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  On the road  (En la carretera)
  Dirigida por Walter Salles
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Una guía de viajero
Todos los protagonistas de la Generación Beat ven plasmado su alter ego en el libro de Kerouac, On the Road.

A continuación, una visión rápida del reparto.

REALIDAD / LIBRO / PELÍCULA

NEAL CASSADY - Realidad
DEAN MORIARTY - Libro
GARRETT HEDLUND - Película
El mítico poeta Beat, Neal Cassady, era encantador pero se había quemado de tanto perseguir la libertad, la carretera y las mujeres. Kerouac viajó con él a lugares muy remotos dentro de Estados Unidos. Todas estas aventuras enloquecidas están narradas en el libro On the Road, donde Neal se convierte en Dean Moriarty, el aventurero carismático que intimida a Sal Paradise. El papel pudo haber sido de Marlon Brando o de Brad Pitt, pero finalmente lo ha interpretado el genial Garrett Hedlund (Troy, Tron: El Legado).

JACK KEROUAC - Realidad
SAL PARADISE - Libro
SAM RILEY - Película
Jack Kerouac era el "El Rey de los Beats", un ángel vagabundo cuya prosa espontánea le colocó entre los gigantes más importantes de la literatura del siglo 20. En su obra maestra, On the Road, él mismo se coloca en el papel de Sal Paradise, un hombre joven algo retraído, fascinado y acogido por Dean Moriarty, con quien decide partir de viaje. Después de haber interpretado a Ian Curtis en Control, Sam Riley encarna ahora a Paradise, otro icono de la contracultura.

LUANNE HENDERSON - Realidad
MARYLOU - Libro
KRISTEN STEWART – Película
LuAnne se casó con Neal Cassady a los 15 años para divorciarse poco después, y seguir siendo su amante durante mucho tiempo. Estuvo con Dean y Sal mientras viajaban por Estados Unidos, experimentando – a veces muy crudamente - con drogas, alcohol y otros estupefacientes. En On the Road, LuAnne es Marylou. "No me parezco en nada a ella," dice la actriz Kristen Stewart quien, antes de hacer Crepúsculo, trabajó de musa sensual haciendo pucheros en Hacia Rutas Salvajes, dirigida por Sean Penn.

CAROLYN CASSADY - Realidad
CAMI LLE - Libro
KIRSTEN DUNST - Película
Interpretada por la evanescente Kirsten Dunst (Las Vírgenes Suicidas, María Antonieta, Melancolía...), Carolyn Cassady (Camille de On the Road), tiene hoy 88 años. Era una madre valiente que crió a sus retoños mientras Neal Cassady, el padre se sus hijos, se escapaba para irse de viaje con otras mujeres.

WILLIAMS BURROUGHS - Realidad
OLD BULL LEE - Libro
VIGGO MORTENSEN- Película
El gurú yonqui, Williams S. Burroughs, era el miembro más viejo y lúgubre del clan original de la Generación Beat. Su obra más simbólica, Naked Lunch (El Almuerzo Desnudo), sugiere una metáfora de la condición humana, realzada por la adicción a las drogas. Old Bull Lee, su avatar en On the Road, es totalmente irresponsable e intenta iluminar las vidas despreocupadas de Sal y Dean. Un papel paradójico para Viggo Mortensen (El Señor de los Anillos, La Carretera), que se sorprendió ante la falta de espíritu místico en la obra de su personaje. "A mí, su obra me resulta más fría, quirúrgica y limpia que la de Kerouac o Ginsberg."

ALLEN GINSBERG - Realidad
CARLO MARX - Libro
TOM STURRIDGE - Película
Tom Sturridge, un inglés de 26 años, podría haber interpretado el vampiro en la serie Crepúsculo. En su trabajo en la película Los Piratas del Rock, recoge el aura del poeta iluminado Allen Ginsberg, uno de los pilares de la Generación Beat. El ferviente autor de Howl (Aullido), bautizado en el libro como Carlo Marx, se convirtió en víctima colateral de las atormentadas aventuras de Sal y Dean. Este papel tan codiciado, fue recientemente interpretado por James Franco en la película titulada Howl (Aullido) y por Daniel "Harry Potter" Radcliffe.

JOAN VOLLMER - Realidad
JANE - Libro
AMY ADAMS - Película
Antes de convertirse en la novia de William Burroughs, Joan Vollmer ya era uno de los miembros fundadores del círculo Beat en Nueva York. Mientras estudiaba, compartía apartamento con la intelectual Edie Parker, la primera mujer de Jack Kerouac. Joan Vollmer tuvo un final trágico en Méjico, al morir accidentalmente a manos de Burroughs cuando jugaban a Guillermo Tell. La pelirroja Amy Adams (Julie & Julia, El Luchador) se convierte en Jane, famosa ahora por sus escenas de camarera maltratada y gravemente intoxicada en Nueva Orleans.

