi autocaravana, la gente no me reconocía. También influía en el sonido y la pronunciación de los diálogos de Ned", explica.

Completando el reparto están también Mike Watson, Bruce Green como Harold Parmalee, Elizabeth Marvel como la Mattie Ross adulta, Domnhall Gleeson y Paul Rae como los renegados Moon y Emmit Quincy, Ed Lee Corbin como el misterioso viajero Bear Grit y Dakin Matthews como el coronel Stonehill, a quien Mattie va a consultar sobre los ponies de su padre.


Ambientación y diseño
Los temas contrapuestos que aborda Valor de ley (justicia y venganza, naturaleza salvaje y refugio, individualismo y lealtad, vida real y leyendas) puede que sean intemporales, pero la acción se desarrolla en una época y un entorno muy concretos que hace mucho tiempo que inflaman la imaginación de los norteamericanos: los últimos días de la auténtica frontera del Oeste. La historia comienza en 1878, cuando Mattie cruza el río en su primera y mayor aventura. En esa época, los Estados Unidos estaban formados por tan sólo 38 estados, y la ciudad donde murió el padre de Mattie (Fort Smith, Arkansas) estaba en el límite más occidental del país, la última ciudad "civilizada" antes de que los Estados Unidos se disolvieran en unos páramos salvajes y temibles.

Justo al otro lado de la frontera estatal se encontraba el Territorio Indio, que entonces no formaba parte de ningún estado (pero que en 1907 se convertiría en Oklahoma), en donde se habían destinado esas tierras para el uso de los nativos norteamericanos de acuerdo con la Ley de Intercambio con los Indios de 1834. Esta "tierra de nadie" atraía a fugitivos, esclavos fugados y otros individuos interesados en desparecer del mapa, que a menudo se escondían en los bosques o en las abruptas montañas Winding Stair, a unos 130 kilómetros de Fort Smith. Así pues, Fort Smith se convirtió también en una zona caliente para los policías estadounidenses, un variopinto grupo de los cuales había sido apostado allí para capturar criminales en fuga, vivos o muertos.

Considerada una especie de puerta entre dos mundos, un dicho popular de la época decía de Fort Smith que "no hay ley al oeste de St. Louis y no hay Dios al oeste de Fort Smith".

Para recrear la vida a ambos lados de esta tierra fronteriza, tensa y peligrosa como un barril de pólvora, los Coen trabajaron con un reputado equipo artístico, entre ellos el fotógrafo Roger Deakins y el director artístico Jess Gonchor, quienes ya desde el principio realizaron una exhaustiva labor de documentación y localización, buscando zonas remotas en donde pudieran recrear con autenticidad el Oeste de fines del siglo XIX tal y como lo hubieran vivido Mattie y Rooster Cogburn. Buscando un lugar donde rodar un paisaje invernal a finales de la primavera, acabaron dirigiéndose al nordeste, desde Arkansas hacia Nuevo México y el oeste de Texas.

"La historia fue escrita teniendo lugar en Arkansas y el Territorio de Oklahoma, pero teníamos un par de restricciones, a saber, ésta es una película de invierno y queríamos que hubiera nieve en parte de ella, cubriendo el suelo", explica Joel. "Eso nos hizo tener que buscar un poco más al norte de esas localizaciones. Rodamos la mayor parte de los exteriores en Nuevo México y la mayor parte de la ciudad de Fort Smith y los interiores en Granger, Texas, justo a las afueras de Austin".

Para Roger Deakins, que había rodado recientemente otra película del Oeste de 1870, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, de Andrew Dominik, así como la película de los Coen No es país para viejos (las cuales obtuvieron sendas nominaciones al Óscar a la mejor fotografía en 2008), Valor de ley suponía una ocasión para combinar todo lo que había aprendido en esas dos películas tan diferentes.

"Para mí, esta película es un poco como una mezcla del marcado naturalismo de Jesse James y el realismo poético de una historia de Cormac McCarthy", explica. "Me alegré mucho de haber hecho esas dos películas antes de Valor de ley".

