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  Bel Ami  (Historia de un seductor)
  Dirigida por Declan Donnellan, Nick Ormerod
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Acerca de la producción
"Es la historia de un atractivo y despiadado joven que descubre que posee algo que vender", afirma un miembro del equipo de dirección, Declan Donnellan, acerca del antihéroe de BEL AMI, Georges Duroy. Donnellan prosigue: "Seduce a mujeres poderosas de la alta sociedad francesa, principalmente conectadas con la industria de la prensa. Utiliza el sexo y su gran atractivo para encaramarse a todo lo alto. Es un mundo infatigable del que se llevará el botín sin sufrir consecuencia alguna"

BEL AMI está basada en la novela homónima de 1885 escrita por Guy de Maupassant. La guionista Rachel Bennette explica cómo surgió el proyecto del filme: "Había trabajado con Uberto Pasolini, el productor, hacía años. Mantuvimos el contacto y él me vino a ver y me dijo: ‘oye, ¿qué te parecería hacer Bel Ami?, a lo que yo respondí ‘¡Sí, por favor!’".

Los dos directores, Declan Donnellan y Nick Ormerod se implicaron desde una fase muy temprana del proceso. BEL AMI iba a ser el debut cinematográfico de ambos, ya que hacía tres décadas que solo habían trabajado en teatro. Fueron los fundadores de la compañía Cheek by Jowl, de la que ahora son los directores artísticos. Sin embargo, ambos han sido siempre unos grandes cinéfilos. Donnellan explica: "Somos incondicionales del cine, y nos desvivíamos por hacer una película desde hacía muchos años. El problema es que ha sido muy complicado encontrar la rendija por la que colarse en este mundo. Queríamos hacer una película y estamos muy agradecidos por la oportunidad que se nos ha brindado".

A pesar de que los directores proceden de un bagaje distinto, Rachel Bennette asegura que después de hablar con ellos por primera vez, unos tres años antes de emprender la producción, el método de trabajo fue de lo más típico". Y prosigue, "Obviamente había cosas de la novela que a ellos les encantaban, y sabían el enfoque que querían darle al libro. Así que fue un proceso de desarrollo bastante normal. Nos reuníamos esporádicamente –naturalmente hacían sus cosas de teatro– y cuando tenían algo de disponibilidad volvían a trabajar sobre el libro para organizar una nueva conversación, y yo elaboraba un boceto de guión".

Novela original
Sobre la novela original, ambos directores comentan que a ellos desde siempre les había entusiasmado Bel Ami, e incluso estaban considerando adaptarlo al teatro cuando se adentraron en el universo de Uberto Pasolini. Donnellan añade: "La primera vez que leí Bel Ami fue una traducción, cuando yo tenía 18 años. Entonces ya me impactó, y creo que todavía hoy sigue siendo impactante".

"Es una historia increíblemente subversiva. Es Guy de Maupassant en su estado más salvaje e irónico", sigue Donnellan, que destaca la cantidad de temas vigentes que toca la novela. El otro elemento irónico de la historia es que pueden establecerse cantidad de paralelismos con la actualidad. Versa sobre la manipulación de los medios; un gobierno que invade ilegalmente un país árabe por sus recursos naturales y mintiendo a la gente; cómo los medios operan en secreto con otros poderes; sexo; fama; y también trata sobre cómo alguien puede llegar a lo más alto con realmente poco talento".

Ormerod coincide en que la vigencia contemporánea de la película debería facilitar la conexión con el espectador a pesar de su ambientación histórica: "Está ahí, delante de sus caras. Es casi como si hubiese pasado ayer".

"Todo este mundo de fama y celebridad es especialmente interesante", continúa Donnellan. "La gente cree que es muy moderno, esto de que alguien llegue a la cima con mínimo talento. Y va justamente de eso. Georges tiene un gran deseo de llegar arriba de todo, y ese es su talento. Los temas son increíblemente actuales. Este es uno de los factores que más nos entusiasmó de realizar esta historia. Está ambientada en la década de 1890, en París, pero podríamos aproximarnos incluso hasta llegar al presente".

Rachel Bennette explica cómo trabajó en la adaptación de un cuento tan oscuro. "Creo que Maupassant es un gran realista, y en realidad no le interesan los cuentos de hadas ni las moralejas. Creo que solo quería poner un espejo ante lo que para él era la sociedad corrupta en la que vivía". Sin embargo, prosigue: "Al mismo tiempo, se aprecia una gran honestidad en el libro sobre seres humanos y sus conductas. Así que, de algún modo, y aunque es oscuro y en ocasiones inquietante, creo que también aprecias que no hay hipocresía en el texto, ni siguiera se edulcoran las dificultades de la vida".

"De hecho, Maupassant escribió el libro en una etapa en que sufría de sífilis, de modo que en aquel momento miraba a la muerte cara a cara –aunque creo que no murió hasta ocho años más tarde, pero sabía lo que le esperaba", apunta Bennette. Creo que el libro está lleno de todo esto, de extremos, del miedo a la muerte y de la sensación de que la vida es brutal y vívida en este sentido. Pero a la vez existe una gran pasión por la vida, con lo que no puedes tener una cosa sin la otra. Creo que la oscuridad es esencial para la fuerza vital de este libro".

