En "Nuestros hijos nos acusarán" aparecen discursos de científicos ante la UNESCO y también testimonios realmente estremecedores de afectados. Las consecuencias sobre la salud humana de los productos químicos de la agricultura convencional y transgénica no son nuevos. Y aunque el discurso oficial todavía lo defiende como la única salida para la alimentación mundial y niega sus graves efectos secundarios, las pruebas son cada vez más abrumadoras. La OMS decuncia que 3 millones de agricultores mueren al año por culpa de los agroquímicos, un auténtico exterminio campesino, pero ahora la toxicidad es colectiva y afecta fundamentalmente a la infancia.