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  30 minutos o menos  (30 minutes or less)
  Dirigida por Richard Fleischer
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"Nick es un repartidor de pizza que dejó sus estudios universitarios hace un par de años y ahora está un poco estancado" explica Eisenberg. "Hasta que no le atan una bomba al cuerpo no reacciona, por decirlo de alguna forma".

"La película tiene un argumento interesante y una premisa inteligente, pero lo que realmente la diferencia son los personajes" prosigue Eisenberg. "A la hora de buscar un proyecto, para mí lo más relevante son los personajes, más que el concepto. La historia se cuenta a través de las perspectivas de los personajes, y los actores tenían mucho que hacer. Una gran premisa es casi un plus".

Por esta razón, afirma Eisenberg, estaba encantado de repetir la oportunidad de trabajar con el director de Bienvenidos a Zombieland. "Para Ruben es fundamental que te importen los personajes aún cuando hagan algo detestable", explica el actor. "Él siempre tiene en cuenta la experiencia emocional del personaje, incluso si en la escena prima la acción o la comedia, y eso mantiene intacta la sinceridad de los personajes, aún ante un telón de fondo muy amplio. Esa característica es el punto en común entre ésta película y Bienvenidos a Zombieland; Ruben nunca sacrifica al personaje. "

"Jesse es graciosísimo pero además es un asombroso actor. Puede aportar gravedad a la situación, andando sobre la delgada línea entre mostrar su miedo y dejar que la comedia surja", asegura Fleischer.

El hecho de centrarse en el personaje jugó un importante papel en el desarrollo del guión. A veces, los actores y productores se preguntaban a sí mismos qué harían si tuvieran una bomba atada al pecho. Y a veces para encontrar la respuesta acudían a Wikipedia en busca de pistas de cómo encajarlo. "La película es cómica pero la acción de la misma es conducida por una fuerza aterradora, el increíble temor de saber que tienes una bomba atada a tu cuerpo", explica Eisenberg. "En este proceso de búsqueda de ideas encontramos cosas absurdas en internet y resultó bastante confuso intentar encontrarle el sentido a todo ello. Es tan específico que resulta cómico, pero a la vez, es real".

Eisenberg se sintió especialmente agradecido al contar con el apoyo de Aziz Ansari, quien interpreta a Chet, el amigo de Nick. "Aziz era una fuente inagotable de ideas graciosas, pero además sabe juzgar las que funcionan y las que no. Cuando estás rodando una escena y estás inmerso en ese momento puede ser difícil decidir si algo es gracioso o te has pasado. Pero Aziz siempre lo tiene presente".

Ansari habla acerca de su personaje: "Chet vive en una pequeña ciudad de Michigan y da clases en un instituto, pero está casi tan estancado como lo está Nick. No vive nada especialmente interesante. No tiene novia ni nada de eso. Simplemente pasa el rato con Nick y da clase. El atraco le da una visión fresca de su estilo de vida. Si puede hacer eso, podría hacer cualquier cosa".

Ansari recibe este primer papel principal en un largometraje tras llegar a la fama gracias a su interpretación aclamada por la crítica del éxito de NBC "Parks and Recreation". A Ansari le llamó la atención su personaje, Chet. "El guión era muy gracioso y además tendría la oportunidad de atracar un banco, que de hecho resulta ser uno de mis sueños, pero además, mi personaje evoluciona, y pensé que sería divertido darle vida. Y encima, me prometieron que en las meriendas podría comerme todos los caramelos de fruta Skittles que quisiera".

"Jesse es un actor al que admiro muchísimo" prosigue Ansari. "Al observarlo a él y comprobar su proceso me sentía afortunado de trabajar con alguien que claramente es uno de los jóvenes actores más respetados de la actualidad".


Los malos
Frente a Nick y Chet están Dwayne y Travis, un par de chavales que cree que lo único que les separa de la buena vida es una buena idea.

El casting de Dwayne resultó ser muy fácil para los productores: el personaje se había creado pensando en Danny McBride. Dwayne es un auténtico malote, y el plan que pone en marcha está condenado al fracaso ya que no está del todo planificado y es un sinsentido. Pero aún así para los productores era importante que los espectadores pudieran conectar con el personaje. Según explica Jesse Eisenberg, al crear el personaje que daría vida McBride, los productores pudieron aprovechar las cualidades únicas que aporta el actor a sus papeles. "Danny es único; es intimidante y terrible pero además dulce, tierno y gracioso. Eso es especialmente importante para esta película porque el personaje no es un simple villano; tiene su evolución, su historia, y en ciertos momentos casi dan ganas de animarlo. Casi".

"Danny no siente en absoluto la necesidad de que el público quiera a su personaje. No busca su aprobación" explica Cornfeld. "Pero en lo que a mí respecta, precisamente por eso, me gusta aún más el personaje".

