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  Ajami  Dirigida por Scandar Copti, Yaron Shani
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Los directores nos cuentan

Orígenes del Proyecto

Yaron: El argumento básico de Ajami se desarrolló durante mis estudios de Cine en la Universidad de Tel Aviv. La idea era mostrar diferentes historias, una detrás de la otra. En aquel tiempo, no tenía nada que ver con los árabes ni con Ajami. Sabía que, ya que la idea englobaba diferentes perspectivas, convertirla en una historia de judíos y árabes la haría muy interesante. Pero, como judío israelí corriente, no sabía mucho sobre la sociedad árabe en Israel. No conocía más que unas pocas palabras de árabe, al igual que la mayoría de judíos israelíes, que no hablan nada de árabe. El guión definitivo tuvo que esperar hasta 2002, cuando conocí a Scandar. Entonces, yo era el director del Festival Internacional de Estudiantes de Cine de Tel Aviv y Scandar estaba haciendo un cortometraje para una de nuestras producciones especiales. Cuando terminó el festival le pregunté si le gustaría hacer algo más grande: escribir un largometraje juntos. Scandar se mostró encantado y comenzamos a trabajar en agosto de 2002.

Scandar: El compromiso de trabajar juntos fue algo intuitivo y resultó muy fructífero, aunque éste fuera un proyecto que suponía una complicada conjunción de identidades y perspectivas. En ningún caso podría haberlo hecho uno de los dos solo, sin la voluntad de escuchar y de identificarse con las nuevas ideas y perspectivas del otro. Esta es la razón de que el trabajo consistiese principalmente en pasar tiempo juntos y forjar una amistad y una confianza muy sólidas. No sólo se trataba de sentarnos a escribir. Al principio, se basaba más bien en contarnos historias que conocíamos y que finalmente se convirtieron en las historias de Ajami.

Escribir Juntos

Scandar: En cuanto a la mecánica, una vez que decidíamos que teníamos una buena historia que podría encajar en el argumento, uno de nosotros escribía algo y luego lo discutíamos. Usamos la realidad del barrio de Ajami, en Jaffa, como base. La mayoría de las historias surgieron en nuestra vida diaria dentro y fuera de Ajami. Tuvimos que adaptarlas a una estructura muy precisa, pero manteniéndolas siempre fieles a la realidad, por respeto a las personas que viven realmente en Ajami y a nuestro método de trabajo. Tuvimos que predecir las reacciones de los actores ante diferentes situaciones que les son familiares a los habitantes del barrio de Ajami, tales como enfrentarse a un arresto policial de algún vecino.

Yaron: Sí, el guión tenía que ser muy preciso y fiel a la realidad. Las escenas tenían que reflejar cómo ocurren las cosas en la vida real. Si no hubiese sido así, todo habría ido mal en el rodaje. Para asegurarnos de que nuestros actores no profesionales reaccionarían de acuerdo al guión, teníamos que conocer muy bien a los personajes y la naturaleza de estas escenas, exactamente tal y como ocurren en la realidad.

La Trágica Ambivalencia de la Realidad Humana

Scandar y Yaron: Escribimos Ajami porque queríamos contar la historia de personas que ambos conocemos y, a través de ellas, quizás, transmitir algo sobre todos nosotros, sobre la trágica ambivalencia de la realidad humana. No hay lugar que conozcamos que exprese mejor el trágico choque de "mundos" que las calles de Ajami. Ajami es una amalgama de culturas, nacionalidades y perspectivas humanas opuestas. Nuestro principal objetivo era mostrar esta realidad de la forma más sincera. Nuestras historias están basadas en hechos reales. Los actores proceden de las calles y casas de esta comunidad y no de escuelas de interpretación. A lo largo de un intenso taller de arte dramático de diez meses con unas trescientas personas, los participantes se "convirtieron" en los personajes retratados en Ajami. Este hecho, unido a una forma de rodar inspirada en los documentales, muestra lo sorprendente que la ficción realista puede llegar a ser.

