Fox Searchlight Pictures presenta MI NOMBRE ES KHAN, interpretada por Shah Rukh Khan, Kajol, Jimmy Shergill y Tanay Chheda. Dirigida y producida por el aclamado realizador Karan Johar, el guión se debe a las plumas del mismo Johar y de Shibani Bathija. El equipo de producción incluye al director de fotografía Ravi K. Chandran, a la montadora Deepa Bhatia, a la diseñadora de producción Sharmishta Roy, a los diseñadores de vestuario Manish Malhotra y Shiraz Siddique, y a los directores musicales Shankar, Ehsaan y Loy.
La Odisea de un Khan (por Shah Rukh Khan)
El valor no siempre consiste en un rugido que deba ser oído por todo el mundo. En ocasiones es un sigiloso susurro dirigido a uno mismo que dice: "Mañana lo intentaré de nuevo".
En un mundo que no puede estar más atareado buscando a un héroe, o creándolo cuando no lo encuentra, MI NOMBRE ES KHAN es una discreta voz interior que susurra: "Para andar por el camino recto, para encontrar respuestas, para salvarte a ti mismo y al mundo contigo, no necesitas llevar una coraza exterior y poder volar". Todo cuanto te hace falta es una sutil conciencia que te diga que las sencillas verdades de la vida son las que más importan. Lo que está bien y lo que está mal no forman una ecuación compleja. Es exactamente tan sencillo como la venida del día después de la noche; el amanecer que sigue al ocaso. Tan sencillo que uno puede ver a KHAN como un ser anormal en el mundo actual de la imperante y neurótica búsqueda de la cordura.
Podría parecer extraño decir que hemos creado una película de superhéroes. Un héroe que tiene el síndrome de Asperger en un simplón y no tiene más superpoder que su propia humanidad. En eso es verdaderamente en lo que creo que consistió mi experiencia al realizar esta película. En que para ser un héroe todo lo que uno necesita es la bondad básica de los seres humanos, algo que escasea tanto; podríamos creer que el protagonista de esta película provenga de otro mundo.
Vista a través de los ojos de este personaje, la odisea que viví me hizo darme cuenta de que es posible resultar muy especial siendo una persona normal. El rodaje de la película nos llevó por todos los Estados Unidos (algo que resultó agradable con la excepción del frío que hacía en Los Ángeles) y yo pude ver que el pilar que sostiene la película el Islam y el Mundo Occidental se percibe de forma sorprendentemente honesta y equilibrada entre los norteamericanos; en especial, por parte del equipo técnico que trabajó con nosotros. Comprendieron que en una guerra que no fue desencadenada por ninguna de las dos partes, las vidas que pierden una y otra merecen igual afecto, respeto y consideración. También comprenden que, tal y como Platón escribió, "los muertos son los únicos que han visto el fin de la guerra". Cuanto antes podamos detener este conflicto sin sentido, más felices serán nuestras vidas.
Como comentario personal, quisiera decir que, como actor, no tengo muy afinado el arte de la sutileza y la compostura, pero mi amigo y director Karan Johar ha dado muestras de disponer de madurez en cantidades industriales no sólo dirigiéndome, sino manejando tan peliagudo tema en su conjunto. Verdaderamente él es el héroe de esta película porque ha sido capaz de preservar la complejidad del síndrome de Asperger, del mundo occidental y del conflicto islámico. Todo esto lleva entretejida una historia de amor, tan maravillosamente sencilla y con la que es tan posible identificarse, que en realidad parece sacada de un mundo distinto. Desde la realización de la secuencia de la inundación, pasando por la captación de este personaje neuro-atípico, hasta gastar más de lo que se puede para realizar una película con un corazón tan grande como el del realizador, sólo puedo estar agradecido por ser una pequeña parte de esta aventura.
También quiero dirigir unas palabras a nuestros distribuidores, Fox: Todos nosotros podríamos habernos desanimado a mitad de la película de no haber sido por el ánimo que nos infundisteis incorporándoos al grupo para lograr que esta película llegara a todos los públicos del mundo. ¡Un millón de gracias, muchachos!
Ruego a Alá que lo que decimos por medio de esta narración tenga sentido emocional para todos, y que, a nuestra manera, nos haga sentir que hemos contribuido a recorrer el camino que lleva a la cordura, la normalidad y la sencillez que tanto necesita el mundo actual. Como diría Rizvan Khan:
"Ahora está arreglado y funciona".