Afortunadamente McBride quiso interpretar el personaje, y encima, le cautivó la visión que tenía Ruben Fleischer de la película. Recuerda el actor: "Me encantó Bienvenidos a Zombieland, así que cuando supe que yo le interesaba, me sentí emocionado y halagado, y tuve curiosidad por ver qué quería hacer con ésta película. Todo: desde la comedia, a las persecuciones, pasando por la acción, parecían indicar que era el material idóneo para que él le hincara el diente".

McBride pudo comprobar lo que motivaba a su personaje. Asegura que: "Todos hemos sido o hemos conocido a esa persona que en algún momento se ha sentido desesperada. Es una especie de versión más joven, más extrema, más desesperada de mí mismo".

Durante parte de la película Dwayne se disfraza y él y Travis llevan máscaras de monos, las cuales aportan ciertas ventajas. Por ejemplo: "No tienes que pasar por peluquería y maquillaje. No te retocan. Sencillamente te pones la máscara y mueves los brazos. Es divertido".

El cómplice de Dwayne es Travis, interpretado por Nick Swardson. "Travis idolatra a Dwayne, y por eso está a merced de Dwayne", asegura Swardson. "Es genial interpretar al malo. No somos malos ni mucho menos, simplemente nos equivocamos. Es divertido interpretarlo, aunque tengas que llevar un bigote poco acertado".

"Sin duda Dwayne lleva la voz cantante", explica McBride. "Travis es un seguidor muy leal, listo, e ingenioso".

Asegura Swardson que a la hora de interpretar su papel era importante recordar la relación que mantienen los dos: "Pensaba en las decisiones que tomaba Danny, porque sabía que Travis lo imitaría, actuando en base a lo que hace Dwayne". Travis es muy tímido. Y sé cómo se siente porque de crío yo era muy tímido y recuerdo que idolatraba algunos de mis amigos mayores. Incorporé este recuerdo con Travis. Danny me ayudó bastante".

Esa relación también se refleja en la realidad. Al rodar la escena que presenta a nuestros personajes, en la que hacemos estallar las sandías, asegura Swardson: "Nos dieron dos instrucciones: no mires fijamente la explosión y asegúrate de llevar los tapones para los oídos. Le eché un vistazo a Danny y vi que no llevaba los tapones. Le pregunté: ‘¿No llevas tapones?’ y respondió: ‘No, no los llevo, y voy a mirar la sandía fijamente, tío.’ Pensé: ‘Lo pillo y estoy asustado.’"

"Como productor, al final ves las películas muchas veces. Y debo confesar, que en posteriores visionados me fijaba en Nick Swardson", explica Cornfeld. "No habla; es sutil, y es puntazo verlo".

En 30 minutos o menos, Swardson tuvo la oportunidad de volver a formar equipo con el director Ruben Fleischer. "Yo estuve en una de las primeras películas que rodó Ruben: un corto que hizo hace diez años", explica el actor. "Ha sido realmente alucinante ver a Ruben florecer y convertirse en un brillante director".


El sicario
En cuanto Dwayne y Travis ponen su plan en marcha se ven abrumados al contratar a un sicario profesional llamado Chango, interpretado por Michael Peña. "Cuando le conocimos llegó metido en el personaje; Michael lo tenía todo: voz, acento, todo", afirma Fleischer. "Me impresionó su originalidad, y básicamente interpretó al personaje de la misma manera en la película. Lo más típico es que estos asesinos o sicarios sean iguales, pero con Chango, Michael ha hecho todo lo contrario".

"Mi personaje es un chico de Detroit, parecido a algunos de los chavales con los que me crié en Chicago", apunta el actor. De hecho, Peña basó algunas de las manías e inflexiones de voz en un chaval de su barrio. "Cuando leí el guión, me impactó lo auténtico que era el personaje porque conozco a un tío así".

"Da gusto ver a un actor crear a un personaje y ser capaz de reunir todas las características de éste contenidos en el guión, y a la vez, de aportar muchas más" exclama Cornfeld. "La intensidad dramática del personaje se acentúa hasta convertirse en una realidad cómica".

"Realmente no tengo muchas ocasiones de interpretar a gánsteres, aunque no te lo creas", prosigue Peña. "Hago pruebas y veo a personas que realmente han estado en la cárcel, tienen esas heridas y cicatrices en la cara, y yo estudié en un colegio privado, ¿me entiendes? No tiene nada que ver".

Sus compañeros de reparto quedaron impresionados con su interpretación pero Peña se sentía igualmente agradecido por la oportunidad de trabajar con ellos. "De hecho llevaba el CD de Aziz en mi coche, iba conduciendo de camino al plató y partiéndome de risa con sus chistes" recuerda el actor. "Casi me sentía como el personaje ese de Chris Farley. Me acercaba a él y le decía: ‘Te acuerdas de eso que dijiste… – ’ y estropeaba por completo el chiste y él me decía: ‘Sí tío, lo escribí yo. Mola.’"


