Incluso para quien nunca haya estado en París, el nombre de la ciudad es más que una metáfora de la magia, es casi un sinónimo. Woody Allen no podría haber elegido un lugar mejor para su nueva comedia romántica. Es una ciudad con un patrimonio y una mitología únicos, con la extraordinaria belleza de sus calles, bulevares y jardines, además del esplendor que se encuentra en muchos de los mejores museos del mundo. El eco de su historia, desde los grandes eventos políticos y culturales al aura de sus legendarios restaurantes y cafés, se siente por todas partes. El pasado persiste y brilla con esplendor en París, convitiéndola en la ciudad adecuada para la historia de un hombre que quiere revigorizar sus sentimientos y buscar la inspiración que se refleje en su vida.
MIDNIGHT IN PARIS es el "regalo de enamorado" de Woody Allen a la Ciudad de la Luz, a la que considera a la altura de Nueva York, como la gran ciudad del mundo. "Claro que soy parcial respecto a Nueva York, porque nací y crecí allí, pero si no viviera en Nueva York, París es la ciudad donde viviría", dice Allen. La película es la segunda que el director estadounidense rueda en París, tras una parte de Todos Dicen I Love You. "Disfruto mucho presentando París al público tal y como la veo. Como con Nueva York, que yo la presento de una forma y otros directores de otra, alguien podría venir y rodar París de forma completamente distinta. Yo quiero presentarla a mi manera, proyectando mis sentimientos sobre ella".
Allen se enamoró de París durante el rodaje de ¿Qué tal, Pussycat?, su debut como actor y guionista. De forma similar a Gil, el protagonista de MIDNIGHT IN PARIS, se lamenta de no haberse quedado allí tras el rodaje, como hicieron otros miembros de la película. "Era una aventura demasiado arriesgada para mí entonces. Mirando hacia atrás, podría haberme quedado, o, al menos, comprar un piso y repartir mi tiempo. Pero no lo hice, y me arrepiento", dice Allen.
Gil (interpretado por Owen Wilson) es un guionista de Hollywood que cuando era más joven aspiraba a ser un escritor serio. Idolatraba a novelistas norteamericanos como Hemingway y Fitzgerald, y quería ser novelista siguiendo su tradición. Pero, en un momento dado, Gil abandonó ese camino, descubrió que tenía talento para escribir guiones y cayó en una rutina de trabajo bien pagado que no le satisfacía y bienestar económico con el que no estaba del todo cómodo. "Se descubrió a sí mismo como una víctima del viejo chiste de Hollywood", dice Allen. "Me tumbé junto a la piscina y cuando me levanté, habían pasado diez años".
Cuando empieza la película, Gil y su prometida Inez (Rachel McAdams) están de viaje en París acompañados por los padres de ella, John (Kurt Fuller) y Helen (Mimi Kennedy). John, un empresario conservador que ha venido a París para cerrar un negocio importante, no hace ningún esfuerzo por ocultar su desaprobación de Gil, a quien ve como alguien insignificante, informal e indigno de su hija. La obsesión de Gil en la novela que está escribiendo, más que en la lucrativa profesión que le está esperando en casa, le hace parecer aún más frívolo ante los ojos de John.
Estar en París aviva en Gil el recuerdo de sus pasadas ambiciones literarias. "Gil vivió en París cuando tenía veintitantos años y siente un apego romántico hacia ella", dice Wilson. Representa la época en que su vida profesional estaba empezando, en que pensaba en lo que iba a hacer con su vida. Y entonces se vio en una encrucijada. Volver a estar allí le hace pensar en esa época y en el camino que no tomó".
Al principio Allen concibió a Gil como un intelectual de la costa este, pero reconsideró su decisión cuando la directora de casting Juliet Taylor y él empezaron a hablar de Owen Wilson para el papel. "Creía que Owen sería encantador y divertido, pero mi miedo era que no daba en absoluto la imagen de alguien del este", dice Allen. Al darse cuenta de que no era sólo que Gil pudiese ser de California, sino que, en realidad, eso haría al personaje más rico, reescribió el papel y se lo envió a Wilson, que enseguida aceptó hacerlo.