HELEN HINKLE - Realidad
GALATEA DUNKEL - Libro
ELISABETH MOSS - Película
La mujer de Al Hinkle, que murió en 1994, se hizo cargo de su marido mientras éste terminaba sus estudios. Vivían en San José, California, no muy lejos de la casa de sus amigos de toda la vida, los Cassadys. Re-bautizada en el libro con el nombre de Galatea, esta novia terca y joven es abandonada por su marido y por Dean. Después de un forzado alto en el camino, el clan se reúne donde Old Bull Lee, en Louisiana, para festejar la ocasión. Elisabeth Moss, la ingenua Peggy de Mad Men, aporta sabor y el toque justo a esta escena cómica.

AL HINKLE - Realidad
ED DUNKEL- Libro
DANNY MORGAN - Película
Nacido en 1926, Al Hinkle es uno de los supervivientes más singulares de la Generación Beat. Primero conoció a Cassady y más tarde a Kerouac, quien le infundió la determinación y el hambre por saber. "A mis amigos, la libertad les mereció la pena, solo por celebrarlo," dijo. Dice que solo se arrepiente de una cosa: no haber podido prever la muerte prematura de Cassady en 1968. Después de varias apariciones en televisión en el Reino Unido, Danny Morgan, 29, una nueva cara en el mundo del cine, se reencarna en el papel de Ed Dunkel, un compañero de viaje gordito.

BEA FRANCO - Realidad
TERRY - Libro
ALICE BRAGA - Película
"Terry, la chica mejicana del Camino", garabateó Kerouac en algunas de las cartas que recibió de Bea en 1947, después de que mantuvieran una corta aventura entre plantaciones de algodón en California. Se trataba de una joven madre soltera que albergaba esperanzas de reencontrarse con él en Nueva York. En una carta, ella le confiesa con ternura que las cosas serían diferentes "si ella hubiese nacido hombre". En el mismo sobre había incluido una foto de sí misma. La actriz brasileña, Alice Braga, con apariciones en Ciudad de Dios y Predadores, aporta a esta película su suave toque de protección y seriedad.


Entrevista con Walter Salles (Por Auréliano Tonet)

P: ¿Se acuerda de cómo se sintió al leer On the Road por primera vez?

R: Leí el libro en tiempos muy difíciles en Brasil, durante los años del régimen militar. La censura afectaba a la prensa, a las editoriales, a la música y al cine. On the Road no fue publicado en Brasil en aquel entonces por lo que tuve que leerlo en inglés. Me sentí inmediatamente atraído por la libertad de los personajes, por la narrativa tan influenciada por el jazz, por la manera en que el sexo y las drogas eran utilizadas como instrumentos para expandir nuestras nociones del mundo. Se trataba justamente de lo opuesto a lo que estábamos viviendo en Brasil. Así que la visión de Kerouac me impresionó mucho, al igual que a otras muchas personas de mi generación. Sintomáticamente, On the Road fue publicado en Brasil en 1984, cuando el país volvía hacia la democracia. El libro fue tan emblemático que la idea de adaptarlo a la gran pantalla ni siquiera se me cruzó por la mente.


P: A grandes rasgos, ¿cuáles son sus afinidades con la Generación Beat?

R: A finales de los 60 y principios de los 70, yo era un adolescente. Para la gente de mi generación, no fue difícil entender que la mayoría de los movimientos libertarios de los que fuimos testigos o fuimos parte, tenían sus raíces en la generación de Ginsberg, Kerouac, Snyder, di Prima, o Baraka. Ellos habían redefinido la cultura desde dentro. Michael McClure, que fue parte del movimiento, lo expresa mucho mejor que yo cuando dice: "El otro día, un chico de unos 21 años, me preguntó sobre lo que había pasado con la Generación Beat. El chico iba vestido como quería, llevaba el pelo como le parecía oportuno, estaba en contra de la guerra en Irak e interesado en la ecología y el budismo. Así que le devolví la pregunta: "Eso mismo, ¿dónde está la Generación Beat?"


P: En su documental BUSCANDO EL CAMINO, habla usted de toda la investigación que hizo antes del rodaje. ¿Por qué fue esto algo tan importante para usted?

R: Cuando comenzaron las conversaciones con American Zoetrope en 2004, no me sentía preparado. La posibilidad de hacer una adaptación me parecía tan compleja que primero propuse hacer un documental, siguiendo los pasos que tomó Kerouac y el resto del grupo, para intentar entender mejor la odisea descrita en el libro. A través de este proceso, quise ahondar aún más en la perspectiva de los temas a los que se enfrentaba esa generación, en el contenido social y político de finales de los 40 y principios de los 50. Finalmente, rodé el documental porque me había quedado con ganas de hacerlo mientras estuvimos localizando para la película LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA en Latinoamérica. Vivimos momentos únicos que nunca se van a reproducir. Fue así de simple.


P: ¿Qué versión de la novela utilizó para el guión que compusieron usted y su guionista José Rivera?

