En Argentina mueren más de ocho mil personas cada año en accidentes de tráfico. La media diaria es de veintidós decesos. Hay más de ciento veinte mil heridos anuales. Solo en la década pasada hubo cien mil muertes. Los millones de pesos que cada víctima representa en cuanto a gastos médicos y legales generan un enorme mercado, apoyado por las compañías de seguros y la debilidad de la ley. Con cada tragedia, la industria se pone en marcha.
Sosa es un abogado especializado en accidentes de tráfico y está a punto de recuperar su licencia. Se mueve por las salas de urgencias de los hospitales públicos y por las funerarias de los suburbios de Buenos Aires a la caza y captura de posibles clientes. Actualmente trabaja para una fundación que supuestamente ayuda a las víctimas, pero en realidad se trata de la tapadera de un bufete dedicado a actividades sospechosas. Sosa consigue el cliente, los testigos, las pruebas, llega a tratos con la policía, los jueces y las compañías de seguros.
Luján es una joven doctora recién llegada de provincias que se gana la vida con varios trabajos: en ambulancias, ambulatorios y urgencias. Está sola; el pluriempleo apenas le deja tiempo para dormir, e intenta hacerse un hueco en una ciudad desconocida.
La historia de amor empieza la noche en que Luján y Sosa se conocen en la calle. Ella intenta salvarle la vida a un hombre; él intenta conseguir un cliente. A partir de entonces, sus caminos se cruzan constantemente, y juntos intentarán cambiar el rumbo de sus vidas. Pero el turbulento pasado de Sosa reaparecerá de forma inesperada.