Deakins dice que la estética folclórica de la película fue evolucionando orgánicamente al empezar a colaborar con los hermanos Coen. "Empecé por leer el libro, que es muy emocionante y transmite una profunda sensación de época", dice. "La idea de una chica que se va haciendo mayor durante un viaje para vengarse es cruda y a la vez melancólica. Pero, como toda la historia es realmente el recuerdo de esa chica, eso le aporta una cualidad un poco desmesurada. Luego leí el guión, y es evidente que Joel y Ethan Coen escriben de una forma extraordinariamente visual. Habían creado una serie de storyboards, pero la estética de la película se fue desarrollando a medida que la íbamos descubriendo, escena a escena. Por ejemplo, la escena del árbol de la horca fue una de las que repasamos una y otra vez. Originalmente, iba a ser en un espacio natural completamente abierto y vacío, pero entonces encontramos una fila de álamos pelados, literalmente instantes antes de que empezaran a echar brotes, y eso influyó en la creación de toda la secuencia".

Aunque los Coen y él habían desarrollado un ritmo de trabajo juntos a lo largo de los años, Deakins dice que Valor de ley volvió a ser algo nuevo. "Esta película transmitía una sensación muy diferente", reconoce. "Tiene una especie de flujo encantador como obra singular. No hay nada tramposo ni rebuscado ni recargado en ella, y ése era el objetivo. La manera de iluminar la película, la manera de enmarcarla, la forma en la que la cámara se relaciona con la historia y con los personajes, todo eso se basaba mucho en la intuición y la interpretación personal".

Y continúa: "Los mayores retos estaban relacionados con la escala física de las localizaciones y con la logística de iluminar tantas planos nocturnos. Para los directores, era importante mostrar el paisaje por la noche, pero es difícil filmar esa clase de terreno en condiciones de baja luminosidad. También quería jugar un poco con el color en las escenas nocturnas, hacerlas más azules de lo que las haría normalmente, jugar con la luz de la fogata en las escenas de acampada, lo cual hace contrastar los contratiempos del día con los misterios de la noche".

Sin embargo, una de las escenas favoritas de Deakins requería sol, la escena del principio en la sala de un tribunal en Fort Smith en la que Rooster Cogburn justifica su facilidad para darle al gatillo, sumergido en la sombra que proyecta la luz que entra por una enorme ventana encima de él. "Me encanta la manera en que es presentado Rooster, en donde empieza siendo una silueta y entonces ese rayo de luz le va lentamente revelando ante Mattie por primera vez", dice. "Por supuesto, una cosa es imaginar algo así, pero hacerlo es un poco más difícil".

También al director artístico Jess Gonchor le venía el trabajo como anillo al dedo, convirtiendo lo que habían imaginado él y los hermanos Coen en localizaciones reales y tangibles. Desde el momento en que leyó el libro de Charles Portis, supo que su mayor esfuerzo iba a ser intentar meter al público en la vida visceral de Fort Smith, Arkansas, la bulliciosa ciudad fronteriza en donde arranca la historia al llegar Mattie en tren, firmemente decidida, sin importarle lo que haga falta, a vengar el asesinato de su padre.

Gonchor empezó lo que se convertiría en un largo viaje con un viaje personal de documentación a Fort Smith, que hoy en día es la segunda ciudad más grande de Arkansas. Una vez allí, se sumergió en el enorme tesoro escondido de fotografías de la sociedad histórica local y empezó a "hacerse una idea de cómo sería antaño ese lugar". Después, inició una gira por cinco estados en busca de un doble para Fort Smith que estuviera bien dotado para realizar una importante revisión y la construcción del plató. Encontró lo que buscaba en Granger, Texas, una tranquila localidad rural a las afueras de Austin. El pueblo parecía tener todo lo necesario: edificios de ladrillo de principios de siglo, calles dispersas y, lo más importante, estaba emplazada en una histórica línea de tren, con unas vías que se remontaban a los tiempos de la Union Pacific.

"Granger era un pueblo olvidado por el tiempo", reflexiona Gonchor. "Tenía unos edificios de después de la Guerra Civil que se parecían mucho a los que había visto en mi investigación, y tenía el tren atravesándola, lo cual es muy importante porque cuando Mattie llega en el tren tiene que parecer que Fort Smith es la última parada de la línea".