"Es una épica historia de amor entre dos personas que tienen una forma singular de ver el mundo" - Karan Johar. Director y Guionista
La odisea comienza
Ambientar una epopeya dramática en la Norteamérica posterior al 11-S, es algo que cabe esperar de un realizador estadounidense contemporáneo. Sin embargo, la onda expansiva de este catastrófico suceso continúa rebasando las fronteras y transcendiendo de las ideologías, inspirando nuevas obras de arte procedentes de los lugares más inconcebibles. Para el director indio Karan Johar, lo que inspiró MI NOMBRE ES KHAN fue una posibilidad de aportar una nueva perspectiva a un mundo que permanece sumido en la intolerancia y los malentendidos culturales.
A Johar le entusiasmaba hacer realidad esta idea, un híbrido de lo personal y lo épico, enmarcándola con la historia de una pareja india transcultural que vive en los Estados Unidos después de los sucesos del 11-S. Se enfrentarían a la agitación social que afectó a tantas personas originarias del Sudeste Asiático a las que, sin pensarlo dos veces, se consideró generalmente como terroristas sin más fundamento que sus características físicas y su iconografía cultural. Más aún: el propio Johar quería comprender los efectos de que semejante dinámica llevara a los Sikhs a negar su propia identidad religiosa por miedo a ser perseguidos. Sin embargo, para humanizar unos temas políticos tan intensos, Johar trató de crear un hilo narrativo que consiguiera atraer al público a un espectáculo cuyo interés y emoción fueran universales.
"MI NOMBRE ES KHAN es, en el fondo, la épica historia de amor de dos personas que tienen una forma singular de ver el mundo", dice Johar acerca de la película. "Lo que la diferencia es el paisaje en el que el relato se desarrolla. Siempre es mi intención hacer algo distinto con mis películas, pero la constante que permanece es mi deseo de seguir examinando la multitud de formas como dos personas pueden enamorarse y seguir enamoradas independientemente de cualquier reto que ello les suponga, o de todos los que les salgan al paso".
Johar reconoce sentirse atraído por relatos que eliminan las capas que cubren una relación; por historias de compasión, compromiso y devoción entre adultos. Para Johar, a sus treinta y siete años, "esa fuerza especial" que se oculta en el interior de un individuo es lo que sustenta la búsqueda en pos del camino de regreso al centro de la realidad: cada uno de los demás. Porque los personajes, al igual que el público, tienen que ser transportados a través de mundos que alimentan y contribuyen a la amargura y el resentimiento, para tratar de comprender por qué las personas reaccionan ante determinadas cuestiones y situaciones. No otra es la razón por la que su propio viaje a través de Norteamérica demostró ser un valioso recurso a la hora de crear MI NOMBRE ES KHAN, transmitiendo a los papeles centrales de Rizvan y Mandira una conmovedora veracidad.
"Cuando vemos a Rizvan y a Mandira compartir un momento de ternura", dice Johar, "comprendemos cuán dificultoso debe ser para ambos ya que sus expresiones de amor son tan distintas de lo que hasta ahora ha sido la norma en el cine indio".
Durante sus viajes por los Estados Unidos, Johar asistió a menudo a cenas y participó en la discusión de temas que eran primordiales entre los intelectuales indios que viven en Nueva York. Éstos compartían, con tanta pasión como dolor, la difícil situación que experimentaban sus compatriotas en Norteamérica; que no eran intelectuales ni podían defenderse de una creciente marea de animadversión y confusión creada después de los ataques del 11-S.
"Me pregunté qué efecto tendría esa clase de tensión y de miedo en una pareja hindú-musulmana", observa Johar. "¿Se introduciría la agitación exterior en su hogar y pondría en duda la base de su matrimonio? ¿Echaría la mujer hindú a su esposo musulmán la culpa de las preguntas y el desdén a que tendrían que enfrentarse por un apellido? La historia de esta pareja y la forma como sus vidas habrían cambiado me infundieron el deseo de examinar el paisaje social de los Estados Unidos a través de los ojos de una pareja inocente atrapada las situaciones extremas de la política y la propaganda".
A medida que Johar, que nació en Bombay, iba recorriendo los Estados Unidos, se reunía con organizaciones musulmanas locales que ardían en deseos de contar nuevamente el acoso al que se enfrentaban no sólo en las grandes ciudades sino también en los pueblos más pequeños.
"Cuando conocí a esas personas", recuerda Johar, "que podían decirme de primera mano la sensación que producía el lanzamiento de piedras y botellas contra sus mezquitas, el vandalismo que sufrían sus negocios y la intimidación de sus hijos en la escuela, una voz interior me gritaba: Pero, ¿es que estas personas, estos norteamericanos tan cultos, no entienden que no se puede catalogar a todo un continente basándose en los horripilantes actos de un puñado de personas? Al final, uno se da cuenta de que no pueden entenderlo porque nadie se lo enseñará. Fue entonces cuando me di cuenta de que la historia de esta pareja podía tener la máxima repercusión si alguien sacrificaba algo para hacer llegar un mensaje de tolerancia a una nación confusa y herida".
