The Tree de Julie Bertucelli con Charlotte Gainsbourg, Marton Csokas y Aden Young, presentada fuera de competición en la ceremonia de clausura del Festival de Cannes 2010.
La película es una adaptación de la primera novela de Judy Pascoe "Our Father Who Art in the Tree".
Entrevista con Julie Bertucelli
P: ¿Qué le hizo llevar a la gran pantalla la novela superventas de Judy Pascoe?
R: Siempre había querido adaptar El barón rampante, de Italo Calvino, pero ya que no era posible, empecé a buscar una historia con un árbol; se convirtió en una obsesión. Un primo mío me regaló Our Father Who Art in the Tree (Padre nuestro que estás en el árbol), de Judy Pascoe. Fue una revelación. El árbol es la figura central de la historia; el tema me motivó y me inspiró hasta el punto de empezar a imaginar mi segunda película.
Pero una productora australiana, Sue Taylor, ya había adquirido los derechos. Mi productor Yaël Fogiel y yo nos pusimos en contacto con ella. Vio mi primera película, Depuis quOtar est parti, y empezamos a trabajar. El libro está escrito desde el punto de vista de la niña, pero preferí escribir el guión desde el punto de vista de la madre. Quería hacer una película para adultos, con ternura y humor. La historia flirtea con la posibilidad de un mundo sobrenatural, y al mismo tiempo está profundamente anclada en el realismo y la simplicidad.
P: ¿Por qué decidió rodar en Australia?
R: No solo porque la historia fue escrita en Australia. La película usa la fuerza primitiva de los seres y de los elementos, y a la naturaleza como un reflejo de los sentimientos. Por eso nos pareció imperativo rodar en Australia, donde la naturaleza y sus excesos son asombrosos. Como realizadora francesa que observa a ese país desde la distancia, vi ciertas ventajas en que la historia transcurriera en las antípodas, como en el libro, en un escenario alejado de Francia, de mi casa, incluso de mí. El hemisferio sur, al otro lado del mundo, representa una cultura diferente, como la vegetación, el clima, el entorno. Todas estas diferencias enriquecen la historia y subrayan su universalidad. El duelo es similar al exilio, hay que arrancarse del otro, de una parte de uno mismo. Es un viaje que debe hacerse en solitario para despedirse del otro, aunque se le lleve dentro, como un exiliado que intenta mantener el contacto interior con sus raíces. Por eso me pareció importante contar esta historia lejos de mi hogar. Lo más lejos posible, al otro lado del mundo.
P: ¿Qué es lo que más le fascinó de esta historia?
R: Dos cosas: cómo se trata a la muerte y cómo la tristeza empuja a los personajes hacia otro lugar, a buscar consuelo en su imaginación. Simone, la niña, rehúsa sentirse triste e intenta encontrar otro modo de aceptar la muerte de su padre. En cierta forma, es lo mismo que mi película anterior, con la diferencia de que entonces era mentira, se trataba de esconder la muerte. LARBRE/EL ÁRBOL es el poder imparable de la vida imponiéndose a la tristeza. La voz del padre no se oye nunca; no es más que un susurro, una mezcla de rumor de hojas, ruidos de animales y viento, algo similar a un murmullo inaudible que hace dudar, pero que nunca llega a ser irreal. Las raíces del árbol parecen crecer muy deprisa, pero es realista debido a la sequía en la zona. Al igual que en la vida, existe un equilibrio entre la poesía y la sensibilidad, la duda y el misterio, la imaginación y la realidad, la emoción y el humor, la ligereza y la tristeza. Cuando ocurren cosas terribles, no queda más remedio que vivir con el dolor. Pero se puede transformar y usar esta emoción con creatividad.
P: El árbol es el personaje fundador, central. ¿Cómo lo encontró?
R: Siempre habíamos pensado en una higuera de la bahía Moreton. El libro transcurre a las afueras de Brisbane, y nos pareció un buen sitio para empezar. Pero hay cientos de higueras por allí. Debíamos encontrar la higuera perfecta, lo que representaba un reto importante. No podía estar rodeada de otros árboles, debía tener espacio libre a su alrededor para poder construir la casa. La conexión entre el árbol y la casa es crucial. También debía ser grande: la historia trata de la naturaleza, y la naturaleza siempre es mayor que los seres humanos, sobre todo en el continente australiano. Pero además, no solo quería un árbol grande, sino un árbol expresivo, que comunicara misterio, miedo y belleza. La solución más simple habría sido construir un árbol falso que encajara con lo que quería, pero desde el principio me empeñé en que estuviera vivo, que fuera natural, orgánico y real. Insistí en ello.
El árbol que escogimos es asombroso porque reúne todas estas cualidades, y también porque es muy atractivo. Es un árbol al que un niño puede trepar y al que querría trepar. A veces había hasta 20 personas encaramadas al árbol, pero era perfectamente seguro. Al subir la colina, aparecía el árbol y detrás del árbol, un paisaje asombroso.
P: ¿Hasta qué punto le influye su experiencia como realizadora de documentales?
