Christopher (Baltasar Kormákur) se siente como pez fuera del agua tras ser despedido de un buque carguero.
Al haber sido pillado in fraganti traficando con alcohol, no es muy probable que le vuelvan a contratar.
Dado el elevado precio del alcohol en Islandia, Christopher y sus compañeros no podían resistirse a ganarse un dinero extra introduciendo vodka de contrabando en sus viajes por mar.
Asfixiado por sus graves apuros económicos, Christopher consigue recuperar su puesto con la ayuda de un amigo (Ingvar Sigurdsson).
Sin embargo, cae en la tentación de dar un último golpe creyendo que así dejará atrás todos sus problemas definitivamente.