El pueblo le ofrecía muchas posibilidades a Gonchor. "Hay que tener presente que Fort Smith era una gran ciudad. No era un poblado o campamento minero, era un lugar lleno del aroma de la nueva época que llegaba para Norteamérica, con aquellos grandes trenes de vapor trayendo forasteros todo el tiempo. La parte superior de los edificios de Granger tienen unas formas fantásticas, lo que no es cien por cien fiel históricamente, pero creaban unas sombras y unas líneas estupendas. También había rincones en Granger en donde podía crear cualquier cosa que necesitásemos, en donde podía decir: Aquí podría poner el Establo de Stonehill, por ejemplo. Se invirtió mucho trabajo en reformar el pueblo, pero nos ofreció un montón de posibilidades".

Al final, Gonchor fue capaz de convertir un pueblo de menos de 1.500 habitantes en una populosa ciudad en pleno resurgimiento tras la guerra civil. "Metimos un poco de efectos visuales para agrandar el pueblo, pero no muchos", observa. "Buscábamos constantemente formas de hacerlo parecer más grande. Cuando pusimos polvo por las calles, ése fue el momento crucial. Le puso el toque justo a las cosas y le dio más escala a todo. Fue cuando me dije: ‘Vamos a ser capaces de hacerlo’".

Al final, el establo de Stonehill, uno de los diversos y evocadores interiores de Fort Smith, en donde Mattie regatea para llevarse los ponies de su padre, fue creado en un solar vacío en donde había habido un taller de coches. "Sacaron los viejos coches y creamos el establo de Stonehill", dice Gonchor.

Asimismo, el local del enterrador era un edificio despanzurrado, que Goncher llenó de cajas de madera de pino para que se convirtiera en el primer acomodo de Mattie, y la pensión donde Mattie duerme junto a una abuela que ronca fue recreada en una de las casas victorianas de Granger.

Otros de sus platós favoritos de Fort Smith era el dormitorio de Rooster Cogburn en la trasera del almacén, construido en unos estudios cerca de Santa Fe. "Aunque era un plató de estudio, queríamos que pareciera muy orgánico", explica Gonchor. "Tenemos a ese tipo durmiendo en un camastro, entre los deshechos de las cosas que lleva la gente a la tienda. La idea era que todo consistía en capas, así que empezamos a meter más cosas allí dentro y cuando la gente las movía, las dejábamos donde habían quedado, para dar la sensación de un auténtico barullo como el que habría en la vida real".

Y luego está el tribunal, en donde Mattie ve a Rooster por primera vez, el cual fue descubierto en Blanco, Texas, en la zona montañosa de Texas, a 70 kilómetros al norte de San Antonio. "El edificio que encontramos era un salón funcional para reuniones municipales, y era un diamante en bruto", rememora Gonchor. "Era perfecto para crear lo que era una clase muy informal de tribunal de la época".

Aunque casi todo el resto de la película está rodado en exteriores, Gonchor subraya que las localizaciones se convirtieron en algo igual de esencial para la estructura de la historia, e igual de peliagudo. Por ejemplo, un entorno clave para crear ambiente es el cruce del río en donde Mattie esquiva a un barquero y vadea el río pisándole los talones a Cogburn y LaBoeuf. Encontrar el sitio adecuado era algo fundamental. "Ése es el primer lugar al que llegamos después de salir de la ciudad hacia los páramos", observa Gonchor. "Necesitábamos el vado justo, la distancia justa que puede nadar un caballo, y donde pudiéramos contrastar dos estéticas: una más pulida en un lado, y otra mucho más ruda en el otro. Eso nos costó mucho trabajo".

Uno de los escenarios favoritos de Gonchor es el Puesto de Bagby, la cabaña del comerciante en donde se intercambian mercancías y, lo que es más importante, información, donde los bosques van dando paso a las montañas Winding Stair. Gonchor lo define como "lo más rústico de la película".

"Me encanta porque te hace ver que ya no estás en la ciudad", comenta. Encontramos el sitio perfecto para construirlo de la nada en Las Vegas, Nuevo México, y me inspiré en una casa que vi durante mi proceso de documentación que tenía un asta en el medio. Nunca había visto nada igual, y era justo lo que necesitábamos para conseguir los planos adecuados. El interior nunca se ve, igual que nunca se ve de dónde sale Mattie, y me gusta ese misterio".