La Realidad Más Fuerte que la Imaginación

Scandar: En cuanto a las interpretaciones de los actores de Ajami, nuestra filosofía era: "La realidad puede ser más fuerte e interesante que la imaginación". Dirigir a los actores ciñéndose a un guión escrito puede resultar limitado y superficial comparado con la realidad. Con Ajami, queríamos ampliar los límites de la expresión dramática en una película de ficción para acercarla más a una descripción pura y veraz del mundo real. Durante el rodaje de Ajami, intentamos transportar a los actores a un estado de consciencia similar al de la vida real, un estado en el que no sabemos qué va a pasar o qué se espera de nosotros. Los actores reaccionaron espontáneamente, sin percatarse de que había un guión escrito o un argumento. Las palabras que salían de su boca procedían directamente de su corazón y no de un guionista. Experimentaban emociones sin saber que estaban previstas en el guión.

Yaron: El método de trabajo con los actores depende de la veracidad de cada detalle. Al contrario que muchas películas de ficción, donde puedes decir: "Olvídalo. Es sólo una película. No es la vida real…", en este caso, sí era la vida real. Nuestro objetivo era conseguir que los actores se comportaran como los personajes del guión sin que ellos mismos lo supieran. No se les dio copia del guión. No sabían adónde queríamos dirigirnos. Los arrojábamos a situaciones de la vida real y reaccionaban espontáneamente, como lo harían en el mundo real.

Un Taller de Diez Meses

Scandar: Ninguno de los actores de Ajami había estudiado jamás interpretación ni había aparecido en una película. Muchos de ellos provienen de un ambiente duro, donde la violencia y el crimen forman parte de la vida real. Todos los actores de Ajami fueron escogidos por su parecido al personaje en cuanto a forma de ser y antecedentes. A lo largo de un taller de diez meses, los actores se embarcaron en una odisea psicológica y experimentaron la historia personal de sus personajes por medio de actividades de role-play y de debates.

Yaron: El taller comenzó con unos trescientos participantes. Muchos abandonaron a mitad de camino, pero unos pocos se quedaron y se convirtieron en entusiastas colaboradores. Al séptimo mes, ya teníamos a los actores principales y los talleres continuaron sobre todo con ellos. Allí, los participantes no aprendían nada de texto, objetivos, puesta en escena o trucos de interpretación. Prestábamos atención principalmente a la aventura psicológica de los personajes a través de actividades de interpretación para llegar a entenderlos plenamente. Al final, los actores se identificaron profundamente con sus personajes como si fuesen una extensión de su propia personalidad. Cuando las cámaras empezaron a filmar, ocurrió algo mágico: los actores olvidaron que estaban en una situación de ficción. Fue como si no pudieran ver las cámaras a su alrededor. Durante un momento, sus mentes creyeron que lo que ocurría era real. Las emociones que afloraron ahí superaron nuestras mejores expectativas.

El Elemento Sorpresa

Yaron: A los actores de Ajami no se les dio un diálogo que aprender ni un guión que leer. No hubo ensayos. Muchos realizadores han usado el elemento sorpresa para algunas escenas. Ajami está construida enteramente sobre esta premisa. A lo largo de la película, las emociones que ves son genuinas. Sin embargo, al contrario que otros experimentos basados en la improvisación, Ajami contaba con un guión muy preciso centrado en un argumento específico que requería una estructura emocional concreta. Por tanto, las interpretaciones de los actores debían generar emociones espontáneas que fueran de la mano del guión escrito con anterioridad. Esto se consiguió arrastrando a los actores al estado emocional y psicológico de cada personaje tal y como el guión describía.

Scandar: Los actores tenían que actuar y pensar como los personajes del guión. Sin ser conscientes de ello, acabaron siendo fieles a una historia que ya estaba escrita de principio a fin. El resultado es una película de ficción que muestra a personas "reales" interpretando y sintiendo emociones "reales" en situaciones "reales", aunque nunca se percataron de que estaban siendo dirigidas de acuerdo a un guión escrito anteriormente.

Drama en 23 Días

Scandar y Yaron: Ajami se rodó básicamente en veintitrés días. El contenido dramático debía rodarse en un periodo en el que las escenas se filmaron cronológicamente. La única escena que se terminó fuera de esos veintitrés días fue la del aparcamiento, que tuvimos que hacer de una forma más clásica. Así, tardamos cinco días más en terminar el rodaje, pero utilizamos más o menos material de la segunda unidad.