R: En Lowell, Massachusetts, un pueblo donde Kerouac pasó parte de su infancia y adolescencia, conocimos a John Sampas, el cuñado de Jack. Fue muy generoso y me mostró una copia manuscrito original. Me atrapó la urgencia y la inmediatez de esta versión. La primera frase ya indicaba otro tipo de narrativa. La versión que se publicó en 1957 comenzaba con: "Conocí a Dean poco después de que mi mujer y yo nos separamos." Este manuscrito empieza de otra manera: "Conocí por primera vez a Neal poco después de morir mi padre." El héroe del manuscrito acaba de sufrir una pérdida que le obliga a ir hacia adelante. La búsqueda del padre es un tema vital en el pergamino, mucho más que en la versión publicada en 1957. Es un tema que siempre me ha interesado y se convirtió en uno de los motores de la adaptación. Durante cinco años, José y yo trabajamos y hablamos de muchas versiones diferentes. Intentamos respetar el libro al máximo pero a veces nos desviábamos – lo traicionamos para poder serle más fieles. Una adaptación debería incitar a volver al libro, a la versión original y construir versiones propias de On the Road.


P: Kerouac tiene un estilo lozano, lírico y opulento. ¿En qué medida empleó usted este tipo de lenguaje?

R: Hay quien cree que la narrativa de On the Road está circunscrita a lo que se ha vivido. Para muchos otros, como yo, la originalidad del libro reside en la coexistencia de lo que se ha vivido con lo que se ha imaginado. Para poner un ejemplo: Kerouac describe la casa de William Burroughs en Nueva Orleans como una mansión colonial del sur: vieja y desvencijada. En realidad, la casa en la que Burroughs alojó a Kerouac y Cassady en Algiers es bastante diferente: una pequeña estructura de madera, situada en una calle tranquila. La casa tampoco tenía un acumulador de orgón, como está descrito en On the Road. Pero no importa porque la vieja mansión y el acumulador de orgón eran parte de las historias sobre Burroughs que Kerouac había heredado de Ginsberg, cuando Allen y Neal visitaron su granja en Texas, y que más tarde, Kerouak integraría en On the Road. El libro trasciende la crónica de los hechos. Es el resultado de una habilidad única de unir lo que se ha vivido con elementos creados por una imaginación creativa. Este es el espíritu al que fuimos fieles y que intentamos reflejar.


P: On the Road está lleno de contradicciones. En una página se habla de la libertad radical y en la siguiente, resulta mucho más conservador. En particular, el libro ha sido criticado por su misoginia. ¿Cómo superó esta dicotomía?

R: Como en todos los grandes libros, On the Road provoca reacciones diferentes, dependiendo del punto de vista del lector. Si lees la maravillosa biografía oral que escribió Barry Gifford de Kerouac, "El Libro de Jack", verás que una misma escena da lugar a varias interpretaciones. Es como "Rashomon" de Kurosawa. Algunos creen que el libro es misógino. Pero hablé con una mujer joven que pensaba que el personaje de Marylou era una adelantada a su tiempo, una adolescente que revienta los tabúes sexuales de los 50 y se comporta de manera totalmente impensable, en esa época puritana de pos-guerra en Estados Unidos. Otros ven a Camille/Carolyn como la heroína silenciosa, una mujer que mantiene a una familia entera mientras que Neal/Dean está explorando el mundo con Jack/Sal. Si los personajes femeninos están más presentes en la película que en el libro es precisamente por esa controversia.


P: Algunas de sus películas, como muchas road movies, tratan sobre dos personas que viajan juntas. ¿Cómo construyó el dúo Sal y Dean?

R: Kerouac te da un claro entendimiento de esa relación. Dean es el instigador, el incendiario, el "viento del Oeste" que altera las convicciones mantenidas por el grupo de intelectuales de Nueva York, del que Kerouac y Allen formaban parte, antes de que Dean aterrizase en la ciudad. Neal/Dean es tan intrigante que se convierte en el personaje central, no solo en varios de los libros de Kerouac, pero también en Go de John Clellon Holmes, y en varios poemas de Ginsberg. Sal es el observador sensible, el que expresa en palabras esa ráfaga de libertad que siente Dean y precisamente eso se puede compartir, gracias a las palabras. Cuando estaba haciendo el documental, a veces escuchaba a gente criticar a Niel por haberse aprovechado egoístamente de sus amigos. Pero realmente te cuestionas quién se aprovechó de quién. De hecho, esta fascinante pregunta está en la película.


P: Los grandes espacios abiertos son parte esencial de la novela. ¿Cómo diseñó el plan de fotografía con Éric Gautier?