Quién es Khan: La Creación de un Héroe Inhabitual
A su regreso de los Estados Unidos, Johar se puso en contacto con la guionista Shibani Bathija, que había colaborado con el director en su anterior película, "Kabhi Alvida Naa Kehna (Nunca Digas Adiós)". A Bathija le encantó la oportunidad de contar una historia de amor de un tipo distinto, aceptando el desafío con entusiasmo.
"El punto fuerte de Karan como narrador", asegura Bathija, "es su capacidad de comprender y ver relaciones de una forma que a la mayoría de nosotros nos pasa desapercibida. En una sala, Karan observará minuciosamente una cierta dinámica. Si el tema es una persona que él no conoce, ideará para ella sus propios antecedentes de la trama. Sus películas han descrito el amor y la camaradería de forma tan sencilla como es posible sin desleír las complejidades y las reyertas a las que se enfrentan las parejas hoy en día, tanto en su país como en el extranjero. Con MI NOMBRE ES KHAN, queríamos apartarnos de la historia del héroe cinematográfico indio quintaesenciado y, en vez de ello, relatar la de un hombre, la de una pareja, a quienes algo los hace diferentes del resto de nosotros".
La primera tarea era la de dar a Rizvan Khan la adecuada motivación para su odisea. Más importante era la necesidad de evitar que su deseo de declarar: "Mi nombre es Khan y no soy un terrorista", perdiera fuerza convirtiéndose en una polémica que menguara la realidad emocional del relato.
"Muy pronto nos dimos cuenta de que el guión no debería contener un exceso de sermoneo", afirma Johar. "Tampoco queríamos que el punto de vista del protagonista fuera blanco o negro. Pretendíamos que no fuera agresivo ni arrogante, evitando incluso el riesgo de que su aventura resultara recargada o aplastante a fuerza de rectitud. Aspirábamos a que sus intenciones tuvieran su origen en una pureza simplista".
Después de discusiones sin cuento y de devanarse los sesos hasta el infinito, Johar y Bathija crearon una solución sin igual. Querían hacer de Rizvan alguien que pudiera contemplar el mundo a través de unos ojos completamente diferentes, contribuyendo así a crear un historia atractiva y divertida. Investigando y deliberando con sumo cuidado, tomaron la decisión de que Rizvan fuera un hombre que padeciera del síndrome de Asperger.
"No queríamos que Rizvan fuera víctima de un impedimento ni de una discapacidad", explica Bathija. "No queríamos que en su odisea se enfrentara a más dificultades todavía. Alguien que sufre de Asperger conserva la capacidad de desenvolverse en el mundo de forma independiente e inteligente, quizá con un nivel de inteligencia superior al de la mayoría de personas atípicas. También me sentí atraída por la literalidad que va asociada con el Asperger. Cuando uno se comunica con alguien que tiene un autismo muy desarrollado, es preciso ser muy cuidadoso con lo que se dice porque dicha persona tomará en sentido literal todo cuanto se le diga y lo asociará en su mente con hechos para comprender totalmente lo que uno trata de decirle".
Esa literalidad es lo que resulta ser el catalizador que pone a Rizvan en camino. Desolada por la pena causada por una tragedia familiar resultante de una virulenta paranoia cultural, Mandira le grita a Rizvan que vaya a buscar al presidente de los Estados Unidos y le convenza de que su nombre puede ser Khan, pero que él no es un terrorista. Sin embargo, tan dramático recurso también exigía una mano delicada y un trato respetuoso, además de la cuidadosa investigación de los guionistas.
"Utilizamos el Asperger de Rizvan de forma cuidadosa y sensible", añade Bathija, "incorporándolo a toda decisión que toma como personaje".
Johar añade que "no sería capaz de mirarme a la cara si tuviera la sensación de que, en esta película, había representado de forma errónea a toda una comunidad de personas por no haber realizado una investigación adecuada por pura holgazanería. Más que la cierta responsabilidad que sentía, mi curiosidad por aprender más acerca del Asperger y de la forma como las personas que lo padecen logran llevar una vida feliz y afortunada a pesar de todo, fue lo que hizo que la empresa de crear estos personajes y descubrir sus rarezas me resultara aún más liberadora".
A Bathija le llegó la hora de emprender su propio viaje, que le condujo hasta Chris y Gisela Slater-Walker, autores de "An Asperger Marriage".