Quizá es esta idea del autor enfrentándose a su propia mortalidad lo que conecta a la historia y lo que la hace tan pasional y sexy. Bennette continúa: "Lo que es interesante es que, para un libro con tanto contenido sexual, no es la sífilis la principal enfermedad que se puede encontrar en la historia, sino la tuberculosis. Pero creo que, en esencia, es el mismo principio. No aparece mención alguna al respecto –aunque aparecen prostitutas y todo este tipo de relaciones. Pero a la vez es obvio que la sombra de la muerte no deja de estar presente".

Para Bennette, los retos de la adaptación de la novela fueron por partida doble, tal como explica: "Primero está el volumen de la historia, y el hecho de que la principal motivación del personaje de Georges está impulsada por la ambición, el poder y el estatus social, que no son en sí mismas ideas emocionales. No invertimos emocionalmente en alguien que quiere ser rico y poderoso de la forma en que lo haríamos con dos personas que se van a enamorar –naturalmente eso genera una rápida conexión emocional con el espectador. Así, antes que nada, es comprensible que con el personaje de Georges, ese impulso hacia la ambición no es solo un deseo nihilista de acumular y consumir, es un sentimiento más intenso de apetito por la vida, y su principio es llenarse de vida antes de morir. Por tanto, se trataba de reunir todos estos aspectos sin dejar de lado todos los elementos de la vida, como la ambición, la carrera personal, el ascenso al poder… desde la perspectiva emocional para que el espectador pueda entender lo que es su relación emocional con todos los factores que la componen".

Bennette continúa expresando cómo la relación de Georges con Madeleine es lo que da sentido a la historia, en un sentido más amplio: "Tanto sus sentimientos hacia Madeleine como su relación con ella tienen que ver con la historia política, de modo que todas estas historias se acomodan en un marco emocional mayor, lo cual te lleva también implicarte en ellas. Y la cuestión del ritmo de la película es que la historia puede salir al galope y realmente no te da tiempo de preocuparte de nadie –la cosa tiene que ir de A a B. De modo que era cuestión de intentar entender cuándo podías contar la historia en letras grandes y destacadas, con grandes imágenes, o con grandes saltos temporales o grandes cortes; y cuándo debes pasar más tiempo con los personajes, cuándo les dejas hablar entre ellos y en qué escenas les dejas soltar el peso emocional".

Rachel Bennette describe la forma en que Ormerod y Donnellan, dado su pasado teatral, fueron de especial ayuda para ella cuando tuvo que trabajar en los aspectos más grandes y amplios de la historia. La guionista comenta que "tenían un instinto especial para ese intenso y marcado coup de théâtre. En parte sentí que el detalle es lo que le da auténtica vida al libro, así que constantemente se cuestionaba lo que era demasiado y lo que era demasiado poco detalle; entonces, ¿cómo hallas el equilibrio entre los momentos de más detalle y aquellos en los que pasas por los grandes contenidos? Aunque la novela entra en detalles más específicos, también refleja momentos de narración con letras grandes y claras. El libro también pasa por ambas vertientes".

Georges ‘Bel Ami’ Duroy
El personaje central, Georges, era un sujeto complejo y cautivador para Rachel Bennette, tal como explica: "Georges es un personaje difícil, y eso es lo que lo hace más fascinante. Es enigmático en determinados aspectos y por muchas razones no es un personaje típico. Es un hombre muy reactivo, al contrario del protagonista activo al que estamos acostumbrados. Así que era cuestión de tratar de tomarle la medida justa".

"Él nunca trabaja pero en cambio lo consigue todo. Eso es lo que más cabrea de Georges Duroy", coincide Donnellan. "Obtiene todo lo que quiere sin esfuerzo alguno, y los demás deben aprender a vivir con eso. Georges tiene el talento para escalar a la cima y es un hombre de negocios con un único activo para vender. Otra cosa asombrosa de Georges es su carácter vacío; cualquiera puede proyectar lo que quiera en él, lo cual es otro de los secretos de su éxito".

Bennette concluye: "Creo que Georges es irresistible incluso para aquellos a quienes no siempre les gusta. Tiene un punto de descaro y rechaza de lleno que le digan cuál es su sitio. Y hay algo ciertamente llamativo en eso: esencialmente lo que tiene es una especie de loco atrevimiento".

Cásting
"Pedimos actores con los que realmente deseábamos trabajar, gente que admirábamos desde hacía tiempo", explica Donnellan sobre sus criterios de selección. "Conocíamos a Kristin Scott Thomas desde hacía años, y a Uma Thurman, Christina Ricci y Robert Pattinson siempre les hemos admirado. También está Colm Meaney, un maravilloso actor irlandés que interpreta a Rousset, y también el británico Philip Glenister. Todos ellos son intérpretes que nos encantan".