Se elaboró una cabaña más artesanal para la casa de Bob el Grasa, en donde Mattie y Cogburn casi caen en una emboscada. Después de mucho buscar, Gonchor encontró un estrecho cañón en Rancho San Cristóbal, en Nuevo México, que lo tenía todo. "Era un barranco oblongo, rodeado por un acantilado rocoso, y decidimos enterrar, por así decir, nuestra cabaña entre las empinadas rocas", recuerda. "El sitio tenía que parecer un auténtico escondite, y recorrí unos cuantos así. Nuestra prioridad era siempre que fuera un lugar que se pudiera mantener caldeado y que protegiese a los que estuvieran dentro".

Mientras rodaban la secuencia en casa de Bob el Grasa, la producción tuvo la buena suerte de que nevara, lo que permitió realizar los conmovedores planos de varios cuerpos cubiertos por la nieve apoyados contra la pared de la cabaña.

La Cornisa de Piedra en donde acampan Lucky Ned y su banda y el Prado en donde Rooster se enfrentas a tiros con la banda se encontraron en el Rancho Charles R en las afueras de Las Vegas. El Camino de Santa Fe pasa por el rancho, y aún se pueden ver las huellas dejadas por los carros hace muchísimos años, aumentando así el ambiente.

También está donde Mattie cae al famoso Pozo de Serpientes, para el que Charles Portis se inspiró en una cueva auténtica, Rattlesnake Cave, el enclave histórico donde, a finales del siglo XVIII, el jefe de policía John Spencer se convirtió en una leyenda tras una épica batalla contra una multitud de serpientes mientras buscaba pruebas para un caso de asesinato. Mientras que el exterior del pozo era una vieja mina de turquesa, el interior se construyó en unos estudios en Austin. "Necesitábamos un sitio estable y seguro para rodar, porque hay muchos primeros planos", observa el director artístico. "Creamos un inmenso plató de unos 20 metros de alto, el mayor plató de la película, y moldeamos toda la cueva con espuma. Tenía que parecer estrecha y aterradora, y que la cámara pudiera captar la perspectiva de Matie cuando las serpientes salen reptando del esqueleto".

La escenas finales de la película llevaron a la producción hacia el futuro, cuando una Mattie ya adulta busca a Rooster Cogburn en un espectáculo del Salvaje Oeste en Memphis. Gonchor era consciente de lo mucho que habría cambiado el mundo en el cuarto de siglo transcurrido desde que Mattie se hiciera mayor en los páramos.

"Mientras creábamos Fort Smith, yo ya estaba pensando en Memphis, y en el contraste temporal, adelantar 25 años en el futuro", recuerda Gonchor. "En aquel plano en donde Mattie llega en el tren, se ve que los edificios ahora tienen los arcos curvados, son más expansivos, y la ciudad parece más avanzada tecnológicamente. Entonces, encuentra el espectáculo del Salvaje Oeste, lo que la lleva a recordar el pasado".

Gonchor investigó en la rica historia de los espectáculos del Salvaje Oeste, los cuales dieron brillo y esplendor a la vida en el Oeste para el público del Este, oscilando entre la reproducción auténtica y la pura fantasía. "Eran como una versión del Oeste de los circos ambulantes", dice. "Para mí lo más bonito fue crear todos esos maravillosos carteles antiguos y esas fantásticas carretas. Queríamos crear de verdad la clase de espectáculo del Oeste destartalado, desconchado y cansino donde iba a terminar Rooster Cogburn, nada bonito, brillante ni glamuroso. Todo tiene el aspecto de haber sufrido diez años de lluvias y soles. Es suficiente para hacer que Mattie reviva los sentimientos que Rooster le inspira desde hace mucho".

Al final, fueron todos esos pequeños detalles del diseño visual concienzudamente examinados los que hicieron que la historia adquiriese la estética amplia y pausada de una leyenda norteamericana.