"A Chris le diagnosticaron Asperger después de que la relación ya hubiera comenzado", explica Bathija. "En cierto sentido tuvieron que olvidar y aprender desde el principio su forma de comunicarse mutuamente, mientras trataban de comprender cuáles eran las limitaciones de la enfermedad de Chris. Su libro me afectó profundamente y, en especial, las partes en las que se enfrentan a las enormes dudas que la gente en general y los psicólogos en particular abrigaban acerca del éxito de un matrimonio uno de cuyos cónyuges padecía de Asperger".
Después de haber pasado una temporada con la pareja, le fascinó la asombrosa perseverancia que los Slater-Walker ponían en la comunicación de sus pensamientos, sus sentimientos y su temor. En opinión de Bathija, lograban llevar una vida cotidiana de una forma desconocida por las parejas de hoy en día.
"Recuerdo que me decían que si Chris necesita transmitirle algo a Gisela", explica la guionista, "le envía un e-mail en el que detalla lo que trata de decirle. Aunque viven en la misma casa, para comunicar ciertos asuntos utilizan la palabra escrita. ¡Me pareció increíblemente romántico! Después de haberles conocido, una vez que me puse a escribir, me di cuenta de que nada es imposible para estos personajes, que siempre es posible crear un sendero propio, independientemente de lo que disponga la mayoría, y, como escritora, descubrí mi libertad".
Johar asegura que, a medida que avanzaba el proceso de elaboración del guión, establecer contacto con la Sociedad Nacional de Autismo (NAS) resultó esencial para conseguir información explícita sobre su trabajo. Habla de las conversaciones mantenidas con la NAS como de una experiencia iluminadora y memorable.
"Comprender cómo se mueven por el mundo algunas personas cuyo conjunto de capacidades cognoscitivas son totalmente distintas, supone que uno comience a valorar sus propias hazañas y logros personales", explica Johar. "Lograr su apoyo y su aportación no sólo era necesario para Shibani y para mí, sino que también resultaba imprescindible para mantener una cierta sinceridad en la narración. Si no hubiéramos obtenido esa información, Rizvan Khan no estaría muy contento".
Khan es Khan: Elaborando el Reparto de la Película
"Cuando te abandoné, Mandira, sentí dolor en el pecho. Creí que era una congestión. No lo era porque bebí mucho zumo de jengibre, pero el dolor continúa".
Cuando MI NOMBRE ES KHAN entró en el proceso de reparto de papeles, Johar recurrió al actor que ha dejado una presencia indeleble en todas sus películas, la leyenda de Bollywood, Shah Rukh Khan. Dar vida a Rizvan supondría un señalado cambio para tan relevante actor, un artista famoso principalmente por haber sido parte fundamental de grandes éxitos comerciales. Sin embargo, fueron la circunspección y la paciencia del papel lo que resultó irresistible para estos antiguos amigos y colaboradores.
"Yo he observado desde muy cerca la carrera y la capacidad como actor de Shah Rukh", dice Johar. "Le he visto monopolizar cada género cinematográfico y descollar en todos ellos. Es una superestrella para más de mil millones de personas porque Shah Rukh Khan no descansará hasta haber entretenido al espectador hasta el tuétano. Con una carrera cuyo éxito crece sin parar, uno tiende a detenerse y preguntarse: Ahora que ha interpretado a todos los tipos de héroe imaginables que puede ofrecerle la industria cinematográfica india, ¿cuál será su siguiente paso? Los retos que un actor necesita en la flor de su carrera tienen que ir emparejados con una cierta madurez y perspicacia que sólo se consiguen una vez cumplidas ciertas expectativas".
Para Khan, el reto era buscar un personaje que ampliara y profundizase su amor por el arte. Hacerse cargo del papel de Rizvan también le brindaría una oportunidad no sólo de ponerse a prueba como artista, sino que también daría forma a su propio entendimiento de las capacidades y limitaciones humanas.
"Es necesaria mucha confianza y fe para entregarse por completo a un personaje tan singular y estrafalario como Rizvan", precisa Khan. "Karan es uno de los nuevos realizadores en quienes puedo depositar esa confianza".
Sumergiéndose en la investigación del Asperger, Khan conoció y pasó mucho tiempo con quienes padecen tan misterioso síndrome, además de viendo documentales realizados por y para personas autistas.
"Recuerdo haber leído El Curioso Incidente del Perro a Medianoche, de Mark Haddon", nos cuenta Khan, "y haberme quedado completamente impresionado por la honestidad de la escritura y por el funcionamiento interno de un joven autista. Su razonamiento y sus motivos me llegaron y me sentí atraído hacia tan especial trastorno. Cuando Karan me dijo que yo iba a interpretar a un hombre con Asperger, no dejé pasar la oportunidad de darle vida de la forma que, para mí, tuviera sentido pero que a la vez estuviera en sintonía con determinados hechos y rasgos que constituyen los cimientos de semejante personalidad".