Confundiendo Realidad y Ficción

Yaron: Ajami se rodó escena a escena, cronológicamente, como si fuera una cadena de hechos reales en el mundo real. El equipo tuvo que ir de una localización a otra y de nuevo a la anterior para que todos los actores experimentaran su historia personal como si fuera la vida real. Así, cada uno de ellos interpretaba una escena con el bagaje de las emociones de las anteriores. Esta progresión dio lugar a una lógica dramática muy sólida y clara en la mente y el corazón de los actores y generó las mismas emociones que en la vida real.

Scandar: Los actores confundían a menudo una escena de ficción con hechos de la vida real. A veces la escena era tan real e intensa que teníamos que parar la grabación para que nadie resultara herido. Estas emociones reales y espontáneas fueron captadas por el estilo documental de la cámara. Por ejemplo, en la escena del principio, en la que unos asesinos desconocidos disparan al vecino del joven Nasri, ninguno de los actores sabía nada del tiroteo. Cuando le disparan al chico, los sentimientos de terror y sorpresa nos sobrecogieron a todos. Una mujer del vecindario que presenció el tiroteo empezó a llorar porque su propio hijo había sido asesinado en un tiroteo en la vida real.

La Policía

Yaron: Los policías de la película fueron interpretados por ex agentes. Existe una gran hostilidad y desconfianza entre los habitantes árabes de Ajami y la policía israelí. Esta situación se alimenta de las tensiones nacionales entre la clase dirigente judía y la minoría árabe de Israel. El actor Eran Naim, que luchó contra los palestinos cuando era soldado en las IDF (Fuerzas Armadas Israelíes) y fue policía en la vida real, puede dar testimonio de ello. En Ajami, cuando el personaje que Eran interpreta arresta a un traficante de drogas árabe, se ve atacado por jóvenes árabes del barrio. Cuando rodamos la escena, no le dijimos a Eran lo que iba a ocurrir. Como antiguo policía, hizo aquello para lo que le habían preparado: arrestar a un delincuente en la calle. Ahí fue cuando los jóvenes árabes salieron para defender a su amigo. No tuvimos que dirigir a nadie: la violencia intrínseca del guión era inevitable.

La Frescura de la Interpretación

Scandar: Cada toma fue única e imposible de reproducir. La mejor toma era la primera, en la que todos actuaban con el corazón. Tras la primera toma, los actores sabían lo que iba a pasar y la idea de "vivirlo como la primera vez" ya no funcionaba. Hicimos una segunda toma sólo cuando el resultado de la primera no respondía a lo que esperábamos.

Yaron: Para llevar la escena en otra dirección, cambiábamos el estímulo, como dar secretamente a un actor una motivación psicológica diferente. Con esta nueva motivación, el actor hacía la segunda toma y sorprendía a sus compañeros con un nuevo comportamiento que hacía que la escena tomara un nuevo rumbo. Así, lográbamos mantener la frescura de la interpretación como si se tratase de la primera toma.

Scandar: La mayoría de las veces rodábamos la escena completa en una toma con dos cámaras. Teníamos que manipular el plató para limitar las posibilidades de la acción, y por ello ninguna de las cámaras interfería en lo que rodaba la otra. Esto requirió un gran esfuerzo de preparación y planificación.

Horas y Horas de Metraje

Scandar y Yaron: El primer montaje contenía unas cuarenta horas de metraje de varias cámaras, lo que supone ochenta horas de una sola cámara. Partiendo de aquí, teníamos numerosas posibilidades para cada escena, como si estuviésemos montando un documental. A veces había tomas de treinta minutos. En éstas, contábamos con muchas opciones y muchos caminos que seguir. El proceso completo de montaje duró alrededor de un año y fue como explorar el potencial dramático de la película desde el principio, como pulir un diamante a partir de un gran trozo de carbón. El guión original parecía inocente y simple si lo comparas con la película final, incluso con el material en bruto, sin montar.

Generados y Controlados por la Política

Scandar y Yaron: Desde el principio, Ajami fue un proyecto sobre el lado humano de esta comunidad. Pensamos que centrarnos en el lado humano era la única forma de tratar los grandes temas que se esconden detrás de todo. No obstante, todos los problemas sociales que revelan las historias de Ajami son generados y controlados por la política.