Lo resume así Roger Deakins: "Lo más fantástico de esta película fue que, independientemente de lo duros que fueran los días y las noches, al final todos sabíamos que estábamos trabajando en algo muy especial, y también sabíamos que nadie se estaba esforzando más por crear ese mundo que los Coen".


Vestuario
La época histórica de 1870 también puso a prueba e ilusionó a la diseñadora del vestuario, Mary Zophres, en su décima colaboración con los hermanos Coen. La intensa labor de documentación de Zophres y su profunda consideración hacia los personajes fueron grandemente apreciadas por los actores.

"Trabajé con Mary en El gran Lebowski, así que admiro la pericia que aporta en esta película", dice Jeff Bridges. "Me dio unos libros maravillosos para que los mirase, con todos los estilos que podría llevar un tipo como Rooster. Luego, juntos elegíamos el sombrero adecuado, el parche justo, las botas correctas (las botas son muy importantes), y todo eso te transportaba realmente a aquella época".

"Simplemente ponerse las ropas marcaba una verdadera diferencia que influía en las interpretaciones", añade Hailee Steinfeld.

Barry Pepper se quedó impresionado con los grandes cubrepantalones de lana blanca que Zophres le hizo a la medida. "A mí me preocupaba ponerme esos enormes cubrepantalones, pero me explicó que se podían quitar y lavar fácilmente, muy en el estilo de los hermanos Coen de hacer las cosas lo más realísticamente posible", recuerda el actor. "Luego empezamos a elegir los sombreros, las hebillas de los cinturones y las espuelas, cosas todas ellas que nos dicen algo acerca del personaje".

Aunque Zophres dice resumiendo que hay dos cosas claves para un western ("los sombreros y el envejecimiento", afirma), empezó el proceso de Valor de ley emprendiendo la labor de documentación más detallada que ha hecho hasta ahora para una película.

"El libro era impresionante, lo había leído con anterioridad", explica Zophres. "Tras una breve conversación con los hermanos, empecé a hacer una ingente labor de documentación. Fui a la Western Research Library todas las tardes, y el fantástico encargado de esa biblioteca se puso también en contacto con la Historical Society de Fort Smith. Revisé cada pieza del material de aquella época que pasó por mis manos".

Las fotografías de la época eran útiles, pero Zophres observa que hay que tener en cuenta lo artificial de la fotografía del siglo XIX. "Hay muy pocas fotos espontáneas de aquella época, casi todas son retratos donde la gente posaba", dice. "Encontré un montón de fotos de tipos malvados y de criminales, pero también necesitaban una pizquita de sal. Así que, además de ver fotos, realicé mucha investigación de textos, leyendo diarios y relatos históricos. También utilicé la revista The Calico Chronicle, que es una referencia fantástica para la moda femenina del finales del siglo XIX. Me tomé mucho tiempo para leer, luego hice unos esquemas para cada personaje e intercambié ideas con Joel y Ethan".

Valor de ley se desarrolla en una época en la que las ropas eran de naturaleza mayormente utilitaria, diseñadas para ofrecer el máximo de calidez y durabilidad, y en absoluto para el confort ni como manifestación cultural. Y aún así, en el trabajo de Zophres, la resonante personalidad de cada personaje de la historia está reflejada en su indumentaria. "Tenía en mente una silueta muy concreta para cada personaje ", comenta. "Puedo darte una razón y contarte una historia hasta del más pequeño detalle del vestuario de la película".

Para Mattie, Zophres imaginó que viajaría a Fort Smith llevando un vestido que le había hecho su madre. "El vestido es de lana a cuadros y típico de lo que llevaban los niños", dice."
También le hicimos a Hailee unos calcetines de lana muy bonitos, pero mis pobres costureras estaban siempre zurciéndolos. Cuando Mattie emprende la persecución, lleva puestos los pantalones y el abrigo de su padre y un gran sombrero Stetson. Me encantaba su sombrero porque, independientemente de lo lejos que esté, siempre se puede distinguir a Mattie"
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Zophres observa: "Mattie lleva un sombrero Stetson llamado Boss of the Plains, que era un sombrero de ala ancha muy popular en Texas. En realidad, en aquella época no había verdaderos 'sombreros de cowboy'. Eran todos sombreros de ciudad que parecían diferentes porque mezclaban completamente todos los elementos".