Igualar la fuerza de una estrella como Khan exigía una primera actriz de estatura e intrepidez. Johar procuró afanosamente hacerse con los servicios de Kajol Devgan. Una galardonada actriz de una fuerza y una popularidad portentosas, Devgan compartía con Khan la distinción de ser importante para la realización de Johar.
"La mayor virtud de Kajol como intérprete consiste en que no se da cuenta en absoluto de la fuerza y la presencia que tiene delante de una cámara", asegura Johar. "No se agobia con demasiados ensayos y no te rompe la cabeza con las complejidades del guión. Tiene una inteligencia envidiable que le permite pasar perfectamente de uno a otro de los personajes que interpreta, independientemente de sus antecedentes o de la finalidad que tengan en el relato".
Devgan, cuyo último proyecto "U, Me, aur Hum" le valió a la actriz grandes elogios por su interpretación de una mujer que sufre Alzheimer, se sintió atraída por MI NOMBRE ES KHAN por un motivo muy específico. Después de haberse labrado una carrera de enorme éxito comercial, el paréntesis que se había impuesto sólo podría verse interrumpido por la tentación de papeles que fueran retadores y excitantes, sin que importara quiénes fueran los realizadores involucrados.
"La gente dice que entro y salgo de mi retiro y que sólo actúo en las películas de Karan", dice, riéndose, Devgan. "Aunque soy una persona leal, nada podría estar más lejos de la verdad. Necesito una razón buenísima para abandonar las comodidades de mi hogar y mi familia para dedicar jornadas inacabables a una película en la que pueda creer y quiera ver. Las películas de Karan siempre encienden en mí la chispa del entusiasmo. Quizá me conoce demasiado bien y sabe exactamente qué es lo que me hace salir de casa; quizá, en cierto sentido, pueda apalancar su amistad y elevarla al plano profesional, pero, al fin y al cabo, la prerrogativa de rechazar un proyecto es siempre mía".
Devgan reveló que nunca había experimentado ningún tipo de conflicto a la hora de trabajar en un proyecto cinematográfico de Johar; tan profunda es su relación con el director.
"Sabe cuándo darme rienda suelta y cuando sujetarme", añade Devgan. "Hemos desarrollado la habilidad de, una vez en el plató, funcionar empleando sólo las palabras y las emociones que sean verdaderamente necesarias para que yo me introduzca en el personaje. Llegar al trabajo no me supone en realidad un trabajo. Es más como una extravagante vacación con mis amigos, en la que todos nos reunimos para contra historias que, así lo esperamos, impresionarán a un público que nos ha sido leal".
Como Rizvan y Mandira eran primordiales para el universo de MI NOMBRE ES KHAN, la autenticidad emocional de todo el proyecto recaería de lleno sobre los hombros de los actores que encarnasen a ambos personajes. La tarea de que se trataba era conseguir un firme compromiso por parte de Khan y Devgan, lo que, por un momento, pareció una posibilidad difícil para Johar.
"Yo habría podido hacer una película sin Shah Rukh ni Kajol", afirma el director, "pero me habría partido el corazón contar mi historia prescindiendo de los mejores actores que ha dado el cine indio en tres décadas. Yo sé lo que Shah Rukh espera hacer como actor. También sé que Kajol, que ahora es madre, dotaría a Mandira de una gracia y una ternura que llegaría al público en el mismo momento en que ella abriera los ojos".
Logrado por fin el concurso de ambos actores, el proceso de darle vida a MI NOMBRE ES KHAN podía comenzar de veras, presentando una nueva serie de retos que el director recibió encantado.
"Yo sabía los retos que quería fijarme, y ante qué público quería presentarme con esta película", dice Johar. "Sabía que, sólo porque deseara enfocar el cine de forma distinta, ello no suponía abandonar lo que ya sabía. Si voy a zambullirme en un masa de agua que no conozco y a probar un nuevo estilo para mantenerme a flote, voy a asegurarme de que quienes naden a mi lado vayan a hacer frente a los mismos retos. Lo que durante todo el proceso de realización de esta película me dio la máxima seguridad, fue saber que todas las anclas estaban en su sitio y que todos cuantos me rodeaban me ayudarían a mantener mi mente abierta y presta a la investigación".
Haciendo de "Khan" una realidad: Acerca del Equipo de Producción
"Las buenas personas hacen buenas acciones; y en tiempos difíciles, ponen las necesidades de muchos por encima de las suyas propias".