"Owen es un actor nato", dice Allen. "No parece que esté actuando, parece un ser humano hablando en una situación, y eso me resulta muy atractivo. Tiene una vis cómica maravillosa, un instinto cómico que es muy distinto al mío, pero maravilloso en su estilo. Es un rubio texano, el típico héroe del hombre de a pie, el típico héroe del regimiento en las viejas películas de guerra, con una gran facilidad para ser divertido. Es una combinación difícil de encontrar y pensé que estaría genial".
Rachel McAdams se une al reparto como la prometida de Gil, Inez. "Inez está acostumbrada a salirse con la suya", dice McAdams. "Está muy segura de lo que quiere. Está enamorada de Gil, o cree que lo está, y quizás no sea muy inquisitiva acerca del estado o la salud de su relación. Cree que Gil es un buen tío, un buen partido, y que es estable siempre que siga escribiendo guiones y que puedan tener una vida cómoda en los Estados Unidos. Le apoya en sus escarceos con la novela, siempre que sea una preocupación menor, pero no creo que lo fomente como el sueño de una vida, como algo a lo que él debiera dedicar mucho tiempo". Allen dice: "Inez solo quiere que Gil gane el dinero suficiente para que puedan ir a fiestas y criar niños. Sus aspiraciones no tienen nada de malo, pero no son las de Gil".
Allen se deshace en elogios hacia el trabajo de McAdams en la película. "Rachel lo pilla enseguida. Es divertida cuando tiene que ser divertida, es seria cuando tiene que ser seria. Es real, no hace nada demasiado exagerado ni demasiado contenido, y está totalmente viva en la pantalla". Wilson dice: "Lo que vi incluso mejor gracias a la interpretación de Rachel es cómo Inez resulta divertida en la forma en que usa su sexualidad para manipular a Gil. Rachel tiene un sentido del humor muy bueno y supo exactamente cómo interpretar esas escenas".
MIDNIGHT IN PARIS es la segunda ocasión en que McAdams y Wilson trabajan juntos como pareja, tras De boda en boda en 2005. "Estaba muy emocionada por trabajar con Owen otra vez porque lo habíamos pasado muy bien cuando trabajamos juntos hace unos años", dice McAdams. "Como ésta era una relación mucho más hostil que la que teníamos en la otra película, sentía curiosidad por cómo saldría. Nuestros personajes no se llevan bien esta vez, pero nosotros volvimos a llevarnos bien". Wilson dice: "Me encantó volver a trabajar con Rachel. Vino durante la segunda mitad del rodaje y creo que con su energía nos renovó a todos, nos recargó las pilas para el esfuerzo final".
En París, Gil conoce a Adriana (Marion Cotillard), una aspirante a diseñadora de moda exquisitamente bella que ha sido amante y musa de una serie de famosos artistas. "Adriana no sabe cuál es su sitio .dice Cotillard., está buscando su lugar. Admira a los artistas porque su mundo es amplio y su imaginación los lleva a lugares fantásticos. Necesita soñar". Allen dice: "Siempre ha habido mujeres especiales que los artistas pintaron varias veces, mujeres que vivieron con los artistas y a los que apoyaron mucho. Adriana no sólo es encantadora, también es muy inteligente, alguien que puede aportarles una gran fuerza artística contra la que probar cosas, para apoyarlos cuando están deprimidos, para animarlos cuando lo necesitan y para decírselo cuando se equivocan. En muchos casos, esto puede ser una alianza muy rica con el artista".