Rooster Cogburn es la auténtica antítesis de un hombre coqueto, pero también marca su propia y distintiva figura. "Rooster es desaliñado y borrachín, no le importa su aspecto y no tiene mucha ropa", explica Zophres. "Tiene un traje que se pone cuando tiene que ir al tribunal, y lo guarda en una percha y lo saca siempre que tiene que testificar. Cuando emprende la persecución, lleva un jersey básico de los que se fabricaron millones y que eran de uso común en el ejército, y luego lleva lo que se llamaba un abrigo Ulster, que estaba abierto por detrás para montar a caballo, y un sombrero que parece haber sido calado demasiadas veces por la lluvia. Sus botas son de la caballería de la Guerra Civil, pero los tiradores son demasiado largos. No hay nada refinado en él. Es un desastre, y Jeff poseía realmente eso".

Una de sus características más notables es el parche de su ojo, para el cual Zophres le ofreció varios modelos a Bridges, basados en su investigación. "Jeff se inclinó instantáneamente por el más crudo: parecía un trozo de cuero que se hubiera ennegrecido pegado a su cabeza", dice riendo. "Y luego Joel y Ethan le dejaron decidir qué ojo había perdido Rooster".

Zophres añade: "Jeff es alguien a quien le gusta ponerse muy pronto las ropas y trabajar mucho con ellas. La atención que Jeff le prestaba al vestuario significó mucho para mí".

El LaBoeuf de Matt Damon es lo contrario estilísticamente a Rooster Cogburn en todos los sentidos. "Es el único dandy de la película, el único tipo al que le importa su aspecto", observa Zophres. "Por eso con Matt utilizamos el ante con flecos. Entonces no había un uniforme para los ranger de Texas, eso llegó después, así que se podían poner lo que quisieran. Con LaBoeuf, hicimos un esfuerzo realmente concertado para asegurarnos de que nadie en la película tuviese ni remotamente el mismo aspecto que él. Hasta su sombrero es realmente presumido".

Por otra parte, para el cobarde Tom Chaney, Zophres imaginó que "llevaría puesta una chaqueta que le había robado a alguien". Y continúa: "La chaqueta le ajusta tan mal, que llega a cambiar su postura. No era cómoda, pero a Josh Brolin le sentaba muy bien".

Uno de los mayores desafíos era vestir al misterioso personaje conocido como Bear Grit, que al principio aparece ante Mattie y Rooster como la insólita y viva imagen de un oso a caballo.

"Se le describe en el libro de Charles Portis, y Joel y Ethan pensaron que querían que tuviese el aspecto de un vagabundo del siglo XIX, como un auténtico mendigo. Edo Corbin, que le interpreta, es hombre muy alto, así que tuvimos que emplear cuatro pieles de oso para cubrirle, ¡lo cual provocó un viaje de urgencia a un taxidermista de Alburquerque! En muchos sentidos, fue la ropa más difícil dela película, porque había que trabajarla en la forma correcta. Incluso llegamos a contratar a un artesano especial para que le cosiera dientes y garras en sus mocasines, y a esa clase de artesanos no se les puede meter prisa. Hay que hacer las cosas en una escala de tiempo diferente".

"Pero", añade, "el efecto que produce esa ropa es discordante y gracioso. Creo que es exactamente lo que querían Joel y Ethan".

También se incluyeron detalles auténticos en las ropas de los personajes secundarios. "Todas y cada una de las personas que aparecen en la película lleva puesto algo que nos habla un poco de su historia", dice Zophres. "Incluso el barquero que intenta detener a Mattie lleva una ropa muy concreta, un impermeable de hule que Goodyear empezó a fabricar en el siglo XIX y un gorro de marinero inmortalizado en la etiqueta de la Sal Morton".

