Ne change rien partió de la amistad entre la actriz Jeanne Balivar, el ingeniero de sonido Philippe Morel y el cineasta Pedro Costa. La película testimonia el trabajo musical de Balibar, de los ensayos a las sesiones de grabación, de los conciertos de rock a las clases de canto clásico, de un ático en Saint-Marie-aux-Mines al escenario de un café de Tokio, de Johnny Guitar a La Périchole de Offenbach. A través de las composiciones en chiaroscuro de Costa, el filme propone un hipnótico viaje a través de iteraciones musicales. El resultado final: una sensual y enigmática deconstrucción del proceso creativo.