R: La geografía física está en el corazón del libro pero menos de lo que lo está en la geografía interna de los personajes. En uno de sus ensayos sobre la novela, Ann Charters dice que el libro también se puede entender como una historia sobre el final del camino. Estados Unidos se describe como la base de este viaje hacia el oeste. No es accidental que el Oeste sea la quintaesencia del género del cine norteamericano. El final de la conquista del oeste trajo el principio del fin del sueño americano y los personajes de On the Road acarrean esta dicotomía. Nos interesó especialmente ese deseo por revelar no solo sus conflictos interiores, sino lo que no les era conocido. Desde el principio, Éric Gautier, con la agudeza de su brillante ojo cinematográfico, entendió esta paradoja. Estaba al tanto, con cámara en mano, de los personajes y sus oscilaciones. Como señaló Éric, rodar On the Road en blanco y negro, para citar a Robert Frank en su libro Los Americanos, hubiera sido llenar una expectativa Prefiero guardar el blanco y negro para una película contemporánea – algo que ya hice en Foreign Land, una película sobre Brasil en los 90.


P: Su adaptación de On the Road sigue un ritmo similar al que hay en el libro, alternando momentos de introspección con otros de aceleración. Su película ¿podría ser entendida como un "making-of" de sí misma?

R: El libro tiene esa misma dualidad. Por un lado, está la urgencia de una generación que explora todos los sentidos, viviendo al son del Be-bop y las anfetaminas. Los matices de improvisación del jazz resuenan en el libro. Por otra parte, tiene ese lado contemplativo e introspectivo, tan propio de Kerouac. En la película, intentamos expresar ese movimiento de vaivén. Aunque también está impregnada de lo que nosotros vivimos durante el rodaje, como si fuéramos una familia: momentos de felicidad, de duda, de alegría y desesperación. Si el rodaje de LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA fue duro, On the Road fue 10 veces peor. América del Sur es aún un lugar fronterizo pero el Norte ha sido contaminado por Wal-Marts y suburbios. A veces teníamos que alejarnos mucho para conseguir dar esa sensación de búsqueda de nuevo territorio.


P: Aunque el jazz está en el ADN de On the Road, el libro ha influenciado a generaciones de roquero. Los personajes en su película, ¿bailan el jitterbug, o chasquean los dedos al ritmo del be-bop?

R: Para LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA, el compositor Gustavo Santaolalla trabajó a contracorriente para componer temas fruto de la inspiración durante el rodaje. La música de On the Road se creó tan rápidamente, gracias a los jóvenes productores de MK2 Nathanaël Karmitz y Charles Gillibert, que no tuvimos tiempo de preparar la banda sonora con antelación, exceptuando una canción de Slim Gaillard. Así que Gustavo trabajó mientras rodábamos y editaba antes de ver las imágenes. Este proceso creó un intervalo entre la imagen y la música que encuentro más que interesante. La música deja de subrayar la imagen. Cuando tienes el lujo de colaborar con alguien con el talento de Gustavo, ¡más vale que te aproveches de ello! En esta película, Gustavo trabajó con músicos brillantes como Charlie Haden y Brian Blade y las sesiones de grabación en Los Ángeles fueron realmente maravillosas. Soy muy fan de Liberation Music Orchestra, que lidera Haden, y Charlie es un increíble narrador de historias…


P: On the Road cuenta la historia de la juventud, consumiéndose como las velas al anochecer. Pero también contiene momentos de alegría, reflejados en las exuberantes secuencias de baile. ¿Cómo se aseguró de que los actores que intervienen en esas escenas, tuvieran esas olas de energía?

R: Sí, los personajes en el libro arden, arden, arden como velas romanas.... ¿Cómo se interpreta esa energía en la pantalla? Pues en el lenguaje corporal y los gestos de los personajes, en el ritmo constante que define la película, en los momentos de éxtasis como en las escenas del baile. Pero también tuvimos que buscar intervalos de silencio y contemplación para poder contrastar con las secuencias más rápidas.


P: ¿Cómo se planteó usted el casting de la película?

R: El casting se fue armando poco a poco durante el 2004 y 2005. La primera actriz que vi fue a Kirsten Dunst pensando en el papel de Camille. Siempre la encuentro increíblemente precisa en lo que hace, nada es innecesariamente enfatizado. Sin embargo, para Kristen Stewart, las cosas sucedieron de manera imprevisible. Gustavo Santaolalla y Alejandro Inárritu acababan de ver el primer montaje de HACIA RUTAS SALVAJES, y me dijeron, "Deja de buscar a Marylou. La chica en la nueva peli de Sean Penn es ella y es fantástica." Vi la película de Penn, que me gustó muchísimo, y conocí a Kristen justo antes de toda la locura de Crepúsculo. Ella conocía el libro y entendía bien a Marylou. Kristen se comprometió a hacer la película durante todos esos años de incertidumbre. Mientras que, en el caso de Garrett, él vino a hacer una prueba. Me pidió que le dejara leer un texto que había escrito en el autobús de Minnesota a Los Ángeles, haciendo escala en bares de carretera. Cuando iba por la mitad del texto, sabía que él iba a ser Dean. Garret también esperó todos esos años. Cuando le hacían una oferta para otra película, él me llamaba primero. Surgió una amistad a raíz de la confianza que sentíamos mutuamente, igual que ocurrió con Gael García Bernal. Tom Sturridge también hizo una prueba magnífica, leyendo el papel de Carlo. Recuerdo que todos los que estábamos en la habitación nos quedamos atónitos. Cuando vi Control, me impresionó muchísimo la actuación de Sam Riley en el personaje de Ian Curtis. ¡Era simplemente brillante! Vino a hacer una prueba con Garrett en Nueva York y me conmovió su humanidad e inteligencia, así como su precisión como actor. Estas son las cualidades necesarias para poder interpretar a un escritor. Cuando se aproximó el rodaje, Viggo se unió al equipo para interpretar a Bull Lee. Lo mismo ocurrió con Amy Adams. Como actores, los dos son genios, capaces de transformarse, casi sin esfuerzo, en cualquier personaje, y ambos les otorgan una vida interior alucinante. Cuando Viggo llegó a Nueva Orleans, se trajo la máquina de escribir que Burroughs usó en su momento y unas pistolas. Además, sabía qué libros había leído Burroughs en el 1949. Parece ser que fueron los Códigos Maya y la obra de Celine. La improvisación que se hace sobre Celine en la película fue una sugerencia de Viggo. Es uno de los co-autores de la película.