Hacen Falta Dos

Yaron: A lo largo de los siete años que ha durado el proceso de realización de Ajami, hemos trabajado estrechamente. Rara vez nos hemos dividido el trabajo, sólo cuando no había otra alternativa. Ninguno de los dos decidió nada sin haberlo hablado con el otro. Si no hubiésemos sido dos, no habríamos conseguido llevar a cabo un proyecto tan iconoclasta, un complejo argumento que implica a cientos de no-actores trabajando sin un guión, una película de ficción rodada con dos cámaras, con un calendario de rodaje tan apretado y desquiciante, y en orden cronológico. Aprendí a hablar árabe y conocí a un montón de gente increíble. Estuve expuesto a un mundo asombroso al que nunca antes había tenido acceso.

Scandar: Probablemente ninguno de los dos habría sido tan fuerte como para encarar un proyecto así solo. Si uno de nosotros se venía abajo, el otro estaba ahí para apoyarlo. No todos los proyectos favorecen este tipo de colaboración. Éste era muy especial y estamos orgullosos de lo que hemos hecho juntos. Esto es lo más importante.


Sobre los directores
Ajami representa una realidad única de las culturas palestina e israelí. Los directores de la película, Scandar Copti y Yaron Shani, reflejan las dos perspectivas del conflicto árabe-israelí. A pesar de sus diferentes circunstancias sociopolíticas, tanto Scandar como Yaron comparten la misma pasión por el cine y por el género humano. Ambos forjaron una sólida amistad mientras colaboraban en la aventura cinematográfica que ha supuesto Ajami. Sumergidos en su violenta realidad, han penetrado juntos en el mundo de la gente que vive en Ajami, el mayor barrio árabe de Jaffa.


Yaron Shani: Director y Guionista
Yaron Shani, judío israelí, nació en 1973. Se graduó en Cine y Televisión por la Universidad de Tel Aviv con su película-tesis DISPHORIA, un drama de 40 minutos que ganó el premio del público en el Festival Internacional de Estudiantes de Cine de Babelsberg, así como la mención especial del jurado en el Festival de Karlovy Vary. La película fue emitida por los canales de televisión ARTE y ZDF (Alemania) y participó en otros festivales internacionales. Como director del Festival Internacional de Estudiantes de Cine de Tel Aviv en 2002, conoció a Scandar Copti y ambos comenzaron a desarrollar su primer largometraje, Ajami. Hasta entonces, Yaron había dirigido y editado documentales y películas en 3D para Orpan Group que han sido proyectados en museos y salas de cine de todo el mundo.

Scandar Copti: Director y Guionista
Scandar Copti es un ciudadano palestino del Estado Israelí, nacido y criado en Jaffa. Tras graduarse como ingeniero mecánico en el Instituto Tecnológico de Israel, decidió dejar su profesión y perseguir su sueño de la infancia de ser realizador de cine. Tras estudiar interpretación y elaboración de guiones, Scandar hizo THE TRUTH, un falso documental de doce minutos de duración producido por el Festival Internacional de Estudiantes de Cine de Tel Aviv que fue aclamado por su atrevida postura política. THE TRUTH fue proyectada en el evento de 2003 Artistas contra la Ocupación en Montreal y adquirida por el canal israelí Channel 8, pero finalmente fue perseguida por la censura y archivada en un cajón.

Desde entonces, Scandar ha escrito, dirigido y montado varios cortometrajes documentales, experimentales y de ficción. Sus trabajos en vídeo se han proyectado en el Centro Israelí de Arte Digital, en el Museo de Arte Contemporáneo de Herzliya y en la Redding Art Fair 5 de Tel-Aviv.


Equipo artístico
Omar - Shahir Kabaha
Malek - Ibrahim Frege
Nasri (Hermano de Omar) - Fouad Habash
Abu Elias (Jefe de Omar) - Youssef Sahwani
Hadir (Hija de Abu Elias) - Ranin Karim
Dando (Policía) - Eran Naim
Binj - Scandar Copti
Shata - Elias Sabah
Anan - Hilal Kabob
Ilham - Nisrin Rihan