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  Campanilla y el gran rescate  (Tinker Bell and the great fairy rescue)
  Dirigida por Bradley Raymond
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Cuando Campanilla es descubierta por una pequeña niña, sus hadas amigas se embarcan en una arriesgada travesía para rescatarla.

Durante su estancia de verano en Tierra Firme, Campanilla es descubierta accidentalmente mientras investiga la pequeña casa de hadas que una niña había hecho con sus propias manos. Mientras el resto de las hadas -con la insolente Vidia a la cabeza- organiza un gran operativo de rescate en medio de una feroz tormenta, Campanilla forja una amistad muy especial con la pequeña y solitaria niña. Decidida a reparar la relación entre la pequeña y su padre ausente, Campanilla rechaza el rescate de las hadas para ayudar a su nueva amiga humana, poniendo en riesgo su propia seguridad y el futuro de todas las hadas.


Sinopsis extendida
Alrededor de 1880, en un día de verano, un niño inglés se adentra en lo más profundo del bosque para hacer dibujos de la naturaleza. De repente, ¡ve una pequeña hada! La criatura se esconde, pero finalmente se anima a salir a la luz cuando el niño la convence dulcemente. El pequeño y el hada se tocan las manos, haciendo que éste se tambalee y que ella regrese rápidamente a su escondite. Lleno de entusiasmo, el niño vuelve a su aldea y le cuenta a un amigo acerca de su descubrimiento.

La noticia circula rápido por la aldea y, al atardecer, decenas de cazadores de hadas acuden al bosque. El niño intenta detenerlos, pero – en medio del tumulto – deja caer su farol y desata un incendio que destruye el lugar. Las hadas huyen de allí para nunca regresar.

La mañana siguiente, la gente del pueblo observa los restos del bosque y culpan al pequeño de su destrucción. El padre del niño se enfada con él por haber dicho que vio algo imposible y le recuerda: “¡Las hadas no existen!”

Veinte años más tarde, el bosque se ha recuperado y las hadas están de regreso para llevar el verano a Tierra Firme. Mientras que las hadas se instalan, CAMPANILLA explora una casa que parece estar abandonada, en busca de objetos perdidos. Al encontrarla, VIDIA amenaza con contarles a todos que Campanilla ha roto la regla más importante del campamento de verano: acercarse a los seres humanos. El hecho de que Campanilla no considere riesgosa su conducta enfurece a Vidia, quien cree que la imprudencia de Campanilla pondrá en riesgo a todas las hadas.

Cuando Campanilla y Vidia regresan al campamento, un padre y su pequeña hija arriban a la casa vacía. La pequeña LIZZY, de 8 años, está fascinada con el paisaje campestre, y le suplica a su padre que se una a ella en una fiesta de té al aire libre. Sobrepasado por su trabajo como científico, el DR. GRIFFITHS se niega sin prestarle demasiada atención. Lizzy, entonces, anuncia su propio proyecto: un “hogar de hadas” casero, fabricado con mucha creatividad a partir de retazos encontrados por la casa. Mientras Lizzy se dirige a instalar su hogar en un descampado cercano, Dr. Griffiths le recuerda que no debe creer en cosas que no puede ver.

Esa noche, en el campamento de las hadas, el Ministro del Verano se muestra tan preocupado como Vidia por la imprudencia de Campanilla, recordándoles a todos que los humanos son peligrosos y que Campanilla debe mantenerse lejos de ellos. Al final, el Ministro simplemente le hace una advertencia a Campanilla, confirmando la creencia de Vidia de que Campanilla siempre se sale con la suya.

Mientras tanto, el Dr. Griffiths trabaja hasta tarde en su oficina. Lizzy se dirige sola a su cama, sabiendo que su padre está demasiado ocupado como para leerle un cuento antes de dormir.

A la mañana siguiente, mientras Campanilla busca objetos perdidos en la pradera junto a su ratón amigo llamado QUESO, descubre el hogar de hadas de Lizzy. Siempre curiosa, Campanilla ingresa para investigar. Rápidamente aparece Vidia, recordándole la regla de oro de la Ministra. Campanilla desestima la advertencia de Vidia, demostrándole que ese lugar es demasiado pequeño para los humanos y que parece ser perfectamente seguro. Enfadada, Vidia golpea fuertemente la puerta del hogar y deja a Campanilla encerrada adentro. Distraída por el entorno tan fascinante, Campanilla le presta poca atención a Vidia. De repente, ve que Lizzy se acerca e intenta abrir la puerta de la casa con desesperación, pero el pasador está roto. Vidia y Queso logran esconderse a último momento. Campanilla no logra hacer lo mismo. Lizzy mira hacia el interior de la casa y descubre... ¡a Campanilla!