P: Decidió juntar a los protagonistas en una especie de "campamento beat" antes del rodaje. ¿Por qué?

R: Es un experimento que llevamos haciendo desde FOREIGNLAND. La idea es crear una comunidad antes de empezar la película. Barry Gifford, que escribió el gran "Libro de Jack" e investigó On the Road y toda la obra de Kerouac, vino al campamento y nos habló del libro y sus personajes. Fue extremadamente generoso con nosotros. Barry había entrevistado a LuAnne Henderson, y había escuchado las grabaciones que había hecho de esa conversación y que fueron de mucha ayuda a Kristen. La hija de LuAnne, Anne Marie Santos, también nos visitó y trajo con ella una cantidad de fotos e información sobre su madre. Fue muy emocionante verla junto a Kristen. También lo fue cuando el hijo de Neal Cassady, John nos vino a visitar. Fue increíblemente generoso con Garrett y nos contó algo fundamental: On the Road no es una historia sobre la Generación Beat. Es una historia de unos chicos jóvenes de unos 18 a 20 años, la mayoría hijos de inmigrantes, que no han encontrado su lugar en la América conservadora de finales de los 40, principios de los 50. Es la confrontación de esa circunstancia y de cómo la cultura se cambia desde dentro. On the Road representa el momento justo antes de la erupción, cuando se forma la lava y hierve bajo la superficie... Trata sobre los años de formación de una generación brillante. Ahí lo tienes: otro paralelismo con LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA.


P: En su opinión, ¿dónde yace la modernidad de Kerouac?

R: En el deseo de explorar todo en primera persona. Tocar, oler, probar, vivir cada momento al máximo – y no a través de otros. Cuando rodé el documental, estaba conduciendo por San Francisco con Lawrence Ferlinghetti cuando éste miró el puente atestado de coches, desde Bay Bridge hasta Berkeley y soltó una frase que nunca se me olvidará: "Ves, ya no hay un lejos, un más allá." Cuando se escribió On the Road, el mundo aun no había sido delimitado íntegramente. Borges decía que uno sus grandes placeres literarios era darle nombre a aquello que aun no lo tenía. Hoy día, tenemos la impresión de que todo está hecho o ya ha sido explorado. El director chino Jia Zhang-Ke describe la implosión del tiempo y el espacio de una manera muy bella en su película El Mundo. Acaba, sintomáticamente, con el suicidio del joven héroe y la heroína. On the Road es como un antídoto a esa inmovilidad. Eso es lo que más me fascina del libro.


P: El Hudson es uno de los personajes clave de On the Road. Es el escenario de las discusiones, los deseos, los encuentros, etc...

R: Ah, el Hudson… Es realmente un personaje en toda regla, como "La Poderosa" en LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA. Tantos momentos claves ocurren en ese coche, que también es como un callejón sin salida. Recorrimos miles de kilómetros en él sin parar, rodando escenas de la primera unidad o conduciendo a través de Estados Unidos para la segunda unidad. La gente reconocía el coche y se acercaba a hablar de él con nosotros. Entonces nos dimos cuenta de que el Hudson tiene unos seguidores de culto y eso permitió que conociéramos a una gente muy especial. La mayoría eran mecánicos, todo he de decirlo... A mí siempre me han encantado las películas de Steve McQueen, en parte por su inteligente contención como actor pero también por su habilidad como conductor. Garrett tiene algunas de esas cualidades. Es uno con el coche y eso nos permitió rodar escenas con actores moviéndose a altas velocidades...No sé cómo explicarlo... Lo que hicimos no fue exactamente legal pero sí logramos transmitir el espíritu de Neal Cassady y Dean Moriarty.