Los detalles realistas llegaron incluso hasta las pistolas. El encargado de atrezzo Keith Walters, veterano de muchos westerns y experto en armas de fuego antiguas, buscó con ahínco reproducciones de los Colts, Winchesters y Sharps que llevan los hombres. Cogburn, al ser un ex miliciano confederado, lleva en su silla de montar dos macizas y pesadas pistolas modelo Dagoon de 1847, reliquias de la Guerra Civil. También lleva un revólver del calibre 45, el famoso Colt Single Action Army, conocido como el Pacificador, que fue adoptado como revólver militar estándar a fines del siglo XIX. Al ser un tirador con gran puntería, LaBoeuf lleva una Sharp Carbine. Para las lujosas pistolas de Lucky Ned, Walter diseñó unas armas a medida para el personaje.

Otro elemento esencial en la película era el vello facial, a montones. "En aquella época en el Oeste, todos llevaban vello facial", observa Zophres. "Si te lo podías dejar crecer, mejor para ti. Era un signo de virilidad. Así que, mucho antes de empezar a rodar, le dijimos a todos los actores masculinos que se empezaran a dejar la barba".

Resume Zophres: "En muchos sentidos, ha sido la película más difícil que he hecho con los Coen, pero también creo que ha sido la experiencia más alucinante que he vivido con el diseño".


Especialistas y caballos
El jovial viaje de Mattie al Territorio Indio con Rooster Cogburn y LaBoeuf se ve salpicado por momentos repentinos de emboscadas y violencia. Coordinar los tiroteos y las persecuciones a caballo de la película era la labor del encargado de especialistas Jerry Hewitt, quien utilizó todo lo posible a los actores en las secuencias.

Su mayor reto fue el tiroteo en el prado entre Rooster y los hombres de Lucky Ned (cuando Rooster cabalga hacia la banda de Ned, con las riendas en la boca y una pistola de seis balas en cada mano), una escena que requirió aparejos especiales, caballos mecánicos subidos por grúas y dobles especialistas para los planos amplios. Pero en el centro de la escena estaba el propio Bridges, quien hizo él mismo la cabalgada y el tiroteo a dos manos.

Todos y cada uno de los actores impresionaron al equipo técnico por su habilidad para las escenas peligrosas, desde Halilee Steinfeld, que nunca había hecho nada así, hasta Matt Damon, veterano de las películas plagadas de acción de la saga de Bourne. En cuanto a Josh Brolin, Hewitt dice: "Es un tipo que ciertamente podría haberse ganado la vida como doble. Es seguramente uno de mis cinco actores favoritos, porque entiende perfectamente una escena peligrosa. Aunque sea algo nuevo para él, da igual, es una atleta nato".

Continúa Hewitt: "Barry Pepper fue una sorpresa con el caballo, y otra cosa que hizo realmente bien fue la escena en la que maltrata a Hailee cuando regresan de su primer tiroteo con Rooster. Tenía que agarrarla y tirarla al suelo y ponerle un pie en el cuello. Hizo un gran trabajo, y Hailee también porque era ella quien controlaba aquel pie".

En cuanto a Hailee, estaba siempre dispuesta a probar lo que fuera, desde disparar una pistola y saltar al río hasta caer en el pozo de serpientes o ser izada con un arnés a lo más alto de las copas de los árboles. "Me quedé impresionado por su interpretación", dice Hewitt, "pero luego, a la hora de demostrar su capacidad haciendo ella misma alguna de sus escenas peligrosas, era igualmente brillante".

Una de las escenas más difíciles, que requirió preparación y entrenamiento por parte del jinete especialista y de los caballos, fue el cruce del río, que señala la entrada de Mattie en el territorio de la leyenda, cuando Mattie y su caballo Little Blackie intentan llegar nadando hasta la otra orilla.

Es bien sabido que los caballos detestan el agua. "Creo que en determinadas circunstancias los caballos se crían en un entorno que requiere que naden, y llegan a hacerlo bien, pero no es lo habitual", dice riendo el veterano cowboy Rusty Hendrickson, quien supervisó los caballos de la película. "Es una situación peligrosa para la gente estar a caballo en aguas profundas".

Al ser la seguridad su mayor preocupación, un equipo especial de buceadores exploró primero el río, para asegurarse de que el fondo estuviera limpio de escombros y de que tuviera la profundidad adecuada. Luego hicieron una rampa especial en la orilla opuesta, pues era muy empinada y estaba muy embarrada para que los caballos pudieran subir por ella. Empezaron a enseñar a nadar a los caballos en unas instalaciones en Austin, en donde hacen nadar a los caballos de carreras para ponerlos en forma.