El papel de Adriana le va a Cotillard, ganadora de un premio Oscar® por La vie en rose, como anillo al dedo; basta mirarla y pocas dudas quedan de la habilidad de Adriana para convertirse en objeto de deseo de tantos hombres formidables. "Marion tiene un carisma nato", dice Allen. "Hace que los momentos y diálogos más corrientes parezcan interesantes, porque ella es una actriz muy interesante. Y tiene una cara encantadora; nunca me canso de mirarla. También me he dado cuenta de que es capaz de evocar cualquier emoción que quiera con rapidez y facilidad".
Cuando Adriana oye las primeras frases de la novela aún por terminar de Gil, se siente atraída hacia él casi al instante. "Siempre ha sentido que no pertenece a la época en la que vive y siente que Gil es el mismo tipo de persona, dice Cotillard. Se reconoce en él". A pesar de estar a punto de casarse, Gil se maravilla de su suerte al atraer la atención de una mujer tan bella, y se siente halagado porque alguien que ha sido la musa de tantos artistas de talento admire lo que escribe.
Pero al hacerse más profundo su interés por Adriana, sus dudas acerca de la relación con Inez aumentan. "Aunque Gil está loco por Inez .dice Wilson., también ve que hay una desconexión acerca de dónde quieren vivir sus vidas, lo que les gustaría hacer e incluso si ella es la persona indicada para él". En cierto modo, Gil e Inez están atrapados por las ilusiones: él sueña con estar en otro sitio y ella espera un statu quo que quizás no exista. "Creo que ya no se ven. Los dos siguen adelante por rutina, ninguno de ellos quiere tentar a la suerte. Pero no creo que puedan estar más alejados de lo que están en este momento", dice Mcadams.
Cuando Gil está ocupado en otras cosas, Inez pasa tiempo con Paul (Michael Sheen), un atractivo intelectual que visita París con su mujer, Carol (Nina Arianda), al tiempo que da unas conferencias en La Sorbona. Mientras que Inez ve a Paul, de quien ha estado enamorada desde la universidad, como alguien tan encantador como cerebral, Gil le considera un sabiondo insufrible y no soporta tenerlo cerca. Al estar Gil cada vez más ausente, tanto por su novela como por Adriana, Paul da un paso adelante y empieza a flirtear con Inez. Aunque Gil ve a Paul como un estirado, sí que es cierto que posee vastos conocimientos, lo que llevó a Sheen a tener que hacer malabarismos. "Michael tuvo que hacer el pseudointelectual, el intelectual auténtico y el pedante, y llegó y lo clavó desde el principio", dice Allen.
Quizás el punto más alto de la pedantería de Paul es cuando discute con la guía del Museo Rodin, interpretada nada menos que por la primera dama de Francia, Carla Bruni. Allen le ofreció el papel a Bruni medio en broma cuando su mujer, su hermana y él fueron invitados a desayunar con Bruni y su marido Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa. Charlando con Bruni, Allen la encontró encantadora y bella, y sabiendo que es una cantante e intérprete célebre, se decidió a ofrecerle el papel sin pensarlo. Le dije: "No le ocuparé mucho tiempo, no tendrá que ensayar, sólo venga un par de días al rodaje". Y me dijo: "Sí, sería divertido. Me gustaría poder decirles a mis nietos que hice una película, sólo por la experiencia". Allen añade: "Hizo todas las escenas muy bien y creo que si le hubiera dado un papel mayor, habría estado igual de bien, pero no creo que hubiera sido práctico para ella cogerse siete semanas libres para rodar una película". A Owen Wilson le impresionó lo sencilla que fue la primera dama Bruni-Sarkozy. "Fue muy cortés y amable conmigo y con todo el equipo. Es una gran embajadora del país".
Como es habitual en las películas de Woody Allen, un grupo de actores superlativos completa el reparto, desde estrellas como Adrien Brody o Kathy Bates a desconocidos de talento como Corey Stoll, Nina Arianda, Tom Hiddleston, Alison Pill y Léa Seydoux.