Ormerod y Donnellan se mostraron entusiasmados de trabajar con un reparto tan variado. Donnellan recuerda el momento en que los actores se presentaron a los primeros ensayos. "Era absolutamente fantástico verles llegar uno tras otro. Todos eran increíblemente profesionales y divertidos, con unos sentidos del humor de lo más variopintos; Uma, Kristin y Christina eran muy distintas entre ellas. Lo pasamos de miedo, fueron unos días absolutamente maravillosos porque la calidad en todos ellos era espectacular, así como los papeles y el guión. Todos teníamos la sensación de que estábamos dando el máximo de cada uno, especialmente nosotros, los directores, porque era nuestra primera película. Kristin, Christina, Uma y Robert coincidieron en que estaban realizando cosas que no habían hecho antes, y por eso trabajaron con tanto entusiasmo".

El aspecto visual
Comparando con su experiencia previa en el teatro, fue muy interesante para ambos directores tener más control sobre los detalles que atañen a la película. Ormerod comenta que "lo mejor de todo es toda la cantidad de artistas con los que trabajas en el filme y la gran cantidad de detalle que se alcanza en la recreación del periódico, los gráficos y el atrezo, que cubría hasta el más mínimo detalle. Ahí el trabajo fue fenomenal y la gente, extraordinaria. Llegas a un espacio. Lo has visto vacío. Seleccionas esa localización. Entonces llegas el día del rodaje y ¡es espectacular! La recreación de la redacción [del periódico], por ejemplo, realmente te dejaba boquiabierto".

Donnellan explica, además, sus reacciones con respecto a las diferencias entre las disciplinas de cine y teatro. "Los extras, la maravillosa atención al maquillaje… ¡eso no era cosa nuestra! Sencillamente nos proporcionaron a estas extraordinarias personas para trabajar con ellas y alcanzar la máxima atención a todos los detalles para el diseño del entorno de rodaje".

Odile Dicks- Mireaux, la diseñadora de vestuario, cuenta sus experiencias en BEL AMI: "Es una auténtica gozada que me hayan llamado para hacer esta película, ya que es un periodo que me encanta tratar. Elegimos realizarlo en una época un poco más tardía que en la novela. Escogimos la década de 1890 y quisimos que fuera muy elegante, aunque sin entrar en exageraciones especialmente para las actrices principales. Nuestra mayor preocupación fueron ellas, porque para los hombres decidimos que se mantendrían en una especie de uniforme de color blanco, crema y colores neutros, y que las que realmente brillarían serían las damas. Intentamos mantener el nivel de elegancia bien alto. Las francesas solían ser algo más sombrías en los colores que las británicas, así que también nos decantamos por colores morados, grises y grises verdosos. Ya se sabe que las francesas no tienen mucho de descaradas ni vivarachas".

Para los personajes femeninos, Dicks-Mireaux y los directores se centraron en unas gamas cromáticas específicas que reflejarían las características de cada una. Y comenta que "el esquema de colores de Uma se basaba en colores crema, verdes y negros. Tenía que ser un carácter con un toque más sofisticado; ese era el objetivo. El personaje de Kristin estaba pensado que comenzara más oscuro y sombrío, y que luego diera el salto a unos colores más pálidos, para pasarse al negro cuando Bel Ami la abandona. Y entonces está el personaje de Christina, que más o menos encajaba en medio de los dos personajes comentados, y que tenía que ser algo más vivo, en tanto que es la amante".

Dicks-Mireaux explica con mayor detalle el look que ideó junto a los directores y el productor, especialmente basada en el mundo del arte. "Estuvimos comentando que queríamos líneas muy limpias en la ropa de noche, sin joyas ostentosas ni nada de eso. A Uberto [Pasolini] y a mí nos gustaban especialmente los cuadros de Boldini, y yo tenía también predilección por los de [John Singer] Sargent, y así fue como todo evolucionó, con una combinación de muchos factores distintos que acaban convergiendo. Yo elegí que los cortara y confeccionara Daniele Boutard, que conoce la época extraordinariamente bien y que tiene formación en costura francesa, de modo que nuestro objetivo era resultar elegante en todo momento".

Dicks-Mireaux explica cómo los trajes que diseñó para Georges ayudan a narrar la historia de su progresión a lo largo del filme. "Casi siempre va de negro. Maupassant escribe muy claro acerca de la ropa almidonada, y nosotros hicimos un gran esfuerzo con las camisas. Este periodo es una época muy de transición entre la camisa de pechera rígida y la plisada, así que hicimos una combinación de ambas. Nos inventamos esta ingeniosa forma de asegurarnos de tener siempre los puños bien rígidos. A Robert le pusimos unos cuellos bien altos porque le quedan realmente bien y le hacen ir bien erguido. Si nos fijamos en la familia real británica parecen tener un aspecto más ancho. Si miramos dibujos de franceses veremos figuras más ceñidas y estrechas –algo así como los trajes de Christian Dior, con esas perneras estrechas, ceñidas, alargadas y elegantes. Él emprendió un viaje, y justo al final se le ve más burgués y pomposo. Robert creía que al final de la película le acabarían poniendo un buen bigote".