"Empezamos allí", explica Hendrickson, "y luego fuimos incrementando cada día la distancia que nadaban. Cuando conseguimos que nadaran el doble de la distancia del río con la silla puesta y el jinete montado, entonces dijimos, vale, estamos listos".

Una vez que ha cruzado el río, Mattie se encuentra en un mundo que no conocía: rudo, brutal y espiritualmente duro, pero también impresionante y, a veces, gratificante.

Esa es la esencia de lo que escribió Portis (los momentos de inesperada belleza, humanidad e incluso ternura que de repente explotan y se convierten en una trepidante aventura del Oeste con guiños cómicos) lo que dicen los protagonistas que los Coen han captado en su adaptación.

"La película tiene una estética increíble", dice Matt Damon. "Las localizaciones y la composición dan la sensación de estar en un pasaje hacia otro mundo".

"La luz y el paisaje, todo era hermoso", concluye Jeff Bridges. "Todos los días, los hermanos Coen aparecían llevando puestos unos sombreros vaqueros, lo cual era cómico, pero esa imagen también tenía algo que estableció un entorno maravilloso, ese ambiente concreto para Valor de ley".


Acerca de Charles Portis
Las cinco novelas de Charles Portis son todas ellas clásicos de la literatura del Profundo Sur de los EEUU, célebres por sus inventivas y cómicas observaciones sobre la cultura y el carácter norteamericanos. Mientras que cuatro de las novelas están ambientadas en la época contemporánea, Valor de ley es diferente. Está ambientada en la Arkansas del "Salvaje Oeste" de la década de 1870, en donde una solterona rememora una extraordinaria misión de venganza, y su insólita amistad con un jefe de policía y un ranger de Texas, que llevó a cabo siendo una niña decidida e inexperta que se interna en los páramos con un sentido absoluto del bien y el mal. Siendo a la vez una gran aventura sobre el proceso de la maduración que rompe las fronteras del género, y un estudio sobre la firmeza de carácter en todas sus formas, el libro es considerado por muchos la gran obra maestra de Portis, y a menudo se le compara con Mark Twain por su humor esencialmente agudo y estrepitoso, su valiente heroína y sus típicos temas norteamericanos.

Publicada originalmente por entregas en The Saturday Evening Post, el libro ha llegado a vender millones de ejemplares en todo el mundo y a ser enseñado en los colegios. También fue adaptado en una célebre película de 1969, por la que John Wayne ganó el Óscar. Numerosos escritores, desde Walker Percy, Larry McMurtry y Roy Blount, Jr. a Nora Ephron, pasando por Donna Tartt, han subrayado la influencia de Portis en la literatura de ficción norteamericana. Escribiendo en la revista Esquire en 1998, el escritor y periodista Ron Rosenbaum afirmaba: "Leer a Portis es uno de los grandes placeres (tanto cerebrales como viscerales) que nos depara la literatura contemporánea".

La primera novela de Portis fue Norwood (1966), la historia de un ingenuo marine de Texas que es engañado por un estafador de Nueva York, que fue filmada en 1970 protagonizada por Glenn Campbell en el papel homónimo. Sus otras novelas son El perro del sur (1979) acerca de un desventurado hombre de Arkansas que sigue la pista de su mujer por Centroamérica, Masters of Atlantis (1985), un relato sobre el auge y la caída de un culto religioso ficticio en EEUU, y Gringos (1991), acerca de los norteamericanos solitarios, excéntricos y locamente románticos que viven expatriados en México.

Actualmente, Portis sigue viviendo en Arkansas, en donde nació (en El Dorado) y fue educado. Sirvió en el cuerpo de Marines durante la guerra de Corea, y después se hizo reportero. Escribió para New York Herald-Tribune, en la época en la que Tom Wolfe, Lewis Lapham y Jimmy Breslin echaban los dientes allí, y después fue el jefe de la corresponsalía del periódico en Londres. Dejó el periodismo en 1964, regresó a Arkansas y se dedicó a la ficción.