Del libro a la película: La historia de una adaptación tortuosa

EL MOMENTO ADAPTACIÓN (Por Étienne Rouillon)
Una vez, Jack Kerouac escribió a Neal Cassady lo siguiente: "Revolucionaré la literatura Americana y beberé champán con las estrellas de Hollywood." Consiguió lo primero pero acabó bebiendo agua potable. Sin embargo, no fue por no intentarlo. Con las copias de On the Road recién salidas de la imprenta de 1957, Kerouac le escribió una carta (encontrada en 2005) a Marlon Brando. Tenía una gran idea: Brando compraría los derechos de On the Road para hacer una película en la que Marlon haría de Dean y Jack, de Sal.

LEYENDAS URBANAS
Roman Coppola, director de la productora American Zoetrope, junto a su hermana Sofia, ha visto a muchas personas luchar con este proyecto: "¡Ah sí, la famosa carta a Brando! ¿Pero eso no es mito? ¿La conseguiste? Es que hay tantos mitos sobre On the Road y la cultura Beat. Por ejemplo, una vez me contaron de un proyecto con Montgomery Clift. En mi opinión, Hollywood está fascinado con la idea de arrancar esa película. En Estados Unidos, el libro fue muy popular. Pero había gato encerrado. Las películas normalmente se construyen alrededor de la clásica estructura de planteamiento-nudo-desenlace. On the Road es famosa por su falta de convenciones en este aspecto. Casi todos los proyectos de adaptación contemporáneos con Kerouac pusieron el énfasis en eso y los resultados no han sido muy positivos." En efecto, Roman admite que él también intentó desarrollar un guión a partir del libro, que él mismo dirigiría. De hecho, el libro y su adaptación a la gran pantalla merodearon por la familia Coppola durante décadas. "Nos pusimos a trabajar en ello en 1979," cuenta Roman Coppola. "A mi padre, Francis Ford Coppola, le interesaba mucho la historia y compró los derechos del libro. Normalmente, en Hollywood, cuando compras los derechos de un libro, acabas comprando opciones de compra. Esto quiere decir que compras los derechos exclusivos de la adaptación durante un periodo de dos o tres años. Cuanto más se retrasa un proyecto, más dinero has de pagar. No se exactamente qué pasó, pero mi padre logró comprar el libro. Nada de opciones. El libro era de él. De otra manera, hubiese abandonado el proyecto. Él siempre creyó que el libro haría una película estupenda. Todo dependía del tiempo y las reuniones. Y entonces, hace unos ocho años, llegó Walter Salles."

BEAT IT
"Profundamente armoniosa", recuerda Rebecca Yeldham, en todos los sentidos de la palabra – entusiasta, increíble, nostálgica y poética – dijo cuando le preguntamos sobre esta reunión, después de cinco décadas de intentos frustrados. "Conocía a MK2 dado que yo trabajo en la promoción de películas extranjeras en Estados Unidos. Cuando les conocí, llevábamos seis años trabajando en el proyecto. Ya habíamos luchado por la idea de que un equipo extranjero hiciera la adaptación de la novela americana por antonomasia – Walter es de Brasil, yo soy australiana, José Rivera es de Puerto Rico, Éric Gautier, francés y Carlos Conti, argentino. Esto nos llevó a elevar la legitimidad del proyecto, razón por la cual hicimos toda esta investigación, las entrevistas y los viajes. "No creo que Walter se haya preguntado nunca: ‘¿Cómo lo hubiese rodado Kerouac? ’Por otro lado, sí que era consciente de otra pregunta: ‘¿Kerouac hubiese aprobado lo que estoy haciendo?’ También sabía que él debía hacer su propia adaptación, siendo fiel al libro pero añadiéndole su dosis de creatividad. A lo largo de esta aventura de ocho años, Walter aprendió todo lo que hay que saber sobre todos los que formaban parte de la Generación Beat y cada cosa asociada con On the Road y la cultura que lo rodea. Creo que esta película es el fruto de esos esfuerzos y nuestra dedicación compartida por honrar este texto maravilloso. Y con todos nuestros respetos a Kerouac, creo que podemos estar seguros de cómo hubiese recibido él nuestra película, dado que el mismo escribió aquella carta a Marlon Brando, ‘… será el principio de algo muy increíble. ’ "