Lizzy recoge a la pequeña casa en sus manos y corre hacia su propio hogar. Se dirige a la oficina de su padre, ansiosa por compartir el gran descubrimiento con él, pero advierte que su padre entomólogo ha pegado mariposas en las paredes. Con temor a que haga lo mismo con su hada, Lizzy cambia de idea y decide mantenerse en silencio.

Arriba, en la privacidad de su cuarto, Lizzy intenta comunicarse con el hada, pero las palabras de Campanilla suenan como pequeños cascabeles a los oídos humanos. Lizzy le asegura a Campanilla que se divertirán mucho juntas, pero ella está tan asustada por el encierro que no se convence. El Sr. Twitches, el gato de Lizzy, observa a Campanilla de manera amenazante.

Mientras Campanilla se esfuerza por orientarse en su encierro, Vidia regresa rápidamente al campamento para pedir ayuda. Llega justo antes de que se desate una feroz tormenta de verano. En el campamento, Vidia advierte que Queso ya les ha contado a todos acerca del problema de Campanilla y que el Ministro del Verano se ha ido a inspeccionar otros campamentos. Cuando Vidia reconoce que Campanilla quedó encerrada por su culpa, las otras hadas – especialmente Rosetta – se enfadan mucho. Temiendo que la captura de Campanilla termine trágicamente, Vidia organiza rápidamente un equipo de rescate y le ordena al grupo que construya un bote. Si no pueden volar bajo la lluvia, navegarán hasta la casa humana. Al zarpar el bote, Clank y Bobble quedan accidentalmente fuera.

Mientras tanto, en la habitación de Lizzy, la solitaria niña comparte sus secretos con Campanilla. Lizzy ha encontrado una compañera de juego perfecta y hace su mayor esfuerzo por conquistar a Campanilla. La invita a una fiesta de té, le presta los vestidos de sus muñecas, y hasta le ofrece su casa de muñecas. Por primera vez, Campanilla conoce cómo se siente ser humano y lentamente entabla una profunda amistad con la dulce niña.

El resto de las hadas, en tanto, se enfrentan a la gran tormenta para llegar a rescatar a Campanilla, desplegando sus respectivos talentos y colaborando en equipo para sortear los obstáculos que surgen en el camino. A bordo del pequeño bote, la calle mojada es un agitado río. En medio de una discusión entre Vidia y Rosetta, el bote cae por una peligrosa cascada y se rompe contra las rocas. Agradecida, Fawn es rescatada por Vidia. A pie, las hadas – junto a una Rosetta un poco reacia – aceptan seguir a Vidia bajo la tormenta.

Obligado a regresar por la tormenta, el Ministro llega al campamento y se entera acerca del problema de Campanilla de boca de Clank y Bobble. Él parece tener su propio plan para salvar a Campanilla. Mientras tanto, Vidia encabeza la expedición de las hadas, atravesando una carretera embarrada hasta llegar a la casa humana. A mitad de camino, justo cuando se acerca un auto, Rosetta queda atascada y Vidia arriesga su vida para salvarla. El resto de las hadas queda impresionado con el acto heroico de su compañera.

En la casa de los humanos, Lizzy y su padre se sientan a almorzar. Ocupado con su trabajo, el Dr. Griffiths no advierte que su hija tiene una pequeña amiga sentada a la mesa con ella. Lizzy intenta hablar del tema de las hadas, pero su padre lo evita. Cuando llega un telegrama anunciando que la fecha de entrega de su proyecto se ha adelantado para esa misma noche, el Dr. Griffiths se concentra aún más en su trabajo. Le pide a Lizzy que juegue en silencio y lo deje a solas por el resto del día. Campanilla observa callada el creciente distanciamiento entre padre e hija.

Mientras las hadas continúan su marcha bajo la tormenta, las disculpas de Rosetta por haberse enfadado con Vidia derivan en una conversación reveladora, en la que Vidia admite su sufrimiento por quedar siempre marginada. Juntas, las hadas terminan comprendiendo la importancia que tienen las actitudes y los pequeños gestos a la hora de la amistad.