A pesar de que MI NOMBRE ES KHAN sea la cuarta película de Johar, la reputación del realizador fue un elemento clave para poder reunir a un galardonado equipo creador. Ansioso de incorporar a los mejores talentos, Karan buscó a artistas y técnicos cuyas voces hablaran alto y con confianza. La estrategia inicial del descollante director de fotografía Ravi K. Chandran era crear una estética y textura sofisticadas para la fotografía de MI NOMBRE ES KHAN. En el fondo, la película es una epopeya de carretera que recorre una Norteamérica claramente distinta, lo que constituye una rara visión en el cine indio. El perspicaz punto de vista que tiene Rizvan sobre la vida en un mundo extraño, brindaba enormes oportunidades visuales para subrayar las vigorosas manifestaciones hechas por MI NOMBRE ES KHAN.
"Muchas películas indias se ruedan en Norteamérica", dice Chandran. "Habitualmente, son las grandes ciudades las que se muestran de determinada forma, con una grandeza que se espera que provoque una cierta fantasía entre el público. Esta película es única en su planteamiento, ya que una gran parte de ella está ambientada teniendo como fondo una región más rural del centro de los Estados Unidos. La odisea de Rizvan a través del país, además del vasto paisaje de los Estados Unidos, necesitaba tener una cierta alma. Ya que estamos viendo gran parte del país desde el punto de vista de Rizvan, yo quería mostrar la belleza de las llanuras norteamericanas a través de una lente sencilla e inocente; sin recargamientos y directa".
De forma similar, la diseñadora de producción Sharmishta Roy pretendió cerciorarse de que la película captara el delicado equilibrio entre la descripción de Norteamérica y su forma de vida tal y como las perciben la mayoría de los indios. Al mismo tiempo, el diseño de Roy también tendría que proporcionar un escaparate para el interior de la Norteamérica de las ciudades pequeñas y la enorme fuerza con que ello repercute sobre las actitudes de sus habitantes. Colaboradora habitual en todas las películas de Johar, el plan de Roy consistía en captar la esencia de las bolsas del país más pequeñas y menos conocidas.
"Creo que para comprender los Estados Unidos", asegura Roy, "hay que visitar ciudades pequeñas como las californianas Lancaster, Healdsburg y Sonoma, donde las prioridades son distintas. Las personas no están atrapadas en ninguna competición encarnizada, los forasteros son invitados y existe la abundancia. Son pequeñas ciudades rebosantes de corazones no tan pequeños".
Roy cuenta una experiencia ocurrida durante el rodaje de la película en una casa particular de Healdsburg, que resultó ser su particular momento KHAN.
"Conocí a un arquitecto que era amigo del dueño de la casa. Viendo su interés en mi obra, le mostré mis diseños para el plató de la ciudad de Wilhemina. Durante las dos horas siguientes, examinó mis diseños, compartiendo conmigo sus ideas y experiencias. Su generosidad me emocionó profundamente".
A pesar de los diseños, a menudo extravagantes, asociados con las películas de Bollywood, Johar tenía un plan creativo distinto para sus diseñadores de vestuario, Manish Malhotra y Shiraz Siddique. Les alentó a eliminar las florituras y los adornos habituales del diseño del cine indio. En vez de ello, tenían que concentrarse en crear un guardarropa que se ajustara de la mejor manera a las vidas de las personas auténticas.
"La garra de la película reside en el argumento y, en última instancia, en las interpretaciones", explica Johar. "Esta película no necesita tonos chillones ni tampoco nada superfluo. Yo quiero que mis actores tengan un bello aspecto y nunca puedo apartarme de esa idea, pero también necesitaba que parecieran reales, accesibles y que no fueran conscientes de su atuendo exterior. Para mí era de vital importancia que fueran tan auténticos como los personajes y el mundo en que éstos viven".
Las instrucciones que dio Johar a sus leales diseñadores se redujeron a una sencilla serie de preguntas. Antes de escoger un vestido o un conjunto de prendas, tenían que pensarlo dos veces y preguntarse: "¿Es asequible, accesible y fiel a los personajes?".
Una vez recibidas sus instrucciones, Malhotra y Siddique comenzaron a reunir diferentes aspectos sin más guía que la sencilla estética de Johar. Para Malhotra, que ya es una figura consolidada e influyente en la alta costura india, este encargo supondría apartarse radicalmente de los opulentos trajes que había diseñado para la gran pantalla y que le habían valido el éxito de varios premios.
"Durante años nuestra vida ha sido una continua fiesta vistiendo a actores con ropa verdaderamente de moda, cara y vistosa", afirma el diseñador. "Al fin y al cabo, el público indio quiere que cuando vaya a ver una película, la pantalla salte y bulla de vida y el diseño es un componente irremplazable para crear ese efecto. Sin embargo, MI NOMBRE ES KHAN resulta sobria en tantos aspectos que lo lógico era abordar el diseño desde un punto de vista simplista".