EL TOQUE FRANCÉS
Walter Salles recuerda: "¿Una adaptación de On the Road? No lo había pensado hasta acabar LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA. El libro tiene una cualidad tan mítica para mi, que la idea de adaptarla no se me había ocurrido. Una vez que se presentó LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA en Sundance en 2004 la idea comenzó a perfilarse." Francis Ford Coppola se quedó tan impresionado con la película, que pensó en Salles como el eslabón perdido de su plan. A lo largo de los años, On the Road había pasado de unas manos a otras, todas ilustres. A finales de 1970, Francis Ford Coppola le sugirió a Jean-Luc Godard dirigirla, pero no se hizo nada al respecto. Más tarde, Gus Van Sant se colocó en la carrera mientras que el escritor y guionista Barry Gifford (Corazón Salvaje) nos cuenta que: "Francis me contrató para escribir el guión para la película en 1995. El director iba a ser Gus Van Sant. Por una variedad de razones nos perdimos y no pudimos finalizar el proyecto. Estoy entusiasmado con el hecho de que Walter Salles haya podido hacerlo. Nos hicimos amigos y tenemos muchas cosas en común. Me llamó y me invitó a ser un consultor en su película y acepté con mucho gusto. Walter usó mi libro El Libro de Jack como una biblia. Fue el primer objeto de esas características, un libro escrito de manera cronológica, construida como un video, una especie de ‘libromovie’ como decía Kerouac. Obviamente hay muchas maneras de adaptar una novela al cine. Lo que sí sé es que la versión de Walter es fiel a sí misma." El compromiso personal y profundo de Salles es la clave para entender por qué este proyecto llegó a buen puerto. Solamente faltaba una empresa capaz de engranar lo que cualquier productor ejecutivo hubiese considerado una auténtica pesadilla: la road movie de época. El productor de MK2, Charles Gillibert, es quien fue capaz de acelerar el proceso de producción y describe cómo se contagió del entusiasmo de Walter Salles. "A principios de enero del 2010, Marin Karmitz, Nathanaël Karmitz y yo nos reunimos con Walter Salles en la sede de MK2 en París para hablar sobre un proyecto en el que él estaba inmerso. Después de una buena hora hablando sobre el guión, la dirección y la fotografía, cuando ya estábamos a punto de terminar, Walter, de pronto, sacó un gran sobre amarillo con un título escrito a mano: ‘On the Road.’ Nos lo pasó diciendo: "- Ah, y también está este otro proyecto. ¿En el Camino?, ¿Te refieres al libro? ¡Sí!"

El tono de su voz era de total naturalidad. Mientras nos despedíamos, mencionó el tema como si no fuera con él y se marchó al aeropuerto, rumbo a Brasil. Nosotros le llamamos al día siguiente. Volvió a París a las dos semanas con todo tipo de documentos y acompañado por Carlos Conti, el diseñador de producción. Comenzamos a ver las pruebas de cámara de Garrett Hedlund, que había rechazado todos los papeles que le habían ofrecido en los últimos dos años por miedo a perderse el rodaje de On the Road. También vimos las pruebas de Sam Riley. Hablamos con Kristen Stewart, a quien conocíamos desde antes del estreno de la primera película de Crepúsculo. Kilómetros y kilómetros de localizaciones, fotos, videos, reuniones de guión, del equipo técnico... Walter ya había viajado por la ruta que había hecho Kerouac y conocía a todas las personas involucradas en la aventura Beat y el libro. Estaba totalmente poseído por On the Road. La película ya existía. Lo único que tuvimos que hacer fue encontrarla." Y la encontraron en California. "Diez días más tarde, Nathanaël y yo llegamos a Los Ángeles para hablar sobre los derechos de cine con Roman Coppola y Rebecca Yeldham, la productora de Walter’ (que había trabajado con él en LOS DIARIOS DE MOTOCICLETA y LINHA DE PASSE.) Nos dimos una semana para llegar a un acuerdo ya que el rodaje estaba previsto para el verano."

EN BUSCA DE CARRETERAS LEJANAS (Por Isaure Pisani-Ferry)
"¿Cuánto tiempo le llevó a usted escribir On the Road?" le pregunta el presentador de televisión Steve Allen a Jack Kerouac en 1959. "Tres semanas," contestó Kerouac. "Eso es increíble," dijo Allen maravillado. "¿Cuánto tiempo estuvo usted en el camino?" Kerouac piensa. "Siete años." El público murmura con admiración. La verdad es que Kerouac comenzó On the Road en el verano de 1948, no en 1951, como dijo él mismo más tarde, y no lo acabó hasta 1957. Volviendo de su primer viaje de carretera transnacional en agosto de 1948, escribió en su diario (el día 23): "Tengo en mente otra novela, On the Road, y no paro de pensar en ello. Va sobre dos tíos que hacen dedo hasta California en busca de algo que no encuentran y acaban perdiéndose en la carretera y volviendo, esperanzados de otra cosa."