Acerca de la producción y las escenas peligrosas
30 minutos o menos se rodó en exteriores en Grand Rapids, Michigan. "Es una ciudad tranquila; no se estaban rodando otras películas en ese momento. Realmente pudimos sentir y vivir en comunidad. De hecho ellos querían que estuviéramos allí. Tanto el estado como la ciudad nos acogieron estupendamente", explica la productora ejecutiva Monica Levinson.

Aunque la película está llena de comedia, ésta gira en torno al atraco a un banco. "Sin duda había gran expectación para el atraco: tenía que ser alucinante", afirma Fleischer. "Además fue la escena más divertida de rodar; está tan bien escrita y todo encajó perfectamente. Jesse y Aziz estuvieron a la altura, dando lo mejor de sí, y el resto del reparto también acertó. Habrás visto millones de atracos pero en esta ocasión contamos con momentos inesperados y muchas risas; sin duda es la escena más memorable de la película".

A esta escena le sigue de cerca una persecución en coche por las calles de Grand Rapids. El director dice que rodar una persecución en coche se asemeja a sacar los juguetes y disfrutarlos siendo adultos. "Puedes conducir coches, hacerlos volcar, todas aquellas cosas que no puedes hacer en el día a día", explica Fleischer. "La ciudad de Grand Rapids nos dio todas las facilidades; cortaron unas 15 manzanas al tráfico y estas calles se convirtieron en nuestro propio circuito; los coches salían y se incorporaban a la circulación. ¡Hasta chocamos un camión contenedor de basura en un coche de policía!"

"Suelo hacer películas independientes en las que las persecuciones en coche se hacen a 16 kilómetros por hora y acabas en la acera", explica Eisenberg. "Algunas de las persecuciones que salen en la película son muy intensas con coches deportivos muy imprecisos pero muy potentes. Disponíamos de un tramo largo de carretera y unos 20 conductores especialistas y yo salía y me incorporaba al carril. No soy un gran conductor, pero ellos me dejaron vía libre".

Ansari coincide, asegurando que las capacidades de Eisenberg detrás del volante no se acercan a las de Mario Andretti ni por asomo. "Pues sí, realmente dejaron que Jesse condujera un coche de verdad, nada de pantalla verde, y yo iba sentado a su lado. Al final grité bastante, no sólo como mi personaje Chet, también era yo el que gritaba" asegura Ansari.

Eisenberg no lo hizo nada mal. De hecho, se defendió bastante bien, según el coordinador de escenas peligrosas Rick LeFevour, que es la persona responsable de planificar y ejecutar las secuencias de acción. "Tiene un pie de plomo, ¡cómo pisaba! Tuve que aguantarlo un poco" afirma LeFevour. "Le dije que se incorporara a cierta velocidad y creo que se lo estaba pasando bien, se sintió seguro y pisó el pedal con el pie derecho hasta el fondo. Ha aprendido enseguida. Se vino conmigo a conducir durante unos tres o cuatro días, justo antes de empezar el rodaje, para que se acostumbrara al Mustang 5.0 que lleva al principio de la película, y al final lo he visto derrapando con el vehículo en ángulos de 90 grados y quemando ruedas al tomar las curvas".

Respecto a la persecución en el Datsun 280Z, explica LeFevour: "Conseguimos un montón de planos cortos muy buenos".

La meta principal de la secuencia era hacer una auténtica y emocionante secuencia de acción sin olvidar que 30 minutos o menos es una comedia de acción. "Está claro que la persecución cuenta con elementos cómicos, no es una persecución más que no presente ninguna novedad" aclara LeFevour. "Por ejemplo, al recorrer las calles para definir el recorrido donde rodaríamos, si encontrábamos algún cambio de dirección o algún parque lo reflejábamos en el diálogo para aportar un toque más".

Otra aportación cómica fueron los vehículos. "Ruben podía haber elegido vehículos nuevos pero eligió al Datsun 280Z y el Mustang 5.0, probablemente el Mustang más feo que se haya fabricado jamás", apunta LeFevour. "En vez de llevar un coche atractivo y de diseño, lleva una especie de caja que no se sabe bien si es un coche deportivo o más funcional. ¿El mayor reto? Que los coches eran antiguos; no podíamos apagarles el motor durante la persecución. Fue un reto, pero lo pasamos de maravilla".

A la hora de rodar la escena culminante, LeFevour y su equipo, y los actores, pudieron jugar con fuego, cortesía del lanzallamas que lleva Travis (Nick Swardson). El primer paso y el más importante era, evidentemente, hallar la forma de poner un lanzallamas en las manos del actor de forma segura. "He visto algunas lanzallamas que desprenden tanto calor que me preocupaba que los actores tuvieran que manipularla" explica LeFevour. "Pero el aparejo que diseñó era lo más seguro posible y además potenció su interpretación. Cuando un actor siente el calor, el poder, que tiene en sus manos, se crean escenas realmente graciosas. Ruben nos dio una base, una plantilla de la que partir, y nosotros le dimos la mayor cantidad de fuego que garantizara condiciones seguras para los actores. Al final todos los actores juegan con fuego y todos lo hicieron estupendamente".