Aunque Mandira es una madre soltera que trabaja, los diseñadores quisieron dotarla de una apariencia que reflejara sus ganar de vivir. Es una persona práctica que en cualquier momento dado corre de un extremo al otro de la ciudad; literalmente, un modelo de funcionalidad natural.
"Para su presentación en la película y a lo largo del desarrollo de la historia de amor", dice Malhotra, "he conservado su aspecto jovial y divertido sin que pareciera demasiado joven ni demasiado impaciente por ir a la moda. Sus vestidos y sus originales abrigos y accesorios transmiten su espíritu bohemio".
Una vez que se intensifica el arco dramático de la narración, los colores que luce Mandira se vuelven apagados y sombríos, comunicando su estado de angustia cuando Khan emprende su odisea, alejándose de ella y de la vida que ambos comparten.
"La transición era difícil de conseguir porque no es posible suponer que un personaje salga a comprarse un guardarropa completo que case con su estado de ánimo", añade Malhotra. "La elección tenía que ser inteligente e innata. Creo que hemos conseguido para Kajol un aspecto verdaderamente accesible y con el que es posible identificarse. No sé cuántas modas nacerán de esta película, pero, para empezar, ésta no es la clase de producción que aspira a lograrlo. El material con que está hecha MI NOMBRE ES KHAN tiene más hondura que el tejido que envuelve a la primera actriz, y creo que el público apreciará la coherencia del aspecto de cada elemento de la película".
La tarea de vestir a Rizvan no fue menos específica ni meticulosa para el diseñador Shiraz Siddique, y a ella se entregó con gran fervor.
"Investigué mucho sobre las personas que sufren de Asperger y autismo, y supe que son maniáticos con los colores y la organización básica de la ropa que llevan", dice Siddique. "Sus ropas son siempre funcionales y prácticas, nunca demasiado atrevidas ni llamativas. El reto consistía en vestir a Shah Rukh Khan, un icono para millones de personas, con colores apagados y discretos, sin que de ningún modo pareciera ir disfrazado".
Es una verdadera ayuda que el primer actor pueda ponerse literalmente cualquier cosa; pero esta vez Khan necesitaba confundirse con el paisaje; un nuevo aspecto muy interesante para un actor conocido por papeles en los que se le exige que destaque. Si algo podemos decir, es que Khan interpretaba a un personaje que literalmente iba vestido con su estado de ánimo".
"Pantalones de corte sencillo y camisas muy básicas formaban su guardarropa", añade Siddique. "Queríamos que se mezclara con la multitud y el escenario sin que desapareciera por completo. Tuve que asegurarme continuamente de eligir cada día el vestuario basándome en lo que, según lo que a Rizvan le pasaba por la cabeza, tenía sentido que llevara ese día. Si hace un buen día, quizá no se ponga una camiseta, pero elegirá su camisa con todo cuidado. Para mí era importante no perder de vista ni por un momento los matices de las escenas ni la gráfica del desarrollo del personaje para que su aspecto siguiera siendo coherente, permitiéndole a la vez evolucionar como lo hace el personaje en el transcurso de la película".
El trabajo de Malhotra y Siddique también puede apreciarse en el paisaje más amplio que rodea al viaje de Rizvan. Los diseñadores confeccionaron la ropa del resto del reparto prestando mucha atención a los detalles reflejados por las regiones que aparecen en el relato y remitiéndose a los medios de comunicación norteamericanos. Con todo, era necesario que la película proyectase un reflejo más amplio y, mediante esa experiencia, el equipo consiguió un nuevo reconocimiento para su arte.
"Cuando Rizvan emprende su odisea y se encuentra con distintos pueblos de diferentes partes del país", prosigue Siddique, "el diseño tenía que ser completamente natural para las ciudades que visita. Me he remitido a muchas películas y programas de televisión norteamericanos para obtener una imagen tan actual como sea posible de lo que lleva el norteamericano medio y las tendencias que sigue. También necesitábamos captar la forma como los indios que viven en Norteamérica incorporan su cultura y estilo originarios a la ropa que llevan cada día en los Estados Unidos. Toda la experiencia ha resultado extremadamente tonificante para mí. Ahora sé que es en realidad más difícil diseñar personajes reales que fantásticos o, como dicen en la India, 'peliculeros'".
Cuando llegó el momento de añadir un diseño "sónico" distintivo a MI NOMBRE ES KHAN, Johar se dirigió instintivamente a un trío de músicos progresistas, Shankar, Ehsaan y Loy, para que colaboraran con él por tercera vez en la creación de la banda sonora.