En su habitación, Lizzy le confiesa a Campanilla que su deseo más grande es ser un hada, al igual que su nueva mejor amiga. Campanilla, entonces, le arroja polvillo de hada y la pequeña inmediatamente levanta vuelo. Mientras Campanilla le enseña a su amiga sobre el arte de volar, Lizzy ríe y se divierte, golpeándose contra las paredes y el techo, y volteando libros y juguetes.

Las hadas ingresan a la casa humana a través de la cocina y rápidamente son atacadas por Twitches. Sin poder volar con sus alas empapadas, hacen su mayor esfuerzo por escapar del gato. Mientras Vidia corre hacia arriba para buscar a Campanilla, Fawn utiliza su talento para los animales, en un vano intento de hacer entrar en razón a Twitches.

En la planta baja, el Dr. Griffiths intenta concentrarse en su trabajo, pero no logra ignorar el ruido que está haciendo Lizzy en su habitación. Un fuerte golpe hace que el Dr. Griffiths derrame su tinta, arruinando su ilustración científica. Frustrado, se dirige a la habitación de Lizzy.

Allí, el Dr. Griffiths se enfrenta a su hija. Sin poder contener su entusiasmo, la pequeña le cuenta que ha estado “volando”. La confesión enfurece al Dr. Griffiths, pero Lizzy insiste en que las hadas son reales. Para demostrarlo, decide mostrarle a Campanilla, pero se detiene a último momento.

Justo en ese instante, aparece Vidia junto a Campanilla. Vidia está ansiosa por escapar, pero Campanilla se niega a abandonar la casa hasta reparar la relación entre Lizzy y su padre. Para ayudar a la pequeña, Campanilla se deja ver ante el Dr. Griffiths, quien se muestra asombrado y entusiasmado. La reacción convence a Campanilla de que los seres humanos no son realmente peligrosos. Justo en ese momento, Vidia mueve a Campanilla a un costado y el Dr. Griffiths termina capturando a la primera en un frasco.

Lizzy queda horrorizada. Le suplica a su padre que libere al hada, pero no consigue detenerlo. Para el Dr. Griffiths, las hadas son el gran descubrimiento del siglo que le permitirá dejar su marca en la historia de la ciencia. Dr. Griffiths corre a su auto y se dirige a Londres.

Al encontrarse con el resto de las hadas en la cocina (a bordo de Twitches), Campanilla les explica rápidamente que deben detener al Dr. Twitches, antes de que exhiba a Vidia y demuestre la existencia de las hadas. Esa confirmación podría derivar en una tragedia aún mayor a la que sucedió 20 años atrás. Desesperadas por armar un plan de acción, las hadas recurren nuevamente al Ministro del Verano, quien se ha unido a ellas junto a Clank y Bobble. Él tiene un plan para detener al Dr. Griffiths, pero primero debe encontrarlo... y la lluvia no tiene intenciones de detenerse. Campanilla sonríe y mira a Lizzy.

Las hadas reúnen su polvillo de hada y lo arrojan sobre Lizzy. Utilizándola para bloquear la lluvia, se ubican en los bolsillos de la pequeña y vuelan hasta encontrar al Dr. Griffiths.

Mientras el Dr. Griffiths se dirige al Museo Británico, Vidia se esfuerza por escapar del frasco. Detrás de ellos, Lizzy atraviesa la campiña y se acerca a Londres. Lizzy y las hadas llegan justo cuando el Dr. Griffiths está subiendo los escalones del museo. Campanilla intenta bloquearle el paso, mientras Lizzy hace un esfuerzo por convencerlo de que no avance con su decisión. De repente, el Ministro del Verano se ubica frente al Dr. Griffiths y extiende su mano. Él se muestra sorprendido por su presencia. Se tocan, y el Dr. Griffiths se ve transportado automáticamente al encuentro inicial entre ellos, cuando era un pequeño niño dibujando en el bosque.

A pesar de que el Ministro insiste en que el doctor libere a Vidia, él se resiste a dejar pasar esta única oportunidad para ser reconocido. Lizzy toma su mano y le recuerda lo que su fallecida madre repetía siempre: lo que otros piensan no es tan importante como lo que la propia familia piensa. El Dr. Griffiths sonríe y se une a Lizzy en la liberación de Vidia.

De regreso en el campamento de verano, cuentan con entusiasmo la gran historia del rescate. Campanilla y Vidia, sin embargo, no se unen en el jolgorio. Se han ido junto a Lizzy y el Dr. Griffiths a festejar en la pradera con una gran fiesta de té.