Las localizaciones de la película incluyen algunos de los lugares más apreciados de París, entre los que se cuentan la librería Shakespeare & Co.; los jardines y el Salón de los Espejos de Versalles; los jardines de Monet en Giverny; el Museo de lOrangerie (los cuadros de los nenúfares de Monet); el Museo Rodin; el Museo de las Artes Feriales; el mercado Paul Bert (el rastro); la calle Montagne St. Genevieve (adonde Gil va a medianoche); la plaza del jardín de Notre DameJuan XXIII (donde la guía del museo traduce para Gil); la plaza Dauphine; Maxims; el muelle de la Tournelle (los puestos de libros); el puente Alexandre III, así como los restaurantes Le Grand Véfour, Les Lyonnais y Lapérouse. "Fue un gustazo estar en estos sitios, que normalmente están plagados de turistas, completamente solos, con un equipo de cámara muy pequeño y unos cuantos actores paseando como si el sitio fuese nuestro", dice McAdams. "Fue verdaderamente mágico".
Woody Allen ha afirmado con frecuencia que prefiere dar a los actores toda la libertad posible en el plató. Hablando de MIDNIGHT IN PARIS, quizás con cierta exageración, dice: "No tuve que darle ninguna instrucción a nadie". Aunque Owen Wilson dice que había oído informaciones de otros actores acerca de que Allen era "bastante callado", él no tuvo esa experiencia: "Me pareció que tenía un punto de vista de cómo deberían ir las escenas, lo que no quiere decir que fuera quisquilloso o demasiado riguroso con las palabras del guion, podías cambiar cosas y hacerlas más como tú las dirías". Wilson descubrió que a Allen le gusta rodar escenas de tres minutos en una sola toma, más que la forma típica de cortar las escenas en numerosos planos. "Te da la misma sensación de adrenalina que cuando estás practicando un deporte", dice Wilson. "Sabes que tienes que hacerlo bien y que no tendrás todas esas oportunidades. Hace que te concentres un poco más". McAdams añade: "Fue muy relajado, y me encanta que sepa lo que quiere, eso me da de verdad una sensación de confianza y dirección. Y aun con eso, es muy abierto y colaborador al mismo tiempo, lo que me parece que es la combinación ideal para un actor". Cotillard simplemente se consideró "afortunada" por ser invitada al mundo de Allen. "Woody Allen es un hombre brillante en su forma de observar la vida, la gente, las cosas. Sientes mucha inteligencia, ternura y humor".
Aunque siempre hay temas oscuros bajo la superficie de las comedias de Allen, el tono de MIDNIGHT IN PARIS es más optimista. "Supongo que siempre habrá temas oscuros en mis películas, pero en esta película, la verdad es que no los trato, son temas menores. El tono y el énfasis de MIDNIGHT IN PARIS es más romántico y ligero".
La historia de MIDNIGHT IN PARIS trata del inusual viaje de Gil. Comete muchos errores y tropiezos a lo largo del camino, y su comportamiento no es siempre admirable, pero a la larga, avanza. "Gil es un personaje que se está exponiendo en vez de atrincherarse", dice McAdams. "Está provocando el desequilibro, quiere salir adelante por sí mismo, y está cambiando". A través de su relación con Adriana, Gil reconsidera su idea de que estaría mejor en otro lugar y reconoce que estar en otro lugar también conlleva inconvenientes y problemas. "Creo que tiene que encontrar una forma de ser feliz en el sitio en el que está", dice Wilson. Allen añade: "Si se va a tomar en serio a sí mismo, no solo como artista, sino como ser humano, le irá mejor afrontar la realidad y reconocer que la satisfacción, la felicidad y la paz espiritual que se requieren para pasar por la vida son algo que está dentro de ti. Así que la película es esperanzadora en cuanto Gil llega a la conclusión de que es mejor no engañarse a uno mismo; aunque sea más agradable y menos doloroso; es mejor no hacerlo".
"Creo que la película no podría ser más esperanzadora por el sentido de infinitas posibilidades que existen en un lugar como París", dice Wilson. "Eso es lo que celebra".