CARRETERAS Y DESVIACIONES
On the Road fue la segunda novela de Kerouac. La primera, The Town and the City, estuvo muy influenciada por sus héroes, Mark Twain, Thomas Wolfe y Walt Whitman, autores que celebraban la inmensidad y el esplendor de América. Kerouac comenzó esta nueva novela con la esperanza de encontrar una nueva forma revolucionaria de escribir. Pero sus anotaciones aún acarreaban el lirismo de sus antecesores. Rumió de manera impaciente, una estructura narrativa. Durante meses, acumuló proto-versiones de On the Road, algunas de 1 sola página y otras de cientos. A veces escribía en primera persona, otras en tercera. Vaciló entre sus acompañantes de viaje: Warren Beauchamps (Lucien Carr); Dean Pomeray (Neal Cassady); o solo. En otras palabras, se lanzó en todas direcciones y después de varios meses de tormento, se quedó seco. Así que cuando Neal Cassady, LuAnne y Al Hinkle le ofrecieron llevarle de nuevo a la carretera, aceptó de inmediato. En febrero de 1949, ya estaba de regreso en la costa este escribiendo On the Road. Pensaba que le iba a llevar unos meses. Su viaje le había convencido de que lo que quería escribir sobre Estados Unidos - la realidad, la amistad, la casualidad - lo tenía que escribir de manera inmediata, en primera persona presente. Quiso escribir una novela sobre su generación, "un estudio sobre la gente joven de su edad que rechazaba la idea de trabajar, y deambulaban por el país a punto de convertirse en criminales e indigentes" (noviembre 1949, apunte en su diario Night Notes and Diagrams para On the Road). Logró con éxito definir a la Generación Beat pero aún no tenía claro la manera de contarlo.

QUEMANDO GASOLINA
Desde 1949 hasta 1950, Kerouac vacilaba entre escribir intensamente o deambular. Se trasladó a Denver solo, esperando terminar su libro allí. Después se fue a vivir con Neal Cassady a San Francisco; se pelearon y volvió a Nueva York, hizo las paces con Neal, y pasó dos meses en Méjico DF con Burroughs, colocado las 24 horas del día, para volver definitivamente a Nueva York a finales de los 50. Se casó con una mujer joven que acababa de conocer y encontró un trabajo como escritor en 20th Century Fox. Durante todo este tiempo, progresó con la novela y como si de un laberinto se tratara, se perdía. En la primavera de 1951, estuvo hospitalizado con flebitis. El día que le dieron el alta, le dijo a Holmes: "¿Sabes lo que voy a hacer? Voy a comprarme un rollo de papel y lo voy a colocar en la máquina de escribir y lo voy a escribir lo más rápido posible, tal y como ocurrió, con toda la prisa y sin todas esas falsas arquitecturas – y ya me preocuparé después." (Cita de Ann Charters). Tres semanas más tarde, acabó la novela que tantas veces había empezado. Pensar en Neal Cassady fue lo que motivó a Kerouac a poner punto final a On the Road. Recordar sus momentos con Neal, ver la vela romana abrasando la vida con soltura, furia y visión fue lo que le hizo centrarse. Se dio cuenta de que su mejor modelo no era Thomas Wolfe, sino el extraordinario y desconocido Neal, y la historia de On the Road era la historia de su amistad. Según Allen Ginsberg, "Jack por fin descubrió que las cosas de las que hablaba con Neal era lo que quería escribir" (cita de Ann Charters). Kerouac estaba embelesado con el estilo epistolar de Neal: géiseres poderosos, una erupción directa desde la experiencia y ajeno a los efectos literarios. La inmediatez es lo que había perseguido Kerouac durante años. Finalmente, su larga recuperación, impuesta por el hospital, permitió que se asentara todo ese sedimento que había ido acumulando. Cuando Jack, por fin sale, a principios de abril, tiene un plan muy claro. Una mañana, Kerouac le llevó un rollo de papel a Robert Giroux de Harcourt Brace. El manuscrito era un sólo párrafo de 36 metros de longitud. "¡Aquí está tu novela!" gritó. Giroux estaba desconcertado: "Pero Jack, ¿cómo vas a hacer correcciones sobre un manuscrito así?" En un ataque de ira, Kerouac rechazó cambiar una sola coma, cogió su manuscrito, y desapareció. (Cita de Ann Charters).

ENCONTRAR UN SITIO DONDE APARCAR
Pasaron meses y años. Había comenzado una nueva búsqueda. Ahora que Kerouac había encontrado su identidad como escritor, necesitaba un editor. Presentó seis versiones escritas a máquina del manuscrito de On the Road que fueron rechazadas en cada ocasión. Se lanzó a escribir otras novelas pero la sensación amarga de ser un incomprendido le superaba. Por fin, en 1955, conoció a Malcolm Cowley, un consultor de Viking Press. Cowley se entusiasmó con On the Road, pero le pidió a Kerouac algunos cambios. Sin ellos, el libro no se podía publicar. Tenía que ser más corto, el vocabulario debía ser limpiado ya que iba en contra de las leyes de decencia de la época y había que ocultar las identidades de los personajes para evitar demandas. Un agotado Kerouac, aceptó. De hecho, comenzó a atacar el libro con una sierra eléctrica. Afortunadamente se dio cuenta de que estaba matando su propia obra y en el último minuto, volvió a escribir una versión más fidedigna.

EL CAMINO DE LA ACEPTACIÓN
On the Road fue publicado el 5 de septiembre de 1957, después de una odisea de nueve años en el abismo. Pero el reconocimiento llegó demasiado tarde. A eso se refería Kerouac cuando ojeaba el libro recién publicado. Como si estuviera diciendo: "¿Dónde estabais vosotros, ese día de abril cuando terminé el libro? Entonces, es cuando tendríamos que habernos conocido."