"Rizvan Khan no puede ponerse a cantar una canción de forma aleatoria, que es lo que se sabe que hacemos en nuestras películas", dice Johar. "Queríamos apartarnos de las canciones simuladas con play back, pero pretendíamos que la melodía fuera sólida y perdurable. Shankar, Ehsaan y Loy equilibran perfectamente Oriente y Occidente y fueron capaces de aportar al álbum un sonido verdaderamente singular".
Los realizadores pudieron contratar al renombrado vocalista Raahat Fateh Ali Khan para que pusiera en las canciones una textura y un alma que ayudara a llevar al público de todo el mundo a experimentar un lado diferente de la música cinematográfica india que antes les era desconocido.
"La banda sonora de MI NOMBRE ES KHAN es notablemente madura y para mí fue, una vez más, un proceso de exploración", prosigue Johar. "Si podemos seguir elevando el nivel de las canciones de las películas indias en nuestro país, entonces espero que esta banda sonora se una al resto de álbumes verdaderamente extraordinarios que el cine indio ha producido".
De forma muy parecida a la larga odisea que vive su protagonista, MI NOMBRE ES KHAN recorrió el planeta, rodando en Bombay, Los Ángeles y San Francisco. Con un calendario inicial de ciento quince días, la fotografía principal comenzó el 19 de diciembre de 2008 en Los Ángeles, prolongándose durante un mes antes del regreso a Bombay para el trabajo en interiores y escenarios. La producción volvió a los EE. UU., en esta ocasión a San Francisco, en junio de 2009 para rodar escenas en la zona de la bahía.
"Yo había programado el rodaje para un determinado número de días tomando en consideración los diversos climas y ubicaciones que invariablemente nos encontramos durante la filmación", dice el primer ayudante de dirección, Karan Malhotra, que trabajó con Johar por primera vez. "Lo que podría haber sido un calendario angustioso resultó ser un verano realmente tonificante que pasamos explorando San Francisco con algunos colegas fantásticos. La historia de amor de la película fue rodada íntegramente en San Francisco, y creo que la energía que pusimos en ello saltará a la vista en el producto final".
MI NOMBRE ES KHAN pondría fin a la producción en Bombay, que aportaría su propia dosis de globalización cultural. El plan final de la película exigía la creación de Wilhemina, una ficticia ciudad de Georgia situada en lo más profundo del Sur de los Estados Unidos. Construida en una extensión de terreno de Bombay, la producción se dispuso para que fuera arrasada en la culminante escena del huracán, que también es el momento crucial de la odisea de Rizvan.
Lo que sin duda alguna es el plató más ambicioso jamás construido por la diseñadora Roy, fue edificado en un enorme depósito de agua que contuviera la resultante de una crecida y crease la ilusión de una ciudad sumergida. Centenares de extras extranjeros fueron trasladados al lugar del rodaje para garantizar la autenticidad de las escenas, gigantesca empresa que constituyó un final adecuado para la tarea, formidable y emprendida sin reservas, de llevar a la pantalla MI NOMBRE ES KHAN.
Dentro de los parámetros de la epopeya cinematográfica quintaesenciada, Johar reconoce que el proceso de la creación de MI NOMBRE ES KHAN fue una sucesión de primeras ocasiones y de obsesiones con probar algo nuevo. El reto de cumplir las exigencias del proyecto fue afrontado por su reparto y su equipo técnico, que prestaron una gran atención al guión y a sus temas. Sin embargo, sus propias experiencias estarían al servicio de la tarea de ofrecer a un público exigente algo que pudiera considerarse como tradicional y osado, a lo que hay que añadir el inequívoco mensaje de tolerancia que le da a la película su alma.
"MI NOMBRE ES KHAN está ambientada en los Estados Unidos pero el sentimiento de la película está realmente arraigado en problemas a los que los indios se enfrentan en su país, incluso hoy en día", dice Johar. "Quisiera que la gente entendiera que no es posible hacer a todo un pueblo responsable de los actos de unos pocos. A pesar de nuestras muchas religiones y numerosos idiomas, todavía no hemos logrado dominar el arte de convivir y relacionarnos. Gran parte de la tolerancia que Rizvan espera infundir a los norteamericanos durante su viaje es el mismo mensaje de tolerancia que podría tener impacto y, ojalá, ser beneficioso para todos los indios del mundo que siguen abrigando prejuicios recíprocos. Al final, uno se da cuenta como realizador de que el cine no puede siempre cambiar los corazones y las mentes de mil millones de personas, pero sí puede dar pie a una conversación y, en ocasiones, eso es todo cuanto se necesita para encender el fuego".