R: Al rodar un documental suelen pasar cosas imprevistas. En una película de ficción también pasan, pero es diferente. Por ejemplo, estábamos rodando en la playa cuando el parte meteorológico anunció una tormenta de polvo para el día siguiente. Nos apresuramos a acabar para volver a tiempo al árbol, que no estaba cerca, para capturarlo en plena tormenta e integrar la escena a la película. Nunca es lo mismo con una máquina de viento. Puede que sea porque procedo del documental, pero estoy convencida de que la realidad siempre es más fuerte que lo creado artificialmente.
P: ¿Cómo encontró a Morgana Davies, la niña que interpreta a Simone?
R: Fue difícil encontrar a la niña adecuada que pudiera encarnar al personaje durante las nueve semanas de rodaje. Con Morgana no lo dudé, es asombrosa, conmovedora, preciosa y fuerte. No siempre se toman decisiones con la cabeza. Nos pasó lo mismo con el árbol. De golpe supimos que lo habíamos encontrado. El proceso fue muy largo; vi a más de doscientas niñas y más de mil árboles. Pero me es imposible definir por qué tomo una decisión, es instintivo.
P: ¿Y Charlotte Gainsbourg?
R: Al principio no pensé en Charlotte porque me parecía demasiado joven para el papel. Había olvidado que era madre. Era perfecta para Dawn como madre, mujer y casi niña a la vez. Charlotte es una de las actrices más asombrosas que conozco. Tiene mucha presencia, es encantadora y elegante. Basta con decirle unas cuantas palabras para que se meta dentro del personaje. Ilumina las escenas en las que está. Fue un regalo para esta película.
P: Al parecer fue un rodaje muy familiar.
R: Los niños aportaron mucha alegría al rodaje. Mis hijos, los de Charlotte, los de los miembros del equipo, de los actores, del productor estaban con nosotros. Nunca había trabajado con niños. Me obligaron a ser inventiva, a descubrir el mejor método para convencer a un niño de cinco años de que se esté quieto durante dos minutos. Pero me inspiró sentirme rodeada por tantos niños.
Críticas Francia
Elle - Florence Ben Sadoun (*****)
Un árbol inolvidable que arraiga en el espectador con la fuerza de unas imágenes conmovedoras mediante un susurro de hojas o un crujido de ramas.
Le Parisien - Marie Sauvion (*****)
Se detiene en la linde de lo fantástico, pero EL ÁRBOL seduce por su belleza y su singularidad desprovistas de psicología. Charlotte Gainsbourg vuelve a reinventarse con una interpretación desgarradora.
Excessif - Sophie Wittmer (****)
Las dos actrices, madre e hija en la pantalla, se hacen con este bello relato, filmado con elegancia y ternura por Julie Bertuccelli. Una bellísima película llevada por mujeres.
Filmsactu - Elodie Leroy (****)
Una película conmovedora, habitada por la presencia tranquilizadora, y a la vez inquietante, del árbol, por la gracia de Charlotte Gainsbourg y por el rostro luminoso de Morgana Davies.
La Croix - Jean-Claude Raspiengeas (****)
Una película muy dulce que desprende la poesía de la vida a través de Charlotte Gainsbourg, frágil y generosa, y de una niña australiana que se come la pantalla, Morgana Davies.
Le Monde - Thomas Sotinel (****)
Julie Bertuccelli ha llevado a la gran pantalla con grave simplicidad una película "familiar" que roza los límites de lo fantástico.
Libération - Anne Diatkine (****)
Encontrar una película alegre que hable de la ausencia no es habitual. Julie Bertuccelli se mantiene entre lo íntimo y lo inmenso, el dolor conocido y el desconcierto absoluto, el renacimiento de los sentimientos y su interiorización.
Marianne - Danièle Heymann (****)
Bonito cuento de amor y de ira llevado por las fuerzas conjugadas de la naturaleza y de la infancia, y del que Charlotte Gainsbourg es el alma.
Positif - Philippe Niel (****)
Al escenificar la fuerza desmesurada de la naturaleza australiana, Julie Bertuccelli permite abrir de par en par el destino de una familia.
TéléCinéObs - Jean-Philippe Guérand (****)
Un ritmo in crescendo a medida que aumenta la fuerza de los elementos. La realizadora saca todo el partido del decorado con un gran sentido del espacio y dirige, cual artista visionaria, la coexistencia de los seres humanos, los animales y hasta los vegetales en una tierra todavía reacia a la conquista.
Télérama - Samuel Douhaire (***)
EL ÁRBOL no es solo la emotiva crónica de una pérdida, sino también una bella lección de vida.
Le Journal du Dimanche - Alexis Campion (***)
Charlotte Gainsbourg ilumina esta conmovedora fábula francoaustraliana acerca del duelo.
Première - Bernard Achour (***)
Conocida por el tacto emocional que caracterizaba a la soberbia Depuis qu'Otar est parti, la realizadora añade aquí una elegancia visual con acentos poéticos y libre de remilgos superfluos.