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  Siempre hay tiempo  (Héctor y Bruno)
  Dirigida por Ana Rosa Diego
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La vida de Héctor habría acabado en su pueblo vasco sin grandes cambios si las circunstancias no le hubiesen obligado a marcharse de allí e instalarse en casa de su único hijo, con el que mantiene una relación muy distante.

Héctor conseguirá sobreponerse a este gran cambio con la ayuda de varios aliados. Su nuera Laura le empujará a reconciliarse con su hijo. Su nieto Bruno descubrirá en los valores de su abuelo la valentía para enfrentarse a los chicos que le acosan en el instituto; a cambio, le ayudará a conseguir a la dicharachera y vitalista Clara, gracias a la cual Héctor vuelve a confiar en el amor, un sentimiento adormecido desde hacía mucho tiempo.


Argumento
Héctor, un tranquilo anciano de un pequeño pueblo vasco, recibe una importante noticia: tiene que abandonar su pueblo antes de que las máquinas de demolición entren en su terreno. La construcción de una autovía es inminente. Héctor intenta resistirse y continúa con su quehacer diario, hasta el día en el que las grúas hacen su aparición en el pueblo.

Despojado de sus posesiones, Héctor se pone en marcha hacia la gran ciudad para reencontrarse con su único hijo, Pedro. Cuando Héctor consigue llegar a casa de su hijo, la sorpresa será mutua. Pedro se siente especialmente incómodo ante la visita de su padre. Héctor, por su parte, ve cómo sus valores y costumbres chocan con las del nuevo hogar.

La adaptación de Héctor no será fácil: su nieto Bruno es un adolescente con problemas y sus padres están atrapados en un ritmo de vida estresante, a caballo entre el trabajo, el yoga y la comida precocinada. Demasiado contraste para un hombre acostumbrado a los productos del huerto y a despertarse con el canto del gallo.

Aun así, pronto encuentra nuevas amistades como Luis o Clara, una anciana divertida que intenta seducirle. Además, Héctor empieza a acercarse a su nieto Bruno y descubre que éste víctima de burlas en su instituto. De ahí que el valeroso abuelo decida organizar una banda de ancianos para ayudar a su nieto.

Una vez resuelto este problema aparece un nuevo frente. Laura, su nuera, se siente cada vez más sola y está atravesando una fuerte crisis con Pedro. Héctor empieza a tomar cariño a su nueva familia. Es entonces cuando sale al descubierto algo que Héctor había estado ocultando: su repentina visita a la ciudad se debe a que ha sido expropiado de su casa en el pueblo.

Héctor y Pedro, padre e hijo, dejan aflorar todos los resentimientos del pasado. Se provoca un conflicto entre "los dos padres" de esta familia hasta el punto que el anciano decide abandonar la casa en plena noche. Héctor busca refugio en Clara, con quien vive una especial noche de amor. Aun así, a la mañana siguiente, por culpa de un malentendido provocado por el miedo tras tantos años de soledad, Héctor rompe también con Clara.

El anciano no tiene ya ninguna motivación para quedarse en la ciudad. Bueno, solamente una: despedirse de su nieto Bruno antes de regresar hacia el norte. En este divertido reencuentro el nieto le abre los ojos a su abuelo sobre el malentendido con Clara. Gracias a la ayuda de su nieto, Héctor consigue reconciliarse con Clara y con Pedro y encontrar, al fin, el amor y la familia que tanto deseaba.